Un doloroso amanecer

La habitación estaba desierta, sólo la brisa se movía en su interior. Los cristales rotos estaban esparcidos por el suelo y en ellos había restos de sangre. El rostro de Darien se llenó de preocupación y asomó la cabeza rápidamente por la ventana, buscando a Bunny con desespero. No veía nada, no había rastros de ella, ni una sombra, nada, la calle estaba desierta. Un sonido proveniente del tejado desvió su atención y se dispuso a salir del cuarto para subir a la terraza del último piso. Sin embargo cuando estaba por salir un sonido dentro de la habitación lo hizo cambiar de idea. Una gata negra muy conocida para él acababa de adentrar-se en la habitación.
- ¿Lu...Luna?
- ¡Darien! Estaba en el tejado y he oído ruidos. Así que he bajado.
- Así que el ruido que he escuchado eras tú. ¿Pero que haces aquí Luna? ¿Ha venido Serena?
- Mi misión es guiar a los guerreros, yo inicié a Bunny. Dime, ¡¡¡¿que ha pasado?!!!
- No lo sé, he oído ruido a cristales rotos y un grito, no me lo he pensado dos veces y he venido corriendo hacia aquí. Pero no había nadie, solo estos cristales rotos.
- En ellos hay sangre fresca, debe ser de Bunny.
- ¿Qué? ¿Dónde puede estar Luna?- Luna miró a Darien compadeciéndose de él. Realmente se había enamorado otra vez de la misma persona, pero él no lo sabia.
- Coge el ordenador de Mercurio.
- Ahora recuerdo ese ordenador, Bunny lo traía en el brazo un día y me resultó familiar. Ahora lo entiendo todo.
- A ver... este ordenador tiene gravados los datos de Se... de Bunny y podré localizarla... esta...en el retiro... como siempre, parece que las luchas siempre se deben llevar allí.
- ¡Vamos Luna!
- No Darien, tú no. Ya debes saber que morirás si te involucras en esto.
- Me da igual, no la voy a dejar ahí sola, nada de lo que digas o hagas me lo impedirá Luna.
- Sabía que esto pasaría... me lo temía...
Darien no dio tiempo a Luna de reaccionar y salió a toda prisa en dirección al retiro. La noche era fría y húmeda y las calles estaban desiertas. El reloj de su muñeca marcaba las 4:30 de la madrugada. Corrió lo más rápido que pudo y por fin llegó al retiro, Luna lo seguía de muy cerca y en su rostro felino se podía ver la preocupación. Recorrieron parte del parque, pero no lograban encontrar a Bunny.
- ¡El ordenador dice que esta aquí Luna! ¿Pero dónde?
- No debe andar muy lejos.
Un golpe los alteró a ambos. Un grito y un estruendo se oyeron en el lugar.
- ¡¿De donde viene eso?! ¡¡Bunny!!
Una figura se vislumbró en el aire. Caía a gran velocidad desde una altura considerable y venía directa hacia ellos. Su velocidad era extrema y golpeó el suelo con dureza mientras se podía oír el sonido de su espalda crujir.
- ¡Bunny!
Serena restaba casi inconsciente en el suelo, Darien se acercó a toda prisa y arrodillándose cogió con cuidado a la chica del frío pavimento. Serena abrió los ojos débilmente mientras una leve sonrisa se dibujaba en sus labios. Darien revisaba sus heridas muy preocupado.
- Tranquilo Darien, no tengo nada roto.... Debes irte de aquí, él debe estar a punto de llegar... y...- a Serena le costaba mucho trabajo respirar- tú no puedes estar aquí, Luna ya te lo habrá dicho.
- Me da igual, no te voy a dejar aquí, y menos en la condición que estas.
- ¿Esto? No es nada, he pasado por situaciones peores...
Serena se levantó torpemente y siendo ayudada por Darien. Fue entonces que Luna se dio cuenta de las mordeduras en el cuello de Serena.
- ¡Te ha contagiado! Ese maldito bicho te ha mordido...
