- Capítulo 4 -
Los últimos Dos
En el salón del trono del piso 12, Chaos observaba a sus súbditos desde su majestuoso asiento, el Ítem de Mundo, el Trono de la Reina.
Vestida con ítems de la más alta calidad, que a su vez tenían la misma apariencia que la Antilene original, y a su vez en su regazo una guadaña yacía recostada, su guadaña de Campeón de Mundo, mientras que al mismo tiempo traía colocado de forma perpetua el Ítem de Mundo, Esclavo de la Vida, su carta de triunfo.
Por último, y el más importante de todos, incluso más que sus Ítem de Mundo, la Corona de la Orden del Caos. Este es el arma del gremio, creada a través del tiempo con los esfuerzos de todos sus miembros, compuesta por un set de joyas y un cristal del caos mejorado, era un ítem tan poderoso que superaba a los ítems de clase divina comunes, y a su vez estaba a la par de un ítem de campeón de mundo.
Si bien una corona no puede ser considerada un arma, se la creo de esta forma por el simple hecho de que toda reina debe tener su corona, y al Chaos ya poseer sus dos poderosas guadañas, no necesitaba de otra más que no podría utilizar, esto a menos que quiera que el gremio sea eliminado si llegara a destruirse el arma del gremio.
Chaos giró la mirada hacia sus costados, y tanto en su derecha como en su izquierda tenía a uno de sus guardias, Sariel a la derecha y Haniel a su izquierda.
En cuanto a aquellos arrodillados a un lado de su impecable y majestuoso camino, un total de cincuenta sirvientas y su superiora, la Ama de Llaves, Martha Hudson. Ella era uno de los pocos NPC de nivel 100 en todo el castillo, mientras que sus subordinadas eran de nivel 1, todas ellas de la especie Homúnculo, por lo que no eran humanas reales, caso contrario con su superiora, quien era una Humana con la clase Inmortalidad y que se especializaba en la lucha con cuchillos.
El salón del trono se encontraba tan silencioso como siempre, y el silencio aburría a Chaos, ella ya estaba cansada de esperar.
- [Mensaje] -
Una voz se escuchó desde el otro lado, una voz masculina.
- ¿Qué sucede, Zesshi? -
- Estoy aburrida, ¿puedo ir a visitarte un rato, Momonga? -
- Claro, creo que es una gran idea, todavía estoy esperando a que alguien venga. -
- Yo igual, Chishi me prometió venir a ver el final, pero se esta tardando. -
- Entiendo perfectamente como te sientes... Por cierto, ¿activaste Barrera de la Creación? -
- No, gracias por recordármelo, la activaré de inmediato. No quiero que ningún idiota se pase de listo y entre a mi castillo. -
- Bien, aquí te espero. -
La comunicación se cortó, y el silencio volvió una vez más.
- ¿Qué mierda estas haciendo, Chishi? -
El monstruo conocido como Chaos, La Reina, o en su conjunto La Reina Chaos, Zesshi para los amigos, salió de la sala del trono y entro en la habitación contigua. Momento en el que se teletransporto a las puertas exteriores del castillo, aun portando su poderosa corona tan despreocupadamente.
Chaos sacó un pergamino de hechizos de su inventario y lo deshizo al instante, para que acto seguido el hechizo [Portal] se activara frente a ella, y sin pensarlo dos veces cruzó a través de este.
Al momento de pasar por el [Portal], Chaos se encontró con la típica vista de la Gran Tumba Subterránea de Nazarick, y frente a la entrada de la tumba, Momonga, la estaba esperando.
Con un veloz y único movimiento, Chaos avanzó y en un instante apareció a un metro de su amigo.
- Presumida. -
- ¿Qué otra cosa puedo hacer? -
- Toma tu anillo. -
El hechicero No-Muerto estiró su mano, en ella había un anillo, el ítem conocido como Anillo de Ainz Ooal Gown, similar al anillo que Chaos portaba ahora en uno de sus dedos, ya que ambos le permitían teletransportarse a áreas designadas de sus determinados gremios.
Luego de que Chaos guardara su anillo personal en el inventario, tomó el anillo en la mano de Momonga y se lo colocó.
- ¿Trajiste tu anillo de gremio puesto? Eso es peligroso. -
- Parece que todavía no lo notaste. -
- ¿Qué cosa...? -
Chaos apuntó con su dedo la corona sobre su cabeza, y Momonga al verla quedó en completo estado de shock.
- ¡Zesshi, ¿estas loca?! Traer un arma de gremio es... ¡No importa si es el último día, estas siendo muy descuidada! -
- ¿Y qué tiene? De todas formas, no hay nadie actualmente en Yggdrasil que sea una amenaza para mí, a menos que... -
- ¿Qué? -
- Momonga, ¿crees que puedes robar mi corona? -
Un emoticón con rostro acusador apareció a su costado, y Momonga de forma apresurada contestó con un emoticón de expresión nerviosa.
- ¡Ni loco! A penas pude vencer a Ulber-san, no estoy tan demente como para enfrentar al top 1 de Yggdrasil... Al menos no sin prepararme de antemano. -
- ¡Ja! ¡¿Así que lo harías?! ¡Te atrapé, Momonga! -
- ¡Mejor vayamos adentro, ¿sí?! -
- Bien, como quieras. De todas formas, te patearía el trasero en segundos, no sería divertido. -
Momonga no dijo nada al respecto, solo usó el anillo y se teletransporto a la Sala de la Mesa Redonda del piso 9, Chaos sabiendo a donde ir también se teletransportó.
Cuando llegaron al lugar, una habitación blanca bellamente decorada, con una gran mesa redonda, y cuarenta y un asientos, asaltaron la vista de Chaos. Pero al ya estar acostumbrada a este tipo de escenarios, Chaos solo lo vio como un lugar más.
- La Mesa Redonda, no es un lugar en el que debería estar, pero no importa supongo. -
- Si... El resto aún no ha venido, y no creo que lo hagan para ser sincero. -
- Ten un poco de esperanza, al menos uno tiene que venir, yo le dije a Chishi que, si no cumplía su promesa, haría de su vida un infierno. Porque yo si hago lo que prometo. -
- Me compadezco de Chishi-san. -
Fue en ese momento que se anunció el inició de sesión de un jugador en particular, era Herohero, el Slime miembro de Ainz Ooal Gown.
- Te dije. -
- Hola, Momonga-san, no estoy muy tarde, ¿verdad? -
- ¡Oh! Herohero-san, no esperaba que te pasarás por aquí hoy. -
- Hola, Herohero-san. -
El Slime siguió la inusual voz y entonces se encontró con el rostro de Chaos, esto lo sorprendió un poco.
- Chaos-san, no sabía que estarías aquí, ¿no deberías estar con tu gremio? -
- Mi tonto otōto aún no ha llegado, lo estoy esperando con Momonga mientras tanto. -
- Ya veo. -
- ¿Y cómo te ha ido, Herohero-san? Hace por lo menos dos años que no sé nada de ti. -
- No creí que fuera tanto. Pues, ¿con qué empiezo? -
Estuvieron un rato hablando con Herohero, la mayoría eran cosas relacionadas con el trabajo, el abuso constante, las horas extras, el cansancio diario. Cosas normales en ese mundo, o al menos para los no ricos, en este caso Chaos.
- Lo siento, chicos, no he hecho más que quejarme desde que entré. -
- No tienes que preocuparte. -
La mano del esqueleto se levantó y un emoticón con cara sonriente apareció a su costado.
- Creo que me voy a ir desconectando. Lo siento chicos, pero estoy muerto de sueño. -
- Ah, claro. Descansa bien. -
Otro emoticón sonriente salió a la luz por parte del esqueleto.
