Capitulo III
Kenshin salio de la casa sin hacer ruido. Ya había amanecido y quería salir a revisar los alrededores, para mayor tranquilidad.
Camino con cuidado, saltando los charcos que el agua había formado (por cierto, había dejado de llover, sin embargo, en el cielo aun se veían nubes negras que lo ocupaban completamente), caminó un largo trecho, afinando sus sentidos y recogiendo algunas hierbas y frutas, sin embargo, por mas que buscaba el camino de vuelta al Dojo, no pudo encontrarlo. De repente se empezó a formar una densa niebla.
Temiendo perderse de nuevo, enfiló camino a la casa, llevando consigo las hierbas y frutas que había recogido, necesarias para la recuperación de Kaoru y para mantenerse esos días (recogió suficiente por si acaso volvía a llover). Sin embargo, no terminaba su pensamiento cuando gruesas gotas volvían a caer sobre un desafortunado Kenshin, empapándolo de nuevo, caminó mas rápido hacia la casa, cuidando de no resbalar en el lodo que se formaba bajo sus pies, cuando sintió una presencia en la entrada de la casa. Kenshin se olvido del barro y corrió hacia la misma con un solo pensamiento: Kaoru.
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Kaoru se despertó poco a poco, tratando de recordar el por que estaba en una habitación desconocida para ella, hasta que se decidió parar, lo hizo con cuidado, ya que se encontraba un poco mareada, al terminar de levantarse, se dirigió a la cocina, pensando que Kenshin estaba en ese lugar.
Al llegar, no lo vio en ninguna parte, fue entonces que sintió un dolor agudo en el pecho y unos deseos grandes de toser que no paró, Kaoru sentía cada vez que tosía que su cuerpo entero se estremecía. "Ya me resfrié, ¡rayos!", pensó con desesperación al terminar su acceso de tos, pensando en que era muy probable que Kenshin al verla en ese estado, la obligara a quedarse varios días en cama, ¡con lo que ella odiaba ser una inútil!, "¡NO!" pensaba "no permitiré que Kenshin sepa que estoy enferma, además, solo lo preocuparía y me trataría como un estorbo, no quiero eso", pensaba mientras volvía a sentir esa opresión en el pecho, la misma que venia sintiendo desde antes de salir del Dojo del amigo de su padre.
Sin embargo, no le dio mayor importancia y salió afuera, pensando en que de seguro Kenshin estaría vigilando los alrededores o buscando algo de comida.
Al salir, observo frustrada que, aunque había dejado de llover, no tardaría en volver a hacerlo, ya que el cielo se veía especialmente oscuro y, aunque estaba segura que era como media mañana, por el clima pareciera mas tarde, a punto de anochecer, en ese momento sintió algo que tenia tiempo que no sentía...
¡GURURURURURRURUU!!!
Su estomago se quejaba, necesitaba comer algo, así que regreso a la cocina a ver si conseguía algo comestible que consumir, revisó arriba, abajo, dentro de ciertas gavetas, en la estufa y solo encontró ¡TE!, mucho té. "¡Valla! Parece que los dueños de la cabaña son muy aficionados a tomarlo" pensó con resignación, esperando que Kenshin llegara pronto con algo que comer que no fuera té, por supuesto.
Estaba tan sumida en sus pensamientos hasta que un estruendo la despertó de sus cavilaciones, un trueno había sonado, había comenzado a llover de nuevo y una espesa neblina cubría los alrededores a ras del suelo, Kaoru comenzó a preocuparse porque Kenshin no llegaba, así que fue al frente y abrió la puerta, esperando encontrarlo, lo que no se esperó ver fue...
++++++++++++++++++++++
Kenshin corría lo más rápido que podía, dada las condiciones inestables del suelo, necesitaba llegar a la casa cuanto antes.
