—¿Qué quieres hacer? —Preguntó una mujer de pelo rubio y mirada azul mirando molesta a su esposa.

—¡Me llevaré a Mía-chan conmigo! No puedo dejar que esté contigo. La pequeña merece vivir una infancia como todo niño de su edad… —Contestó una mujer de pelo blanquecino y ojos azules.

—Estás loca. Nunca dejaré que mi hija se vaya contigo… —Dijo la rubia.

—¿Me está llamando loca la mujer que golpeó a su propia hija? No me hagas reír, Samanta. De todas las personas eres la menos indicada para decirme esto. ¿Estuviste cuando la pequeña se enfermó? No, no estuviste además te recuerdo que ella también es mi hija —la voz de esta otra persona se hizo más fuerte llamando la atención de una pequeña niña de cuatro años que entró en la sala donde estaban sus madres discutiendo como siempre.

—¿Qué está pasando, mamá? —Preguntó la pequeña niña mirando a sus progenitoras.

—Aquella mujer de pelo blanco ocultando sus ojos entre los mechones de su cabello se acercó donde la menor. Se puso de rodillas dejando su mano sobre la cabecita de su hija que sonrió ante tal muestra de afecto…

—No sucede nada. Solo estábamos hablando.. ¿Quieres que durmamos juntas hoy, Mía-chan? —Dice la mujer de pelo blanco sonriendo.

—¡Sí! —Exclamó Mía-chan teniendo un lindo brillo en sus ojitos.

—Bien. Vamos mi pequeña princesa —esa misteriosa mujer tomó entre sus brazos a la pequeña niña quien rodeó el cuello ajeno con sus bracitos dejando que su peluche golpee la espalda de su madre.

—Esto no ha terminado… —Susurró una molesta mujer mirando a su esposa que tenía a la pequeña en sus brazos.

—La ex mujer de Samanta Taylor miró a su esposa por encima de su hombro mientras se iba con su hija al cuarto de Mía-chan…

[...]

Minutos después…

—Lamento que hayas escuchado eso mi pequeña —se disculpó la mujer de pelo blanquecino a quien la pequeña no podía ver sus ojos.

—No importa mami.. ¿Pero estabas peleando con mamá por mi culpa, cierto? —Preguntó la niña de ojos azules estando sentada en su cama. Su madre de pelo blanco se encontraba de rodillas frente a su hija.

—No, claro que no —dijo la mujer de cabello blanco esbozando una gran sonrisa.

—¿Entonces? —Volvió a decir Mía-chan dejando que pequeñas lágrimas cayeran por sus ojitos.

—Nada de lo que pase con tu madre es tu culpa, ¿entendiste? Los problemas que tengo con tu madre son cosas de adultos y mi pequeña princesa nunca tendrá la culpa de nada —su madre de cabellos blancos se acercó y tomó entre sus brazos a su hija para romper en llanto apretando suavemente las ropas de su niña.

—¿Mami? ¿Por qué estás llorando? —Pregunta la pequeña.

—No.. por nada en especial, cariño. Ya es algo tarde y mañana tienes que ir a la escuela —son las palabras de su madre. La mujer se separó del cuerpo ajeno mientras se limpiaba las lágrimas de sus ojos a los que Mía-chan nunca pudo ver con claridad..

—Pasaron unos minutos en los que ambas charlaban sobre cualquier cosa. Siendo la menor quien decía cosas que diría un niño de su edad. Por su lado su madre sonreía y asentía o incluso le mostraba a su hija algunas figuras creadas a partir de hielo que manejaba con gran maestría. Para las diez de la noche la pequeña niña estaba ya vestida con su pijama de pokemon. Su madre también estaba a su lado mientras acunaba a la niña de ojos azules…

—¿Mami podrías cantarme esa canción? —Susurró la futura pianista. La pequeña niña tenía en sus manos a su peluche que fue regalo de su madre.

—Claro que sí, cariño —responde aquella misteriosa mujer de pelo blanco acomodando el cuerpo de su hija. Aclaró un poco su garganta y entonces empezó a cantar levantando su brazo dejando que su palma abierta creará un bello paisaje…

"Ame ni nureta hoho wa

Namida no nioi ga shita

Yasashi manazashii no

Tabibito

Shizuka ni hibiiteru

Natsukashii ongaku

Omoidasenai kioku

Samayou

Yume wa tobitatsu no

chiisa na tsubasa de

Omoi no kienai basho made

Futari de

Tooi, umi o, sora o, koete

Kurai yoru no naka de

Watashi o terashiteru

Yasashi manazashii no

Anata ni

Aitai…"

(Lyrics: Sakura's Song (You are my love) (Tsubasa Reservoir Chronicle)

—Al terminar está canción la mujer misteriosa terminó con su voz rota por el llanto que se tradujo como miles de pesadas lágrimas que caían por sus ojos. Su hija preocupada por lo que sucedía con su madre se sentó en su cama para mirar a su heroína que seguía llorando a pesar de haber terminado con la canción que siempre cantaba esta mujer para hacer que los sueños de su hija fueran más placenteros…

—¿Mami por qué estás llorando? —Preguntó como todas las ocasiones que Mía-chan veía a su madre llorando.

