Ship: Meliodas x Elizabeth

Fandom: Nanatsu no Taizai.

Tema: Amnesia.

Disclaimer: Los personajes de la historia no me pertenecen, forman parte de la otra y autoría de Nakaba Suzuki, los respectivos créditos al autor que me dio una bella historia que me hizo llorar a mares con el manga y anime y me hizo volver a interesarme por la época medieval.

Summary: La vista era lo que la hacía sentir extraña, de hecho, estaba así desde llego a Inglaterra, podía deberse al cansancio, pero tampoco lo era, ya no sabía que podía ser lo que la hacía sentir tan extrañada y perdida en aquel bello viaje.


Los gritos y alegrías de varias personas llenaban el espacio en el anden del tren en que un puñado de estudiantes de la carrera de Literatura. Muchos de ellos estaban emocionados por la visita a aquel lugar especial que habían elegido.

¿El por qué?

Nadie lo sabía, solo habían elegido ese lugar por las bellas referencias que habían sobre este, además de que era un lugar ideal para el grupo de estudiantes que al final de este semestre debían escribir al menos una obra de su autoría que reflejara una historia de caballeros y seres mitológicos.

Muchos estaban ya ansiosos de llegar a su destino, sobre todo por las actividades planeadas por el grupo y por sus académicos acompañantes.

En principio no estaba nada mal— pensó mientras seguía perdida en su vista panorámica.

La vista era lo que la hacia sentir extraña, de hecho, estaba así desde llego a Inglaterra, podía deberse al cansancio, pero tampoco lo era, ya no sabía que podía ser lo que la hacía sentir tan extrañada y perdida en aquel bello viaje.

— ¿Ocupada en sus pensamientos lady Elizabeth? —preguntó una suave pero juguetona voz.

La albina de ojos azules giro su rostro encontrándose con un par de ojos verdes que la veían directamente.

—Profesor Meliodas —contestó con una sonrisa—, puede que sí.

—Vaya, es la única señorita que esta tan seria a pesar de que sus compañeros están más que ansiosos de llegar y lo primero que harán será lanzarse al lago que parezca primero.

La risa de la albina alegro al rubio que veía que la joven estaba mas que seria.

—Usted también se ve impaciente de llegar.

—No puedo negarlo, ese lugar tiene la habilidad de crear bellos recuerdos —comentó mirando hacia adelante.

La albina lo contempló seria nuevamente

"Si es así ¿Por qué se ve tan triste?"

—Bueno, a Mael también le hubiera agradado venir.

Sin que la llamada Elizabeth se diera cuenta el cuerpo del hombre se tensó.

—Si, es una lástima que tuviera tales exámenes en esta semana de viaje.

Elizabeth son alzo sus hombros en señal de rendición, la verdad es que se alegra de que Mael no asistiera, el estaba muy interesado en ir, de hecho, el fue quien convenció a su madre para que la dejara venir, caso contrario no la habría dejado salir.

—Bueno, señorita Elizabeth —comentó aquel llamado Meliodas sonriendo—, disfrutemos este bello viaje.

—Así será profesor —sonriendo, Elizabeth volvió a colocarse sus audífonos y la música resonó en su mente mientras el viaje continuaba.


—Este lugar es hermoso.

—En verdad tiene un aura mágica, profesor.

—Me alegro de que lo vean así por que tendrán exactamente dos horas para disfrutar de la vista, tomar fotografías y alistar apuntes para crear una novela corta sobre este lugar.

Hubo varias quejas, pero todos asintieron ante lo que decía su maestro.

Poco a poco sus compañeros se fueron dividiendo en grupos, parejas o en solitario a mirar por los alrededores y la joven Elizabeth se preparo para hacer lo mismo, sin embargo, fue acompañada por su maestro que decidió ir con ella.

—Gracias por permitirme acompañarla señorita Elizabeth.

—Las gracias son para usted profesor, la verdad es que... —la joven calló y volvió a caminar siendo observada curiosamente por el hombre que la seguía.

— ¿Es que...?

—No es nada —dijo Elizabeth mientras tomaba fotos de varios paisajes que aparecían—, este lugar en verdad es místico.

El hombre paro y miro a su alrededor por si algún ojo fisgón los había seguido o algún compañero de maestro pudiera malinterpretar la situación.

Pero la verdad es que le daba igual, estar con ella en este lugar era mas importante.

—Señorita Elizabeth sabe que en clase puede tratarme con formalismos, pero cuando estamos solo no ¿verdad?

Ella lo miro tranquilamente y luego sonrió.

