In and Out of Love
Cousas de Meigas...
Se sucedieron días en que cada vez que se veían no podían dejar de insultarse y lanzarse todo tipo de puyas, unas veces verbales, y otras en forma de frascos, cucharas, martillos y demás objetos susceptibles de ser lanzados. Por fortuna para todos los que vivían allí Vegeta estaba muy ocupado con su entrenamiento y se dejaba ver poco...
Unos meses más tarde llegó su aniversario
Bulma canturreaba feliz una canción mientras se arreglaba en su cuarto. Aquella noche pensaba pasárselo de miedo junto con Yam...
Se rió con picardía mientras se miraba en el espejo. A Yamcha le iba a dar algo cuando la viera. Se había comprado un vestido rojo largo para la ocasión, y para qué iba a negarlo? Le quedaba de maravilla...
·Estaba muerta de curiosidad por saber lo que el chico le iba a regalar. Llevaba días torturándola con pequeñas pistas que no llegaban a ningún lado... Se retocó ligeramente la sombra de ojos y se echó aquél perfume que sus padres la habían regalado por su último cumpleaños.
Ya estaba lista, y además había acabado cinco minutos antes de la hora! La mujer se sonrió Y eso para que luego diga que soy una tardona...
Media hora después, Bulma estaba sentada en el salón con su madre
"Bah! Seguro que ha tenido alguna avería en el coche..." Dijo en voz alta
La sra Briefs levantó los ojos del libro que leía "He oído en la radio hace un rato que el tráfico estaba colapsado en el centro de la ciudad porque un camión había derrapado o algo así..."
"Claro! Ves?" Bulma sopló un poco más tranquila. Yam no solía ser inpuntual y como no la había llamado estaba comenzando a inquietarse...
Y pasó una hora.
Mamá levantó los ojos del libro otra vez al escuchar el sonido de una hoja al romperse violentamente. Bulma había arrancado una página de una revista con todas sus ganas y en ese momento la estrujaba sin piedad entre sus manos
"Bulma, hija, tranquilízate un poquito... Ya verás como es una tontería... Seguro que su entrenamiento le está durando más de la cuenta, eso es todo...."
"Me va a oír cuando llegue... --Fue lo único que dijo ella mientras se cruzaba de brazos-- Precisamente quedamos después de cenar para que tuviera tiempo de entrenar.... Le voy a matar!"
Las dos mujeres se giraron al escuchar una carcajada "Así que ese imbécil te ha dejado plantada!"
"CÁLLATE VEGETA!!"
El otro siguió riéndose "Apostaría a que se ha ido con otra y no se ha acordado de ti!"
Bulma se levantó hecha una furia y se encaró con él "Eso no es cierto! Me prometió que todo eso había acabado y yo le creo!"
Vegeta fijó ojos inexpresivos en los azules de ella y ambos se mantuvieron así durante segundos, sólo mirándose, sus caras serias, como compitiendo. Entonces los labios del Saiya se curvaron en una sonrisa ladina, irónica, que hizo que la mujer comprendiera perfectamente la opinión que tenía sobre Yamcha
"Me importa un carajo lo que pienses! Yamcha será un gilipollas pero al menos es una persona decente, no como cierto alienígena malnacido que todos conocemos y que ni siquiera debería estar vivo!!" Le gritó antes de salir corriendo del salón. Ambos pudieron escuchar los tacones de sus zapatos repicar contra los escalones
Mamá suspiró suavemente mirando al Saiya, que se encogió de hombros como si la cosa no fuera con él. Vegeta fue hacia la cocina a comer algo para proseguir su entrenamiento inmediatamente después...
Se quitó la camiseta y la lanzó de malas maneras sobre uno de los sillones
Quién se cree que es esa idiota mujer para hablarme así?! Pensó con rabia aumentando los números del indicador. Sabía de sobra que tenía razón en lo que le había dicho, incluso él mismo lo había llegado a pensar a menudo. Pero le jodía que le recordaran que estaba allí por un maldito error. Un error? Ha! Seguro que los malditos dioses no me dejaron morir porque si no se les acababa el espectáculo! De quién se iban a reír más que de mí? Soy un Príncipe destronado, humillado frente a todos! Ni siquiera soy capaz de superar a un maldito vasallo subnormal y traidor!!