- No te preocupes Luna, es un vampiro puro, uno de los más puros que existen... aish...
- ¿A que te refieres? ¿Vampiros puros? ¿Me estas diciendo que hay diferentes clases de esos monstruos?
- Sí, este no contagia con las mordeduras, sólo si bebes su sangre. No te preocupes, aunque me ha dejado realmente débil, creo que quiere convertirme en uno de ellos...
- Así es, eres el ideal que perseguía. Eres digna de ser mi compañera. Además... eres muy poderosa y bella, no hay duda que serás una buena compañía para mi inmortalidad.
Una figura varonil se distinguió a unos metros. Vestía de color negro y con una capa larga hasta los tobillos. Sus ojos eran de un azul cristalino, calmados y sabios. Su pelo era de un castaño tan claro que bien se podía decir que era rubio y lo tenía levemente ondulado. Su faz era realmente pálida y en sus colmillos aún sobrevivía algo de sangre de Serena. Sus pasos se oían casi tenebrosamente a su alrededor y parecían proceder de todas partes y de ninguna. Serena se separó bruscamente de Darien y se acercó hasta la tenebrosa figura del vampiro que la miraba perversamente. Darien quería acudir dónde estaba ella, pero Luna se cruzó en medio y negó con la cabeza. El chico no pudo hacer otra cosa que observar.
- Eres realmente preciosa. ¿Qué necesidad tienes de morir? Puedes vivir eternamente, tienes el poder suficiente como para ser inmortal, y serías respetada por todos los vampiros existentes.
- ¿Cómo puedes llamar a eso vivir? Tener la piel tan mortalmente pálida como la porcelana, esos ojos fieros y espeluznantes. La piel fría y desgarradora, unos colmillos manchados por la sangre de tus víctimas y una sed que sólo se puede apagar asesinando. No puedes ver la luz del día, ni comer, sólo habitas en las penumbras y te alimentas de la sangre de inocentes. Eso no es vivir. Es peor que la muerte, jamás desearía una vida así.
- Eres demasiado pura, pero no importa, Louis también lo es y es un vampiro muy poderoso.
- ¿Louis?- Los ojos de Serena se dilataron enormemente.
- Como el ya te comento...Louis es una de mis creaciones...
- ¡Lestat! Entonces tú eres Lestat...
- Así es, yo soy el creador de Louis, si pude convertir a un ser tan puro como Louis en uno de nosotros...créeme tu también caerás.
- Entonces nos has seguido todo este tiempo...
- No, Louis no es tonto, hubiera notado mi presencia de inmediato. Pero puedo leer en tu mente, es curioso que no puedas cerrarla, leo claramente tus sentimientos... y sé tus puntos más débiles. - El rostro del vampiro se giró mirando a Darien. Serena notó enseguida que decía la verdad, estaba claro que quería capturar a Darien, utilizarlo como cebo talvez o simplemente amenazar su vida.- Ese joven de ahí... lo tienes muy engañado, ¿no es cierto?- El rostro de Darien se volvió frío y serio.- Realmente cree en ti, si supiera la verdad se enfadaría ¿no crees?
- Posiblemente. Pero ¿sabes? Ya no me importa, he sido una estúpida egoísta y por eso ahora está en peligro. Ya no importa si se entera de la verdad.- Darien estaba estupefacto escuchando la conversación de ambos. ¿De que hablaban? Bunny seguía su juego...¿no?
- Darien, lárgate, el vampiro te utilizará como cebo si permaneces aquí.
- Luna... ¿de que hablan?.
- Bunny no es la chica que tu crees que es. Te ha mentido, es cierto. Así que lárgate ya.
- No te creo Luna, lo dices para que me vaya de aquí. Pero igualmente...¿crees que él me dejaría marchar? No... esta claro que no. -Luna permaneció en silencio mirando a Darien. Realmente no podría hacerle dudar de sus sentimientos, no lograría nada a ese paso. El chico no pensaba irse y con ello estaba poniendo en peligro la vida de todos.
