22.- Risas: El retorno de la Casanova

—¡Esta es la noche! Lo lograré… ¡Sé que lo lograré!

Korra se animó a sí misma frente al espejo del baño, antes de respirar profundo, coger valor y volver a su cita con Asami.

Esta era la salida número…bueno, en realidad no llevaba la cuenta. Solo sabía que habían sido muchas y cada una era perfecta por el simple hecho de pasar tiempo con la pelinegra.

Llevaban un poco más de seis meses en estas citas de ensueño (que incluían dos meses de noviazgo); entretenidas salidas ya sea al cine, a restaurantes, o simplemente a ver a los tiernos pato-tortugas nadar en el parque.

Citas llenas de enamoradizas miradas, tímidas tomadas de mano, cálidos abrazos y dulces besos; todos aquellos gestos que sacaban a relucir el cariño que se tenían mutuamente y que rápidamente iba creciendo.

Pero faltaba algo, Korra lo sentía… lo sentía en su cuerpo, en especial con cada beso.

Sí, sabía que, tras su pequeña gran vergüenza del inicio de su coqueteo, habían quedado en ir poco a poco conociéndose, viendo qué pasaba y no saltar de una a la cama… pero la verdad sea dicha, estaba loca por intimar con aquella mujer divina.

Cada caricia llena de pureza encendía su piel anhelante de toques más profundos. Cada inocente beso la hacía añorar contactos más profundos y carnales.

Con el paso de las salidas y amorosas interacciones le era imposible dejar de soñar con que esos rojizos labios y suaves manos la exploraban a libremente, dando rienda suelta a los más lascivos gustos; o con ser bendecida con la sola visión de su maja desnuda personal, y probar de las mieles de su intimidad.

Definitivamente quería, deseaba y necesitaba hacer el amor con su novia, sino sentía que iba a explotar.

La pregunta del millón era… ¿Cómo?

Había intentado decírselo muchas veces, tratar de sacar el tema a colación… pero la verdad era que se moría de vergüenza y terminaba tartamudeando, sonrojada y cambiando de tema en cada ocasión.

Pero hoy eso iba a cambiar, porque había decidido otra estrategia aplicar.

Ya que las palabras directas y las conversaciones serias definitivamente no eran lo suyo, más aún para cualquier cosa que se relacionara al coqueteo, se había decantado por la única opción que le quedaba; aquella que, así sea bajo engaño a su ingenuidad y como broma de Kuvira, le había permitido el privilegio de conocer a esa hermosa ojiverde que en la mesa 7 la esperaba: Cortejarla con trilladas, inapropiadas vergonzosas frases baratas.

Sí, no era lo ideal… ¡Pero era la única opción que le quedaba! Así al menos Asami sabría sus deseos de forma poco ortodoxa, pero sin duda más clara; y si no estaban en la misma página… bueno, al menos la pelinegra se reiría mientras la cacheteaba.

—Vamos, Korra, no por nada te preparaste para esto durante una semana. -Se susurró a sí misma la castaña, mientras avanzaba hacia la mesa donde el camarero servía el postre- Esta es tu oportunidad, es esta noche o nada.

La morena finalmente llegó a la mesa y mientras se sentaba fue recibida por la cálida sonrisa de su bella acompañante.

—Me alegra que volvieras. Recordé cuánto te gusta la tarta de chocolate de este restaurante, así que me aseguré de reservarte una porción.

Korra sonrió, no solo por el delicioso postre (¡En verdad era adictivo!), sino por la gentileza y consideración de su novia. Era simplemente perfecta y lo buena que era con ella solo la hacía ante sus ojos más deseable y tentadora.

Korra agradeció y ambas comieron en un cómodo silencio, solo intercambiando miradas juguetonas llenas de cariño inmenso. Sin embargo, pese a todo el amor que sentía, Korra estaba nerviosa por lo que iba a hacer… no obstante ella no era miedosa, así que se llenó de valor y finalmente tomó la batuta para iniciar la conversación.

—Asami, ya que estamos comiendo un postre y este está lleno de calorías, debo confesarte que… Muero de ganas por ejercitarnos juntas, agitarnos hasta jadear y sudar mucho junto a ti… -indicó moviendo las cejas, cual conquistadora.

Por su parte la pelinegra enarcó una de las suyas y cuestionó.

—Korra, ¿Insinúas que estoy gorda?

La morena palideció ante lo escuchado, ¡Eso era lo que menos quería dar a entender! Entre balbuceos intentó rápidamente excusarse y salvar el plan que desde el inicio parecía iniciar mal.