Cuando estaba cerca, lo vio: Kaoru estaba en el suelo, empapada completamente, asustada, tratando de arrastrarse hacia atrás; delante de ella estaba un gran oso, quien amenazaba con destrozarla con sus garras, las cuales tenia ya levantadas. Kenshin solo corrió y antes de que el oso terminara de lanzar su garra sobre Kaoru se interpuso entre ambos, colocándose delante de Kaoru de forma protectora, sacando su Sakabattou y tomándola por el lado del filo, cortando parte de la pata del coloso, quien después de la herida, de alzo hacia atrás, lanzando un sonido de dolor, insertándose en el bosque, herido en su orgullo y en su cuerpo. Kenshin solo observo como el oso se alejaba y se volteo para ver a Kaoru, la tomo por los hombros y con una rápida mirada observo que no estaba herida a profundidad, solo unos rasguños superficiales, con cuidado se agacho a la altura de los ojos de Kaoru y le levanto el rostro, observó como en sus ojos estaba el miedo insertado, así que con una dulce voz, le dijo:
"Tranquila, Kaoru, todo esta bien".
"¿Kenshin?"
"Hai"
"¡¡¡Kenshin!!!!"
Y, antes de que Kenshin pudiera evitarlo, Kaoru saltó a sus brazos, abrazándolo con fuerza y llorando a mares; sus lágrimas se confundían con la fuerte lluvia, pero para estas dos personas, que acaban de tener la sensación de perder al ser querido, no importaba en lo absoluto.
Lo que no sabían ellos era que la lluvia les cobraría caro los pocos momentos de felicidad que les quedaban.
+++++++++++++++++++++++++++++++
Hacía varios días que no se tenían noticias de ellos.
En realidad, ya se estaba desesperando, si no fuera porque la busu estaba con Ken-san, estaría muy preocupado, pero, ya se estaban pasando, ¿qué se creían al desaparecer y no dejar noticias?¿acaso pensaban que él no se preocuparía?.
En realidad, aunque no pareciera, Yahiko estaba bastante preocupado por su maestra y por su amigo, ya tenías 6 días desaparecidos, desde el día en que Kaoru debía regresar al Dojo, y aun no había señales de ellos. Solo tenía la carta que confirmaba el Regreso de la busu y la encontró en el piso cuando llegó del Akabeko. Había decidido quedarse allí hasta que pasara la lluvia, pero como al tercer día no había parado, aprovecho un momento en que no era tan fuerte y decidió regresar, para no encontrar a nadie, fue allí cuando encontró la carta de Kaoru, arrugada. "Bueno, de seguro que Kenshin se preocupó y fue a buscarla" pensó en ese momento, pero ya era el colmo, habían pasado varios días y ¡nada!, ni noticias, ni información, solo habían desaparecido.
Sano había aparecido al cuarto día de desaparición, Yahiko informándole lo sucedido y Sano que sale corriendo a preguntar en el pueblo, la comisaría y, luego, salio camino al Dojo donde se suponía se encontraba Kaoru, pero, nada, solo se sabia que salio el día en que dijo y no se supo mas de ella, ni de Kenshin. Ya había avisado a Saito para que buscara, pero solo dijo que lo harían cuando la lluvia bajara de intensidad.
Yahiko solo pensaba con desesperación en como una lluvia podía durar tanto tiempo sin interrumpirse.
Solo esperaba que sus amigos y hermanos estuvieran bien, que volvieran a casa pronto.
++++++++++++++++++++++++++++++
Kenshin subió con una asustada Kaoru, la animo a cambiarse por ropa seca y que él haría lo mismo, que al terminar la esperaba abajo, ella solo asintió con la cabeza y él salio, sin embargo, antes de cambiarse, salio un momento afuera y recogió las hierbas y frutos que había recogido en la mañana y los llevó a la cocina, luego se cambió en la sala y regreso a la cocina, dejando extendidas las ropas mojadas por supuesto, al llegar, cocino un poco de te y lavo y limpio algunos de los frutos, preparándolos para que Kaoru y él pudieran comerlos, mientras lo hacia tosió un poco, pensando en que ya se había resfriado, preparo un poco mas de te y esperó a que Kaoru bajara.
