Hola a todos, gracias por entrar aquí. Hoy les traigo un One-Shot que escribí para el evento «dulce o travesura» de la página de Facebook Shikatema: Hojas de Arena. Trabajé con la imagen de la inspiración número 12. Espero que les guste, ya que el terror no es lo mío.

.

Como siempre quiero agradecer a todas las personas que me leen, y que además, se dan el tiempo de dejarme un review, a las personas que marcan mis historias o a mí como favorita y/o siguiendo, y a las que simplemente leen. Para todos ustedes, muchas gracias, me inspiran de cierto modo a continuar :D

.

Este one-shot lo dedico con mucho cariño a: ANABELITA N, Master of Disaster X y Kaoru-sakura. Muchas gracias por sus reviews. Abrazos y besos para todos(as).

.

.

Disclaimer: Naruto y todos sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto. La historia es mía y la publico sin ánimos de lucro.

.


.

Ella, ¿alucinación o realidad?

.

Miro hacia la ventana y otra vez está allí. «Quítale los ojos de encima, Shikamaru… Vamos, ¿qué esperas?, hazlo», nervioso me digo mentalmente. No obstante, mis ojos siguen clavados ahí. En ese ser de apariencia femenina; ese demonio de grandes alas que me contempla de manera sardónica de noche y día, y que sabe muy bien lo provoca en mí.

«Mierda».

Consigo salir del estupor y con brusquedad cierro la cortina. Temeroso retrocedo hasta que repentinamente choco con algo, cuestión que me hace sufrir un sobresalto. «Tranquilo, tranquilo, solo es el sillón», balbuceo soltando un gran suspiro. Giro de inmediato y le doy la espalda a la ventana, apoyando mis manos en la parte superior del sofá. «Cálmate Shikamaru, ese demonio femenino solo es producto de tu imaginación», musito con la mirada baja, con mis ojos perdidos en la nada. Quiero autoconvencerme de aquello, aunque aceptarlo es bastante complejo… «¿Y si ella no es una alucinación?… Imposible, los demonios no existen… y en caso que sí existieran, no hay razones para que uno me venga a fastidiar… y menos un demonio mujer».

Nervioso camino bordeando el sillón, para luego sentarme en este. Mis ojos de inmediato se enfocan en el whisky que está en la mesita de centro ubicada justo enfrente de mí. Ansioso tomo la botella y lleno el vaso que intencionalmente dejé ahí, y me bebo el licor al seco. El whisky de cierto modo serena mi inquietud, no obstante, la sonrisa siniestra de ese ser terrorífico de nuevo aparece en mi cabeza. Intranquilo vuelvo a llenar el vaso con alcohol, sin embargo, esta vez no bebo. Hace varias semanas que comencé a ingerir licor, ya que los cigarrillos no son capaces de calmar mi supuesta paranoia. Esto debido a la persistente vigilancia de esa terrorífica mujer, que no ha hecho más que fastidiar mi existencia desde hace semanas. No, ha sido desde hace meses, ya que primero comenzó acechándome a lejos, cada vez que salía del apartamento… Aunque ahora todo empeoró, ya que controla mis movimientos desde afuera de la ventana de mi apartamento. Por ese motivo, no estoy durmiendo bien, debido a las constantes pesadillas que estoy sufriendo… Esa maldita mujer ha transformado mi vida en un infierno.

Vuelvo a ingerir mi whisky de golpe, para luego alejar el vaso de mis labios. Sonrio al recordar mi diagnóstico médico: «Delirio de persecución», por eso últimamente casi no he salido de mi departamento, ya que estoy bajo tratamiento médico. Sin embargo, este no ha servido de mucho, debido a que sigo viendo a esa siniestra mujer afuera de la ventana de mi apartamento.

Por obvias razones, no continué tomando medicamentos.

Inseguro de todo, dejo el vaso en la mesita de centro y me pongo de pie. Vuelvo a girar y observo la cortina que cubre la ventana principal. Siento un escalofrío terrible recorrer mi espalda, ya que puedo sentir su mirada a través de la tela que nos separa.

«No estoy mal de la cabeza, ese demonio es real», susurro intranquilo al recordar sus grandes alas y sus cuernos entre sus rubios cabellos. Nervioso comienzo a pasearme por la sala, y sin querer, mi mente vuelve a remembra su maligna sonrisa. «Maldición, si continúo pensado en ella, terminaré lanzándome de la azotea del edificio». Sufro un sobresalto al escuchar el repentino sonido de mi celular. Con rapidez avanzo hacia la mesita de centro y lo tomo.

—Aló.

—Hola Shikamaru, ¿cómo estás? —oír la voz de mi amiga, de cierto modo, me tranquiliza.

—Ino, me alegra escucharte —le digo tratando no sonar desesperado, aunque no lo consigo—. No te voy a mentir, estoy mal. Esa maldita mujer continúa afuera de mi apartamento, vigilando cada uno de mis movimientos.

—¿Todavía sigue allí?

