AKU SOKU ZAN

by Sensei Agot & Nyarr

Episodio 1

"Una Noche Tenebrosa"


Corría el año de 1866, Saito Hajime se encontraba amparado bajo un árbol en las afueras de Edo, junto a su compañero Okita Souji. La cabaña a la que se dirigían se vislumbraba a pocos metros a través de la lluvia de Otoño; las gotas caían incesantemente sobre los dos hombres. Era una de esas lluvias de Octubre que parecen no terminar jamás. Con un cuadro así la impaciencia puede hacer fácil presa de un ser humano, y los dos capitanes del Shinsengumi no eran la excepción.

El saco aguamarina esta empapado hasta en la más mínima fibra y Okita tose por lo bajo, consecuencia de la tuberculosis que desde hace una año se ha hecho patente, esa tos que tanto preocupaba a Saito; y no sólo por su amigo, sino además porque la vida de cada uno dependía del otro; y él, en una crisis producto de su enfermedad, no sería de ninguna utilidad; aunque cruel, esa era la realidad.

Saito: ese es el lugar Okita-kun?

Okita: Así es, Saito-san

Saito: entonces allí se encuentra Shiruma Goei, un líder Meiji. Hum este trabajo me molesta, es algo para Hitokiris, algo más digno de Batousai

Okita: es desagradable, pero ante todo debemos cumplir nuestro deber ¿No lo cree Saito-san? Imagínese que es como matar a Shinsengumis rebeldes, a usted ese trabajo se le da muy bien.

Saito: Okita-kun, creo haberle dicho una vez, en la época en que aun íbamos ganando esta guerra, que piense mejor lo que dice antes de ponerlo en su boca

Okita: Gomen Nasai Saito-san, jajaja.

Bajo la consigna de "Aku Soku Zan" los capitanes de las tropas 3 y 1 del ahora menguado Shinsengumi estaban a punto de cumplir con la orden de Hijikata Toshizou y Kondou Isami de asesinar a un presunto líder patriota y sus aliados que discutían en cierta cabaña en las afueras de Edo sobre un ataque. Ataque que seria directo al líder del Bakufu, a Yoshinobu Tokugawa. Pero unas horas antes....


Hijikata: se que es repulsivo y que va en contra de nuestra actitud de pelear frontalmente.

Kondou Isami : Si puede que sea así, pero en estos momentos nuestras fuerzas no son la de antes así que es mejor...

Okita: Señor y cual es el motivo-con una sonrisa en el rostro- de este "trabajito"

Hijikata: según nos informaron, este sujeto planea el asesinato del Shogun Tokugawa

Okita: eso es terrible.

Saito: sus intenciones son obvias, con eso desestabilizarían el liderazgo del Bakufu.

Kondou: y el gobierno caería en sus manos

Hijikata: es insultante que en tan poco tiempo estos insurrectos tengan el poder suficiente para hacernos dudar y llevar a cabo esta operación tan poco honorable. Ese Ishin de Satsuma...

Saito: bueno, la verdad es que esto no va en contra de nuestra filosofía, pero es caer en sus métodos, y lo normal es que en éstas ocasiones, el Shinsengumi se dirija donde el enemigo anunciándose.

Okita: situaciones ..

Kondou: requieren de medidas desesperadas.

Hijikata: no hay más que decir, partan entonces.


Volviendo al momento previo antes de iniciar la operación....

Saito: la lluvia empieza a ceder

Okita: es el momento Saito san

Saito: y después de todo; cómo nos llego esta información Okita kun?

Okita: lo ignoro Saito san

Saito: bah, que más da!

Luego de este breve intercambio de palabras los dos Miburos se desplazaron sigilosamente bajo las sombras de la noche. Aun los nubarrones se imponían en el cielo presagiando una nueva lluvia, al respirar el frió aire nocturno los dos samuráis exhalaban vapor. Okita se sentía algo agobiado en esa situación pero la mortal enfermedad que le aquejaba aun no estaba muy avanzada; era obvio que no diría nada a Saito san, a fin de cuentas el era uno de los hombres más fuertes del Shinsengumi y no estaba dispuesto a mostrar debilidad.


Mientras esto ocurría, dentro de la cabaña, la solitaria cabaña de las afueras de la capital; tres hombres discutían ante la mirada de dos mujeres y dos niños pequeños, tan pequeños que no entendían con claridad lo que allí se hablaba.