- En serio lo siento. -
Herohero preparó el cierre de sesión, y mientras lo hacía, dio unos últimos vistazos a la habitación.
- Siendo sincero, me sorprende que la Gran Tumba Subterránea de Nazarick siga aun en pie. -
Un pequeño "¿eh?" salió de la boca de Momonga, fue tan poco audible que Herohero no lo escuchó, pero Chaos sí lo hizo.
- Cumpliste tu rol de maestro de gremio admirablemente. -
- Claro, Nazarick fue la base que levantamos todos juntos. -
- Momonga-san, muchas gracias por todo.
El slime dio una pequeña reverencia hacía el esqueleto hechicero.
- A ti también, Chaos-san, por creer en nosotros. -
Chaos solo se limitó a asentir con la cabeza, y mostrar un emoticón sonriente, al que Herohero respondió de la misma manera.
- Espero que nos volvamos a ver en otro sitio. -
Y con esas palabras finales, Herohero se desconectó de Yggdrasil.
- Se fue... -
- Perdón por hacerte perder el tiempo, Zesshi, al parecer nadie más va a venir. -
- No, tranquilo, aún no ha venido mi hermano, así que solo estaría aburrida. -
- Aún así, no puedo creer que se hayan ido tan fácil, esta tumba era como un segundo hogar. -
- Las personas no lo ven así, tienen sus vidas en la realidad, para ellos Yggdrasil no es más que un simple juego. -
Un emoticón molesto se mostró al lado del rostro de Chaos.
- Nunca te lo pregunte, pero, ¿qué es Yggdrasil para ti? -
- Una oportunidad. -
- ¿A qué te refieres con eso? -
- No lo entenderías si te lo dijera, ahora mismo no. -
- Actúas demasiado enigmática de repente. -
- ¡Es porque soy una mujer enigmática! -
Suzuki sonrió a sus adentros.
- De todas formas, ¿revisaste si Chishi-san ya entró? -
- Me fijé hace unos minutos, pero... ¡Si, ahí esta el muy tonto! ¡Lo voy a regañar! -
La joven semi-elfa estaba a punto de teletransportarse, pero entonces recordó.
- Toma, me olvidé de darte el anillo. -
- Quédatelo, Yggdrasil ya termina, guárdalo como un coleccionable. Y, de todas formas, ¿cómo saldrías sin el anillo? -
- Je, je, es verdad. Por cierto, ¿quieres con nosotros y despedirte? -
- Ah, lo siento, me encantaría, pero el deber de un maestro de gremio es estar en su trono. Me gustaría estar aquí hasta el final. -
- ¡Es cierto! ¡Bueno, entonces me voy! Ah, antes de irme, te pido que cuando cambies la configuración de Albedo no pongas "Esta enamorada profundamente de Momonga", mejor escribe, "Esta enamorada profundamente de Zesshi Zetsumei", ¿sí? -
- No entendí nada en realidad. -
- Tú tranquilo, lo sabrás en unos minutos. Ahora solo toma el báculo y ve a la sala del trono. -
- Aún sigo sin entender para que quieres que haga eso. -
Pero Chaos no lo escuchó a tiempo, ella ya se había teletransportado fuera de la tumba, y repetido todo el proceso anterior a su llegada.
- Supongo que haré lo que tenia en mente. -
Momonga tomó su arma de gremio, el Báculo de Ainz Ooal Gown, y se fue directo a la sala del trono.
- ¡Chishi! ¡Prepárate, porque voy a patear tu trasero por llegar tarde! -
- Hola, Onee-chan. -
Chaos detuvo su rápido andar, y shokeada observó a su querido hermanito.
- ¡¿Qué paso, Chishi?! ¡¿Por qué suenas tan desanimado?! -
- Es que... es complicado. -
Su instinto de hermana mayor se activó, y sin importarle los treintas minutos antes del cierre, caminó hacia Chishi y colocó su mano en su espalda.
- Ven, sígueme, tu Onee-chan te va a escuchar. -
Ambos caminaron hasta la sala del trono, Chishi se sentó en el trono, y Chaos encima suyo.
- Ahora cuéntame todo. -
- Primero que nada, mi novia me dejó, las cosas no iban muy bien entre nosotros. Paso lo mismo con Shiraori, y eso me hace pensar que yo soy el problema. -
- No seas tonto, ¿cómo vas a ser tú? Una relación la construyen dos personas, y esas dos personas son igual de responsables si esta falla de alguna forma. Con Shiraori, paso cuando Reiko... falleció, y luego también ocurrió lo de Kenta, no es fácil para una pareja ver a sus amigos irse. Es normal que los afectará tanto. -
- Lo sé, pero, aún pienso que es mi culpa que se alejara, y ahora Mei. Lo último que me dijo fue no pasaba el suficiente tiempo con ella, que estaba muy metido en mi trabajo. -
- Mei no se puede quejar demasiado, ella no entiende que para vivir uno debe trabajar, aún si se es de familia rica. Después de todo es una mimada y mantenida, sus padres le pagan todo. ¿Cómo alguien así puede comprender tus sacrificios? -
- Creo... creo que tienes razón, pero aún así duele. -
- ¿Qué tanto? -
- Como para escapar del mundo y enterrarme bajo tierra o algo. -
Una mirada seria apareció en el rostro de Hoshi, tomó a su hermano del las mejillas y con voz firme, preguntó.
- Chishi, ¿quieres irte conmigo? -
- ¿Irme? ¿A dónde? -
- A un Nuevo Mundo. -
Chishi no dijo nada, solo se mantuvo callado, esperando el fin de la broma. Pero para su confusión tal final nunca llegó.
- Onee-chan, el suicidio no una opción. -
- ¿Eh? ¡No! ¡Por la Diosa del Caos, ósea yo! Jamás pensaría en suicidarme, es estúpido. -
- ¿Entonces que quieres decir con "Nuevo Mundo"? -
- Eso... Te lo diré, pero antes. -
La líder de gremio miró hacia todos sus NPC, y entonces gritó.
- ¡Comando "Tapen sus oídos"! -
Los NPC acataron la orden absoluta y con sencilles colocaron sus manos sobre sus orejas, evitando así la posibilidad de que su secreto se filtrara.
- ¿Para eso era el comando? -
- ¿Ahora si te gusta? -
- Nos estamos desviando del tema. -
- ¡Cierto! Bueno, empezare desde el principio. Yo soy un Zanhferian, un ser divino de energía absoluta, fui reencarnada millones de veces a vidas mortales, y esta es una de ellas. -
- ... ¿Qué? ¿Onee-chan, consumiste alguna droga? -
- ¡Solo escucha! Un ser llamado Laopurios, mi amigo al parecer, me ayudó con esto, él es una divinidad como yo. Mírame a mí como a un ángel y a él como Dios, es algo así nuestra relación, o eso creo, mis memorias fueron borradas para una mejor experiencia mortal. -
- Entonces eso del isekai hace años, ¿era verdad? -
- ¿También te acordaste de eso? -
- ¿Cómo que también? -
- Pulpina mencionó lo mismo cuando se lo conté, y por suerte me creyó todo. -
- ¿Kyūban-oneesan te creyó esta locura? -
- Si. Ella confió en cada palabra. -
- ¿No me estarás mintiendo? -
Una fría voz surgió del avatar de Chaos.
- ¿Crees que mentiría aún con su nombre en medio? -
- ... No, jamás lo harías. -
- Entonces escucha todo lo que tengo que decirte, porque nos queda poco tiempo y necesito que me des una respuesta. -
Chaos resumió las cosas más importantes y contó todo lo más rápido que pudo, y con cada palabra que salía de esa boca, Chishi podía comprender más a su hermana.