—Es.. Solo que esta canción me recuerda a.. una persona que quería mucho. Siempre la cantábamos juntas —dijo la mujer de pelo blanco.

—¿Dónde está esa persona? —Mía habló esperando que su madre le respondiera.

—Ella, mi pequeña..se encuentra en el cielo —responde con pesadez aquella mujer de pelo blanquecino.

—Las manitos de la niña se posaron en las mejillas de su madre quien se sorprendió por lo que acaba de hacer su hija…

—Mami no quiero que llores. A esa persona tampoco le gustaría que estés triste.. No llores..por favor —dijo Mía.

—De acuerdo. Cariño no lo haré de nuevo..perdón.. pero a veces mamá es un poco sentimental —respondió la misteriosa progenitora de la pequeña niña.

—Además eres un poquito rara. Aún así te quiero mucho —sonrió ampliamente. La pequeña pianista se acostó acomodando su cuerpo junto al de su madre teniendo sus ojitos cerrados..

—Lo sé.. Pero así me quieres ¿cierto? —Preguntó la mujer de pelo blanco.

—La respuesta a su pregunta nunca llegó ya que su pequeña hija había caído en los brazos de Morfeo. Esta misteriosa mujer sonrió por lo bajo dejando que un pesado suspiro escapará de ella al tiempo que hablaba en un idioma desconocido dando las buenas noches a su hija…

—Bene mi reginae dormi. Spero me aliquid facturum quod facturus sim. Nolo te relinquere, sed omnium optimum est ... Nolo te pergere dolorem propter matrem tuam et meam ... Bonam noctem meam parvam reginam. Spero unum diem mihi ignoscere potes.. Paenitet.. Mia-chan (Que duermas bien mi pequeña princesa. Espero que algún me perdones por lo que haré. No quiero dejarte pero es lo mejor para todas..no quiero que sigas sufriendo por culpa de tu madre y la mía... Buenas noches mi pequeña princesa. Espero que algún día puedas perdonarme.. Lo siento.. Mía-chan) —dijo la misteriosa mujer de cabellera blanca…

[...]

Tiempo actual - Residencia Tachibana

—¿Ranita-chan qué haces aquí? —Preguntó la dueña de casa a su amigo que estaba parado frente a ella.

—He venido por Mía-chan. Iremos a un pequeño partido de béisbol espero que no te moleste —dijo el chico con vestimenta ninja.

—Va-Va-Van a salir como en una cita… —Tartamudeo la ascendida a diosa dando pequeños pasos hacía atrás.

—Hermana ¿no te importa que salga con Ramón, cierto? —Dijo la pequeña Mía-chan que llevaba ropas de calle y un poco de rubor en sus mejillas. La pianista se encontraba detrás de su hermana mayor.

—Claro..que no me importa.. —Con palabras entrecortadas dio su respuesta la mujer de pelo castaño volteando a ver a su "hermanita"

—¿Eso quiere decir que podemos irnos? El partido empezará en unos minutos y no quiero que las entradas se desperdicien —mencionó el peli azul con una tímida sonrisa.

—Las palabras de la dueña de casa no pudieron salir de sus labios ya que su esposa, la matriarca de la casa tomó la palabra, Tama-chan como era llamada por Asuka ya había dado a luz a sus hijos siendo ellos una niña y un niño…

—Vayan con mucho cuidado. Mía-chan ¿llevas tu celular? —Preguntó la dama zorro a su pequeña hija adoptiva quien sonrió sacando de entre sus ropas el celular que le fue dado por su "hermana mayor"

—Aquí lo tengo —dijo la niña de ojos azules.

—Diviertanse mucho y no vuelvas tarde. Que la guardabosques será capaz de salir a buscarte —bromeó la mujer de pelo rosa.

—Claro. No tienen de qué preocuparse además Ramón me estará cuidando —dice la joven pianista mirando donde su cita.

—Estaremos aquí antes de que anochezca ¿te parece Asuka? —Preguntó el chico de pelo azul mirando a su amiga—. —Felicidades Tamamo. ¿Cómo se llaman los pequeños?

—Gracias yerno. Sus nombres son Konoe y Anser ¿a poco no están lindos? —Dijo la orgullosa madre mirando a sus hijos recién nacidos que se miraban muy lindos con sus pequeñas orejitas de zorro.

—Nos vemos hermana, Tamamo-san —Mía-chan se adelantó dando rápidos pasos quedando junto a su cita.