Goei: esta situación es absolutamente insostenible!

Voz 1: Es cierto debemos hacer algo pronto o terminaremos...

Voz 2: tenemos que hacerlo este fin de semana o no tendremos otra oportunidad!

Goei: pero Kyosuke, este fin de semana? Seria un suicidio con los miburos deambulando por aquí!

Kyosuke: quizás sea así pero no nos queda otra solución y tu también lo sabes Kogoro, el ritmo de los acontecimientos se ha vuelto muy peligroso.

Kogoro: eso es muy cierto, es hora de hacer algo y acabar con esta situación.


Mientras afuera...

Okita: Kogoro? será Katsura Kogoro?

Saito: no seas inocente Okita kun, eso es un sueño. Acaso crees que el Choshu Ishin estaría solo aquí?

Okita (sonriendo): supongo que tienes razón Saito san.

Con un gesto afirmativo respondió Saito Hajime a su compañero entrañable antes de proceder a cumplir con su deber.

Mujer: Goei tengo miedo de esto

Goei: amor, esta es la única manera de tener paz de nuevo en nuestras vidas. No crees que es mejor esto a...

No terminó la frase. Justo en ese momento los dos miembros del Shinsengumi derribaron la puerta, las velas que iluminaban el lugar se pagan por el frió viento que entro junto a los intrusos. Las penumbras se imponen y el aroma a muerte impregna todo y cala hasta los huesos en cada uno de los que están en el lugar. Dos chiquillos sollozan y se abrazan a su madre y a su tía, que están tan aterradas como los niños y se van a una esquina.

Los hombres se levantan del tatami y desenfundan las katanas.

Goei: quienes son ustedes?

Kyosuke: que quieren aquí?

Saito: lo único que deben saber es que venimos a cumplir el Aku Soku Zan.

Kogoro: Shinsengumi pero que..

Okita: pagaran por sus fechorías Meijis!

Goei: pero de que habl....

En ese instante los dos miburos cargan sobre sus rivales, que a pesar de ser buenos espadachines no pueden resistir la embestida. Okita lanza un sablazo al aire que es eludido por un milímetro por Kogoro, pero Saito aprovecha el momento y le ensarta la ninhotou en la garganta; Shiruma Goei quiere aprovechar que el capitán esta de espaldas pero recibe una cuchillada de Okita que ataca de nuevo. Kyousuke intenta defenderse pero termina incrustado en la pared con la wakimashi clavada en el pecho. Solo queda en pie Shiruma Goei y Saito toma la postura Gatotsu, un grito se ahoga en la garganta de Goei que mira a los ojos a Saito en su ultimo suspiro. Un instante después los dos lobos de mibu limpian sus espadas y un destello producido por un relámpago ilumina el recinto.

Cuatro pares de ojos observaron a los culpables de la matanza. En la mente de esos dos niños quedaron indeleblemente grabados los atemorizantes ojos ámbar de Saito Hajime y la dulce expresión del letal Okita Souji. Esa noche cambio las vidas de Shiruma Kanji y Shiruma Nadia, pero para estos dos samuráis fue una noche rutinaria llevando a cabo el lema de la gran tropa Shinsen, policía del Shogunato Tokugawa y protectora del bakufu.


Al mismo tiempo que estos terribles acontecimientos ocurrian, en una cabaña a tres o cuatro kilómetros de Kyoto en la vía que conduce a Tokio se celebra una reunión con objetivos turbios. Justo cuando Saito y Okita aniquilaban a los "conspiradores"; Shirugasa Joheimito planeaba la muerte del Shogun junto a su nueva adquisición, uno de los mas letales Hitokiris.

Johei: esta decidido, a mas tardar la próxima semana iniciaremos la operación.

Voz: como usted diga Johei, pero dudo que podamos llevar a cabo eso.

Johei: vamos Jiney, después de todo a ti te apasiona matar, o me equivoco?

Jiney (con una mirada lasciva): eso...me encanta, que te puedo decir? Será un placer intentarlo.

Johei: entonces todo esta decidido, tu te encargaras de esto.


Justo mientras esto pasa, mientras mueren injustamente los hombres de aquella casa frente a sus esposas y los niños; Katsura Kogoro ha enviado a un mensajero con una nota. La cual será entregada al hombre de más confianza de Kogoro en aquellos momentos.