Y habiendo quedado solo menos de diez minutos, Chaos por fin dio por terminado su resumen, el resumen de su vida.
- ¿Ahora me crees? -
- Es mucho para procesar, pero si... Te creó, Onee-chan. -
- ¡Si! ¡Ese es mi Chishi! -
La emocionada semi-elfa saltó del regazo de su hermano y cayó al suelo frente a él, ella estaba que irradiaba felicidad.
- ¡¿Entonces?! ¡¿Vendrás conmigo?! ¡¿Con todos nosotros?! -
- Si, aunque... -
- ¿"Aunque"? -
- Quisiera que Shiraori también venga. Ella merece vivir esto. -
- Me gustaría traerla, pero eliminó su personaje por completo, solo dejó todas sus pertenencias y se fue. ¿No te acuerdas? -
- Cierto. Maldita sea. -
- Al final los únicos que quedamos en el gremio fuimos nosotros dos, es muy triste. -
- Si... -
- ¡Pero no hay de que preocuparse! Si mueren en este mundo, podrán reencarnar en el nuevo mundo, ya se lo pedí a Laopurios hace años, el día que perdí a Reiko. -
- Lo pensaste mucho. -
- Tenía que hacerlo, no iba a permitir que sus vidas terminaran sin haberla disfrutado como se debe, para eso es el Nuevo Mundo. Para divertirnos, pasarla bien, hacer amigos, solucionar uno que otro problema, ¡y para que me pueda coger a Albedo! -
- ¿Albedo? ¿Cómo el NPC de Nazarick? -
- Es esa misma. Al igual que nuestros NPC, obtendrá vida y si Momonga no lo arruina, para dentro de unos minutos tendré una súcubo muy excitada y con ganas de tener decendencia. -
- Pero, ¿no tienes a Sariel y Haniel? -
- ... Nunca lo había pensado, siempre los vi como seres hermosos a los que amaba como mis hijos, hasta ahora no tenía ningún pensamiento sexual con ellos. -
- ¿Y por qué siempre babeabas por ellos? -
- Eso es porque son eran tan hermosos en mi mente que quería hacerlos realidad, nada más. -
- Oh, eso es muy sano viniendo de ti, Onee-chan. -
- ¡¿Éstas diciendo que tu hermana es una depravada sexual?! ¡Estas en problemas jovencito! -
- ¡Pero apenas soy unos años más joven que tú! -
- En eso te equivocas, mentalmente tengo más de cuarenta años, soy más madura que tú. Aún más si consideramos mis miles de años reencarnados. -
- Entonces, eso quiere decir que mi Onee-chan es en realidad una Obaa-san. -
- ... Por mi bien y el tuyo es mejor olvidar esta parte de la charla. -
Chishi asintió, pero en su interior reía sin parar, había descubierto una debilidad en su hermana.
- Queda poco tiempo, ¿cuál es tu elección? -
- Mmm... Estaríamos abandonando a mamá y papá, eso es lo que más me molesta. -
- Ellos estarán bien, creo, bueno tal vez se vuelvan locos y por la tristeza de nuestra repentina "muerte cerebral" puede que se separen, o que en su lugar destruyan a los "culpables" de esto, los Desarrolladores de Mierda. -
- Conociéndolos es más probable que pase lo segundo, por eso me molesta, no quiero que sufran a causa nuestra. -
- Hiroshi, somos adultos, tenemos que vivir nuestras propias vidas. Si me dieran para elegir entre mi felicidad y las de otros, no dudaría en ir por mi felicidad, aún cuando otros sufran por mi decisión. -
Con la mirada sombría, Chaos miró en otra dirección, perdida en el pasado.
- Yo jamás permitiré que alguien me vuelva a arrebatar mi felicidad. -
Al observar a su hermana y escuchar sus palabras, Chishi se dio cuenta de lo decidida que ella estaba, y que para este punto era imposible hacerla cambiar de opinión. En cuanto a él...
- Esta bien, lo haré, iré contigo al Nuevo Mundo. -
Ya se había decidido, él estaba listo para afrontar cualquier consecuencia.
- ¡Genial! Ahora espérame un momento, tengo que hacer dos cosas, antes que nada.
Chaos buscó en su inventario, un ítem muy importante que había estado guardando para este día.
- ¡Aquí está! -
- Eso es... -
Un cupón dorado yacía en la mano de Chaos, un ítem de pago llamado "Cambio de Nombre".
- ¿Vas a volver a cambiarte el nombre? ¿Cuántos van ya? -
- Solo dos, el original y el de Chaos, pero no es lo que piensas. Lo voy a usar para volver a tener mi anterior nombre. -
- ¿Te arrepentiste al final? -
- No, el nombre, o apodó en este caso, de Zesshi Zetsumei ya existe en el Nuevo Mundo, después de todo es el personaje en el que me base. -
- Ahhh, así que era "ese personaje", ya veo. -
- No quería que, por mi culpa, Zesshi dejará de existir, por eso de los Seis Dioses, que en realidad son jugadores de Yggdrasil. Si aquí era conocida como Chaos, entonces mi nombre no causaría nada en el Nuevo Mundo, solo sería un jugador más, ¿entiendes? -
- Eso explica muchas cosas. -
- Será mejor que me apure, no queda mucho tiempo. -
Rápidamente, Chaos, rompió el cupón en dos, y entonces, la opción de Cambio de Nombre, apareció ante sus ojos.
Coloque el nombre a cambiar.
El nombre fue escrito sin ningún contratiempo, y segundos después la existencia de Chaos había sido borrada, ahora solo estaba Zesshi Zetsumei.
- Listo. ¿Verificarías el cambio? -
- Claro... Si, ya está, pero el ranking del servidor sigue diciendo Chaos, parece ser que no se actualizó. -
- Para este punto eso me importa una mierda, solo estoy feliz de volver a ser Zesshi. -
Zesshi se abrazó a si misma, como si hubiera recuperado algo importante.
- Ahora lo segundo que debo hacer. ¡Ah, sí! Tengo algo que hablar con Momonga. -
- ¿Momonga? ¿Él también vendrá? -
- ¡Pues claro! Si no viene con su gremio entonces no podré tener a Albedo. -
- La haces escuchar como si fuera un objeto... -
- Objeto, NPC, no hay mucha diferencia para ellos, esto es por su configuración, y mientras te sean leales puedes hacer lo que quieras. -
- Eso es casi esclavitud. -
- No, es fe ciega. Y era muy común en mi anterior mundo, solo que la diferencia es que aquí sí saben que su "Dios" es real. ¿No actuarían los humanos de la misma manera si su Dios, su creador, viniera a la tierra y dijera "Sírvanme, sirvan a Dios"? -
- Tienes un buen punto, pero de todas formas es un pensamiento cruel. -
- Es la realidad, una muy maldita realidad. -
Habiendo terminado su conversación, Zesshi, presionó el dispositivo en su muñeca, era un comunicador especial creado por Shukumei no Kajiya, este ítem le permitía hablar únicamente con quienes tuvieran uno de su mismo tipo. En este caso esa persona era nada más y nada menos que su segundo mejor amigo, Momonga, él tenía el tercer ítem de una serie de tres. Y estaba claro quien era la segunda persona...
El tono de llamada comenzó a escucharse por toda la sala, esa característica y divertida canción.
¡Mejores amigos! ¡Mejores amigos por siempre! ¡Clink!
- Ese tono de llamada aún es muy raro, y más si tiene tu voz y la de Momonga. -
- Es un clásico de mi mundo, no lo entenderías. -
La llamada se aceptó, y la voz de Momonga pudo escucharse del otro lado.
