CAPITULO 7

Las cosas iban muy bien. Marianne y Severus seguían su relación, claro, sin que nadie lo supiera además de Remus y al parecer Dumbledore. Aunque ya se extendía un rumor por los pasillos. Marianne estaba muy...diferente?..No le importaba mucho..nada...excepto Severus claro, en realidad estaba muy feliz, lo que la llevó a estar muy...libre? espiritual? No hay palabra definida, pero si estaba muy feliz, y eso ponía contentos a las otras personas (Excepto un poco a Sirius), últimamente comía desordenado, hasta a veces dormía fuera de horarios, ¿Era así el amor?.

Estaba durmiendo tranquilamente, cuando abrieron la puerta dejando entrar la poca luz de los pasillos en su habitación.

Cerraron bruscamente produciendo un gran ruido. Se despertó sobresaltada y miró a todos lados.

Tomó su varita, y alguien dijo:

-Expelliarmus- Marianne sintió como si una fuerza invisible se abalanzara contra ella haciéndola chocar contra la pared fuertemente. Apuntó con su varita, pero antes que pudiera pronunciar palabra:

-Accio- La varita saltó de las manos de Marianne y voló al sujeto. Estaba segura que no sería Severus, ¡el no la trataría tan bruscamente!.

-¡¡Quién está ahí!!-

-Desmaius- Dijo una voz, y Marianne lo ultimo que vio fue una cabellera rubia acercándose a ella.

Despertó en un lugar oscuro, parecía ser una cueva, no había mucha luz, solo tres antorchas iluminaban el lugar, era frío y húmedo.

Escuchó un siseo a su derecha, volteó aterrada y vio de donde venía el ruido. Un enorme serpiente se encontraba allí.

Balbuceó un poco sin poder gritar, tenía terror a las serpientes. Pudo ver unas pocas arañas pequeñas que se dirigían en grupo hacia un hueco y salían por allí. Lastima que era muy pequeño, si no se hubiera ido con ellas, entre arañas pequeñas y serpientes gigantes, se quedaba con la primera opción. Aunque la serpiente parecía estar profundamente dormida. ¿Qué clase de monstruo era aquél?. Hablando de monstruos..¿Quién la había llevado allí?.

-Despertó- Escuchó la misma voz que antes. No sabía cuando había pasado, con quien estaba, donde estaba, y lo más importante, ¿Cómo iba a salir?.

-Nuestro señor se va a poner feliz- Dijo otra voz. Su corazón dio un vuelco. "¿Nuestro señor?...¿Lord Voldemort? O sea que ellos eran...mortífagos". –Hola, Alba, querida- Dijo acercándose alguien de capa negra. "¿Alba?" –Años sin vernos...- Luego se quitó la capucha.

-¡Malfoy!- Le gritó Marianne a Lucius.

-¡Sh! Baja el tono que puede despertar- Le dijo maliciosamente señalando a la serpiente.

–Bien, ahora...ya tenemos a...ésta- Se acercó el otro hombre señalando a Marianne con tono de asco en su voz. -Crucio- Dijo después y Marianne comenzó a sentir un terrible dolor.

-Si, Lord Voldemort ya está informado...-

-Debemos seguir las instrucciones y....- Comenzó Lucius pero se quedó observando detrás del hombro del otro mortífago.

-Lucius?- Lo llamó. –Lucius!? Que...?- Luego volteó, y pudo ver como miles de pequeñas arañas se acercaban a ellos, seguidas por una gigantesca detrás.

-Lu...lucius..-

-¡¡CORRE!!- Corrieron y llegaron hasta el otro extremo de la cueva seguidos por las arañas, mientras Marianne se alejaba para el lado contrario rogando que las arañas se los coman a ellos y no a ella.

Tocaron una botella de cristal azul y desaparecieron. Marianne no sabía que hacer, se encontraba encerrada en un lugar parecido a una cueva, con una serpiente durmiendo a metros, miles de arañas pequeñas en el suelo, una gigante y lo mejor de todo, no sabía como salir, y nadie sabía donde se encontraba.

-¿Eres la profesora de defensa contra las artes oscuras?- Le dijo....¡¿LA ARAÑA GIGANTE?!. Marianne se asustó mucho, no por que hablara el animal, si no por que se acercaba ella.

