Confesión arruinada
Los personajes no me pertenecen, son de la gran Rumiko Takahashi. Esto es sin fines de lucro solo diversión por y para los fans.
*Día 14
Historia AU/one shot
Estaba decidido, ya no había vuelta atrás ni mucho menos pensar en los pros o en los contra, solo debía actuar. Encontrar el momento adecuado y decirle mi más grande secreto; que la amaba.
Dos años pasaron desde que llegué a su casa, y todo se volvía complicado e insostenible. Estábamos llegando a ese punto en donde hasta mirarnos nos cohibía, preferíamos no hablar que vernos a los ojos.
Ni siquiera estaba seguro del resultado, no sabía si ella me iba aceptar. Cada vez que pensaba en eso mi mente se llenaba de escenarios horrorosos en donde Akane solo me despachaba cruelmente. Y es que ahora que estamos pronto a entrar a la universidad se han sumado más admiradores, está rodeada de malditos cretinos que no la merecen. Quizás tampoco lo soy.
¡Por un carajo!
Solo decírselo no será suficiente, necesito más… es en momentos como este que fantaseo cosas poco decorosas con mi aún prometida aunque sea solo de nombre.
—¡Eh, Ranma! —Exclamaba el maestro de deporte —Tienes que llevar esto a la bodega, no tardes y luego a las duchas —ordenó el vejete haciendo que perdiera la concentración y de vista a Akane.
Todo mundo caminaba en dirección a los camerinos, seguramente ella ya se adelantó. Quizás podría… no, no, no mala idea estará rodeada de sus amigas. Tampoco quiero estar tan expuesto, sobre todo si luego me rechaza.
Tomé los balones y fui a dejarlos a la bodega. Cuando salí de allí me encaminé hasta las duchas, después de un baño fui a la sala de clases, ella estaba con su uniforme y su cabello humedecido, mis mejillas se colorearon al verla tan bonita.
Llevé una mano a mi rostro y tosí un poco intentando mantener el control, pero mis hormonas y mi corazón estaban enloquecidos.
Mierda.
Me acomodé detrás de ella, Akane platicaba con sus amigas y ni siquiera me miró. Me sentía ignorado, incluso he llegado a pensar que ya no le importa nada, ni el compromiso mucho menos yo en un futuro juntos.
Dejé pasar mucho tiempo, todo mundo le dice que gusta de ella. Todos la ensalzan con palabrería zalamera, más yo no logro encontrar el momento ni las palabras para expresarle mis sentimientos.
De pronto siento que me miran con escrutinio.
—Ranma ¿qué te sucede? —era ella, quien se había volteado y apoyaba sus codos en mi pupitre.
—Nada —respondí apenas.
—¿Seguro? porque no parece nada —agregó.
—Necesito hablar contigo —en ese instante ella abrió los ojos poniéndose seria.
No obstante, la llegada del maestro impidió escuchar una respuesta de sus labios.
La clase de ciencias había sido una verdadera lata, pero luego de cuarenta minutos al fin se acababa.
Tomé la mochila y me levanté yendo hacia la salida, apoyé mi espalda en la pared justo fuera del aula para que Akane no se me escapara. En cuanto asomó volvió a ignorarme esta vez fue deliberadamente, me dejó estupefacto. Sus ojos me vieron y sin más volteó su rostro alzando esa respingada nariz como si estuviera ofendida conmigo.
¡Qué hice ahora!
La vi alejarse junto a Yuka tomadas del brazo, pero sabía que la pecosa se iría con Daisuke pues eran novios. Así es que la seguí desde cerca y la observé detenidamente hasta que mi prometida quedó sola.
Perfecto, ahora se irá a casa y tengo tiempo para decírselo. Sin embargo, ella no fue derecho a su residencia; pasó por el centro a ver unas revistas, luego miró unas vitrinas en donde vendían ropa de moda y para finalizar pasó por un carrito de comida y compró una golosina la cual iba comiendo con mucho gusto.
Me está evitando, por eso no fue directo a casa simplemente ya no me soporta.
De un momento a otro se detuvo en un parque, buscó una banqueta y se acomodó.
¿Acaso esperaba a alguien?
Ella movía sus pies como impaciente hasta que pude visualizar al despistado de Ryoga llegar a su lado.
