Notas

Ni Shaman King ni la canción me pertenecen, Shaman King le pertenece a Hiroyuki Takei y la canción es de me llamo Sebastián. Este Fic es un AU moderno donde no tienen poderes y cada quien lidia con su vida como puede (Igual que el resto de nosotros). " " Diálogos, ' ' comillas de referencia, ( ) pensamientos, - i - mensajes, ^llamadas telefónicas^ +Recuerdos+

En el contenido de este fanfic se muestran descripciones del acto sexual entre adultos que brindan su consentimiento, Personajes sexualizados, sin moral, cometiendo actos sexuales, Sexo Casual, por lo tanto se recomienda discreción al leer, Lectura solo para mayores de edad.

Masaje

Estaba harto de estar esperando, nunca le había gustado, pero las salas de los corporativos siempre sacaban lo peor de él, miró nuevamente a su alrededor algo desesperado ¿Qué clase de Idiota lo citaba después de su hora de salida para un masaje y lo hacía esperar? Lo único bueno es que cada minuto tenía un precio extra y a juzgar por la oficina el tipo podría pagarle, pero el hecho de hacerlo trabajar fuera de horario lo tenía furioso, odiaba que lo hicieran hacer horas extras pero necesitaba dinero. Miró a su alrededor, se sostenía dando masajes a empresarios estresados pero ¿de qué se estresan? tenían suficiente dinero como para sostenerse y darse lujos estúpidos (como un tipo que venga hasta tu oficina a manosearte para liberar el estrés) él era mucho más simple solamente se conformaría con dinero suficiente para poder liquidar su deuda de la tarjeta y poder comprar de vez en cuando algo lindo a su hermana, o bueno juntar el dinero suficiente para sostenerse mientras cumplia su sueño de sembrar un gran campo de plantas y solo dedicarse a ello.

Horo era simple y lo que perdía de vista era que estas personas tenían otras responsabilidades mucho mayores que compensaba la cantidad de dinero, y que cuando fallaban tenían más que perder. Sintió una mirada pesada sobre él, era un chico menor que él quizás hasta un poco menor que Pilika "¿También vienes a una entrevista de trabajo?" le preguntó tímidamente Horo sonrió "No yo…" "Qué no ves que ese tipo solo es un masajista?" le interrumpió otro hombre de traje, alguién más que iba por el empleo, odiaba eso de la sociedad ofrecer un puesto de necesario trabajo como si en lugar de personas fueran perros detrás de una carnaza y la inexperiencia del chico era evidente no tenían porque tratarlo así "Oye cálmate, no tenía por qué saberlo ni tú por qué tratarlo de ese modo" el otro sonrió entre coqueto y burlón "Y tus masajes tienen final feliz?" solo entornó sus celestes ojos al cielo antes de responder acostumbrado a que su trabajo fuera tomado como sinónimo de prostitución "Depende" "De qué?" "De si puedes pagarlos los míos valen al menos 7 cifras y dudo que tú puedas pagarlas" el otro chico solo se sonrió con Horo mientras el aludido se sentaba en un sillón lejos de ellos.

Finalmente una secretaria se acercó hasta ellos, la chica era una belleza, pero estaba acostumbrado a los corporativos y su hipocresía de solamente usar a la gente por su imagen "Sr. Usui, el Sr Tao lo está esperándo sígame por favor" Horo obedeció con una sonrisa amable, su máscara para el trabajo, después de varias puertas de cristal y largos pasillos pobremente iluminados llegaron a una oficina amplia con un escritorio frente a un gran ventanal con la mejor vista de la ciudad que Horo haya visto, había tambien una sala y del lado derecho lo que parecía ser una cantina, la chica le hizo un ademán para que esperara, cosa que Horo hizo mientras veía la oficina como niño pequeño, había visto el lujo pero esto ya era otra cosa que dejaba al lujo atrás, cerca de donde él estaba en la pared había un retrato familiar, un niño, una mujer que parecía ser albina, aún así atractiva y un niño que había heredado la imagen de su madre aunque la mueca era del padre, vió al padre, su cliente, no lo negaría era un hombre atractivo su piel blanca su cabello oscuro y largo y unos ojos por los que sin dudarlo haría lo que fuera, movió la cabeza tratando de alejar las tonterías al parecer este tipo sería la clase de cliente que te multaría solo por decir un chiste, no quería ni imaginar lo que haría si se le iba la mano.

"Sí Jeanne, no voy a llegar hoy, pues me van a dar el masaje que querías que me dieran para tranquilizarme *hace ademán con la mano para que Horo se acerque a donde está él con su secretaria y Horo obedece* Sí... dale mis saludos a Men... Nos vemos mañana, ya te lo había dicho que me quedaría en el hotel, si lo que digas... te quiero, descansa." Horo nunca había escuchado ese tono tan frío y desentendido para dar amor, pero supuso que era cosa de ricos, a veces le parecía que tenerlo todo tenía un precio alto sobre los afectos. "Muy bien Usui, recomendaron mucho los servicios de tu compañía así que espero que sepan fundamentar su fama, por desgracia el masaje no será aquí ya que mi sala de masajes decidió tener un desperfecto el día de Hoy, una de las limusinas te llevará a la Suite presidencial de nuestro hotel yo te veré allá" Horo se mantuvo profesional aunque por dentro gritaba como niño pequeño esperando que en verdad solo quisiera un masaje, abrió su maleta sacando un par de formatos que para mayor vergüenza iban algo arrugados, la cara de la secretaria fue de horror absoluto cuando se los entregó a Ren quien solo arqueó la ceja.

"Mientras llegó al hotel y me acomodo podría por favor llenar los formatos? es para ver que preferencias tiene, es decir si le gustan los aceites esenciales, que tipo de música prefiere para relajarse y ese tipo de cosas" la cara de fastidio de Ren no tenía precio "Quién rayos te crees? No sabes con quien hablas?" empezó Ren molesto y bueno Horo nunca se había distinguido por callarse "Yo no me meto con lo que sea que haga Sr, le ruego por favor haga lo mismo, respete mi trabajo y llene los formatos" Ren lo miró entre sorprendido y hostil, al menos le daba que tenía lo suficiente para hablarle de ese modo o quizás solo era más tonto de lo que aparentaba, tonto o no, igual tenía agallas y eso era de admirarse, luego lo recorrió con la mirada como analizándolo de un modo que logró hacer creer al peliazul que la filipina que llevaba era transparente, miró a la secretaria "Llevalo al estacionamiento y que lo dejen en el hotel, dile por favor a Bill que se prepare bajo en cinco minutos" dijo mientras tomaba una pluma y llenaba los formatos. Al salir Horo volvió a mirar la fotografía, al menos había algo que respetarle al señorito arrogante, su hijo se veía feliz era la primera vez que tratando a este tipo de gente veía una fotografía con un niño feliz.