++++++++++++++++++++++++++++++++++
Kaoru termino de cambiarse, en realidad aun estaba nerviosa, no se esperó nunca que al abrir la puerta del frente se encontrara cara a cara con un gran oso, quien la empujo hacia fuera, dejándola a su merced bajo la fuerte lluvia, se observo los rasguños que le había dejado el animal. Dejando ese pensamiento a un lado, termino de cambiarse y, antes de poder bajar, le vino un nuevo acceso de tos, el cual trato de contener para que Kenshin no se diera cuenta, se calmó un poco mas y salio, ahora si mas tranquila, hacia la cocina.
Al llegar, observó con intranquilidad que había una gran jarra de te caliente, esperando por ser bebido, imaginándose lo que pasaría, se sentó resignada, esperando que Kenshin le sirviera, tratando de esbozar una sonrisa, la cual salio sin esfuerzo al ver que Kenshin sacaba un plato con variados frutos, ofreciéndole para que comiera, ella encantada accedió y comenzó a comer, contenta de estar con su rurouni preferido, su Kenshin.
+++++++++++++++++++++++++++++++++
Cada día era la misma rutina, ya no sabían cuanto tiempo habían pasado allí, pero el tiempo se les hacia cada vez mas corto.
Kaoru y Kenshin salían cada mañana a recoger hierbas y frutos, revisaban si conseguían el camino de vuelta y cuando apenas de habían alejado un poco de la casa, comenzaba de nuevo la lluvia torrencial, dejándolos atrapados en la casa nuevamente, donde después de comer, conversaban de cualquier cosa hasta el anochecer y, luego, dormían juntos en la misma habitación, ella en el futon y él, como siempre, cerca de la puerta, vigilando por si acaso. Ambos habían notado que poco a poco sus fuerzas disminuían, pero lo debían a la fuerte e incesante lluvia que no los dejaba, y a la extraña baja de temperatura que ocurría cuando se alejaban mucho de la casa; a su vez, ninguno de los dos le decía al otro sobre su condición, solo para no preocuparlo con una tontería.
Sin embargo, un día todo fue diferente.
Kaoru se había sentido mal desde hacia varios días, pero no quería demostrarlo a Kenshin, en verdad, la había pasado muy bien esos días y no quería estropearlo todo, así que se había aguantado el dolor en el pecho que a veces no la dejaba respirar, la fiebre la atacaba de noche, pero ella trataba de mantenerse calmada la mayor parte de la noche, para que Kenshin no se diera cuenta y los accesos de tos, bueno, eso si que era difícil de esconder, ya que cada vez eran mas frecuentes, pero lo intentaba. Ese día era se había sentido peor que los otros, además de muy débil, quería descansar un poco mas, así que prefirió que Kenshin pensará que era una perezosa y no se levantó, aunque aun no sabia por que Kenshin no se había dado cuenta de lo cansada que se sentía, "tal vez soy una buena actriz" pensaba.
Lo que no sabia Kaoru era que Kenshin estaba igual de enfermo que ella y también trataba de ocultarlo para que ella no se preocupara, tenia los mismos síntomas que ella, lo único era que, al ser mas fuerte que ella, había podido controlar los síntomas un poco mejor, sin embargo los accesos de tos eran otra cosa, ese día, también había despertado un poco mal, desde hacia varia noches que dormía profundamente a causa de la fiebre que le sobrevenía y se levantaba angustiado, pensando la posibilidad de que alguien entrara mientras él estaba dormido y le hiciera daño a Kaoru.
Trató de levantarse, pero el fuerte dolor en el pecho lo obligó a quedarse recostado a la pared. Con nervios, miro donde estaba Kaoru y vio con alivio que aun no se había levantado, con cuidado y casi arrastrándose, fue hasta su lado y al tenerla cerca, sintió que la respiración de ella era muy rápida y entrecortada, tocándola, sintió que su piel quemaba, olvidándose de todos sus dolores, la llamaba por su nombre y la movía, sin obtener respuesta. Hasta que...
