Los sueños de un Dragón

Desde hacía ya varios días que notaban que Malfoy no era el mismo: no comía, casi no dormía, estaba distraído en todas las cosas que hacía y parecía un zombie, su madre se preocupaba mucho por él, además de que no entendía qué era lo que le había sucedido.  Antes de que regresara a casa, Draco le había escrito una lechuza en donde le decía que ansiaba llegar a su casa porque ya no soportaba el colegio.... que quería ir a nadar, cazar animales, ir al trabajo con su padre.... y ahora solo se la pasaba encerrado en su habitación, sin hacer absolutamente nada, solo medio existir...

Su padre pensaba y le decía todo el tiempo a su madre, que era que Draco estaba creciendo, y que tal vez se había fijado en una chica...

- Tal vez Pansy Parkinson, la chica que llevó al baile hace ya dos años...

- ¡Una chica!, espero que sea de buena familia de brujos Lucius

Y es que el pequeño Malfoy tenía una buena razón, algo extraño le había sucedido en el tren de regreso a casa, un accidente con alguien con quien no debía.

Él y sus odiosos esclavos Crabbe y Goyle venían tranquilamente criticando a Potter y compañía, como siempre solían hacerlo.  En eso momento, entró la señora del carrito de los dulces y ellos optaron por tomar un poco de jugo de calabaza, la especialidad de la casa.   Sin embargo, entre empujones y saltos estrepitosos del tren, la jarra de jugo se vació por completo en la ropa de Draco, según sus amigos, accidentalmente.   Él, molesto con sus "amigos", salió del compartimiento con dirección a los baños, a limpiarse un poco de lo que aquellos dos inútiles le habían hecho a su túnica, sin embargo, al dar una vuelta, se encontró de frente con una chica que venía corriendo y llorando.  El choque de los dos hizo que ambos cayeran al suelo, Draco sobre la chica, y entonces pudo ver que sus ojos castaños a parte de ser hermosos, derramaban algunas lágrimas.

- Lo... sien...to... Malfoy

- ¡Haber si tienes más cuidado, estúpida!

- De verdad, discúlpame

- Si, claro...

Draco miró a la chica quien estaba un poco apenada por el accidente, entonces fue cuando notó lo hermoso que se veía el color rojo en sus mejillas, y lo triste que estaba su mirada.  Draco no pudo aguantarse las ganas e intentó robarle un beso, mientras aprovechaba la situación de estar sobre ella, pero ella se movió y Draco cayó rodando por el suelo.   La chica se levantó y salió corriendo del lugar, tan rápido como había llegado.

Malfoy se pudo de pie y dirigió la mirada hacia el pasillo por donde ella se había ido.   Movido por un extraño sentimiento de culpa por haber intentado hacer algo con-quien-no-debía, Draco la siguió para pedirle una disculpa. Algo realmente extraño en un Malfoy, pero que realmente quería hacerlo, ella no tenía la culpa de su mal humor....

En el siguiente vagón Draco se encontró con otro compañero de Slytherin y del equipo de quidditch Adrian Pucey

- ¿Buscabas algo Malfoy?

- Nada que te interese...

- Vaya, qué carácter señor...

- No  es solo que....

En esos momentos, la chica pasó nuevamente entre ellos, con dirección al vagón del que provenía, tal vez iba a regresar a su compartimiento... Draco no pudo evitar verla y que sus pálidas mejillas se sonrojaran un poco.

- Ah!, es muy linda ¿no Malfoy?

- Yo que se....

- Ah!, vamos Malfoy, es una chica muy linda y muy inteligente también, según se, es la mejor se su clase, lástima que sea una Gryffinfor, si no, te apuesto a que la conquisto, aunque no me mira, supongo que para un tipo como tú sería más fácil conquistarla

- ¿Conquistarla?, no suena tan mal...

- ¿A qué te refieres?, ¿ella te gusta?

- ¡No digas  estupideces!, claro que no me gusta, es solo que con eso podría hacer enojar a mucha gente... – y una sonrisa malévola se le dibujó en el rostro a Draco

- Te refieres a....

- Exactamente 

- Pues si lo haces, sería una hazaña Malfoy, serías un héroe para todos los de Slytherin, porque yo se de muchos que han intentado salir con ella y ella no les hace caso.

