A tu lado pero en la distáncia
Una mañana más en la ciudad de Madrid se abría paso entre las cortinas de su habitación. La tenue luz que estas dejavan entrar permitían ver la figura de Serena, que dormía placidamente en su confortable cama. La brisa suave de las mañanas traía un olor a flores típico de finales de verano y el canto de los pájaros eran el único sonido que perturbaba la paz. Era sábado. El reloj marcaba las 10:20 a.m. Los ojos de la chica se empezaron a abrir dulcemente mientras se despertaba con una sonrisa de satisfacción. Miró a sus pies. Allí estaba su fiel gata Luna, que ronroneaba en sueños. Una sonrisa cariñosa escapó de los carnosos labios de Serena, que se levantó con extremo cuidado para no despertar a su remolona gata. Cogió lo primero que pudo ver en el armario, pues no abrió las cortinas para no despertar a Luna, y se adentró en el cuarto de baño donde encendió la luz una vez cerrada la puerta. Levantó los brazos desentumeciendo su cuerpo y se puso en la ducha.
Una vez aseada la chica se vistió y acomodó su corto cabello con una diadema de color azul celeste, como el vestido que había ido a parar en sus manos al intentar buscar algo en el armario. Era un vestido corto de algodón, arrapado al cuerpo y con una suave abertura en la falda. ( para aceros una idea, un vestido típicamente chino ) Se perfumó y salió del cuarto de baño apagando la luz al instante para no molestar. Cogió las llaves que tenia colgadas en un gancho, al lado de la puerta, y su monedero que estaba encima de la mesilla, también al lado del marco de la puerta. A su vez cambió las zapatillas que llevaba por unos zapatos blancos de tacón.
Una vez fuera respiró tranquila. Bajó las escaleras animosa mientras pensaba en la sorpresa que le daría a Luna. Se sintió muy mal por lo de la cena de anoche, así que penso en traerle un apetitoso desayuno como compensación. Pero entonces recordó lo que paso la noche anterior.
- Darien…
(En sus pensamientos) Me pregunto que estará haciendo aquí. No sé que voy a hacer ahora. No quiero meter a Darien en esto, pero si esta tan cerca de mí… cómo poder disimular mis sentimientos? No sé si podré hacer ver que no lo conozco, que no le amo. Me será imposible. Tendré que evitarlo a toda costa! Pero no sé si podré. El solo hecho de saber que esta aquí ya me hace hervir la sangre… Pero no tengo que pensar en eso. Ahora voy a la tienda de Martín. Seguro que me distraeré comprando dulces para Luna. Aunque tengo que apresurarme, sino Luna despertará y no tendré nada listo.
- Buenos días Bunny!
- Buenos días Señorita Martínez.
- Cuantas veces tengo que decirte que me llames Clara?
- Lo siento, es que tengo esa costumbre. Buenos días Clara. En fin, te dejo que tengo prisa
- Vale. No corras mucho!
Unos pasos se oían por el pasadizo de la 3era planta. Serena corría a toda prisa. Se le había hecho muy tarde. Había estado hablando con Martín y se le fue el tiempo al cielo. Giró a toda prisa una esquina y ¡PUF!
- Oh, lo siento muchisimo, yo… ¡Oh! Da… Darien!
- Vaya, veo que vas con mucha prisa siempre princesa.
- Sí… yo… un momento, me has llamado prin… prin.. priiiince…
- Sí te he llamado princesa. Jejeje, porque te pones tan nerviosa princesa? Siempre pongo motes a la gente que me cae bien, y tu me has caído en gracia. Eres muy divertida.- mientras se agachaba y recogía la bolsa de Serena.
- ( Aish por un momento pensé que me había reconocido ) Y porque el mote de princesa?
- Pues no se… me ha salido así. Pero te sienta bien. Las princesas suelen ser tan bellas como tú.
- Eing? ( A Serena le subieron todos los colores )
- No te emociones princesa. Que seas guapa no compensa esa cabeza hueca. Jejeje, la próxima vez ten más cuidado. Adiós.
Serena estaba cómo un tomate. Miró cómo se alejaba Darien. Le parecía raro ese comportamiento en él, que siempre era frío y distante. Quizá le decía esas cosas a todas las chicas? Aish, pero en que estaba pensando. Llegaba tarde. Volvió a emprender la carrera que llevaba olvidándose por un momento del chico.
Pero Darien estaba detrás de la esquina. Mirando al suelo. Esa chica le había caído bien desde el principio. No sabia porqué. Quizá porque le recordaba a Serena.
- Serena… que estarás haciendo en estos momentos?… Lo que daría por estar a tu lado.
Serena entró con sigilo en la habitación. Por suerte Luna seguía en su trance. Preparó como pudo el desayuno. Unos donuts de mermelada de fresa, pastel de nata con nueces y un cacaolat bien fresco. Seguro que Luna pondrá el grito en el cielo cuando vea esto. Jajajaj
Serena se acercó lentamente hasta la cama. Luna restaba con una cara de felicidad absoluta. Esa gata podía ser realmente remolona. La chica acarició suavemente el lomo de la gata que ronroneo con más fuerza. Serena se rió para sus adentros mientras con suavidad pasaba a acariciarle el mentón.
- Luna…( dijo en un hilo de voz ) Luna ya es muy tarde. Despierta dormilona.
- Mmfff… ahhhhhhhhhhhhhh? Que hora es?…. Ahhhhhhhhhhhhh
- Deja de bostezar, que das miedo con esa bocota '
- Ahhhhhhhh, no puedo evitarlo.
- Te tengo una sorpresa.
- ¿Cual? Oh, pero… ese desayuno es para mí?
- Sí, todo tuyo. Yo ya he desayunado con Martín, este es para ti.
- Aish, gracias Serena. Ohhhh, es de mermelada de fresa, me encanta!!
Serena miraba a Luna con una sonrisa. La gata se había despertado en un santiamén y estaba zampando como si no hubiera comido en 20 años. Pero a la chica le vino la imagen de Darien a la cabeza. Se sentó en la cama mientras dejaba la mirada perdida en ninguna parte. Luna, que se dio cuenta del trance de su princesa, dejó de comer para sentarse en su falda.
- Serena, debes ser fuerte por los dos. Ya verás, cuando todo esto acabe será como siempre.
- Crees que Darien me perdonará cuando se enteré de que soy Serena?
- Sí. Estoy segura de que sí. Siempre y cuando le expliquemos los motivos por los cuales le hemos engañado. Dime princesa, serás fuerte?
- Lo intentaré Luna. Te prometo que lo intentaré. La vida de mucha gente depende de ello.
- Pues perfecto. Tengo mucha hambre así que no me interrumpas hasta que haya acabado mi delicioso desayuno especial!!!
Serena se levantó y abrió las cortinas con delicadeza, para disminuir el impacto de la luz. Miró el paisaje con los ojos entrecerrados por los rayos del sol y se dijo para sí misma. " Es mi deber. Los voy a proteger a todos " .
Darien estaba en la biblioteca mirando unos libros de medicina cuando la chica entró en la sala. Ella se acercó decididamente a él y le susurró al oído.
- Quiero hablar contigo ahora.
El chico, algo sorprendido por el súbito interés que había mostrado la chica, salió sin rechistar. Una vez fuera de la sala Serena se apoyó en la pared mientras en su rostro se dibujaba una expresión de fastidio.
- Dime una cosa Darien ¿ Puedo saber por qué te tomas tantas confianzas conmigo?
El chico parpadeo confuso.
- Que yo recuerde tú eres japonés. Sabes de sobra que allí está mal visto y el hecho de que estemos en España no te libra de ello. No sé el por qué de esa actitud que has tomado pero preferiría que me tratarás con más respeto y que dejarás los motes a un lado. Además, no tengo tiempo para ayudarte. Estoy segura de que muchas chicas estarán dispuestas a hacerlo, así que mejor te enseña otra la ciudad ¿sí?