- Ya sabes que pienso hacer ¿verdad?
- No toques ni un pelo de él. ¿Realmente eres tan menospreciable que atacarías los puntos débiles de tus adversarios?
- Tú tienes una arma que puede dañar seriamente mi cuerpo, no quiero arriesgar mi vida en vano. ¿Accedes a ser mi compañera?
- Jamás. -El vampiro sonrió cínicamente y miró los ojos decididos de la joven.
- Entonces ve a proteger lo que amas.
El vampiro se lanzó en un movimiento más rápido que la propia luz en contra de Darien que no tubo tiempo a reaccionar. Lestat le tenía agarrado por el cuello y había clavado sus colmillos en él. En un ataque de ira Serena se lanzó en la espalda del vampiro y clavó su espada en ella. El condenado soltó a Darien y sonrió a Serena. Su herida desapareció en cuestión de segundo de su espalda, que sólo había sido levemente herida.
- No puede ser, ¡te la he clavado de lleno!
- Pobrecita... ¿acaso no te comentó Louis que la piel de los puros es muy resistente?
- Pero... has curado tus heridas....
- Es mi poder...mío y de nadie más.
- ¿Por qué tu sólo?
- ¿Y por qué no? Lo compartiría contigo si quisieras amor.
Serena se lanzó en un contra ataque, su cuerpo se movía por la ira y de sus ojos escapaban lagrimas de impotencia. Jamás se había mostrado dispuesta a pelear. Las luchas no pueden traer nada bueno... pero no había otro camino, esta vez no. Lestat evitaba sus golpes con gran facilidad y cada vez estaban más cerca de donde restaba Darien. Este estaba en el suelo. Su cuello sangraba levemente y su cuerpo se contraía de dolor. Realmente ese ser tenía un poder y una fuerza colosales. Sus ropas comunes fueron substituidas por el traje de Endimión. Y cogiendo su espada se dirigió a la batalla sin que Luna pudiera hacer nada. Darien intentó sorprender al vampiro atacando por la espalda, pero el sorprendido fue él al observar como este evitaba su ataque y por pocos centímetros no apuñalaba a Bunny.
- ¡Darien! Tu espada no es de plata, no le harás daño con eso. A los vampiros sólo se les daña con la plata.
- Pero no puedo quedarme de brazos cruzados mientras te ataca- Darien miraba impotente a Serena, que ahogaba en su garganta un grito de desesperación.
Lestat sonreía. Todo le resultaría muy fácil, eran tan vulnerables... Se lanzó en un ataque contra Darien, que en esos momentos permanecía de espaldas a él. Pero esta vez Serena pudo apartar al joven a tiempo y recibió el golpe en su lugar. Las garras del vampiro habían herido profundamente su pecho y el traje de guerrera no le había protegido apenas. No había duda de que la fuerza de Lestat era inhumana.
- ¡Bunny!
Serena aprovechó entonces, en un ataque de dolor, y perforó el estomago de Lestat. Su espada se había introducido levemente en su cuerpo, pero aún así los daños no eran nada graves. Lestat sonrió ante la imagen desconcertada de la chica, que permanecía herida en el suelo, sin fuerzas para continuar.
- Debes debilitar su piel, utiliza el cristal
Las palabras de Louis resonaron entonces en su cabeza. Se estaba comunicando con ella por telepatía. Sí, el único modo de debilitar al vampiro era con la luz de su cristal, pero apenas tenía fuerzas para utilizarlo y necesitaría mucha potencia para destruirle, podría morir si lo utilizaba ahora. Además, Darien la observaba... Fue entonces que le vino a la cabeza una idea. Una idea que dañaría aún más su corazón. Pero era la única solución. Serena se levantó cómo pudo y miró al vampiro con recelo.
- Sólo tengo una opción.- Su pecho empezó a brillar con una hermosa luz, cálida y pura. Lestat sonrió levemente al observar los intentos de la joven.