-S...si-

-No te haré daño, ya he almorzado y no como generalmente gente que no se me permite igualmente-

La serpiente siseó nuevamente durmiendo, la araña se alejó un poco.

-¿Qué es ese animal?- Preguntó Marianne. Parecía que la araña no haría daño.

-Un basilisco-

-¿Un...Un Ba..Basilisco?- Preguntó Marianne con temor.

-Si, pero está bajo un hechizo-

-¿Quién eres?-

-Mi nombre es Aragog-

-ehm...un..un placer- Tartamudeó. -¿Podrías decirme como salir de aquí? ¿Dónde estoy?-

La araña hizo un ruido extraño y todas las pequeñas arañas subieron sobre el por sus patas.

-En la cámara secreta- Marianne abrió mucho los ojos. Solo el heredero de Slytherin podía abrirla, o sea que Voldemort había estado allí y dejó pasar a los mortífagos.

–Tengo que aparecerme..¡Mi varita!- Dijo tocando su túnica.

-Está allí- Le dijo señalando con una asquerosa y peluda pata un rincón, donde se encontraba la varita de Marianne. Ella corrió y la tomó rápidamente. –¡No! ¡Maldición!, ¡en Hogwarts no se puede desaparecer y aparecer! ¡Los hechizos no funcionan!...¡No puedo salir a menos que sea la heredera de Slytherin!- Gritó decepcionada.

-Déjame a mi- Le dijo la araña se escabulló con las otras arañas dejando a Marianne con el basilisco. "Dios mío, si salgo viva de aquí será un milagro..." . Cada tanto miraba de reojo a la serpiente que estaba a unos metros suyo, por suerte, estaba profundamente dormida y parecía que nada la despertaría.

Luego de unos minutos escuchó un canto de un ave, era muy bonito, y si no hubiera estado tan asustada lo habría disfrutado mucho más. Luego pudo ver al ave bajar de un túnel...

-¡¡Fawkes!!- Gritó ella. Fawkes era el fénix de Dumbledore.

El fénix voló hasta ella y se posó en su hombro, en su pata llevaba un pergamino y un pequeño tintero.

Los dejó caer al piso y Marianne comprendió. -¡Eres mi salvación!- Tomó el pergamino y el tintero...le faltaba con que escribir. El fénix extendió sus alas. Ella comprendió nuevamente y sacó rápidamente una pluma de las alas de Fawkes. Este chilló un poco al sentir el tirón provocado por Marianne. –Perdón- Le dijo ella.

Pensó un poco antes de escribir. ¿Qué le diría a Dumbledore? Aunque fuera el mago más poderoso del mundo, no podría entrar si no era el heredero. Aún así le escribió:

Profesor Dumbledore:

Me encuentro atrapada en la cámara secreta, por favor, vengan rápido, estoy junto con un basilisco a unos pocos metros. Por favor. Marianne

Se la entregó a Fawkes quien voló rápidamente por el túnel. Ella no podía subir, ya que era un túnel muy empinado.

Pensándolo bien, la carta parecía un poco graciosa, "Profesor, le comunico que estoy casi al borde de morir a manos de una serpiente gigante, encerrada por unos mortífagos" –¡Por Dios!- "¿Aragog habrá avisado a Fawkes? ¿Qué habría hecho?".

De pronto escuchó un ruido desde el túnel, se alejó un poco y levantó su varita "Llega a ser otro mortífago y lo haré sacarme de aquí por las buenas o por las malas" . Pero pudo ver de quien se trataba, un chico de cabellos azabache y anteojos estaba montado en su escoba.

-¡¡Harry!!-

-¡Marianne! ¡Sube! ¡Rápido!- Dijo mirando con pánico al basilisco. Marianne corrió a el y subió detrás en la escoba, los dos subieron por el túnel y luego se encontraron con una....al parecer puerta. Harry murmuró unas palabras, mejor dicho, siseó. Éstas se abrieron y ya se encontraban en Hogwarts.

-¡Harry! ¡Marianne!- Gritaron Ron y Hermione quienes estaban allí y los abrazaron.

-¿Cómo...?- Preguntó Marianne, Harry le respondió antes de que ella terminara:

-Tengo parte de Voldemort por la conexión del maleficio, soy el único después de el que puede abrir la cámara, Fawkes lo sabe, él me ayudó a escapar de ella una vez- Marianne asintió, ya sabía aquello, ¡¡Pero no sabía la inteligencia que poseía el fénix de Dumbledore!!.