En la limusina lo trataron como rey, como le gustaría que Pilika lo viera, o que lo acompañara para que pudiera vivir algo así y sacará la cara de vez en cuando de los libros y la escuela solo por un cambio, cerró los ojos por un momento y en verdad esperaba que no pasara nada raro, por lo general cuando le pedían ir a otro sitio era un NO, pero ahora simplemente había cedido y si era sincero con él mismo necesitaba demasiado el dinero extra, llegaron a recepción donde el chofer lo dejó con la recepcionista, "Buenas Tardes Sr Usui acompañeme por favor" le dijo la chica que si era sincero era una copia fiel a la secretaria, al parecer en Grupo Leidi la imagen era algo estricta y sin modificaciones "Tiene hambre? Desea beber algo?" le preguntó mientras Horo veía la entrada al restaurante que para variar también era elegante "No, muchas gracias, no suelo beber en horas de trabajo" dijo sonriendo la chica simplemente le ignoró mientras le guiaba al ascensor "Si cambia de opinión el chef se retira pasadas las 2 de la mañana, por favor comuniquese con alguien de recepción de ser así" Horo solo asintió sin sentir que las palabras le salieran mucho al ver los acabados del Hotel, nunca creyó que el lujo se pudiera exagerar pero parecía que estaba equivocado.

Abrió las puertas de la habitación, y es que era más que eso, era un departamento amplio y lujoso, lo dirigió a la recamara donde no pudo evitar notar las sábanas de satín, dorado y negro era la combinación de todo, y tenía lógica era una gama de colores que iba perfectamente con el dueño de todo, la mujer abrió las puertas de la sala de masajes, eso era un sueño ni siquiera las salas del Spa insignia de su lugar de trabajo se veían de ese modo, camas suficientes un par de tinas para diferentes tratamientos y por supuesto un baño turco, no pudo contener un silvido de admiración al verlo, la joven le hizo acercarse a la que parecía ser la mejor entre las camas de masaje presentes con sus respectivos muebles para que pudiera colocar su material "Puede colocarse aquí señor Usui, el señor no tardará en llegar por favor sea rápido y el Sr Tao no acepta un no por respuesta así que por favor si tiene alguna duda consulte con nosotros marcando el 5 de cualquier teléfono antes de molestarlo con una negativa por favor" el chico asintió arqueando una ceja ni Dios tenía tantas exigencias.

Al cabo de algunos minutos llegó Ren a la suite, el peliazul se asomó por la rendija de la puerta de la habitación viendo como el empresario se retiraba la gabardina, era delgado pero a pesar de eso tenía buena figura, cintura estrecha, hombros fuertes pero acordes a su morfología y ese traje le sentaba como un guante, seguramente era hecho a medida, como buen hombre de negocios venía hablando por teléfono, discutiendo, al parecer no sabía hablar de otro modo ^No, ya te dije que no, dile al Sr. Asakura que si no puede a la hora estipulada reagende, ¡No! no estoy a la hora que a él le plazca^ con eso colgó el aparato y lo aventó al sillón mientras caminaba hacia la pieza aflojando la corbata, el Ainu se metió a la sala vió como Ren tomó una de las batas y volvió a salir sin decir una sola palabra; después de un par de minutos regresó con las hojas en la mano "Toma, no me gusta que me embarren cosas" Horo sonrió "No lo hacemos por capricho señor pero... es necesario para que las manos resbalen como deben sin lastimarlo" inició Horo viendo que se le iba la venta "Me marea como huelen, creo que prefieres perder tu venta a que esté vomitando no?" Horo alzó las cejas ante los buenos instintos y la sinceridad de su cliente "Como desee sin embargo mire, tengo este, es de durazno y el olor es muy ligero por si gusta comprobarlo" dijo el peliazul acercandole el frasco, el pelinegro acortó aún más la distancia y tomó el frasco con todo y la mano del Ainu quien a pesar de un ligero sonrojo se mantuvo estoico mientras sus pupilas divagaban por el escote de la bata del de menor tamaño quien le soltó solo murmurando un "Está bien".

Horo tomó las hojas y verificó que las cosas estuvieran en orden según el tipo de masaje elegido, lo que usaría y este tipo no había elegido música por lo que verificó "Veo que no eligió música? Quisiera conversar?" Los ojos dorados del otro le miraron de manera profunda "Soy una persona que aprecia el silencio" dijo y Horo solo asintió con la cabeza suspirando porque se iba a meter la aburrida de la vida sin música y sin plática, pero por otro lado necesitaba el dinero y el billete era grande y sabía que con clientes de alto perfil tenía que ser extremadamente amable y si de manera estricta era un cliente de muy alto perfil además de todo si era eso al menos tenía suerte que fuera con un hombre atractivo y no con lo que luego tenía que lidiar, pero porqué no le podía tocar lidiar con una rica heredera? "¿Cuánto tardarás?" lo interrumpió la voz de su cliente "el programa es de una hora si requiere tiempo extra se cobra por aparte así como las peticiones especiales que tenga que no vengan estipuladas en los formatos que firmó" dijo el peliazul agotado de repetir las políticas antes de un servicio el otro sonrió cual tigre localizando una presa "Entonces si te pido más que un masaje?" Horo suspiró odiaba a estos tipos todos eran iguales cerdos con diamantes "Depende de cada facilitador, se fija el precio y ya" la sonrisa del de dorados ojos se amplió "Y qué hay de tí?" el de ojos azules se encogió de hombros "Tiene que ser una cantidad muy tentadora, de momento le digo que no lo hago por menos de una cifra de 7 dígitos" el chino rió de buena gana "Primero tendrías que dar una prueba de calidad no?" el Ainu sonrió "por supuesto que no, estoy consciente de lo que valgo"

A Ren le parecía que aunque apuesto el masajista estaba como drogado si creía que pagaría tal cifra solo por sexo, parecía atractivo y que tenía buen cuerpo pero nada por qué escribir a casa, lo encontraba normal pero no especial, "El tiempo que hemos tardado para llegar hasta acá y que te acomodaras se cobra?" Horo arqueó la ceja de un momento a otro al Señor Oro y Negro empezó a contar los centavos de igual modo mantuvo un tono de voz tranquilo para responderle, "No señor, el reloj empieza a correr cuando inicio el masaje, al no haber programaciones posteriores es una pequeña deferencia que tenemos con nuestros clientes" Ren sonrió pese a lo que parecía y aunque algo egolatra el tipo era profesional y esa era una cualidad que al chino le encantaba, sin importarle la profesión de quien tenía en frente había algo terriblemente incitante en el otro, quien le pasó una toalla a Ren que no dudó en rozar nuevamente sus dedos en los del masajista ya que le gustaba la sensación que eso provocaba, además que le gustaba como eso lograba encender un poco las mejillas del señor experto masajista le provocaba a ir más allá pero ni de coña iba a pagar millones solo por un rato.

Ren salió para colocarse la toalla en la cintura lejos de los curiosos ojos azules de su empleado, al volver a entrar vió que el otro estaba listo para iniciar, suspiró encomendándose a todos los dioses para que esta ridiculez funcionara y esfumara los problemas que estaba teniendo con su esposa. "Le ayudo?" preguntó el Ainu estirando las manos para poder ayudar a desvestir a su cliente, Ren que estaba más que acostumbrado a ese tipo de atenciones solamente estiró los brazos a los lados para que el de la filipina lo desvistiera, el chico fue muy amable ya que retiró la bata de manera delicada como si se tratara de un emperador, muy diferente de los modos agresivos de sus amantes ocasionales. Por su parte Horo no pudo evitar notar lo bien que estaba Ren, un cuerpo delgado pero marcado y trabajado, un cuerpo que sin lugar a dudas sería un verdadero placer tocar y estimular, él admiraba la belleza donde fuera sin importar el género o preferencia del dueño y el Sr Tao tenía un cuerpo digno de admiración. Con cuidado de no tocar nada estiró la toalla para que solamente le cubriera las nalgas sin que le molestara al frente un movimiento que tenía más que perfeccionado al ser una zona delicada, y al nunca propasarse ni ver más de la cuenta, ese pequeño cuidado con sus clientes siempre le había traído buenas propinas.