—¡No, no, no! ¡Para nada Asami! Yo solo… es que… Lo que quiero decir… es que…. -la castaña carraspeó antes de exclamar- ¡Que tu ropa me da miedo, Sami! ¡Quítatela!

—Okey… ahora insinúas que tengo un mal sentido de la moda…

"Mierda, mierda, mierda"- pensó Korra, al borde de un colapso mental. Pero no se iba a rendir así nomás.

—No, tu ropa es perfecta, tienes un gran sentido de la ropa… por otro lado la mía está algo viejita y… y creo que me fui por otro lado ya… -sabiéndose perdida por esa línea, pero intentando salvar el tema de la vestimenta, Korra carraspeó nuevamente y se animó a tirar otra frase- Oye Sami, ¿A qué hora llegas normalmente a tu casa? Es para empezar a quitarte mi ropa, dulzura…

—Para empezar a… ¿Qué? -cuestionó con expresión confundida la Pelinegra- ¿Esta es una forma de decirme que quieres que te devuelva el suéter azul con capucha que me prestaste el otro día? Porque yo te pregunté y me lo regalaste. Si tanto te molestaba me lo hubieras dicho, Korra.

La morena, extrañada por la respuesta, re analizó mentalmente lo dicho y abrió los ojos de par en par al darse cuenta de su error.

—¡No! ¡La frase era para "empezar a quitarte la ropa"! ¡No mi ropa! sería tonta si hiciera eso, con lo que me gusta verte con mi suéter y hasta te queda mejor a ti que a mí… -la última parte de su frase fue prácticamente susurrada. La ojiazul sabía que estaba perdiendo la batalla, pero aún le quedaba una última carta bajo la manga. Así que, tras un tercer carraspeo, lo volvió a intentar. - Hey chica sexy… ¿Sabías que, según el pronóstico del clima, deberías estar en tu cama ahora?

—Korra… si lo que intentas decirme es que te estoy aburriendo tanto que quieres que me vaya a casa, se directa y franca. -espetó la ojiverde, con un visible ceño fruncido y tono molesto.

Aunque parecía imposible, Korra palideció aún más. Nuevamente había metido la pata confundiendo un "mi" con un "tu" y ahora sí había terminado de arruinar la velada. Cabizbaja se revolvió los cabellos, totalmente frustrada por su mala suerte, pero cuando estaba a punto de disculparse con Asami y salir corriendo del restaurante a meter la cabeza bajo tierra como los avestruces, una risilla leve llamó su atención.

Lentamente alzó la cabeza y se encontró a la dueña de sus suspiros, tratando infructuosamente de reprimir una sonrisa. La mujer al verse descubierta, no pudo resistir más y desató sonoras risas que hicieron a muchos comensales girar a verlas. La repentina atención hizo que Asami contuviera un poco su diversión, pero siguió riendo por lo bajo.

Solo cuando la atención se dispersó de ellas, pudo comenzar a intentar contestar las interrogantes prácticamente grabadas en el rostro de su amada.

—Lo…lo siento, cariño… Pero es que eres tan fácil de molestar…- susurró, tratando de recomponerse más de su ataque de risa.

—¿Sami? ¿Qué está… de qué estás hablando? -tartamudeó, confundida.

La cara de la ojiazul era un poema, y aunque su novia quería volver a reírse mientras apretaba las mejillas oscuras y besaba ese adorable puchero que se estaba comenzando a formar en los labios caoba de Korra, se abstuvo y prefirió confesar su triquiñuela.

—Verás Kor-Kor… Lo sé todo.

—¿Lo sabes… todo? A qué te re… -al ver a la pelinegra enarcar una ceja y mirarla con un brillo perspicaz, supo de lo que hablaba. Sus morenas mejillas se sonrojaron, pero por vergüenza decidió hacerse la desentendida. – N-No sé a qué te refieres… ¡Pero qué buena cena…! y que rico estaba el postre, ¿Verdad? ¡Y que buen clima hace ahora!

—Korra… -al ver a su pareja desviar la mirada, cogió su mano para llamar la atención; mientras frotaba el pulgar sobre sus nudillos, retomó la palabra- Oh vamos, querida… eres pésima ocultando cosas ¿Sabes? Más aún si las búsquedas las realizas en mi laptop y te olvidas de cerrar las pestañas…

Si sus manos no hubieran estado entre las de su novia, la castaña se hubiera palmeado la frente de la frustración por su descuido. En su lugar, solo gimió por ser tan distraída en sus actos. El quejido junto con las expresiones que estaba poniendo la ojiazul casi hicieron reír a Asami, pero puso todo de su parte para no avergonzar más a su pareja (al menos por ahora) y esperó hasta que esta se calmó un poco y habló sola.

