Día 21.

Prompt: Cuckolding/Sexting

Trigger Warning: Sexo explícito, Cuckolding, Sexting, sexo anal, sexo oral, Fingering, masturbación.

Cuckolding: Cuernos consentidos. Va un poco más allá y el término nace de la aparente popularidad de esto entre hombres cis hetero de más de 40 años: consiste no sólo en permitir que tu pareja te ponga los cuernos, también implica que te cuenta cómo ha sido, elegir a la persona para poner los cuernos con ella y, si es posible, mirar cómo ocurre. Yo lo he interpretado libremente, porque Katsuki no asume un papel sumiso como tal. O eso creo yo.

Sexting: Envío de mensajes, imágenes y/o vídeos de carácter pornografíco entre dos partes, con la intención de excitarse sexualmente.

Sobre ships: Rody/Deku explícito. Sigue siendo BakuDeku.


RODY SOUL

Katsuki camina unos pasos por detrás de Izuku, que charla, entusiasmado, con Rody Soul. Tan entusiasmado que no puede evitar dar pequeños saltitos excitados a la vez que anda, haciendo que el otro chico se vea obligado a girar la cabeza cuando Izuku cruza desde su izquierda hasta su derecha. Rody parece tranquilo, con las manos en los bolsillos y una sonrisa cortés, pareciendo inmune a los involuntarios encantos de Izuku. Si no fuese porque Katsuki conoce a su novio a la perfección y sabe que no lo está haciendo conscientemente, diría que está coqueteando con Rody. Y, como sabe precisamente de qué forma coquetea Izuku, incluso sin darse cuenta de que lo está haciendo, tiene muy claro que lo está haciendo.

Izuku se ha mantenido en contacto con Rody durante todos estos años. Hasta donde Katsuki sabe, se escriben mensajes de texto de vez en cuando, recordando mutuamente sus cumpleaños, las festividades señaladas o celebrando los éxitos laborales que el otro comunica puntualmente. También comparten alguna que otra videollamada, en especial si Izuku está ese día con Shouto y él, para que los tres puedan charlar un rato con Rody. Sin embargo, a pesar del evidente aprecio de Izuku hacia su amigo, es patente que la adoración que ha desarrollado hacia él en estos tres últimos días es diametralmente diferente.

Debido a un par de viajes como piloto de la empresa para la que trabaja, Rody ha hecho escala en Japón, aprovechando para visitar el país durante una semana antes de reincorporarse al trabajo pilotando el avión de regreso. Una oportunidad que, evidentemente, ni él ni Izuku han podido dejar pasar, pidiendo vacaciones en la agencia también y arrastrando a Katsuki por medio Japón para mostrárselo al otro chico. Este puede comprender qué ha visto Izuku en el otro hombre, un poco más mayor que ellos, una diferencia de edad inapreciable ahora que han pasado casi diez años desde la última vez que se vieron: es elegante, ágil en sus movimientos, ideas y respuestas, tiene carisma, su sonrisa es agradable y tiene una sorprendente sintonía con Izuku en cuanto a formas de pensar.

Y ahora, mientras Izuku lo guía a través de uno de los múltiples templos de Kioto, Katsuki se ha quedado rezagado, observando preocupado a la pareja. No por Izuku, porque tiene claro que este es más que capaz de gestionar sus propias emociones, incluso si no es consciente de ellas ahora mismo. Probablemente, desde su punto de vista, sólo está agasajando a un buen amigo al que quiere complacer a toda costa. Sin embargo, la actitud cortés y educada de Rody lo confunde, porque es imposible que no se haya dado cuenta de cómo los ojos de Izuku brillan de entusiasmo y felicidad cuando Rody musita un extasiado elogio del monumento o agradece la explicación de este. O la forma en la que se ríe de sus comentarios graciosos. En el hecho de que, cuando están los tres juntos, el mundo de Izuku deja de girar exclusivamente alrededor de Katsuki.

Lo ha pensado desde el primer día, cuando Izuku soltó su mano en el aeropuerto para ir a recibir a su amigo, lanzándose a sus brazos en un prieto abrazo que Rody había correspondido con cautela, saludando a Katsuki con una sonrisa por encima del hombro de Izuku. Los celos del primer día, un recuerdo de los mismos que había sentido años atrás, cuando Izuku y él no eran novios todavía, habían dado paso a una genuina preocupación por su novio el tercero.

Porque es evidente, tal y como lo era en su momento, en aquella misión mundial, que a Izuku le gusta mucho Rody Soul.