¿Qué hacía ese cerdo con mi prometida?
Akane le sonrió y él hizo lo mismo ¡no pude ser! ¿Complicidad?
Se pusieron a charlar y ella le entregó un sobre, este enrojeció al recibirlo y yo… me di media vuelta y me fui porque aún me quedaba algo de dignidad.
Estaba muy enojado, demasiado. Fui directo a mi alcoba y me encerré. Ni siquiera fui capaz de ir y hacerlo trizas, no, no quise arruinarles el momento romántico.
Con lo despistado que era el cerdo pero bien que se las arregló para tener cita con mi prometida, seguramente esa carta era una confesión de amor.
Solo treinta minutos después oía los pasos suaves de Akane subir por las escaleras, asomé con descaro y ella me vio con sorpresa.
—¿Qué? —soltó con desinterés.
—¿Dónde estabas? —Pregunté con reproche, ella abrió sus ojos y se encogió de hombros para no responderme —¿Ahora me ignoras? —insistí.
Ella pasó como si no estuviese viéndola y simplemente entró en su alcoba y cerró la puerta. Fui tras ella y quise abrir pero había pasado el pestillo, mi corazón dolía nunca había hecho eso, jamás.
Voltee lentamente y apoyé mi espalda en su puerta, el peso de su indiferencia hizo que me deslizara hasta el suelo y quedara sentado viendo el vacío.
Mi intento por confesarle mi amor había sido un fiasco, un fallido y triste fracaso.
Solo pasaron unos diez minutos cuando Akane abrió la puerta haciendo que quedara de espalda sobre el suelo viéndole las piernas, ya se había cambiado de ropa y usaba short y una playera cómoda.
—¿Qué haces ahí? —cuestionó.
Fruncí el ceño y me puse de pie de un brinco, ella se movió un poco hacia atrás.
—Tú pequeña atrevida —comencé a decir, ella abrió sus ojos moviendo sus pestañas cual abanico —¡Cómo pudiste hacerme esto y con ese cerdo! —escupí con mucha amargura.
—¿Qué pasa, por qué dices eso? —preguntó haciendo que mi enojo subiera de nivel.
—No lo tolero Akane, no puedo hacerlo, no te imagino siquiera en brazos de otro que no sea yo —aseguré tomando su rostro para estamparle un beso.
Fue algo inesperado, impetuoso y vigoroso. Nos mirábamos en ese instante y cuando pensé que me enviaría a volar por los aires de Nerima, alzó sus brazos para enredarlos en mi cuello. No entendía nada, pero lentamente fuimos moviendo nuestras bocas acostumbrándonos al roce y al sabor del otro porque en cuanto Akane abrió su boca la invadí con hambre.
Mis manos aún sostenían su rostro cuando nos separamos regañadientes por falta de aire.
—¿Por qué me evitaste todo el día? —pregunté curioso sobre todo ahora que había correspondido el beso.
—Creí que querías romper el compromiso —musitó haciendo que me espantara de solo oírlo.
—¡Por supuesto que no!
—Es tu culpa, tú no decías nada ya casi no me hablabas… pensé que —entonces negué frenético y puse uno de mis dedos sobre sus labios.
Esos apetitosos labios que estaban hinchados por la pasión del ósculo que recién no habíamos dado.
—Quería… yo, estoy enamorado de ti Akane —confesé al fin.
Ella me regaló la más hermosa de sus sonrisas.
—Yo también de ti —pronunció haciendo que mi corazón galopara como mil caballos a la vez.
Nos abrazamos y hasta una vuelta di con ella en mis brazos.
—¿Entonces qué hacías con Ryoga? —cuestioné, todavía no olvidaba su cara de baboso.
—Solo le ayudaba con una carta de amor, era para una chica llamada Akari.
Rodé los ojos aliviado.
—Eres un celoso Ranma —soltó muy divertida.
—Yo, yo solo… te quiero para mí.
Y con eso último dimos paso a un segundo beso.
Nota del autor
Estimado lector, salió un shot bien bonito. Hay muchos con este estilo, esa confesión tan esperada. Espero les haya gustado mi versión.
Gracias por leer y dejar sus opiniones.
Sweetsimphony._