- Eres muy creída ¿no?
Por el rostro de Serena bajaba una gota que bien podría haber inundado toda la residencia.
- No soy creída, soy realista y digas lo que digas no me vas a hacer enfadar. Ya te he dicho todo lo que te tenía que decir. Así que adiós.
Darien la agarró suavemente por el brazo obligándola a mirarlo a los ojos.
- Perdona si te he ofendido princesa, no era mi intención. Pero prometiste llevarme a conocer la ciudad, ¿recuerdas? ¿Acaso no cumples tus promesas?
La mirada del chico se había vuelto burlona y la miraba con picardía. A Serena ya no le caía una gota, sino que su cara era una tormenta, con rayos incluidos. Miró a Darien con cierto rencor y añadió con voz ronca.
- Mañana a las 10 te llamó a la puerta. Más te vale estar listo. Pero que conste que esa será la única y última vez que te hago un favor y que conste también que sólo lo hago porque te lo prometí y siempre cumplo mis promesas.
Una vez dicho esto y con cara de pocos amigos la chica salió a toda prisa y con pasos firmes hacia las escaleras. Darien se la quedó mirando con una sonrisa en sus labios. En su interior se preguntaba el por qué Bunny se había puesto de esa manera. Pero no le preocupó. Mañana sería un día de lo más entretenido, de eso estaba seguro.
Por otro lado Serena se había tumbado en su cama con una mueca de frustración. " No he podido evitar decirle que lo llevaría a ver la ciudad… pero será la última vez que este con él. Esto no puede seguir así, nada de lo que diga podrá hacerme cambiar de opinión. Es por su seguridad, por la mía, por la suya y por la de todos.
El día se levantó algo oscuro. El cielo estaba cubierto por ligeras nubes, pero no parecían amenazar con lluvia. Darien sonrió al mirar por la ventana. Eran las 9:15. Bunny dijo que pasaría por él a las 10 así que debía arreglarse. " Que graciosa es esa chica. Cuando la vi me pareció un ángel, con esa cara de porcelana, esos ojos de un verde esmeralda intenso, su atractivo y bien formado cuerpo… pero fue abrir la boca y descubrir que más que una joven seductora era una niña graciosa e inocente. Me gustaría conocerla mejor. Por alguna razón me siento muy bien al verla. Aish… creo que si Serena se enterara me mataría. Jejejeje… pero sabe que sólo la amo a ella. Tengo ganas de volver a besar sus labios"
- No, no y ¡no! No lo entiendo ¿por qué coquetea Darien conmigo? ¡Él esta enamorado de mí! Bueno, de mi verdadera identidad, pero se muestra interesado en otra chica, que a pesar de ser la misma no es lo mismo porque el no tiene ni idea de quien soy yo! Y no debería ni pensar en ir con otra chica a dar una vuelta, aunque sea yo misma porqué el no sabe que soy yo misma… aish ¡que dolor de cabeza!
- Ya cálmate Serena. En verdad que no entiendo tu comportamiento. Primero: deberías haber dicho que no, Segundo: Darien no ha dicho que le guste tu falsa apariencia y Tercero: Has quedado en 5 minutos así que ¡vístete!
- Ahhhhhhh, ya voy ya voy!!
Dos golpes avisaron a Darien de que Bunny había aparecido puntual a su cita. Se acomodó el pelo y cogió su cartera y las llaves. Entonces abrió la puerta y por un momento se quedó helado, sin palabras. Bunny estaba ante él con una camisa rosa de tiras finas con un ligero escote que dejaba ver la sombra de sus bien formados senos. Una falda tejana hasta las rodillas cubría sus torneadas piernas y unos preciosos y delicados zapatos blancos hacían lo propio en sus pies. Su pelo de un rubio radiante estaba adornado con un par de clips en forma de media luna y su rostro maquillado de una forma muy natural que la hacía simplemente parecer un ángel. Trago saliva al ver la cara de interrogante en ella y la saludó un poco nervios esperando no tardar mucho en reaccionar. Ella le sonrió sinceramente y los dos bajaron las escaleras hasta llegar a la recepción. Serena dejó su llave y miró al chico que hizo lo propio también. Entonces se despidieron de Clara que los miró con una picara sonrisa que ambos jóvenes ignoraron.
Las calles estaban repletas de parejas que miraban los escaparates, comían o simplemente paseaban en compañía de su ser amado. Serena se sintió cohibida al pensar que tenía a Darien tan cerca y no podía hacer nada. Así que optó por decir algo o se moriría de las ansias.
- ¿Y bien? ¿Que quieres visitar de Madrid Darien?
- Pues… hazme una guía turística. Te dejo elegir a ti.
- En fin… ni eso sabes… vale. Primero iremos al retiro y a la cibeles, pasando así por el arco del triunfo y después algún que otro museo de medicina que te encantará. También…
- ¿Cómo sabes que me gusta la medicina?
- Bueno… eh… no se… tienes cara de ciencia… y no se… lo imaginé.- Serena miró nerviosa la reacción de Darien, pero este no le dio importancia y le pidió que siguiera con la ruta.
- Pues luego iremos a comer en un restaurante de comida típica madrileña, Por la tarde podríamos ir de tiendas y pasar por el Bernaveu. Es un campo de fútbol muy importante por aquí.
- Bien. ¿Pues a que esperamos? ¡Vamos!
Serena y Darien estuvieron dando vueltas por todo Madrid durante la mañana. Vieron juntos un espectáculo de marionetas en el retiro y fueron en canoa. Fotografiaron la cibeles y el arco del triunfo no sin haber pasado una mala pasada por el transito. Serena admiró el rostro de Darien al ver el museo y disfrutó cada segundo con sólo observar la alegría de este y la fascinación que tenía por el lugar ( Aunque Darien la sorprendió en una ocasión percatándose de que ella lo observaba, pero la saludó con una sonrisa que hizo subir a Serena hasta las nubes). Ahora estaban sentados en el famoso restaurante que antes había mencionado Serena. Estaban el uno frente al otro en una mesa de escasas dimensiones. Serena estaba sonrojada cosa que notó el chico.
- Pareces algo nerviosa. ¿ Ocurre algo?
- ¡No! ¿Cómo crees? Es solo que tengo calor. Ya casi estamos en otoño pero el calor sigue siendo asfixiante. Sólo es eso.
- Me alegro de que sea solo eso princesa.
- ¡Ya deja de llamarme así!
- Por mucho que supliques no lo haré:P
- Haz lo que te dé la gana Darien.
- ¿Sabes? Me lo estoy pasando realmente bien contigo. Hacia mucho tiempo que no disfrutaba tanto… desde que dejé Japón.- Esas palabras pusieron aún más nerviosa a Serena que le miraba incrédula. Pero sus ganas de saber sus verdaderos sentimientos la traicionaron.
- Dime Darien… ¿tenías algo que te atará en Japón?
- Pues sí, grandes amigos. Pero sobretodo una persona en especial.
- Y esa persona ¿es?
- Mi novia Serena.- los ojos de ella se encendieron de la emoción, cosa que percató el chico rápidamente.
- ¡Vaya! Ya veo que te ha hecho ilusión saber que tengo novia. Creo que en el fondo no quieres saber nada de mí y el que tenga novia te asegura que no me tendrás encima como un pesado. J
- No es eso. Es sólo que las historias de amor me vuelven loca. ¿ Por qué no me cuentas tu historia y la de esa chica?
- No. Déjalo. Es algo muy complicado y personal- Darien notó que la chica parecía decepcionada pero no quería recordar ahora ni contar nada de Serena.
- Bueno pues… creo que si tu novia se entera de que estas con una chica tan hermosa como yo en un restaurante se enfadaría mucho.
- Puedes estar segura de que lo haría. Pero ella sabe que jamás la traicionaría.
- Ya, bueno. Voy al servicio. No tardo. Pide una ensalada mixta y unos espaguetis para mí.
