¿Cómo se Construyó Nuestro Destino?
Written by: Lore-chan.
2º Capítulo:
Las cortinas abiertas, dejando entrar el viento de la mañana y el sol por entre las nubes queriendo asomarse. La habitación estaba muy bien arreglada, un estante frente a la cama llena con libros y próximo a éste un escritorio vacío.
Eran mediados de otoño, las calles comenzaban a vestirse de colores mates y hojas secas. Las clases estaban en sus últimos meses, faltaban pocas semanas para la navidad, y ya los esperados regalos para dicha fecha aparecían en ciertas cabezas.
Los regalos eran muy parecidos entre sí, bicicletas, balones de football, muñecas; pero Koushirou no quería nada de eso, no le gustaba estar tras una pelota, no le encontraba sentido, ¿una bicicletas?, pues tenía una guardada en algún lugar de la casa. Lo único que Koushirou quería era un computador.
Izumi Koushirou, tenía apenas 6 años cumplidos recientemente; pero para su corta edad, era muy inteligente, vivaz, práctico y podía controlar oraciones y palabras algo avanzadas. Vivía en una pequeño departamento en el centro de Hikarigaoka, el chico de grandes ojos negros y particular cabello pelirrojo, deseaba febrilmente un computador portátil color amarillo que divisó, entre otros, un día que caminaba junto a su madre para irse a inscribir a una primaria cercana. A penas la vio, le informó a sus padres su regalo para navidad, los cuales dudaban mucho si dárselo o no.
-Izzy, es hora de levantarse - sonó una voz dulce desde el exterior del dormitorio.
El chico abrió sus ojos cansado y sin rezongar si quiera, tiró hacia atrás, cuidadosamente, los cobertores sobre sí. Sentado en la cama bostezó levantado sus manos.
Se colocó unas pantuflas y salió de su habitación con el pijama puesto hacia el baño.
-buenos días, mamá - saludó a una mujer de cabello lila, con rasgos algo diferentes a los suyos.
-buenos días, Izzy, el desayuno ya va a estar listo así que ve a vestirte.
-ya voy.
El pelirrojo cerró la puerta tras él, la mujer agachó la cabeza con doliente culpabilidad, como si algo la perturbara siempre que veía al chico.
Mientras terminaba de ordenar la cocina, escuchó en el departamento de al lado, unas voces subidas de tono. Meneo la cabeza de derecha a izquierda. Otra vez los vecinos discutían, ella hablaba de vez en cuando con la mujer de aquella casa, y le decía que eran problemas con su esposo por las horas que él estaba en el trabajo. Algo que la apenaba, más allá del problema matrimonial, eran los dos chicos que vivían ahí. El mayor asistía a su primer año en el colegio y el segundo y menor, apenas tenía cuatro años y sufrían bastante, eran muy solitarios y casi siempre salían al balcón a mirar. El chico más grande a veces tocaba una armónica y el pequeño se sentaba apoyado en las piernas de su hermano a escucharlo.
Todo acabó de pronto, las voces terminaron, de seguro el esposo de ella, había salido nuevamente a trabajar.
Koushirou apareció en la entrada de la cocina sonriendo.
-estoy listo.
-bien, ve a sentarse.
El chico corrió la silla y con un poco de esfuerzo pudo sentarse, su baja altura para la edad que tenía le afectaba en cierta forma.
-mamá, ¿ya pensaron en mi petición?.
-no, aún. Izzy, yo creo que eres muy pequeño para tener un aparato así. ¿por qué no mejor esperas hasta los 12 años?.
-¡tanto! - se asombró el pequeño - por favor, prometo cuidarlo, soy muy cuidadoso.
-lo sé. Ahí veremos.
* ~ * ~ * ~ *
-¡así no!
-¡¿entonces cómo?!
-¡de ésta forma!
-¡tampoco es así!
-¡¿cómo lo sabes?!
-¡porque estaba poniendo atención!
Sora pudo escuchar la discusión de sus amigos Taichi y Yamato desde el otro costado del salón de clases.
