Residencia Tachibana - Interior
Shiryuu pov.
—¿Estás hablando en serio, Tama-chan? —Escuche lo que dijo mi mujer—. —Mae-dono desde que la conozco nunca ha levantado la voz como lo está haciendo ahora.
-Dije para mis adentros mientras me pongo de pie tomando a una de las pequeñas bebés que se acercó donde me encuentro. Solté un pesado suspiro y empecé a caminar hasta encontrarme con mi pareja y la matriarca de la casa. Una de ellas se miraba muy molesta por alguna razón mientras mi esposa intentaba calmar a la mujer de cabello rosa que continuaba gritando sin razón alguna…
—Puedes irte con esa mujer. Ya vi que en ningún momento cuando fuimos a la graduación de las chicas te quitó la mirada de encima —escuche a mae-dono reclamando a mi esposa.
—Tama-chan cuantas veces debo decirte que ella es solo una amiga con quien sí, tuve una relación cuando éramos jóvenes pero eso quedó en el pasado —contestó mi esposa a la matriarca de nuestra casa. Por mi parte me quedé esperando a que esto no pasara a mayores. Decidí guardar mi distancia…
—¿Entonces por qué no te dejaba de ver? Dime quiero saber, ustedes según tú terminaron hace mucho tiempo pero parece que a ella le quedaron ganas de seguir buscando a mi mujer —dijo Tamamo-san quien levantó su cola. La matriarca de la casa estaba apuntando con su dedo a mi esposa quien estaba por explotar..
—¿Sabes? Me voy.. Me voy… —Asuka-chan exclamó ante la sorpresa de nosotras dos. Para Tamamo-san creo que fue peor por qué de la nada volvió a llorar. Supongo que son los cambios de humor que tiene una mujer cuando está embarazada.
—¡Por mi vete y no vuelvas a la casa! ¡Puedes irte con cualquier mujerzuela que se te cruce por el camino! —Gritó molesta la dama de pelo rosa.
—Mae-dono no creo que tenga que estar gritando o… —Intervine pero me gane la mirada feroz de una mujer que lleva un largo tiempo con mi esposa.
—¿También vas a ponerte de su lado, Shiryuu-chan? —Preguntó la mujer.
—Yo.. Yo no estoy del lado de nadie. Solamente estoy diciendo que en su estado… —Respondí temiendo por mi vida o mi integridad física.
—Sí estás del lado de la traidora. Entonces también puedes irte con ella, Shiryuu-chan —declaró Tamamo-san mirándome con el ceño fruncido antes de mirar a un lado mientras se cruzaba de brazos.
—Pero no… —No pude terminar de hablar ya que la voz de Rosia-san. La segunda mujer con quien mi esposa compartió un largo tiempo de casadas me interrumpe de nuevo.
—Shiryuu-chan será mejor que vayan a otro lado. Quiero decir, hasta que Tamamo-chan se calme un poco —dice la mujer de cabellera rosa acercándose donde me encuentro parada sin saber que hacer o qué decir para defenderme pero Rosia-san se acomodo junto a mí oído para decirme…
—Aprovecha este momento, tontita. Darling y tú no han pasado tiempo juntas. Es la perfecta oportunidad para que ustedes dos estrechen sus lazos también me imagino que no han podido consumar su relación como esposas ¿cierto? —Preguntó con una voz sumamente sugerente la persona que está a mi lado. La mujer de pelo rosa y pequeñas orejas de gato se alejó de mi persona para sonreír mientras movía a los lados su cola.
—Sus palabras aunque ciertas hicieron que mi corazón empezará a latir con rapidez y mi rostro pronto quedó hecho un pequeño tomate…
—Por tu reacción puedo decir que di en el clavo. Puedes ir tranquila yo me quedaré con Tamamo-chan después de todo ha pasado antes.., por las pequeñas no tendrás que preocuparte, las chicas van a darme una mano. Así que tú ve y disfruta de tu tiempo con Darling que luego yo voy a comerla. Sí es que entiendes lo que quiero decir —lo que dijo fue tan espontáneo que me hizo pensar que yo también podría ser así. La risa de esta mujer hizo que por alguna razón una sonrisa también se hiciera presente en mí..