++++++++++++++++++++++++++
Kaoru escucho un quejido lejano, pero pensó que aun estaba soñando, no quería moverse, pero al instante sus pensamientos volaron hasta Kenshin, trató de llamarlo, pero no podía articular palabra, lo intentó pero nada ocurría, entonces sintió que la llamaban, escuchaba su nombre muy lejano, trato de responder, pero no podía, sintió que la movían y que cada movimiento era un sentir que le crujían sus huesos, hasta que pudo por fin abrir sus ojos...
++++++++++++++++++++++++++
Kenshin sintió que el alma le volvía al cuerpo, al ver que Kaoru abría los ojos, solo tuvo un poco de fuerza para abrazarla, y luego, se dejó caer a su lado, en el futon, aun abrazándola. Sintió de pronto que las manos de ella le rodeaban, débiles y que le susurraba al oído:
"Tranquilo Kenshin, todo esta bien"
Kenshin sintió que toda su fuerza volvía, pero que no quería perderla, así que solo la abrazó con más fuerza, luego, con cuidado, levanto el rostro caliente de Kaoru y le dijo respirando sobre sus labios:
"Ai Shiteru, Kaoru"
Besándola suavemente, no queriendo separarse de ella nunca más.
+++++++++++++++++++++++++++++++
Kaoru, al escuchar a su amado decirle lo que sentía por ella, solo derramo una solitaria lágrima, correspondiendo a ese beso por tanto tiempo esperado, uniéndose a esa declaración tan anhelada, no separándose nunca más en lo que les quedaba de vida.
Que ciertos eran aquellos pensamientos.
++++++++++++++++++++++++++++++++++
Mientras afuera, la lluvia se soltó aun más fuerte, dando paso a una gran tormenta, que se desataba al igual que los sentimientos de nuestros dos protagonistas...
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Bien, ya tengo el final en mi mente y será una sorpresa, así que no podré adelantar nada, mientras les digo que solo durara 1 capítulo más y ya, se acaba este fic. Espero que les este gustando.
Gracias una vez mas a quienes me están enviando reviews, ya que estos me impulsan a continuar el fic y terminarlo, aunque no pueda nombrarlos a todos, sepan que mi mayor satisfacción es hacer algo con lo cual las personas sean felices.
Gracias una vez más, nos vemos pronto.
smcg_2@yahoo.com.mx
Kenshin salio de la casa sin hacer ruido. Ya había amanecido y quería salir a revisar los alrededores, para mayor tranquilidad.
Camino con cuidado, saltando los charcos que el agua había formado (por cierto, había dejado de llover, sin embargo, en el cielo aun se veían nubes negras que lo ocupaban completamente), caminó un largo trecho, afinando sus sentidos y recogiendo algunas hierbas y frutas, sin embargo, por mas que buscaba el camino de vuelta al Dojo, no pudo encontrarlo. De repente se empezó a formar una densa niebla.
Temiendo perderse de nuevo, enfiló camino a la casa, llevando consigo las hierbas y frutas que había recogido, necesarias para la recuperación de Kaoru y para mantenerse esos días (recogió suficiente por si acaso volvía a llover). Sin embargo, no terminaba su pensamiento cuando gruesas gotas volvían a caer sobre un desafortunado Kenshin, empapándolo de nuevo, caminó mas rápido hacia la casa, cuidando de no resbalar en el lodo que se formaba bajo sus pies, cuando sintió una presencia en la entrada de la casa. Kenshin se olvido del barro y corrió hacia la misma con un solo pensamiento: Kaoru.
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Kaoru se despertó poco a poco, tratando de recordar el por que estaba en una habitación desconocida para ella, hasta que se decidió parar, lo hizo con cuidado, ya que se encontraba un poco mareada, al terminar de levantarse, se dirigió a la cocina, pensando que Kenshin estaba en ese lugar.