- Esa luz jamás podrá destruirme.
- Eso ya lo veremos.
Darien observaba desde lejos a la chica. Sus ojos se dilataron terriblemente al observar la luz que desprendía el broche de la chica. No había duda, ese era el cristal de Plata. La armadura de Serena empezó a brillar con la misma fuerza y el poder del cristal de Plata crecía a cada instante. Lestat empezó a alarmarse. Sus ojos empezaban a escocerle y la piel le quemaba.
- ¡Maldita bruja! Esa gema es más poderosa de lo que creí.
- ¡CRISTAL DE PLATA! ¡DAME EL PODER!
Una luz tan pura como los rayos plateados de la luna envolvió el lugar. Los ojos de Darien y de Luna no podían ver nada más que esa luz blanca. Todo fue envuelto por ella y no se podía apreciar lo que estaba pasando. A los pocos segundos esa luz dejó de brillar y una Serena agotada caía al suelo. Lestat había desaparecido, no quedaba rastro de él. Pero una voz se escuchó entonces a su alrededor " Esa luz no puede destruirme, volveré a por ti princesa. Serás mía" Serena cayó de rodillas al suelo mientras sujetaba el broche de su pecho. El corazón le dolía horriblemente y no tenía apenas fuerzas para seguir consciente. Darien estaba nadando en un mar de confusión. La fuerza que había visto ¿era la del cristal de Plata? ¿Acaso alguien más controlaba ese poder? Era imposible... Corrió al lado de Bunny y la resguardó en su pecho.
- ¿Estas bien? Respóndeme Bunny- Serena levantó la vista en ese momento y miró al chico. La sorpresa no se dejó esperar en el rostro de Darien, que miró sorprendido la mirada de ella. Sus ojos... sus ojos se habían vuelto azules, esos ojos... esa mirada... ¿Serena?
- ¡Serena!- Luna corrió hacia dónde estaba ella y se acercó a la pareja.
- ¿Se...Serena?-La chica agachó la cabeza afirmativamente.- Princesa... entonces has sido tú todo este tiempo... y no me lo dijiste... ¿por qué?- Darien la miraba decepcionado, algo en su corazón se había roto en ese mismo momento.
- Porque ya no te amo. - Esas palabras sorprendieron tanto a Luna cómo a Darien
- ¿Qué?
- Me fui de Japón sin decirte nada porque necesitaba alejarme de todo, aún así debo seguir luchando, pero ya no puedo permanecer a su lado, las chicas, tú, ya no quiero más su compañía. Me fui para cambiar de aires, y aquí conocí el amor, la calma, la diversión. Estoy mejor sin ustedes, pero tuviste que llegar tú.- Serena aguantaba sus ganas de llorar a duras penas mientras volvía a mirar a los ojos a su amor y le mentía una vez más.- Has vuelto a sumir mi vida en el caos, no quiero que estas a mi lado. En cuanto apareciste tuve que cambiar el color de mis ojos para que no me reconocieras, hice todo lo que pude para alejarme y no levantar sospechas, pero tú no estabas dispuesto. Me han herido en la batalla por tu debilidad y por tu incompetencia. ¿Acaso no lo ves? Eres un estorbo, un engorro. ¿Qué creías estar haciendo? ¿eh? Además.... me has traicionado al pensar en otra... y encima tienes el morro de reclamar explicaciones. Ya no te soporto más... me he dejado llevar por lo que sentía en el pasado y lo único que he descubierto es que mis sentimientos por ti han muerto. ¡Desaparece de mi vida! No quiero un destino de batallas a tu lado. ¡No lo quiero! ¡NO!