Los habían colocado en un trabajo a dúo que consistía en moldear con greda un objeto a su imaginación, pero la verdad es que ninguno de los dos se ponía de acuerdo y cada cosa que uno quería hacer estaba malo para el otro.
-¡no haremos un balón de football, Tai!
-¡¿por qué tiene que ser una armónica?! - se quejaba el moreno.
-¡entonces que sea otra cosa!
-¡un balón!
-¡¡un balón no!! - exclamó el rubio, perdiendo la paciencia con su terco amigo.
-¡cálmense los dos! - interrumpió Sora haciéndolos guardar silencio - nadie puede trabajar con sus gritos.
-no es mi culpa - Yamato se cruzó de brazos.
-tampoco la mía - y Taichi lo siguió en el gesto.
-sólo colóquense de acuerdo y sin discutir. deben tener algo en común.
Los niños se miraron esperando uno del otro una sugerencia. Y de pronto todas vinieron a sus cabezas.
-un halcón.
-un perro.
-un dinosaurio.
-un delfín.
-un rayo.
-unas llaves.
-un robot.
-un león.
-un elefante.
-un jugador de bolos.
-un jugador de football! - exclamó Taichi ya casi sin aliento.
Y Yamato se enfureció por novena vez.
-¡algo que no tenga que ver con football!
-¡¿por qué no?!
Sora suspiró al darse cuenta que contra ellos no se podía, se los imaginó en algunos años más, de seguro y eran peores. Los dejó solos y volvió a su trabajo.
Se acercó a la mesa donde, junto a una compañera, moldeaban un ave, no una cualquiera, tenía algo de especial, sería color rojo con largas alas.como un fénix, quien sabe. Le había surgido de la imaginación, pero estaba segura que alguna vez soñó con el ave que estaba formando , alguna vez.
Las clases concluyeron y los tres chicos esperaban a sus padres sentados en unas escaleras que daban a la entrada de la primaria, los dos niños presentes no se hablaban y Sora, que estaba sentada en el medio, no estaba muy segura si hablar con Taichi o con Yamato, aunque de todos modos se enojarían si no les hablaba.
-y. - dijo la pelirroja - ¿qué pidieron para la navidad?.
-aún no estoy seguro - contestó Yamato y ni siquiera la miró.
-un nuevo balón football.
A penas escuchó eso, Sora se tapó lo oídos y menos mal que lo hizo; una nueva discusión se aproximaba.
-¡es el lo único que piensas! - dijo el rubio.
-y, ¿qué?, ¿tiene algo de malo?.
Takenouchi se levantó y prefirió ir a esperar a su madre en la gran reja. Al menos desde ese lugar los gritos no se escuchaban tanto.
Se recargó con su bolso en la muralla y miró al cielo para distraerse un poco observando como las nubes se movían de norte a sur, lentamente.
Estaba tan cansada de escuchar a sus amigos discutir tanto, a cada instante, tenían personalidades que chocaban entre sí. En el transcurso de casi ya un año de 'estudio' juntos los tres, se habían unido bastante, siendo ella la que debía calmarlos.
Mientras buscaba algunas nubes que tuviesen la forma de algo o alguien que conociera, apareció o al menos ella creó ver un ave, idéntico al que había hecho en clases de Arte, cruzando el cielo. Igual de rojo, igual de grande como lo había soñado alguna vez, se volvió a sus amigos asombrada, pero ellos estaban ocupados, como para tomarla en cuenta, así que giró otra vez hacia arriba, pero el ave ya no estaba, había desaparecido.
¿Había sido realidad o tan sólo su imaginación?.
Tan adentrada consigo misma que casi no sintió unos libros que cayeron en sus piernas, luego de reaccionar, miró a un chico de lentes y cabello azul acuclillado, Sora se sonrojó a verlo, ella estaba con una falda puesta y ni siquiera sabía si el chico lo había caído a propósito o por casualidad.
-oye - le dijo tapándose la falda con sus manos.
-¿si? - y el niño algo mayor que ella, la miró y en ese momento igualmente se sonrojó - lo lamento, lo lamento - dijo levantándose - no fue mi intención. Tropecé con algo, no pienses que lo hice a propósito - él acomodó sus lentes avergonzado.