—Sí, aún sigue aquí —confirmo en voz baja, mirando de reojo la cortina—, torturándome con esa mirada sardónica y esa sonrisa perversa que me paraliza—otra vez su rostro aparece en mi mente y mi nerviosismo se intensifica —. Ahora ni siquiera puedo dormir bien.

Nuevamente me siento en el sillón, y con mi mano libre vuelvo verter whisky en mi vaso. Producto de mis nervios, mi brazo comienza a temblar.

—Shikamaru, tranquilízate por favor —la escucho preocupada, mientras mi temblor provoca unos tintineos por el choque de la botella y el vaso—. ¿Estás tomando?

—Sí, es lo único que calma mis nervios, aunque hoy no me ha hecho mucho efecto —me tomo en seco el whisky y dejo el vaso sobre la mesa. Mi mente se dispersa, pero su sonrisa aparece y nuevamente me altera. Siento un escalofrío recorrer mi espalda—. Tengo un mal presentimiento.

—Shikamaru, ¿reiniciaste tu tratamiento? —aquella pregunta de cierto modo me molesta.

—No, ¿para qué? Si los remedios nunca borraron su existencia —espeto cortante—. Ino, ese ente del demonio es real y está allá afuera.

—Shikamaru, por favor, vuelve a retomar tu tratamiento —su voz suena con un deje aflicción— Tal vez dejar los remedios así de golpe no fue la mejor decisión. Inténtalo una vez más, por favor.

—¿Piensas que todo es producto de mi imaginación, cierto? —inquiero molesto—. Llevaba tres días medicándome, cuando ese ente del demonio volvió aparecer fuera de mi ventana. Ino, esa mujer no es una alucinación mía, ella es real… Tengo el presentimiento de que quiere algo.

—Shika, disculpa si es que dudo, pero si lo hago es porque no puedo corroborar tus palabras. Estoy lejos de Konoha para poder comprobar si lo que dices es cierto o no, pero te prometo que apenas termine mi maestría regresaré para ayudarte. Solo me quedan tres semanas para finalizar. Por favor, Shikamaru, trata de mantener la calma dentro de lo que se puede. Sé que una petición difícil, pero confío en que puedes hacerlo. Si te tranquiliza tener las cortinas cerradas, mantenlas así día y noche, eso de alguna manera disminuirá tu nerviosismo y te relajara.

Guardo silencio un momento.

—Está bien, seguiré tu consejo —señalo resignado, para no seguir preocupándola con mis problemas—, mantendré las cortinas cerradas y también retomaré el tratamiento.

—Me alegra escuchar eso. Estoy segura de que eso te ayudará a dormir mejor.

—Gracias por preocuparte por mí, Ino.

—Siempre lo voy hacer, eres mi mejor amigo.

—Lo sé, tú también lo eres para mí. Te quiero.

—Yo también te quiero Shikamaru, y por favor no sigas tomando.

—No te preocupes, no continuaré bebiendo… No pienso terminar como mi padre.

—Está bien… Cuídate Shikamaru y descansa.

—Tú también cuídate, buenas noches —me despido y corto la llamada. Dejo el celular sobre el sillón. Vuelvo a llenar el vaso con whisky y me pongo de pie. Estoy inquieto. «Este será el último vaso que tome y me iré a dormir… Imposible retomar el tratamiento con tanto alcohol encima. Lo retomaré mañana».

Bebo de manera pausada e intento de no pensar en nada, sin embargo, no lo consigo. Mi mente me recuerda que ella continúa ahí, afuera, siempre atenta a mis movimientos y atormentando mi existencia. Siento rabia de mi situación, por lo que ingiero de nuevo mi vaso de whisky al seco. Noto como el alcohol, esta vez, calma mis nervios y me da valor, por lo que intrépidamente avanzo hacia la ventana y con brusquedad corro la cortina. Necesito confirmar si ella es una alucinación o es real. Su mirada sardónica de inmediato se cruza con mía y sonríe de forma maligna. Su actitud me enfurece, por lo que impulsivo abro la ventana y enfrento la situación.

—¡No quiero verte más acá! ¡Desaparece de mi vista! —le grito encolerizado y ella enseria su semblante al instante—. Regresa a donde perteneces y déjame en paz.

Con la respiración agitada espero su reacción, muy consciente de que si es real moriré en el acto. Siento como el aire se enrarece, mientras sus ojos verdes cambian de color a un rojo incandescente.

«Esto lo arreglaremos en el infierno», escucho una voz siniestra que retumba dentro de mi cabeza, al momento que una espesa niebla aparece a su alrededor. Me quedo estático producto del terror, y en cuestión de segundos, ese demonio femenino desaparece.

Pasaron varios minutos para salir del shock.

«Espero que todo haya sido un producto de mi imaginación».

.

.

.

Ha pasado un mes desde que dejé de ver esa alucinación, y puedo decir que desde ese momento todo mejoró. No tuve más pesadillas, por ende, dije adiós a los insomnios. Tampoco me siento acechado en el departamento, incluso ya puedo salir a la calle y no siento ningún delirios de persecución. Si todo continúa igual, el doctor me dará mi alta médica dentro de dos días, lo que significa que podré retornar al trabajo la próxima semana, mi último paso para volver a la normalidad. «Ya quiero que sea viernes para decirle adiós a ese doctor», susurro mientras le doy la última calada al cigarrillo, apoyado en la ventana de mi habitación. Mirando el cielo estrellado exhalo el humo con mi mente relajada, cuando escucho vibrar mi celular detrás de mí.

