Fantasía de la infancia

Los personajes no me pertenecen, son de la gran Rumiko Takahashi. Esto es sin fines de lucro solo diversión por y para los fans.

*Día 18

Historia AU


Estaba frente al aparador más alucinante de la vida, lo veía incansablemente. Mi esposa estaba en la tienda de al lado preguntando por unos biberones para nuestro bebé, mi primogénito quien nacería en unos seis meses más. Sin embargo, acababa de ver un muñeco de acción que siempre quise tener cuando fui pequeño, el que muchos niños tuvieron y que mi padre nunca obtuvo para mí. Entre tantos viajes y cambios de residencia nunca pude jugar con uno de esos y justo ahora estaba ahí, frente a mis ojos mucho más mejorado sacando a flote mi deseo por obtenerlo.

—¿Ranma? —me llamaba Akane.

—¿Cómo te fue? —pregunté saliendo de mis cavilaciones.

—Bien, ya lo compré —respondió —guarda el recibo por favor —añadió.

—¿Qué más falta?

—Por ahora nada, todavía hay tiempo —respondió acariciando su vientre que apenas asomaba.

—Tienes razón, ¿vamos a casa? —indiqué tomando su mano pero ella me detuvo.

—Tenemos hambre —murmuró.

—Iré a comprar algo ya regreso —mencioné yéndome, tardé unos quince minutos en la fila de los churros y cuando regresé Akane tenía dos bolsas más de las que llevaba anteriormente.

—¿Y eso?

—En casa te lo muestro —respondió.

Regresamos a casa en autobús, Akane devoraba los churros y yo disfrutaba verla. No era asidua a las golosinas pero hace unas semanas que me ha pedido algunas y como buen marido consentidor cumplo con sus pedidos.

En cuanto llegamos a nuestro hogar, Akane fue a recostarse y por mi parte a tomar una ducha, cuando salí del baño me encontré con una caja sobre la cama, tenía un bonito moño en color rojo.

—¿Y eso? —pregunté más para mí y mi esposa solo sonreía iluminando todo a su alrededor, estaba apoyada en el marco de la puerta.

—Es para ti, ábrelo —solicitó haciendo un gesto con sus manos.

—No es mi cumpleaños aún…

—Y qué, este es un regalo de tu hijo —pronunció provocándome más curiosidad.

Rasgué el papel un tanto ansioso, no lo podía negar a quién no le gustan los obsequios.

Mis ojos se abrieron de par en par al ver aquella figura que tanto anhelé siendo un niño, esa pequeña fantasía de infancia.

—¡Cómo lo supiste! —exclamé desempacando por completo el juguete.

—Eres muy fácil de leer Saotome —respondió, iba a seguir hablando pero le estampé un beso muy agradecido —Pudiste comprarlo —señaló cuando me separé de sus labios.

—Es que ahora tenemos otras prioridades —repliqué sin dejar de ver los detalles de la figura —Gracias cariño —pronuncié emocionado, ella acarició mi mentón.

—Úsalo mientras puedas —soltó mi esposa yéndose de la habitación.

—Espera, por qué dices eso —fruncí el ceño esperando su respuesta.

—Porque cuando el bebé ande correteando por aquí y por allá, ese lindo juguete acabará en sus manitas —soltó sin más.

Y así fue como mi esposa acabó con mi ilusión, apreté el juguete entre mi pecho y mi mano como si alguien pudiera quitármelo ahora, después de todo el bebé entenderá que esto es de papá ¿cierto?


Nota de al autor

Estimado lector, un futuro juntos y en dulce espera. Una situación muy común, ¿quién no ha añorado un artículo en la infancia pero por distintas circunstancias lo obtienes de adulto?

Gracias por sus comentarios, los leo siempre.

Sweetsimphony._