Lo que no es tan evidente es que a este le guste Izuku, mucho menos después de tantos años, así que Katsuki ha estado todo el día de hoy, entero, tratando de averiguarlo. Porque si no es así, quiere estar listo para proteger a Izuku de un posible batacazo, en el extraño caso en que este se produzca, pero sobre todo para acompañar a Izuku en el proceso cuando, por fin, se dé cuenta de su coqueteo inconsciente. Y, si a Rody le gusta Izuku, poder tomar la decisión pertinente, la misma que le lleva rondando la cabeza desde que desterró los celos del primer día, y dar el empujoncito a Izuku que sabe que este va a necesitar.

Ahora Izuku se ríe, con el pájaro de Rody volando alrededor de su cabeza. Es una mascota interesante, desde el punto de vista de Katsuki, pues tiene al menos diez años. Lo recuerda de la anterior vez que se vieron en persona, sin duda. Además, es un animal excepcionalmente inteligente que parece adorar a Izuku. Cuando están con Rody, después de recogerle en su hotel por las mañanas, Pino abandona a su dueño para posarse en el hombro de Izuku o enredarse dentro de su cabello revuelto, igual que si este fuese un nido. Además, de tanto en tanto dirige una mirada de culpable disculpa a Katsuki, a pesar de que siempre se comporta con amistosa amabilidad con él.

—Nunca llegué a saber cuál era el Don de Soul —dice esa noche, con la mano de Izuku entrelazada con la suya, después de dejar al otro chico en su hotel. Izuku se sonroja y abre la boca, pero luego la cierra. Katsuki comprende que no le quiere mentir, pero tampoco decir la verdad—. Está bien si es un secreto. No me importa que tengáis vuestros secretos. Es sólo que… de pronto pensé que quizá no tenía Don, y por eso tú y él conectáis tan bien.

—¡Tiene Don! —asiente Izuku, todavía sonrojado. Luego sonríe, avergonzado, y baja la mirada—. No es que quiera guardarle secretos a Kacchan, pero es un secreto de Rody y yo no debo disponer de él. Sé que le guardarías el secreto y que nunca nadie se enteraría, porque confío en ti, ese no es el problema…

—Lo sé —lo interrumpe Katsuki bruscamente, porque la conversación no va por el derrotero que él buscaba. Quería permitir que Izuku encontrase un espacio donde darse cuenta de su comportamiento con Rody y, con suerte, averiguar de primera mano y no sólo con suposiciones, cómo se siente al respecto del otro hombre.

—Es… Lo que pasa es que puede parecer un Don poco práctico. Pero es muy hermoso —asegura Izuku, haciendo que Katsuki sonría, divertido por la emoción que sigue demostrando su novio, incluso tantos años después, hacia cualquier Don.

Aunque Izuku no le da más detalles y Katsuki no piensa en ello, más concentrado en tratar de averiguar los sentimientos de Rody y los deseos de Izuku, a la mañana siguiente, cuando recogen al chico en su hotel para seguir haciendo turismo, piensa en que, además de su Don, hay algo realmente hermoso en la relación de Rody con Pino, pese a lo poco práctico que pueda parecer domesticar un pájaro para poder otorgarle ese nivel de libertad.

El tren de sus pensamientos descarrilla y, durante unos segundos, se queda con el ceño fruncido y la boca ligeramente abierta, distraído de lo que Rody e Izuku están hablando, probablemente planificando el resto del día.

Un hermoso pájaro excepcionalmente inteligente, longevo y muy bien entrenado.

Un Don poco práctico pero bonito.

Sus ojos van de Pino, que ahora está frotándose contra el cuello de Izuku, quien habla con Rody, con el sonrojo habitual que cubre sus mejillas cuando este le presta toda su atención brillando con fuerza a Rody e Izuku. Entonces tiene claras tres cosas:

Izuku está coqueteando con Rody involuntariamente.

Rody está coqueteando con Izuku involuntariamente.

Ambos son conscientes del coqueteo del otro, pero no del propio.

—Jodido nerd idiota —masculla Katsuki para sí mismo, exasperado por lo obtuso que puede ser su novio algunas veces.

—¿Decías, Kacchan? —pregunta Izuku, parpadeando para volver a la realidad después de que Katsuki interrumpa involuntariamente la conversación, pero este sacude la cabeza y resopla, quitándole importancia.

—¿No decís que queréis ir a ver un montón de cosas? O nos ponemos en marcha, o no nos va a dar tiempo a nada, par de holgazanes —les dice en cambio, metiéndose las manos en los bolsillos y comenzando a caminar para ponerlos en marcha a los tres.