Cuando se quiso dar cuenta estaba rodeado por la llamarada de su aura azulada, que crepitaba y lamía el techo al ritmo de su furia
Los astrólogos me prometieron ser el mejor! Hasta Padre lo pensaba! No pueden estar todos equivocados! Tiene que haber una forma de superar a Kakarotto y no descansaré hasta verle temblar ante mi poder!!
Mientras tanto, Bulma estaba sentada en el borde de su cama sin saber muy bien qué hacer. Estaba reprimiendo las ganas de subir al laboratorio y fabricarse un bazooka "de bolsillo" para disparar contra la maldita nave y su maldito ocupante. Cómo se atrevía a decirle eso! No podía creer que fuera un hombre tan insensible, tan desagradecido! Después de todo lo que hacían por él! Tenía que haber escuchado a su padre cuando le dijo que sería mejor que no viviera allí con ellos. Pero noo... Su parte de "buena persona" tuvo que meter la pata
De buena soy tonta! Joder! Y ese Yamcha dónde coño se ha metido!! La mujer arañó ligeramente la colcha de su cama. Su novio le dijo que sus filtreos con otras chicas se habían acabado. Se lo juró! No podía creer --mejor dicho, no quería creer-- las palabras de Vegeta...
Pasaron dos horas de duros entrenamientos en la nave de gravedad. Vegeta estaba tomándose un ligero descanso cuando escuchó que alguien golpeaba la puerta un par de veces antes de abrirla. Frunció el ceño cuando una visita realmente indeseable cruzó la puerta
"Qué demonios se te ha perdido aquí?" Le preguntó de malas maneras mientras se levantaba del suelo. Dos pares de ojos negros se cruzaron al instante, pero Yamcha decidió apartar los suyos y mirar a otro lado. Bastante le incomodaba la situación de tener que pedirle algo a ese bastardo Saiyajin como para encima tener que sostener un combate con sus ojos de hielo
"Podrías abrirme la puerta?"
Vegeta cruzó los brazos y sopló divertido mientras sonreía friamente. Le parecía muy gracioso que aquél tipo odioso tuviera que pedirle algo "Y... por qué debería? Haber venido a tu hora"
El chico apretó los puños. De antemano sabía que iba a ser difícil convencerle, pero no se esperaba esa contestación "No tengo por qué darte explicaciones..."
"Y yo no tengo por qué abrirte la puerta. Y ahora lárgate, tengo que seguir entrenando" Cansado de la estúpida conversación se acercó a la máquina con intención de volverla a encender
"Espera Vegeta...!"
"Qué pasa ahora? Ah claro! Olvidaba que si enciendo esto acabarás aplastado contra el suelo..." Sonrió burlón
Yamcha hizo oídos sordos a su comentario "Por favor, ábreme la puerta. Tengo que disculparme con Bulma y no puedo abrir el otro cierre..." Odiaba tener que rebajarse así pero no veía solución posible. Los Briefs cerraban la casa por la noche con otra cerradura especial que sólo se activaba con las huellas dactilares de los que vivían allí... Incluido el Saiya
"Pues entra por la ventana!" Bufó el otro perdiendo la paciencia. Desde el principio tenía muy claro que no iba a acceder y aquél humano se estaba volviendo realmente una molestia "Si no te largas de aquí ahora mismo te mataré y ya no tendrás problemas para entrar en su casa, me oyes?"
"Está bien, joder!" Yam salió con un portazo Ahí te parta un rayo cabronazo!!! Pensó el chico cabreado Yo no sé ni para qué lo intento!
