GUÍA DE CHICAS

CLUB DEL ENTRETENIMIENTO:

-Akaza Akari: Nuestra querida protagonista. Tercer año.

-Yoshikawa Chinatsu: Nuestra linda yandere. Tercer año.

-Segawa Hikari: Cabello marrón ondulado hasta los hombros. Ojos marrón claro. Primer año.

-Aoyama Kokoro: Pelo negro liso hasta un poco más abajo de los hombros. Ojos azules con un tono parecido al del pelo de Himawari. Primer año.

CONSEJO ESTUDIANTIL:

-Furutani Himawari: Presidenta del consejo. Tercer año.

-Hideki Nanami: Vicepresidenta del consejo. Cabello azul claro, liso, hasta la cintura. Ojos verde claros. Segundo año.

-Umeki Tsubasa: Una chica que va a la misma clase que Nanami. Segundo año.

-Hiroki Hotaru: Cabello marrón claro, liso, hasta un palmo más abajo de los hombros. Es amiga de Himawari, Sakurako, Akari y Chinatsu. Sabe que existen Yui, Kyouko, Ayano y Chitose, pero nunca las ha visto. Primer año.

-Miyamoto Yukiko: Amiga de Hotaru, que va a su misma clase. Primer año.

OTRAS:

-Ohmuro Sakurako: Quedó fuera del consejo al conseguir Himawari la presidencia de este. Tercer año.


Akari, Chinatsu, Hikari y Kokoro estaban jugando a cartas en la sala del Club del Entretenimiento. Mientras jugaban llamaron a la puerta, que un segundo después se abrió, revelando a Nanami, bastante seria.

–¡Hideki-senpai! – Se sorprendió Kokoro. – ¿Qué te trae por aquí?

–Quiero que abandonéis esta sala inmediatamente. – Dijo secamente.

Esto sorprendió a todas. Chinatsu habló.

–¿Por qué? ¿Está en mal estado y hay peligro de que se caiga o algo?

–No me habéis entendido. – Siguió Nanami. – Quiero decir que quiero que abandonéis esta sala para siempre.

–¡¿Qué?! – Exclamaron todas.

–¿Po-Por qué? – Preguntó Akari sorprendida.

–Estáis ocupando la sala del Club del Té ilegalmente.

Chinatsu le contestó.

–Ah, no es ilegalmente, la presidenta del consejo estudiantil nos da permiso.

–Su permiso no tiene validez en este caso. – Dijo, dejándolas a todas perplejas. – Furutani-senpai es amiga vuestra, por lo que tiene un conflicto de intereses. Por lo tanto está incapacitada para tomar esa decisión.

Todas las chicas parpadearon un par de veces, sorprendidas.

–¿Pero qué te has fumado? – Preguntó Kokoro.

Ese comentario molestó mucho a Nanami.

–¡Tú! ¡Ten un poco de respeto! ¡Soy tu senpai!

–L-Lo siento… – Dijo Kokoro algo acobardada.

Akari intentó calmar el ambiente.

–Por favor, calmémonos todas un poco. Esto que dices no tiene sentido, Hideki-san.

–Claro que lo tiene. Furutani-senpai es amiga vuestra, no hará nada que os perjudique. No está capacitada para tomar decisiones que os afecten.

Chinatsu intervino.

–Eso no puedes decidirlo tú sola. Eso debería votarlo el consejo estudiantil por unanimidad. No puedes decidir tú sola que la presidenta no está capacitada para eso.

Tras unos segundos, Nanami volvió a hablar.

–Si ese es el problema, no te preocupes, que haré que las demás lo vean. E independientemente de eso, este club no está realizando ninguna actividad que se enmarque dentro de las normas de la escuela.

–¿Cómo que no? – Se quejó Chinatsu. – Preparamos té. El Club de la Ceremonia del Té está permitido.

–¿Que estáis preparando té? Yo veo que estáis jugando.

Hikari habló.