Para Ren el simple hecho de estar acostado a merced de un desconocido hacía que su estrés aumentara al triple cosa que por los niveles que manejaba parecía casi imposible solo trató de respirar profundo y con suerte se dormiría y cuando despertara ya habría terminado con el molesto trámite. La camilla quedaba a la altura de la cadera del masajista, Ren giró la cabeza por un momento antes de acomodar la cara viendo al piso notando perfectamente la anatomía del servidor, parecía bien dotado, metió la cara para volver a sacarla cási de inmediato cuando sintió que lo subieron, volteó cási furioso a ver al peliazul "Lo lamento debí haberle advertido solo estoy ajustando la altura" dijo mientras sonreía como idiota, Ren solo suspiró tratando de juntar toda la paciencia que poseía, solo sería una hora, no tendría que soportar más a este sujeto una vez pasados los 60 minutos, aunque sería una lástima porque visualmente era agradable, su cabello, sus ojos demasiado pequeños para su gusto pero de un color maravilloso, y bueno esa sonrisa fácil y coqueta era contagiosa.

Horo calentó el aceite entre sus dedos el sonido de sus manos frotándose entre sí causó que Ren se mordiera los labios, estaba más que expectante "Voy a iniciar sentirá algo de frío" comentó el Ainu con un tono tranquilo, cuando el empresario sintió las manos del otro en su espalda había brincado un poco "Lo siento" murmuró el masajista sin la menor intención de quitar sus manos de la espalda ajena que solo se tensaba más "No hay problema" dijo el chino tratando de mantener un tono plano de voz, le fue muy difícil ya que había una cierta sensación en su bajo vientre que le imploraba dejarla escapar en forma de gemido o chillido emocionado, pero su orgullo era demasiado grande para eso, solo respiró más profundamente tensandose más con cada toque "Podría por favor intentar relajarse, si se pone duro esto no servirá de nada, por favor" dijo el peliazul quien parecía más estar peleando con el que dándole un servicio, sabía que había clientes que de inicio se tensaban pero lo que hacía este tipo era ridículo "Podría encender una vela aromática para ver si así le es más sencillo relajarse?" preguntó, el pelinegro negó con la cabeza "No, eso me da nauseas" escuchó el resoplido molesto que el de filipina le dió antes de protestar "ayúdeme a ayudarle" dijo mientras aplicó un poco de presión que pareció desarmar al de ojos dorados en un instante haciéndolo liberar un gemido.

Continuó un rato más con la espalda en lo que duraba el efecto de esa relativa calma en el otro bajando un poco más la toalla de las lumbares del chino y dejándola en el inicio de sus glúteos, solo dejando justo antes del inicio de la división. Pasó de la espalda a sus piernas nuevamente apretando lo suficiente para relajarlo aprovechando el tiempo de ventaja que tenía, más aceite entre sus manos cálidas que lo entibiaba dando la idea que lo que hacía era más personal que un solo servicio de masaje dado por un profesional; ahora que estaba más relajado Ren podía comprobar que en verdad eso era lo que necesitaba, ser tocado de ese modo, le gustaba la sensación de las manos ajenas resbalando por su piel con ayuda del aceite en esa temperatura y a esa presión que era perfecta, y donde pensaba que requería de más el otro se quedaba por un poco más de tiempo como si le leyera el pensamiento, y en su mente la idea que si así se sentían sus manos seguramente el resto del masajista se sentiría mejor idea que pasó junto con el efecto de activar sus puntos de presión para obligar a relajarlo.

El terapeuta detestaba usarlos contra sus clientes pero en casos extremos le ayudaban bastante, despegó un poco la cadera de la mesa al escuchar gemir a su cliente quien al parecer estaba apenado ya que sus orejas se habían coloreado de rojo antes de soltar un "Lo siento" Horo sonrió aliviado que su cliente tenía la cara viendo al piso y era incapaz de notar su erección "No se preocupe, pasa bastante seguido" dijo el peliazul de manera comprensiva "si gusta, puede seguir liberando su voz, me indica que voy por buen camino y a usted le ayuda a relajarse" dijo de manera tranquila mientras sus manos divagaban más tranquilamente en la espalda del chino y tal como había anticipado el chico estaba bien, firme, y a la vez suave, un placer poder brindar un servicio "No vuelvas a usar mis puntos de presión en mi contra o no te pagaré el servicio" dijo el empresario severamente mientras sintió como por un instante las que se tensaron fueron las manos del masajista "Yo... perdone Sr Tao, es que no se relajaba y si no puedo usar aromaterapia..." "No te dejo opciones?" dijo Ren sarcásticamente soltando una carcajada "Harías algo por mí?" dijo retomando la plática "Lo que usted requiera Sr" respondió el otro de manera servil, al pelinegro le gustó ese tono.

No dijo nada por un rato, solo se dedicó a sentir de verdad el chico era talentoso aunque al millonario no le gustaba que lo tocaran, entonces fuera de su esposa y algunos amantes ocasionales no tenía mucho parámetro de comparación, pero si le preguntaban estas eran manos expertas, no lo pensaba mucho conforme los pesados suspiros y gemidos salían con facilidad de sus labios, y si alguien le hubiera comentado que sería tan ruidoso por un simple masaje no lo hubiera creído, pero no solo quería masaje quería más y aprovechando la buena disposición del empleado haría peticiones que ni drogado hubiera pensado siquiera decir en voz alta, después de todo qué era lo peor que podía pasar que el otro se ofendiera y se fuera, simple no le pagaría, era ganar ganar o para su cartera o para sus bajos instintos volvió a tensarse mientras escuchó un muy bajo "rayos, íbamos tan bien..." del masajista a un volumen que le sorprendió oírlo, quizás era que le estaba poniendo demasiada atención "Lo siento, es que no puedo relajarme si soy el único desvestido podrías, no sé, quitarte la ropa?" Horo no pudo controlar el color al que sus mejillas se encendieron "Señor... eso no viene estipulado..." "En las formas... ya lo sé, pero tú mismo dijiste que podía pedir cosas extra y acordaríamos el precio" Horo suspiró asintiendo no muy convencido, no sabía cómo leer a este cliente "Cuánto me cobrarías por quedarte en ropa interior?" el Ainu suspiró no era tan malo después de todo solo tendría que desvestirse.