K. Kogoro: lleva esto pronto a Himura

???: si, señor de inmediato.

Pronto el joven mensajero llego a la posada donde estaba Himura, entro apresuradamente.

???: Himura san! Himura-san!

Tras una puerta aparece un pelirrojo con una cicatriz en la mejilla. Es tan joven como el mensajero pero su vida ha sido tan cruda que le da un aspecto muy serio. Lleva al cuello una tela púrpura, la usa como bufanda. Su mirada luce un poco vacía como perdida y observa interrogante al joven que le trae un mensaje.

K Himura: si...que deseas?

???: el señor Kogoro...

Kenshin: que paso con Katsura-san?

???: él le envía esto.

Justo después de leer la nota, Hitokiri Batousai tomo su daisho y se dirigió a las afueras de Kyoto, al sitio donde la reunión aun no terminaba. Rápidamente tomo el camino en dirección a Edo (Tokio) y al cabo de 20 minutos irrumpe en la cabaña donde se hallan Johei y Jiney.

Kenshin: Shirugasa Joheimito, Udo Jiney. Por ordenes de Katsura Kogoro les aviso que no realizaran lo que planean. Y eso es una orden directa.

Johei: pero que diablos?

Jiney: ja, de cando a acá el Ishin de Choshu obliga al Ishin de Satsuma?

Kenshin: es una orden y punto. No creo que el señor Okubo apruebe esto, además estamos ganado y debemos conservar el honor. Atacar al Shogun no es una opción.

Jiney: que te hace pensar que te obedeceré niño?

Johei: niño? Creo que debes calmarte un poco Jiney, cicatriz en forma de cruz y cabello como el fuego. Supongo que el es Batousai Himura.

Jiney: vaya, al fin lo conozco. Esta bien, solo espero que nos encontremos otra vez Batousai...y esa próxima vez espero enfrentarte.

Kenshin: eso era todo, ahora me retiro.

Las cosas se calmaron y ya era mas de la media noche, las dos quizás. Batousai volvió a la posada. El asesino Jiney ahora tenia un reto en mente, claro a futuro. Con los planes cancelados, unos equivocados miburos que cumplieron su deber acabo esa jornada del 12 de Octubre de 1866, una noche difícil y podría decirse que tenebrosa. Han pasado trece años desde aquella noche...


Octubre 12 de 1880, año 12 de la era Meiji. Hace algo de calor, son cerca de las 11 de la mañana; en el fondo de una oficina un hombre enciende su cigarrillo de manera pausada. Para los hombres así, que han sobrevivido a tantas situaciones mortales no hay prisa. Fujita Goro, el capitán de la policía de Kyoto y espía en la "pacifica nueva era" se encuentra recordando tiempos pasados...

Saito: Okita-kun será mejor que me deje esta pelea a mi...

Okita: Saito-san le recuerdo que yo aun soy el Ichibantai Kumichou y puedo encargarme de esto

Saito: si, pero no en tu condición. Así que seré yo el Sanbatai Kumichou Saito Hajime, quien te combata Hitokiri Batousai.

Kenshin: Adelante!

....

Cho: Jefe!

Saito: que? ah? Ah eres tu Cho, no interrumpas así a las personas si no quieres morir joven

Cho: pero de que esta hablando? Aquí le traigo estos reportes de casos antiguos me dijeron que se los diera a usted, que quizás usted podría resolverlos.

Saito: a falta de nada mas importante que hacer. Dame eso.

Cho: tome

Acto seguido Cho abandono la oficina y Saito se dedico a leer esos viejos reportes de crímenes de hace mas de 10 años, aun cuando es obvio que es casi imposible resolver algo ocurrido en los turbulentos años de la guerra. Saito se consoló pensando que al menos así desquitaría su sueldo, ya que si no aparecía un buen problema pronto no tendría absolutamente nada que hacer. De repente leyó algo que atrajo su atención; pues le resultaba extrañamente familiar. "...dos hombres fueron hallados muertos en las afueras de Tokio; los únicos testigos son dos mujeres y dos niños..."

Saito (pensando): 12 de Octubre del 66, hace catorce años...


