Paideía:
Como en visión de trágico delirio,
La mano negra de la mala suerte
Estampa al muro; y en su mancha inerte,
Se delinea el tenebroso lirio
Del amor, más profundo que la muerte.
(Mariposa Negra' Leopoldo Lugones)
Primavera, la estación en la que florece la vida y de la juventud brilla,
tiempo de vitalidad y romance. Es irónico que los sucesos hayan acontecido
en esta época tan positiva.
Soy huérfana, o casi lo soy, mi padre murió poco tiempo después
de mi nacimiento, y mi madre se marchó cuando tenía 5 años,
nunca más la ví, pero si me guío por las conversaciones
de mis abuelos solían tener ella está bien, está luchando'
según ellos... Vivía con mis abuelos, eran muy amables, pero en
ocasiones sentía que me tenían miedo, lo más extraño
es que a veces yo también temía de mis propias acciones, nunca
lo entendí hasta ese día cuando cumplí 15 años...
Pero antes de seguir con el relato les menciono otros datos relevantes'
sobre mí, tengo el cabello negro y los ojos celestes, soy ¼ japonesa,
y ¾ inglesa, nunca me interesó nada en particular, pensaba en
lo que pensaría cualquier chica de mi edad, en lo que pensaban mis amigas:
chicos, ropa, sueños, y algo de estudio (aunque no mucho). Era popular,
una de las fashion girls en mi secundaria, aunque no era presumida, tenía
suficiente autoestima para decir lo que pienso. Me gustaban los deportes, en
especial la esgrima y la natación, pero nunca me gustó la música,
con la honrosa excepción de la flauta ¿Por qué? Más
adelante lo diré. ¿Mi nombre? Realmente importa, es lo mismo ¿no?
que escriba un nickname o mi identidad real, ya que igual no me creerán,
lo real está limitado a parámetros lógico-científicos'
y no dan a lugar a lo sobrenatural'. Aún así, pienso
que es lo más normal del mundo (después de una crisis de identidad,
claro), ¿quién dispone que es natural' y que no lo
es? Si les interesa, me llamo Esperanza (Hope) Miki, un nombre en mi punto de
vista ridículo y redundante por la sencilla razón que Miki en
japonés significa: Luz de Esperanza', y mi nombre es Esperanza!
¿Acaso será una señal para que no me rinda y siga con mi
vida'? ¿o tal vez mi madre tiene un sentido del humor enfermizo?
Pero me he ido de las ramas, aunque creo necesario una pequeña introducción
a mi vida (aunque injusta, porque yo no sé nada sobre ustedes), así
que voy a mi historia:
Como dije antes, sucedió en el día de mi cumpleaños de 15, bueno más bien la noche, mis amigos y compañeros de curso estaban conmigo, también mi novio, Raphael. Como el serafín, él era como un ángel protector para mí, siempre me apoyaba, no importa que tan deprimida estuviera, él me levantaba el ánimo. Ah..., si lo hubiera sabido, lo hubiese alejado de mí; pero de nada sirve lamentarse, lo hecho, hecho está.
Fue una velada magnífica, todos fueron muy buenos conmigo, pero no todo
era perfecto, la verdad es que nunca me gustaron mis cumpleaños por raro
que esto suene, siempre tuve el presentimiento que algo de mí cambiaría
para siempre, y no era la única con estas inquietudes: mis abuelos se
ponían más nerviosos que nunca. Aunque siempre lo trataban de
ocultar, yo lo sabía de alguna manera: me vigilaban todo el tiempo, pero
rehuían de mi compañía. Claro que nuestros temores estaban
bien fundamentados, desgraciadamente no era sólo cosa de la histeria
adolescente.
En fin, como venía diciendo, todo era magnífico, y cuando estaba
cerca de las 11:15 (el momento exacto de mi nacimiento), Raphael y yo salimos
afuera. Nos besamos bajo el cielo estrellado, la noche se extendía magnífica
frente a nuestros ojos, un instante mágico como se dice; pero como todo
lo bueno, no dura para siempre: repentinamente me invadió una horrible
sed. No podía respirar bien, ni moverme con precisión, me dolía
la cabeza, me sentía muy enferma... Raphael fue corriendo a la casa a
buscar algo para calmar mi malestar, me dejó sólo en la profundidad
del firmamento nocturno...
Estaba cambiando, mis sentidos se ampliaban a medida que mi sed aumentaba; entonces
la escuché, el sonido de la flauta que había oído cuando
era muy pequeña...