"Diez mil Yenes" dijo el Ainu, el chino sonrió pensando que hasta eso tenía suerte, para haber vociferado tanto, su desnudez valía relativamente poco "Bien, pásame mi cartera" Horo obedeció, Ren se movió tirando la toalla al piso y para sorpresa del otro ni siquiera intentó cubrirse y los celestes ojos vagaron por todo el cuerpo de su cliente quien sonrió más al sentirse admirado "Toma" dijo extendiendo los billetes los cuales Horo tomó "Pero son 6 billetes de 2 mil" la sonrisa maliciosa del chino iluminó sus dorados ojos con lujuria "Son una propina pero hazlo entretenido" dijo con un tono sensual de voz. El masajista volteó a donde estaba su cliente y desviando la vista al piso se quitó lentamente primero la filipina luego los zapatos, los calcetines seguidos del pantalón al mirar a los ojos de su cliente no pudo contener la erección que le causó ver que el pelinegro se mordía los labios al tiempo que observaba su virilidad a través de la ropa interior, terminado el espectáculo y mientras Horo acomodaba su ropa y su dinero Ren volvió a recostarse dispuesto a disfrutar el toque de su masajista teniendo claro que si el tiempo llegaba a su fin lo extendería un poco más.

Horo volvió con su cliente trayendo en las manos una toalla limpia con la cual pretendió cubrir a su cliente en cuanto Ren leyó sus intenciones lo detuvo "No me pongas la toalla" el peliazul arqueó una ceja pero no pidió explicaciones solo se limitó a un "Está seguro Sr Tao" el de ojos dorados asintió, el masajista continuaba con su labor no hablaba más que para volver a advertir cada vez que usaría el aceite, su mente estaba divagando que gracias a ese dinero podría comprar la computadora que su hermana tanto necesitaba para la universidad y en un movimiento debido a su distracción pegó más su piel a la de su cliente rozando muy cerca del area prohibida, se quitó rápidamente, al cliente pareció no importarle mucho ya que simplemente suspiró como si esperara algo más, el ainu movió la cabeza tratando de controlar su sonrojo y los pensamientos que rondaban su cabeza se volvió a aceitar y continuó frotando la espalda ajena teníendo plena conciencia de donde pegaba su cadera ya que no podía conseguir que su cuerpo dejara de reaccionar cada vez que tocaba al otro (Esto es ridículo, por qué no puedo controlarme, no es la primera vez que hago esto en estas circunstancias) pensaba mientras continuaba con su labor algo cansado de que su pecho se acelerara cada vez que su cliente decidía soltar un suspiro de satisfacción, presionando sus manos más de lo debido abarcando más piel de la que debería.

Ya eran demasiadas casualidades que las manos del profesional rozaban muy cerca de zonas que ni siquiera debería de mirar, al cliente no le importaba ambos pretendían que no pasaba nada más allá de un contacto profesional, para suerte del peliazul el otro no se daba cuenta como pegaba su cuerpo de más a los muebles tratando de aliviar su propio deseo con el estímulo que recibía "Eres muy callado, nunca lo hubiera pensado" interrumpió el chino haciendo que el ojiazul sonriera "Ud. refirió que prefería eso, yo solo cumplía con sus órdenes" el otro sonrió "Ya no quiero eso, quisiera oirte" Horo suspiró al parecer era hora de iniciar con las mentiras y nada le causaba más flojera "creo que ya es suficiente en la espalda, la camilla me deja un poco rígido el cuello podrías...?" Horo sonrió "Por supuesto, permítame" el de ojos dorados se sentó estirando su mano para pedir la toalla cosa que el más alto entendió a la perfección acercándose pero dejando que su cliente fuera quien la colocara a su gusto mientras por lo bajo sonreía al ver que su cliente no había sido del todo indiferente a las dedicadas atenciones que le había dado.

El Ainu tomó una pinza para cabello y se acercó a su cliente tomando su cabello con delicadeza despejando su cuello y hombros, la sensación le agradaba "me gusta su cabello" dijo sin pensarlo mucho era un comentario genuino, los cuales eran poco frecuentes con los clientes por lo general con ellos solo decía lo que querían oír y terminaba agotadísimo y asqueado de tantas mentiras, Ren no dijo nada aunque tomó el halago de buena manera es que acaso la aparente capa de 'profesionalismo' de su masajista estaba empezando a quebrarse? respiró profundamente al momento de sentir el aceite en su cuello y los dedos presionando de manera experta no pudo contener el gemido cuando por fin sus hombros fueron tocados parecía que le quitaban peso que había cargado sin saberlo durante años, desgraciadamente la alarma sonó marcando el fin de la hora estipulada, Horo terminó el masaje en cuello y hombros tomando cinco minutos más " Y bien?" preguntó para saber cómo ocuparía su tiempo o si tendría que levantar todo el de dorados ojos simplemente subió la vista "¿Cuánto vale tu tiempo?" preguntó sonriendo maliciosamente, el Ainu estaba más pendiente de la hora que de sus respuestas "Depende de cuánto tiempo más necesite el minuto tiene el mismo coste pero al ser extensión de tiempo cada uno vale un 15% extra además que si usted dice que solo necesita por poner un ejemplo media hora más se extiende pero al terminar ese tiempo, no es posible extenderlo nuevamente y si terminamos después de las 11 de la noche será necesario que usted arregle mi traslado a casa, todo está estipulado en la forma" dijo tomando el documento y señalando los párrafos requeridos, el chino no pudo evitar alzar los ojos en señal de fastidio, ya había leído los ridículos párrafos y también sabía que lo más que podía tener al masajista con él eran tres miserables horas, le gustaba y odiaba admitirlo pero el masaje le había dejado con ganas de más, no se conformaría con esto.

Suspiró tomando una determinación como el excelente hombre de negocios que era después de haber meditado los pros y contras así como las ganancias y riesgos de sus decisiones "Dijiste que tu precio por quedarte era *arremedando a Horo* 'una cifra de 7 dígitos' dime cuales?" ambas cejas del aludido se levantaron al tiempo que sus ojos se abrieron en sorpresa "Di... *ajem* diez millones" el empresario enchuecó los labios cási indignado "Esa es de ocho dígitos, Idiota" Horo sonrió "Es que ya incluye los insultos por esa cantidad lo dejaría hasta escupirme en el rostro, además me gusta el número 10" dijo Horo sonriendo, estos tipos eran avaros y nunca aceptarían una cifra así, el chino sonrió complacido al ver que después de todo no estaba tratando con un corderito al parecer para negociar el masajista era todo un lobo "Te doy 15 pero quien dá las órdenes y pone límites soy yo, Trato?" Horo lo pensó por un momento era mucho dinero, por supuesto que le alcanzaría para la computadora y ni hablar de la deuda de la tarjeta la liquidaría en un pis pas pero quizás al tipo este le gustaba golpearlo o cosas raras, luego estos tipos eran muy extraños pero el pago era estupendo, sería tonto dejar pasar la oportunidad "Claro!" dijo sonriendo ampliamente y aunque no quería admitirlo el corazón de Ren dió un brinco al ver esa sonrisa "Bien, dame la bata" Ren se levantó y apresurado Horo le puso la bata acariciando su piel con sus dedos antes que la tela lo hiciera, el cliente notó como las manos ligeras de su masajista se habían vuelto más pesadas de momento.

