Disclaimer: Twilight pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de DaniDarlingxx, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.

Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from DaniDarlingxx, I'm just translating with the permission of the author.

Capítulo beteado por Yanina Barboza

Grupo en Facebook: Tradúceme un Fic


Noventa y dos

BPOV

Cristo, Edward, ¿la idea de tener hijos conmigo es tan mortificante para ti?

Sus ojos me dicen que no se da cuenta de que estoy bromeando, aunque ahora debería hacerlo. Ahora que mi corazón no está latiendo en mi pecho por el pánico, puedo apreciar lo dulce que se ve con sus ojos verdes muy abiertos y vidriosos, su pecho agitado para recuperar el aliento y sus brazos envueltos alrededor de su caja torácica que me preocupé Emmett estuviera a punto de reventar justo en frente de nosotros.

Puede que no sea tan malo cargar al hijo de Edward. Su familia es numerosa, bulliciosa y tan agradable que podría matarme. Mis padres me criaron en un hogar feliz, pero todo se hizo siempre en una escala tan pequeña que siempre me pregunté cómo sería tener una gran familia.

Sin mencionar el ADN candente que lleva esta familia. Todo el mundo es demasiado bonito.

Entonces, sí. Algún día podría estar dispuesta a destrozar este cuerpo asesino para dar a luz al engendro de Edward.

Pero me está mirando como si lo estuviera imaginando en este momento: todo mi cuerpo inflado como un globo, con bolsas debajo de los ojos mientras construyo un ser humano desde cero.

―Para nada ―responde finalmente, un poco melancólico.

Por el rabillo del ojo, veo que Esme se tapa la boca con la mano en estado de shock.

―Despacio, casanova. Acabo de conocer a tu familia; tomémonos un tiempo antes de comenzar a planificar la nuestra.

Cuando todos se ríen, es el momento perfecto para romper esa loca pesadez que se apoderó de él, y corro a su lado, con cuidado de no empujarlo mucho cuando paso mis brazos alrededor de su cuello.

Tendría mi lengua en su garganta si no fuera por los pequeños que nos observan.

En cambio, me inclino para alinear mi boca con su oreja.

―Pero no hay nada que diga que no podemos practicar mucho antes de eso.

Es astuto mientras me agarra el trasero, gruñendo juguetonamente en mi oído.

―Vas a ser mi muerte, lo juro.

―Aparentemente, un malvavisco me ganaría ―bromeo, porque ¿en serio? De todas las cosas para atragantarse, ¿un malvavisco?