Sora le creyó no tenía rostro de un chico pervertido, además se veía mayor, dudaba mucho que alguien mayor fuese tan disoluto como los demás niños de primero que levantan faldas y se caen a propósito para ver algo más a las niñas.
-no hay problema - le dijo la pelirroja.
-lo siento, fui algo torpe y no te vi, es que voy retrasado con unas clases extras que tengo.
-¿tienes clases extras? - curioseó Sora.
-algunas más.
-vaya, debes ser muy dedicado.
-algo así.
Todavía quedaban unos libros en el suelo y la amiga de Taichi le ayudó a recogerlos.
-gracias, Takenouchi - dijo el chico.
-¿me conoces? - otra vez la chica se sonrojó.
-mis compañeras hablan bastante de ti.
-¿a sí?
-sí, eres una de las pocas niñas que juega football en la escuela, mejor dicho la única.
Sora entristeció al ser reconocida por ello, no pudo evitar recordar las discusiones con su madre acerca de eso, era muy poco femenino que una niña como ella jugase ese tipo de deporte.
-ya veo - dijo ella.
-bueno, yo me llamo Kido Jou y estoy en 2º de primaria.
La pelirroja debió sonreír y no ser mal educada con un estudiante mayor, aunque sea en un año.
-me tengo que ir, adiós.
-adiós.
Luego que el chico se fuera, apareció una mujer de cabello marrón claro y ojos azules.
-adiós - escuchó Sora y Yamato se fue con la adulta que recién había llegado.
-¿sabes quién era? - preguntó Taichi acercándose.
-pues, no.
-quizá sea su madre o una pariente.
-quizá.
CONTINUARÁ.
Notas: Segunda parte al fin!!!
Y apareció Koushirou!!!! ^_____^ Bueno él vive al lado de Yamato, pero no se conocen muy bien. Ojalá les esté gustando el fic, porque yo lo estoy disfrutando mucho!
Porfis, dejenme review!
2º Capítulo:
Las cortinas abiertas, dejando entrar el viento de la mañana y el sol por entre las nubes queriendo asomarse. La habitación estaba muy bien arreglada, un estante frente a la cama llena con libros y próximo a éste un escritorio vacío.
Eran mediados de otoño, las calles comenzaban a vestirse de colores mates y hojas secas. Las clases estaban en sus últimos meses, faltaban pocas semanas para la navidad, y ya los esperados regalos para dicha fecha aparecían en ciertas cabezas.
Los regalos eran muy parecidos entre sí, bicicletas, balones de football, muñecas; pero Koushirou no quería nada de eso, no le gustaba estar tras una pelota, no le encontraba sentido, ¿una bicicletas?, pues tenía una guardada en algún lugar de la casa. Lo único que Koushirou quería era un computador.
Izumi Koushirou, tenía apenas 6 años cumplidos recientemente; pero para su corta edad, era muy inteligente, vivaz, práctico y podía controlar oraciones y palabras algo avanzadas. Vivía en una pequeño departamento en el centro de Hikarigaoka, el chico de grandes ojos negros y particular cabello pelirrojo, deseaba febrilmente un computador portátil color amarillo que divisó, entre otros, un día que caminaba junto a su madre para irse a inscribir a una primaria cercana. A penas la vio, le informó a sus padres su regalo para navidad, los cuales dudaban mucho si dárselo o no.
-Izzy, es hora de levantarse - sonó una voz dulce desde el exterior del dormitorio.
El chico abrió sus ojos cansado y sin rezongar si quiera, tiró hacia atrás, cuidadosamente, los cobertores sobre sí. Sentado en la cama bostezó levantado sus manos.
Se colocó unas pantuflas y salió de su habitación con el pijama puesto hacia el baño.
-buenos días, mamá - saludó a una mujer de cabello lila, con rasgos algo diferentes a los suyos.
-buenos días, Izzy, el desayuno ya va a estar listo así que ve a vestirte.