Tras comprobar que todas las ventanas estaban cerradas a cal y canto flotó hasta la del cuarto de Bulma y llamó al cristal para que le abriera. Al mirar dentro vio que ella estaba tumbada sobre la cama, vestida y todo, aunque se había quitado los zapatos
Bulma se agitó en sueños hasta que al fin, con otro par de golpecitos se despertó del todo. Al principio se sobresaltó al ver la figura en su ventana pero pronto se dio cuenta que no podría ser un ladrón
Yamcha sonrió cuando la vio acercarse a la ventana y abrirla "Puedo pasar?"
"No" Le respondió sin emoción. Una ráfaga de frío aire de febrero sacudió el chaquetón de cuero del chico y la hizo temblar a ella
"Vamos Bulma, perdóname...! Se me pasó, en serio! Lo siento mucho..."
"Sí, claro! Siempre igual, Yamcha! Estoy cansada de que nunca te acuerdes de mí, joder! Debería... debería...!!"
"Por favor...! Además, hace días que te compré esto... Lo sabes!.. --le dijo tendiéndole una pequeña cajita-- Estaba demasiado metido en mi entrenamiento y no me acordé hasta que Puar me avisó..."
Ella tomó la cajita y al abrirla encontró un bonito collar de perlas grises "Es... precioso..." Murmuró
"Lo siento, de verdad. Perdóname, sí?"
Bulma le metió dentro de casa y le dio un fuerte abrazo. Todas las paranoias que se había estado formando durante horas se esfumaron al tomar contacto con su cuerpo. Y así quedó todo resuelto aquella noche...
Al día siquiente Yamcha se quedó a comer, y Mamá preparó una barbacoa en el jardín
Bulma aprovechó un momento de despiste de su novio para hacerle una ahogadilla en la piscina
"Hahahahaha! Dónde están tus reflejos de guerrero, Yam?" Se burló la mujer mientras dejaba salir al pobre chico, que tosía por el agua que había tragado
"Atjó! Atjó! Me --Atjó!-- vengaré! Atjó!" Yamcha hizo crujir sus nudillos y sonrió malamente mientras se zambullía en el agua y buceaba hasta ella. Bulma por su parte intentaba huír nadando hacia otro lado, pero su novio parecía haberse convertido en un tiburón hambriento...
Vegeta salió de la nave de gravedad donde entrenaba con una toalla sobre los hombros. No estaba precisamente de buen humor, ya que a pesar de que se ejercitaba mucho todos los días nunca parecía ser suficiente para alcanzar su meta. Aunque se aferraba fieramente al convencimiento de que por ser quien era, tenía necesariamente que ser mejor que un guerrero de clase baja sin cerebro, había veces que le daban ganas de mandarlo todo al carajo y marcharse muy lejos de allí. En Chikyuu no se le había perdido nada, no era bien recibido allí y además estaban Kakarotto y esa panda de estupidos amigos suyos que siempre parecían recordarle que él no era el mejor
Mientras se dirigía a la casa escuchó el jaleo que estaban armando esos dos, y no pudo sino soplar al verles comportarse como críos
Si no fuera porque está ella también volaría en pedazos la piscina con ese gilipollas dentro... Pensó apretando los dientes fastidiado. No soportaba al novio de Bulma, le parecía el personaje más patético que se había cruzado en --casi-- toda su vida. Debería estar prohibido que determinadas personas pudieran andar sueltas por el mundo. Es una vergüenza incluso para su patética raza...
Anduvo hasta el interior de la casa, y mientras cruzaba el salón para llegar a la cocina escuchó un pequeño sonido. Se paró y miró a su alrededor. Venía de un aparato negro que estaba sobre las ropas de Yamcha.
Por curiosidad se acercó a ver lo que era, y cogió el busca en su mano, apretando uno de los botones. Pronto un mensaje cruzó la pantalla de cuarzo
* Gracias por ayer. No olvides esta tarde. Besos, Lyl *
El Saiya frunció el ceño y agitó la cabeza, sonriendo para sí. Así que se la estaba pegando a Bulma... Otra cosa más para añadir a su lista de cosas *buenas*. Desde luego, les haría un favor a todos si le borrara del mapa...