Darien observó como la chica se deslizaba con gracia por entre las mesas y la reacción del camarero que al verla hizo mil peripecias para dejarla pasar mientras sonreía nervioso. Se rió para sus adentros. Esta claro que los hombres pierden la cabeza al ver a una mujer tan hermosa como Bunny. Un leve sonrojo le vino al rostro mientras sacudía la cabeza para que se fuera " ¿Pero que me pasa? Me da la impresión de que traiciono a Serena. Entonces sonrió y cogió su móvil. La llamaría mientras Bunny estaba en el servicio.
Bunny estaba mirándose en el espejo con la cara toda ruborizada. Su corazón latía a mil. Había descubierto que Darien aún la amaba y a pesar de que no le pudo sacar nada se veía en su mirada que seguía profundamente enamorado. De pronto su móvil empezó a sonar en el bolso. Lo cogió rápidamente y el corazón le dio un salto al ver el número de la persona que estaba llamando. Cogió el teléfono algo temerosa.
- ¿Ssssi?
- Buenos días cabeza de chorlito. ¿Cómo estas? ¿Todo bien por Japón?
- Hola Darien… sí, todo va bien. ¿ Y tu que tal? ( vaya me gusta más que me diga princesa que cabeza de chorlito…)
- Yo ahora estoy en España haciendo un máster.
- ¿ Ah sí? No me digas… que interesante ¿no? ( ya lo sé ya… estas en el mismo restaurante que yo, es más en la misma mesa!!)
- Serena ¿te ocurre algo? Pareces algo nerviosa…
- No es que tengo prisa cariño, llego tarde a una cita y me están esperando… ( que excusa más mala… aish… ')
- ¿Una cita? No será con un chico… ¿ verdad Serena? - La voz de Darien no era para nada la de un chico celoso sino que tenía un toque travieso.
- Sí que lo es. ¿Estas celoso Darien? ( a ver como reaccionas, al fin y al cabo tus estas con una chica… que soy yo!)
Los ojos de Darien se abrieron un poco sorprendidos por las palabras de su novia. Estaba hablando en serio. ¿Realmente había quedado con un chico? ¿ Uno que no era él ? No pudo evitar ponerse algo celoso y pensar en que Serena debía estar más hermosa que como la dejó. Pero de repente le vino a la cabeza que él también estaba con una chica… pero no le diría nada a Serena, ella era muy celosa seguro.
- Ya, ya… con un chico…
- Jejejeje, vamos no te pongas celoso amor de seguro que tu estas con una chica preciosa tomando algo… Jejeje ( a ver que contestas a eso )
- Sí… todos los días amor. - su tono era ahora sarcástico.
- Jejejeje, bueno te dejo cariño. Ah por cierto. He quedado con una buen amigo, pero sólo es eso, un amigo que además tiene novia, así que no te preocupes. Te quiero. ( no quiero que se enfade tampoco…)
- No me preocupo, yo confío en ti. Yo también te quiero. Chiao amor.
Darien colgó el teléfono no muy convencido. Algo en su interior lo hacia estar muy celoso. Levantó la vista y vio a Bunny que salía con una sonrisa en su rostro mientras se apartaba sensualmente el cabello de la cara. El camarero al verla se quedó tan embobado que se quemó con el suflé que llevaba a una mesa y este le cayó estrepitosamente al suelo. Bunny asustada por la quemadura del chico se agachó rápidamente a ayudar al joven. Darien no podía hacer otra cosa que reír por la situación. El joven estaba como un tomate por tener a la chica tan cerca y que además lo tenía cogido de la mano para ver la quemadura, su jefe poniendo el grito en el cielo por el desperdicio y el alboroto y Bunny ajena a todo pensando sólo en el pobre chico, ni cuenta se dio de que su belleza era la causante de todo. En unos minutos Bunny pudo sentarse enfrente de Darien con una mueca de preocupación.
- Pobre chico, es una buena quemadura…
- Jajajajaja, no te preocupes mujer no será nada. Además que ha sido muy cómico el alboroto que has formado.
- ¿Yo?
- Hay princesa eres demasiado despistada. El chico se ha quemado porqué estaba embobado mirándote. ¿ No me digas que no te has dado cuenta?
- Hay no digas bobadas Darien. No te creo.
- Jajaja, como gustes…
- Por cierto te he visto hablando por teléfono, ¿con quien hablabas?
- ¿Eh? Que entrometida. Las princesas no son curiosas.
- Pero da la casualidad de que yo no soy una princesa. Así que dime.
- No te lo voy a decir :P
- Oh, eres malo. - Finjiendo una mueca de molestia. Ambos se miraron por un momento y segundos después estallaron en risas.
El resto de la velada la pasaron muy animados. Las calles seguían bulliciosas a pesar de que eran más de las 12. Ambos se dirigian ya a la residencia cuando Darien se paró de golpe. El corazón de Serena empezó a latir y se giró lentamente para ver el rostro del chico. Este estaba muy serio y la miraba fijamente.
- ¿Darien?- pregunto temerosa- ¿Te ocurre algo?
- Pensaba una cosa- Dijo Darien igual de serio hacercandose a ella.
- Dime…- su corazón latía a mil. No podía controlarse, quería besarlo.
- ¿Sabes bailar?- Del rostro de Serena cayó una gota.
- Me han dicho que hay una discoteca muy guapa por aquí y no voy a ir sólo así que… ¿me acompañas?
Serena cayó al suelo de bruces mientras su corazón dejaba de latir por unos instantes.
- ¿ Y te pones tan serio por una cosa como esa? Me has asustado!
- Jejeje, ¿ pensabas que iba a declararme princesa? Las princesas tampoco son creidas.
- Ya callate. Si quieres ir a la discoteca ve tu sólo. Yo tengo que volver a la residencia. Además ya he cumplido con mi parte ¿ por qué tendria que hacer nada más? - Darien se acercó y puso su rostro muy cerca del de ella.
- Por placer. ¿ No te caigo bien?
- Pues no. Nunca me han caído bien los chicos que salen con otras a pesar de tener novia. Adiós.- Serena hizo un atisbo de marcharse pero él la sujetó del brazo impidiendo que se fuera.
- No, te confundas princesa. Yo quiero muchísimo a mi novia y en ningún momento pensaría en salir con otra. Tú eres una amiga y ya está. No tengo ninguna otra intención contigo así que no te montes películas.
- ¡Ya déjame tranquila! No soy una creída pero no pienso tolerar que te aproveches de mí. Sólo estas conmigo porqué no tienes a nadie más y encima me insultas y te ríes de mí. Así que si tanto quieres a tu novia ve con ella y olvídame. Te aseguro que a ella no le haría ninguna gracia verte con otra aunque sea sólo amistad.
- Perdona.
Unas lagrimas de impotencia bajaban por el rostro de ella. Serena no podía contener el llanto ante él. No era por lo que decía lo que le causaba esa lluvia de lagrimas sino las ganas de abrazarlo y decirle que es ella, que lo ama y que no piensa separarse de él nunca más.
- No quería hacerte sentir mal. En verdad me gustas mucho. Serías una amiga estupenda y me lo paso muy bien contigo eso es todo. No quería ofenderte. - Serena lo miró a los ojos y logró calmarse un poco. Rápidamente inventó una excusa para su llanto.
- No. No es culpa tuya. Es que últimamente he tenido problemas y estoy algo rara. Lo siento. No es nada personal pero ahora me tengo que ir. Adiós Darien.
- Espera no…
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!