El hombre dejo para luego sus cavilaciones y se marcho a almorzar en casa. Como disfrutaba pensando en la comida que preparo su esposa para el hoy. Se deleitaba pensando en un buen plato de Soba y quizás les diera algunas lecciones de kendo a sus hijos antes de regresar al trabajo de la tarde. En el fondo le gustaba la vida pacifica y tranquila, pero nunca se puede olvidar un pasado de gloriosas batallas. Un lobo del mibu siempre será un lobo del mibu.

Ya ante la puerta de su casa Saito se dispuso a entrar, y escucho las voces de unos niños...

Tsutomu: te alcanzare Tatsuo!

Tatsuo: alcánzame si puedes jajajaja

De repente el niño choco con las piernas de su muy alto padre, y miro con cara de temor hacia arriba.

Tatsuo (muy temeroso): eh...discúlpeme padre no fue mi intención.

Tsuyashi y Tsutomu: si papá perdónalo!

La fría mirada de Saito se dirigió a los niños con sus atemorizantes ojos ámbar. Pero en contra de lo que esperaban los niños sonrió relajado y dijo..

Saito: tranquilos niños no han hecho nada malo...pero si siguen correteando dentro de la casa -cambiando a su ladina sonrisa de siempre- mamá se enojara y ya saben como es.

Los tres niños (muy serios): si papá!

Saito: así me gusta -relajándose de nuevo- ya no den mas problemas y vayan a jugar afuera.

Desde adentro se oyó la voz de una mujer que se venia acercando...

Tokio: de eso nada niños, a lavarse las manos que ya va a ser hora de comer

Los tres niños: si mamá

Tokio miro a su esposo con tranquilidad, era un hombre muy guapo incluso cuando ponía esa cara de morbo que en las batallas tanto desconcierta a sus enemigos. Era definitivamente el hombre de su vida, pero todavía no comprendía bien que en la casa no mandaba él...

Tokio: hola Hajime, como te fue hoy en el trabajo?

Saito: muy bien, solo algo aburrido.

Tokio: esta bien ve a lavarte las manos tu también -dijo sonriendo- que ya es hora de comer.

Saito: esta bien "mamá", pero y Eiji?

Tokio: ya viene fue a hacerme un encargo.

Saito: oh, esta bien ya voy a lavarme las manos.

Pronto Eiji llego y la familia se sentó frente a sus alimentos, la comida transcurrió tranquila excepto por las peleas entre Tsuyashi y Tsutomu por un pedazo de carne guisada. Pero solo duro un suspiro pues tan pronto como los dos padres los miraron su acabo el conflicto; los otros dos chicos se reían en complicidad y a ellos también les llegaron sus sendas miradas asesinas. Todo discurría en paz en la familia Fujita.

Tokio y Saito se conocieron durante la guerra; ella era hija de un oficial realista de Aizu y además una buena guerrera. En una ocasión ella fue salvada por el capitán del Shinsengumi y con el transcurrir de los años una relación se forjo entre ellos. Un amor sincero y mutuo en medio de una época desesperanzadora; una promesa de sobrevivir en medio de una mortal batalla, y el resto es historia. Tres hijos y uno adoptado que ha resultado ser motivo de orgullo para Saito, a quien ha estado enseñando kendo al igual que al resto de los niños.

No es un dechado de cariño con los niños, ni se muestra demasiado efusivo con su esposa o al menos no en publico. El despiadado lobo resulta ser un hombre de familia y capaz de vivir en paz, aunque el trabajo siempre será muy importante. Ya que después de todo...


Luego de almorzar en casa Saito vuelve a su trabajo de la tarde. Seguirá analizando esos aburridos reportes que le llegaron por la mañana, aunque uno de esos reportes aun le intriga. Pero a pesar de sus intenciones de continuar con esta tarea el Comandante Kawaji tiene una nueva misión para él.

Kawaji: Saito quiero que me acompañe esta tarde a la academia. Iremos a ver a los nuevos cadetes que entraran en la fuerza policial dentro de poco, le parece?

Saito: como diga, usted es el jefe. Iremos a ver a nuestros nuevos subordinados.

Kawaji: no bromee Saito, después de todo la época de las espadas ya esta pasando y pronto usted y yo seremos obsoletos.

Saito: en eso tiene razón, pero aun puedo dar algunos zarpazos no cree?

Kawaji: eso es indudable Saito, alguien de sus habilidades es útil aun en esta época.