Al llegar, no lo vio en ninguna parte, fue entonces que sintió un dolor agudo en el pecho y unos deseos grandes de toser que no paró, Kaoru sentía cada vez que tosía que su cuerpo entero se estremecía. "Ya me resfrié, ¡rayos!", pensó con desesperación al terminar su acceso de tos, pensando en que era muy probable que Kenshin al verla en ese estado, la obligara a quedarse varios días en cama, ¡con lo que ella odiaba ser una inútil!, "¡NO!" pensaba "no permitiré que Kenshin sepa que estoy enferma, además, solo lo preocuparía y me trataría como un estorbo, no quiero eso", pensaba mientras volvía a sentir esa opresión en el pecho, la misma que venia sintiendo desde antes de salir del Dojo del amigo de su padre.
Sin embargo, no le dio mayor importancia y salió afuera, pensando en que de seguro Kenshin estaría vigilando los alrededores o buscando algo de comida.
Al salir, observo frustrada que, aunque había dejado de llover, no tardaría en volver a hacerlo, ya que el cielo se veía especialmente oscuro y, aunque estaba segura que era como media mañana, por el clima pareciera mas tarde, a punto de anochecer, en ese momento sintió algo que tenia tiempo que no sentía...
¡GURURURURURRURUU!!!
Su estomago se quejaba, necesitaba comer algo, así que regreso a la cocina a ver si conseguía algo comestible que consumir, revisó arriba, abajo, dentro de ciertas gavetas, en la estufa y solo encontró ¡TE!, mucho té. "¡Valla! Parece que los dueños de la cabaña son muy aficionados a tomarlo" pensó con resignación, esperando que Kenshin llegara pronto con algo que comer que no fuera té, por supuesto.
Estaba tan sumida en sus pensamientos hasta que un estruendo la despertó de sus cavilaciones, un trueno había sonado, había comenzado a llover de nuevo y una espesa neblina cubría los alrededores a ras del suelo, Kaoru comenzó a preocuparse porque Kenshin no llegaba, así que fue al frente y abrió la puerta, esperando encontrarlo, lo que no se esperó ver fue...
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Kenshin corría lo más rápido que podía, dada las condiciones inestables del suelo, necesitaba llegar a la casa cuanto antes.
Cuando estaba cerca, lo vio: Kaoru estaba en el suelo, empapada completamente, asustada, tratando de arrastrarse hacia atrás; delante de ella estaba un gran oso, quien amenazaba con destrozarla con sus garras, las cuales tenia ya levantadas. Kenshin solo corrió y antes de que el oso terminara de lanzar su garra sobre Kaoru se interpuso entre ambos, colocándose delante de Kaoru de forma protectora, sacando su Sakabattou y tomándola por el lado del filo, cortando parte de la pata del coloso, quien después de la herida, de alzo hacia atrás, lanzando un sonido de dolor, insertándose en el bosque, herido en su orgullo y en su cuerpo. Kenshin solo observo como el oso se alejaba y se volteo para ver a Kaoru, la tomo por los hombros y con una rápida mirada observo que no estaba herida a profundidad, solo unos rasguños superficiales, con cuidado se agacho a la altura de los ojos de Kaoru y le levanto el rostro, observó como en sus ojos estaba el miedo insertado, así que con una dulce voz, le dijo:
"Tranquila, Kaoru, todo esta bien".
"¿Kenshin?"
"Hai"
"¡¡¡Kenshin!!!!"
Y, antes de que Kenshin pudiera evitarlo, Kaoru saltó a sus brazos, abrazándolo con fuerza y llorando a mares; sus lágrimas se confundían con la fuerte lluvia, pero para estas dos personas, que acaban de tener la sensación de perder al ser querido, no importaba en lo absoluto.
Lo que no sabían ellos era que la lluvia les cobraría caro los pocos momentos de felicidad que les quedaban.
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Hacía varios días que no se tenían noticias de ellos.
En realidad, ya se estaba desesperando, si no fuera porque la busu estaba con Ken-san, estaría muy preocupado, pero, ya se estaban pasando, ¿qué se creían al desaparecer y no dejar noticias?¿acaso pensaban que él no se preocuparía?.