- Así que también es difícil... bueno Adrian, nos vemos, tengo cosas que hacer.

- Si, Adios Draco

Malfoy salió del compartimiento, con rumbo a donde se encontraba la chica y pensaba que en lo magnífico que sería ser el héroe de los de Slytherin, hasta ahora, siempre el crédito de cualquier cosa ocurrida en el colegio lo tenía Harry Potter, él quería ser héroe solo una vez... ¡y ella era la oportunidad perfecta también para vengarse!, así que con ese pensamiento, se dirigió como desesperado a buscarla.   En todos los compartimientos del tren, entraba y salía tratando de dar con ella y en el compartimiento de Potter tampoco se encontraba, pero había encontrado la razón de por qué se había ido corriendo y llorando.   Luego de buscarla por todo el tren, Draco estuvo de frente al compartimiento donde dormía el conductor del tren, así que por el momento, ese lugar estaba desocupado.   Draco entró, pero no vio a nadie y cuando estaba a punto de salir, escuchó un pequeño llanto que provenía de algún lado del compartimiento.   Malfoy comenzó a buscar, hasta que la encontró, debajo de uno de los sillones, con la rodillas abrazadas y llorando amarga y profundamente, tanto que no se había dado cuenta de que él al estaba observando.

- ¿Qué haces ahí?, ¡Te vas a enfermar!

- ¡¿Qué haces aquí Malfoy?!

- Buscándote

- ¿Buscándome? – dijo sorprendida la chica

- A...mmm...bueno..., si buscándote, pensé que necesitarías ayuda – señaló finalmente Draco creyendo que lo mejor sería decirle casi toda la verdad

- ¡ Nadie puede ayudarme!

- Primero sal de ahí, y luego hablamos de la ayuda.

Draco le tendió  la mano y la chica le tendió la suya.  Draco pudo sentir lo suave de su blanca piel y lo fría que estaba, entonces, se quitó la capa que traía y se la colocó sobre los hombros.

- Gra...cias, Malfoy

- Solo no lo menciones...

- Entiendo.

- Entré al compartimiento de Potter cuando te estaba buscando y, bueno, vi tu problema

- Oh!, supongo que ya todo el colegio lo sabe...

- No lo creo, a Cho no le conviene

- ¿Por qué?

- Porque ya salió de la escuela y además quiere entrar al ministerio

- Yo creo que la ayudará, ser la novia de Harry... – y la chica comenzó a llorar de nuevo tapándose la cara con la manos.   Draco le levantó el rostro y no pudo soportar verla llorando una vez más...

- Tranquilízate Ginny por favor, Potter no me merece que sigas llorando por él.

- ¡No puedo evitarlo Draco! Yo...bueno...

- Si, ya lo sé, ya se que te mueres por él, no tienes que recordármelo

- ¿Por qué estás aquí conmigo Draco?, ¿Por qué me ayudas?, ¿Qué no se supone que odias a todos los Weasley?

- Si quieres que me vaya...

- ¡No!, por favor, espera... – Ginny se quedó pensando por un momento lo que había dicho – no quiero que te vayas.

Ginny y Draco se miraron por un momento, había muchas dudas que tenían que resolver, sobre todo para ambos.  Draco no sabía por qué estaba ahí con ella, aunque no podía negar que su compañía le agradaba demasiado; su compañía y Ginny por completo.   Y por su parte Ginny no quería estar sola, no sabía por qué Draco estaba con ella, pero sabía que necesitaba la compañía de alguien, y Draco Malfoy era el único que estaba a su lado.

Ginny lanzó un hechizo limpiador sobre la ropa de Draco y la mancha de jugo de calabaza se quitó de inmediato.  Luego conversaron el resto del viaje.   Justo cuando estaban a punto de llegar a la estación de King Cross, Ginny y Draco reían como si fueran amigos desde hacía ya mucho tiempo.   La compañía  de Ginny le modificaba el humor a Draco y la chica no podía creer que un Malfoy fuera tan encantador.   Cuando se percataron que estaban por llegar a la estación sabían perfectamente que tenían que regresar cada uno a su realidad; Ginny a seguir sufriendo con el recién anunciado noviazgo entre Harry y Cho y Draco a seguir molestando a todos los que se le opusieran en su camino.