- ¿Por qué me llamaste con este ítem? Podrías haber usado [Mensaje], me ahorraría recordar ese vergonzoso día. -
- No seas un llorón. Ahora por lo que te llamé, ¿ya resolviste lo de Albedo? -
- Justo estaba cambiando lo que Tabula-san escribió, ¿sabias sobre esto? -
- Algo así, me mostró la configuración de Albedo una vez. -
- Por eso querías que pusiera eso, ¿no? -
- Si, sabía que, si no te decía, lo habrías hecho tú de todas formas. Espero que no hayas puesto "Albedo esta completamente enamorada de Momonga", ¿no? -
- ¡N...no! ¡Claro que no! Eso... eso sería muy vergonzoso. -
- ¡Mentiroso! ¡Se te nota en la voz que lo hiciste! ¡Cámbialo! -
- ¿Para qué? No veo el sentido. Solo lo dejaré en blanco y ya. -
- ¡A mí me importa mucho! ¡Así que, por favor, Momonga, cámbialo! -
Un suspiro molesto se escuchó al otro lado de la comunicación.
- Bien, bien, lo cambiaré... -
Zesshi esperó unos segundos y entonces la voz de Momonga volvió a escucharse.
- Ya está todo guardado. -
- ¡Gracias, Momonga! Cuando estemos del otro lado te deberé una. -
- ¿Eh? Claro, como digas, Zesshi. ¡Espera, ¿qué diablos...?! -
Sin escuchar las últimas palabras de Momonga, Zesshi, cortó la comunicación.
- Ahora y de manera oficial la señorita súcubo, Albedo, la Supervisora de los Guardianes de Piso de la Gran Tumba de Nazarick, estará comiendo de mi mano. -
- Eso me suena a lavado de cerebro. -
- Piensa lo que quieras, Otōto, pero cualquiera que estuviera en mi posición lo haría con gusto, en especial los fans de Overlord, esos tipos sacrificarían a sus familias por tener a Albedo de la forma en que yo la tendré. Después de todo, es Albedo, ¡la súcubo más caliente de todo Nazarick! -
- ... Mejor ya no digo nada, tú sabrás lo que haces. -
El tiempo avanzaba, y tan solo quedaban dos minutos para el cierre de Yggdrasil.
- Chishi, muévete, tu reina debe sentarse en su trono real. -
- ¿Es por eso que tenías la corona puesta? -
- Exacto, mi querido súbdito, era para demostrar mi autoridad como soberana de este extraordinario castillo. -
Chishi, mientras se colocaba a un lado del NPC, Martha Hudson, asintió divertido ante la actuación de su hermana, ella se había metido por completo en el papel.
- ¡Comando "Destapar oídos"! -
Todos los NPC presentes en la sala quitaron las manos de sus orejas y escucharon las palabras de su reina.
- ¡Mis súbditos! ¡Este día Yggdrasil y cada mundo dentro de este caerán! ¡Una fuerza imparable los destruirá! ¡Quienes lo harán son conocidos como Los Desarrolladores! ¡Pero no teman, su Reina tiene un plan para esto! -
Con ambos brazos estirados, la reina atrajo a todos a un abrazó metafórico, como demostrando una vez más su protección hacia sus súbditos.
- ¡Los tan aclamados Ítem de Mundo! ¡Utilizaré estos ítems tan especiales para atraer a un ser, una criatura estúpida de otro mundo, que, en su codicia, buscó poder en otro mundos y nos encontró! ¡Cuando este Lord Dragon de este Nuevo Mundo invoque los Ítems de Mundo, nosotros, junto al Gran Castillo de Dowr, seremos llevados a este nuevo lugar al que llamaremos hogar! ¡Podremos conquistarlo, o dejarlo como esta, eso es incierto, pero mi única certeza es que viviremos felices, mucho más felices que hasta ahora! -
La Reina se levantó de su trono y exclamó con fervor.
- ¡Por eso, no teman! ¡Ya que mientras yo exista, jamás pasaran dolor! ¡Lucharé el doble, el triple, daré todo de mí por ustedes, y por aquellos que ya no están! ¡Porque este es mi hogar y ustedes son mi familia! -
23:59:08
23:59:09
00:00:00
El cuerpo de la Reina se vio envuelto en una gran luz, y entonces... nada, oscuridad absoluta, no, era diferente a lo que recordaba. Había luces, pequeñas y brillantes luces a su alrededor, y la oscuridad no era del todo oscura, más bien se combinaba con estas luces para crear un hermoso espectáculo de colores.
Era... era...
- (¿El espacio?) -
La Reina avanzaba a millones y millones de kilómetros por segundo a través del espacio, se sentían como un instante, y a la vez como una eternidad.
- Esto es tan hermoso, pero, ¿por qué estoy aquí? En la novela no dijeron nada de esto. -
Observó su cuerpo, era brillante, no era la apariencia de Zesshi, ni la de Hoshi, era algo distinto, casi divino.
- ¿Es mi forma real? ¿La verdadera apariencia de un Zanhferian? -
Incontables brazos y a la vez ninguno, infinitas extremidades y ninguna al mismo tiempo, un ser de energía absoluta que cambiaba a placer, parecido a un antiguo NPC que ella conocía.
- Esto es como las extremidades cambiantes del Chaos original, como las de mi Estado del Caos. ¿Quién pensaría que serian tan similares? La forma de un "dios" y la creación de un mortal, que chiste. -
Ezirium siguió cambiando de forma, todo lo que ella quería ser lo era, pero se sentía de alguna forma limitado, como si no pudiera dar todo de sí misma.
- Es cierto, Lao dijo que solo cuando salga del Aro podría recurar mis recuerdos y mi forma real. Tal vez sea un efecto secundario de la invocación, puedo ver el recorrido que hace mi ser al Nuevo Mundo. Pero... ¿va a tardar mucho? Según recuerdo, en la novela fue instantáneo. -
Esperó alrededor de un minuto entero, pero nada pasó, seguía avanzando por el espacio a velocidades inmensas.
- ¡Mierda! ¡No puede ser que tenga que esperar 600 años hasta que sea invocada! ¡Si no me equivoco es la fecha cuando Momonga llegó! ¡No, no, no! ¡Quiero llegar ya! -
Y entonces, su voz se silenció, la infinidad del espacio desapareció y en su lugar se encontraba nuevamente en la sala del trono, solo que esta vez se sentía un tanto descansada, como si hubiera dormido por mucho tiempo y no pudiera volver a hacerlo pronto.
Ahí fue que lo vio, la cuenta regresiva apareció en su mente y le mostró por unos segundos el conteo.
00:00:01
00:00:02
00:00:03
La cuenta regresiva desapareció, ahora todo era más... real.
- (¡Volví!) -
Cuando Zesshi miró a su alrededor, se sorprendió por dos cosas, la primera, fue saber que todo había sucedido como estaba planeado, y lo segundo, bueno, eso fue un poco abrumador.
- (¿Están llorando?) -
Filas y filas de mujeres, no, de sirvientas homúnculos, todas estaban en arrodilladas y lágrimas a montones caían en el sagrado suelo de la sala del trono. Solo cuatro personas estaban aún de pie, Chishi, quien se encontraba igual de confundido, la Ama de Llaves, Martha Hudson, aunque ella tenía una que otra lagrima en su rostro, y sus propias creaciones.
Zesshi miró a los gemelos a sus lados, y descubrió que también estaban llorando, demasiado, tal vez más que las mismas sirvientas.
- (¿Esto es por lo que dije?) -
El ángel de la clase Seraph Empyrean, conocida como Sariel, intentaba limpiar sus lágrimas, pero cuanto más limpiaba más volvían a surgir. Por su parte estaba el gemelo, en este caso un demonio de con la clase Incubo, lloraba casi a la par que su hermana, pero al ser una criatura de karma completamente negativo, su nula empatía mitigaba esto, bueno, al menos debería hacerlo, si es que quien la hubiera hecho llorar no fuera su creadora, el ser que más amaba incluso por encima de su hermana.