-ya voy.
El pelirrojo cerró la puerta tras él, la mujer agachó la cabeza con doliente culpabilidad, como si algo la perturbara siempre que veía al chico.
Mientras terminaba de ordenar la cocina, escuchó en el departamento de al lado, unas voces subidas de tono. Meneo la cabeza de derecha a izquierda. Otra vez los vecinos discutían, ella hablaba de vez en cuando con la mujer de aquella casa, y le decía que eran problemas con su esposo por las horas que él estaba en el trabajo. Algo que la apenaba, más allá del problema matrimonial, eran los dos chicos que vivían ahí. El mayor asistía a su primer año en el colegio y el segundo y menor, apenas tenía cuatro años y sufrían bastante, eran muy solitarios y casi siempre salían al balcón a mirar. El chico más grande a veces tocaba una armónica y el pequeño se sentaba apoyado en las piernas de su hermano a escucharlo.
Todo acabó de pronto, las voces terminaron, de seguro el esposo de ella, había salido nuevamente a trabajar.
Koushirou apareció en la entrada de la cocina sonriendo.
-estoy listo.
-bien, ve a sentarse.
El chico corrió la silla y con un poco de esfuerzo pudo sentarse, su baja altura para la edad que tenía le afectaba en cierta forma.
-mamá, ¿ya pensaron en mi petición?.
-no, aún. Izzy, yo creo que eres muy pequeño para tener un aparato así. ¿por qué no mejor esperas hasta los 12 años?.
-¡tanto! - se asombró el pequeño - por favor, prometo cuidarlo, soy muy cuidadoso.
-lo sé. Ahí veremos.
* ~ * ~ * ~ *
-¡así no!
-¡¿entonces cómo?!
-¡de ésta forma!
-¡tampoco es así!
-¡¿cómo lo sabes?!
-¡porque estaba poniendo atención!
Sora pudo escuchar la discusión de sus amigos Taichi y Yamato desde el otro costado del salón de clases.
Los habían colocado en un trabajo a dúo que consistía en moldear con greda un objeto a su imaginación, pero la verdad es que ninguno de los dos se ponía de acuerdo y cada cosa que uno quería hacer estaba malo para el otro.
-¡no haremos un balón de football, Tai!
-¡¿por qué tiene que ser una armónica?! - se quejaba el moreno.
-¡entonces que sea otra cosa!
-¡un balón!
-¡¡un balón no!! - exclamó el rubio, perdiendo la paciencia con su terco amigo.
-¡cálmense los dos! - interrumpió Sora haciéndolos guardar silencio - nadie puede trabajar con sus gritos.
-no es mi culpa - Yamato se cruzó de brazos.
-tampoco la mía - y Taichi lo siguió en el gesto.
-sólo colóquense de acuerdo y sin discutir. deben tener algo en común.
Los niños se miraron esperando uno del otro una sugerencia. Y de pronto todas vinieron a sus cabezas.
-un halcón.
-un perro.
-un dinosaurio.
-un delfín.
-un rayo.
-unas llaves.
-un robot.
-un león.
-un elefante.
-un jugador de bolos.
-un jugador de football! - exclamó Taichi ya casi sin aliento.
Y Yamato se enfureció por novena vez.
-¡algo que no tenga que ver con football!
-¡¿por qué no?!
Sora suspiró al darse cuenta que contra ellos no se podía, se los imaginó en algunos años más, de seguro y eran peores. Los dejó solos y volvió a su trabajo.
Se acercó a la mesa donde, junto a una compañera, moldeaban un ave, no una cualquiera, tenía algo de especial, sería color rojo con largas alas.como un fénix, quien sabe. Le había surgido de la imaginación, pero estaba segura que alguna vez soñó con el ave que estaba formando , alguna vez.
Las clases concluyeron y los tres chicos esperaban a sus padres sentados en unas escaleras que daban a la entrada de la primaria, los dos niños presentes no se hablaban y Sora, que estaba sentada en el medio, no estaba muy segura si hablar con Taichi o con Yamato, aunque de todos modos se enojarían si no les hablaba.