- Es una lástima que ya vayamos a llegar a la estación, ¿no Weasley?

- ¿Una lástima?, ¿A qué te refieres Draco?

- Bueno, tengo que reconocer que pasar tiempo contigo no es tan malo como imaginaba.

- Lo mismo digo

- Bueno, creo que tendremos que seguir comportándonos como siempre.

- ¿Por qué Draco?, ¿No podemos seguir siendo amigos?

- No lo creo, imagina que dirían nuestras familias

- Como digas... entonces, adiós

Ginny se levantó del asiento del compartimiento y se dirigió a la puerta, lista para salir de ese sueño.

- Ginny, espera por favor

- ¿Dime Draco?

Draco se había levantado también y estaba atrás de ella.  Cuando Ginny giró para ver qué era lo que Draco quería, se encontró con el chico de frente y volvió a chocar con él.   Draco sujetó a Ginny entre sus brazos y sin poder resistirlo un momento más, le dio un pequeño beso en los labios, solo un roce, solo un toque... pero suficiente para que Ginny quedara confundida y saliera corriendo del compartimiento, dejando a Draco solo con una sonrisa, muy diferente a la de burla, en los labios, de hecho, podría decirse que estaba feliz.

Minutos después, Draco salió del compartimiento del conductor del tren y se dirigió al suyo, en donde sus amigotes Crabbe y Goyle le dijeron que habían estado desesperados buscándolo por todo el tren.   Draco solo les dijo que había estado por ahí y no mencionó nada que tuviera que ver con Ginny, a pesar de que era su gran oportunidad de hacerse famoso con los de Slytherin.

El tren diminuyó su velocidad y llegó hasta la estación 9 ¾ en donde ya estaban los padres de todos los pequeños magos esperando por ellos.   Cuando bajo, pudo ver a la "marea roja" saludando a sus padres y buscó con la mirada a la más pequeña del clan.   Ginny estaba entre los brazos de su padre con la mirada perdida y cuando Draco siguió la mirada de la chica, vio a Potter que estaba con los padres de Cho, ayudándola a cargar su baúl, mientras los Weasley se hacían cargo del suyo.

Draco no pudo evitar sentir una pequeña punzada de dolor en el pecho al ver el rostro de Ginny y darse cuenta de que aquel atrevimiento que había tenido con ella minutos antes en el tren, para la chica no significó nada, desgraciadamente, para él si.    Y sobre todo, juró vengarse de todo el dolor que Potter le hacía sentir a la pequeña y dulce Ginny Weasley... Su  Ginny

La voz de su padre lo sacó de sus pensamientos y juntos partieron de la estación de tren, sin que Draco se diera cuenta de que dos hermosos ojos color castaño lo observaban esperando una mirada de respuesta.

Ginny y su familia también salieron de la estación de tren y la chica iba sumamente consternada por dos cosas: la primera, el hecho de que Harry se había ido, por primera vez en 6 años, con otra familia de magos, la familia Chang que lo habían invitado a comer a su casa.   La segunda, el beso que Draco le había dado y sobre todo, que el chico se había ido sin siquiera decirle adiós con la mirada.   Después de mucho pensar en la situación en el tren con Draco y su actitud en la estación, Ginny se convenció de que solo había sido un juego, que ese beso nada había significado en su vida y por lo tanto, lo olvidó y lo dejó solo como el recuerdo de la única vez que Malfoy había sido amable con ella.    Para su desgracia, Ginny sabía que le hubiera gustado que las cosas no salieran así, después de todo, Draco se había comportado tan bien con ella, a tal grado que si él le hubiera dirigido tan solo una mirada en la estación, ella hubiera sido capas de olvidar a Harry por Draco

Para Draco, el camino a casa no pudo ser más tormentoso.   De su mente no quitaba el recuerdo de Ginny, de la mirada perdida que tenía cuando Potter estaba con Cho, de la forma en la que lo había mirado a él, de su  dulce voz, de su cálida y suave piel, de lo hermosa que se veía cuando se le sonrojaban las mejillas, de la linda sonrisa que tenía, de su cautivante mirada pero lo que definitivamente no podía olvidar era ese beso fugaz que le había dado, el roce de sus labios, del latir acelerado de su corazón, de su cuerpo frágil que sostuvo unos instantes mientras la tomaba entre sus brazos... El chico sabía que no tenía remedio, que sin quererlo, se había enganchado de  ella en el tren, que estaba enamorado de Ginny Weasley y que jamás iba a poder decírselo a nadie.