—De acuerdo. Cuento contigo, Rosia-san —dije dándole las gracias a la idol de ojos verdes quien seguía sonriendo.
—No tienes que preocuparte de nada. Después de todo somos familia. Ahora ve tras nuestra demonio idiota y procura que no haga ninguna locura ¿quieres? —Terminó diciendo esta mujer de cabello rosa misma que se fue donde la matriarca de la casa. Las dos mujeres de cabellera rosa lentamente se fueron de la sala entrando en la cocina…
—Tama-chan..idiota… —Susurró mi esposa que a pasos pesados se acercó a mí para tomarme de la mano. Al sentir el cálido tacto de su mano contra mi piel desnuda sentí como mis mejillas se teñían de rojo. No pude decir nada porque me había quedado callada dejando que mi mujer me llevará hasta la puerta.
—Darling. Tienes que ser más tolerante con Tamamo-chan. Está embarazada y sabes lo que esto causa en nosotras las mujeres ¿no recuerdas cuando lo estuviste tú? —Dijo Rosia-san desde el marco de la puerta de nuestra cocina, lugar al que le tenían prohibido entrar a mi esposa.
—La persona de quien me enamoré chasqueó usando su lengua. Abrió la puerta con su mano libre mientras con la otra seguía sujetando la mía…
—Te la encargó. Shiryuu-chan cuida a nuestra idiota.., Por fis —voltee encontrándome con la sonriente mujer de ojos verdes que me guiñó el ojo en señal de que tenía su permiso de pasar un día con mi amada de pelo castaño quien estaba ya en las afueras de nuestra casa.
—No hay problema. Yo me encargaré de ella —dije casi en un susurró. Sentí un leve tirón que me hizo salir de la casa y lo último que vi fue la puerta que se cerró detrás de mí además de un casi inaudible…
—Tú eres una idiota.. Darling…
[...]
—¿A dónde iremos? —Pregunté a mi esposa estando detrás de ella.
—Escuche como suspiro para luego decirme—. —Iremos a casa de mi hija. Todas las chicas conocen a mi pequeña princesa.. pero como han estado las cosas en tu academia, mi amor. No has podido conocerla ni mucho menos a sus hijos. Vamos quiero verlos y pasar tiempo con mis nietas también —escuche su respuesta. La mujer de la que me había enamorado giró un poco su cabeza. Me miraba por encima de su hombro antes de soltar mi mano y girar su cuerpo quedando frente a mi.
—Cariño. Creo que escuche mal o dijiste que tienes nietas —dije con algo de temor. Trate de que no se note pero al parecer un mal trabajo por lo que la persona de quien me enamoré rió por lo bajo..
—Sí, es una larga historia que algún día les contaré a ustedes, suena increíble pero ya soy abuela de varias pequeñas masitas de amor. Por cierto ¿estás segura que quieres que llevemos a la pequeña Moroha-cha? Digo no me importa pero… —Fueron las palabras de mi Asuka-chan al detener su risa para apuntar con su dedo a la pequeña que estaba al parecer muy cómoda en mis brazos.
—Lo siento, no me di cuenta de que traía a la pequeña… —Me di la vuelta rápidamente para ir a la casa pero la voz de mi esposa me detiene a tan solo unos pasos de llegar a la puerta de nuestro hogar…
—Tranquila. No tengo problema en que traigas a Moroha-chan —mencionó mi esposa.
—¿Segura? —Pregunté al voltear quedando frente a mi mujer que sonreía.
—He He —riendo como si esto lo hubiera planeado mi amada ladeo su cabeza— —tan segura como que algún día voy a verte a ti, Shi-chan cargando una pequeña niña con el mismo color de tu cabello ¿nos vamos? —Terminó diciendo con una gran sonrisa pintada en su rostro.
—Hice lo mismo que ella—. —Sí, vamos….
