Contenido: SPOILERS DEL MANGA HASTA EL CAPÍTULO 275.
Pareja: Ninguna.
Disclaimer:
Hikari: Con el corazón destruido por el capítulo de esta semana, les traigo este cortísimo oneshot haciendo sufrir a mi pequeño Chifuyu bebé, quien no merece pasar nuevamente por este dolor, pero Wakui se esmera por hacerlo sufrir, así que yo también caigo ante la repentina inspiración. En fin, no hace falta decir que ni Tokyo Revengers ni sus personajes me pertenecen, todo es auditoría de Ken Wakui, por lo que este fanfic fue escrito únicamente por ocio y no tiene fines lucrativos.
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La brisa fría que corrió en aquel lugar le pareció casi desgarradora cuando rozó con levedad sus ojos hinchados. Tal vez la sintió aún más abrumadora debido a que éstos se encontraban bastante secos, luego de haber pasado casi todo el rato llorando en silencio.
Trato de inhalar fuertemente, pero el dolor en su pecho y su nariz tapada le hicieron tener que abrir la boca para que un poco de aire llegara atropelladamente a sus pulmones.
Pasó la manga de su saco escolar sobre su rostro, tratando de limpiar los restos que sus lágrimas habían dejado sobre él, apenas pudo notar que aún estaban sus mejillas un poco húmedas. Su cabeza dolía y sentía varias punzadas cada tantos minutos. Su espalda encorvada estaba tensa por haber pasado tanto tiempo en la misma posición, mientras que su cuello no parecía ni siquiera tener la fuerza de levantar su propia cabeza, por lo que su vista se limitaba únicamente a permanecer examinando el piso de roca sobre el que estaba.
"Que extraño…", pensó, queriendo ignorar todos sus malestares, "A pesar de querer seguir llorando, mis ojos ya no sueltan más lagrimas… es como si ni siquiera yo mismo pudiese comprender por qué estoy tan triste…".
Soltó otro suspiro, parecido más a una especie de quejido, tratando de esforzar a que de sus cuencas salieran más gotitas saladas. Pero no lo logró.
En su vida, antes de este momento, jamás pensó que llegaría el día en que desearía llorar con todas sus fuerzas y, lo peor de todo, ser incapaz de hacerlo. No era alguien que soltara en llanto con facilidad. A pesar de ser golpeado, hacerse heridas o moretones, llorar no era una opción a la que recurriera muy menudo.
Pero ahora, no encontraba alguna otra respuesta para tratar de encontrar un poco de alivio para su corazón.
¿Cuánto tiempo es que llevaba así? Su mente es difusa en cuanto el transcurso de los días, pero probablemente ya lleve varias semanas. No puede recordar ni siquiera con claridad los hechos exactos que ocurrieron luego de aquella noche… esa noche donde la ToMan decidió enfrentarse a Sano Manjiro con el único objetivo de tratar de salvarlo de sí mismo.
-Cubro tu espalda… compañero.- murmuró, apenas con un hilillo de voz que sonó ronca desde su garganta. A pesar de que su vista parecía nublarse, ninguna lagrima más se desbordaba, lo único que parecía acentuarse eran las punzadas en su cabeza, sin embargo, su traicionera mente aun así decidía mostrarle las escenas de ese día.
Cuando ambos pelearon juntos. Cuando Chifuyu ya no era capaz de levantarse. La espalda de Takemicchi, haciéndose cada vez más grande, más intimidante y más autoritaria de lo que recordaba que era, sintiéndose como un niño pequeño siendo protegido por alguno de esos súper héroes que solo sale en mangas o comics.
Y finalmente, el modo en que una espada desechó todas las esperanzas. Cómo él seguía tratando de pronunciar las palabras mientras sentía de su boca salir cada vez más cantidad de sangre, cómo sus ojos ya no parecían capaces de enfocarse en ningún lado. Cuando Mikey tomó fuertemente su mano, tratando de hacerlo viajar en el tiempo, mientras el cuerpo inerte del adolescente solo caía en sus brazos en un desgarrador abrazo.
A pesar de haber corrido, a pesar de haber gritado su nombre, a pesar de querer detener la hemorragia. Todo simplemente resultó inútil.
"De nuevo", pensó, haciéndose un pequeño ovillo, abrazando su propio cuerpo y ocultando su rostro en sus propias rodillas. "De nuevo vi a alguien morir frente a mí y yo no puede hacer nada al respecto…".
Sin haberse percatado de ningún sonido que pudiese alertarlo, sintió un peso extra sobre su espalda, probablemente una persona que decidió usarlo de apoyo como única manera en acercársele para hablarle aun si mantenía su rostro oculto.
-¿Cuantos días llevas viniendo aquí?- ni siquiera tuvo que levantar la mirada o verlo directamente para reconocer su identidad.- Ya casi ha pasado un mes desde eso.
Chifuyu frunció su ceño, molesto por el tono que utilizó en su frase, como si la muerte de su mejor amigo fuese solamente algo que se supera de la noche a la mañana. Por supuesto, casi de inmediato comprendió que seguramente esa no era su intención, aun si lo había interpretado así.
"Inui también adoraba a Takemicchi…".
-Sano Manjiro fue llevado a la correccional por diversos cargos, junto con Sanzu Haruchiyo y el resto de su bando.- el joven hizo una pausa antes de continuar.- Hasta Koko tuvo que ir también para declarar.