Los días pasaron y mientras el verano transcurría, Draco no alejaba de si el recuerdo de Ginny.  Muchas veces había intentado escribirle una carta y enviarle una lechuza, pero ¿cómo asegurar que no iba a ser interceptada en el camino?, ¿cómo saber que si Ginny se burlaría de él cuando le confesara sus sentimientos?, ¿y si ella lo publicaba en todo Gryffindor y él era tomado como un idiota?... Tantas dudas jamás le permitieron enviar esa carta.

Por su parte, Ginny no estaba en un lecho de rosas.   Por un lado, la presión familiar, específicamente de los gemelos y Ron quienes la obligaban a olvidarse de Harry ahora que el chico ya andaba con Cho; los deberes escolares; la idea de enviarle una carta a Draco.... A Draco, ese pequeño rufián que toda su vida la había torturado y que solo la humillaba, había pasado a ser parte de sus prioridades, sin embargo, no iba a enviarle nada porque la actitud que él había demostrado en la estación, solo le indicaba una cosa: que aquel beso que ella tanto había disfrutado, no había significado nada para él.

El verano terminó y la "marea roja" junto con Harry y Hermione llegaron a la estación 9 ¾ para abordar el tren rumbo a Hogwarts y su nuevo curso.    Ginny buscaba por todos lados el rostro pálido de Draco, pero  no le encontró, sin saber que unos ojos azules, también la buscaban por toda la estación

Draco estaba sentado en su compartimiento con sus "guardaespaldas" que reían y platicaban todas las maldades que habían hecho en el verano.   Draco solo esperaba ver por la ventana a la familia Weasley, especialmente a Ginny.   Cuando la observó subir al tren, el corazón le dio un vuelco e inmediatamente se alistó para salir a su encuentro.

Ginny acomodó su equipaje en el compartimiento de Harry, Ron y Hermione, pero en cuanto el tren avanzó, se dispuso a salir, a buscar a cierto rubio...   Draco salió también de su compartimiento y en el camino se encontró a Pansy, otra chica de Slytherin, que se quedó con él y no lo dejó en paz.  Cuando Ginny se encontró en los pasillos con la pareja, solo confirmó lo que había estado pensando todo el verano, que todo había sido un juego.   Draco no pudo decir nada y trató de gritarle con la mirada que no se fuera, pero los insultos de Pansy alejaron a Ginny del lugar.   Draco corrió a la chica y se encerró en su compartimiento, sabía perfectamente que ya no tenía nada que hacer con Ginny, quien estaba en el suyo esperando que Draco fuera a molestarlos, así sabía que por lo menos tendría un poco de interés en ella.

Al llegar a Hogwarts, ambos se convencieron de olvidarse mutuamente, pero fue más fácil para Ginny que para Draco, porque el Slytherin la espiaba cada vez que podía, llorando con ella cada vez que la chica sufría y siendo feliz, cuando ella lo era.      En cierta ocasión, le tomó una fotografía mientras Ginny estaba estudiando en la biblioteca.  

Malfoy odiaba cada vez más a Potter, porque sabía que por su culpa, Ginny lloraba todas las noches, sin embargo, ya no tenía el valor de acercarse a ella después de lo del tren.

Las noches de Draco tampoco eran muy tranquilas, desde que le había dado aquel beso fugaz, cada noche tenía el mismo sueño: Ginny y él juntos, siendo muy felices.   Sin embargo, sabía que eso jamás sería verdad.

Draco siguió sufriendo por Ginny y Ginny por Harry, que al parecer era el único feliz en cuestiones de amor.

MORALEJA:   "quien quiere lo hace"

Si de verdad quieres estar con alguien, tienes que luchar por esa persona, porque si te dejas derrotar por el orgullo y los pensamientos de conformismo, jamás podrás estar con quien tu quieras, siempre habrá malos entendidos y nuca sabrás que hubiera pasado si hubieras luchado por lo que quieres, aunque fuera solo un poco