Beso en la mano

Los personajes no me pertenecen, son de la gran Rumiko Takahashi. Esto es sin fines de lucro solo diversión por y para los fans.

*Día 17

Historia AU/OoC/one shot


La clase de teatro era mi favorita, me gustaba poder expresar aquellas líneas que tanto sentimiento transmitían al público, pero para mí mala suerte si es que podemos llamarla así, mi pareja de reparto era nada más que Saotome Ranma un antipático engreído busca pleito.

Ahí estaba, rodeado de su fans club quienes solo buscaban una cita con él. Mientras yo esperaba a que el muy condenado viniese a practicar sus líneas conmigo.

Acomodé el vestido que usaría en el evento ya que el maestro a cargo pidió que lo usara para entrar más en el personaje.

La historia era bastante simple, un amor pero en tiempos de guerra. El soldado era Ranma, quien me dejaría desolada luego de haberme confesado sus sentimientos románticos. Y yo, era la hija de un hombre acaudalado quien tenía mi futuro escrito y no era precisamente al lado del hombre del cual me enamoré.

Tomé mi guión y comencé a leer ignorando a todo mundo, de pronto sentí una presencia cerca de mí.

—Eh Tendo, ese vestido se te ve fatal —escupió a mi espalda.

—¿En serio? —Pregunté irónica —Como si tu opinión me importara —agregue chasqueando la lengua para alejarme pero este me detuvo colocándose delante de mí.

—Tan simpática ¿no? Tenemos que ensayar —repuso.

—Ah, ¿ya te deshiciste de tus admiradoras? —añadí.

—Ya veo, tienes envidia porque me vienen a ver, lo que sucede es que mueren por verme con uniforme de soldado pero no lo usaré hasta el evento.

—Con o sin uniforme Saotome, siempre serás tan ridículo como tu ego —abrió la boca quedando sorprendido.

Pasé de largo con la intención de volver a mis líneas pero el maestro nos llamaba a ensayar.

Fue una hora tortuosa, él me respondía de malas maneras y todo mundo lo notaba no entraba en su papel de chico enamorado y yo estaba a punto de estamparle el libreto en el rostro de lo frustrada que me sentía.

Cuando terminamos, el maestro nos llamó a los dos.

Bufé cansada.

—¡Qué carajos les pasa chicos! —exclamó ofuscado.

—A mí nada —contesté porque era cierto.

—Ella es insoportable —soltó Saotome, hice una mueca de disgusto.

—Ranma, ella es tu chica debes amarla —hacía hincapié —debemos sentir que lo haces y parece que en vez de eso ¡solo quieres ir a la guerra a morir! —exclamó el maestro y aguanté las ganas de reír.

—Lo lamento…

—No hay tiempo que perder, dime ahora si vas hacerlo bien porque Akane se está esforzando pero tú… no seas un niño ya tienes diecisiete años, esto no es tan difícil solo piensa que te gusta —añadió tomándome por los hombros, este me miró más enojado que nunca y solo fruncí los labios.

—Imposible, cómo puede pensar eso siquiera —respondió haciendo que pasara por su lado empujándolo con mi pequeño hombro.

Me alejé muy molesta, fui a cambiarme ropa y me vi en el espejo. Maldito Saotome y su bocota, ¿qué tengo de malo? No puede al menos fingir, yo no he sido mala con él, bueno quizás un poco, pero solo para defenderme de sus comentarios.

Una vez lista cogí mi cabello en una alta coleta y salí rápidamente chocando con algo muy duro, miro hacia arriba y era él, tan fastidioso como siempre y con una sonrisa socarrona perfectamente dibujada.

—¿Qué quieres? —pregunté firme.

—Baja la guardia Tendo, vine en son de paz.

—No me digas, no tengo tiempo ni deseos de gastar saliva contigo —respondí con la intención de irme pero este tomó mi mano y eso no me gustó.

Voltee molesta y este alzó sus manos para que me calmase.

—Solo quiero disculparme, fui grosero lo sé. Quiero que la obra salga bien y pondré de mi parte.

—No te creo nada, eres un crío antipático —gruñí y este abrió sus ojos exaltado.

—Hey, ahora me atacas y de gratis.

—¡Déjame en paz, no quiero nada contigo me caes muy mal!

Entonces me fui, al fin podía alejarme de él y su cara de "soy sexy no me importa lo que digas" era un cretino.

La semana transcurrió lentamente, los ensayos mejoraron, sí, mágicamente el sujeto en cuestión hacía su trabajo. Claramente fingía, pero además de decirnos cuántos nos amábamos en aquellas líneas no había nada más para compartir. Apenas el maestro terminaba el ensayo cada quien por su lado.

