Disclaimer: Twilight pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de DaniDarlingxx, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.
Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from DaniDarlingxx, I'm just translating with the permission of the author.
Capítulo beteado por Yanina Barboza
Grupo en Facebook: Tradúceme un Fic
Ochenta y cinco
Alerta de spoiler: nunca le digo a Bella una mierda sobre cómo llegué a conocerla realmente.
No es que la oportunidad no se presente, porque lo hace. Muchas veces. Cuando estamos acostados en su cama, perezosamente trazando patrones en la piel del otro, recuperándonos de otra ronda de hacer el amor, hablando de nuestras vidas. Nuestra historia. Llegar a conocerse de esa manera vulnerable que solo ocurre cuando dos personas tienen verdadera intimidad entre sí; después de que nos hemos despojado de la armadura que mostramos al mundo exterior y nos desnudamos uno ante el otro.
Es solo que... estoy jodidamente asustado. Es algo bueno lo que tenemos aquí, y no puedo joderlo. Nunca sería capaz de vivir conmigo mismo si lo arruino.
Excepto que está ese pensamiento en la parte de atrás de mi cabeza que me dice que ya lo estoy jodiendo al no confesarlo.
Puedo ser tan valiente cuando se trata de cosas lógicas, como trabajo, dinero, responsabilidades. ¿Pero amor? Soy un maldito cobarde cuando se trata de amor.
Puedo contener a mamá durante tres semanas sólidas, aunque cada vez que la veo, ella es la Gran Estación de Fastidio, insistiendo una y otra vez sobre cuándo conocerá a Bella y otras preguntas demasiado personales, incluso cuándo puede esperar nietos de mí.
―Mamá, relájate. Ni siquiera sé si Bella quiere hijos. Ni siquiera hemos soltado la palabra con A todavía; deja de planear nuestro maldito futuro.
―Pero quieres hijos, ¿verdad?
Lo digo con todo el amor y el respeto del mundo, pero que se joda por poner ese pensamiento en mi cabeza.
Porque, sí, ¿pequeñas versiones en miniatura de nosotros caminando con sus ojos y mi cabello? Podría estar de acuerdo con esa mierda.
―No lo sé, mamá. No importa en este momento —respondo en su lugar, porque si tiene alguna pista de que es algo que estoy considerando a futuro, nunca se callará al respecto.
―No te estás haciendo más joven, Edward. ¿Y ella tiene, qué, unos veintitantos años?
―Tiene veinticinco, y ni siquiera hemos estado saliendo por un mes… ¡Papá! Ven por tu esposa, ¿por favor? ―Tengo que gritar porque mi padre está lejos al otro lado del jardín, podando un arbusto que ni siquiera necesita ser podado porque no quiere estar en esta conversación más que yo.
―No se puede hacer, hijo. Sabes que no se le puede detener —grita de vuelta.
―Mira, tendremos una reunión para el cumpleaños de Emmett el próximo fin de semana. ¿Por qué no la traes? ―Mamá me da palmaditas en la rodilla, sonriendo―. Solo quiero conocer a la chica que hace tan feliz a mi hijo. Ya sabes, en caso de que vuelva a empeorar.
―Oh, Jesús, mamá, no puedes jugar la carta del cáncer. Eso ni siquiera es genial —gimo, mis dedos acariciando mi cabello.
―Bueno, esta estúpida enfermedad tiene que ser buena para algo. Tráela.
Quiero decir… realmente no puedo discutir con eso.
―Bien, pero tienes que prometerme que te calmarás con la maldita charla de matrimonio, hijos, felices para siempre.
―Prometo intentarlo.
Lo que significa que no hay oportunidad. Genial.
Genial, genial, genial.
