EL UMBRAL DE LA VIDA

Capítulo 1: Viaje inolvidable

La ruta se encontraba muy oscura aquella noche, sin duda alguna, sería un viaje inolvidable.... Inolvidable.

Sobre el asfalto solo se podía ver el reflejo de los faroles delanteros del automóvil que iba a una velocidad de 70 km/h. En el interior del vehículo, la música a todo lo que da y cuatro sujetos cantando animadamente al intento de un unísono, pero que no funcionaba. Ninguno de los cuatro cantaba lo mismo. Al volante, un muchacho con sus bigotillos bien peinados, entonaba estrofas de la canción "Lamento Boliviano", que justamente, era un verdadero lamento escucharlo. A su lado, un esbelto joven de cabellera colorada, mezclaba los aullidos de su compañero con su tema "Ore wa Tensai". En el asiento de atrás, un muchacho rubiecito, intentaba leer con una linterna el cuento "El principito" y a su vez estaba cantando la canción "Laura se te ve la tanga". Junto a él, se encontraba, un joven de campera celeste y cabellos negros y lacios, intentando, en vano, callar a sus compañeros que desastrosamente cantaban. En la radio sonaban los acordes de "La colina de la vida", y el último muchacho, cantaba con atención y suma concentración esta canción.

Pasadas unas cuantas horas de viaje, la oscuridad no se disipaba de la ruta, todo se encontraba negro, siendo las tres de la madrugada, los cuatro muchachos esperaban encontrar pronto un pueblito o algo parecido. Los cuatro estaban hambrientos, y algunos necesitaban ir al baño y también debían verificar que su amigo "El gordo"  llegue sano y salvo a destino. Habían decidido enviarlo en un micro, ya que por su forma y tamaño no entraba en el automóvil. Ya cargaban bastante peso con el equipaje, creían que no podría soportar otro peso tan grande.

Nada. La oscuridad seguía siendo un misterio... Noma, el conductor, no aguantaba mas, su vejiga estaba a punto de explotar. Estacionó el auto en la banquina y se lanzó campo abajo, entre los arbustos y pastos a hacer sus necesidades... Dentro del auto, Hanamichi, el pelirrojo, observaba detenidamente el lugar. A pesar de la oscuridad,  podían divisarse a lo lejos unas extrañas figuras, Youhei, el muchacho de campera celeste, también divisó esas siluetas....A simple vista, eran árboles, pero se movían, parecían estar caminando... Un frío sudor recorría la nuca de ambos chicos... Ookus, el rubio,  tuvo que levantar la vista de su libro. No entendía nada.

-¿Qué están haciendo? – Preguntó Ookus, tratando de divisar las mismas figuras que Youhei y Hanamichi. -¿No las ves? -.El pelirrojo señaló las siluetas. En vano. Ookus, por más esfuerzo que hiciera, no lograba verlas.

- Sólo hay campo – replicó dándose por vencido.

Noma de regreso en el vehículo. Pone en marcha y arranca nuevamente. En el asiento trasero, Youhei respiraba pesadamente. Estaba adormecido por el cansancio, pero no podía reconciliar el sueño. Aquellas figuras lo habían asustado bastante.

Detrás de los cristales de las ventanas, la oscuridad invadía hasta la imaginación. Los ojos de Youhei observaban perdidos en el paisaje. En el asiento delantero, Hanamichi, parecía haberse olvidado de las figuras misteriosas y ahora disfrutaba de un plácido sueño. Ookus también dormía. Noma se encontraba atento a sus reacciones. Le tenía miedo a la oscuridad. Pensó que no fue buena idea salir de noche. Justo ésa noche. Las estrellas se cobijaron detrás de unos grandes nubarrones negros, el viento había dejado de soplar, el clima era frío. Faltaban muchos kilómetros para llegar a destino. Ese viaje parecía interminable. Noma pisó el acelerador. Youhei se despabiló. Kilómetros más adelante, el conductor vio a lo lejos unas luces. Era un pueblo.

Ya eran las cuatro, cuando el chico de bigote y su compañero despierto observaron aliviados las luces del pueblo y sin pensarlo dos veces, ingresaron en él. Despacito avanzaban y a medida que lo hacían, observaban detalles llamativos del lugar: No había electricidad, las luces eran candiles encendidos con una llama ardiente que alumbraba el camino. Tampoco había automóviles. Sólo carros, algunos con su correspondiente caballo delante. Las calles eran de piedra y las casas parecían ser del siglo XVIII.

-Sin duda alguna estamos en un pueblo algo subdesarrollado- Rió Noma. Youhei lanzó una pequeña risa suave. Se sentía raro, tenía un presentimiento extraño. Pero no sabía lo que era.

Más adelante, una pulpería. Las puertas estaban abiertas, de adentro se escuchaban los acordes de una imitación de la novena de Beethoven. Noma estacionó el coche cerca de un caballo, que los miró indiferente. Youhei se encargó de despertar a Hana y a Ookus con unos suaves tirones en sus cabellos. Ambos despertaron. Youhei, por supuesto, recibió un cabezazo por parte de Hanamichi. Ookus siguió leyendo "El principito" . La temperatura había disminuido notablemente. Humos danzantes emergían de las bocas de los cuatro chicos al exhalar el aire.

Ingresaron en la pulpería, dentro habían personas que llevaban unos atuendos como del siglo XVIII, había también una enorme repisa repleta de baratijas, bijouteries, comidas, y muchas otras cosas. Un poco más adentro, había un pequeño bar, donde damas y caballeros bailaban al compás de la música.  Una alegre música comenzó a sonar, los músicos tocaban alegremente sus lucidos instrumentos.