Serena paró en seco y miró en la dirección del grito. Una mujer corría a toda prisa huyendo de algo. Darien le gritó que no se moviera, que él iría a ver. Serena sabía que Darien no podía verse involucrado en eso pues si lo hacía moriría tal y como Luna había predicho. El chico salió a toda prisa tranquilizando a la joven que gritaba pero su sorpresa fue ver ante sus ojos un hombre de tez completamente pálida y largos colmillos. Sus ropas eran negras y su cabello de igual color y largo hasta la cintura. Vestía muy elegante y su porte también lo era. Pero había algo en él que no le gustaba en absoluto… esos colmillos y esa piel. El extraño levantó la vista y los ojos de Darien se dilataron al observarlos. Eran totalmente negros, cómo los ojos de un tiburón. No mostraban ningún atisbo de vida. Darien lo miró decidido e iba a proceder con su transformación pero algo lo detuvo.
- Alto! No voy a permitir que asustes a la población!
Darien buscó a la propietaria de la voz y pudo distinguir una silueta encima de uno de los edificios cercanos. Su corazón empezó a palpitar con insistencia. No podía ser ella… La chica bajó de un salto mientras su corta cabellera se deslizaba con la suave brisa. Se acercó y miró a Darien. Este se fijó en ella y su corazón volvió a latir con cierta normalidad, aunque todavía no se recuperaba del susto. Una chica con una armadura dorada estaba frente a él. Llevaba una armadura que bien parecía un bañador si no fuera porque parecía estar hecha de oro puro. Su espalda estaba completamente al descubierto y una diadema cubría su rostro apartando su flequillo de la cara. Sus piernas estaban protegidas por unas largas botas del mismo material que la armadura y en su pecho llevaba una marca en forma de estrella.
- Llévate a la chica de aquí. Aquí corréis peligro.
- ¿Quién eres?
- Ahora no hay tiempo para preguntas. ¡Llévatela!
Darien cogió a la chica en brazos y salió sin mirar atrás, pero con la intención de volver en cuanto pusiera la chica a salvo.
La joven guerrera miraba desafiante a su contrincante que permanecía impasible a cualquier movimiento.
- ¿Cuantos retoños como tu hay?
- Mi señora y creadora acabará con tu raza y no podrás hacer nada aunque me mates.
- ¿ Pero no erais inmortales? Es curioso que se diga que no se os puede matar cuando yo he acabado con tantos de tu misma especie.
- Algunos somos lo suficiente poderosos como para serlo pero los débiles caen con facilidad antes de conseguir su inmortalidad. A ver si puedes conmigo guerrera.
Darien llegó al lugar y se quedó tras unos arbustos mirando la escena. ¿ Quién era esa joven? La misteriosa guerrera invocó un poder y de su mano salió una espada que relucía con la luz de la luna. Con movimientos rápidos se acercó a su presa que se movía con igual rapidez. Una lucha a gran velocidad se dio a cabo en aquel parque y la extraña criatura parecía estar perdiendo pues la guerrera la tenía acorralada contra un muro.
- Espero que exista un lugar después de la muerte para criaturas tan despreciables cómo tú.
Con un movimiento de espada y un salto hacía delante hundió el filo en el corazón de la criatura que gritó del modo más espeluznante posible mientras su cuerpo se endurecía adoptando la misma rigidez que una piedra y se rompía en mil trozos. Una vez acabado el peligro y antes de que la chica desapareciera Darien salió de los arbustos.
- ¡Espera! ¿Que era esa cosa?
- Esa cosa era un vampiro.
- ¿Un vampiro? ¿Realmente existen?
- Desde tiempos muy antiguos. Pero jamás se habían adentrado en ciudades. Pero puedes estar tranquilo. No te metas en estas cosas. Yo soy la única capacitada para hacerlo.
- Dime, ¿Quién eres tú?
- Una amiga.
Una vez dicho esto la joven sonrió y se fue tal y como había venido. En un suspiro.
Darien buscó a Bunny por todas partes. No sabía dónde estaba. En una esquina la joven guerrera estaba camuflada por la oscuridad y unas lagrimas brillaban al bajar por su rostro. El cielo se estremeció y la lluvia empezó a ceder para acompañar la joven en su llanto. Su transformación desapareció y su top rosa y la falda volvieron a cubrir su cuerpo.
- Darien, no debes involucrarte en esto. Lo siento amor.
Darien seguía corriendo por la calle desesperado por encontrarla. Estaba empapado y temía que le hubiera pasado algo. Le dijo que no se moviera de allí pero no estaba. Volvió al parque y miró a su alrededor con inquietud cuando vio una silueta en medio que miraba tristemente al cielo mientras la lluvia la empapaba.
- ¡Bunny!
Darien corrió hacia ella y por instinto la abrazó. Ella se quedó estática con la mirada perdida.
- ¡Estas bien! Me has asustado te dije que no te movieras- Darien miró a la joven con una sonrisa, pero esta se heló al ver el rostro de la chica que permanecía serio y lagrimas bajaban por él precipitándose al suelo y confundiéndose con la lluvia. Ella reaccionó de golpe y fue entonces cuando se le tiró a los brazos llorando.
- ¡¡¡¡No vuelvas a hacer algo así ¿oyes? ¿ Quieres matarme de un susto? ¿Tú has visto esa cosa? Me has asustado mucho!!!
Darien le devolvió el abrazo mientras sonreía. Ella estaba temblando en sus brazos mientras lloraba sin cesar. Realmente parecía muy asustada. "Seguramente se preocupó por la tardanza y se fue buscándome." La lluvia tenía sus cuerpos empapados mientras la chica empezaba a calmarse todavía en sus brazos.
- Gracias
- ¿eh?
- Por preocuparte tanto por mí princesa. - Darien le sonrió cariñosamente. La chica quedó prendada de nuevo de esa sonrisa y le contestó entre lagrimas con otra.
- Tonto, no me asustes más así. A pesar de que eres un borde, un aprovechado y un incordio no quiero que te mate una cosa así.
- Esta bien. Pero ahora volvamos a la residencia que esta empezando a llover mucho.
Los chicos corrieron hasta llegar a la residencia. La lluvia era intensa y los truenos y rayos no se demoraron mucho en aparecer. Una vez dentro cogieron la llave ante la sorprendida recepcionista que les aconsejó una ducha bien caliente. Darien y Serena se dirigieron a sus respectivas habitaciones ( que estaban puerta con puerta). Darien acompañó a Serena hasta la entrada y la miró de arriba a bajo. Su camisa estaba enganchada a su sensual cuerpo mostrando a la perfección su atractiva figura. El pelo de ella caía mojado por delante de su cara y la falda goteaba en el suelo. Serena hizo lo mismo y se le quedó mirando. Su camiseta estaba pegada a su fuerte pecho y se podían apreciar sus pectorales. Sus jeans ahora estaban empapados y se pegaban de igual modo. Estaba realmente atractivo con su corto flequillo negro cayendo en su rostro mientras gotas de agua resbalaban por su piel resaltando aún más su bronceado y sus preciosos ojos. Ambos se sonrojaron y ella no pudo evitar que un escalofrío recorriera todo su cuerpo.
- Dios estas calada hasta los huesos. Perdona, es culpa mía- Darien la tenía sujeta por los brazos mientras los fregaba para darle algo de calor.
- Tú también lo estas. Será mejor que entres y te des una buena ducha como ha dicho Clara. Yo aré lo mismo. Adiós.
- Bunny…
- ¿ Sí?- El sonrojo de ambos no desaparecía.
- Gracias por todo. No sé que haría sin ti.
Ella solo sonrió y se despidió con la mano mientras se adentraba en su cuarto. Darien se quedó un momento parado ante la puerta de ella. ¿ Que le estaba pasando ? A que venía tanto sonrojo y cariño. ¡Por el amor de dios la acababa de conocer y además estaba Serena! No podía evitar que un sentimiento de culpabilidad le invadiera y se mortificara por no poder dejar de pensar en ella.
En el otro lado de la puerta estaba Serena apoyada en esta, con el rubor encendido y los ojos perdidos en la oscuridad de la habitación. ¿ Por qué tenía que ser tan maravilloso? No podía parar de llorar al pensar que se empezaba a ver involucrado de nuevo en las batallas y que su vida corría peligro otra vez. Un mal presentimiento inundaba todo su ser.
