Tras el último capítulo de los anillos de poder, no pudo evitar este fic. Disfruten.
Si no has terminado de ver los anillos de poder, no veas esta historia.
Esta historia es mía, los personajes no. No deseo que se comparte.
Capítulo único One-Shot
Galadriel estaba tensa, la reina de Numenor había sido clara, ningún guerrero acudiría a la tierra media a menos que el rey legítimo de las tierras del sur. Se encontraba fuera de la herrería donde Haldbrand, el supuesto rey, se encontraba trabajando a gusto. ¿Cómo no podía entender que sus habitantes necesitaban ayuda? ¿Cómo podía él vivir tranquilo mientras la tierra media corría peligro? Ella lo había visto, la verdadera paz no era la que había dejado atrás en el barco. Ella presentía que era falsa y que pronto su raza y sus amigos de la Tierra media corrían peligro, pues Sauron no había sido destruido y seguían siendo una amenaza.
Decidida, camino con elegancia y en alerta hacia la herrería. El joven Haldbrand se concentró en martillar cuando de repente un cosquilleo le recorrió la parte de atrás de su cuello. Miró por los alrededores y encontró la mirada penetrante de Galadriel. Solo pensar en su nombre, sentí que estaba flotando, no se sintió así en mucho tiempo. Se acercó lentamente a ella y se apoyó en la pared.
-¿Algo interesante?- Preguntó a la joven, muy de cerca. Ella lo investigó con la mirada. Esperaba que ella hablara, sabia a lo que habia venido y estaba preparado para negarse a ir a la guerra. La situación era tensa hasta que finalmente ella habló.
-¿Qué haces esta noche?- Haldbrand estaba por responder cuando de repente se quedó pensativo. ¿Acaso ella preguntó que haría él en la noche? Tenía la boca abierta medio intentando decir algo, pero no podía. No le salían las palabras.
-¿Qué?- Estaba anodadado.
-Dije, ¿Qué haces esta noche?- Ella se acercó un paso más, se encontraron tan cerca que el aliento de ella llegó a la nariz de Haldbrand.
-Nada en especial- Dijo mirándola directamente a los ojos. Por fin había respondido, quería saber lo que ella quería.
-Bien, pues esta noche hay un baile en palacio. Quiero que vengas.
-¿Un baile?¿Así vestido?
-Busca algo elegante. No es la primera vez que consigues algo mágicamente- Le mostro la daga que el mismo había recuperado de Elendil. Tragando saliva, el se armó de valor para decir.
-¿Vas a ir?- Ella con el mayor misterio del mundo, se dio la vuelta con su vestido azul y bajo a la calle. Se giró a él.
-Allí estaré, bailando.
Haldbrand descubrió como ella desaparecía en la avenida y se apoyó en la pared. Esto no era parte de su plan y él tenía su propio plan. Pero por un momento, había sentido que la invitación de la elfa era tentadora. Y a él le gustó la tentación. ¡Él era el señor oscuro Sauron! ¡Él había sido expulsado de su cuerpo y renacido en un hombre que se estaba ahogando en el mar hace unos días! Poco a poco había recuperado fragmentos de sus recuerdos. El trabajo de herrero le ayudaba, podía ver las fuerzas enemigas y llevar a cabo su plan. No pensó que encontraría una mejor forma de acceder al palacio de nuevo hasta pasado un tiempo. Pero ahora se le había dado una tentadora oportunidad y no la desaprovecharía.
La noche se cernió pronto, en Numenor se celebraba el baile de las estrellas, ya que aquella noche aparecían dos estrellas importantes para su pueblo en el firmamento. El salón del trono estaba iluminado, mientras los fieles súbditos bailaban. Haldbrand llegó primero, vestido con un traje azul marino, mangas negras ajustadas y pantalones negros junto a botas negras. Un traje que había podido adquirir en realidad con sus viejos trucos. Elendil le dio la bienvenida con un asentamiento de cabeza. Cuando se encontró bajando los escalones, resultó que todo el mundo giró su mirada hacia él. O mejor dicho hacia quien había detrás de el. Con curiosidad se giró y deseo no hacerlo. La luz intensa que sintió en ese momento, al ver a la elfa Galadriel ataviada con un vestido blanco con toques adorados en las mangas, ajustándose a todo su cuerpo. Ella camino después de que la reina de Numenor caminara delante de ella. Haldbrand bajó la cabeza como saludo a la reina y esperó a que Galadriel llegara junto a él. Su mano instintivamente se levantó. Ella lo miró, se vio bastante bien vestido o mejor que con su vestimenta habitual. Aceptó su mano cortésmente y ambos bajaron junto a los demás. Elendil miró desde lejos, estaría alerta, aun no se fiaba de los nuevos.
