Dead by Daylight

La Obsesión

El agonizante grito de su compañera a la distancia le indicó a Feng que ella era la siguiente. No quedaba nadie vivo, únicamente ella arrastrándose por el suelo mientras sangre brotaba por montones de su cuerpo.

— Mierda... —

Lo dio todo por perdido cuando el asesino se acercó a recogerla, no valía la pena forcejear para intentar escapar del agarre, simplemente dejó que se la llevara. Hizo lo que pudo y dio su parte igual que todos, pero, al final nadie consiguió escapar.

En un momento escuchó la trampilla a la distancia, y cada vez estaba más cerca, pensó que el Trapper la dejaría en el suelo para engañarla y hacerle creer que le daría una oportunidad de escapar, sólo para cerrarla en su cara. No era la primera vez que le hacían eso.

Acertó en su predicción, excepto por una cosa. El Trapper la dejó caer a un lado de la trampilla, pero no la cerró.

— Vete. —

Completamente extrañada, aprovechó la salida sin pensarlo y consiguió huir. ¿Qué pasó ahí atrás? El minero simplemente la dejó irse, así nada más. Tal vez, de vez en cuando, tienen algo de piedad.

Ocurrió una vez más, nuevamente, El Trapper la dejó huir al final de la prueba, ni siquiera tuvieron que enfrentarse justo después de la ocasión anterior, otros asesinos hacían su trabajo o ella escapaba, pero sólo él la dejaba ir a propósito. Llegó a ocurrir una tercera vez a la semana siguiente.

— ¿Tienes alguna idea del porqué? —contó sus anécdotas a Kate, a quien pidió opinión sobre el tema.

— Sabes, si no fuera porque hablamos de un maldito asesino, y encima que no se trata de alguno que sea una persona como nosotros —la Cerda y la Legión pasaron por la mente de la asiática— Diría que tal vez le gustas.

Espera, ¿qué? ¿Gustarle? Con esa mirada, parece que la rubia iba en serio.

— ¿Y no se te pudo ocurrir otra explicación? —aún se negaba a creerlo, quizás sólo era una opinión de su amiga.

— A todos nos ha intentado matar a sangre fría, ¡y a ti te ha dejado ir intencionalmente tres malditas veces seguidas! —

— Bueno, si lo pones de esa forma... —

— No sé por qué dudas, perra con suerte. —

Sin saber si eso último fue un insulto, realmente se puso a pensar, ¿y si de verdad el Trapper se enamoró de ella? No sabía si sentirse asqueada, confundida, halagada, perdida, asustada o indiferente, pero definitivamente ahora no podía sacárselo de la cabeza.

Lo único que se le ocurrió fue ir hasta allá a preguntarle, ya sabe que es capaz de hablar, y no iba a esperar a ser acuchillada nuevamente para poder sacarse de dudas.

Eso hizo, momentos más tarde, fue hasta la frontera para encontrarse con la silueta del fornido minero, ¿acaso la estaba esperando?

El Trapper la vio llegar, totalmente en silencio. Feng lo observó, estaban a unos pocos metros de distancia, divididos por una barrera invisible que separaba a los supervivientes de los asesinos fuera de las pruebas. Ya no puede verlo de la misma manera, tenía que aclarar su mente y deshacerse de las dudas que Kate había plantado en ella.

— ¿Estás jugando conmigo? —preguntó directamente, pero no alzó la voz.

— No. —dio una respuesta suave.

Sólo ha escuchado su voz en pocas ocasiones, pero con eso bastó para deducir que no era muy platicador, así que intentar hacerlo hablar de más no iba a resultar.

— Mira, te agradezco que me dejes ir, como superviviente —él sólo observó— Pero no puedes hacer eso, no debes ir en contra de la Entidad. —

— No rompo reglas. —

— ¡Deberías matarnos a todos! —

— La mayoría muere, la Entidad queda satisfecha —ahora sonaba firme en sus palabras.

Feng seguía sin comprender las acciones del muerto viviente, ¿desafiar la voluntad de la Entidad por ella? Ahora parecía que lo que dijo la campirana encajaba más. El grandote continuó la conversación.

— ¿Te preocupas por mí? —esa pregunta hizo que ella se diera cuenta de lo que estaba diciendo.

— ¡Obvio que no, idiota! —ahora estaba roja, pasó de confundida a tensa. ¿Se puso así por él?— Sólo quiero asegurarme de que lo que haces no haga que ese demonio me castigue a mí.

— Entiendo... —

Se dio vuelta para retirarse, pero a los pocos pasos volvió a escuchar a la chica llamándole.

— ¿Por qué yo? —no podía dejar pasar la oportunidad de saberlo.

— Eres mi obsesión. —

— ¿Tu obsesión? —

— Mi existencia se basa en matar, soy un monstruo, igual que lo fui en vida —la joven siguió atenta— Tú eres una mujer preciosa. Estoy tratando de que no sufras tanto como los otros.

¿Acaba de admitir que se enamoró de Feng? Ya no había dudas, ni confusión, pero faltaba algo, sólo que no sabía lo que era.

Se quedó observando las oscuras cuentas de su máscara por un rato, quien estuviera debajo no podía ser tan malo... para ella, él sólo sigue siendo un maldito asesino más.

— Yo... bueno... Gracias, supongo. —

— Vete, ya has estado mucho tiempo. —

— Oye, pero no tienes que ser grosero —ahora que sabía la verdad, ya no tenía tanto miedo de él— Llámame 'Feng'.

— 'Evan'. —

Tras esto, se separaron, y cada uno volvió a su respectivo centro. Había otras dos mujeres espiando la conversación, una de ellas siendo la antes mencionada rubia.

— No lo puedo creer... —empezó la otra, Yui— Eso es simplemente asqueroso. —

— Hacen tan bonita pareja~ —dijo Kate en un tono meloso, como burla.

— Cállate. —Feng pasó de largo para regresar a la hoguera— Al menos a mí no me matará —ahora ella se burlaba, y con razón.