Nota: Este fanfic pertenece al día veintitrés del flufftober, y la temática del día es "Intercambio de regalos".

Aclaró también que este es una continuidad del one shot DESAVENENCIAS que publiqué hace días, así que por tanto, este también vendría a ser spin off/precuela de RECUERDOS ROBADOS.

ALGO QUE TE HAGA FELIZ

Leer la cantidad de intereses que le cobrarían al mes hizo temblar a Makoto.

"¿Y si acaso no consigues trabajo cuando toque el pago de la primer mensualidad?" Le susurró la voz racional de su conciencia.

Por un momento dudó, pero al final se dijo que Andrew merecía un buen regalo de aniversario por su primer año de novios, y dado que él se desvivía por consentirla, regalarle una baratijas no era opción, así como tampoco lo era tomar del dinero que él le daba para comprarle un obsequio, así que estampó su firma, y acto seguido, se quitó sus pendientes de rosa y los intercambio por una fuerte suma de dinero.

¡Quisiera el kami que pronto pudiera rescatarlos de la casa de empeño y no los perdiera!

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—¿Entonces va a retirar todo, señor Furuhata?

—Sí — Respondió Andrew— Todo

—Entonces le voy a pedir que firme cada hoja— Respondió la ejecutiva poniendo frente a sus ojos un manojo de documentos y un bolígrafo.

Andrew leyó rápidamente los documentos. Aquel dinero que estaba retirando lo había estado ahorrando en una cuenta que le generaría buenos intereses si lo retiraba en cinco años, sin embargo, aún faltaban poco más de dos y medio para que pudiera ver ese saldo a favor reflejado, por lo que le dolía un poco retirarlo; sin embargo, recordar la cara de tristeza de Makoto porque no conseguía empleo a poco más de un mes de ser despedida de su trabajo lo motivó a firmar, pues quería hacerla feliz, y seguro estaba de que ella sabría darle buen eso. Además, al siguiente día era doble festejo porque además de ser su primer año de novios también era White Day, así que no podía darle cualquier cosa

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Makoto se dio un último vistazo en el espejo y sonrió para sí misma. Estaba más que feliz, pues con el dinero que le dieron no sólo pudo comprar el regalo que quería para Andrew, sino que además, le alcanzó para comprar los ingredientes para prepararle una exquisita pasta Alfredo con camarones, un delicioso tiramusú y créme brulée para el postre, una botella de vino, velas para decorar, además de aquel lindo vestido amarillo quemado de falda circular y escote de corazón.

De pronto, escuchó el timbre de la puerta sonar, así que se puso unas gotitas de perfume de vainilla y corrió de prisa para encontrarse con Andrew que acababa de llegar y llevaba en una de sus manos una hermosa maceta con cinco rosales blancos.

—¡Qué bellos rosales! — Exclamó Makoto emocionada.

—Son hermosos, pero no tanto como mi bella novia—Comentó Andrew, provocando que Makoto se sonrojara— Espero que te guste.

—Gracias. Me encanta— Susurró Makoto mientras tomaba la maceta

Andrew sonrió al ver que su novia miraba fascinada las rosas, así que continuó hablando.

—¿Sabes lo que significan las rosas blancas? — Le preguntó

Makoto dejó la maceta sobre la mesita de centro para prestar toda su atención a Andrew.

—Dímelo tú — Le pidió como si no conociera el lenguaje de las flores mientras tiraba de su corbata para obligarlo a inclinarse y besarlo en los labios, y él, que no podía resistirse a sus encantos, enredó sus brazos alrededor de la estrecha cintura de ella y la atrajo a su cuerpo.

—Fidelidad a mi bella y sensual novia— Le susurró Andrew cuando sus labios abandonaron los de ella para tomar un poco de aire.— pero, ¿Por qué no lees la tarjeta que viene dentro de la maceta? — Le preguntó Andrew cuando la falta

—Tú siempre sabes como hacerme feliz— Respondió ella con honestidad, y es que en efecto, Andrew siempre le obsequiaba detalles que le provocaban sentir el corazón enchido de alegría, como flores en macetas con significado especial en vez de arrancarlas de raíz, fertilizantes para las muchas plantas en el hogar que compartían, además de preciosas cartas que le escribía de puño y letra, así que emocionada ante la idea de leer una nueva carta a la antigua, tomó el pequeño sobre, pero al abrirlo, se sorprendió al ver dos hojas engrapadas, y ¿un cheque por una exorbitante cantidad de yenes a su nombre?

Amada mia:

Espero que te guste esta maceta de rosas blancas símbolo de mi fidelidad a nuestra relación, y que con la otra parte de mi regalo, pronto estés cumpliendo tu sueño de fundar "La hora de las hadas"

Te amo

F.

—No puedo aceptar el dinero— Respondió Makoto con seriedad

—¿Por qué no? Todo lo mío es tuyo, cariño

—¡Son tus ahorros de más de dos años!

—Me pagan bien en el hospital, tengo buenos créditos, así que no es como que me vaya a quedar en banca rota— Respondió Andrew con tranquilidad.

—¿Y si fracaso y no funciona?

—Mi amor, eres una excelente chef, la gente adora tus postres, eres también buena llevando la administración de los gastos, tienes un excelente plan de negocios y sé que serías una jefa justa con tus empleados— Le dijo Andrew— ¿Qué puede salir mal?