Puede comprobar su teoría el resto del día. A pesar de la sosegada expresión facial de Rody cuando observa el puerto de Osaka, Pino observa embelesada el paisaje marítimo desde la cima de la cabeza de Izuku. Cuando Izuku se sonroja mientras habla, Rody sonríe cortésmente y asiente con la cabeza, pero Pino se deja caer en el hombro de Izuku y frota la cabeza contra su cuello.

Así que Katsuki toma su decisión.

Después de cenar, cuando regresan al hotel de Rody, charlando amigablemente sobre lo que han visto ese día, Katsuki se despide de este en cuanto llegan a la puerta, al contrario que otros días, que los tres alargan un poco más la despedida planificando qué hacer al día siguiente. Cuando abraza a Izuku, apoyando la barbilla en su clavícula, no le importa que Pino esté en el otro hombro, removiéndose inquieta, a pesar de la calmada actitud de Rody.

—No te arrepientas de nada de lo que suceda. Avísame si necesitas que venga a recogerte y, si no, yo mismo vendré mañana, como el resto de días, y te traeré ropa limpia para que puedas cambiarte. —Izuku balbucea, un poco desconcertado porque la situación le ha pillado desprevenido, pero Katsuki le da un beso en los labios y luego se despide de nuevo de Rody, con un asentimiento de cabeza—. Seguro que tenéis muchísimo de que hablar y yo estoy cansado. Pasadlo bien. Nos vemos mañana.

Con las manos en los bolsillos, les da la espalda y se dirige a la boca de metro más cercana. En cuanto está fuera de la vista de ambos, se cerciora de que su móvil tiene batería y está el sonido conectado, para poder oírlo si Izuku lo llama o escribe algún mensaje. También espera que, a pesar de lo torpe que es Izuku para captar algunos de los sutiles mensajes de Katsuki, este haya sido lo suficientemente claro como para permitirle disfrutar de la noche, tantear el terreno con comodidad y no dudar en dejar que pase lo que tenga que pasar.

Son casi las tres de la mañana cuando un par de pitidos del móvil lo despiertan.

«¿Kacchan?»

«Sé que estarás dormido, pero me apetecía escribirte».

Katsuki apenas necesita unos segundos para despejarse, parpadeando, y abrir el mensaje del móvil. Izuku está escribiendo, pero Katsuki no espera a que su mensaje llegue.

«Si ese enorme tocho de texto que estás escribiendo es una especie de disculpa, puedes ir borrándolo, Deku. Y si vas a sentirte culpable de algo que deseabas, lo que sea que haya ocurrido al final, ahórrate el mensaje y espérate a que te patee el culo mañana por ser tan idiota de permitir que eso empañe lo demás».

Un emoji sonriente, con la mano tras la nuca y una gota de sudor en la frente sustituye a lo que fuese que estaba escribiendo Izuku. Katsuki, satisfecho, esboza una sonrisa.

«¿Estás bien? ¿Necesitas que vaya a recogerte ahora?»

«Estoy bien», se apresura a enviar Izuku, antes de que los tres puntos suspensivos que indican que está escribiendo aparezcan durante un rato. «Rody está durmiendo. Yo me desvelé y pensé… no contaba con que tú también estarías despierto».

«¿Lo has pasado bien?»

«Sí. Ha sido… Sé que no es justo comparar, pero… Ha sido diferente. Agradable y diferente. Novedoso. No sé expresarlo mejor».

«Me alegro, nerd», teclea Katsuki. Sorprendentemente, no nota el mordisco de los celos en su estómago, como pensaba que iba a ocurrir llegado el momento de tener esta conversación. No lo sintió al darse cuenta del mutuo flirteo, ni tampoco mientras pensaba cuál era la mejor forma de dejarlos a solas. Creía que lo notaría después, con los hechos consumados, en el momento en el que Izuku ya no hubiese estado solamente con él durante su relación, pero tampoco. Porque, después de estar con Rody, ha vuelto a él, incluso creyendo que estaría durmiendo.

«¿Te vas a quedar a dormir con él, entonces?

«¿Te parece bien que lo haga?», escribe Izuku. Katsuki pone los ojos en blanco, enviando un emoji que exprese exactamente lo mismo. «¿Estás… estás bien con esto?»

«Claro que sí. Ha sido idea mía», se jacta Katsuki, con una sonrisa de medio lado satisfecha.

«Como estás despierto… Pensé que quizá…»

«Dejé el teléfono listo para escucharlo si me escribías o llamabas, por si necesitabas que fuese por ti».

«Gracias». Y ese simple gracias, sincero y llano, es suficiente para Katsuki. Sabe que Izuku no habría dado el paso por su cuenta. Probablemente, ni siquiera le habría preguntado o propuesto nada similar. Se habría dado cuenta de que estaba flirteando, eso lo habría avergonzado y bloqueado. Después habría entrado en pánico, lamentando haber dado falsas esperanzas a Rody y se habría disculpado con Katsuki, que no habría comprendido el problema hasta ser demasiado tarde. Sin embargo, parece que las cosas se han dado de otra manera y la resolución ha sido más que satisfactoria.