—Entonces… ¿Qué opinas de que tú y yo…? bueno… eso.

—¿Que qué opino, mi Kor-Kor? -repitió Asami, con un deje juguetón- Veamos…creo que sería mejor si lo digo en tu idioma ¿No?

—¿Mi idioma? -la observó ladeando la cabeza, mientras cuestionaba confundida la castaña. Que ella supiera el mismo idioma hablaban ambas.

—Sí querida, oíste bien, en tú idioma. -Repitió la pelinegra y agarrando con mayor firmeza las manos de Korra, con un tono coqueto le susurró- Korra, opino que deberías traer un túper porque te voy a dar hasta para llevar. Que te voy a hacer el amor tan rico, que me vas a pedir la receta sin dudar.

—¡A-Asami! -La morena pegó un gritillo susurrante mientras su sonrojo aumentaba exponencialmente. Quiso quitar las manos, pero su novia no la dejó; mas bien las atrajo hacia sí misma y con tono maliciosamente sexy continuó.

—¿Qué sucede, Kor-Kor? ¿Acaso te extraña que desde hace tiempo yo también tengo ganas de que te den ganas de quitarnos las ganas con muchas ganas? Porque sí, cariño, tú y yo tenemos indudablemente algunos orgasmos pendientes.

—Y-yo… no me esperaba…-comenzó a tartamudear la ex morena, ahora roja cual tomate; pero fue interrumpida una vez más por su pareja, que se las había ingeniado para disimuladamente moverse con todo y silla hasta estar a su lado.

—Oh vamos, amor, yo solo quiero que estés feliz… felizmente desnuda en mi cama. -Le indicó, guiñando un ojo y casi haciendo desmayar a la ojiazul- tú sabes bien que te quiero… y si nos vamos pronto de aquí te diré en qué posición.

—S-Sami…-la morena apenas podía hablar de la conmoción, hecho que aprovechó gustosa su novia para continuar con la dulce tortura, esta vez con un toque extra de picor.

—Aunque debe ser un pecado contra Raava tenerte tantas ganas, porque así estuvieses a mi lado, debajo o encima mío, no importaría nada… -volvió a susurrar con gran deseo, mientras lentamente acercaba su tentadora boca al oído de la castaña. Finalmente quedó a escasos milímetros del mismo, exhalando cálido vapor con cada pesada respiración mientras continuaba- Vamos ahora a mi departamento, querida, que el sexo alarga la vida y yo quiero hacerte inmortal, amada mía. -Terminó de hablar, finalizando sus palabras con una sensual lamida al contorno de la atrayente oreja.

La pelinegra supo que su táctica había surtido efecto, no solo por el nuevo gritillo de su novia que atrajo miradas, o por el estremecimiento entero del tonificado cuerpo moreno que había marcado pronunciadamente los antojables pezones de su castaña adorada.

No. Fue el hecho de que Korra se levantara intempestivamente haciendo caer la silla por detrás y de repente la acogiera en brazos, cargándola de forma nupcial, lo que en verdad confirmó la magnitud de sus encantos.

Mientras era llevada por los fuertes y morenos brazos hacia el Satomovil que las llevaría al ansiado y carnal encuentro, Asami mentalmente agradeció tres acontecimientos:

Uno, haber visto aquella búsqueda en su laptop.

Dos, haberse aprendido algunos de esos coqueteos baratos.

Y Tres, haber pagado la cuenta de antemano.


¡Hola!

Un capítulo más al fin... ¡La esperanza de terminarlo pronto es cada vez más reluciente para mí! Este capítulo debo agradecérselo a MoonGrey, pues hace algún tiempo me dio la idea de hacer una continuación del capítulo 16 (No te preocupes si llegas a leer esto y no lo recuerdas, ni yo me acordaría si no fuese porque lo anoté jajaja). Originalmente serían solo los coqueteos malos y bobos de Korra para divertir a Asami, pero para darles alguito de trama lo puse así.

Y lo siento, el smutt propiamente dicho tendrá que esperar a otra trama, unos cuantos capítulos más jajaja.

El siguiente capítulo está prácticamente terminado, solo me falta darle un cierre. Lo cual es bueno porque ando algo copada en inversión de tiempo y neuronas con lo del anteproyecto de la tesis.

Saludos,

Le chat et l'abeille.