Continuará….
Una mañana más en la ciudad de Madrid se abría paso entre las cortinas de su habitación. La tenue luz que estas dejavan entrar permitían ver la figura de Serena, que dormía placidamente en su confortable cama. La brisa suave de las mañanas traía un olor a flores típico de finales de verano y el canto de los pájaros eran el único sonido que perturbaba la paz. Era sábado. El reloj marcaba las 10:20 a.m. Los ojos de la chica se empezaron a abrir dulcemente mientras se despertaba con una sonrisa de satisfacción. Miró a sus pies. Allí estaba su fiel gata Luna, que ronroneaba en sueños. Una sonrisa cariñosa escapó de los carnosos labios de Serena, que se levantó con extremo cuidado para no despertar a su remolona gata. Cogió lo primero que pudo ver en el armario, pues no abrió las cortinas para no despertar a Luna, y se adentró en el cuarto de baño donde encendió la luz una vez cerrada la puerta. Levantó los brazos desentumeciendo su cuerpo y se puso en la ducha.
Una vez aseada la chica se vistió y acomodó su corto cabello con una diadema de color azul celeste, como el vestido que había ido a parar en sus manos al intentar buscar algo en el armario. Era un vestido corto de algodón, arrapado al cuerpo y con una suave abertura en la falda. ( para aceros una idea, un vestido típicamente chino ) Se perfumó y salió del cuarto de baño apagando la luz al instante para no molestar. Cogió las llaves que tenia colgadas en un gancho, al lado de la puerta, y su monedero que estaba encima de la mesilla, también al lado del marco de la puerta. A su vez cambió las zapatillas que llevaba por unos zapatos blancos de tacón.
Una vez fuera respiró tranquila. Bajó las escaleras animosa mientras pensaba en la sorpresa que le daría a Luna. Se sintió muy mal por lo de la cena de anoche, así que penso en traerle un apetitoso desayuno como compensación. Pero entonces recordó lo que paso la noche anterior.
- Darien…
(En sus pensamientos) Me pregunto que estará haciendo aquí. No sé que voy a hacer ahora. No quiero meter a Darien en esto, pero si esta tan cerca de mí… cómo poder disimular mis sentimientos? No sé si podré hacer ver que no lo conozco, que no le amo. Me será imposible. Tendré que evitarlo a toda costa! Pero no sé si podré. El solo hecho de saber que esta aquí ya me hace hervir la sangre… Pero no tengo que pensar en eso. Ahora voy a la tienda de Martín. Seguro que me distraeré comprando dulces para Luna. Aunque tengo que apresurarme, sino Luna despertará y no tendré nada listo.
- Buenos días Bunny!
- Buenos días Señorita Martínez.
- Cuantas veces tengo que decirte que me llames Clara?
- Lo siento, es que tengo esa costumbre. Buenos días Clara. En fin, te dejo que tengo prisa
- Vale. No corras mucho!
Unos pasos se oían por el pasadizo de la 3era planta. Serena corría a toda prisa. Se le había hecho muy tarde. Había estado hablando con Martín y se le fue el tiempo al cielo. Giró a toda prisa una esquina y ¡PUF!
- Oh, lo siento muchisimo, yo… ¡Oh! Da… Darien!
- Vaya, veo que vas con mucha prisa siempre princesa.
- Sí… yo… un momento, me has llamado prin… prin.. priiiince…
- Sí te he llamado princesa. Jejeje, porque te pones tan nerviosa princesa? Siempre pongo motes a la gente que me cae bien, y tu me has caído en gracia. Eres muy divertida.- mientras se agachaba y recogía la bolsa de Serena.
- ( Aish por un momento pensé que me había reconocido ) Y porque el mote de princesa?
- Pues no se… me ha salido así. Pero te sienta bien. Las princesas suelen ser tan bellas como tú.
- Eing? ( A Serena le subieron todos los colores )
- No te emociones princesa. Que seas guapa no compensa esa cabeza hueca. Jejeje, la próxima vez ten más cuidado. Adiós.
Serena estaba cómo un tomate. Miró cómo se alejaba Darien. Le parecía raro ese comportamiento en él, que siempre era frío y distante. Quizá le decía esas cosas a todas las chicas? Aish, pero en que estaba pensando. Llegaba tarde. Volvió a emprender la carrera que llevaba olvidándose por un momento del chico.
Pero Darien estaba detrás de la esquina. Mirando al suelo. Esa chica le había caído bien desde el principio. No sabia porqué. Quizá porque le recordaba a Serena.
- Serena… que estarás haciendo en estos momentos?… Lo que daría por estar a tu lado.
Serena entró con sigilo en la habitación. Por suerte Luna seguía en su trance. Preparó como pudo el desayuno. Unos donuts de mermelada de fresa, pastel de nata con nueces y un cacaolat bien fresco. Seguro que Luna pondrá el grito en el cielo cuando vea esto. Jajajaj
Serena se acercó lentamente hasta la cama. Luna restaba con una cara de felicidad absoluta. Esa gata podía ser realmente remolona. La chica acarició suavemente el lomo de la gata que ronroneo con más fuerza. Serena se rió para sus adentros mientras con suavidad pasaba a acariciarle el mentón.
- Luna…( dijo en un hilo de voz ) Luna ya es muy tarde. Despierta dormilona.
- Mmfff… ahhhhhhhhhhhhhh? Que hora es?…. Ahhhhhhhhhhhhh
- Deja de bostezar, que das miedo con esa bocota '
- Ahhhhhhhh, no puedo evitarlo.
- Te tengo una sorpresa.
- ¿Cual? Oh, pero… ese desayuno es para mí?
- Sí, todo tuyo. Yo ya he desayunado con Martín, este es para ti.
- Aish, gracias Serena. Ohhhh, es de mermelada de fresa, me encanta!!
Serena miraba a Luna con una sonrisa. La gata se había despertado en un santiamén y estaba zampando como si no hubiera comido en 20 años. Pero a la chica le vino la imagen de Darien a la cabeza. Se sentó en la cama mientras dejaba la mirada perdida en ninguna parte. Luna, que se dio cuenta del trance de su princesa, dejó de comer para sentarse en su falda.
- Serena, debes ser fuerte por los dos. Ya verás, cuando todo esto acabe será como siempre.
- Crees que Darien me perdonará cuando se enteré de que soy Serena?
- Sí. Estoy segura de que sí. Siempre y cuando le expliquemos los motivos por los cuales le hemos engañado. Dime princesa, serás fuerte?
- Lo intentaré Luna. Te prometo que lo intentaré. La vida de mucha gente depende de ello.
- Pues perfecto. Tengo mucha hambre así que no me interrumpas hasta que haya acabado mi delicioso desayuno especial!!!
Serena se levantó y abrió las cortinas con delicadeza, para disminuir el impacto de la luz. Miró el paisaje con los ojos entrecerrados por los rayos del sol y se dijo para sí misma. " Es mi deber. Los voy a proteger a todos " .
Darien estaba en la biblioteca mirando unos libros de medicina cuando la chica entró en la sala. Ella se acercó decididamente a él y le susurró al oído.
- Quiero hablar contigo ahora.
El chico, algo sorprendido por el súbito interés que había mostrado la chica, salió sin rechistar. Una vez fuera de la sala Serena se apoyó en la pared mientras en su rostro se dibujaba una expresión de fastidio.
- Dime una cosa Darien ¿ Puedo saber por qué te tomas tantas confianzas conmigo?
El chico parpadeo confuso.
- Que yo recuerde tú eres japonés. Sabes de sobra que allí está mal visto y el hecho de que estemos en España no te libra de ello. No sé el por qué de esa actitud que has tomado pero preferiría que me tratarás con más respeto y que dejarás los motes a un lado. Además, no tengo tiempo para ayudarte. Estoy segura de que muchas chicas estarán dispuestas a hacerlo, así que mejor te enseña otra la ciudad ¿sí?