—Mía-chan.. Sí quieres podemos acompañarlos.. —mencionó la dueña de casa.

—Darling. Deja que ellos se diviertan además tienes que ayudarme con los bebés —habló Tama-chan sonriendo de forma aterradora asustando a su esposa.

—Ah.. Al menos mandame tu ubicación.. Digo.. por si les pasa algo estaré allí en un tris —decía la mujer de ojos azules.

—Tranquila hermana. Ramón sabrá cómo cuidarme —dijo la pequeña pianista. Ella estaba tomando la mano de su cita quien se sonrojo cuando sintió los pechos de su cita chocar con su brazo.

—Asuka deja que se vayan. Ella ya es una jovencita con derecho a divertirse y quien sabe tal vez tener hasta novio —al decir esto la dama zorro le guiño el ojo a su yerno quien rió de forma nerviosa más por el contacto de los pechos de Mía que por la mirada asesina de su suegra…

—¿Nos vamos Ramón? —Haciendo caso omiso a las palabras de su hermana mayor. La pequeña pianista de ojos claros miró a su cita para recibir un asentimiento por parte del chico.

—Cómo te dije, Asuka. Cuidaré bien de tu hermana menor —dijo el chico de cabellera azul dándose la vuelta junto a su cita del día de hoy.

—De esa forma los dos enamorados se fueron dejando a la matriarca de la casa Tachibana junto a su esposa que en menos de lo que se podría esperar saldría corriendo para traer de vuelta a su hermanita… Aunque la mirada amenazante de su esposa hizo que los planes de la castaña quedarán en segundo plano. Con una sola mirada de parte de Tama-chan como era llamada por su mujer hizo que la alocada mujer de ojos azules entrara a la casa…

[...]

Mientras tanto con los enamorados..

—Lamento que mi hermana se ponga así de intensa —dijo por lo bajo la pequeña pianista que iba de la mano de su pareja.

—Te entiendo. A veces ella puede ser así pero lo hace porque te quiere —contestó el chico vestido como un ninja.

—Supongo que allí puedo darte la razón. Siempre ha estado conmigo y las chicas. Fue como una hermana mayor para mí… —Mía-chan dijo esto sintiendo un pequeño nudo en su garganta.

—¿Te sientes bien? —Preguntó la pareja de la idol.

—Sí, estoy bien. Solo recordé algo.. ¿Continuamos caminando? No quiero perderme nada —las palabras de la pequeña pianista fueron casi un susurró. La jovencita de ojos claros apretó el paso siempre mirando al frente..

—¿Qué te…? —Ninja mirando en una de las bancas del parque por el cual debían pasar vio una familia con sus hijos. Esto había hecho que algo dentro de su mente hiciera click ató los clavos sueltos y dedujo lo que estaba pasando pero se quedó callado.

-La cita de ambos chicos continuó con normalidad. Pasaron un buen rato juntos. Por una vez Mía-chan pudo distraerse y convivir con alguien que tenía sus mismos gustos; cayendo la noche, los dos enamorados llegaron a la mansión donde vivía la pequeña pianista junto a sus amigas que ahora eran madres.

No quisieron hacer ruido para que cierta persona no les hiciera mil y un preguntas. En la sala los dos se sentaron. Se miraban muy cariñosos por eso empezaron con un pequeño beso que fue el primero de la pianista.. Luego vino otro pero este era un poco más fuerte y lleno de pasión pero cuando las cosas estaban por subir de tono casi se habían olvidado que estaban en una casa donde hay niños pequeños.. Mía-chan pudo escuchar que del patio una voz que conocía a la perfección entonaba una canción muy familiar para ella. Por eso mismo acompañada de su pareja de ese día fueron al lugar donde estaba la dueña de casa con los pequeños que tuvo hace poco con Tamamo…

"Ame ni nureta hoho wa

Namida no nioi ga shita

Yasashi manazashii no

Tabibito

Shizuka ni hibiiteru

Natsukashii ongaku

Omoidasenai kioku

(Cantaba la mujer de pelo castaño a sus bebés teniendo un gran nudo en su garganta…)

Samayou

Yume wa tobitatsu no

chiisa na tsubasa de

Omoi no kienai basho made

Futari de

Tooi, umi o, sora o, koete

(Mía-chan estaba a espaldas de su hermana mayor quien seguía cantando la canción que pensó había olvidado. La pequeña niña llevó su mano derecha a su corazón mientras intentaba con todas sus fuerzas que las lágrimas no cayeran de sus ojos…)

Kurai yoru no naka de

Watashi o terashiteru

Yasashi manazashii no

Anata ni

(El canto de la dueña de casa continuó mientras su voz se rompía en mil pedazos al igual que su corazón. También sucedió lo mismo con la pequeña niña que dando pesados pasos se acercó donde estaba la mujer de cabello castaño… Teniendo también en sus ojos pesadas lágrimas que corrían por sus ojos)

Aitai…"

(Siendo este el final de la triste canción la dueña de casa se dio la vuelta mirando a su pequeña "hermanita" con sus ojos llenos de lágrimas pesadas. Los ojos de Mía-chan también estaban manchados por miles de gotas de agua pesada. Sus palabras apenas podían salir ya que, un gran nudo se había formado en su garganta pero lo único que pudo decir fue…)

[...]

