Un amor que se resiste


El agua fluía tan clara y veloz como el viento. El aroma de las flores envolvía todo su alrededor mientras con la mirada perdida observaba a los coloreados peces nadar entre las transparentes aguas de aquella delicada fuente. Con sus dedos acarició la superficie del agua sintiendo el frío y la delicadeza de esta. Los peces nadaban alrededor de sus dedos que bailaban al compás de la música que sonaba en el salón. Una lágrima descendió de su mejilla aterrizando sobre su cálida mano y bajando por su tersa piel hasta confundirse con el agua de la fuente. Su vestido lucía hermoso a la luz de la luna y sus ojos brillaban con intensidad al observar el estrellado cielo. Un joven la observaba a lo lejos. Había presenciado la escena desde allí. Aquél hombre había besado la mano de ella con caballerosidad y se había ido dejándolo aún más confuso. Sentía un dolor intenso en su pecho cada vez que observaba la frágil figura de la joven y se había sentido tremendamente celoso al verla junto a ese desconocido. Se acercó suavemente mientras se acomodaba el cabello con nerviosismo. Los ojos de Serena permanecían en las estrellas y no se habían percatado de la presencia del chico que se acercaba cada vez más. Él estaba perdido en sus pensamientos y tenía la cabeza a punto de explotar. Eran tantos los sentimientos que recorrían su ser que no sabía cual era el verdadero, o simplemente el correcto. Se situó delante de la chica que ahora lo miraba de frente con una sonrisa melancólica en su rostro. Ella se levantó y le sonrió. Se acercó hasta poder sentir el respirar de él y mirando sus preciosos ojos azules acarició su rostro. Con la misma mano cogió la del chico, que no reaccionaba, simplemente miraba su faz perdido en sus pensamientos. Ella cogió su mano y la puso en su cintura dejando más tarde la suya en los hombros del apuesto joven. Sin decir una sola palabra empezaron a bailar suavemente. Sus ojos no se habían dejado de mirar y sus cuerpos respondían al deseo simplemente. La luna brilló con intensidad en el estrellado cielo mientras ambos jóvenes se acercaban más y más. Sus rostros estaban apenas a 2 centímetros de distancia y ambos podían oír el latido del otro. Sus ojos se cerraron por instinto mientras se acercaban cada vez más. Pero algo los detuvo. Serena se apartó bruscamente de él mientras apretaba ambas manos contra su pecho. Su corazón latía a mil por hora y el rubor cubría sus mejillas mientras un grito salía de su corazón sin llegar a salir a la superficie. Deseaba hacerlo pero no debía.
- No, esto no está bien, nada bien. No puedo hacer…
No pudo acabar sus palabras ya que el joven la agarró bruscamente y con fuerza jalándola hacía él y buscó sus labios casi con desesperación. La apretó contra su pecho con intensidad, temiendo que alguien pudiera llevársela de su lado o que escapara de él. El beso se prolongó y lo que había sido feroz y apasionado se estaba dulcificando hasta el punto de que sus labios simplemente se rozaban. Serena se entregó por completo al beso mientras acunaba el cuello del chico en sus brazos. Él dejó de apretar la cintura de la chica con tanta fuerza y pasó a acariciar su espalda mientras con la otra mano acariciaba el rostro de ella. Ninguno de los dos quería terminar con ese beso, ambos se habían olvidado de todo y ahora sólo podían sentir la presencia del otro. Sus bocas se movían con deseo buscando llegar a lo más profundo del otro. Pero un grito les hizo bajar de la nube a la que habían subido. Ambos se separaron y miraron en la dirección del quejido. Un par de gatos se peleaban a apenas 10 metros de ellos. Uno corrió huyendo mientras el otro lo seguía feroz. Serena bajó el rostro y apretó las manos contra su pecho separándose una vez más del joven que seguía teniendo la mirada fija en el lugar donde antes estaban ambos felinos. Otra lágrima brotó de los ojos de Serena y sin dar tiempo a Darien de reaccionar salió corriendo adentrándose en la hermosa arboleda que había dentro del jardín. El chico la siguió casi por instinto mientras se repetía que lo que hacía no estaba bien, pero que era lo que le dictaba el corazón. Aquella chica había cautivado su corazón en tan poco tiempo…
- ¡Princesa! Bunny espera por favor
Ella se paró de golpe sin girarse a observar al joven. Simplemente miraba al suelo permaneciendo de espaldas a él. Su respiración era agitada y su corazón ya no podía latir más fuerte.
- Princesa… no sé que me esta pasando ni por qué siento lo que siento. Pero no puedo evitar que se me acelere el corazón al mirarte al igual que no puedo resistirme a esos ojos.
- Mis ojos son un engaño Darien del que jamás debes percatarte.
- No entiendo tus palabras pero no tiene la menor importancia. Ahora lo único que me importa eres tú.
- ¿Eres infiel a tu novia?
- Dios sabe que la amo, pero lo que siento por ti va más allá. En tan sólo unas semanas me he quedado prendado de ti. Es como si te conociera desde hace mucho tiempo. Como si estuviéramos hechos el uno para el otro. Sin embargo yo sé que no es así… pero ahora no puedo pensar en eso. Sólo puedo pensar en… en ti.
Dos lagrimas cayeron del rostro de Serena. Estaba temblando y las piernas apenas la sostenían. Se giró mirando a los ojos del chico y buscando las palabras adecuadas para contestarle. Él la miraba cariñosamente, aunque era más que evidente que el chico estaba muy nervioso y esperaba una respuesta de ella.
- Yo… - Los ojos de Serena se dilataron de horror y un grito salió de sus labios- ¡Darien cuidado!
La chica saltó encima del joven evitando que este fuera atacado por una extraña criatura. Una deformada sombra apareció ante ambos mientras Darien intentaba resguardar a la chica en sus brazos. Ella lo reconoció de inmediato. Esos ojos inyectados en sangre, las quemaduras por todo el cuerpo y la sonrisa diabólica de él.
- ¡Dimitri!
- Correcto
- Corre Darien- La chica agarró con fuerza al chico y ambos empezaron a correr saliendo de la mansión. Serena tenía cogido al confundido chico de la mano y corría en dirección al retiro que estaba muy cerca de allí. Pero una figura detuvo su carrera al situarse enfrente de ella. Darien se colocó delante de la joven protegiéndola.
- Curioso. Muy curioso. ¿Qué crees que podrás hacer tu contra mi humano?