–A… A lo mejor no nos crees, pero estamos solo haciendo un descanso. No podemos estar preparando té todo el rato. De vez en cuando debemos parar un rato para descansar. Has entrado en uno de esos momentos, pero normalmente hacemos té la mayoría del tiempo…

–Tienes razón, no te creo. E independientemente de eso, no reunís los miembros mínimos para reabrir el Club del Té. Deberías ser 5, y sois 4, así que aunque os creyera, no tenéis derecho a usar esta sala, así que fuera de aquí. – Dijo señalando la puerta.

Se produjeron unos segundos de silencio. Ninguna de las chicas sabía qué decir. Tras un rato, Chinatsu, algo triste, habló.

–No… No puedes echarnos…

–Claro que puedo.

–No, no puedes. – Dijo Akari con una seriedad poco habitual en ella. – Es la presidenta del consejo estudiantil la que puede hacer eso. Además, no estamos haciendo nada malo. Como tú misma dices, se necesitan 5 miembros para reabrir el Club del Té. Actualmente no los hay, por lo que esta sala quedaría vacía. Sería un espacio desaprovechado inútilmente. No hacemos ningún mal al ocupar este espacio.

–Este espacio es únicamente para que lo use el Club del Té. No se puede utilizar para otros fines. Si no podéis reabrir el Club del Té debéis iros de aquí. Si queréis reuniros podéis hacerlo en otro sitio fuera de la escuela.

Chinatsu volvió a hablar.

–Pero es una estupidez dejar este sitio abandonado solo porque lo dicen las normas, ¿es que no lo ves?

–Las normas están para cumplirlas.

–¿Incluso si son estúpidas?

–No sois vosotras quienes debéis decidir eso. Y ahora iros de aquí.

–No. – Dijo Akari seria, haciendo que todas la miraran. – Lo que nos has dicho no es motivo suficiente para echarnos, así que no nos iremos.

Chinatsu, Hikari y Kokoro miraban a Akari sorprendidas, y Nanami igual de seria que ella.

–Con que esas tenemos. He intentado ser amable, pero veo que no atendéis a razones. Pues muy bien, voy a conseguir que el consejo estudiantil os cierre el club. Y tú, Akaza-senpai, que lo de ser la segunda chica más guapa de la escuela no se te suba a la cabeza. No creas que por eso eres mejor que las demás. Aún me acuerdo que en el curso pasado tenías tan poca presencia que la mayoría ni siquiera sabían que existías.

Eso impactó profundamente en Akari. Chinatsu la defendió.

–¡Oye, no te pases!

–¿Me dirás que no es cierto? – Chinatsu quería contradecirla, pero sabía que Nanami tenía razón. – No destacabas en nada, Akaza-senpai, ni sacabas buenas notas, ni eras buena en educación física, ni en música, ni en cocina, ni en nada. Si fueras la peor de la clase aún hubieras podido destacar por eso, pero no, porque estabas dentro de la media, por lo que no destacabas ni por encima ni por debajo. De hecho se podría decir que destacabas precisamente por tu falta de presencia, lo cual es absurdo. Lo de ser tan guapa ha sido lo que te ha salvado. De no ser por eso seguirías siendo igual de ignorada que antes, así que no te creas especial por eso.

Dicho eso, Nanami se fue de allí tranquilamente, dejando conmocionada a Akari, que consiguió aguantar llorar por muy poco. Aquello la había afectado mucho, y Chinatsu estaba molesta de que Nanami le hubiera hablado de esa forma. Por su parte, Hikari y Kokoro estaban sorprendidas. Chinatsu, miró a Akari algo preocupada.

–Akari-chan, ¿estás bien? – Preguntó poniéndole una mano en el hombro.

Akari asintió.

–Esa chica es una borde, ¿cómo se atreve a hablarte así? – Dijo Hikari molesta.

Kokoro asintió.

–Sí. No dejes que te afecte, senpai.

Akari volvió a asentir.