«¿Cómo ha ido?», pregunta Katsuki, curioso. No sabe qué le está pidiendo exactamente, pero Izuku contesta igualmente, así que deja que sea él quien decida.

«Bueno, te fuiste un poco… abruptamente. Y nos quedamos hablando un rato. No sé bien de qué, porque yo de pronto estaba más preocupado en lo que me habías dicho. Creo… Sé que me entró un poco el pánico».

«No tienes remedio, nerd», se burla Katsuki, aunque contaba precisamente con esa parte.

«Al final, Rody me invitó a subir. Estaba un poco más tímido de lo habitual. Pino se había escondido en la capucha de su sudadera, y eso es raro. Creo… Rody también se dio cuenta, me parece. En ese momento, quiero decir». Katsuki vuelve a enviar un emoji de ojos en blanco, pero en realidad se lo está pasando genial con la conversación. Sabía que ambos eran idiotas, tanto como puede serlo él, pero la posición de haber podido contemplarlo desde fuera le resulta muy divertida. «Al principio fue un poco raro, porque en la habitación sólo hay una cama y no sabía dónde sentarme, pero Rody se sentó a mi lado y seguimos hablando un rato».

«Habláis demasiado los dos».

«Bueno, hay mucho que hablar cuando se trata de Kacchan».

«¿Habéis hablado de mí?», Katsuki frunce el ceño y entorna los ojos.

«Rody quería asegurarse de que todo estaba bien entre nosotros. De que… no era algo malo. Es muy buena persona».

«Por supuesto que lo es. No lo dudo ni por un momento, nerd. Si no, no te habría dejado en sus manos», presume Katsuki, imaginándose la exclamación ofendida que habría soltado Izuku de estar a su lado, reprendiéndolo por mostrarse tan posesivo. «Dime al menos que no os habéis limitado a hablar como dos viejas sentadas en un banco».

Katsuki sonríe al ver cómo los tres puntos suspensivos que indican que Izuku está escribiendo aparecen y desaparecen una y otra vez, dudando.

«No tienes que contarme nada», lo tranquiliza, antes de que sufra un cortocircuito. «Lo que haya ocurrido os lo podéis quedar entre vosotros».

«Puedo contártelo, si quieres. Rody me dijo que podía, que no le importaba».

«¿Tú quieres contármelo?», pregunta Katsuki, un tanto excitado.

«No quiero que te haga daño que te lo cuente», responde Izuku. Otro emoji de ojos en blanco, porque Izuku es muy considerado, incluso ahora.

«No voy a enfadarme por nada de lo que hayáis hecho, cuando soy el que os ha incitado a hacerlo. Y no me voy a molestar. Aunque a lo mejor sí me hago una paja, si me lo cuentas con pelos y señales».

«¡Kacchan!», lo reprende Izuku. Katsuki se ríe entre dientes. «Me besó. Suave al principio, pidiéndome permiso. Creo que ahí ninguno de los dos estábamos muy seguros todavía, pero… Funcionó».

«Claro que funcionó. Llevaba pidiendo funcionar a gritos desde que apareció en la jodida sala de desembarco», teclea Katsuki, con otra oleada de emojis con los ojos en blanco.

«Jajaja».

«No dejes de contar, Deku», escribe Katsuki, al que la perspectiva de Izuku besándose con otra persona lo ha excitado de verdad.

«Luego… no sé. Lo hicimos. Me quitó la ropa. Se la quitó él. Tenía condones y varios sobrecitos de lubricante, así que no hubo problemas por ese lado. Fue… considerado».

«Eres un gran héroe, Deku, pero en contar historias pornográficas no habrías tenido ningún futuro», escribe Katsuki.

«¡Kacchan! ¿No estarás realmente…?»

«¿Y qué si lo estuviera? ¿Sería algo malo?». Bajo las sábanas, Katsuki está duro. Ve aparecer los tres puntos suspensivos y está a punto de decirle algo, no sabe el qué, lo primero que se le ocurra, pero el primer mensaje le deja sin aliento.

«Primero me besó los hombros y el pecho. Me recordó a ti, porque también te gusta hacerlo, allí donde tengo pecas. Pero estaba tan impaciente como yo, porque en cuanto pudo me tiró de los pantalones y me empezó a chupar la polla». Izuku pausa, y no aparecen signos de que vaya a seguir escribiendo. Katsuki se baja los pantalones del pijama y se sujeta el pene con la mano izquierda a la vez que teclea torpemente con la derecha.