- No sé quién o que eres pero no vas a tocar ni un solo pelo de ella.
- Tranquilo, no quiero su pelo, sólo su cuello y su vida.
Serena observaba la escena aterrada. ¿Qué debía hacer? Darien corría peligro, ambos lo corrían. ¿Pero que podía hacer ella? No podía rebelar su identidad ante Darien, aunque no la reconocería como Serena sino como la misteriosa guerrera no podía involucrarle más en eso. Pero entonces la sombra atacó a Darien lanzándose encima de él y buscando su cuello. Serena dejó escapar de sus labios un grito ahogado mientras el joven luchaba contra esa criatura. Debía hacer algo.
- ¡Ya basta Dimitri! Es a mí a quien quieres, pues aquí me tienes. Deja de jugar y ven a por la comida.
- ¿Comida?- El monstruo empujó a Darien contra el muro y miró a la chica que estaba seria delante de él.- No quiero saciar mi sed contigo. Quiero que sufras lo que yo he sufrido.
- ¿Cómo me has descubierto? ¿Cómo has descubierto mi identidad?
- Cometiste un error enorme al pensar que había huido y no comprobar con tu ordenador mi presencia.
- Entonces ya no tengo nada que ocultarte. Vayamos al mismo lugar de la lucha y allí arreglaremos cuentas.
- No, aquí y ahora.
El deformado ser se abalanzó contra ella triando así a la chica contra el dura pavimento. Con una de sus garras hirió una de las piernas de Serena destrozando así su hermoso vestido. Un grito apagado de la chica se oyó en la oscura y solitaria noche.
- ¡Bunny!
Darien se levantó y agarró al extraño ser intentando apartarlo de la chica. Ambos forcejeaban pero a pesar de que el vampiro estaba muy débil Darien no podía estar a la altura de la criatura.
- Quita mosca, no eres rival para mí. - El vampiro agarró con fuerza el cuello del chico y se dispuso a clavar sus colmillos en él. Pero un corte en su brazo hizo que soltara a su presa. Serena estaba arrodillada ahora al lado de Darien mientras miraba con ira el rostro de Dimitri.
- Maldita. Juró que sufrirás todo lo que yo he sufrido.
- Darien, debes irte de aquí y no vuelvas. Vete
- Jamás- su respiración era entrecortada y su voz muy débil- No te dejaré jamás.
Dimitri se dispuso a atacar a Serena pero Darien se interpuso en su camino recibiendo el golpe por ella. Su brazo sangraba y la chica dio un grito que hizo eco por todo el callejón. Ella lo abrazó mientras miraba al vampiro con ira.
- Entonces no tengo otra opción.
- ¿Eh?
Una luz envolvió a la chica levantándola del suelo ante los atónitos ojos de Darien. Su ropa desapareció a la vez que se formaba una de nueva cubriendo su cuerpo. Una armadura dorada y una espada aparecieron ante sus ojos y una estrella brillaba en el pecho de la chica. Sus ojos se abrieron de un verde tan profundo como las esmeraldas.
- Tú eres la… ¡la guerrera!
- Así es. Ahora debes irte.
- No. Jamás. Yo puedo serte de ayuda porque yo soy…
- Ya sé quién eres. Lo sé todo de ti. Pero no puedes ayudarme en esto. Sólo me causarías problemas.- Su expresión antes cariñosa había desaparecido por completo adquiriendo una mirada fría y indiferente. La espada de la chica relució en el firmamento mientras con un veloz ataque se lanzo contra Dimitri que debido a sus quemaduras y contusiones no pudo evitar el mortal golpe.
- No… yo debía matarte… debía convertirte en una de nosotros.
- Ahora descansarás en paz. Espero que exista algún lugar para criaturas como tú.
- Yo también lo espero, para que cuando te conviertan en vampiro y luego te maten pueda arreglar cuentas contigo en ese lugar.- Dimitri desapareció ante los ojos de ambos chicos. Una lágrima bajó por los ojos de ella.
- Ojalá pudiera ser de otra forma, ojalá pudiera hacer algo más que acabar con vuestras vidas. Lo siento… lo siento.
Darien se levantó con dificultad y se acercó a la chica que permanecía arrodillada en el suelo. Se agachó frente a ella y levantó su rostro hasta la altura de sus ojos.
- Eres una guerrera. Ahora entiendo por qué eres tan especial, ahora entiendo por qué te quiero tanto.
- No soy especial. - Su expresión seguía igual de fría y dura.
- Sí, lo eres. Y por eso me he enamorado de ti.- el joven la abrazo suavemente sonriendo y besando su mejilla. Se separó un poco y espero la reacción de ella.
Serena agarró con desespero a Darien y lo besó ardientemente mientras lo apretaba contra su cuerpo. No deseaba soltarlo, quería tenerlo entre sus brazos para siempre. Darien contestó al beso con la misma pasión y deseo mientras con sus dos manos agarraba la cintura de ella una vez más. Sus lenguas se buscaban incansablemente y el deseo de seguir adelante estaba en ambos. Sin embargo ella cortó el beso tal y cómo este había empezado, de golpe y su expresión adquirió una vez más la indiferencia de antes.
- Tu estas prometido con la princesa Serenidad. Tu futuro esta unido al de ella y nada puede romper eso. Sabes que estáis hechos el uno para el otro. Yo sólo te causaría problemas.
- Lo sé. Pero no puedo evitar mis sentimientos. No puedo renunciar a este amor por un destino marcado. Yo soy libre y cómo tal decido mi destino y ahora no puedo pensar nada más que pasarlo contigo. ¿Qué has hecho conmigo? Me has hechizado por completo.
- Sin embargo no se puede huir del destino. Pronto te darás cuenta de que a quién verdad amas es a la princesa y cuando la vuelvas a ver notarás que tu amor por ella es más fuerte aún del que sientes ahora.
- Pero yo no puedo pensar más que en ti.
- No tardarás en entenderlo todo. Ahora debes desaparecer de mi vida. Corres peligro. Yo puedo ver el futuro y sé que si te unes a esta batalla morirás. No voy a permitir que eso ocurra. No voy a acercarme más a ti ni tú a mí. A partir de ahora no trataremos en absoluto y claro esta que no lucharás en esta batalla. El destino del mundo esta en manos de eso. Una sola intervención tuya y todo se irá al traste. Serás el causante de tu propia muerte y la de todo el planeta. Créeme es lo mejor. Tu y yo no tenemos otra opción por ahora que separarnos.
Una vez pronunciadas esas palabras la chica desapareció. Darien no sabía que hacer, como reaccionar. Había demasiada información en su cabeza y el corazón le latía a mil por hora. No podía pensar, no podía moverse y mucho menos hablar. Simplemente se quedó allí. Parado. Mientras dos lágrimas brotaban de sus hermosos ojos azules y una pregunta se formaba en su cabeza. "¿Por qué?"