–Gracias, chicas. – Akari mostró una mirada de determinación. – No voy a permitir que cierren el club.

Eso alegró a las otras tres chicas.

–¡Muy bien! ¡Así se habla senpai! – Exclamó Hikari.

–Vamos a luchar hasta las últimas consecuencias para proteger este club.

–¡Sí! – Gritaron todas.

Yuru Yuri: La nueva generación

De visita en casa de Hotaru

Después de darse ánimos mutuamente, Chinatsu ayudó a Kokoro y Hikari a preparar té, dándoles consejos sobre cómo quedaría más bueno. Después de haber hecho el té y bebérselo entre todas, decidieron que era mejor marcharse por hoy. En la salida, Kokoro y Chinatsu se despidieron de Akari y Hikari, ya que las primeras tenían asuntos familiares que atender. En ese momento llegó Himawari, acompañada de Hotaru.

–¡Akari-senpai! – La llamó alegremente Hotaru.

–Ah, Hotaru-chan, hola. Hikari-chan, te presento a Hotaru-chan. Es amiga mía y de Chinatsu-chan, y también de Himawari-chan y Sakurako-chan.

Hotaru saludó.

–Encantada de conocerte. – Dijo con una expresión increíblemente adorable, pareciendo que su alrededor resplandeciera.

–Aaah… Qué adorable… – Dijo Hikari, que quedó embelesada con la lindura de Hotaru. – Me dan ganas de abrazarte.

–Adelante, puedes hacerlo si quieres.

Hikari no pudo resistirse y abrazó a la chica con fuerza, frotándole rápidamente el cabello.

–¡Aaah, qué linda eres!

–Hi-Hikari-chan… N-No puedo… Respirar…

–Ah, l-lo siento. – Dijo soltándola. – Es que no me he podido contener. – Dijo frotándose la cabeza.

–Hotaru-chan es realmente adorable. – Dijo Akari.

Himawari habló.

–Akaza-san, ahora íbamos a casa de Hotaru-chan a jugar. ¿Quieres venir?

La pelirrosa asintió.

–Hotaru-chan, ¿puede venir también Hikari-chan?

–Por supuesto. – Dijo Hotaru. – ¿Te apetecería ir? – Le preguntó a Hikari.

–¿P-Puedo? – Preguntó Hikari.

–¡Claro que puedes! – Respondió Hotaru con una gran sonrisa. – Cuantas más seamos mejor lo pasaremos. – Dijo de forma adorable, volviendo a aparecer que su alrededor brillara.

Hikari no se pudo contener y de nuevo la abrazó con fuerza.

–¡Claro que voy! – Exclamó muy feliz.

A Akari y Himawari les salió una gota de sudor por la reacción de Hikari, pero aun así estaban sonrientes.


Casa de Hotaru

La casa de Hotaru no era ni muy grande ni muy pequeña, siendo de un tamaño bastante parecida a la de Himawari y Sakurako, lo cuál era lógico, ya que las tres estaban una al lado de otra. Hotaru las acompañó hasta la sala.

–Esperad aquí, voy a traer algo de zumo.

Las demás asintieron y se sentaron cada una en un lado de la mesa que había en medio de la sala. Hikari se fijó en que los cojines que había a cada lado de la mesa eran cada uno de un color diferente, además de que las paredes estaban pintadas de color naranja claro, tirando a amarillo, y que había varios peluches en los rincones de la sala.

–A Hotaru le gustan mucho los peluches y los colores vivos, ¿verdad?

Akari asintió.

–Sí, cuando se mudaron aquí, sus padres pintaron la casa de colores por ella. Y también hay peluches por varios lugares de la casa, que también son de colores vivos, como puedes ver.

Eso solo hacía que Hotaru pareciese más adorable a ojos de Hikari.

–Perdonad por la espera. – Dijo Hotaru trayendo consigo una bandeja con cuatro zumos. – Aquí tenéis.

–Gracias. – Respondieron las demás, y bebieron un poco de sus tazas.