Eso fue hasta hoy, era jueves y él estaba apoyado en mi casillero.

—Muévete Saotome —pedí lo más cordial posible.

—Tan linda como siempre Tendo —sonrió —Necesitamos hablar, es serio —soltó acercándose hacia mí inclinando su rostro, su perfecto y bien dotado rostro.

—No lo creo —murmuré.

—Se trata de la obra y de una petición especial que el maestro hizo, y como soy muy bueno estoy aquí justamente hablándote aunque sé que te caigo como patada en el hígado.

Entre cerré los ojos pensativa, estaría diciendo la verdad o es solo una farsa para molestarme como solo él sabe hacerlo.

Asentí no muy convencida, este se movió y pude guardar unos libros.

—Hablemos aquí —repuse.

—No, no, no, si me ven hablando contigo creerán que te uniste a mi club de fans.

—Vete a la mierda Saotome —escupí yéndome pero este cogió mi muñeca con cuidado.

—Está bien, prometo portarme bien pero necesito decírtelo en otro lugar ¿ok?

Lo seguí de cerca hasta la sala de música, estaba vacía y lo único en el fondo era el hermoso piano que usaban las chicas del coro.

—No perdamos tiempo y échalo afuera ¿sí? —pedí cabreada.

—Bien, el maestro quiere que ensayemos dos horas aquí a partir de este momento —soltó.

—¡Qué! —chillé sorprendida.

—Sí lo sé, es una joda. Pero cree que si no lo hacemos la obra será un desastre —pronunció, y estaba en lo cierto porque aunque yo sí me sabía mis líneas él no del todo.

—No quiero hacerlo —respondí.

—Pero Akane —replicó nombrándome, nunca me había llamado por mi nombre y eso me descoloco un poco.

—Es tu problema, disfrutas molestándome pero ahora todo puede ir mal porque el niño consentido no se sabe sus líneas; ¡Jódete Saotome!

—Vaya pero que boca más sucia tienes Akane —segunda vez, pero que osado.

—No hay tanta confianza como para que me llames así, soy Tendo para ti ¿oíste?

—Me da igual, acabas de insultarme no soy estúpido como para no darme cuenta.

—Solo digo lo que mereces, jamás has tenido la intención de ser educado conmigo, a las únicas que tratas bien son a ese grupo de chicas que mueren por lamerte el culo.

—¡Cruzaste la línea! —exclamó y con eso último quedamos los dos casi frente con frente.

Podría defenderme aunque nunca había peleado con alguien más, pero me defendería hasta la muerte no me importaba su pecho duro ni sus brazos grandes y fuertes, yo usaría mis uñas y dientes.

Nos sosteníamos la mirada desafiantes, cualquiera de los dos daría el siguiente paso no podía bajar la guardia.

—Eres muy bonita enojada Tendo —soltó haciendo que saliera de mi estupor, parpadee varias veces y sentí mis mejillas colorear, ¿qué es este tonto juego suyo?

Voltee para no seguir viéndole.

—Mentiroso, otra más a la lista de "cosas por la que detesto a Saotome"

—Oh vamos Tendo lo dije con sinceridad, eres bonita solo que nunca me inflas por eso te molesto tanto —confesó llamando mi atención.

—Que infantil eres, ¿cómo puedes ser así?

—Lo lamento, por todas esas mentiras que dije de ti… como que eres poco femenina y que los vestidos no te sientan bien, lo siento mucho —hizo una reverencia y quedé estupefacta.

—Ya no sigas, vamos a ensayar —inquirí y este abrió sus ojos sorprendido.

—¡En serio! —Asentí —Fabuloso, comencemos desde cero ¿sí?

—¿Cómo?

—Ya sabes, los dos, para que esto salga bien.

—Está bien —murmuré más apaciguada.

Después de recitar varias veces nuestras líneas dimos cuenta de que comenzaba a atardecer, habíamos ensayado más de dos horas.

—Bien, mañana nos vemos aquí de nuevo ¿sí?

—Eso creo —contesté mientras caminábamos hacia la salida.

—¡Eh Tendo! —Gritó cuando se alejaba hacia la parada de autobús —Fue divertido —agregó.

¿Qué había sido eso? Estaba simpatizando ¿era eso posible? Por unas horas de ensayo luego de gritarnos muy ¿enojados?

.

.

.

Al día siguiente me lo topé en varias ocasiones, incluso en el comedor a la hora de almuerzo.

—Piérdete —murmuré al ver que se acomodaba a mi lado muy entusiasta.

—Estás de mala ¿quieres mi postre? No me gusta el pudín —señaló viéndome con una enorme sonrisa.

—Solo quiero comer tranquila —pedí con amabilidad.