-Estas hermosa- Comentó Haldbrand mientras observaba bailar a las parejas en el centro del salón. Ella asintió mirando también.
-Conozco esta danza, mi pueblo se la enseñó- Dijo ella girando su rostro a él. La canción había cesado y tocaba a los siguientes grupos- ¿Quieres bailar?
-No conozco esta danza- Era mentira, esa danza la aprendieron los elfos de los Valar, su antigua familia.
-No es necesario conocerla, el hombre solo tiene que seguir los pasos de su pareja femenina- Dijo ella- Como acabas de ver.
Ella sabía que Haldbrand sabía que él había memorizado los movimientos de la danza que acababan de ver. Se dejó llevar por ella hacia la pista. Todos los presentes los observaban. Ella colocó una mano en el pecho de él, haciendo que ambos giraran mientras él ponía su brazo detrás de su misma espalda y la otra mano en la cintura de Galadriel. Hacia adelante, hacia atrás y vuelta. Lo hicieron tres veces, él alejó su mano de la cintura de Galadriel, permitiendo que la mano de ella abandonará su pecho y lo pasara por su hombro y espalda; dando una vuelta sobre él. Haldbrand la recibió de nuevo y volvió a la realización de los tres pasos iniciales y la música cesó. La reina de Númenor iba a hablar.
-Gracias por asistir a este evento anual. Estoy agradecida de que la paz haya durado tanto. Espero que dure más tiempo por el bien de Númenor.
Todos aplaudieron, menos Haldbrand que aun perdió su mirada a su lado, bien a Galadriel. Ella giró su rostro hacia él, por un breve parpadeo pensó ver los ojos de su enemigo, pero al volver a parpadear vio de nuevo los ojos de Haldbrand. Él agachó más la cabeza hacia la oreja de ella.
-¿Quieres ir a un lugar más privado?- Aquella proposición la puso en alerta. Pensó en su objetivo, si conseguía estar a solas, podría decírselo directamente: Únete a la compañía hacia la Tierra Media. Ella asintió y él la condujo hacia los jardines. Las estrellas estaban hermosas y se pudieron ver perfectamente. Pasearon largo rato, los cabellos de ella resplandecían. Llegaron al centro del jardín donde había una pequeña fuente de agua. Galadriel paró de andar cuando Haldbrand le soltó la mano. Él caminó unos pasos más adelante, suspiró y se giró a ella:
-¿Por qué estamos aquí?- Aquella pregunta no le sorprendió a Galadriel. Haldbrand no era tonto. Ella caminó hacia la fuente, muy cerca de Haldbrand y miró el reflejo de ambos.
-Ven conmigo a la Tierra Media.
-¡Asi que de eso se trato!- El dejo de mirar el reflejo y se dio la vuelta. Muy en el fondo de su alma oscura, se había decepcionado de esa doble intención.
-¡Piensa en tu pueblo! ¿De verdad vas a dejar que millares de orcos saqueen y destruyan tu legado?
-¡No quiero ser rey!- Dijo enfadado. Debía de reconocer, su actuación era tan creíble que Galadriel, piadosa le colocó una mano en su pecho. Entonces, lo sentí. Luz- Sintió la luz de Galadriel, ella brilló por si misma y no pudo evitar sentirse atraído a esa luz. Su cuerpo se acerca al de ella. Ninguno habló, solo la respiración de ambos seguido. Las luciérnagas del jardín surgirán a ellos. En medio de aquel momento, Haldbrand apoyó su mano derecha en la mano que Galadriel descubrió en su pecho.
-Baila conmigo e iremos juntos a la Tierra Media.
-¿Solo un baile?- Preguntó ella dudosa, él asintió. Tomándose en serio la petición, Galadriel bailó alrededor de Haldbrand. En dos vueltas, volvió a bailar por lo que parecía para Haldbrand, la eternidad.
A la mañana siguiente, estaba en el consejo de Numenor, preparado para ir a la guerra que había planeado, pero con un breve cambio: Galadriel como su reina.
Aleta.
¿Qué les pareció? Tras el último capítulo oscuro me apetecía profundizar en el deseo del señor para dominar a Galadriel.