Darien no podía creer las palabras de la joven. Su corazón se había roto en mil pedazos y el poco aliento que le quedaba para seguir se había desvanecido. Luna entendió rápidamente las intenciones de Serena y se acercó a ella apoyando su decisión. Serena se soltó bruscamente de los brazos del chico, que no reaccionaba todavía a sus palabras. Se levantó como pudo y cojeando por las múltiples heridas y por el cansancio que le había provocado usar el cristal se alejó del retiro con el rostro cubierto por las lagrimas. Darien permaneció allí, sentado, sin poder respirar siquiera. Su corazón había sido mentido despiadadamente y ahora lo habían destruido del mismo modo. Una lágrima de impotencia bajó por una de sus mejillas mientras se repetía una y otra vez " No... esto no es verdad... debe ser un sueño... un maldito sueño..."

Serena caminaba lentamente, apoyada contra los muros de las calles que recorría. Su brazo sangraba abundantemente y su pecho era un mar de sangre. Luna la observaba impotente a su lado. Quería ayudarla, quería estar con ella... pero ¿qué podía hacer? Su princesa sufría delante de sus ojos y como siempre no podía hacer nada por ella. Serena perdió en ese momento el equilibrio y cayó sin poder evitarlo al suelo. Su respiración era exageradamente agitada y sus pupilas estaban dilatadas. ¿Se estaba muriendo quizá? Luna se apresuró a correr a su lado.
- ¡Serena! Iré por ayuda, llamaré a l'hospital. Una ambulancia vendrá por ti enseguida.
- No será necesario Luna.
Una sombra apareció en ese mismo momento delante de la gata, que se situó frente Serena para intentar protegerla. Un joven de tez pálida, ojos verdes y fieros observaba preocupado a la chica. Serena reconoció de inmediato esa voz y levantó su rostro como pudo.
- Louis....
- Mi querida princesa, pronto estaréis bien. Yo os curaré.
Louis se acercó lentamente, para no asustar a la gata que miraba con los ojos muy abiertos cada movimiento del vampiro. Este se agachó y cogió a Serena en sus brazos. Puso su mano en el pecho de ella y apretando con fuerza el cristal de plata provocó una luz blanca que los envolvió a ambos. Serena cerró los ojos... le dolía todo el cuerpo, sentía como si mil cuchillas se estuvieran clavando en el. El dolor era insoportable, tanto que ya apenas podía distinguirlo, hasta que de golpe, este desapareció. Serena abrió los ojos delicadamente y miró sonriendo al chico que estaba exhausto.
- ¿Cómo lo has hecho?
- Algo en mi corazón me decía que podía hacerlo. He unido por unos momentos los dos poderes, el del cristal y el mío. El mal es atraído por el bien, y viceversa. No hay duda que la unión de ambos poderes hace milagros. El poder del bien y el del mal pueden unirse, siempre y cuando tengan algo en común.
- Mis heridas... se han curado del todo y mi energía ha vuelto a la normalidad. Hacia mucho tiempo que no me sentía en plena forma. No lo entiendo...
- Las cosas buenas no hace falta entenderlas, princesa. - La voz de Louis se notaba muy débil. Serena lo notó más pálido de lo normal y su cuerpo parecía menos fuerte.
- ¿Te encuentras bien?
- He gastado mucha energía, necesito alimentarme... pero el sol esta a punto de salir.
- Bebe de mí entonces, te lo debo.
Tanto Louis como Luna se mostraron sorprendido por la reacción de la chica. Esta miraba al chico con mucho cariño y afecto y se acercó más a él.
- Sé que con poca de mi sangre te basta. Un ser tan poderoso como yo puede saciar rápidamente tu sed. Además, no quiero que causes más víctimas.