Recuerda haber escuchado las sirenas de las patrullas y ambulancias luego de eso. Aunque su propia voz gritándole a su amigo parecía acallar la mayoría de los sonidos externos. Es más, casi se abalanza hacia el hombre de primeros auxilios que lo apartó de su lado para tratar de verificar el estado de Takemicchi.
Lloró con todas sus fuerzas, y aunque varios pares de brazos trataban de detenerlo y tranquilizarlo, simplemente no puede creer que sea verdad lo que estaba pasando. Finalmente, toda la fe y esperanza se derrumba cuando alcanza a escuchar un susurro, de aquellos idiotas a los que no les quiere creer, mientras ambos niegan con su cabeza.
"Ya no tiene signos vitales".
-No fuiste ni siquiera a su funeral. Sé que estas triste por lo que pasó, pero no eres el único que lo está pasando mal con esto.- el tono de Inui ahora parecía más bien frustrado. Imaginaba que su ceño seguramente estaba fruncido, a pesar de tener ciertas características femeninas en su pálido rostro, podía mostrarse como alguien intimidante cuando se molestaba.
Aun así, ni siquiera ese tono acusador logró hacer que Chifuyu sintiera ganas de sentirse mejor.
"Maldita sea… solo quiero seguir llorando hasta que me muera".
-Si realmente esto es todo lo que puedes hacer, eres más patético de lo que creía, Matsuno Chifuyu.- dejó de sentir la presión en su espalda, seguramente el otro rubio había decidido levantarse de su lugar.- Llorar no servirá de nada. Hanagaki está muerto. Muchos se vieron involucrados por esta pelea, y no por ello todos decidieron dejarse vencer por la frustración. Aprende a vivir con lamentos.
Los tacones del joven resonaron a lo largo del camino de piedra, cada vez más lejanos y agudos para que llegaran a oídos del joven inmóvil. Cuando finalmente reinó nuevamente el silencio, otra brisa se hizo paso.
Después de todo ese tiempo, Chifuyu se atrevió al fin a levantar la mirada. Un cielo de un hermoso azul se abría ante sus ojos, con tan solo unas pocas nubes blanquecinas viajando con gran lentitud a través de él.
Era un día perfecto, el sol calentaba debajo de sus rayos, la brisa primaveral refrescaba a cualquiera que decidiera tomar algún paseo. Los murmullos de los pájaros y otros animales se hacían eco entre todo el lugar.
Y aun así, nada de eso le pareció mínimamente bello.
Porque ese día que a primera vista parecía perfecto, le recordaba a otros dos que también supuso lo serían, pero que terminaron por ser todo lo contrario.
Dejó de mirar el cielo para bajar su mirada nuevamente hacia el monumento de piedra que se encontraba frente a él. El olor a incienso atrapó su nariz mientras releía las letras que tantas veces había visto.
"Familia Baji", se distinguían perfectamente las letras grabadas, en lo que funcionaba como una tumba familiar y como un refugio para Matsuno.
-Baji-san… ¿qué debí haber hecho?- preguntó, como si dicha piedra pudiese responderle. Por supuesto, al solo obtener silencio, Chifuyu solo soltó un lastimero suspiro.- Soy un inútil. Jamás he podido proteger nada… ni siquiera sé por qué me atreví a pensar que podría ayudarlo. De nuevo me equivoqué. Otra vez perdí a alguien de mi lado.
Y al fin, al fin volvía a mentir pequeños rastros húmedos surcar por sus mejillas. Aunque su cuerpo parecía renuente en querer liberar su llanto, cerrando su garganta y contrayendo su pecho, Chifuyu se concentró en dejar salir aquellos pequeños ríos de lágrimas. Es más, comenzó a soltar gritos de dolor mientras encorvaba su cuerpo, dejando tocar su frente sobre el camino de piedra.
Tomaba entre sus dedos su ropa, justo sobre su pecho, queriendo solo dejar salir todo el dolor que lo estaba hundiendo.
"¿Por qué siempre se van las personas importantes para mí? ¿Por qué siempre me piden ser fuerte luego de que me dejan solo?" pensaba, sintiéndose como un niño perdido entre la oscuridad.
¿Qué debería hacer a partir de ahora? Ahora que el miedo de perder a cualquiera que se convirtiera en lo suficientemente cercano era tan palpable. Ahora que sentía que ya no tenía ni siquiera las fuerzas para volverse a levantar ni de honrar a las dos personas que más ha admirado durante su vida pero que por azares del destino ya se encontraban muertas.
¿Qué sueño podría perseguir cuando la culpa carcomía tan dentro de él que no podía pensar en nada más que era alguien que no merecía haber quedado con vida?
Ya no había nada en ese mundo. Nada que lo motivara a levantarse nuevamente.
Solo le quedaba llorar. Llorar como aquel héroe llorón que tantas veces lo protegió.
Soltar las lágrimas que jamás mostró el capitán que trató de cargar con todo el peso sobre sus fuetes hombros.
Llorar y soltar su dolor, a ver si de esa manera, cuando al fin el día que solo parecía perfecto terminara, pudiera volver a encontrar algo importante, aun si el cielo estuviese nublado.
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Hikari: Y antes de que con la siguiente semana venga un capítulo que destruya la temática de este corto fanfic, me despido, aun sufriendo por el dolor de mi hermoso Chifuyu. Espero que les haya gustado y que nos volvamos a leer en algún futuro no muy lejano. ¡Bye bye-perowna!