—Y si…

—Y si no lo intentas no lo sabrás— Le dijo Andrew— Y tú y yo sabemos que no quieres ser ama de casa.

Makoto se quedó pensativa un momento. Ciertamente le relaja a cocinar y hacer el trabajo doméstico, pero no estar percibiendo sus propios ingresos le estresaba a pesar de que Andrew podía mantener holgadamente de ambos y sus dos perros, pero por otro lado, su ex jefe se había encargado de dañar su reputación, por lo que los lugares a donde había ido a solicitar empleo no la contrataban.

—Aceptaré siempre que aparezcamos como socios porque tú pusiste el capital

—Pero Mako…

—Es mi condición

Andrew suspiró resignado.

—Está bien

—Ahora ven que también tengo un regalo para ti.

—¿Pará mí?— Cuestionó Andrew —Pero si es White Day, no catorce de febrero.

—Además de ser White Day es nuestro aniversario de novios.

Makoto tiró de su mano, y él la siguió al comedor de estilo occidental que estaba adornado con la hermosa maceta de tulipanes rojos que le había regalado hace un año, velas, dos platos de porcelana, cubiertos occidentales, una botella de vino y dos estilizadas copas de cristal.

—¿Cocinaste?— Preguntó maravillado.

—No cumplimos un año todos los dias—Dijo ella mientras de la maceta de tulipanes sacaba una cajita de terciopelo negro— Pero además de la comida tengo un pequeño detalle para ti.

—Gracias, cariño— Respondió Andrew tomando la cajita

Al abrirla, Andrew se encontró con un reloj inteligente que tenía poco que acababa de salir en el mercado y que pretendía comprarse en unos meses cuando bajara de precio.

La expresión del rostro de Andrew pasó de la emoción al desasosiego, y entonces, a Makoto le preocupó que quizá ya no le gustara.

—¿No te gusta?

—Por supuesto que me gusta, mi amor, pero no era necesario que…

Andrew guardó silencio cuando se percató de que ella no llevaba puestos sus pendientes de rosa, que por cierto, sabía que eran carísimos.

—Mako ¿Por qué no traes puestos tus zarcillos?

—¿Cuáles de todos? — Preguntó Makoto fingiendo qué no sabía a cuáles se refería.

Andrew, que en un año había aprendido a conocer sus gestos y el tono de voz cuando mentía, la miró a los ojos.

—Los que tienen forma de rosa.

—No combinan con este vestido

Andrew inhalo y se llevó una mano a la frente.

—Amor, esos son un regalo de tu madre. ¿Cómo se te ocurre venderlos?

—No los vendería. ¡Eso jamás! Sólo los empeñé

—¡Makoto! Vamos inmediatamente por ellos.

—¿Ahora? ¡Por dios, Andrew! Son casi las veinte horas. La casa de empeño está cerrada, además necesitaba dinero.

—¿Ya se nos acabó el dinero de la semana? —Preguntó Andrew desconcertado, pues dado que ella era mejor administrando los recursos, solía darle casi la totalidad de su sueldo semanal.

—¡No!— Exclamó Makoto— Lo que me diste esta semana lo he administrado bien y de hecho llegaremos a la otra con dinero para meterlo de sobra. Te puedo mostrar el libro de cuentas, pero ¿Cómo te iba a comprar un regalo con el mismo dinero que tú me das?

Andrew se acercó a a Makoto, y la atrajo hacia él en un abrazo.

—Mi amor, no me tienes que dar cuentas. Todo lo mío es tuyo, y mañana iremos por tus pendientes.

—Los recuperaré cuando LA HORA DE LAS HADAS me genere ingresos.

—¡Makoto!

—¿No dijiste hace unos momentos que confiabas en mi plan de negocios y que soy una buena administradora?

Andrew bufó resignado, y después besó su frente con ternura.

—Tres meses te doy para recuperarlos o yo mismo iré por ellos

Makoto enredó sus brazos alrededor del cuello de él y besó sus labios.

—Por eso te amo— Respondió ella—¿Quieres cenar? Hay pasta Alfredo con camarones como plato principal y pan de ajo para acompañar, además de merlot para un buen maridaje.

Andrew sonrió con picardía mientras acariciaba sus caderas.

—¿Y de postre?

—Un postre italiano llamado tiramisú, aunque si quieres algo de la gastronomía francesa también preparé creme brule.

—Muy rico, pero me apetece algo más algo nacional

Makoto sonrió, pero antes de que pudiera decir algo, él tomó sus labios en un beso desesperado que ella correspondió con la misma intensidad. Poco después, la ropa de ambos fue cayendo al piso, camino a la habitación que desde hace un año compartían, y donde esa noche, le dieron rienda suelta a sus deseos carnales antes de cenar.

Fin

¡Bueno, les comento que con esta historia termina mi participación en el flufftober!

Quizá para halloween y día de muertos publique one shot temático de esos días días, aunque si no lo hago, nos leemos en noviembre con un nuevo longfic que voy a publicar.

Gracias a Hospitaller Knight, Vientoaguamarina, Marijo San Lucar, Sol Levine y Abel Gregov por haber leído mis flufftober.

¡Saludos!