- Eres muy creída ¿no?
Por el rostro de Serena bajaba una gota que bien podría haber inundado toda la residencia.
- No soy creída, soy realista y digas lo que digas no me vas a hacer enfadar. Ya te he dicho todo lo que te tenía que decir. Así que adiós.
Darien la agarró suavemente por el brazo obligándola a mirarlo a los ojos.
- Perdona si te he ofendido princesa, no era mi intención. Pero prometiste llevarme a conocer la ciudad, ¿recuerdas? ¿Acaso no cumples tus promesas?
La mirada del chico se había vuelto burlona y la miraba con picardía. A Serena ya no le caía una gota, sino que su cara era una tormenta, con rayos incluidos. Miró a Darien con cierto rencor y añadió con voz ronca.
- Mañana a las 10 te llamó a la puerta. Más te vale estar listo. Pero que conste que esa será la única y última vez que te hago un favor y que conste también que sólo lo hago porque te lo prometí y siempre cumplo mis promesas.
Una vez dicho esto y con cara de pocos amigos la chica salió a toda prisa y con pasos firmes hacia las escaleras. Darien se la quedó mirando con una sonrisa en sus labios. En su interior se preguntaba el por qué Bunny se había puesto de esa manera. Pero no le preocupó. Mañana sería un día de lo más entretenido, de eso estaba seguro.
Por otro lado Serena se había tumbado en su cama con una mueca de frustración. " No he podido evitar decirle que lo llevaría a ver la ciudad… pero será la última vez que este con él. Esto no puede seguir así, nada de lo que diga podrá hacerme cambiar de opinión. Es por su seguridad, por la mía, por la suya y por la de todos.
El día se levantó algo oscuro. El cielo estaba cubierto por ligeras nubes, pero no parecían amenazar con lluvia. Darien sonrió al mirar por la ventana. Eran las 9:15. Bunny dijo que pasaría por él a las 10 así que debía arreglarse. " Que graciosa es esa chica. Cuando la vi me pareció un ángel, con esa cara de porcelana, esos ojos de un verde esmeralda intenso, su atractivo y bien formado cuerpo… pero fue abrir la boca y descubrir que más que una joven seductora era una niña graciosa e inocente. Me gustaría conocerla mejor. Por alguna razón me siento muy bien al verla. Aish… creo que si Serena se enterara me mataría. Jejejeje… pero sabe que sólo la amo a ella. Tengo ganas de volver a besar sus labios"
- No, no y ¡no! No lo entiendo ¿por qué coquetea Darien conmigo? ¡Él esta enamorado de mí! Bueno, de mi verdadera identidad, pero se muestra interesado en otra chica, que a pesar de ser la misma no es lo mismo porque el no tiene ni idea de quien soy yo! Y no debería ni pensar en ir con otra chica a dar una vuelta, aunque sea yo misma porqué el no sabe que soy yo misma… aish ¡que dolor de cabeza!
- Ya cálmate Serena. En verdad que no entiendo tu comportamiento. Primero: deberías haber dicho que no, Segundo: Darien no ha dicho que le guste tu falsa apariencia y Tercero: Has quedado en 5 minutos así que ¡vístete!
- Ahhhhhhh, ya voy ya voy!!
Dos golpes avisaron a Darien de que Bunny había aparecido puntual a su cita. Se acomodó el pelo y cogió su cartera y las llaves. Entonces abrió la puerta y por un momento se quedó helado, sin palabras. Bunny estaba ante él con una camisa rosa de tiras finas con un ligero escote que dejaba ver la sombra de sus bien formados senos. Una falda tejana hasta las rodillas cubría sus torneadas piernas y unos preciosos y delicados zapatos blancos hacían lo propio en sus pies. Su pelo de un rubio radiante estaba adornado con un par de clips en forma de media luna y su rostro maquillado de una forma muy natural que la hacía simplemente parecer un ángel. Trago saliva al ver la cara de interrogante en ella y la saludó un poco nervios esperando no tardar mucho en reaccionar. Ella le sonrió sinceramente y los dos bajaron las escaleras hasta llegar a la recepción. Serena dejó su llave y miró al chico que hizo lo propio también. Entonces se despidieron de Clara que los miró con una picara sonrisa que ambos jóvenes ignoraron.
Las calles estaban repletas de parejas que miraban los escaparates, comían o simplemente paseaban en compañía de su ser amado. Serena se sintió cohibida al pensar que tenía a Darien tan cerca y no podía hacer nada. Así que optó por decir algo o se moriría de las ansias.
- ¿Y bien? ¿Que quieres visitar de Madrid Darien?
- Pues… hazme una guía turística. Te dejo elegir a ti.
- En fin… ni eso sabes… vale. Primero iremos al retiro y a la cibeles, pasando así por el arco del triunfo y después algún que otro museo de medicina que te encantará. También…
- ¿Cómo sabes que me gusta la medicina?
- Bueno… eh… no se… tienes cara de ciencia… y no se… lo imaginé.- Serena miró nerviosa la reacción de Darien, pero este no le dio importancia y le pidió que siguiera con la ruta.
- Pues luego iremos a comer en un restaurante de comida típica madrileña, Por la tarde podríamos ir de tiendas y pasar por el Bernaveu. Es un campo de fútbol muy importante por aquí.
- Bien. ¿Pues a que esperamos? ¡Vamos!
Serena y Darien estuvieron dando vueltas por todo Madrid durante la mañana. Vieron juntos un espectáculo de marionetas en el retiro y fueron en canoa. Fotografiaron la cibeles y el arco del triunfo no sin haber pasado una mala pasada por el transito. Serena admiró el rostro de Darien al ver el museo y disfrutó cada segundo con sólo observar la alegría de este y la fascinación que tenía por el lugar ( Aunque Darien la sorprendió en una ocasión percatándose de que ella lo observaba, pero la saludó con una sonrisa que hizo subir a Serena hasta las nubes). Ahora estaban sentados en el famoso restaurante que antes había mencionado Serena. Estaban el uno frente al otro en una mesa de escasas dimensiones. Serena estaba sonrojada cosa que notó el chico.
- Pareces algo nerviosa. ¿ Ocurre algo?
- ¡No! ¿Cómo crees? Es solo que tengo calor. Ya casi estamos en otoño pero el calor sigue siendo asfixiante. Sólo es eso.
- Me alegro de que sea solo eso princesa.
- ¡Ya deja de llamarme así!
- Por mucho que supliques no lo haré:P
- Haz lo que te dé la gana Darien.
- ¿Sabes? Me lo estoy pasando realmente bien contigo. Hacia mucho tiempo que no disfrutaba tanto… desde que dejé Japón.- Esas palabras pusieron aún más nerviosa a Serena que le miraba incrédula. Pero sus ganas de saber sus verdaderos sentimientos la traicionaron.
- Dime Darien… ¿tenías algo que te atará en Japón?
- Pues sí, grandes amigos. Pero sobretodo una persona en especial.
- Y esa persona ¿es?
- Mi novia Serena.- los ojos de ella se encendieron de la emoción, cosa que percató el chico rápidamente.
- ¡Vaya! Ya veo que te ha hecho ilusión saber que tengo novia. Creo que en el fondo no quieres saber nada de mí y el que tenga novia te asegura que no me tendrás encima como un pesado. J
- No es eso. Es sólo que las historias de amor me vuelven loca. ¿ Por qué no me cuentas tu historia y la de esa chica?
- No. Déjalo. Es algo muy complicado y personal- Darien notó que la chica parecía decepcionada pero no quería recordar ahora ni contar nada de Serena.
- Bueno pues… creo que si tu novia se entera de que estas con una chica tan hermosa como yo en un restaurante se enfadaría mucho.
- Puedes estar segura de que lo haría. Pero ella sabe que jamás la traicionaría.
- Ya, bueno. Voy al servicio. No tardo. Pide una ensalada mixta y unos espaguetis para mí.