«Sigue». No puede escribir mucho más, centrándose en leer rápidamente lo que escribe Izuku, impaciente porque llegue el siguiente mensaje, que va enviando en frases cortas, adivinando su necesidad. Se masturba sin muchas florituras, más un movimiento brusco que una búsqueda de prolongar el placer.

«Me la chupó mucho rato, tanto que creí que me iba a correr, pero al final me dijo que prefería alargarlo un poco más. Así que… se… la chupé yo». Varios emojis de un conejito verde tapándose la cara, el conejito que utiliza Izuku para referirse a sí mismo, hacen que Katsuki se ría, enardecido. «Después sacó los condones y me preguntó cómo prefería hacerlo. Como a mí me daba igual, me puso bocabajo y después de extenderme el lubricante, estuvo un rato hasta que nos corrimos».

La imagen de Izuku siendo follado, aplastado contra el colchón por el cuerpo del otro chico, con Pino retorciéndose de placer en alguna parte de la habitación, es lo suficientemente caliente como para que Katsuki se corra en su mano, manchando las sábanas.

«Es… ¿Ha sido suficiente para…?». Katsuki responde con una foto de su polla, todavía dura, manchada de semen. Sale un tanto borrosa por el flash y la falta de pulso, pero Izuku capta el mensaje. «Es… caliente, Kacchan», admite Izuku.

«Siempre puedes contárselo a Soul para que te eche una mano», escribe Katsuki, burlón.

«¿Te parecería bien?»

«A él le ha parecido bien, ¿no? Por cierto. ¿Y Pino?». Desde que ha pensado en el Don de Rody durante el orgasmo de este, le acomete la duda.

«En… bueno, se acurrucó entre mis manos, vibrando de emoción mientras Rody… bueno, eso. Fue… hermoso».

«Sí debió serlo», asiente Katsuki, impresionado.

«Kacchan… Gracias».

«Lo que sea, Deku», escribe este, que no siente que Izuku le deba nada. Y, si se lo debía, su relato ha sido pago más que suficiente para él. «Asumo entonces te quedas».

«¡Sí! Sabiendo que estás… de acuerdo. Quiero decir, por la foto. Creo que me quedaré a dormir».

«Si vais a follar por la mañana, más vale que madruguéis, no quiero esperar como un idiota en la calle a que terminéis».

«¡Por supuesto!»

Vuelve a asegurarle que no hay nada que agradecer y que se encuentra bien cuando, a la mañana siguiente, Izuku baja puntual a la puerta del hotel para recoger la mochila que Katsuki le ha preparado con ropa limpia. Este se abalanza sobre él con el mismo ímpetu con el que lo hace siempre, rodeándole el cuello con los brazos, y besándolo en los labios. Si la boca de Izuku sabe diferente por haber tenido en ella el pene de otro hombre, Katsuki no es capaz de dilucidarlo, pero la idea le excita levemente.

El resto del día, no comentan nada de lo ocurrido la noche anterior, aunque Rody lo mira con curiosidad cuando cree que Katsuki no se da cuenta. Y Pino lo hace con descaro, buscándolo con la mirada todo el tiempo. En algún momento, incluso, se acomoda cerca de Katsuki, sin buscar tanto contacto como hace con Izuku, pero tratando de congraciarse con él y demostrarle cierta simpatía, como cuando, durante la comida, roba un pedazo del postre de Rody para ofrecérselo a Katsuki. Este se limita a aceptarlo, mostrando los dientes en una sonrisa feroz y entornando los párpados, curioso por la novedad en la dinámica pese al silencio.

Al caer la noche y regresar al hotel, Katsuki cae en la cuenta de que es la penúltima noche de Rody en Japón. Como Izuku no ha variado su comportamiento hacia el otro chico, mirándole tan embelesado como los primeros días, sonriendo feliz y buscando la mano de Katsuki acto seguido, como queriendo transmitirle dicha felicidad, y por parte de Rody el único cambio ha sido su deferencia agradecida hacia Katsuki, decide repetir la estrategia de la noche anterior, alegrándose de haber introducido también algunos objetos de higiene personal en su mochila.

—Mañana a la misma hora —dice, alejándose varias zancadas antes de que Izuku lo llame.

—¡Kacchan! —Sorprendido, se da media vuelta. Izuku corre hacia él. Frunciendo el ceño, preocupado por haber malinterpretado la situación, Katsuki abre los brazos para acogerle dentro de ellos.

—¿Está todo bien, Deku?

—Es… yo… —Katsuki examina el rostro de Izuku, comprendiendo su dilema.