- Onee-chan. -
Siguiendo la voz del slime, Zesshi vio a su hermano, lucia un tanto incomodo, y por su expresión se podía decir que no tenia idea de que hacer al respecto.
- (Yo hice esto, es mi deber solucionarlo.) -
La Reina se aclaró la garganta, y todos entonces se pararon a verla, incluso sus dos guardianes personales se dieron la vuelta, y la miraron fijamente.
- ¡Sus lagrimas me llenan de alegría, con ellas entiendo cuanto me aman! ¡Por eso no los decepcionaré, ahora que hemos llegado al Nuevo Mundo! -
Todos detuvieron sus acciones, al principio la miraron con confusión, pero entonces algo hizo clic en sus mentes.
Sariel fue la primera en hablar, su voz era hermosa e hipnotizante, y su figura, lucía miles de veces más encantadora y atrayente que nunca.
- Zesshi Zetsumei-sama, ¿quiere decir que el Dragon Lord ya nos ha invocado a su mundo? -
- Es correcto, Sariel, ahora podremos explorar este mundo en su totalidad. ¡Me muero de emoción! -
- Mi reina, ¿desea que arme un escuadrón de exploración? -
La persona que habló fue Haniel, su rostro ahora serio resaltaba su actitud de "Verdadero Guardian", al menos ese era el tipo de personalidad que creó para él.
- Hazlo, solo no utilices demasiados recursos, los necesitaremos más adelante. Y en caso de encontrarte con alguna criatura inteligente, sea amistoso o no, quiero que lo traigas aquí para que pueda interrogarlo. -
- ¿Cuánto debe ser el radio de búsqueda? -
- Mmm... Uno o Dos kilómetros, más allá de eso no, ¿entendido? -
- ¡Si, mi Reina! Con su permiso, me retiro. -
Haniel, quien estaba apunto de irse, fue detenida por Zesshi.
- Haniel, antes de irte, ten esto. -
El incubo miró curioso a su señora, luego vio lo que tenía en su mano, y sus ojos se abrieron de par en par.
- Mi reina eso... ¡Eso es! -
- Uno de los tantos anillos creados por Shukumei-san, se supone que solo los miembros del gremio deben de poseerlos, pero le pedí personalmente que creara uno para cada Protector de Piso, en caso de que algo así ocurriera. -
- (Lo planeo desde el principio, mi Reina es increíble, no, ¡es perfecta!) -
Una gran emoción, orgullo, y admiración, brotó desde el pecho del incubo, él se arrodillo frente a su ama y creadora, y levanto ambas manos en señal de recibimiento.
- Yo, Haniel, el Escudo de La Reina, y Protector del 12vo piso, recibo con honor este valioso anillo. -
- Y yo, tu reina, te lo entrego. Para que así puedas cumplir eficientemente tus servicios a la corona y al resto de sus súbditos. -
Con delicadeza, La Reina colocó el anillos en las manos de su sirviente, este lo aceptó, y luego de estar de pie, se lo acomodó en uno de sus dedos. Él estaba extasiado por esto, y una parte muy profunda le pedía liberar sus reprimidos deseos sobre su ama, pero las negó, era un caballero, por lo que debía actuar como tal.
- Gracias, mi reina. No le fallaré. -
- Lo sé, ahora ve, mi fiel sirviente. -
El joven hombre con rostro, voz, y ropa femenina, se inclinó levemente hacia Zesshi y luego caminó fuera de la habitación, ya que dentro de la sala del trono era imposible teletransportarse debido a las protecciones asignadas.
- Sariel. -
El ángel se puso rígido ante su mención, pues estaba sumida en sus pensamientos, la mayoría de ellos deseándole suerte a su hermano y a su vez pidiendo tener el honor de portar uno de estos anillos.
Y como si su mente fuera leída, su reina habló.
- También tengo uno para ti.
Un nuevo agujero negro se abrió y de este Zesshi sacó otro anillo, se acercó al ángel y tomándola desprevenida, sostuvo su mano con delicadeza y le colocó el anillo en su dedo anular de su mano izquierda. Este simple acto hizo a algunas de las sirvientas homúnculos suspirar, como si de unas enamoradas se tratara, Martha tenía una sonrisa en su anciano, pero bello rostro, y Chishi, bueno, su expresión era complicada por decirlo menos.
- Zesshi Zetsumei-sama, este dedo... -
- Te ves aún más hermosa con el puesto, ¿no? -
Un fuerte sonrojo apareció en el rostro de Sariel, sus tres pares de blancas y hermosas alas se agitaron de la emoción. Más suspiros surgieron del fondo.
- Se lo agradezco con todo mi corazón, al igual que mi hermano, haré un gran uso de este tesoro. -
- Me complace escuchar eso, ahora si me permites, tengo que hablar con mi querido otōto. -
- Por supuesto, ¿desea que haga algo mientras tanto, Zesshi Zetsumei-sama? -
- Solo dime Zesshi-sama, que a partir de ahora todos los Protectores de Piso me llamen de esa forma. Y en cuanto a qué debes hacer... Por el momento quiero que revises si ha habido algún cambio en el castillo, incluso el más pequeño detalle, no quiero que nada se te escape. -
- Como usted diga, Zesshi-sama. -
Una reverencia después, y Sariel se había retirado de la habitación.
- Ahora... -
Zesshi caminó en la dirección de su hermano, y cuando este estaba a punto de decir algo, ella lo cortó.
- Espera un momento por favor, Chishi. -
Chishi asintió, y vio a su hermana dirigirse a Martha Hudson, la ama de llaves principal, coordinadora de las sirvientas homúnculos, y una de las Protectoras de Piso, específicamente el piso 10.
- Zesshi-sama, ¿a qué debo el honor? -
- Primero que nada, ¿te molestaría si a partir de ahora comienzo a llamarte solo Martha? -
- Para nada, sería muy feliz de que usted se dirija a mí de esa forma. -
- Me parece perfecto. Bien, ordénales a las sirvientas que preparen todo para realizar una celebración en el piso 11, el área de diversión, quiero un banquete digno de los 50 Creadores. -
- Como usted ordene, Zesshi-sama. -
- Casi lo olvido, tu anillo personal. -
Otro anillo fue tomado de su inventario y colocado en las manos de la radiante mujer mayor.
- Llévalo con orgullo, Martha. -
Con una elegante reverencia digna de una de las mejores sirvientas del castillo, Martha, agradeció a su reina.
- Se lo agradezco con todo mi ser, Zesshi-sama. -
Zesshi le sonrió, y vio como la mujer ordenaba a sus discípulas.
- Vamos chicas, tenemos trabajo que hacer. -
- ¡Si, Superiora-sama! ¡Que tenga buen día, Zesshi Zetsumei-sama! -
Todas en sincronía reverenciaron a su ama y un instante después se retiraron del lugar junto a la ama de llaves.
El salón del trono una vez más estaba en silencio.
- Onee-chan. -
La semi-elfo dirigió su mirada a su hermano, el rostro confundido, sus ojos de slime sin pupila y con aparente temor, y su cuerpo tembloroso. Todo estaba en contraste con el tranquilo aura que emanaba su hermana, su rostro que era una obra de arte, ahora reflejaba aún más belleza por la paz que había en él.
- ¿Si, Chishi? -
- ... ¿Qué mierda acaba de suceder? -
- La cosa más perfecta del todo el universo. -
- ¿A esto te referías con... todo? -
- Si. -
- Entiendo lo de Haniel, Martha, y las sirvientas, ¿pero que fue lo que paso ahí con Sariel? -
Un rubor comenzó a subir por las mejillas de la semi-elfa.