Ya habían pasado 4 días desde la noche del baile. Darien y Serena no se habían visto desde aquella desagradable velada. Ambos estaban confusos y absortos en sus pensamientos. Asistían a sus clases, sin embargo apenas paraban atención. Esa noche se llevaría a cabo la quinta misión de Serena. Debía penetrar en una de las guaridas de los vampiros y estudiar al enemigo una vez más. Sus heridas estaban mucho mejor y los morados de las piernas habían desaparecido por completo. Ahora estaba en el camerino arreglándose.
- Serena…
- Dime Luna.
- Creo que debemos cambiar la estrategia, es posible que si actúas allí te reconozcan y…
- No te preocupes Luna ya había pensado en eso.
- ¿ Y que vas a hacer?
- Tengo un hermoso bolígrafo mágico que me transforma, ¿no es cierto?
- ¡Claro! Transfórmate
- ¡Poder de luna transfórmame en una preciosa cantante de pop!
El cuerpo de serena fue envuelto por un precioso vestido naranja que marcaba perfectamente su atractiva figura. Su cabello había crecido hasta la cintura y era de color negro, al igual que sus ojos.
- Perfecta, ahora adelante. La actuación debe empezar
- No me acostumbro a esto de cantar y bailar delante de tanto vampiro.
- Las guaridas de vampiros son realmente famosas entre ellos.
- Sí, pero ya hemos acabado con 4 y el rumor de que hay alguien que las destruye se ha extendido. Ya no hay tanto vampiro reunido.
- Lo sé. Esta noche deberás matarlos antes de acabar la actuación.
- Sí. La última vez casi se me comen viva. Prefiero terminar cuanto antes. Sin embargo utilizando el cristal de plata acabo muy agotada. Sólo espero no desmayarme antes de poder escapar sino estaría perdida.
- Eso no pasará. - Dos golpes a la puerta anunciaban su entrada.
- Deséame suerte Luna
- Tu no necesitas buena suerte, eres la mejor. Anda, que el público aguarda.
- Sí, aguarda su cena…
El local estaba prácticamente en l'absoluta oscuridad exceptuando el escenario. El público bailaba al son de la música y los altavoces estaban a punto de estallar. Las cortinas del escenario se abrieron y una luz de un leve azul iluminó una figura femenina a la vez que una hermosa joven empezaba a cantar con su melodiosa voz.