—Puedo venir a recogerte luego, aunque sea tarde. En cualquier caso, quedan dos noches, no pasa nada si te olvidas de mí, porque después te tendré entero el resto del tiempo.

—¿Es por eso que te parece bien? ¿Porque sabes que no va a durar más allá?

—¿Va a durar más allá? —pregunta Katsuki, frunciendo el ceño. No es que le moleste, exactamente, pero sí cree que entrar en juego otras cosas.

—No. O sea, sí. Quiero decir que ayer hablamos de seguir siendo amigos como hasta ahora, pero que esto sería bonito que se quedase aquí, como un buen recuerdo —dice Izuku. Katsuki asiente, comprendiendo.

—Entonces, si lo que quieres es pasar el resto de la noche conmigo, ponme un mensaje y vendré por ti.

—Rody ha insinuado que podías quedarte si querías. A él le parece bien. —Katsuki comprende, entonces, que Pino no estaba agradeciéndole nada. Al menos no solamente eso, sino que también estaba tratando de flirtear con él independientemente de la voluntad de Rody.

—No… No tengo ningún interés en Soul. De esa manera, al menos —admite Katsuki, hablando pausadamente. Aunque, a juzgar por el rostro de Izuku, este ya lo suponía—. Pero no me importaría mirar —añade en el último momento, no muy seguro de dónde sale ese interés. Probablemente, del mismo lugar de donde nació la excitación leyendo qué habían hecho Izuku y Rody la noche anterior y que acabó desembocando en una paja.

—A él tampoco le importa —asiente Izuku. Katsuki eleva las cejas en un mudo «¿Ha?», comprendiendo que esos dos han hablado bastante, quizá en la mañana antes o después de su segundo polvo, del que Izuku todavía no ha tenido tiempo de darle detalles pero que, a juzgar por su pelo despeinado y la sonrisa atontada de su rostro cuando ha bajado a por la mochila, sí ha sucedido.

—¿Tú quieres que me quede?

—Sólo si tú quieres, Kacchan. Y después, podemos marcharnos a casa juntos si quieres.

—Pensé que preferirías aprovechar mañana también. —Izuku se encoge de hombros—. Bueno, puedes decidirlo más tarde. No me importará si cambias de opinión y decides quedarte hoy también.

—De acuerdo. —Entrelazando los dedos con los suyos, Izuku tira de Katsuki de vuelta a la puerta del hotel, donde Rody los espera con expresión indolente, delatada por la violenta excitación con la que Pino revolotea alrededor de su cabeza.

Tras seguirlo hasta los ascensores y la puerta de su habitación, que abre para dejarlos pasar a ambos, todo es más sencillo de lo que cabe suponer. Izuku le ha debido de contar a Rody parte de su conversación de anoche, porque este parece comprender que Katsuki no tiene interés alguno en interactuar con él. Charlan un poco con voz queda en la habitación, mientras se quitan el exceso de ropa de abrigo y Rody aparta lo que hay en una cómoda butaca para que Katsuki pueda usarla al mismo tiempo que Izuku lo hace frente a él, en la cama.

La situación no tarda en fluir una vez la conversación muere, rematadas por unas pocas preguntas de Izuku y Rody, que quieren confirmar que ambos han comprendido bien la situación. Un poco nervioso, porque no sabe qué hacer él, Katsuki se acomoda en la butaca, cruzando las manos sobre su regazo, cuando Rody e Izuku empiezan a besarse a apenas medio metro de él. Un pequeño movimiento junto a su cabeza lo distrae del sensual espectáculo que es ver el labio inferior de Izuku maltratado por los dientes de otra persona y descubre a Pino, revoloteando inquieta justo antes de posarse encima de su hombro.

Rody ha metido las manos debajo de la camiseta de Izuku, tirando de ella hacia arriba para sacarla por sus brazos. Luego se quita la suya propia. Tiene un cuerpo muy distinto al de Izuku y Katsuki. No está gordo, pero tampoco tan delgado como Katsuki, cuya cintura es estrecha y sus hombros anchos, ni tiene la musculatura de Izuku. Los pectorales son lisos, pero una leve curva marca su vientre, hundiendo su ombligo de una manera muy atractiva. No pierde el tiempo, porque se quita los pantalones a tirones y, después de besar a Izuku una vez más, le suplica silenciosamente, presionando con la mano en el hombro de este, que se arrodille en el suelo.

No puede tener mejor vista de lo que está ocurriendo. La habitación del hotel es grande, pero la enorme cama super king size ocupa la mayor parte del espacio. Un armario, un porta maletas, un pequeño escritorio y la butaca donde esta Katsuki completan todo el mobiliario. Rody e Izuku están justo en el espacio que separa el borde de la cama con su butaca, así que bastaría con inclinarse hacia adelante y él mismo podría meterse la polla de Rody en la boca. O extender la mano y acariciar el cabello de Izuku.