Ren llegó con el cheque entre los dedos mostrándolo al más alto pero sin dejar que lo tomara "Aún no, primero debes cumplir y al terminar con gusto te lo daré" "Usted es quien pone las reglas" dijo el peliazul encogiendo los hombros sin disfrazar la amargura en su voz "Bien, cuál dijiste que era tu nombre?" exclamó desde la habitación en la que se deshacía del cheque hasta que lo necesitara nuevamente "Horo Horo señor, usted cómo quiere que lo llame? (mientras no me salga con la babosada de que señor...)" el empresario abrió la puerta que conectaba la habitación con el salón privado de Spa, la noche ya había caído y la iluminación era leve, en dorado "Suena extraño, puedes llamarme Ren" el Ainu sonrió mil juegos de palabras vinieron a su mente con ese nombre pero no lo haría porque sabía que pisaba hielo muy delgado y que ese dinero tan fácil como había venido podía irse, cerró la conexión viendo a su cliente sentado en la cama cruzando las piernas definitivamente una visión deliciosamente tentadora, se acercó hasta él y con el tono de voz más aterciopelado que tenía musitó "Bien Ren, prepárate para una noche inolvidable" mientras bajaba la cabeza para besarlo en los labios, invitación que el pelinegro no tardó en rechazar.

Ren puso el pie en el pecho de su amante, la bata acomodada de manera que solo se viera el pecho y la pierna de su usuario de modo seductor, los ojos azules con dudas se toparon de frente con los dorados y esa mirada de seguridad por la que podría arrodillarse "Sin besos en los labios a menos que yo cambie esa órden, ahora... *bajando un poco el pie a modo de caricia sobre su línea media* Retíralo..." Dijo señalando con los ojos la ropa interior del Ainu quien amplió la coqueta sonrisa que adornaba su apuesto rostro "Como desee..." el chino bajó el pie lentamente, el peliazul comenzó a retirar la prenda de manera tan dolorosamente lenta que hacía que su compañero temblara levemente de deseo, se iba a acercar a él cuando nuevamente lo frenó con el pie bajandolo un poco haciendo que se hincara ante él ya en el piso Horo tomó con delicadeza el talón del pie como si estuviera colocando un zapato para acariciar con sus pulgares en lo que sus labios exploraban la piel ajena solo los costados mantuvo la mano en el talón mientras la otra iba subiendo acariciándolo por la parte posterior de su pierna sus labios siguiendo el camino de sus dedos mientras las manos del halagado se aventuraban acariciando el celeste cabello de su amante.

Ren sentía un pequeño cosquilleo en las yemas de sus dedos mientras su mente se intoxicaba ante la visión y la creencia que él controlaba al otro, sonrió cuando sus ojos se toparon con los del masajista quien le sonreía como pidiendo autorización para quitarle la bata, el empresario asintió sonriendo, con una delicadeza inusitada el Ainu deshizo el nudo de la cinta dejando a un lado los extremos, metiendo las manos en la abertura entre la bata y la piel de la cintura de Ren, no pudo evitar relamerse los labios al tener problemas para definir cuál era más suave si la piel de Ren o la Seda de su fina bata, fue subiendo por los contornos de su cuerpo acariciando el frente con sus pulgares apretandolos un poco al pasar por los pezones rosados, nada para lastimarlo pero lo suficiente para estimularlos y hacerlos más notorios, el gemido que soltó el chino fue suficiente confirmación que iba por buen camino mientras sus labios besaban y lamian la cara interna de sus muslos, volvió a voltear para ver el rostro de su amante en el momento en el que la bata resbaló por los brazos del de ojos dorados exponiendo su pálida piel.

"Sabes cuál es el mejor antídoto contra el estrés?" el pelinegro negó con la cabeza mientras Horo volvía a besar sus muslos cada vez más cerca de su hombría "Dejame mostrarte entonces" le murmuró para después guiñarle el ojo al tiempo que le separaba las piernas un poco más, dió un largo suspiro, soltando el aire para estimular delicadamente la zona y meterse el miembro del empresario en la boca acariciando con sus labios y lengua primero probando dando pequeñas lamidas e intercalándolas con succión a veces suave y otras un poco más fuerte con el objetivo de tomar a su cliente por sorpresa, y hacer que gimiera más fuerte o arqueara la espalda hechándo la cabeza hacia atrás mientras por lo bajo maldecía por lo bien que se sentía; la mano del de cabello negro se enredó sus dedos en el celeste cabello de su acompañante dando un ligero tirón que hizo que el masajista intensificara sus acciones, para después dejarse llevar y hacerlo al ritmo que el cliente le marcaba a veces abría la boca, solo para desesperar al otro y mantenerlo en vilo un poco más a veces hacía los estímulos mucho más fuertes para sentir como el otro arqueaba su espalda, era algo que le divertía parecía que era el empresario quien tenía el control sin embaro al final del camino quién lo tenía y lo ejercía era él.

Con un movimiento de cabeza quitó las manos del otro de su cabello, tomó el miembro ajeno y lo estimuló con una de sus manos, ahora quería ir a su ritmo, no iba a negarlo el cuerpo que tenía enfrente le provocaba mucho y le hubiera dado el placer que pedía aún si no le hubiera pagado, pero tampoco le iba a hacer feo al dinero que necesitaba, tomó la virilidad de su cliente y la lamió en toda su extensión antes de volver a meterla en la boca y ahora acariciar con la lengua hasta lograr su cometido, sonrió ampliamente al ver que la respiración del empresario había cambiado, Horo tuvo buen cuidado de no tragar la satisfacción de su cliente, levantándose del piso e intentó inclinarse hasta su rostro pero el pie del chino fue mucho más rápido, "Te dije que eso no, hincado... traga" el Ainu obedeció no muy convencido de la petición, sin embargo por una parte le gustó mucho que lo dominaran de esa manera, por lo general cuando un cliente cedía con él solo fingía que el otro tenía el control ya que el que marcaba las pautas era el peliazul aunque siempre les hacía creer lo contrario pero este chico lo había tomado en serio y no soltaría el poder.

Una vez que tragó ante los atentos ojos dorados, el empresario quitó el pie dejandolo acercarse hasta su rotro donde el masajista besó su mejilla de manera dulce para después hacer de su cuello sus delicias al probarlo, besarlo, juntando toda la fuerza de voluntad que le quedaba en evitar marcar ese pálido lienzo que si tan solo le perteneciera en él dibujaría los más hermosos paisajes usando simplemente las marcas que sus labios harían en él; conducido por el deseo de imaginarse dueño de ese cuerpo dio un leve mordisco que aunque arrancó un gemido a su acompañante, después las doradas orbes le miraron con indignación "No me marques" dijo en tono serio el empresario "Sí señor" contestó Horo tomando nota que había cruzado una línea y que no importaba cuanto lo deseara si volvía a faltar seguro la diversión terminaría, volvió a besar el cuello como si los dulces besos fueran una disculpa mientras con sus expertas manos lo recostaban en la cama y acariciaban con delicadeza su pecho haciendo que el cliente se retorciera un poco de anticipación a cada uno de sus movimientos, iba bajando por su cuello a sus hombros usando en algunos momentos los dientes, siempre de manera suave cumpliendo la órden de no marcarlo; en algún punto el cliente le detuvo y le hizo mirarlo al rostro, Horo sonrió ante tal visión el sonrojo del rostro de Ren hacía un juego increíble con el dorado profundo de sus ojos "El cuello no, pero si quieres puedes marcar el pecho" dijo en cási un suspiro tratando de mantenerse tranquilo. Horo arqueó la ceja ante el repentino permiso que no desperdiciaría.