–Ah… Qué bueno… – Dijo Akari.

Hikari asintió.

–Es delicioso.

–Te ha salido muy bien, Hotaru-chan. Felicidades.

Eso sorprendió a Hikari.

–¿Eh? ¿Lo has hecho tú?

Hotaru asintió.

–Mi mamá tiene un pequeño huerto donde cultiva algunas frutas. Yo también la ayudo y las exprimo yo misma. Me alegro mucho de que os gusten. – Dijo con una gran sonrisa.

–Aaah… ¿Cómo puede ser tan adorable? – Hikari tenía ganas de abrazarla otra vez.

–Vamos, Hikari-chan, me harás poner roja… – Dijo Hotaru algo avergonzada pero feliz. – Ne, ¿jugamos a algo?

Akari asintió.

–¿A qué quieres jugar?

–No sé, hay varios juegos que me gustan. Por ejemplo hacer mímica y que los demás tengan que adivinar qué es, o contar algo y que tengan que adivinar si es cierto o falso, o dibujar algo y que los demás tengan que adivinar qué es…

–Veo que todos tienen en común que los demás tienen que adivinar algo. – Observó Hikari.

–Vaya, es cierto, no me había dado cuenta. – Dijo Hotaru algo sorprendida, aunque no pareció afectarle mucho eso. – Entonces, ¿queréis jugar a alguno?

–Claro. – Dijo Akari.

Las demás asintieron.

–Bien, ¿jugamos por parejas? – Preguntó Hotaru. – ¡Yo voy con Himawari-chan! – Exclamó feliz lanzándose hacia ella y abrazándola sin dar tiempo a nadie a responder a su pregunta.

Tras la sorpresa de que Hotaru abrazara tan repentinamente y con tanto entusiasmo a Himawari, y con un poco de envidia porque también quería que la abrazara a ella así, Hikari habló.

–Bueno, entonces supongo que no me queda más remedio que ir con Akari-senpai.

Ese comentario le dolió a Akari.

–¡Hikari-chan, eso es muy cruel! ¡¿Es que no quieres ir conmigo?!

Hikari, al darse cuenta de la forma en lo que había dicho aquello, se asustó pensando en que tal vez Akari se enfadaría con ella, por lo que se disculpó inmediatamente.

–¡L-Lo s-siento mucho, Akari-senpai! ¡No quería decirlo de esta forma! ¡No es que no quiera ir contigo, para nada! ¡Es so-solo que como Hotaru-chan ya había decidido ir con Himawari-senpai solo quedabas tú! ¡N-No lo dije con mala intención, de verdad, senpai, lo siento! ¡N-No creas que no quiera ir contigo, por favor, y tampoco tiene nada que ver con lo de tu falta de presencia, no es así! – Hotaru se extrañó al oír eso, y Himawari se sorprendió de que Hikari lo supiera. – Po-Por favor, senpai, perdóname.

Hikari estaba muy nerviosa. Se había dado cuenta que se había equivocado en cómo había dicho aquello, y estaba muy nerviosa por si su amistad con Akari se veía afectada por aquello.

–Está bien, Hikari-chan, ya es suficiente, no hace falta que te disculpes tanto. Ya he entendido que no querías decirlo así. – Dijo Akari con una pequeña sonrisa y una gotita de sudor por ver que Hikari se estaba disculpando tanto.

–¿De… ¿De verdad no estás enfadada?

Akari negó con la cabeza.

–Para nada. Pensaba que habías dicho eso porque no querías ir conmigo, pero ya me has explicado que no querías decir eso, así que no estoy enfadada.

Hikari poco a poco se iba calmando. Pensar que habría podido hacer que su amistad con Akari se hubiera visto afectada solo por un malentendido la había asustado bastante.

–Me… Me alegro… Qué alivio.

Himawari decidió preguntar.

–Oye, Hikari-chan, ¿cómo sabes eso de la falta de presencia de Akaza-san?