Hace esto último durante unos segundos. No le marca el ritmo, ni pretende distraerlo, aunque Izuku sí lo mira de reojo y sonríe como puede, con la polla de Rody en la boca. Es excitante. Tanto, que el pantalón le aprieta. Sobre su hombro, Pino trina y se estremece, exteriorizando el placer que siente Rody con la mamada. La polla de Rody no es muy diferente de la suya o la de Izuku, pero al mismo tiempo sí lo es. Es extraña, poco familiar. Izuku parece manejarse con pericia con ella, quizá por la experiencia de la noche anterior, porque la sujeta con una mano, impidiendo que se tuerza hacia la derecha cuando se la saca de la boca para lamerla de abajo arriba, y luego seguir succionando.

Pino se estremece, más fuerte que cualquiera de las veces anteriores, al mismo tiempo que Rody tira del cabello de Izuku hacia atrás, rogándole que se detenga. Izuku lo hace, mirando hacia arriba con una sonrisa y un hilo de saliva que va desde su labio inferior a la punta del pene de Rody. Este le tiende un preservativo, que Izuku abre y coloca sobre su pene, hábilmente. Luego se pone en pie, quitándose los pantalones, la ropa interior y los calcetines en el mismo movimiento. Cuando libera su polla, esta rebota contra su abdomen, dura y húmeda en la punta, antes de oscilar.

En un susurro, Rody le ordena a Izuku cómo colocarse. Katsuki comprende por qué esta vez no le ha preguntado, porque este se sienta en el borde de la cama y Rody se agacha entre sus piernas, chupándole la polla. Desde donde está, Katsuki puede ver el rostro sonrojado de Izuku, lleno de placer por la mamada, mientras la cabeza de Rody sube y baja a medio metro de él. No dura mucho, no obstante, porque este coge los tobillos de Izuku y los sube hacia arriba, obligándolo a tumbarse de espaldas y darle pleno acceso a su culo, que distiende con rapidez, primero con dos dedos y luego con tres, dejando el espacio suficiente para que Katsuki pueda ver cómo estos salen y entran dentro de Izuku.

Katsuki está lo suficientemente excitado, tanto como Pino en su hombro, que parece ligeramente mareada, como para desabotonarse el pantalón y liberar su polla a través de la abertura del calzoncillo. Muy lentamente, sin apartar la mirada del culo de Izuku, empieza a masturbarse. No deja de hacerlo cuando Rody se incorpora y rodea a Izuku, reptando de rodillas por la cama. Izuku se gira, abriendo las piernas y sujetándose los muslos, para facilitar que Rody pueda penetrarlo.

La postura no es casual. Izuku está tumbado de espaldas, con la cabeza colgando por el borde de la cama, de manera que, cuando abre los ojos, puede ver desde donde está un primer plano invertido de la polla de Katsuki. Este, en cambio, puede ver el pene duro de Izuku desde donde está y, justo detrás, la polla de Rody entrando dentro de él lenta, pero inexorablemente. Además, Rody puede mirar también a Katsuki, sonriendo de lado, disfrutando por la atención que recibe, en cuanto empieza a moverse dentro de Izuku.

Izuku está tan cerca, que Katsuki se inclina hacia adelante y le mete dos dedos en la boca. Izuku los recibe, lamiéndolos con la lengua y gimiendo, en parte porque Rody le embiste con fuerza el culo y en parte rogando a Katsuki. Sería tan fácil agacharse, dirigir la polla contra su boca y follárselo al mismo tiempo, que Katsuki tiene que apretarse la base del pene para no correrse, excitado por la idea.

—Kacchan… —susurra Izuku, cuando le deja libre la boca de nuevo, acariciándole el labio inferior con el dedo pulgar.

No se mueve de la butaca, pese a la súplica de Izuku, pese a que su propio cerebro le insiste que lo haga. En cambio, se acaricia sí mismo, suavemente y sin prisa, sin apartar la vista de cómo Rody se folla a Izuku y cómo la polla de este deja escapar un hilo constante de líquido preseminal que se va acumulando en su abdomen sin pausa, por lo excitado que está. A juzgar por el placer que manifiesta Pino junto a él, Rody parece estar a punto de correrse de nuevo, porque se detiene y sale del interior de Izuku.

