CAPÍTULO 18: THE END OF A NIGHTMARE

      Aquella noche fui al jardín, vestida con una túnica blanca y vaporosa. Wanda, mi lechuza de confianza, fue a llamar a Lucius siguiendo mis instrucciones. Qué sospechaba él, si yo había disimulado la ira que sentía mejor que nunca durante casi una semana. Acudió, y cuando me encontró en el estanque pareció muy sorprendido.

-¿Qué es lo que quieres?-dijo sin dejar de mirarme atentamente, pues yo nunca vestía de blanco.

-He estado pensando, Lucius-dije acercándome a él-en hacer las paces contigo.

-¿Y eso?

-Bueno, todo lo malo es agua pasada. Podríamos empezar de nuevo.

      Me había convertido en la mejor actriz del mundo mágico. Contuve mi angustia cuando me besó violentamente, tragando definitivamente el anzuelo.

-¿Estás segura de lo que dices?-dijo sin soltarme la cintura.

-No sabes cuánto. Aún pienso que eres el más atractivo.

-Vaya, vaya-dijo sonriendo.-En el fondo me echabas de menos. ¿Qué te parece aquí y ahora?

      Me hizo caer sobre la hierba húmeda de al lado del estanque, y realmente me mostré lo más participativa posible, tanto que cuando se unió a mí ya había firmado su sentencia de muerte. No pareció darse cuenta de la cantidad de veneno con la que había estado en contacto, y disfrutamos los dos, sin duda, pero yo con más motivo. De pronto empalideció. Me incorporé rápidamente, sin lograr sentirme culpable. Me siguió con la mirada, con sus fríos y asustados ojos grises.

-Lucius. Te equivocaste de prometida. Aunque cualquier otra habría hecho lo mismo en mi lugar, ¿no crees? Te deseo una buena vida en el Infierno.

      No me dio tiempo a decir más. El antiguo veneno de Gwendolen sólo funcionaba en los hombres, concretamente en los magos de sangre limpia, y Lucius lo había tomado directamente de mi cuerpo. Lo dejé allí y me aparecí en mi habitación. Nunca sabrían la verdad: Todos los síntomas eran de muerte natural.

      Cuando la noticia escandalizó a toda la servidumbre a la mañana siguiente, me encontré con Draco, que permanecía sereno. No dijo nada, pero vi un destello de comprensión e, incluso, gratitud, en su mirada, y yo le pedí perdón con la mía. Perdón por no haberlo librado antes.

* * *

      La mansión es nuestra, mía y de mi heredero. Le he dado a elegir su propio camino libremente, pero no quiere ser un mortífago. Quiere salvar a Harry, y yo le ayudaré. Severus sabe toda la verdad, lo que me impulsó a hacerlo: ahora lo veo a menudo y sé que me ama tanto como yo a él, aunque su vida corra grave peligro. Aunque mañana Voldemort decida que los Malfoy restantes deben unírsele o morir. No puedo tener miedo. No después de haber vivido veinte años con el Demonio. No ahora que se ha marchado.

"Ocurre a veces que el Destino llega con retraso.

Pero siempre Viene".

FIN