Repentinamente llegaron Dumbledore (quien ya había regresado de las montañas), Remus, y Severus.

-¡¡Marianne!!- Gritaron los tres. Remus la abrazó fuertemente. "Oh..parece que también envió la carta a Dumbledore.." Pensó Marianne. Albus también la abrazó, al igual que Severus, pero éste sin poder contenerse le dio un beso en la boca.

Aunque la mayoría presentes sabían o sospechaban que Severus y Marianne habían vuelto, tomó muy por sorpresa a todos.

-¿Quién te atacó Alba? ¿Có...?-

-Severus, creo que deberíamos ir a mi despacho, no es un muy buen lugar para hablar, pero antes, quisiera pasar por la habitación de Marianne-

Ella asintió. Y todos se encaminaron hacia su habitación. Estaba muy desordenada a causa de la "visita" del mortífago.

Inspeccionaron para ver si podían encontrar algo, pero el mortífago no había sido tonto.

-Alba- La llamó Severus al oído. -¿Quién te atacó?-

-Malfoy- Le dijo ella en un susurro.

-¿¡Qué!? ¿¡Ese infeliz!?-

Todos habían volteado para ver a Severus, quien ya había recuperado la compostura. Se dirigieron al despacho de Dumbledore en donde Marianne les narró lo que había pasado.

-¿No sabes que querían? ¿Por qué te habían tomado a ti?-

-No, pero lo que yo creo es que era para advertencia, o para que alguien, vaya..como Harry, ellos deben saber que el también puede abrir la cámara, talvez si Aragog y las arañas no hubiesen aparecido, hubieran logrado lo que querían, que Harry venga a ayudarme, y..llevárselo con Voldemort-

-Tendremos que aumentar la seguridad, Voldemort nos ha demostrado que sus seguidores y el pueden entrar en Hogwarts- Dijo Dumbledore muy serio. –Harry, Ron, Hermione, pueden retirarse a la sala común, Marianne, necesito hablar en privado contigo- Al escuchar esto todos se retiraron y dejaron a Marianne con Dumbledore.

-Marianne, ¿Te encuentras bien?-

-Si, Albus, gracias, fue solo un susto-

-¿Estas segura que no reconoces al otro mortífago que se encontraba con Malfoy?-

-No, no tengo idea de quien podría ser, no le vi el rostro-

-Está bien, ahora, debemos llamar a los Aurors, Navery y Meyra están en las montañas junto con otros Aurors, es muy riesgoso mandar una lechuza, así que te pediré un favor- Se levantó de la silla y echó unos polvos en la chimenea prendida y en ese momento una cabeza apareció en las llamas.

-Severus, vuelve a mi despacho por favor-

-Esta bien, Albus- Dijo él en las llamas. Se apagaron y después de unos minutos Snape ya se encontraba allí.

-Ahora ya estamos todos- Dijo Dumbledore sonriendo. Siempre en sus ojos detrás de sus anteojos de medialuna había un brillo especial, que acompañaba su sonrisa. –Les explicaré...debemos buscar a los Aurors, pero sería muy..riesgoso, y estaríamos buscando nosotros mismos dificultades si enviáramos lechuzas, así que te pediré, Marianne, que vayas tú personalmente a buscarlos-

-¿Qué? Albus..¿Estás seguro? ¿No es algo muy importante como para qué..?-

-Marianne, por favor, me temo que me desilusionaría mucho si te niegas, además, no irás sola- Dijo ahora mirando a Severus. Marianne entendió, pero puso cara de duda sin quererlo "¿Qué? Nunca he estado sola con Severus fuera de Hogwarts..". Snape la miró sonriendo pero cuando vio la expresión de Marianne, su sonrisa desapareció y miró a Albus confuso. Éste habló nuevamente:

-Espero que no haya ningún inconveniente-

-No, claro que no- Dijo Marianne esta vez sonriendo "Bueno, por que no?".

-Bueno, si no hay ningún inconveniente, mañana por la tarde se irán-

-¿Cómo iremos?-

-Auto, artefacto muggle que tú de seguro lo conoces Marianne, aunque este puede volar y hacerse invisible-

-Claro, pero...no se manejar...- Dijo un poco roja.