–Ah, eso… Esta tarde vino Hideki-senpai y mencionó eso…

–¿Hideki-san? – Se extrañó Himawari. – ¿Qué quería?

Akari y Hikari se miraron por unos segundos. Después la pelirrosa habló.

–Dijo que quería cerrarnos el club.

–¡¿Qué?! – Eso sorprendió mucho a Himawari.

Hikari siguió.

–Dijo que estamos ocupando la sala del Club del Té ilegalmente, por lo que tenemos que abandonar la sala.

Himawari se quedó unos segundos sin saber qué decir. No daba crédito.

–¿Pe… ¡¿Pero de qué va?! ¡Ya le dije ayer que no os cerraría el club!

Eso llamó la atención de las chicas.

–¿Eh? ¿Hablasteis de eso?

–Sí. – Dijo Himawari seria, pues estaba algo molesta. – Ayer, cuando se dio cuenta de que existía el Club del Entretenimiento, me dijo que quería cerrar este club porque no hace nada productivo. Le dije varias veces que no os cerraría el club, pero ella siguió insistiendo. Se me hizo muy pesada, la verdad. Le dejé claro que no os lo cerraría, y aun así ella ha ido directamente a vosotras a deciros que abandonéis el club. Ha desobedecido lo que le dije, estoy muy enfadada con ella. Mañana le voy a dejar las cosas claras. La presidenta del consejo soy yo, y ella no tiene derecho a desobedecerme de esta forma.

–Esto… – Empezó a decir Hikari. – De hecho… Ella dijo que tú no tenías legitimidad en este asunto.

Eso sorprendió aún más a Himawari.

–¡¿Qué?!

–Dijo… Que como eres amiga de Akari-senpai y Chinatsu-senpai tienes un conflicto de intereses, por lo que estás incapacitada para tomar decisiones sobre esto.

Himawari estaba con la boca abierta. No podía creerse que Nanami hubiera dicho realmente eso. Pensaba que tal vez Hikari estaba exagerando un poco, así que le preguntó a Akari, sabiendo que ella sería incapaz de mentir.

–Akaza-san, ¿es esto cierto?

Con la mirada algo triste, Akari asintió.

–Sí… Dijo eso mismo.

Himawari estaba tan sorprendida que era incapaz de hacer nada. Tras unos segundos, una vez superada la sorpresa, Himawari se enfadó mucho.

–¡¿Pero de qué va?! ¡Yo soy la presidenta del consejo estudiantil! ¡¿Cómo se atreve a desautorizarme de esta forma!

Hotaru se asustó un poco al ver a Himawari tan enfadada.

–Hi-Himawari-chan, por favor, cálmate…

–¡Estoy muy enfadada! ¡Mañana le voy a dejar las cosas bien claras! ¡¿Quién se ha creído que es esa chica?!

Las otras tres chicas estaban algo asustadas de ver a Himawari tan enfadada. Nunca la habían visto así. Hotaru volvió a hablarle.

–H-Himawari-chan, tranquilízate, por favor… Me estás asustando un poco…

Himawari respiró hondo un par de veces para calmarse.

–Sí… Lo siento, es que eso me ha molestado mucho.

Hotaru decidió preguntar a Akari algo que no le quedó claro.

–Akari-senpai, ¿qué es eso que dijo Hideki-senpai que estáis utilizando la sala del Club del Té ilegalmente?

–Ah, bueno… Es que el Club del Té se disolvió hace años por falta de miembros, por lo que la sala quedó vacía, así que nosotras la utilizamos.

Eso sorprendió un poco a Hotaru.

–Pero… ¿Eso está permitido? O sea, es la sala de otro club.

Himawari contestó.

–La sala está vacía. Nadie la ha reclamado, así que no hay ningún problema. Aunque no la utilizaran, nadie más lo haría, simplemente quedaría vacía, así que no le están quitando el sitio a nadie. No hay nada de malo.

–Bueno… Supongo que tienes razón… – Dijo Hotaru, aunque no se veía muy convencida.