Por reflejo, apago el cigarrillo contra cenicero y luego camino hasta mi cama para recoger el celular, sin embargo, la llamada se corta antes de contestar. No sé quién me llamó, ya que el registro indica número desconocido, por lo que vuelvo a tirar el celular sobre la cama.

En ese instante, un fuerte viento ingresa por la ventana y yo por inercia me acerco a esta y la cierro. Tomo el cenicero y giro para dirigirme a la cocina, sin embargo, no alcanzo a dar un paso, ya que siento que una fuerza extraña me toma bruscamente por cuello, alzándome hasta el techo, para luego lanzarme con furia contra el suelo.

.

.

.

Con pesadez despierto y siento todo mi cuerpo adolorido, sin embargo, antes de cuestionarme el por qué me siento así, le echo un vistazo al techo del lugar donde estoy. Claramente no es mi habitación, más parece una lúgubre caverna. Debo estar soñando, maldición.

Qué problemático.

Intento levantarme, pero no puedo, ya que estoy encadenado de los extremos de mis pies y manos, cuestión me inquieta al grado de la desesperación.

—Vamos despierta —susurro nervioso, para luego cerrar y abrir los ojos y encontrarme en el mismo sitio donde desperté. Mi miedo comienza aumentar. Giró la cabeza primero a mi derecha y luego a la izquierda, y observo detenidamente este tétrico lugar. La poca iluminación existente, producto de una cuantas velas, me muestran perfectamente los esqueletos humanos que decoran las paredes de la cripta. Los latidos de mi corazón se aceleran, al divisar un tenebroso e imponente trono a pocos metros de donde me encuentro.

Estoy aterrado.

—Tranquilo Shikamaru… tienes que estar soñando —balbuceo con miedo, sin poder quitar la vista de ese sitial vacío, que pareciese ser un trono de un ente del infierno.

—Nos volvemos a encontrar Shikamaru Nara —esa voz siniestra que recalca con sorna mi nombre, me deja en estado de shock. Sé muy bien que esa voz es de ella, ¿acaso estoy muerto? —Sí soy yo y te informo que no estás soñando ni tampoco estás muerto —me aclara como si hubiese leído mi mente—, te dije que las cuentas las arreglaríamos en el infierno, pues ese momento llegó y es hoy —aparece de la nada enfrente de mí apretando con fuerza mi mentón. La contemplo estupefacto, dándome cuenta que todo lo que viví anteriormente no fue una alucinación.

—¿Por qué yo? —susurro horrorizado. Sus ojos verdes me miran sardónicos y esboza una sonrisa siniestra.

—Es necesario renovar el pacto con los Nara… y qué mejor que hacerlo con el hijo de Shikaku Nara —y ese instante, comprendí el por qué mi madre me crió tan lejos de él—. Es hora que te hagas cargo de todo el imperio que construyó.

—No… yo no tengo nada que ver con ese señor… con suerte supe que murió —señalo ante su mirada atenta— No me interesa nada de él. Si quieres puedes matarme. No voy a asumir nada por obligación.

—Lo siento, pero desde este momento las decisiones las tomo yo —acota haciéndome un rasguño profundo con una de sus filosas uñas en el antebrazo, y enseguida se hace un corte en uno de sus dedos. Su sangre negra gotea sobre mi herida abierta, lo que me hace sentir una extraña sensación. —Ahora solo seguirás mis órdenes.

Doy un sobresalto repentino y despierto sobre mi cama.

«Acaso fue un sueño». Estoy aterrado, por lo que tardo varios segundos en reaccionar. Comienzo a revivir esa pesadilla del infierno. Tomo asiento enseguida, y mi vista se clava en el piso. El cenicero está hecho trizas en el suelo, lo que me recuerda que alguien me atacó. Por reflejo, miro mi brazo. Tengo la herida que ella me hizo para realizar el pacto. Espantado, trago saliva.

Esa mujer del inframundo siempre fue real, y ahora entiendo el por qué vino a buscarme hasta acá. Necesitaba de un Nara y ahora me tiene; mi infierno en este momento acaba de comenzar.

Puedo sentir su presencia fuera de mi ventana. Estoy consciente que ella siempre regirá mi vida y me vigilará. Mi destino así quedó trazado.

.

FIN

.


Gracias por leer, espero que les haya gustado esta pequeña historia. Cualquier cosa que quieran decirme, pueden hacerlo a través de un review, me encanta leerlos y responderlos. Recuerden que los reviews siempre motivan al escritor. Yo los amo con el corazón :D

En los próximos días responderé los reviews pendientes; disculpen la demora.

Disculpen también las posibles faltas de ortografías, apenas tenga tiempo las corregiré (ayyy Kami... dame tiempo, por favor).

Nos vemos en una próxima publicación.

Besos y abrazos para todos.