"No es mi culpa que tu cuello luzca tan deliciosamente tentador" dijo en Ainu anclando uno de sus dedos en la escotadura de su esternón mientras con su dedo medio acarició con la uña la línea media de su cuello haciendo que el otro que estaba recargado en sus codos hiciera la cabeza hacia atrás como para facilitarle el trabajo, el cliente solo soltó un bufo junto a la sonrisa que sus labios formaban en su rostro "Eres un coqueto te habían dicho eso?" dijo Ren mientras sus manos ahora se aferraban al fuerte cuello de Horo quien volvió a subir su torso para recostarlo, mientras aprovechaba su propia piel para acariciarlo. De nuevo el peliazul bajo dejando un camino de besos que se convirtieron en mordidas mientras iba bajando, sus manos hacían lo propio mientras con una se abría camino acariciando la piel ajena y con otra contenía ambas manos arriba de su cabeza "Le han dicho que es usted muy atractivo señor mío?" el chino rió de buena gana "No te agotas de mentir?" el masajista dejó de besar el cuerpo del otro mientras que sus ojos azules se clavaron en los dorados "Mucho, pero en este momento no lo hago" le dijo con sinceridad y ese atisbo de honestidad fue suficiente para apenar al millonario como pocas veces en su vida "Estúpido, mejor cállate" dijo en voz baja mientras su acompañante se retiraba del cuerpo ajeno soltando una risita.

El peliazul se estiró lo suficiente para tomar la cinta de la bata que momentos atrás su cliente había usado silvó al momento de sentir la suavidad de la seda mostrándosela "Me permitiría" el pelinegro alzó la ceja pero la sonrisa perversa que se asomaba en su apuesto rostro marcaba que le agradaba la idea de ser vendado "Está bien, solo se cuidadoso" dijo tratando de contener su sionrojo al igual que su erección "Creeme Ren seré extra cauteloso y seré extra dedicado a hacerte sentir bien" dijo al momento de juntar sus muñecas y amarrarlas para después ponerlas arriba de su cabeza y fijarlas a la cabecera de la cama, tomó una de las fundas de las almohadas y la colocó en el rostro de su amante solo lo suficiente para tapar sus ojos; realizado esto le dió un tierno beso en la mejilla que hizo que Ren suspirara lleno de anticipación y deseo, maldiciendo porque había decidido guardar sus labios en un gesto idiota de lealtad; cada vez que sentía esos labios cerca de su piel el arrepentimiento le carcomía pero tampoco quería quedar tan facilito para el otro.

"Ah!" gimió Ren en cuanto sintió como Horo le lamía soplando para erizarle la piel, dejando un camino al que después volvía para limpiar con los labios, el Ainu se relamía cada vez que decidía parar a ver a su amante quien cada vez que le tocaba mostraba signo de que estaba en el límite lo que ponía al otro a pensar cuando debía terminar y detenerse o se quedaría toda la noche? Acarició el pecho del otro, tenía una cicatriz enorme como si lo hubieran partido con un espada a la mitad suspiró, le daba curiosidad pero no quería preguntar y parecer entrometido, marcó con sus dientes los bordes de la misma para después lamer de manera delicada después de acariciarla con sus dedos, como si eso fuera a curar el dolor que alguna vez haya causado "Fue un accidente automovilístico" "Eh?" "La cicatriz, pensé que tendrías curiosidad" concluyó el empresario el peliazul sonrió mirando con ternura mientras continuaba paseando sus manos en la piel ajena aliviando su paso a besos lamidas y de vez en vez pequeños resoplidos solo para ver a su acompañante brincar un poco.

Sonrió al admirar la piel más pálida completamente chinita a causa del frío ambiente, ahora cualquier cosa que hiciera su pareja lo sentiría, se sentó a la altura de los muslos del empresario teniendo buen cuidado que si necesitaba estirarse, sus erecciones quedarán a la misma altura para estimularse mutuamente, bajó maximizando el contacto de ambas pieles, frotando su cadera con la otro mientras sus manos alcanzaban sus axilas y subían por la cara interna de sus brazos masajeándolos, sus labios adueñándose del cuello ajeno mientras marcaba un ritmo suave con su pelvis "Ah! Por todos..." gimió el cliente al sentirse estimulado en diversas áreas de su anatomía. Horo lamió su cuello sonriendo al percibir un leve temblor en la piel ajena "Por favor... no puedo más..." la sonrisa del más alto se amplió al escuchar la súplica, entonces el cliente sabía pedir las cosas por favor, el Ainu fue bajando por su línea media sus manos acariciando a la misma altura que sus labios besaban con devoción, llegando a su ombligo metió la lengua y succionaba como si se tratara de una pequeña copa haciendo que su amante brincara "Por favor..." repitió el empresario mientras una gota en el pecho del peliazul anunciaba la excitación ajena.

Volvió a subir usando su piel, moviendo su cadera más rápido hasta llegar al oído del pelinegro mordisqueando su lóbulo en lo que con otra mano alcanzaba el aceite para prepararlo antes de hacer eso solo por cortesía le preguntó "Quieres que te prepare antes?" Ren solo asintió con la cabeza al tiempo en el que arqueaba la espalda ante cada estímulo proveniente del Ainu, quien se tuvo que conformar con solo un gruñido como respuesta la cual interpretó como un 'sí' fue bajando nuevamente besando y lamiendo el cuerpo ajeno acariciándolo solo para estimular al otro cuanto más pudiera tomó las piernas del chino y las colocó en sus hombros para poder levantar su cadera y que esta quedara a la altura de su rostro con ambas manos masajeó un poco de la espalda baja y glúteo superior del otro antes de usar su boca para acariciar suavemente el borde de su entrada con la punta de uno de sus dedos lentamente provocando que su víctima se viniera solo con ese pequeño roce.

Los temblores en el cuerpo ajeno así como el fuerte gemido le habían indicado el orgasmo haciéndolo sentir una mezcla de sentimientos por un lado el orgullo de que solo sus manos y su boca fueran suficientes para satisfacer a un tipo como su cliente y la frustración de no haber entrado " Se puede... saber ... a qué... esperas...?" Preguntó el pelinegro con la respiración agitada y el rostro sonrojado, Horo sonrió enternecido acercándose para acariciar su rostro besando su mejilla "Solo esperaba a que te recuperarás un poco, quieres agua?" Ren negó con la cabeza "continúa por favor" "como usted desee" dijo plantando un tierno beso en la punta de la nariz del empresario y darle otro especialmente tardado en la mejilla a ver si eso estimulaba al chino a pedirle finalmente un beso en los labios, al ver que no hubo peticiones continuó su camino hacia el sur entre besos y caricias, hasta llegar a la altura suficiente donde juntó sus hombrías puso un poco de aceite en su mano y comenzó a estimularlos a ambos primero de manera lenta y después aumentando el ritmo hasta que consideró que estaban listos.