—También yo, creo que esto de pasar tiempo juntos sirve el maestro siempre tuvo la razón ¿no crees?

—No lo sé, y ¿tus amigos?

—Ni idea, pero pronto llegarán —dicho y eso, de pronto un grupo como de diez personas se acomodaron en mi mesa, sí, en mi solitaria y buena mesa que ahora estaba llena de chicos y algunas fans.

Todo mundo comía y se saludaba entre sí, incluso lo hicieron conmigo como si fuésemos amigos, por un momento extrañaba a mi mejor amiga, lástima que andaba de visita donde su abuela.

Me levanté de la mesa sin terminar de comer, no estaba cómoda.

Ranma me vio confundido pero me alejé sin más, pronto me alcanzaría por los pasillos.

—¿Qué sucede? Te sientes mal…

—Detente, tú interés repentino por mí comienza a asfixiarme.

—Lo lamento yo…

—Está bien, no te preocupes solo necesito espacio ¿sí?

—¿Nos veremos más tarde? —preguntó, solo asentí y me fui.

Cuando las clases terminaron me dirigí hasta la sala de música, la melodía proveniente del hermoso piano llamó por completo mi atención, asomé son sutileza a mirar encontrándome a Saotome tocando una bella pieza lo cual me sorprendió.

Entré despacio y él no notó mi presencia hasta unos cinco minutos después cuando acabó de tocar.

—Hermoso —susurré aplaudiendo.

—Gracias —respondió algo avergonzado.

—¿Cuándo aprendiste a tocar Gymnopédies de Erik Satie?

—Desde pequeño, mamá tiene un piano en casa —contestó.

—Lo haces muy bien, es decir me gustó oírte —mencioné y él se levantó algo titubeante.

¿En verdad estaba cambiando? O siempre fue así ¿De dónde sacaba esa sensibilidad por la música?

—Hace un rato que ya no tocaba, creo que me falta práctica.

—¿Por qué? es decir, me has sorprendido gratamente.

—¿En serio? Otro día podría tocar otra pieza…

—Podrías enseñarme —me aproveché un poco del entusiasmo.

—¿Quieres intentarlo ahora?

—Y el ensayo…

—Solo serán unos minutos —agregó abriendo su mano para que me acercara y juntos nos sentáramos en la banca.

Puse toda la atención posible, tenía una noción pero nunca había tocado siquiera un piano, las clases eran muy costosas como para que mi padre pudiera pagarlas.

Poco a poco fui entendiendo y puede tocar brevemente pero según él, era rápida aprendiendo.

Luego nos enfocamos en los ensayos y aunque no teníamos público, podía sentir más sentimiento de su parte en su interpretación.

Esa tarde sería el último encuentro, el sábado presentábamos la obra y ya no había nada más que compartir entre los dos.

.

.

.

Las ovaciones del público me alegraban el corazón, padres y personal docente aplaudía nuestra obra titulada "Un beso en la mano" ese había sido el último contacto antes de que el soldado se fuera a la guerra, el único recuerdo que le dejó a su amada era su beso en su piel, como un tatuaje.

Luego del esfuerzo y del éxito había una pequeña celebración, me sentía algo cansada pero aliviada de que todo saliera muy bien. A mi compañero no lo volví a ver, había mucha gente pero cuando decidí ir a cambiarme de vestuario lo encontré apoyado en la puerta del camerino de damas.

En cuanto me vio sonrió divinamente.

—Felicitaciones Akane, lo hiciste perfecto —pronunció.

—Gracias —respondí a lo que él sacó de detrás de su espalda una hermosa rosa en color blanco.

—No pude conseguir más, pero quiero agradecer tu tiempo por ayudarme a mejorar mi actuación.

—No era necesario —repliqué tomándola.

Eso es todo ¿no? El silencio se hacía presente entre los dos, como si algo quisiéramos expresar.

Ranma suspiró pesadamente dio unos cuantos pasos para quedar más cerca de mí. Tomó mi mano libre y la besó suavemente, tal cual lo hizo en la escena final de la obra, sorprendida no sabía qué decir.

—Vamos a ver qué sale de este principio de amistad ¿te parece Akane?

Y sí, apenas comenzábamos a conocernos. Lo que nunca imaginé fue que aquel simple gesto se convertiría en uno de mis favoritos.


Nota del autor

Estimado lector, otro shot salió con este título. Del odio al amor un solo paso. Así sucedió con ellos, aunque todavía tienen mucho por aprender del otro.

Gracias por sus animosos review, los leo siempre.

Pd: Escuchen la canción de piano de Gymnopédies de Erik Satie, es muy bella.

Sweetsimphony._