Disclaimer: Twilight pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de DaniDarlingxx, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.
Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from DaniDarlingxx, I'm just translating with the permission of the author.
Capítulo beteado por Yanina Barboza
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Noventa y tres
BPOV
―¿A dónde fue tu mamá? ―pregunto, pasando mis manos por el pecho de Edward para descansar mi cabeza en su hombro. Está sentado en el suelo frente a mí entre mis piernas, con los codos apoyados en mis rodillas.
―Probablemente fue a lavar los platos ―suspira. Está somnoliento, relajado y lindo. Es agradable verlo así. Siempre está tan nervioso por el trabajo o ansioso por llegar a mí, pero este lado más relajado de él también es bienvenido.
―¿Ella sola? ¿Nadie en tu familia puede ayudar? Quiero decir, honestamente, sé que la mujer es testaruda, pero también está enferma. Alguien debería darle una mano.
Edward me mira, las llamas parpadeantes hacen que sus ojos brillen aún más y resaltan esa barba sexy a lo largo de su mandíbula.
―Oh, podemos ayudar. Simplemente valoramos nuestros dedos, y ya aprendimos la lección.
―A la mierda con eso. ―Frunzo el ceño, no enojada con él, sino enojada con la situación. Maldita mujer terca pensando que tiene que hacer todo por sí misma.
―No digas eso delante de ella, o te lavará la boca con jabón ―se ríe Edward, dejando que me levante y tomando mi asiento.
―No, puedo con ella.
Emmett y Rose se ríen, sacudiendo la cabeza. Los niños se durmieron hace una hora y Alice y Jasper se fueron poco después. Me alegro de que hayan venido; fue bueno tener a alguien aquí que conociera. Y los Cullen y compañía los amaron, por supuesto.
Efectivamente, Esme está parada frente al fregadero, lavando la copiosa cantidad de platos, tarareando para sí misma como si nada.
―Hazte a un lado, Esme, estoy aquí para ayudarte. ―Golpeo ligeramente mi cadera contra la de ella, lanzándole una sonrisa para que sepa que no estoy siendo grosera. No intencionalmente, de todos modos.
―Oh, cariño, no tienes que hacerlo. Disfruto haciendo estas cosas.
―Eso puede ser cierto, pero no tienes que hacerlo sola. Además, si quieres tenerme cerca, quizás quieras conocerme, ¿sí? ―Le guiño un ojo, agarrando una toalla cercana para poder enjuagar y secar después de que ella lave.
―Bueno, querida, creo que lo importante es que mi hijo quiera tenerte cerca. Y por lo que puedo ver, ninguno de ustedes está dispuesto a dejar ir al otro. Nunca lo había visto tan feliz, Bella.
La única respuesta que puedo darle es una sonrisa, y caemos en una agradable conversación sobre cosas mundanas básicas; cómo es mi familia, mi trabajo, su trabajo antes de tener hijos. Era diseñadora de interiores, lo que no me sorprende teniendo en cuenta lo delirante que estaba con Alice antes. Comparte algunas historias tontas sobre Rose y Edward cuando eran niños.
Cómo peleaban como perros y gatos, pero se defendían uno al otro. Cómo Edward cortó una de sus coletas y luego empujó a un niño pequeño que se burló de ella por eso. Cómo Rose fue llorando con él cuando su primer novio le rompió el corazón, no a sus padres ni a sus amigos. Cómo los atrapaba metiéndose a escondidas en las habitaciones del otro y escondiéndose debajo de las mantas, riéndose y hablando hasta altas horas de la madrugada.
―Parece que tuviste un hogar muy feliz ―murmuro, colocando un plato en el armario.
―Fue el más feliz. Desearía que Carlisle hubiera estado presente más tiempo, pero supimos aprovechar muy bien el tiempo cuando pudo estar. ―Sus ojos se deslizan por la ventana sobre el fregadero, observando a su familia, feliz y riéndose alrededor de la fogata―. Sí, finalmente creo que todos estarán bien cuando me haya ido ―agrega con nostalgia.