Volvió a tomar su cadera y levantar sus piernas sobre sus hombros regresando a la postura anterior, ya con los dedos húmedos del aceite empezó a introducirlos en la entrada del otro iniciando muy lentamente y cada vez que terminaba masajeando lentamente hasta poder introducir el dedo siguiente, así hasta tener 3 dedos y comenzar lentamente a estimular y preparar la zona para entrar, los espasmos en el cuerpo más pequeño le indicaba que iba por buen camino pero si había dudas entonces los suspiros y gemidos que salían de la garganta de Ren se lo reafirmaban, acercó sus labios al miembro ajeno solo para estimular el perineo con la lengua en espera que la musculatura se relajara para evitar lastimar a su compañero, que al sentirlo soltó un fuerte gemido. Horo aprovechó el momento para tomar uno de los preservativos que siempre traía con él y comenzar a acomodarse y a su pareja para el evento principal de la noche.

Tocó cínicamente los glúteos ajenos para acomodarse haciendo que el más pálido arqueara su espalda dejando que el Ainu admirara su fino cuerpo marcado, adoraba poder ver ese espectáculo, mordiendo su labio inferior al tiempo que terminaba de colocarse el preservativo y lubricarlo con la loción de masaje entró poco a poco disfrutando al máximo cada centímetro la respiración de Ren se aceleró mientras que varios suspiros salían de sus labios ya no pensaba estaba en una nube, movió la cabeza quitándose el lienzo que cubría sus ojos mientras abría la boca ampliamente sacando la lengua como exigiendo algo, la vista era espectacular y a su modo Horo también llegaba al límite mientras marcaba el ritmo de sus embestidas. Sin pensarlo dos veces Ren apretó el abdomen zafando sus manos de la cabecera colocó sus brazos aún unidos en el cuello de su amante lo que provocó que el otro entrara más en la profundidad del cuerpo del empresario, embistiendo más fuerte "Dios Ren... me vas a volver loco." dijo mientras aceleraba el ritmo al que las caderas ajenas se movían

El empresario se aferraba cada vez más al fornido cuerpo de su amante quien le complacía como si leyera su mente cuando sintió que él estaba a punto de llegar nuevamente a su clímax separó su rostro del pecho ajeno e inclinó su cuello angulando su cara para poder besar los labios ajenos, en cuanto Horo sintió a Ren en sus labios le dió el beso más apasionado que pudo metiendo casi de inmediato su lengua robándole hasta el último aliento, el chino correspondía todas las atenciones cuando volvió a liberarse, después de un par de embestidas más Horo terminó dentro de Ren sin hacer demasiado desorden gracias al preservativo, se quedaron unidos un momento más para recuperar el aliento, el peliazul se separó con cuidado una vez libre desamarró las manos de su pareja acariciando las pálidas muñecas con sus pulgares para restablecer la circulación si es que la había afectado, el de ojos dorados le miraba de manera enigmática sintiendo alivio ante esa pequeña acción que se sentía como afecto genuino, y aunque ambos sabían la verdad detrás de todo nadie podía impedir que fantaseara al menos un rato.

En cuanto el Ainu liberó sus muñecas del dulce agarre, Ren solo apretó sus dedos mientras se tiraba en la cama suspirando totalmente satisfecho, no es que nunca se acostara con nadie ni que le fuera fiel a su esposa pero pocas veces el desliz había sido tan deliciosamente satisfactorio, y como buen vicio el cuerpo del peliazul era algo a lo que podría aficionarse "Agua?" le preguntó Horo alcanzándole la botella, el pelinegro se sentó en la cama abriendo el envase y bebiendo un poco "muchas gracias" el otro le sonrió tiernamente mientras recogía su tiradero y trataba de dejar lo más limpio posible "Ya te vas?" preguntó el chino con curiosidad y si también había algo de decepción en su voz el masajista lo miró y se sentó junto a él quitando un poco el cabello de su rostro "me gusta tu cabello, es suave y oscuro" las mejillas de Ren se encendieron de manera tímida se colocó el cabello detrás del oído y evitó mirarlo a los ojos "Gracias..." murmuró moviéndose para darle acceso a las cobijas "¿Quieres esto o quieres asearte?" preguntó mientras se recostaba a su lado "Esto... solo por un momento" Horo sonrió tristemente al reconocer el bajón clásico que da la infidelidad en el ánimo.

Más tardó en meterse a la cama que en que el otro volteara para quedar cara a cara los brazos de Horo en la cintura de Ren quien a su vez tomaba el rostro del peliazul "Dioses... por que eres tan atractivo" el ainu sonrió de manera coqueta "Me acabas de leer el pensamiento" el pelinegro no pudo evitar una cara boba mientras un leve sonrojo se asomaba "Idiota" dijo mientras permanecía mirando la encantadora sonrisa del peliazul, los brazos del chino acariciaron los de su amante quien le abrazó para acurrucarse, cuando la respiración del empresario inició a un ritmo tranquilo regular fue que decidió romper el silencio "Nunca te han dicho que cuando pagas por sexo lo peor que puedes hacer es quedarte dormido?" el más pálido sonrió "Pese a lo que parezca, no es algo que acostumbro" el peliazul se levantó besando la mejilla de su pareja quien en el momento exacto volteó haciendo que el beso fuera en los labios, el Ainu no protestó simplemente dio un beso dulce aprovechando que el otro en verdad había levantado la restricción que había en sus labios.

El peliazul se levantó empezando a buscar su ropa y poniendo orden en la habitación, preparándose para salir "Ya te vas?" preguntó el chino "Sí, ya es tarde" contestó el masajista "No me molesta si te quedas toda la noche" respondió viendo a las sábanas como si le pusiera nervioso la respuesta del otro "No puedo, debo llegar a mi casa sino mi hermana se va a preocupar" Ren levantó la mirada interesado en la plática "No sabía que tienes una hermana" el Ainu sonrió realmente no sabían el uno del otro y era lo mejor pero por la cifra que le había pagado suponía que un poco de información no les haría daño "Sí, está en la Universidad pero solo somos ella y yo entonces no quiero preocuparla" el otro suspiró siguiendo los movimientos del peliazul con los ojos "Al menos puedes quedarte a cenar?" el masajista solamente subió los hombros "Claro!" Ren tomó el menú que estaba en su buró para ver las opciones "De qué tienes antojo?" preguntó como si se tratara de un ritual conocido entre ellos "Lo que sea está bien, gracias"

Permanecieron en silencio hasta que la comida llegó y Ren fue a abrir la puerta, Horo estaba en el salón de masajes acomodando sus cosas para irse en cuanto terminara de cenar al menos en eso habían quedado cuando todo estaba dispuesto en la mesa el empresario fue a buscarlo, se sentaron e iniciaron la cena igual en silencio "Oye este filete realmente está muy bueno!" dijo el ainu entusiasmado el cliente sonrió "Le daré tus felicitaciones al chef" dijo con una sonrisa seguida por un gran suspiro "Pasa algo? Tú comida no está buena?" los ojos dorados del otro le miraron confundidos "No, digo no es eso es que... será el cumpleaños de mi hijo y no sé que regalarle" el peliazul casi se atraganta cuando oyó la palabra 'hijo' pero agradeció el golpe de realidad para no perderse dentro de esa maravillosa fantasía "Si le gustan los deportes podrías darle una tabla de Snowboard, yo me quería dedicar a eso de niño" podría hacer mil preguntas más pero en realidad no quería intimar demasiado, estaba muy consciente que esta noche solo había tenido un golpe de suerte "Suena bien... muchas gracias por la idea" la voz de su acompañante le había sacado de su mente; después de eso les fue fácil tener una conversación, se entendían a un nivel superior y por primera vez Ren entendió lo que era tener que trabajar para vivir al día mientras que Horo pudo asomarse a la inmensa soledad del hombre que lo tiene todo.

