Ámbar

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El viento acariciando su cara... una mano en la palanca de velocidades, la otra en el volante... su vista al frente... sus ojos atentos al camino... su mente en el horizonte a donde se dirigía...

El motor rugiendo a sus órdenes le causaba una placentera sensación de libertad y seguridad... de poder. Era una deliciosa corriente fresca la que le llenaba los pulmones y despeinaba sus cabellos rubios sobre su frente. Era el viento el que viajaba con ella y le acompañaba a donde quiera que fuese. Algunas veces llegaba como una deliciosa brisa, levantando hojas secas del suelo y haciéndolas bailar una alegre danza; otras como el epílogo de una tormenta, y en ocasiones como el delicado aliento del cielo, apenas perceptible...

El viento...

Desde que tenía memoria, el viento siempre le había acompañado a todos lados...

Cuando nació, cuando pasó su ahora casi olvidada infancia, cuando dejó su hogar y a su familia, cuando comenzó a correr en autos...

Siempre...

A todos lados...

En todas las situaciones y aventuras...

Agradecía a ese elemento haberla elegido como su protegida y dueña a la vez, se sentía muy afortunada... no sabía si Michiru tenía esa misma sensación con el mar, pero al menos ella sí lo sentía; y estaba feliz por eso. También le alegraba haber nacido como Sailor Uranus, por que, de no haber sido así, quizá sería una más del montón... o una simple corredora de autos con la manía de ocultar su naturaleza femenina...

Tal vez, de no haber reencarnado en ella Sailor Uranus, nunca hubiera conocido su verdadera razón de existir...

... Michiru...

Con su corazón latiendo de forma alegre, aceleró y tomó una peligrosa curva, haciendo chillar las llantas... ahora tenía la extraña necesidad de llegar a su hogar, a su verdadero hogar, lo más rápido posible...

Y "velocidad" era su segundo nombre...

Pues ella era la guerrera del viento... Sailor Uranus...