-y. - dijo la pelirroja - ¿qué pidieron para la navidad?.
-aún no estoy seguro - contestó Yamato y ni siquiera la miró.
-un nuevo balón football.
A penas escuchó eso, Sora se tapó lo oídos y menos mal que lo hizo; una nueva discusión se aproximaba.
-¡es el lo único que piensas! - dijo el rubio.
-y, ¿qué?, ¿tiene algo de malo?.
Takenouchi se levantó y prefirió ir a esperar a su madre en la gran reja. Al menos desde ese lugar los gritos no se escuchaban tanto.
Se recargó con su bolso en la muralla y miró al cielo para distraerse un poco observando como las nubes se movían de norte a sur, lentamente.
Estaba tan cansada de escuchar a sus amigos discutir tanto, a cada instante, tenían personalidades que chocaban entre sí. En el transcurso de casi ya un año de 'estudio' juntos los tres, se habían unido bastante, siendo ella la que debía calmarlos.
Mientras buscaba algunas nubes que tuviesen la forma de algo o alguien que conociera, apareció o al menos ella creó ver un ave, idéntico al que había hecho en clases de Arte, cruzando el cielo. Igual de rojo, igual de grande como lo había soñado alguna vez, se volvió a sus amigos asombrada, pero ellos estaban ocupados, como para tomarla en cuenta, así que giró otra vez hacia arriba, pero el ave ya no estaba, había desaparecido.
¿Había sido realidad o tan sólo su imaginación?.
Tan adentrada consigo misma que casi no sintió unos libros que cayeron en sus piernas, luego de reaccionar, miró a un chico de lentes y cabello azul acuclillado, Sora se sonrojó a verlo, ella estaba con una falda puesta y ni siquiera sabía si el chico lo había caído a propósito o por casualidad.
-oye - le dijo tapándose la falda con sus manos.
-¿si? - y el niño algo mayor que ella, la miró y en ese momento igualmente se sonrojó - lo lamento, lo lamento - dijo levantándose - no fue mi intención. Tropecé con algo, no pienses que lo hice a propósito - él acomodó sus lentes avergonzado.
Sora le creyó no tenía rostro de un chico pervertido, además se veía mayor, dudaba mucho que alguien mayor fuese tan disoluto como los demás niños de primero que levantan faldas y se caen a propósito para ver algo más a las niñas.
-no hay problema - le dijo la pelirroja.
-lo siento, fui algo torpe y no te vi, es que voy retrasado con unas clases extras que tengo.
-¿tienes clases extras? - curioseó Sora.
-algunas más.
-vaya, debes ser muy dedicado.
-algo así.
Todavía quedaban unos libros en el suelo y la amiga de Taichi le ayudó a recogerlos.
-gracias, Takenouchi - dijo el chico.
-¿me conoces? - otra vez la chica se sonrojó.
-mis compañeras hablan bastante de ti.
-¿a sí?
-sí, eres una de las pocas niñas que juega football en la escuela, mejor dicho la única.
Sora entristeció al ser reconocida por ello, no pudo evitar recordar las discusiones con su madre acerca de eso, era muy poco femenino que una niña como ella jugase ese tipo de deporte.
-ya veo - dijo ella.
-bueno, yo me llamo Kido Jou y estoy en 2º de primaria.
La pelirroja debió sonreír y no ser mal educada con un estudiante mayor, aunque sea en un año.
-me tengo que ir, adiós.
-adiós.
Luego que el chico se fuera, apareció una mujer de cabello marrón claro y ojos azules.
-adiós - escuchó Sora y Yamato se fue con la adulta que recién había llegado.
-¿sabes quién era? - preguntó Taichi acercándose.
-pues, no.
-quizá sea su madre o una pariente.
-quizá.
CONTINUARÁ.
Notas: Segunda parte al fin!!!
Y apareció Koushirou!!!! ^_____^ Bueno él vive al lado de Yamato, pero no se conocen muy bien. Ojalá les esté gustando el fic, porque yo lo estoy disfrutando mucho!
Porfis, dejenme review!