—¿Cómo conoces esa canción, hermana? —Preguntó la pequeña pianista con el corazón hecho pedazos por haber recordado la última vez que escuchó esa canción..

—Yo me encargaré de los bebés, Darling. Ramón sé qué estás allí —dijo Tamamo al ponerse de pie del lugar donde estaba. Tomó con cuidado a sus hijos de los brazos de su mujer. Con pesados pasos llegó donde su yerno..

—¿Qué ocurre? —Ninja estaba confundido por todo lo que sucedía.

—Es algo que no nos corresponde. Vamos a la sala y dejemos que ellas arreglen sus problemas… —susurró la dama zorro perdiéndose en la oscuridad de la sala.

—Sin saber qué más hacer el chico de pelo azul dio una última mirada donde su pareja y luego volteó siguiendo a la matriarca de la casa.

—Te lo preguntaré de nuevo ¿dónde escuchaste esa canción? —Mía-chan quien tenía sus ojos ocultos entre los mechones de su cabello exclamó..

—La dueña de casa se acercó tomando entre sus brazos a la pequeña—. —Lo siento. Perdón por haberte mentido todo este tiempo… No pensé que esto podría llegar a este punto.. Mía-chan… mi pequeña. Perdón por haberte ocultado la verdad

—¿De qué verdad me hablas? —Apartándose del cuerpo ajeno. La pequeña pianista miró como su hermana estaba llorando..

—Por un momento el color del cabello de la antigua demonio cambió a blanco dejando sorprendida a su niña quien dio un paso atrás..

—No.. No.. Esto debe ser una broma… —Tartamudeó la pianista sujetando su cabeza con ambas manos negando con la misma. No podía creer lo que estaba viendo..

—Soy tu madre pequeña… Tuve que irme de tu lado porque Samanta.. Iba a hacer algo realmente tonto contigo. Todo por que el maldito con el que se enredo no quería que estés cerca… Podría haberte llevado conmigo pero… En ese tiempo.. Yo.. Seguía peleando contra mis propios demonios.. No quería que pasarás por lo mismo que yo..por eso mismo no pude hacerme cargo de mi hija.. Lo siento.. Lo siento.. Está bien si me odias.. Me lo merezco después de todo… —Las palabras de la ascendida no pudieron terminar de escapar de sus labios por…

—¡Eres una idiota…! ¡Una idiota..! ¡...No sabes todo lo que tuve que pasar! ¡Esa mujer me maltrataba…! ¡Solo podía ser feliz estando con Lanzhu y Shioriko..! Cuando… Soñé aquel beso.. ¿Eras tú, cierto…? —Preguntó la niña de ojos claros que se abalanzó contra el cuerpo ajeno rodeando la cintura de su madre con ambos brazos haciendo que el abrazo fuera fuerte pero cargado de sentimientos mismos que ella había dejado escapar en forma de pesadas lágrimas que mancharon las ropas ajenas.

—Sí… —Fue lo único que dijo la mujer de pelo castaño quien abrazó también a su hija.

—No quiero que me vuelvas a dejar… idiota… —Susurró entre sollozos. La pequeña de ojos claros continuaba llorando.

—Nunca lo haré mi pequeña.. Nunca lo haré.. Después de todo, cómo podría dejar que la niña que tuve en mi vientre se lastimará de nuevo —dijo la mujer de pelo castaño.

—No te vayas de nuevo.. Mamá.. —dice la jovencita de cabello rubio teniendo sus ojos cerrados y su cabecita acomodada en el pecho de su madre que lloraba en silencio.

—Nunca más lo haré..no me iré mi pequeña princesa… —La mujer de mirada azul sin soltar a su hija la envolvió en unas grandes alas que ella había creado con su magia…

[...]

A la mañana siguiente…

—¿¡Cómo que Mía-chan es tu hija!? —Varias de las mujeres de la antigua demonio pusieron el grito en el cielo.

—Fueron cosas que pasaron. Todo fue antes de conocer a Tama-chan y a todas ustedes… —Responde Asuka con una pequeña y nerviosa sonrisa mirando a un lado siendo que su ahora hija estaba sujetando el brazo de su progenitora.

—Esto parece sacado de alguna novela o de la Rosa de Guadalupe..me cae —susurró Taiga-chan quien estaba al lado de su yerno.

—Pues creo que somos una más en la familia —dijo Shiki-chan.

—Parece que sí…