Disclaimer: Twilight pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de DaniDarlingxx, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.
Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from DaniDarlingxx, I'm just translating with the permission of the author.
Capítulo beteado por Yanina Barboza
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Ochenta y seis
No puedo respirar, no es que tenga ningún deseo de hacerlo. Mi vista es jodidamente perfecta, mirando directamente desde el delgado estómago de Bella hasta la parte inferior de sus tetas que rebotan con la fuerza con la que monta mi cara.
Su cabeza está echada hacia atrás, su cabello largo roza mi pecho mientras ella gime y grita y empapa mi barbilla y mi cuello con lo mucho que ama esto, y agarro sus muslos para empujarla más fuerte contra mí.
Grita cuando se corre, como siempre lo hace. Bueno, siempre excepto cuando mi mano está demasiado apretada alrededor de su garganta para que ella haga algún sonido.
Mi chica es pervertida como la mierda, y hombre, es divertido. Siento que cada vez que estoy con ella, descubro algún nuevo tipo de depravación que me da mucho en qué pensar cuando uno o ambos estamos en el trabajo y no podemos estar juntos.
Es tan liviana, y casi no requiere esfuerzo de mi parte salir debajo de ella, empujar sus hombros hacia abajo en la cama y deslizarme dentro de ella por detrás.
Agarro la parte de atrás de su cuello, forzándola contra el colchón mientras la follo, sus manos frenéticamente tratando de agarrar todo lo que pueden.
Dice algo, pero suena amortiguado, así que uso mi agarre para levantarla un poco y que pueda hablar, mis caderas todavía golpean furiosamente contra su trasero.
―Háblame ―suplica, su voz tensa y desesperada.
―Joder, ¿qué? ―Está tan apretada, se siente tan bien que es difícil concentrarse.
―Háblame. Trátame como si fuera tu puta. Fóllame como si me odiaras.
Es jodidamente deslumbrante cuando está así, tan perdida en el placer y desesperada por más, más, siempre queriendo más. Ser follada más fuerte, abofeteada, azotada, jalada del cabello, cualquier cosa que aumente esta sensación, cualquier cosa que apague este fuego en nuestras barrigas que no parece tener suficiente.
Y como siempre, la complazco. Mi mano agarra su garganta, jalándola hacia atrás, por lo que su cuello y torso tienen que estirarse para acomodarse. Mi otra mano en su cabello, sintiendo su columna curvarse, tan jodidamente deliciosa, que golpeo aún más profundo con cada embestida. De alguna manera.
―¿Quieres ser mi puta, eh? ―No reconozco mi propia voz; es tan profunda y oscura y está llena de una parte de mí que no sabía que tenía.
Bella trata de asentir, pero su posición no lo hace fácil, y sus gritos se reducen a gruñidos animales por falta de aire.
―Toma toda mi puta polla, zorra. Es todo para lo que eres jodidamente buena. Solo un agujero para que lo llene con mi semen.
―Sí, papi, por favor ―se las arregla para jadear, y eso hace algo dentro de mí. Me hace estallar.
Le doy la vuelta, sujetando una pierna debajo de mí y la otra enganchada en mi brazo, doblándola tan cerca contra su torso que cuando me estrello contra ella, la embisto tan profundo que grita.
Agarrando su mandíbula, acercándome a su cara, muerdo sus labios perfectos y aprieto sus mejillas un poco.
―¿Quién es el dueño de este coño? ―gruño.
―Tú, solo tú.
Sus uñas se están clavando en mi espalda, escociendo, mi hueso pélvico golpeando su clítoris mientras la embisto implacablemente. Ni siquiera lo pienso cuando abre la boca para gemir, escupo en ella y casi me corro cuando se ríe y lo lame, mirándome como si le acabara de dar un regalo.
—Muéstrame —demando con los dientes apretados―, muéstrame lo puta que eres por mi polla.
Ella no decepciona, sus paredes se contraen y me obligan a seguirla con nuestras voces recorriendo el edificio sin que nos importe un carajo cómo podemos estar molestando a sus vecinos.
Dejamos de usar condones hace un tiempo. Todo el asunto de "ambos estamos limpios, y ella toma la píldora", haciendo las cosas mucho mejor porque no hay jodidamente nada como derramarse dentro de mi chica sin una barrera.
O salirme y ver mi semen salir de ella.
Me desplomo junto a ella, ambos respiramos con dificultad y tratamos de recomponernos. Eventualmente, usa la toalla de su ducha para limpiarse y luego se da la vuelta para acurrucarse contra mí, y lo agradezco incluso si ambos estamos sudorosos y asquerosos.
Estamos en mi casa esta noche, aunque Bella se queja de que es demasiado austera. La cama funciona igual, y ella con el día libre mañana, tiene sentido estar más cerca de mi trabajo.
―Hm ―suspira, apoyando la barbilla en mi pecho para mirarme―. ¿Ahora qué?
Está bromeando, sé que lo está. Porque una de dos cosas está a punto de suceder. O nos quedamos dormidos en nuestro desastre como los cabrones que somos, o nos levantamos y nos duchamos de nuevo y terminamos follando de nuevo.
―Mi mamá quiere conocerte este fin de semana ―dejo escapar las palabras antes de que pueda detenerlas, mi cerebro demasiado agotado en su dicha postcoital.
Honestamente... ¿qué carajos me pasa?