- Chishi, creo que estoy enamorada. -
- ... -
- Fue amor a primera vista, Chishi, la vi, tan perfecta, tan pura, y quise hacerla mía. -
- ¿Y qué pasa con Albedo? ¿No dijiste que ibas a... con ella? -
- ¿Quién? -
Una sonrisa extasiada, baba saliendo de su boca, su mirada perdida, eso era todo lo que Chishi vio en su hermana, y lo que le hizo pensar aquellas palabras.
- (Mierda, su mente esta jodida.) -
- Ya quiero hacer muchas cosas con ella... je, je, je... -
- ¡Onee-chan! ¡Despierta, Onee-chan! -
Un preocupado slime movió los hombros de la semi-elfa de adelante hacia atrás, una y otra vez, hasta que está por fin salió de su fantasía.
- ¿Eh? ¿Qué paso, Chishi? -
- Tu mente se fue por un momento, estábamos hablando de Sariel y... -
- Sariel, es tan hermosa. -
Zesshi, dio un suspiro de enamorada.
- No otra vez por favor. -
- Tranquilo, ya estoy bien, es solo que nunca había sentido esto por nadie más. -
- ¿Ni siquiera por Daichi-san? -
- Ella era alguien muy especial, la quería mucho, pero se alejó, y jamás pude sentir algo más allá del cariño a una buena amiga. En cambio, con Sariel es distinto, con ella me siento realizada, amada, no puedo explicar todas las emociones que tengo al verla. -
- ¿Será porque es un ángel? -
- Tal vez, pero no me importa, lavado de cerebro o no, pienso hacerla mi esposa. -
- ... Solo diré que, espero que seas feliz. -
- Lo seré, tenlo por seguro. -
La enamorada mujer se abrazó a si misma, como intentando guardar en su interior todo ese amor y poder entregárselo a aquella persona en su mente.
- Ahora que estamos aquí, ¿qué hacemos? -
El comportamiento de Zesshi paso de enamorada a su yo normal en un instante, su rostro era un poco más serio.
- Lo primero seria asegurar el terreno, pero eso Haniel ya lo tiene cubierto, por lo tanto, ahora deberíamos ir a un lugar que querrás ver. -
- ¿Qué lugar? -
Una sonrisa divertida se dibujó en el rostro de Zesshi.
- La Sala de Máquinas. -
Ambos hermanos estaban caminando en dirección a una habitación en específico, la sala de máquinas, un área establecida en el piso 9, y el cual era hogar del NPC más inteligente de todo el castillo, Sumiye Proyect, o Sumiye, un NPC de nivel 100, y la creación de Chishi.
- Estoy un poco nervioso, ¿y si se enoja conmigo por haberla abandonado por dos años enteros? -
- No te preocupes, lo menos que ella va a hacer es enojarse, creo que incluso puede que empiece a llorar... No, espera, los rostros de los Autómatas no pueden expresar emociones. Entonces no tienes de que preocuparte, solo quiérela como a una hija, o lo que sea. -
- Si tú lo dices. -
Cuando llegaron frente la gran puerta metálica, un láser salió de un compartimiento interno y los analizo de pies a cabeza, y al acabar, una luz verde se encendió a sus alrededores.
Creadores Fundadores Reconocidos, iniciando proceso de bienvenida.
La puerta frente a ellos se abrió, y sin apenas dar un paso, un grupo de máquinas se acercó a ellos a paso veloz, eran los ayudantes de Sumiye.
- Mis Creadores, es un honor tenerlos en presencia nuestra. Por favor, permítanme escoltarlos. -
- ¿Y Sumiye? -
- La señora no se encuentra muy bien en este momento, parece decaída, por eso le ruego que la perdone al no recibirlos. -
- No te preocupes, justo vinimos a resolver eso. ¿No, Chishi? -
El pobre slime asintió con gran culpa en su pecho.
- (Sumiye...) -
Mientras avanzaban por toda la habitación, observaron fascinados el cómo unas simples decoraciones se habían vuelto piezas de tecnología futuristas, como algo de una película de ciencia ficción.
- Este lugar sigue siendo increíble. -
- ¿Qué? ¿Tu niño interior despertó? Recuerdo como te fascinaban las maquinas hace años, y como querías un lugar así en el castillo. -
- No es que no me sigan gustando, solo tenía otras cosas más importantes en mente. -
- Bueno, ahora nada es más importante que recomponer a una niña triste. -
- Tienes razón. -
Al llegar a su destino, se encontraron con una gran cantidad de pantallas holográficas, algunas mostraban áreas determinadas del piso 9, otras algunas zonas de otros pisos, pero la gran mayoría apuntaba a los nuevos residentes, más en concreto a un ahora asustado slime.
Una voz hizo eco en toda la habitación.
- Chishi-sei nen'eki-sama, usted... ¿usted ha vuelto?-
La robótica voz no emitía emoción alguna, pero el hecho de que corazones digitales aparecieran rodeando a Chishi en cada holograma de él, daba a entender el amor que sentía su creación.
- Te lo dije, no esta enojada. -
Susurró.
- H... Hola, Sumiye, siento haber estado fueran tanto tiempo, tenía cosas importantes que hacer. -
- Mi señor... Lo extrañe demasiado, ¿en serio es usted?-
- Lo soy, y no volveré a irme a ninguna parte. -
Más corazones rodearon las pantallas holográficas, y entonces, desde el suelo se abrió otro compartimiento, en él se podía apreciar a una joven mujer de no más de veinte años, con piel clara, cabello negro que terminaba en lo que parecían ser cables conectados al suelo. Su ropa era completamente blanca futurista con bordes negros, sus mangas eran anchas, su capucha caía por detrás de su cabeza, una pechera mecanizada ocultaba su bien formado pecho, su falda blanca le llegaba hasta los muslos, y un par de zapatos blancos yacían en sus pies.
La creación miró al creador, y sin poder contenerse por un segundo más, Sumiye se abalanzó hacia su creador y lo abrazó con toda su fuerza, cosa que era demasiada porque su clase era la de un guerrero tirador.
- Mi señor, no volveré a separarme de usted, a partir de ahora estaremos juntos por siempre. -
- Sumiye... me aplastas. -
La Autómata se dio cuenta de su error, se detuvo y miró a su creador, parecía apenada, pero su rostro no le permitía expresar nada.
- Lo siento, mi señor, si desea castigarme es libre de hacerlo. Deje que mis emociones se interpusieran a mi lógica, su creación le ha fallado.-
Chishi, aún tosiendo por el apretón, respondió a la autómata.
- ¿Por qué haría eso? Solo estabas feliz de verme, es normal actuar así, solo intenta moderar tu fuerza la próxima vez, ¿sí? -
- Su sierva agradece su benevolencia, ¿ahora a que debo el honor de su visita, Chishi-sei nen'eki-sama, Zesshi-sama?-
Zesshi dio un paso al frente y habló.
- Sumiye, se celebrará un banquete en el piso 11, ahí las sirvientas ya se encuentran organizando todo, estima el tiempo que les tomará hacerlo y entonces envía el comunicado a todos en el castillo, esto a excepción de los NPC Mercenarios, y los POP. -
- Entendido, Zesshi-sama. -
- Eso es todo, Sumiye, te dejó a cargo de mi Otōto. Haz que te mime todo lo que quieras, tu reina te lo ordena. -
- ¡¿Eh?! ¡¿Onee-chan, a dónde vas?! -
- Tengo cosas que hacer, ahora se un hombre responsable y cuida de tu niña. -
Y con esas últimas palabras, Zesshi desapareció con teletransportación.