En realidad, aunque no pareciera, Yahiko estaba bastante preocupado por su maestra y por su amigo, ya tenías 6 días desaparecidos, desde el día en que Kaoru debía regresar al Dojo, y aun no había señales de ellos. Solo tenía la carta que confirmaba el Regreso de la busu y la encontró en el piso cuando llegó del Akabeko. Había decidido quedarse allí hasta que pasara la lluvia, pero como al tercer día no había parado, aprovecho un momento en que no era tan fuerte y decidió regresar, para no encontrar a nadie, fue allí cuando encontró la carta de Kaoru, arrugada. "Bueno, de seguro que Kenshin se preocupó y fue a buscarla" pensó en ese momento, pero ya era el colmo, habían pasado varios días y ¡nada!, ni noticias, ni información, solo habían desaparecido.
Sano había aparecido al cuarto día de desaparición, Yahiko informándole lo sucedido y Sano que sale corriendo a preguntar en el pueblo, la comisaría y, luego, salio camino al Dojo donde se suponía se encontraba Kaoru, pero, nada, solo se sabia que salio el día en que dijo y no se supo mas de ella, ni de Kenshin. Ya había avisado a Saito para que buscara, pero solo dijo que lo harían cuando la lluvia bajara de intensidad.
Yahiko solo pensaba con desesperación en como una lluvia podía durar tanto tiempo sin interrumpirse.
Solo esperaba que sus amigos y hermanos estuvieran bien, que volvieran a casa pronto.
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Kenshin subió con una asustada Kaoru, la animo a cambiarse por ropa seca y que él haría lo mismo, que al terminar la esperaba abajo, ella solo asintió con la cabeza y él salio, sin embargo, antes de cambiarse, salio un momento afuera y recogió las hierbas y frutos que había recogido en la mañana y los llevó a la cocina, luego se cambió en la sala y regreso a la cocina, dejando extendidas las ropas mojadas por supuesto, al llegar, cocino un poco de te y lavo y limpio algunos de los frutos, preparándolos para que Kaoru y él pudieran comerlos, mientras lo hacia tosió un poco, pensando en que ya se había resfriado, preparo un poco mas de te y esperó a que Kaoru bajara.
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Kaoru termino de cambiarse, en realidad aun estaba nerviosa, no se esperó nunca que al abrir la puerta del frente se encontrara cara a cara con un gran oso, quien la empujo hacia fuera, dejándola a su merced bajo la fuerte lluvia, se observo los rasguños que le había dejado el animal. Dejando ese pensamiento a un lado, termino de cambiarse y, antes de poder bajar, le vino un nuevo acceso de tos, el cual trato de contener para que Kenshin no se diera cuenta, se calmó un poco mas y salio, ahora si mas tranquila, hacia la cocina.
Al llegar, observó con intranquilidad que había una gran jarra de te caliente, esperando por ser bebido, imaginándose lo que pasaría, se sentó resignada, esperando que Kenshin le sirviera, tratando de esbozar una sonrisa, la cual salio sin esfuerzo al ver que Kenshin sacaba un plato con variados frutos, ofreciéndole para que comiera, ella encantada accedió y comenzó a comer, contenta de estar con su rurouni preferido, su Kenshin.
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Cada día era la misma rutina, ya no sabían cuanto tiempo habían pasado allí, pero el tiempo se les hacia cada vez mas corto.
Kaoru y Kenshin salían cada mañana a recoger hierbas y frutos, revisaban si conseguían el camino de vuelta y cuando apenas de habían alejado un poco de la casa, comenzaba de nuevo la lluvia torrencial, dejándolos atrapados en la casa nuevamente, donde después de comer, conversaban de cualquier cosa hasta el anochecer y, luego, dormían juntos en la misma habitación, ella en el futon y él, como siempre, cerca de la puerta, vigilando por si acaso. Ambos habían notado que poco a poco sus fuerzas disminuían, pero lo debían a la fuerte e incesante lluvia que no los dejaba, y a la extraña baja de temperatura que ocurría cuando se alejaban mucho de la casa; a su vez, ninguno de los dos le decía al otro sobre su condición, solo para no preocuparlo con una tontería.
Sin embargo, un día todo fue diferente.