Darien observó como la chica se deslizaba con gracia por entre las mesas y la reacción del camarero que al verla hizo mil peripecias para dejarla pasar mientras sonreía nervioso. Se rió para sus adentros. Esta claro que los hombres pierden la cabeza al ver a una mujer tan hermosa como Bunny. Un leve sonrojo le vino al rostro mientras sacudía la cabeza para que se fuera " ¿Pero que me pasa? Me da la impresión de que traiciono a Serena. Entonces sonrió y cogió su móvil. La llamaría mientras Bunny estaba en el servicio.
Bunny estaba mirándose en el espejo con la cara toda ruborizada. Su corazón latía a mil. Había descubierto que Darien aún la amaba y a pesar de que no le pudo sacar nada se veía en su mirada que seguía profundamente enamorado. De pronto su móvil empezó a sonar en el bolso. Lo cogió rápidamente y el corazón le dio un salto al ver el número de la persona que estaba llamando. Cogió el teléfono algo temerosa.
- ¿Ssssi?
- Buenos días cabeza de chorlito. ¿Cómo estas? ¿Todo bien por Japón?
- Hola Darien… sí, todo va bien. ¿ Y tu que tal? ( vaya me gusta más que me diga princesa que cabeza de chorlito…)
- Yo ahora estoy en España haciendo un máster.
- ¿ Ah sí? No me digas… que interesante ¿no? ( ya lo sé ya… estas en el mismo restaurante que yo, es más en la misma mesa!!)
- Serena ¿te ocurre algo? Pareces algo nerviosa…
- No es que tengo prisa cariño, llego tarde a una cita y me están esperando… ( que excusa más mala… aish… ')
- ¿Una cita? No será con un chico… ¿ verdad Serena? - La voz de Darien no era para nada la de un chico celoso sino que tenía un toque travieso.
- Sí que lo es. ¿Estas celoso Darien? ( a ver como reaccionas, al fin y al cabo tus estas con una chica… que soy yo!)
Los ojos de Darien se abrieron un poco sorprendidos por las palabras de su novia. Estaba hablando en serio. ¿Realmente había quedado con un chico? ¿ Uno que no era él ? No pudo evitar ponerse algo celoso y pensar en que Serena debía estar más hermosa que como la dejó. Pero de repente le vino a la cabeza que él también estaba con una chica… pero no le diría nada a Serena, ella era muy celosa seguro.
- Ya, ya… con un chico…
- Jejejeje, vamos no te pongas celoso amor de seguro que tu estas con una chica preciosa tomando algo… Jejeje ( a ver que contestas a eso )
- Sí… todos los días amor. - su tono era ahora sarcástico.
- Jejejeje, bueno te dejo cariño. Ah por cierto. He quedado con una buen amigo, pero sólo es eso, un amigo que además tiene novia, así que no te preocupes. Te quiero. ( no quiero que se enfade tampoco…)
- No me preocupo, yo confío en ti. Yo también te quiero. Chiao amor.
Darien colgó el teléfono no muy convencido. Algo en su interior lo hacia estar muy celoso. Levantó la vista y vio a Bunny que salía con una sonrisa en su rostro mientras se apartaba sensualmente el cabello de la cara. El camarero al verla se quedó tan embobado que se quemó con el suflé que llevaba a una mesa y este le cayó estrepitosamente al suelo. Bunny asustada por la quemadura del chico se agachó rápidamente a ayudar al joven. Darien no podía hacer otra cosa que reír por la situación. El joven estaba como un tomate por tener a la chica tan cerca y que además lo tenía cogido de la mano para ver la quemadura, su jefe poniendo el grito en el cielo por el desperdicio y el alboroto y Bunny ajena a todo pensando sólo en el pobre chico, ni cuenta se dio de que su belleza era la causante de todo. En unos minutos Bunny pudo sentarse enfrente de Darien con una mueca de preocupación.
- Pobre chico, es una buena quemadura…
- Jajajajaja, no te preocupes mujer no será nada. Además que ha sido muy cómico el alboroto que has formado.
- ¿Yo?
- Hay princesa eres demasiado despistada. El chico se ha quemado porqué estaba embobado mirándote. ¿ No me digas que no te has dado cuenta?
- Hay no digas bobadas Darien. No te creo.
- Jajaja, como gustes…
- Por cierto te he visto hablando por teléfono, ¿con quien hablabas?
- ¿Eh? Que entrometida. Las princesas no son curiosas.
- Pero da la casualidad de que yo no soy una princesa. Así que dime.
- No te lo voy a decir :P
- Oh, eres malo. - Finjiendo una mueca de molestia. Ambos se miraron por un momento y segundos después estallaron en risas.
El resto de la velada la pasaron muy animados. Las calles seguían bulliciosas a pesar de que eran más de las 12. Ambos se dirigian ya a la residencia cuando Darien se paró de golpe. El corazón de Serena empezó a latir y se giró lentamente para ver el rostro del chico. Este estaba muy serio y la miraba fijamente.
- ¿Darien?- pregunto temerosa- ¿Te ocurre algo?
- Pensaba una cosa- Dijo Darien igual de serio hacercandose a ella.
- Dime…- su corazón latía a mil. No podía controlarse, quería besarlo.
- ¿Sabes bailar?- Del rostro de Serena cayó una gota.
- Me han dicho que hay una discoteca muy guapa por aquí y no voy a ir sólo así que… ¿me acompañas?
Serena cayó al suelo de bruces mientras su corazón dejaba de latir por unos instantes.
- ¿ Y te pones tan serio por una cosa como esa? Me has asustado!
- Jejeje, ¿ pensabas que iba a declararme princesa? Las princesas tampoco son creidas.
- Ya callate. Si quieres ir a la discoteca ve tu sólo. Yo tengo que volver a la residencia. Además ya he cumplido con mi parte ¿ por qué tendria que hacer nada más? - Darien se acercó y puso su rostro muy cerca del de ella.
- Por placer. ¿ No te caigo bien?
- Pues no. Nunca me han caído bien los chicos que salen con otras a pesar de tener novia. Adiós.- Serena hizo un atisbo de marcharse pero él la sujetó del brazo impidiendo que se fuera.
- No, te confundas princesa. Yo quiero muchísimo a mi novia y en ningún momento pensaría en salir con otra. Tú eres una amiga y ya está. No tengo ninguna otra intención contigo así que no te montes películas.
- ¡Ya déjame tranquila! No soy una creída pero no pienso tolerar que te aproveches de mí. Sólo estas conmigo porqué no tienes a nadie más y encima me insultas y te ríes de mí. Así que si tanto quieres a tu novia ve con ella y olvídame. Te aseguro que a ella no le haría ninguna gracia verte con otra aunque sea sólo amistad.
- Perdona.
Unas lagrimas de impotencia bajaban por el rostro de ella. Serena no podía contener el llanto ante él. No era por lo que decía lo que le causaba esa lluvia de lagrimas sino las ganas de abrazarlo y decirle que es ella, que lo ama y que no piensa separarse de él nunca más.
- No quería hacerte sentir mal. En verdad me gustas mucho. Serías una amiga estupenda y me lo paso muy bien contigo eso es todo. No quería ofenderte. - Serena lo miró a los ojos y logró calmarse un poco. Rápidamente inventó una excusa para su llanto.
- No. No es culpa tuya. Es que últimamente he tenido problemas y estoy algo rara. Lo siento. No es nada personal pero ahora me tengo que ir. Adiós Darien.
- Espera no…
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!
Serena paró en seco y miró en la dirección del grito. Una mujer corría a toda prisa huyendo de algo. Darien le gritó que no se moviera, que él iría a ver. Serena sabía que Darien no podía verse involucrado en eso pues si lo hacía moriría tal y como Luna había predicho. El chico salió a toda prisa tranquilizando a la joven que gritaba pero su sorpresa fue ver ante sus ojos un hombre de tez completamente pálida y largos colmillos. Sus ropas eran negras y su cabello de igual color y largo hasta la cintura. Vestía muy elegante y su porte también lo era. Pero había algo en él que no le gustaba en absoluto… esos colmillos y esa piel. El extraño levantó la vista y los ojos de Darien se dilataron al observarlos. Eran totalmente negros, cómo los ojos de un tiburón. No mostraban ningún atisbo de vida. Darien lo miró decidido e iba a proceder con su transformación pero algo lo detuvo.