- ¿Y que sé supone que haga...? -
Con nerviosismo, Chishi miró a su creación, ella, aunque inexpresiva, irradiaba felicidad, y el hecho de que toda la habitación estuviera repleta de corazones holográficos y emoticones sonrientes solo hacía confirmarlo.
- Sumiye, ¿qué te gustaría ha...? -
Antes de que Chishi pudiera terminar su oración, Sumiye ya había forzado un abrazo con él, cosa que al darse cuenta correspondió de inmediato.
- No me deje sola otra vez, por favor. -
- Ya te dije que no lo haré, lo prometo. -
Lagrimas artificiales eran mostradas en todas las pantallas, por lo que Chishi para calmarla comenzó a acariciar su cabeza.
- Gracias por volver, Chishi-sama. -
- No, gracias a ti por aceptarme otra vez. -
Ambos se fundieron en un abrazo más profundo, eran como un padre y una hija que no se habían visto hace tiempo, y quienes querían recuperar esa relación que tenían.
Desde ese día se volverían inseparables.
La Tesorería era el lugar donde todo lo valioso adquirido por La Orden del Caos a través de los años fue resguardado, donde el enemigo iría en caso de derrotar a la Reina y a sus súbditos, y donde, cansados por el largo viaje, serían masacrados por el ser más poderoso del castillo. La creación en conjunto de todos los miembros del gremio, a quien la Reina tuvo el deseo de ser quien terminara la creación, designándola, así como la Creadora Oficial de la criatura.
Los pasos se escucharon, los guardias estaban firmes, eran dos hombres de poderosa armadura, ambos paladines con una armadura blanca con retoques dorados, junto a una espada y un escudo en sus manos.
Al ver quien se acercaba, los paladines se arrodillaron en señal de respeto.
- Mi Reina. -
- Descansen. -
Los paladines asintieron y volvieron a su anterior posición.
- (Muy bien, hagamos esto.) -
La Reina caminó hasta la puerta circular frente a ella, aunque más que una puerta era un rompecabezas que solo los miembros del gremio sabían, lo llamaron "El Rompe Mentes", porque su patrón era tan caótico que sería imposible de entender. Pero claro, esto no era nada para alguien que ya lo había hecho miles de veces, hasta un cubo de Rubik se consideraría más fácil que esto.
- (Esto va así, esto acá, lo muevo de esta forma, ¡y listo!) -
El extraño patrón accionó la puerta y la retrajo dentro de sí misma, dejando de esta forma una vía libre a la Tesorería.
- Veamos como esta mi niña. -
Antes tales palabras, los paladines no hicieron más que temblar, el hecho de que la propia reina pudiera hablar tan a la ligera de esa poderosa criatura, demostraba por qué ella era La Reina de este castillo.
Y cuando su señora avanzó por la puerta a la otra habitación, esta se cerró en un instante, dejando en claro que nadie sin colocar el patrón correcto sería bienvenido.
A cada paso que daba, su corazón latía más rápido y fuerte, pero no era por el miedo, sino por la emoción, Zesshi estaba emocionada por ver y conocer a su creación en persona. Aún si ya la había visto más de miles de veces a través de los años, ella quería saber como actuaria al momento de verla, como hablarían entre sí.
Pero siendo muy sincera consigo misma, Zesshi ya lo sabía a la perfección. Ella la creo, junto a sus amigos, si, pero la creo, a fin de cuentas, y como creadora conoce cada detalle de su creación.
- (Y aquí estoy.) -
Una montaña de tesoros yacía frente a ella, montaña que de por si no tenía nada de especial, solo era un decorativo para decir "¡Miren tenemos cosas, pero no van a poder llevarse ninguna, Idiotas!".
Zesshi se aclaró la garganta, y con voz en alto, exclamó.
- ¡¿Quién es la niña favorita de mamá?! -
Al principio no hubo nada, solo el eco de su voz en la habitación, pero entonces ruidos de pisadas acercándose a gran velocidad pudieron ser escuchados, y con ellos una voz infantil.
- ¡Mamaaaá! -
Una pequeña niña de no más de diez años corrió hacia Zesshi, esta abrió los brazos y espero a que la niña saltara a ellos.
- ¡Venga mi niña preciosa! -
La niña saltó sobre su "madre" y la abrazó con fuerza, una fuerza digna del ser más poderoso del castillo, pero que a Zesshi en cambio solo le pareció un buen apretón, y no porque tuviera mejores defensas, no, solo porque la niña sabía medir su fuerza a la perfección.
- Cuidado con tus cuernitos, vas a clavarlos en mis ojos. -
- Ja, ja, lo siento mamá, me emocione mucho por verte. -
- Yo también lo hago cada vez que vengo. -
Con una mano Zesshi cargo a su niña y con la otra movió el cabello de su frente, plantándole así un beso de "buenos días", esto hizo que su cola se moviera al estar muy animada, y sus pequeñas alas aletearon sin parar.
- ¡Te amo, mami! -
- Mami también te ama mucho, mi bebé grande. -
Otro beso fue directo al ahora regordete y suave cachete de la niña, luego otro, y otro, y otro, los besos siguieron hasta que la niña no paraba de reír.
- ¡Mami, eso da cosquillas! -
- ¡Pero bien que te gusta, ¿no?! ¡Aquí va otro! -
- ¡Mami, noo! -
Las risas no pararon, al menos no por un rato, hasta que Zesshi decidió que era suficiente, tenía algo que hacer aquí.
- Laidly, mamá quiere pedirte que guardes su corona por un tiempo. -
Atenta a las palabras de su madre y creadora, Laidly, observó el objeto que se encontraba sobre la cabeza de su madre, era la Corona de la Orden del Caos, un ítem tan valioso a sus ojos y a los de todos en el castillo, para ella se sentía como un gran honor poder ser su protectora.
- ¡Claro, Mami! -
Zesshi levantó a la niña y está con sumo cuidado tomó la corona, abrazándola contra su pecho como si su vida dependiera de ella, y así era en realidad.
Luego de bajar a Laidly al suelo, su creadora pudo vislumbrar mejor las extremidades no-humanas de su niña, quien en realidad era un dragón, un Dragonoide, sino un Dragón Puro, la cual fue creada a partir de un huevo que el gremio obtuvo como recompensa del jefe final del Gran Castillo de Dowr, de ahí que su nombre sea igual al del jefe y sean de la misma especie.
Tuvieron que gastar muchos recursos en ella, incluso usaron para su creación el Núcleo del Caos, por lo que cada día Laidly crea de forma pasiva los Cristales del Caos que tanto uso le han dado con los años, todo para convertirla en un ser que pudiera rivalizar con el infame NPC de la Gran Tumba Subterránea de Nazarick, el Golem Rubedo.
Aunque, esto jamás se pudo dar debido a que los NPC no pueden salir de sus mazmorras, por lo tanto, solo crearon conjeturas al respecto entre los dos gremios, y algunas simulaciones por programas externos a Yggdrasil.
Si bien, los Desarrolladores estuvieron al principio en contra de su creación, al igual que con Rubedo, permitieron que siguiera existiendo mientras no rompiera demasiado el juego y permaneciera en un lugar apartado, en este caso la Tesorería, lugar perfecto para un dragón, por que ellos son la especie que más ama cuidar sus tesoros, y en el caso de Laidly eran los tesoros de su amada madre.
- ¡Ven mami, acostémonos juntas en mi cama como siempre! -
- Claro, claro, vamos. -
Ambas se tomaron de la mano y comenzaron a correr en dirección a la habitación de la niña, la cual en este momento solo llevaba puesta una camisa blanca más grande que su propio cuerpo, un moño negro atado en la parte trasera de su largo cabello, y por supuesto, ropa interior, solo que debido a la camisa era imposible ver... ¿Aunque quién querría ver eso en primer lugar?