De pronto se dio cuenta de lo que había estado pensando y se sorprendió a sí mismo. Y mucho. Qué imbécil! La estupidez de este planeta debe de ser contagiosa, joder! Pensó al darse cuenta que estaba interesándose por ella
Cabreado consigo mismo entró en la cocina como una tromba, encontrando --y casi tirando-- a Mamá en el proceso
"Vegeta-kun! Qué agradable sorpresa! Quieres comer con nosotros? Tenemos barbacoa... Papá está preparando el fuego en el jardín..."
"No" La respondió secamente abriendo el frigorífico y cogiendo un tetrabrick de zumo de piña. Esa cría me odia y me desprecia como el resto de sus patéticos amigos... Malditos todos ellos! Algún día les enseñaré quién es el gran Príncipe de los Saiyas...
La mujer suspiró desilusionada mientras le veía acabarse el zumo. Desde que llegó a vivir con ellos, ya no sabía por quién decantarse. Gokuh era tan tierno, tan mono... Pero Vegeta tenía un aire misterioso que le hacía irresistible... Además, le daba pena verle siempre tan solo...
"Mamá! Hay refrescos en la--" Según Yamcha entró en la cocina, se calló. El ver allí al Saiya le había pillado por sorpresa. Vegeta dejó el tetrabrick vacío de malas maneras sobre la meseta de la cocina y salió fuera, empujando al hombre en el proceso
"Oye tú! Quién te crees que eres! A ver si miras por dónde vas!"
Vegeta ni se molestó en contestarle
El joven sopló. No entendía cómo los Briefs admitían en su casa a un bastardo arrogante como Vegeta. Además, quién les aseguraba que no le iba a dar por volar la casa en pedazos en uno de sus arranques de mala leche? Ese hombre era peligroso! A parte de que no le hacía mucha gracia que viviera bajo el mismo techo que su novia...
"Toma, Yam-kun, me pediste refrescos, verdad?" La mujer sonrió, desviándole así de sus pensamientos. Él cogió la bandeja que le tendían y se despidió de ella aún un poco pensativo
Cuando llegó al salón escuchó la voz amarga de Vegeta detrás de él "Mientes mejor de lo que pensaba... Por no decir que Bulma es una ingénua..."
"Déjame en paz-- exclamó sin volverse siquiera. Pero paró en seco cuando se dio cuenta a qué se refería-- Qué estás insinuando?"
El Saiya sopló "Nada. Encontré esto pitando en el salón" Le tiró el busca y cruzó los brazos
Yamcha por cogerlo dejó caer la bandeja con los refrescos. Los vasos de cristal se partieron con gran estruendo, derramando todo el contenido por el suelo
Leyó el mensaje de una pasada y los dos se quedaron en silencio durante unos instantes "No vas a decirle nada, verdad?"
"Y por qué no?"
"Y por qué sí? Qué más te da si yo salgo con otras chicas? Además, Bulma nunca te creería..."
"Cómo estás tan seguro? Además tarde o temprano se acabará enterando igual"
"Tú lo que quieres es joderme, verdad? Bulma me importa mucho, pero soy incapaz de pasarme el día en casa mientras trabaja, eso es todo. Me da igual si lo entiendes o no, no sé si quiera por qué te lo cuento" Acabó molesto guardándose el busca en el bolsillo. Su intención era marcharse fuera de la casa, sin recordar el estropicio de los vasos o el refresco que la mujer le había pedido
Ella apareció en ese momento por la puerta
"Qué ha pasado aquí?!" Exclamó viendo a los dos hombres con cara de pocos amigos y los vasos rotos por el suelo
"Me... tropecé y se me cayeron los vasos" Dijo Yamcha agachándose y comenzando a poner los trozos de cristal sobre la bandeja
Bulma frunció el ceño, sabiendo que algo no encajaba. Y ese algo era qué pintaba Vegeta en todo el cuadro.
---0oooo0---
Tras la opipara comida y un buen rato de agradable charla, Yamcha se marchó de la Ccorp alegando que tenía que entrenar ya que hacía algún tiempo que descuidaba sus entrenamientos.