There comes a time
When you face the toughest of fights
Searching for a sign
Lost in the darkest of nights

Su voz era dulce y el público aclamaba. Su pelo moreno respondía a cada uno de sus movimientos y sus caderas seguían el ritmo loco de la canción.

The wind blows so cold
Standing alone
Before the battle's begun
But deep in your soul
The future unfolds
As bright as the rays of the sun

Serena cantaba en lo alto del escenario mientras observaba todo su alrededor. "Son muchísimos… no se que voy a poder hacer… si les ataco directamente con el cristal de plata acabaré agotada, pero no tengo otra opción. Lo aré. "


You've got to believe
In the power of love
You've got to believe
In the power of love
The power of love

Blazing emotion
There's a light that flows from the heart
It's a chain reaction
And nothing will keep us apart


Un hombre de feroces ojos verdes observaba a la joven con una sonrisa "buen disfraz princesa. Espero que cumplas tu promesa y nos veamos mañana. Suerte" El joven salió del local sin perder tiempo, sabía lo que ocurriría y no iba a morir aún.

Stand by my side
There's nothing to hide
Together we'll fight to the end
Take hold of my hand
And you'll understand
What it truly means to be friends

You've got to believe (you've got to believe)
In the power of love
You've got to believe (you've got to believe)
In the power of love
It gives meaning to each moment
It's what our hearts are all made of
You've got to believe (you've got to believe)
In the power of love (the power of love)
The power of love

You've got to believe (you've got to believe)
In the power of love
You've got to believe (you've got to believe)
In the power of love
It gives meaning to each moment
It's what our hearts are all made of (just look inside)
You've got to believe (you've got to believe)
In the power of love
In the power of love