Kaoru se había sentido mal desde hacia varios días, pero no quería demostrarlo a Kenshin, en verdad, la había pasado muy bien esos días y no quería estropearlo todo, así que se había aguantado el dolor en el pecho que a veces no la dejaba respirar, la fiebre la atacaba de noche, pero ella trataba de mantenerse calmada la mayor parte de la noche, para que Kenshin no se diera cuenta y los accesos de tos, bueno, eso si que era difícil de esconder, ya que cada vez eran mas frecuentes, pero lo intentaba. Ese día era se había sentido peor que los otros, además de muy débil, quería descansar un poco mas, así que prefirió que Kenshin pensará que era una perezosa y no se levantó, aunque aun no sabia por que Kenshin no se había dado cuenta de lo cansada que se sentía, "tal vez soy una buena actriz" pensaba.
Lo que no sabia Kaoru era que Kenshin estaba igual de enfermo que ella y también trataba de ocultarlo para que ella no se preocupara, tenia los mismos síntomas que ella, lo único era que, al ser mas fuerte que ella, había podido controlar los síntomas un poco mejor, sin embargo los accesos de tos eran otra cosa, ese día, también había despertado un poco mal, desde hacia varia noches que dormía profundamente a causa de la fiebre que le sobrevenía y se levantaba angustiado, pensando la posibilidad de que alguien entrara mientras él estaba dormido y le hiciera daño a Kaoru.
Trató de levantarse, pero el fuerte dolor en el pecho lo obligó a quedarse recostado a la pared. Con nervios, miro donde estaba Kaoru y vio con alivio que aun no se había levantado, con cuidado y casi arrastrándose, fue hasta su lado y al tenerla cerca, sintió que la respiración de ella era muy rápida y entrecortada, tocándola, sintió que su piel quemaba, olvidándose de todos sus dolores, la llamaba por su nombre y la movía, sin obtener respuesta. Hasta que...
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Kaoru escucho un quejido lejano, pero pensó que aun estaba soñando, no quería moverse, pero al instante sus pensamientos volaron hasta Kenshin, trató de llamarlo, pero no podía articular palabra, lo intentó pero nada ocurría, entonces sintió que la llamaban, escuchaba su nombre muy lejano, trato de responder, pero no podía, sintió que la movían y que cada movimiento era un sentir que le crujían sus huesos, hasta que pudo por fin abrir sus ojos...
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Kenshin sintió que el alma le volvía al cuerpo, al ver que Kaoru abría los ojos, solo tuvo un poco de fuerza para abrazarla, y luego, se dejó caer a su lado, en el futon, aun abrazándola. Sintió de pronto que las manos de ella le rodeaban, débiles y que le susurraba al oído:
"Tranquilo Kenshin, todo esta bien"
Kenshin sintió que toda su fuerza volvía, pero que no quería perderla, así que solo la abrazó con más fuerza, luego, con cuidado, levanto el rostro caliente de Kaoru y le dijo respirando sobre sus labios:
"Ai Shiteru, Kaoru"
Besándola suavemente, no queriendo separarse de ella nunca más.
+++++++++++++++++++++++++++++++
Kaoru, al escuchar a su amado decirle lo que sentía por ella, solo derramo una solitaria lágrima, correspondiendo a ese beso por tanto tiempo esperado, uniéndose a esa declaración tan anhelada, no separándose nunca más en lo que les quedaba de vida.
Que ciertos eran aquellos pensamientos.
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Mientras afuera, la lluvia se soltó aun más fuerte, dando paso a una gran tormenta, que se desataba al igual que los sentimientos de nuestros dos protagonistas...
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Bien, ya tengo el final en mi mente y será una sorpresa, así que no podré adelantar nada, mientras les digo que solo durara 1 capítulo más y ya, se acaba este fic. Espero que les este gustando.
Gracias una vez mas a quienes me están enviando reviews, ya que estos me impulsan a continuar el fic y terminarlo, aunque no pueda nombrarlos a todos, sepan que mi mayor satisfacción es hacer algo con lo cual las personas sean felices.
Gracias una vez más, nos vemos pronto.
smcg_2@yahoo.com.mx