Louis la miró hipnótico, sus ojos relucían ante el deseo y lentamente se fue acercando al cuello de Serena. Luna estaba estática, no sabia como reaccionar ante eso. Louis besó el cuello de la joven sensualmente, provocando un leve suspiro en esta. Agarró sus hombros con mucha delicadeza y hundió los colmillos en su perfecto y delgado cuello. Por el contrario de lo que había sentido al servir de alimento a Lestat, el placer que sentía ahora era extremo, realmente era delicioso. Louis la trataba cariñosamente, sensualmente y su beso era exactamente de la misma forma. Un placer inundó el cuerpo de Serena que no pudo más que dejarse llevar por las emociones y deseos que la embargaban. El placer que sentía Louis no se quedaba atrás, realmente la sangre de la muchacha era exquisita y delicada. Su cuerpo se estremeció y deseo por un momento convertirla en uno de ellos, para así poder compartir su vida. Sin embargo, al notar los sentimientos que empezaban a revelarse en él se alejó de ella. Esa criatura tan perfecta le había proporcionado uno de los mayores placeres que jamás había sentido, mejor aún que el placer carnal que sentía cuando era humano. Serena abrió los ojos. Sus pupilas estaban dilatadas por el placer y su cuerpo se había estremecido. Louis beso su cuello una vez más para rescatar los restos de sangre que salían del cuello de la muchacha, y las heridas se cerraron como por arte de magia. La piel de Louis había adquirido el color de un humano y sus ojos casi cristalinos volvieron a parecer los de un mortal.
- ¿Ese es el placer que se siente al beber sangre?
- No. El placer que ambos hemos sentido ha sido provocado por nuestros fuertes poderes, realmente, con un solo sorbo de tu vida me has otorgado otra a mí. Casi parece que vuelvo a ser humano.
- Sin embargo, mañana perderás este aspecto y querrás saciar tu sed nuevamente. ¿me equivoco?
- No. Mañana seré el mismo. Un cadáver con vida.
- Ojalá yo pudiera devolverte tu vida mortal.
Louis sonrió complacido a la chica y intentando huir de sus deseos, desapareció. Luna se acercó a Serena que miraba fijamente el lugar donde antes estaba Louis.
- ¿Por qué lo has hecho Serena?
- Creí poder hacer que fuera humano de nuevo. No se merece una vida así.
- ¿Y lo de Darien?- los ojos de Serena se humedecieron de nuevo y agachó la vista buscando refugio.
- Sabes que era la única manera de alejarlo del problema. Ahora pensará que no le amo, tal y cómo yo pensé cuando él hizo lo mismo. ¿Te acuerdas Luna? Antes de conocer nuestro futuro, cuando él era atormentado en sueños y me mintió para protegerme. Estoy haciendo exactamente lo mismo. Le estoy alejando del problema.
- No sé si Darien te ha creído.
- Lo hará. Yo me ocuparé de ello.- Serena se levantó sin mirar a Luna y empezó su camino hasta la residencia, ahora sin ningún problema ni titubeo.
Pero Serena no logró engañar a Luna. Se veía desde lejos que sufría, que no podía ocultar sin más sus sentimientos y que la situación la estaba matando. Luna no pudo hacer más que subirse a la espalda de su princesa y hacerle compañía. Sin embargo Serena no le agradeció el gesto, tal y como hubiera hecho en un día normal y corriente, sino que parecía pasiva a todo lo que le rodeaba, se había cerrado en sí misma para protegerse del mundo, pero lo que no sabía es que eso aún la perjudicaba más.