Saito: lo mismo se puede decir de usted señor.

Kawaji: Cho, tu también vienes.

Cho (suspirando aburrido): como diga señor.

así los tres hombres partieron en un carruaje rumbo a la academia donde estaban los cadetes que dentro de poco entrarían en servicio para la policía de Kyoto. Con el siglo XX a tan solo 20 años de distancia aquel viejo Japón de los espadachines parecía llegar a su fin, pero esta nueva generación tendría los valores que habían guiado al pueblo japonés durante siglos y serian quienes protegerían a la ciudadanía e impondrían el orden. Unos momentos más tarde los tres hombres descendían del carruaje y observaban a los casi 500 nuevos oficiales de policía.

Kawaji: y bien que piensa Saito san?

Saito: se ven bien, pero sabrán pelear?

Cho: Saito san usted y sus ideas, acaso los piensa probar?

Saito: que comes que adivinas cabeza de escoba

Cho sintió como la sangre le subía a la cabeza y recordó su pasantia en la cárcel cuando conoció a Sanosuke y se puso rojo de furia y las venas de la cabeza se le brotaron, Saito solo encendió un nuevo cigarrillo y al señor Kawaji le bajaba una gran gota por la cabeza.

Saito: Jóvenes no suelo dirigirme a cadetes como ustedes. Me presento, soy Fujita Goro un simple policía y además un espadachín. En estos tiempos no hay nada como un rifle moderno, pero es vital recordar siempre tener presente el kendo pues es la tradición de nuestro país y si en determinado momento sus modernas armas les fallan no tendrán mas ayuda que el sable en sus cinturas. Soy un representante del estilo Mugai Ryu y aprendí el Tennen Rishi gracias a mis compañeros de batalla, así que se de que estoy hablando. Quizás ustedes no sepan de que les hablo pues son muy jóvenes y durante el Bakumatsu no contarían con mas de 4 o 7 años, pero sin duda han sido entrenados en el arte de la espada así que me gustaría probar sus habilidades pues si no son lo suficientemente capaces de usar una espada sin duda no duraran mucho en este trabajo. La vía del samurai es algo que aun hoy en día puede resultar de gran utilidad y eso no lo deben olvidar.

A continuación Saito empezó a observar a los chicos que estaban en la primera fila inspeccionándolos, todos estaban muy firmes y le rendían un saludo a Saito cuando pasaba junto a ellos. La fría mirada de Saito infundía temor y admiración en los cadetes, que sospechaban que ese hombre era más de lo que decía ser. Más de uno dio un respingo cuando los ojos del ex-miburo se posaban en el y suspiraban quedamente cuando el hombre ya había pasado delante de ellos. Saito se detuvo luego ante un chico que le miraba sin temor alguno; era distinto de los otros jóvenes. No es que los demás eran cobardes, sino que este muchacho tenia algo especial.

El joven miraba atentamente a Saito, y su miraba denotaba una actitud altanera, desafiante y retadora. Era una mirada como la suya cuando era joven, no era atemorizante (eso es algo que se adquiere con el tiempo y la experiencia) pero tenia las ansias de ser muy fuerte. Tenia el cabello castaño y flequillos caían desde su gorra, era delgado y bastante alto; mas o menos de la estatura del baka de Sanosuke.

Saito: como te llamas muchacho?

???: Shiruma, Shiruma Kanji


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Notas de Agot: Este nuevo fic que les presento ahora se sale un poco de lo convencional en los fics de Rurouni Kenshin; por qué? Pues el protagonista no es Kenshin y el malo no conquistara Japón. Contare con la ayuda de Nyarr para su creación, siempre que ella tenga tiempo y por eso es coautora del fic. Después de todo Saito es un tema que ella conoce muy bien. Para la personalidad de Tokio he decidido usar la que tiene en el fic Captain Ookami & The Beauty Lady Takagi cuya autora es Nyarr.

Otra cosa importante para este fic, la personalidad de Saito sera la misma del anime. No esperen y repito no esperen a un Saito más blando, excepto en casa claro esta. En cambio les presentare una faceta muy distinta del Saito que todos conocen, pues en esta ocasión se enfrenta a una situación en la que por primera vez en su vida no sabe que hacer y no se siente seguro de tener la razon. Esperen muchas sorpresas de esta historia que les agradara a muchos.