Ocurrió el día en que mi mamá se fue, estaba tan deprimida
creía que mi mundo se acababa, aunque ella no era la persona más
cariñosa del mundo, era quien de dio la vida. Estaba huyendo de casa,
con el anhelo de encontrar a mi madre otra vez; aunque en realidad era el temor
de que algún día mis abuelos también me abandonaran, prefería
ser yo la que dejara la casa (sí, ya se una venganza' infantil,
pero que esperaban, tenía 5 años). Como era de suponerse me perdí,
y aunque me prometí no hacerlo, comencé a llorar, eso atrajo la
atención de algo viviente, unos perros creía al principio, aunque
más bien parecían lobos, comencé a correr más fuerte,
pero el terreno estaba resbaladizo por la lluvia, tropecé y caí;
pronto los perros' me rodearon. Estaba tan asustada, el corazón
me salía del pecho, dejé de llorar y entre en estado de shock
como un ratón al ver una serpiente, estaban a punto de lanzarse sobre
mí, pero no lo hicieron, me miraron perplejos, o eso creí, miraban
en mi dirección pero no era a mí a quien temían. Lo escuché
por primera vez, el dulce sonido de una flauta, y divisé dos figuras:
una blanca y pequeña, y una alta y ataviada de negro. Mi visión
se tornó borrosa, pero pude escuchar una especie de discusión
entre el can líder de la jauría y el blanco ser, estaban hablando
japonés y no entendí la mayor parte de la conversación.
Al parecer mis salvadores debían regresar a mis atacantes a su lugar
de origen, y éstos diferían de opinión. De repente los
canes atacaron a los sujetos, contemplé fuego y escuché maldiciones
y gritos de agonía, cerré los ojos, y cuando los abrí la
jauría había desaparecido. En su lugar estaban los dos seres (que
al parecer eran humanos) que me contemplaban, el más pequeño se
acercó. Y, ante mi sorpresa, era una chica, de no más de trece
o catorce años, me sonreía y me preguntó si estaba bien.
Le respondí que sí, que muchas gracias por salvarme. Ella rió
ante mi inocencia, era la risa más melodiosa que había escuchado
en mi vida, se acercó a mí y me susurró mi nombre en mi
oído. Yo di un paso para atrás asustada, ella comenzó a
acariciarme el cabello, y aconsejó que fuera fuerte, que mi madre volvería
algún día, que se fue para protegerme porque una guerra se avecinaba
y yo aún no había despertado. Lágrimas brotaron de mis
ojos, está vez no de miedo, sino de dolor, ella se acercó a mí
y mi besó la frente, me prometió que volvería algún
día. Recuerdo que levanté mi cabeza para verle el rostro, tenía
una sonrisa en sus labios y el rostro de apenas una adolescente, pero sus ojos
reflejaban madurez y el dolor más agobiante que he visto nunca. La vi
marcharse junto a su acompañante, y al igual que los perros desaparecieron,
parecieron internarse en un bosque de cielo rojo. Desde ese día le di
un nombre a mi salvadora, el ángel de los ojos tristes, aunque no sabía
si era un ser celestial o no, y gracias a ella, no volví a lamentarme
nunca más...
Mi ángel ha regresado, sola esta vez, sus ojos miraban fijamente los
míos, sin pestañar... Esos dos monedas doradas que transmitían
felicidad y tristeza al mismo tiempo, sentimientos confusos y mezclados. Ella
sonrió, una risita débil y cansada, luego abrió la boca
y su voz era tan débil que el viento pudo haberme dicho esas palabras.
La sangre finalmente ha despertado, bienvenida a mi clan, Esperanza-san,
iba a preguntarle tantas cosas, sobre mí, sobre mi madre, pero el grito
de Raphael captó mi atención, cuando volví a verla ella
había desaparecido.
Raphael me dio la medicina con un vaso de agua y comenzó a hablar, creo
que me decía que mis abuelos no lo dejaban salir de la casa, que hasta
intentaron retenerlo a la fuerza, por alguna extraña razón, yo
intentaba escucharlo, pero no podía... La sed me consumía, tomé
la medicina y el agua, pero no me dejó satisfecha, estaba sedienta de
amor y sueños y de tacto, o eso creí... Abracé a Raphael,
y él respondió la calidez de mi impulso, lo besé en su
frente, en la mejilla derecha, en los labios y en su cuello... Después
de unos segundos yacía muerto en mis brazos...
Gotitas de sangre se entreveían de las dos pequeñas (casi invisibles)
heridas que tenía en el cuello, yo continuaba abrazándolo como
si eso pudiera hacerlo volver, y comencé a llorar, por primera vez después
de aquel incidente hace 10 años. Por supuesto que al poco tiempo alguien
vino a buscarnos, nuestra tardanza había preocupado a mis amigos, ellos
me vieron cargando el cuerpo sin vida de mi amado, sus ojos llenos de una profunda
confusión y temor, yo salí corriendo y no los ví nunca
más...