El campus estaba revolucionado ese día. Era increíble la de gente que se había reunido en tan poco tiempo y el griterío que se había formado. Todos los alumnos se acercaban curiosos y se amontonaban alrededor de la pista de básquet. No había duda que se estaba llevando acabo un gran espectáculo. Un chico paseaba sin parar mucha atención a su alrededor. Tenía la mirada perdida y chocaba con todo lo que se le cruzaba. Llevaba un gran numero de libros en su brazo izquierdo, sin embargo estos colgaban sin mucho interés y realmente parecía a punto de desvanecerse en cualquier momento. Sin embargo aquellos gritos lo despertaron por un momento de su trance. Levantó la vista del suelo por primera vez en todo el día. Sus ojos parecían cansados y su cabello lucía despeinado. Atraído por el griterío y por tal de olvidar por un momento todos sus problemas se decidió a ir a ver que atraía a tantos estudiantes. Se acercó sin mucho interés y intentó hacerse paso entre la muchedumbre. Finalmente llegó a primera fila y fijó su vista en la pista. "Un partido de básquet". Dejó escapar un suspiro de decepción. "todo este jaleo por un partido". Darien observó detenidamente a los jugadores. Eran equipos mixtos, parecía un partido de placer. Sin embargo algo llamó su atención. La pelota estaba en juego y estaba en manos de una hermosa chica de cabellos dorados que por el solo hecho de estar dominando la pelota causó una vez más gritos en los alumnos. Sus ojos se dilataron a más no poder. La chica se movía con una agilidad sorprendente y dominaba perfectamente el juego. Sus preciosos ojos azules estaban concentrados en el balón y con unos movimientos rápidos y una puntería digna de un genio, lanzó la pelota desde la zona de triples y cruzó el aro sin tan siquiera rozarlo un poco. Los gritos y los clamos se acentuaron hasta el punto de ensordecer sus oídos y todos los del grupo se acercaron para celebrarlo. En ese momento el arbitro dio por acabado el partido y tanto el equipo como los alumnos rodearon a la chica entre aplausos. La chica permanecía en medio del bullicio con algo de vergüenza, a la vez que escuchaba a todos aclamarla. Una sonrisa se vislumbró en sus preciosos labios y poco después era abrazada por una de sus amigas. Darien la observaba de lejos, desde las gradas. Sus ojos adquirieron otra vez la penumbra de antes y todo el brillo de estos desapareció. No podía creer que ella estuviera allí, feliz, rodeada de sus amigos y sin ninguna herida. Él había estado todo el día sumido en sus pensamientos, aguantando las lágrimas y con unas ganas locas de ver si estaba bien o no. Su corazón estaba roto en mil pedazos y ella estaba delante de sus ojos celebrando con una sonrisa en sus labios una gran victoria. Realmente se encontraban en situaciones muy distintas y le dolía profundamente que esa hermosa joven que estaba delante de él y que le provocaba tantos suspiros no pudiera ser suya. La amaba demasiado... realmente sentía que se moriría si no podía besarla una vez más. No pudo resistir más allí, necesitaba escapar de esa dolorosa imagen, no podía soportar verla tan cerca y a la vez sentirla tan lejos. Salió corriendo, sin llamar la atención de nadie, todos estaban pendientes de Serena, así que nadie se fijó en él, ni en las dolorosas lágrimas que salían de su rostro.
Luna estaba muy pensativa, sentada en uno de los ventanales y observando desde allí la muchedumbre que se había formado alrededor de la princesa. Realmente tenía todos los atributos para ser la princesa en el futuro Tokio, cuando la veía ahí, rodeada de tanta gente que la apreciaba, no podía evitar pensar en el pasado, cuando era una niña llorona, despistada y repelente que nunca hacia caso de sus consejos. Una sonrisa melancólica se dibujó en su rostro. Sin embargo algo llamó su atención. Un chico salía de entre la muchedumbre, corriendo como si se jugará la vida en ello. Luna lo reconoció enseguida y su sonrisa desapareció en cuestión de segundos. "Darien, juro que tu sufrimiento acabará tarde o temprano"
- Temprano Luna, acabará temprano.
- ¡REINA SERENITY!
Ante los ojos desorbitados de Luna apareció el espectro de la reina, la madre de Serena. Su mirada era triste pero decidida y acarició suavemente el mentón de Luna.
- Os he mentido a todos, para evitar el desastre, pero es el momento de revelar la verdad. Sólo el amor podrá vencer tan dura lucha, ahora estoy segura.
- Mi reina.... ¿nos habéis mentido?
- Te lo explicaré todo, de principio a fin, y entenderás mis motivos. La batalla esta a punto de empezar.
- Decidme mi reina, ¿qué esta pasando?
Luna miró a la reina entre preocupada y ansiosa, necesitaba conocer la verdad, quería ayudar a su princesa a toda costa, quería saber que les deparaba en el futuro y sobre todo, como podían matar a esos endemoniados vampiros.

Continuara.....