Hikari decidió romper la tensión.

–Bueno, ¿y si dejamos de hablar de esto y nos ponemos a jugar ya?

Las demás asintieron, un poco más alegres, pues no querían seguir hablando de ello.


Las chicas estuvieron jugando a los juegos que propuso Hotaru y alguno más hasta que llegó la hora de irse.

–Vaya, es bastante tarde. – Dijo Akari mirando el reloj. – Deberíamos irnos ya.

–Vaya, qué pena. – Dijo Hotaru.

–Sí… – Añadió Hikari algo triste, pues quería pasar más tiempo con Hotaru. – Pero bueno, nos veremos mañana en la escuela.

Hotaru asintió.

–Bueno, hasta mañana, Hotaru-chan. – Se despidió Himawari.

–Ah, Himawari-chan, ¿por qué no te quedas a dormir? – Eso llamó la atención de Hikari. – Quédate, por favor, Himawari-chan, quiero dormir contigo.

Hima esbozó una tierna sonrisa.

–Está bien.

–¿P-Pu-Puedo quedarme yo también? – Preguntó Hikari algo nerviosa.

–Ah, lo siento, – dijo Hotaru. – solo tengo una cama.

–¡¿Cama?! – Se sobresaltó Hikari. – ¿Dormiréis en la misma cama?

–Sí. – Asintió Hotaru feliz, inocentemente.

Hikari tenía mucha envidia de Himawari en ese momento.

–Bueno, entonces nos vemos mañana, Hotaru-chan. – Dijo Akari.

–¡Hasta mañana! – Respondió Hotaru con una radiante sonrisa.

Esa sonrisa embobó nuevamente a Hikari. Sentía una gran pena por tener que abandonar a Hotaru, por lo que se quedó parada en el mismo sitio, extrañando a Akari, que ya empezaba a dirigirse a la salida, al ver que no venía con ella

–Hikari-chan, ¿no vienes? – Preguntó la pelirrosa.

–Ah… Sí… – Respondió Hikari desanimada.

–Hasta mañana. – Se despidieron tanto Hima como Hotaru.

–Sí… Hasta mañana…

Tras irse las chicas, la madre de Hotaru apareció.

–Hotaru, la cena estará lista en 20 minutos. Si quieres puedes bañarte mientras tanto.

–¡Haaaaai! – Respondió feliz. Después de dirigió a Himawari. – Himawari-chan, ¿quieres que nos bañemos juntas?

–Está bien. – Respondió Himawari feliz.

Después de bañarse y cenar, las dos chicas se fueron a dormir juntas. Como Himawari ya había venido varias veces y sabía que de vez en cuando se quedaba a dormir, en el armario de Hotaru ya había un par de prendas de su talla.

Himawari se metió en la cama primero, mientras Hotaru apagaba la luz. Después esta se acostó en la cama, al lado de Himawari, con una gran sonrisa. Sin embargo, tras unos segundos, la chica se mostró algo triste.

–Ne, Himawari-chan. ¿Sakurako-chan aún está enfadada contigo?

Himawari también se mostró algo triste.

–Sí…

–No me gusta… Vosotras sois amigas, y también sois amigas mías, no quiero que os enfadéis.

–¿Y qué quieres que haga yo? Es ella la que se enfadó conmigo por quedar segunda. Y no parece que quiera reconciliarse…

–Himawari-chan… – Tras unos segundos, Hotaru tomó una decisión. – Mañana hablaré con ella. – Dijo de forma igual de tranquila que antes. – Quiero hacerle ver que no tiene sentido que esté enfadada contigo por esa tontería. Quiero que volváis a ser amigas.

Himawari le dedicó una tierna sonrisa a Hotaru.

–Gracias, Hotaru-chan. Eres una buena amiga.

Himawari le dio un beso en la frente a Hotaru, lo que hizo que la chica sonriera.

–Buenas noches, Himawari-chan.

–Buenas noches, Hotaru-chan.