Así, mientras mamá se daba una vuelta por el jardín interior de la casa, Bulma se quedó sentada en el salón echándole un vistazo al periódico del día. Estaba dándole vueltas al incidente con los vasos de hacía unas horas, porque de seguro que Yam no se había tropezado... Se preguntó de nuevo qué estaría haciendo allí Vegeta... Quizás él le había empujado? Le habría puesto la zancadilla o algo? Sabiendo lo mal que se llevaban esos dos no le extrañaría demasiado...
Al pasar una de las hojas llegó a la sección de deportes, donde daban un repaso a la liga de baseball. Como siempre, su novio salía en primera página... Luego decía que tenía que marcharse porque descuidaba su entrenamiento, cosa que veía normal teniendo en cuenta cómo estaba muchos días de partido... Además de que solía irse de juerga a menudo con los compañeros de equipo...
Todo eso demostraba que Yamcha ya no tenía tanto interés por luchar como hacía unos años. Y eso, la verdad, la tranquilizaba. Nunca le habían gustado los tremendos combates en los que se veían envueltos su novio y amigos, porque aunque sabía que eran muy fuertes el enemigo siempre era más... Aquél chico del futuro les había puesto las cosas muy negras, y ella no quería perder a ninguno... No de nuevo.
De pronto llegó la madre de Bulma de la cocina con una bandeja en las manos "Bulma-chan! Mira qué bandeja más mona he encontrado para los pastelillos de la merienda!" Le dijo con su eterna sonrisa
La chica sopló "Ahora mismo podría haber sido creado el Jinzouningen y tú tan contenta con tus pastelillos!"
La mujer se sentó, dejando la bandeja sobre la mesita "Ya sé lo que te pasa. Yam-kun y Vegeta-kun están muy ocupados con sus entrenamientos y no te hacen caso..."
"Eso no es verdad! Además, por qué iba a querer que Vegeta me hiciera caso? Es un maniático de la guerra! Pelear es todo lo que le interesa..." Dijo cruzándose de brazos
"Oh, pero Bulma-chan, estás siendo muy dura con él!"
De pronto apareció el sr. Briefs. Después de la comida se había encerrado en el laboratorio y parecía estar cansado "Ahh! En mi vida he conocido un hombre tan imprudente como ese Vegeta...! No hace más que pedirme continuamente más aparatos para entrenar..."
"Ves lo que te decía, mamá?"
"No estás siendo justa. Yo creo que es un chico encantador, lo único es que es demasiado reservado. Seguro que entrena tanto para no sentirse solo... Y además, no te has fijado en todas esas cicatrices? Ha debido tener una vida muy difícil..."
La chica miró al suelo unos momentos pensando en las palabras de su madre. En su mente se perfilaron imágenes que había presenciado días atrás, cuando por casualidad le vio sentado en las escaleras de la nave, seguramente tomándose un descanso. Tammu estaba ronroneando felizmente bajo su mano...
...Seguro que entrena tanto para no sentirse solo...
"Pero mamá! No era Gokuh tu preferido?" Exclamó el Dr. mirando a su mujer sorprendido
"Hum... sí, pero es que Vegeta es tan especial... Creo que un día voy a invitarles a los dos a comer...."
"La verdad es que nunca se me ha ocurrido pensar en eso... Quizás lo que necesite es un amigo..." Comentó Bulma mientras cogía un pastel
"Seguramente..."
"Pues yo creo que no estamos hablando de la misma persona" El sr. agitó la cabeza
Escucharon la puerta de la casa abrirse y al momento Yamcha estaba allí, vestido con su gi rojo de entrenamiento
"Pero Yam, qué haces aquí?" Le preguntó Bulma contenta y sorprendida
"Pensé que podría entrenar en el jardín de tu casa y así verte en los descansos..." Lo que en realidad le preocupaba era que el Saiya se fuera de la lengua y así, estando él delante Bulma no le creería...
Ella sonrió mientras acababa el pastel. De pronto hubo un terrible temblor seguido de una explosión
