CAPÍTULO 13: EL GRAN SECRETO DE DIANE
Theseus Malfoy fue llevado a Azkaban debido a que muchísimos testigos declararon en su contra. Ese mismo día, cuando daba el desayuno a Draco, noté un cambio en la mansión. Faltaba el aura de mi suegra, que normalmente se percibía en cualquier rincón de la casa.
-Krissy, ¿has visto a la señora?-pregunté a una de las doncellas.
-No, señora, no desde ayer.
La dejé a cargo del niño un momento y recorrí todas las habitaciones , preguntando a la servidumbre, pero nadie sabía nada. Al final me decidí a subir al ala oeste de la segunda planta, donde estaban sus aposentos, aunque yo nunca había estado en ellos. En esa zona la sensación de vacío era aún mayor y, angustiada, llamé a la gran puerta de madera con relieves. No hubo respuesta, y decidí entrar usando alohomora.
Nada más abrir la puerta, sentí un olor como de incienso, y observé asombrada que una multitud de lucecitas pequeñas como estrellas como estrellas flotaban en el aire alumbrando la semipenumbra. La habitación estaba llena de cristales de extrañas formas, y sobre la mesa de escritorio había un rollo de pergamino y un tintero. La cama adoselada estaba perfectamente hecha, y todo en su sitio, pero faltaba ella. De pronto reparé en una gran bola de cristal brillante situada bajo la ventana de oscuras cortinas. Parecía una bola de Adivinación, pero por más vueltas que le di no vi nada en su interior, probablemente porque esa especialidad mágica nunca fue mi fuerte.
"Cuando yo no esté". Esas palabras vinieron a mi mente y me abalancé sobre el pergamino del escritorio. El corazón me latía muy aprisa, y leí apresuradamente las líneas de trazo pequeño y elegante.
"Dos ojos relucientes como el cristal
me devolvieron a los fantasmas del pasado.
Donde acaba un designio y empieza otro,
viene una flor y termina el tiempo
de la sombra que vivió un día
y ahora volverá a Ser.
Los pájaros negros se marchan, la vida crecerá
hasta el retorno de las nubes.
Ocurre a veces que el Destino llega con retraso.
Pero siempre Viene."
Más abajo había una pequeña inscripción.
"No he muerto, Hija mía, no sufras. Acabo de renacer.
Diane Letheen Raviel (Malfoy)"
En cuestión de segundos comprendí el significado de sus palabras, y me dejé caer en una silla. Ella lo había visto todo, lo sabía de antemano. "Sabía que tenías que ser tú", me dijo en una ocasión. Mi llegada, la caída de Voldemort, el encarcelamiento de su marido…lo sabía todo. Por eso había echado a volar. Volví a leer el final de la carta. "Hija mía", escribió. Supe que había llegado a quererla más que a mi propia madre, que sin ella me sentiría muy sola. Pero su papel había concluido, y me había pasado el relevo al frente de la familia Malfoy.
* * *
Lucius no se mostró muy sorprendido por la desaparición de su madre. Se limitó a decirme que la mansión y todo lo que en ella había era ahora de su propiedad, y que no me preocupara en exceso.
-La vida va a ser diferente a partir de ahora-dijo dirigiéndome una media sonrisa.
En eso no mintió. Comenzó su ardua tarea de "limpiar" su nombre, manchado sin duda por la desgracia de su padre, y noté que la gente lo seguía respetando, algunos con una sombra de miedo en los ojos, como si se sintieran pequeños al lado de un joven con un apellido antiguo y temible. Lo supe porque a partir de ese momento pude salir más y acompañarlo en alguno de sus viajes, y así volví a relacionarme con la gente, eso sí, sólo con la de "nuestra categoría", como decía él.
Para limpiar aún más su reputación, de vez en cuando hacía una donación a algún hospital de niños magos desamparados. Así ganó un lugar cómodo en la sociedad, aunque para mí era el mismo de siempre, el mismo ser incapaz de amar.