- Estamos en una pulpería – dijo Youhei a Hanamichi, quien respondió – Pero yo no veo ningún pulpo... Me parece que estamos en una especie de drugstore fusionado con un bar - .    ¬_¬Uu ßCara de Youhei.

Detrás de la barra del bar, un muchacho joven llamó a los cuatro chicos.

 –Forasteros, ¿Deseáis tomar algo? -  con una amplia sonrisa se dirigió a ellos. – vosotros vestís una forma muy extraña, qué clase de moda es y vos que te pintas el cabello de colorado??Parecéis un grupo de circo - .

Hanamichi se sintió insultado, se acercó al barman. Lo tomó del cuello de esa especie de camisa del siglo XVIII y gritó – AAAAAAaaahhh!!!! Cómo te atreves a insultarme, maldito demonioooo!!!!!! Maldito Rukawa!!!!!- . El barman quedó helado, el gundam también. Hana tenía razón, el muchacho que estaba detrás de la barra era idéntico a Rukawa, el mismo color de pelo negro azabache, los mismos ojos fríos como el hielo. Pero con una cálida sonrisa. – No... no es él – dijo Youhei. Hanamichi sintió frío, sus manos temblaban. La sonrisa del barman se había borrado, ahora si era Rukawa. Pero...¿Qué hacía Rukawa atendiendo una pulpería de un pueblo antiguo?? –Soltadme, torpe...- dijo, mientras quitaba las manos de Hanamichi de su camisa. – A qué habéis venido??- preguntó el barman, que había recuperado su sonrisa, a Youhei.

- Bueno, íbamos de vacaciones y bueno, por la ruta, todo es misterioso, mis amigos y yo ya estamos un poco agotados, y no encontrábamos ninguna estación de servicio o algo por el estilo, pero hemos encontrado por aquí este  pueblo, y queremos ir al baño, comer algo, tomar algo.....- Relató Youhei.

- A vuestras órdenes, esperad un minuto – el barman ingresó  por una puerta detrás de el...

En ausencia del barman, una muchacha se acercó a Hanamichi y sus amigos.

-Tomad asiento, caballeros –Los guió a una mesa para cuatro personas y se fue donde el barman. La muchacha vestía un vestido color púrpura, llevaba un gran rodete y una peineta color negra.  Se veían sus enaguas blancas asomarse por debajo del vestido, pero lo más llamativo de esto era que....

- Esa chica es igualita a Haruko!!!! – Susurró ruborizado Hanamichi .

- Es verdad – replicó Noma...

- Esto no me gusta nada, tengo frío, estamos en verano, es todo muy raro... gente del siglo XVIII, y encima son iguales a nuestros amigos!!! Me da escalofríos....Tal vez sean fantasmas – Youhei no ocultaba sus miedos...

- Jajajajaaaaa – Los tres chicos se burlaron de Youhei.

- Youhei, los fantasmas no existen, amigo... Ayyy que viene el cuco!!! Jajajaa – Noma se burló, Ookus también rió, pero Hanamichi quedó pensativo.... Recordó las figuras que habían visto en la ruta... Comenzó a sentir frío.

El barman y la chica habían regresado con un banquete especial, otros tres mozos los acompañaban. ¿Mitsui, Kogure y Ayako???? Cada uno de ellos traía un instrumento, mientras Hanamichi y sus amigos comían como bestias, ellos tocaban una melodía, a su vez, cantaban una opera.

Hanamichi aun seguía pensativo, y algo que le llamó la atención (no sólo a él, a sus amigo también), era que a medida que tragaban la comida era como si sólo tragaran saliva, no había nada sólido.... De pronto, los tres músicos comenzaron a tocar el Réquiem. Pero por falta de cultura, ninguno de los chicos se había dado cuenta.

Terminaron de comer... -¿Cuánto es? – Preguntó Youhei, insatisfecho,  al barman. –Nada, forasteros, el hecho de que nos hayáis visitado desde el siglo XXI es como nos habéis pagado...-. Los cuatro chicos quedaron helados. – Les daré un consejo de amigos – continuó el barman – Si seguís por esta ruta, tened cuidado en la curva donde por debajo pasa un río. - . Los chicos asintieron y estupefactos como estaban regresaron al auto.  Pusieron en marcha y arrancaron. Ya estaba  saliendo el sol y los chicos estaban saliendo del pueblo... Ninguno de ellos hablaba, hasta que Hanamichi rompió el silencio..- Ese Rukawa si que nos jugó una broma, es un payaso!!! Grrrrr!!!!, vestirse de época y luego darnos consejos de rutas!!! Bah!! Es todo mentira!!!! – Hana frunció el ceño y se cruzó de brazos en su asiento – Y lo peor es que mi Haruko fue cómplice!!!! – sollozó.

-Hana, te equivocas....- Youhei estaba viendo hacia atrás por la ventanilla. Estaba muy pálido y temblaba. Sus ojos estaban llenos de lágrimas. Ookus preocupado, volteó su cabeza hacia atrás, tenía que haber algo muy feo para que Youhei llorara. Y si.... Noma vio por el espejo retrovisor, Hanamichi también pudo verlo. O mejor dicho, NO verlo.  Detrás del automóvil, sólo había ruta y campo... No había rastros de un  pueblo. Noma estacionó el auto en la banquina y salió fuera del auto a respirar. No lo podía creer, hacía menos de un minuto que salieron del pueblo.  Los cuatro chicos estaban fuera del automóvil, los rayos del sol asomaban, pero de ninguna forma lograba divisarse aquel pueblo fantasma del que habían salido. Youhei secó sus lágrimas y entró en el auto, Hana, Ookus y Noma hicieron lo mismo. Noma puso en marcha, prendió la radio y emprendieron de nuevo su viaje...

Continuará....