Lo voltea para ponerlo bocabajo. Izuku colabora, apoyándose sobre las palmas de las manos y las rodillas. Rody vuelve a situarse tras él y le penetra una vez más, esta vez de golpe y sin cuidado. Con una mano de sujeción en el hombro para impedir que Izuku se desplace hacia adelante y caiga por el borde de la cama, se folla a Izuku con movimientos secos y bruscos, que hacen que este abra los ojos y los labios de par en par, sin apartar la mirada de Katsuki. Este se lame los labios, muy excitado y a punto de correrse también.

Sería tan sencillo ponerse en pie y meterle la polla a Izuku en la boca…

De hecho, este lo está deseando, puede verlo en sus ojos, hasta el momento en el que los cierra y, abrumado por las sensaciones, se corre abundantemente con un fuerte gemido lloroso. Aunque las palmas de las manos le fallan, derrumbándose sobre el colchón, mantiene las rodillas en su sitio y el culo erguido. La polla de Katsuki suelta un borbotón de líquido preseminal, casi tan espeso como la propia corrida de Izuku, empapando sus dedos. Detrás de Izuku, Rody sigue follándole el culo con fuerza y embestidas cada vez más caóticas.

Pino sale volando del hombro de Katsuki, y revolotea de forma irregular, pero Izuku acierta a atraparlo entre sus manos, sin dejar de mirar a Katsuki, al mismo tiempo que el pajarillo se estremece y vibra de placer entre sus manos, replicando el orgasmo de Rody tras él, que se empuja dos o tres veces más, vaciándose. Katsuki tiene que apretar la base de su polla con más fuerza, excitado, para no correrse aún, para alargarlo un poco más.

—Kacchan… —suplica Izuku una vez más. Tras él, Rody sale de su interior, sujetándose la polla con una mano para que el condón no se deslice por ella. Pino sale volando de entre las manos de Izuku y se refugia en el cuerpo de Rody.

Katsuki se levanta de la butaca, ignorando cómo Rody se quita el preservativo y lo manipula para comprobar que todo haya ido bien. Izuku se incorpora torpemente, todavía con las extremidades flojas por el orgasmo. Katsuki lo empuja suavemente sobre el colchón, bocarriba, y se pone sus tobillos en los hombros. De rodillas en la cama, sonriendo para sí mismo, Rody no les quita ojo.

Aunque Izuku está dilatado y lubricado más que de sobras, Katsuki tantea primero con los dedos manchados en su propio líquido preseminal, sólo por el puro placer de hacerlo. Cuando Izuku ruega una vez más, lloriqueando, Katsuki se introduce dentro de él de un golpe. Y apenas necesita dos o tres más para correrse, aplastando a Izuku al obligarlo a doblarse en dos. Este, no obstante, no se queja. Como tampoco lo hace porque Katsuki se quede dentro de él, pese a que está sensible por su orgasmo. Y, cuando sale de su interior, suspira extasiado y agotado, teniendo los brazos hacia Katsuki, que se abraza a él y lo acaricia con gestos lánguidos que buscan consolarlo, acompañarlo en su placer y agradecerle por todo lo que acaba de ocurrir.

—Podéis quedaros a dormir ambos —dice Rody, que se está poniendo la ropa interior. Aunque suena un tanto aséptico, Pino se muestra adorable y vulnerable junto a él, lo que indica que, aunque Izuku y él hayan hablado de los límites y duración de este acuerdo, para el chico es tan importante, agradable e íntimo como para Izuku—. La cama es lo suficientemente grande para los tres y tal vez mañana no te importe esperar aquí si no madrugamos para follar.

—Estás jodido si piensas que voy a dejar que desperdiciemos la mañana aquí dentro, Soul —Katsuki no necesita mirar a Izuku para asentir, deseando que llegue ya la mañana siguiente, dispuesto a perder cuanto tiempo sea necesario en la habitación, más excitado aún que con la idea de que su novio le cuente con pelos y señales lo ocurrido.

Katsuki deja que Izuku se acomode en el centro de la cama. Rody se vuelve hacia el otro lado, dándoles la espalda, aunque Pino sí se acurruca cerca de la cabeza de Izuku. Este, en cambio, se aovilla junto a Katsuki, todavía pidiéndole más caricias y mimos tras el sexo, que este le concede con todo el gusto del mundo, excitado con la idea de repetirlos en apenas unas pocas horas.


NdA. Voy con retraso, pero voy. Recién sacado del horno, porque esta tarde me he sentido con ánimos, fuerza e inspiración para escribir este y el correspondiente del Drarry para ayer. Con esto, sorprendentemente, estoy al día, porque mañana, día 22, tocaría Ron/Hermione/Krum de nuevo (que los dejé olvidados tras el mega oneshot de El club de Theodore Nott) y está escrito desde hace varios días. Luego... pues ya se verá, jajaja.