- Alto! No voy a permitir que asustes a la población!
Darien buscó a la propietaria de la voz y pudo distinguir una silueta encima de uno de los edificios cercanos. Su corazón empezó a palpitar con insistencia. No podía ser ella… La chica bajó de un salto mientras su corta cabellera se deslizaba con la suave brisa. Se acercó y miró a Darien. Este se fijó en ella y su corazón volvió a latir con cierta normalidad, aunque todavía no se recuperaba del susto. Una chica con una armadura dorada estaba frente a él. Llevaba una armadura que bien parecía un bañador si no fuera porque parecía estar hecha de oro puro. Su espalda estaba completamente al descubierto y una diadema cubría su rostro apartando su flequillo de la cara. Sus piernas estaban protegidas por unas largas botas del mismo material que la armadura y en su pecho llevaba una marca en forma de estrella.
- Llévate a la chica de aquí. Aquí corréis peligro.
- ¿Quién eres?
- Ahora no hay tiempo para preguntas. ¡Llévatela!
Darien cogió a la chica en brazos y salió sin mirar atrás, pero con la intención de volver en cuanto pusiera la chica a salvo.
La joven guerrera miraba desafiante a su contrincante que permanecía impasible a cualquier movimiento.
- ¿Cuantos retoños como tu hay?
- Mi señora y creadora acabará con tu raza y no podrás hacer nada aunque me mates.
- ¿ Pero no erais inmortales? Es curioso que se diga que no se os puede matar cuando yo he acabado con tantos de tu misma especie.
- Algunos somos lo suficiente poderosos como para serlo pero los débiles caen con facilidad antes de conseguir su inmortalidad. A ver si puedes conmigo guerrera.
Darien llegó al lugar y se quedó tras unos arbustos mirando la escena. ¿ Quién era esa joven? La misteriosa guerrera invocó un poder y de su mano salió una espada que relucía con la luz de la luna. Con movimientos rápidos se acercó a su presa que se movía con igual rapidez. Una lucha a gran velocidad se dio a cabo en aquel parque y la extraña criatura parecía estar perdiendo pues la guerrera la tenía acorralada contra un muro.
- Espero que exista un lugar después de la muerte para criaturas tan despreciables cómo tú.
Con un movimiento de espada y un salto hacía delante hundió el filo en el corazón de la criatura que gritó del modo más espeluznante posible mientras su cuerpo se endurecía adoptando la misma rigidez que una piedra y se rompía en mil trozos. Una vez acabado el peligro y antes de que la chica desapareciera Darien salió de los arbustos.
- ¡Espera! ¿Que era esa cosa?
- Esa cosa era un vampiro.
- ¿Un vampiro? ¿Realmente existen?
- Desde tiempos muy antiguos. Pero jamás se habían adentrado en ciudades. Pero puedes estar tranquilo. No te metas en estas cosas. Yo soy la única capacitada para hacerlo.
- Dime, ¿Quién eres tú?
- Una amiga.
Una vez dicho esto la joven sonrió y se fue tal y como había venido. En un suspiro.
Darien buscó a Bunny por todas partes. No sabía dónde estaba. En una esquina la joven guerrera estaba camuflada por la oscuridad y unas lagrimas brillaban al bajar por su rostro. El cielo se estremeció y la lluvia empezó a ceder para acompañar la joven en su llanto. Su transformación desapareció y su top rosa y la falda volvieron a cubrir su cuerpo.
- Darien, no debes involucrarte en esto. Lo siento amor.
Darien seguía corriendo por la calle desesperado por encontrarla. Estaba empapado y temía que le hubiera pasado algo. Le dijo que no se moviera de allí pero no estaba. Volvió al parque y miró a su alrededor con inquietud cuando vio una silueta en medio que miraba tristemente al cielo mientras la lluvia la empapaba.
- ¡Bunny!
Darien corrió hacia ella y por instinto la abrazó. Ella se quedó estática con la mirada perdida.
- ¡Estas bien! Me has asustado te dije que no te movieras- Darien miró a la joven con una sonrisa, pero esta se heló al ver el rostro de la chica que permanecía serio y lagrimas bajaban por él precipitándose al suelo y confundiéndose con la lluvia. Ella reaccionó de golpe y fue entonces cuando se le tiró a los brazos llorando.
- ¡¡¡¡No vuelvas a hacer algo así ¿oyes? ¿ Quieres matarme de un susto? ¿Tú has visto esa cosa? Me has asustado mucho!!!
Darien le devolvió el abrazo mientras sonreía. Ella estaba temblando en sus brazos mientras lloraba sin cesar. Realmente parecía muy asustada. "Seguramente se preocupó por la tardanza y se fue buscándome." La lluvia tenía sus cuerpos empapados mientras la chica empezaba a calmarse todavía en sus brazos.
- Gracias
- ¿eh?
- Por preocuparte tanto por mí princesa. - Darien le sonrió cariñosamente. La chica quedó prendada de nuevo de esa sonrisa y le contestó entre lagrimas con otra.
- Tonto, no me asustes más así. A pesar de que eres un borde, un aprovechado y un incordio no quiero que te mate una cosa así.
- Esta bien. Pero ahora volvamos a la residencia que esta empezando a llover mucho.
Los chicos corrieron hasta llegar a la residencia. La lluvia era intensa y los truenos y rayos no se demoraron mucho en aparecer. Una vez dentro cogieron la llave ante la sorprendida recepcionista que les aconsejó una ducha bien caliente. Darien y Serena se dirigieron a sus respectivas habitaciones ( que estaban puerta con puerta). Darien acompañó a Serena hasta la entrada y la miró de arriba a bajo. Su camisa estaba enganchada a su sensual cuerpo mostrando a la perfección su atractiva figura. El pelo de ella caía mojado por delante de su cara y la falda goteaba en el suelo. Serena hizo lo mismo y se le quedó mirando. Su camiseta estaba pegada a su fuerte pecho y se podían apreciar sus pectorales. Sus jeans ahora estaban empapados y se pegaban de igual modo. Estaba realmente atractivo con su corto flequillo negro cayendo en su rostro mientras gotas de agua resbalaban por su piel resaltando aún más su bronceado y sus preciosos ojos. Ambos se sonrojaron y ella no pudo evitar que un escalofrío recorriera todo su cuerpo.
- Dios estas calada hasta los huesos. Perdona, es culpa mía- Darien la tenía sujeta por los brazos mientras los fregaba para darle algo de calor.
- Tú también lo estas. Será mejor que entres y te des una buena ducha como ha dicho Clara. Yo aré lo mismo. Adiós.
- Bunny…
- ¿ Sí?- El sonrojo de ambos no desaparecía.
- Gracias por todo. No sé que haría sin ti.
Ella solo sonrió y se despidió con la mano mientras se adentraba en su cuarto. Darien se quedó un momento parado ante la puerta de ella. ¿ Que le estaba pasando ? A que venía tanto sonrojo y cariño. ¡Por el amor de dios la acababa de conocer y además estaba Serena! No podía evitar que un sentimiento de culpabilidad le invadiera y se mortificara por no poder dejar de pensar en ella.
En el otro lado de la puerta estaba Serena apoyada en esta, con el rubor encendido y los ojos perdidos en la oscuridad de la habitación. ¿ Por qué tenía que ser tan maravilloso? No podía parar de llorar al pensar que se empezaba a ver involucrado de nuevo en las batallas y que su vida corría peligro otra vez. Un mal presentimiento inundaba todo su ser.
Continuará….