Terminaron de cenar pero la plática continuó hasta que el Ainu vió su reloj "Bueno, se hace tarde..." dijo como quien no se quiere despedir pero sabe que debe "Ya te dije que no tengo prisa, podrías quedarte un rato más, le pediré a mi chofer que te lleve en un rato" Horo sonrió, "me encantaría pero debo correr no quiero que mi hermana se alarme porque no llego" el pelinegro sonrió amargamente si alguna vez Men llegaba a tener algún hermano le gustaría que fuera tan considerado como este chico aunque no le agradaba en lo más mínimo tener que rogarle nuevamente que se quedara, era humillante que un hombre como él rogara por compañía, Ren se levantó marcando a recepción para que tuvieran listo el auto que lo llevaría a su casa "Ya está listo, muchas gracias por trabajar tiempo extra Sr. Usui" dijo el empresario para despedir al masajista "Gracias a Ud señor Tao, ha sido un verdadero placer y privilegio ser su masajista hoy" dijo para cerrar con un beso en los labios que el chino respondió apasionadamente, pidió el elevador y se fue.

Camino a casa su mente iba repasando lo sucedido al tiempo que pensaba en lo que haría con el dinero que había ganado, obviamente no podría decirle a nadie lo ocurrido, si en el trabajo se enteraban lo correrían por faltas al código de ética, sus compañeros que le habían recomendado 'prestarse' a esas prácticas le denunciarían sin dudarlo porque nadie nunca había juntado tales ganancias y su envidia les haría hablar, veía por la ventanilla como el lujo de la ciudad se iba quedando atrás mientras su mente y sus manos recordaban aquel cuerpo que poseyeron. Finalmente llegó a su destino agradeció al chofer por la molestia y entró viendo que su hermana le había dejado algo preparado para cenar, lo guardó y fue a su habitación donde vió a Pilika acostada en su cama, desde que su padre había muerto hacía eso "Te preocupas demasiado" le murmuró mientras le ponía una cobija encima antes de irse a bañar; durmió en el sillón y al amanecer la casa Usui fue igual que de costumbre solo con la novedad de las preguntas de la joven.

Habían pasado ya dos meses, el empresario estaba haciendo el balance de sus cuentas, miró a su móvil para ver un mensaje del día siguiente del suceso donde le informaban el movimiento de los 15 millones de Yenes, suspiró dejando el aparato a un lado, estaba molesto consigo mismo esto era patético, fue solo un negocio no tenía porque darle tanta importancia, era cosa de una noche y ya, pero también era cierto que estos últimos meses había gastado una pequeña fortuna en tratar de repetir esa noche, contrató masajistas que al ver que no eran el peliazul decidió no atender poniendo el trabajo como pretexto y pagando la compensación por no recibirlos; todo esto hasta que se decidió por preguntar directamente por él topándose con un +Señor Tao... lo lamentamos mucho pero el Sr. Usui ya no trabaja con nosotros, pero podemos recomendarle a...+ por supuesto Ren colgó el teléfono y no volvió a llamar preguntó al chofer por la dirección donde lo había dejado incluso había contratado a un investigador pero nada, se lo había tragado la tierra y tampoco quería hacer muchas olas porque levantaría sospechas. La única que sabía que lo buscaba era su secretaria ya que era quien había contactado tanto al servicio de masajes así como al investigador.

Hablando del rey de Roma entró la joven pálida como si hubiera visto un fantasma "Por lo más sagrado Wang tomese unas vacaciones, está pálida" dijo poniéndole más atención a los números recién escritos que a la jóven quien recobró un poco el aire para hablar "Se... señor, hay alguien a quien debe ver..." el pelinegro suspiró con fastidio antes de dar una nueva negativa, había ordenado que no lo molestaran era eso tan complicado de entender? "no, estoy...¿Estás bien? Parece que viste un fantasma..." la chica asintió "Señor por favor debe ver a este mensajero" "Está bien hazlo pasar..." el corazón en el pecho del chino comenzó a brincar acelerado pensando que quizás era una mala noticia acerca de su esposa o su hijo y no quería pensar que él había sido la causa de eso al dejar de ponerles atención y alejarse el mayor tiempo posible solo para hacerse tiempo libre y regodearse en la memoria de una aventura de una sola noche, ahora que lo pensaba se daba cuenta de lo imbécil que eso sonaba.

Y todo el caos en la cabeza de Ren cedió a un silencio inesperado como si el tiempo mismo se hubiera congelado al divisar a ese mensajero la ropa era muy diferente a lo que llevaba la vez anterior, pero estaba seguro podría reconocer su figura y el celeste de su cabello donde fuera, el cerúleo de sus ojos le dieron aún más esperanzas, el aire le faltaba y el tiempo su corazón se detuvo cuando sus miradas finalmente se cruzaron "Hola Ren... cómo ha ido todo?" preguntó el de cabello celeste y su voz fue la confirmación que su alma tan desesperadamente necesitaba "Todo bien Sr. Usui, muchas gracias señorita Wang podría por favor..." el empresario movió la mano y la chica entendió dejándolos solos, el chino se sentó y el otro le siguió con esa sonrisa brillante, se veía distinto pero suponía que si estaba trabajando como mensajero entonces el dinero que le había pagado seguramente lo había desperdiciado, suspiró tratando de parecer desinteresado a pesar que por dentro no podía contener la emoción.

Lo notaba distinto, cambiado, quizás no era eso, quizás el deseo le había puesto una venda en los ojos y lo había idealizado, respiró profundo tratando de parecer desinteresado los ojos del otro no dejaban de pasearse por su figura como si supiera lo siguiente que le iba a decir pero como ninguno hablaba decidió tomar la iniciativa "Me dijeron algunas personas que me estaba buscando, heme aquí, qué necesita?" Ren tenía las manos frente a sus labios, codos en el escritorio, pose de negocios, Horo se acercó poniendo los codos en el escritorio "Sigues haciendo masajes especiales?" preguntó de manera plana como si estuviera pidiendo la hora, el otro sonrió cínicamente al notarse inolvidable "Sabe la tarifa, son 15 millones y por 5 horas soy todo suyo" el empresario respiró profundamente tratando que la punzada que se le clavaba en el pecho se fuera, es que se había enamorado? Acaso se sintió especial y ahora que se sabía un simple negocio la realidad le golpeaba de lleno? se rebajaría a tanto solo por sexo? Por bueno que esté fuera? le miró a los ojos y respirando profundamente quitándose las manos de la boca dió su respuesta final.

FIN

Bueno esto fue… algo inesperado, es decir este fic no lo tenía planeado pero salió de una conversación twitter y la siempre maravillosa selección musical de Parches quien fue tan amable de pasarme un playlist en el que venía la canción "Masaje" de Me llamo Sebastián la cual fue todo el detonante de este fic el cuál fue más que interesante ya que tuve que lidiar con varias cosas que mi cursilería no me deja hacer y varias cosas que personalmente no apruebo, espero que les haya gustado, y como siempre gracias por leer.