—Estamos en salida escolar, Meliodas —dijo mientras sonreía y le tomaba una foto de la nada—, es mi deber llamarte profesor a pesar de ser testigos de boda de nuestros amigos.

Ella rio y el solo sonrió, ante ella la sonrisa le salía naturalmente.

—Lo sé, pero estamos solos y, además, te vez extraña, y no me digas que no, desde que llegamos y hemos estado caminado noto como frunces el ceño y luego sigues caminado y se repite.

Elizabeth lo miro seriamente y solo regreso su vista hacia donde habían llegado, habían termino a parar en una hermosa colina que tenia una bella cascada pequeña, en verdad era asombrosa.

Su agua clara y trasparente despertaban sus sentidos por completo mucho más allá de sus conocimientos.

—Me harás una propuesta aquí ¿en serio Mel? —una voz suave pero risueña resonó en aquel lugar con el agua cayendo. Era figura femenina que danzaba suavemente por las rojas mojadas

—La haría en cualquier lugar donde tu estés —dijo una voz más grave—. Quédate a mi lado siempre, te protegeré sin importar nada, Eli.

Otra figura, una masculina la siguió y se arrodillo ante ella mientras la figura femenina se inclinaba ante él.

—Siempre estaré a tu lado —tomo el rostro de aquel hombre y beso su frente—, no hay otro lugar en que quiera estar.

El hombre la alzo y bajo hacia donde el estaba y la beso fuertemente mientras la aprisionaba en sus brazos, siendo lo siguiente una danza entre cuerpos que se unían bajo el flujo del agua que era el único testigo de la entrega pecadora entre aquellos seres místicos.

—Ah, mi cabeza —tomándose su frente la joven cerró sus ojos con fuerza mientras las figuras de su mente se perdían otra vez.

—Eli —llamo Meliodas mientras se acercaba preocupado a la albina que solo lo miro extrañada y casi asustada.

—Meliodas que pasa conmigo —susurró mientras este se alejaba por un momento de ella y metía sus manos al chorro de agua y volvía a ella colocando sus manos en sus mejillas mientras la observaba serio—, desde que llegamos me siento extraña, siento ganas de reír y llorar en este lugar.

Meliodas solo siguió escuchándola.

—Cuando veníamos por el sendero en mi cabeza comencé a recordar momentos extraños pero cada vez que intento seguir con el recuerdo mi cabeza parece estallar y mis sentimientos se amontonan no se qué...

—Tranquila Elizabeth —dijo este mientras abrazaba a la joven que sin darse cuenta había comenzado a llorar mientras hundía su rostro en el su pecho.

Por otra parte, Meliodas escuchaba los lamentos de la joven por querer saber que ocultaba su mente y por qué sentía esto, era horrible sentir que olvidabas algo con fuerza y a pesar de querer volverlo a recordar tu mente comprime con fuerza esos recuerdos.

—Poco a poco sabrás lo que quiere decir —explicó Meliodas—, me encantaría que fuera sin que sientas ese dolor pero no puedo.

Elizabeth seguía sollozando en su pecho mientras rogaba el recordar, recordar aquella que tanto necesitaba para ser libre de aquellas emociones que parecían quemarla.

"Pero soy muy egoísta Elizabeth, necesito que recuerdes, te necesito nuevamente conmigo. Prefiero consolarte ante el dolor que sientas a que vivir ante el olvido de lo que fuimos"

Ese era el pensamiento que se escondía ante los ojos verdes de aquel hombre.

"No puedo, no puedo con ello."

—Siempre serás un mezquino, maldito demonio —dijo un hombre que cargaba a una joven de cabellera blanca y roja inconsciente mientras que el hombre de cabellera rubio y ojos negros muertos se arrastraba por el suelo—, déjala libre.

El hombre de cabellera rubia se arrastraba por el lago de sangre y huesos que cubría todo el lugar.

—Todo pasara pronto pequeña Elizabeth —expresó Meliodas mientras la abrazaba más fuerte y sentía el olor de la mujer que era suya desde años pasados.

—Meliodas... —llamó suavemente Elizabeth mientras dejaba que sus brazos la aprisionaran.

—Pasara Elizabeth.

—Meliodas.

"No puedo. No puedo vivir ante el olvido de ella"


Bueno, bueno, vamos ya cuatro historias y faltan aun algunitas mas.

Espero pequeños habitantes de B612 que disfruten estos escritos y les animen o los entretenga que con eso me doy por bien servida.

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Cualquier duda, queja, lloro o lamento a mis redes.

Nos vemos en las tiras cómicas.