-¡Oh! No hay problema, Severus si- "¿Snape sabe manejar?". –Ahora pueden retirarse, mañana a las cuatro los esperaré, el auto es un Ford Anglia, azul, nos lo han prestado una familia de magos-

-Esta bien. Hasta luego Albus-

-Adiós-

Marianne y Severus salieron del despacho, era la hora del almuerzo, estaban dirigiéndose hacia el comedor cuando Severus la jaló del brazo hacia el, abrió la puerta de un aula y entraron.

Snape comenzó a besar a Marianne cuando había cerrado la puerta y la abrazó de la cintura, Marianne trataba de hablarle a Severus pero el la cortaba dándole otro beso, no se opuso a esto hasta que Snape comenzó a bajar las manos de la cintura de Marianne.

-¡Estamos en un aula!-

-¿Y?- Marianne rió y quitó los brazos y manos de Snape de encima de su cuerpo, aunque el continuó besándola de igual manera. En ese momento alguien entró al aula de pociones:

-Profesor Snape- Llamó Draco Malfoy. Marianne y Severus se separaron al instante, Marianne se puso roja y Severus muy serio.

-¿Se le ofrece algo señor Malfoy como para entrar a mi salón sin aviso?-

-Disculpe, profesor, he olvidado algo- Entró y se dirigió hacia un banco buscando debajo de este mientras que Marianne lo miraba despectivamente, "Idéntico a su padre".

Draco se marchó al igual que Snape y Marianne. A Snape lo suplantaría la profesora que había sustituido a Hagrid el año anterior, y a Marianne Remus.

Al día siguiente Marianne se despidió de todos, incluyendo a Harry, Ron y Hermione. Ron se quedó boquiabierto como Harry cuando pudo ver al Ford Anglia de los Weasley en los terrenos de Hogwarts.

Marianne subió al auto después de los últimos saludos. Sirius, quien tenía la capa invisible de Harry empujó a Snape y luego lo jaló contra si y le dijo: -Escucha, Snape, llegas a hacerle algo a Marianne y te juro que...-

-Tranquilo, Black, ya calla y déjame-

Sirius refunfuñó y con un muy bajo: -Cuídala- Se retiró.

Snape subió y sonrió a Marianne mientras que encendía el auto y accionaba el botón de invisibilidad. Ya nadie los veía y ella podía ver las caras de los otros como buscándolos.

Sin previo aviso sintió como el auto se elevaba y emprendían vuelo. El viaje hacia las montañas comenzaba.

Viajaron un rato, Marianne estaba muy emocionada mientras Severus y ella hablaban.

Se estaba poniendo el sol, cuando se pudo ver una pequeña al parecer, cabaña.

Comenzaron a descender.

-¿Nos quedaremos aquí?-

-Si, mañana por la mañana partiremos de nuevo- "Que complicado será este viaje, no se por que tengo ese presentimiento" Pensó Marianne mientras que bajaba del auto cuando ya estaban en el suelo.

Entraron en la cabaña, era pequeña y tenía una chimenea que ya estaba encendida.

Severus se acercó directamente a la chimenea, buscó en su bolsillo y sacó una bolsa con polvo. Lo echó al fuego y al instante apareció la cabeza de Dumbledore.

-Hola Albus-

-Severus, ¿Cómo estas?-

-Bien, gracias, no hubo problemas-

-¿Nada extraño?-

-No-

Marianne se acercó a la chimenea y se agachó junto a Severus casi pegada a el y le sonrió a Dumbledore.

-Bueno, espero que no haya ningún contratiempo-

-Esta bien, Albus, gracias..-

-Adiós-

-Adiós- Saludaron Marianne y Severus. La cabeza de Dumbledore desapareció y las llamas se encendieron con su color natural de antes.

Marianne le dio un pequeño beso a Severus y éste la abrazó por la cintura. Al estar agachada perdió el equilibrio y cayó un poco encima de Snape.

-Estoy hambriento-

-¡Pero si ya has comido una barbaridad en el auto!- Le contestó ella divertida.

-No me refiero a eso...- Dijo mirando la boca de Marianne con un brillo en los ojos. Ella levantó una ceja y sonrió.