La música cesó entre aplausos y el público aclamaba. Serena bajó el rostro y estrechó entre sus manos el medallón que contenía el cristal de plata. " Dame fuerza ". Una jaula descendió aprisionando a Serena en su interior. Las pocas luces que iluminaban el escenario se apagaron de repente desconcertando a la joven mientras los vampiros pedían sangre. Todo estaba en la más absoluta oscuridad, sin embargo se podían oír los gemidos de las criaturas acercándose cada vez más a ella. Serena concentró su energía cuando notó que estaban a punto de alcanzarla, la jaula era de pequeñas dimensiones y podían tocarla sin problemas por todos lados. Un ser humano normal y corriente no tendría salida. Pero esta vez, habían hecho su última fechoría.
- No tenéis la más remota idea de lo que os va a pasar. ¡CRISTAL DE PLATA! ¡LUZ DIVINA!
Una onda de energía salió de su broche iluminando toda la sala de una luz tan pura cómo los rayos del sol. Las numerosas criaturas que antes la acechaban, estaban desintegrándose ante sus ojos. Todo su alrededor, antes cargado por el ambiente, se dulcificó y la brisa del exterior inundó el local. El cristal dejó de brillar con tanta intensidad, permitiendo a la chica observar su alrededor. El escenario ,al igual que la pista de baile, estaba absolutamente desierto. Lo que antes habían sido gritos y sed de sangre, ahora era absoluto silencio. Las ventanas del local se habían roto y dejaban entrar la luz de la luna. El cristal dejó de brillar del todo y las fuerzas de Serena cedieron a la vez que esta caía de rodillas al suelo. Sus brazos temblaban intentando sujetar su débil cuerpo a la vez que cerraba los ojos de dolor. Sus heridas se habían abierto de nuevo. Dos lagrimas rebeldes resbalaron de sus ojos hasta caer al suelo.
- No puedo más, ¡no quiero seguir matando! Aunque sean asesinos, son criaturas vivas, no puedo seguir así… me duele demasiado… ¡No quiero una vida así!
La chica se dejó caer al suelo con la cabeza recostada en sus brazos, mientras dejaba fluir el llanto de sus hermosos ojos. El silencio fue roto por sus gemidos y el dolor de ella inundó todo el local como una brisa. Luna la observaba desde lejos. Dos lagrimas brotaban de sus ojos al observar tan dolorosa escena. Sin embargo optó por dejarla sola, esto debía superarlo ella.


Darien salía de una cafetería. Había estado charlando con los chicos hasta muy tarde esta vez. Sin embargo había estado ausente casi toda la conversación. Sólo tenía una cosa en la cabeza. Una persona, alguien que ocupaba todos sus pensamientos una vez más. Se sentía tremendamente perdido. Su pecho ardía de dolor pues amaba a dos mujeres. Una de ellas más que a la otra pero no podía acercarse a ella ni debía hacerlo. Su destino estaba marcado, se casaría con Serena. Dios sabe que la ama sinceramente, pero esa chica… estaba loco por esa chica de pelo corto y mirada serena. Era dulce y a la vez seria, cariñosa y a la vez dura. Era todo aquello que siempre había deseado ver en Serena acompañado además de una increíble belleza. Se moría por estrecharla en sus brazos, por sentirla, aunque solo fuera una vez.
Nadando entre sus pensamientos llegó a la residencia. Clara le sonrió como siempre y le dio su llave.
- Darien, tienes correo, te lo he dejado en el buzón.
- Gracias. Eres muy amable.
El buzón estaba al doblar la esquina. Darien se acercó lentamente y lo abrió con cuidado. 1 carta, sólo una.
- ¡Dios Bunny!
Un grito desconcertó a Darien a la vez que asomaba casi con desespero su cabeza. La escena no podía serle más familiar.
- Bunny cariño, ¿que te ha pasado? Estas sangrando.
- No te preocupes Clara, no es nada. Sólo son arañazos.
- ¿Estas segura? ¿Quieres que llame a un médico?
- No te molestes. Me las curaré yo. Ya han parado de sangrar, sólo tengo que desinfectarlas. Gracias por preocuparte.
- ¿Cómo te has hecho eso?
- Fui a hacer unas fotos para un trabajo en un edificio abandonado y se hundió el suelo.
- Aish... siempre trabajando en lugares peligrosos. Por eso yo nunca escogería esa carrera.
- El periodismo es muy emocionante. Me voy a la cama.
- Sí, te ves mortalmente pálida. ¿Quieres que te acompañe?
- No hace falta. Estoy bien. Mañana vengo y nos tomamos el café juntas ¿ok?
- Claro. Descansa.
- Sí. Buenas noches.
Serena forzó una sonrisa y emprendió su camino sin percatarse de que alguien observaba todos sus movimientos. Una sombra se había escapado de la oscuridad y sonreía maléficamente mientras se perdía de nuevo entre las calles. La venganza caería sobre ella muy pronto…

Continuará…

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