Me hospedé en un edificio abandonado, nadie me buscaba, nadie quería
saber que pasó, ni tratar de entenderlo, y mi sed de sangre era insoportable.
Un día, vinieron mis abuelos, se disculparon por no advertirme, me afirmaron
que me amaban con toda su alma y se despidieron de mí, algo extraño
porque no tenían intención de irse... La sed se encargó
de ellos también, el deseo irrefrenable del líquido escarlata
que da vida, lloré por ellos también y los enterré en el
jardín. A pesar de estas experiencias, yo no me consideraba un fenómeno
de circo o algo parecido, la verdad me pareció normal, como una etapa
de más de mi vida.
El verano llegó, y ella vino otra vez, acompañada por su misterioso guardián que conservaba distancia como si no quisiera entrometerse en asuntos de la familia'. Me sonrió, sus ojos parecieron alegrarse un poco y me dijo a modo de confesión: Vaya, lo estás tomando muy bien... Me alegro por vos... Recuerdo que cuando me pasó a mí estaba aterrada, llegué incluso a sostener un crucifijo, sentada frente al espejo a plena luz del sol, diciéndome que no era un vampiro. Sus palabras me turbaron, si bien yo lo había supuesto (no soy tan estúpida), no me había atrevido a llegar a esa conclusión, entonces le pregunté: ¿Qué somos?. Ella miró al cielo cubierto de nubes, y me clavó la mirada: Vampiros, no somos demonios como lo dicen las leyendas europeas, ni furiosos y atormentados tengus*, estamos vivos, nuestro corazón late, pero somos distintos a los seres humanos, su sangre es nuestro alimento..., suspiró algo cansada y miró al suelo y siguió el rastro de las hormigas que trabajaban incansablemente para el invierno, luego prosiguió: Somos Shin-ma, dioses y demonios al mismo tiempo. Shin-ma me repetí tratando de digerir el término, ella me señaló a las hormigas y agregó: Mira, eso Esperanza-san, hasta ellas entienden que todos tenemos que cargar un peso para poder sobrevivir en el invierno de nuestras vidas, yo tengo el mío, su mirada se oscureció toda luz que reflejaban sus ojos desapareció por completo, me volvió a mirar y afirmó: Y vos tenés el tuyo, espero que seas lo suficientemente fuerte para soportarlo. Pero no creas que es una maldición o algo por el estilo, ya que cuando hayamos trabajado' lo suficiente, nuestro esfuerzo nos preparará para el mañana, para el futuro que tenemos en adelante... En ese momento más que nada quería decirle algo para calmar su angustia, como ella hizo con la mía, pero estaba muda, ni una palabra salió de mi boca, percaté que su compañero le hacía señas, ella me sonrió nuevamente y fue hasta su compañero flotando en el aire. Yo contemplé su partida en absoluto silencio, sólo lo rompió su voz que me avisaba antes de desaparecer por completo que mi madre vendrá a buscarme, pronto... Mi alegría y mi ira no pudieron ser más grande. No me malentiendan, no le guardaba rencor por abandonarme hace 10 años (es más la amaba porque sé que lo hizo pensando en mi bienestar), sino por su falta de confianza que tuvo en mí para ser su acompañante en el viaje.
Pasaron varios meses desde ese día y aún continúo esperando,
si está viva ella volverá a mí, juntas iremos a la guerra,
aunque no entienda bien la razón... Al escuchar el canto de la cigarras
apagarse, entono este viejo poema:
La helada luz de la luna, fría y blanca,
Brilla tan clara, que deja divisar
cada hoja de arce al caer del árbol,
Para tejer una perfecta alfombra,
En el silencio de la noche otoñal...
Ese es el final de mi relato por ahora, mientras estoy aquí sentada y contemplo las hojas caer esperando a mi madre que puede ser que nunca llegue... No sé si hay una moraleja o no, o si ustedes sacaron provecho de mi experiencia, tampoco me interesa. Ahora disculpen, debo ir a buscar mi alimento, el verano terminó, el otoño llegó y debo terminar mi paideía para cuando llegue el invierno...
Aclaración: Este relato se ambienta en el universo de Vampire Princess Miyu... (de Narumi Kakinouchi), la historia de otro despertar... 'La guerra' son los conflictos entre shinma occidentales y japoneses. *Tengus son vampiros japoneses con forma de ave. Padedía es el término griego que se refiere a la adolescencia, etapa de crecimiento, educación, etc. Por favor dejen sus reviews! ñ_ñ