Se acercó más a el y mordió su oreja, cuando el estaba por responder ella se alejó y le dijo:

-Hoy no- Se levantó rápidamente y fue hacia el tocador dejando a Snape con cara de asombro.

Ya era de noche así que Marianne se recostó en la cama. Cuando estaba por caer dormida Severus también se acostó.

Volteó para mirar a Severus, quien la estaba observando fijamente.

-¿Qué?- Preguntó ella.

El la miró a los ojos.

-¿Puedo decirte algo?-

-Si, Severus, ¿Qué sucede?-

-Que te amo-

Marianne lo miró con ternura como si mirara a un cachorro, se acercó a el y le dio un par de besos y le dijo:

-Yo también te amo....te daré algunos dulces para que se te quite el hambre- Sonrió y se estiró en la cama para quedar sobre el.

A la mañana siguiente se levantó muy tarde, era un placer no tener que levantarse temprano para dar clases.

Unos rayos de sol la despertaron, volteó tanteando con la mano a su lado pero no encontró nada. Abrió los ojos y se sentó en la cama.

-¿Severus?- Llamó en voz alta. Nadie contestó. Se levantó y caminó un poco adormilada. Sobre una pequeña mesa había un pergamino con una nota:

"Alba: Salí unos minutos, no te preocupes si no me encuentras. Severus"

Dejó la nota preguntándose a donde habría ido Severus. Se vistió y salió a la puerta de la cabaña. La verdad era un muy lindo lugar, en realidad estaba muy apartado de la ciudad, por eso había muchos árboles, y a ella le encantaba eso.

Decidió ir a caminar, entró y le escribió una nota a Severus en la parte de atrás del pergamino:

"Severus: Fui a caminar un poco, no tardare."

Luego pensó un poco, escribió unas palabras más en la nota:

"Severus: Fui a caminar un poco, no tardaré. Por cierto...Te amo mucho. Alba"

Salió de la cabaña y comenzó a caminar en silencio. Encontró un pequeño dragoncito, no sabía como se llamaba la especie, pero eran inofensivos, ya que apenas escupían fuego y se alimentaban de néctar. Pensó en llevárselo a Hagrid que estaba en las montañas, o a la profesora de Cuidado de Criaturas Mágicas, pero algo la distrajo, unas voces entre los árboles le llamaron la atención. Casi no podía ver, por que era un lugar en el que había muchos arbustos, pero reconoció al instante la voz que habló:

-¿Y para que me quiere a mi?- Dijo Severus.

-Ya te he dicho que no tienes que preguntar nada, tienes esas dos opciones, elige- Se escuchó la voz de otra persona, Marianne casi cae al piso, observó entre las ramas, era Lucius Malfoy.

Se hizo un silencio de algunos minutos, Snape habló nuevamente:

-Esta bien, me uniré...-

-Pero esta vez no nos falles-

-No lo haré-

-Estás eligiendo la mejor opción-

Se escuchó un ruido y pudo ver entre las ramas que Malfoy ya había desaparecido.

Snape se arrodilló y se agarró la frente con mueca de sufrimiento. Pegó un grito de furia y pateó lo primero que vio. Marianne asustada de la reacción de Severus, se escabulló por entre los árboles, gracias a dios sin ser vista.

Caminó a paso rápido, mientras pensaba y unas lagrimas escapaban de sus ojos.

"¡Por qué! ¡Severus se unirá de nuevo a Lord Voldemort! No puedo creerlo, Harry tenía razón al decir que nos traicionaría, ¡Tengo que enamorarme de un mortífago! ¡¿Cómo podía hacerles eso?! Y más importante ¿¡CÓMO PODÍA HACERLE ESO POR SEGUNDA VEZ!?"

Llegó a la cabaña, entró y Severus no estaba allí para su suerte. Observó la nota que le había dejado a Snape antes de salir de la cabaña, la modificó. Tachó simplemente con una línea todo lo escrito anteriormente y puso:

"No puedo creer que te unas a Lord Voldemort".

Luego la observó con rencor, y la rompió.

Lo primero que se le ocurrió fue tomar su varita, señalarse a si misma y decir:

-Aparecius-

------------------------------------------------------------

ME PARECE Q NO LES GUSTA EL FIC, ASÍ Q SI NO HAY NINGUN REVIEW LO VOY A SACAR =(, BUENO, BECHITOS, MARI