Al llegar a la gran y glamurosa habitación, fueron recibidas por la vista una incontable cantidad de juguetes esparcidos por todas partes, muebles de la mejor madera y decorados con los famosos metales prismáticos, los más valiosos de todo Yggdrasil, una hermosa biblioteca repleta de libros de todo tipo, puertas a varias otras habitaciones, y lo más importante de todo, una gigantesca cama, tan grande como el tamaño de un dragón adulto.
- ¡Mami, cama, cama! -
Laidly corrió emocionada hacia la cama y saltó sobre ella, rodo, pataleo, y rio, luego miró a su madre, la estaba esperando.
- ¿No estas olvidando algo, Laidly? -
- ¿Algo? Algo... ¡Ah! -
Entonces se dio cuenta de lo que aún llevaba en sus manos, la corona de su madre, la cual debía resguardar en un lugar seguro.
- ¡Ya lo guardó, Mami! -
Se bajó de la cama y corrió hasta lo que parecía ser una caja fuerte incrustada en la pared, pero que, en lugar de tener dial giratorio, está poseía un hueco en la parte delantera, tal hueco tenía la forma de una huella de un reptil grande. Era la garra de un Dragón en miniatura.
- A guardar, a guardar, cada cosa en su lugar... -
Con alegría, Laidly, iba tarareando una de las canciones que su mamá le había enseñado hace años, y mientras lo hacía, su cuerpo cambiaba. La que una vez era una niña de tan solo diez años, ahora era una joven mujer que ya alcanzaba sus dieciocho, su cabello al igual que el resto de su cuerpo también creció, sus manos y pies ahora eran garras con escamas rojas, estas escamas aparecían en sus brazos, piernas, entrepierna, espalda, en sus orejas ahora cambiadas, y se extendían hasta pequeñas partes de cada mejilla. Tanto sus alas, sus cuernos, y su cola, eran más grandes y poderosas que antes.
En este momento, Laidly, había deshecho el primero de dos sellos, y accedió a su segunda forma, en esta forma todas sus estadísticas básicas aumentaban un determinado porcentaje, adquiría una apariencia más al estilo de la especie dragonoide, y su personalidad se veía un tanto influenciada por ser una adulta.
La ahora adulta apoyó su garra en el hueco de la caja fuerte y presionó sobre esta, una luz verde junto a un suave sonido dio por concedido su acceso, y de esta manera la caja fuerte se abrió.
Laidly, tomó entre sus dos garras la corona y la sostuvo con el mismo cuidado que hasta ahora, y al colocarla en el interior de la caja fuerte, lugar donde todo lo que le era valioso era colocado, ella quitó su mano, dejando que la puerta se cerrara por sí misma.
Se dio la vuelta y miró a su madre, sus pupilas negras con su iris como de felino, fijaron la mirada en aquella hermosa mujer, esta le estaba sonriendo.
- Ya terminé, Mamá. -
- Entonces ven aquí, mami quiere darte muchos abrazos. -
Una sonrisa apareció en el rostro de la dragona, pero no era como la de su yo niña, no, esta era más... madura. Y al momento de ver a su madre tratarla como si aún fuera una niña, Laidly sintió su pecho arder en felicidad.
- (Aun cuando yo siempre cambiaba, mamá jamás me trato diferente, siempre me vio a mí, su pequeña. Por eso siempre estaré ahí para ella, y la protegeré de todo mal.) -
Una gran determinación se asentó en la joven, caminó hasta su madre, y la abrazó con fuerza otra vez.
- Te amo, Mamá. -
- Yo también, Mi pequeña. -
Ambas mujeres se recostaron en la gigantesca cama, miraron el hermoso techo, un techo que fue cubierto de estrellas, esto con la activación de un ítem decorativo, y hablaron de todo tipo de cosas, sus comidas favoritas, libros, sobre la celebración que se daría ese día, y sus planes en este nuevo mundo. Todo esto en alrededor de treinta minutos, e iban a continuar, pero algo había surgido.
- [Mensaje] -
- ¿Sí? -
- Zesshi-sama, he sido informada por Martha Hudson que los preparativos de la celebración han acabado, todos los Protectores de Piso, las Valquirias Elementales, y el resto de creaciones ya se están movilizando. ¿Debería informar también a Laidly-sama y a sus custodios? -
- No es necesario, estoy con ella ahora mismo, yo me encargaré de decirles. Ahora ve a la celebración y llévate a Chishi contigo. -
- Como usted ordene, Zesshi-sama. -
La comunicación se cortó, y la semi-elfa abrazada a la voluptuosa dragón humanoide sonrió, mientras se miraban a los ojos.
- ¿Vamos? -
Su hija le devolvió la sonrisa en respuesta.
- Claro, Mamá. -
Música relajada podía ser escuchada en la extensa sala del Área de Diversión en el piso 11, algunas voces charlando entre sí, y pasos por todas partes.
- Te enteraste de que Chishi-sei nen'eki-sama regreso al castillo? -
- ¡¿En serio?! -
- ¡Entonces Chimei-tekina katto-sama también...! -
- No, lamento decirles que solo fue Chishi-sei nen'eki-sama, al menos eso fue lo que me dijo Martha Hudson-san. En serio lo siento mucho, Aisuru-chan y Kōfuku-chan. -
- Esta bien, no importa... -
- Gracias por decirnos, Samui kanashī-san. -
- Por nada, niños. Nos vemos después, tengo que ver que Gōmon-sha-chan no se esté metiendo en ningún problema. -
- Claro, hasta luego. -
La mujer con apariencia gélida hizo un pequeño asentimiento a los niños y se fue. En un principio decidió dejarlos a causa del ambiente incomodo, también porque ella no era muy buena para levantar el ánimo, y tampoco quería empeorarlo al decir algo inadecuado. Aunque lo de Gōmon-sha no era una mentira, ella debía cuidar de que su hermanito no causara ningún alboroto, esto por su personalidad introvertida, él no estaba acostumbrado a este tipo de ambientes festivos y solía ponerse un tanto errático si ella no estaba cerca para auxiliarlo.
Los gemelos se quedaron solos una vez más, Aisuru suspiró.
- Creí que esta vez vendría, Kōfuku. -
- No estes desanimado, estoy seguro de que uno de estos días vendrá, Chimei-sama jamás nos abandonaría. -
- Pero... Ya oíste a Martha Hudson-san, Zesshi-sama dijo que estamos en otro mundo ahora, y que Yggdrasil junto a los nueve mundos han sido eliminados por estos Desarroladores. Ahora es imposible que Chimei-sama o alguien más de los Creadores vuelva. -
La mirada de Aisuru se oscureció, él miró hacia abajo, observó sus manos que temblaban de la impotencia. Las apretó con fuerza, y entonces, volvió a hablar.
- Ella nos abandonó, Kōfuku, porque no fuimos suficiente. Chimei-sama se arrepintió de habernos creado. -
La tristeza desbordaba por su cuerpo, y las lagrimas cayeron desde sus ojos hasta el suelo, sus peludas orejas de zorro que siempre estaban en lo alto, ahora miraban hacia abajo.
El dolor de ver a su preciado hermano en ese estado fue tal, que sin pensarlo dos veces se lanzó a abrazarlo, y aunque algunos de los Protectores de Piso que se encontraban ahí los vieron y escucharon todo, no dijeron nada, porque tampoco sabían que decir.
Todos sabían y sentían su dolor, lo llevaban arraigado en el alma, y una pizca de envidia surgió en sus corazones por aquellos que no sufrieron esto. En sus mentes pensaban, "¿por qué ellos pueden tenerlos y nosotros no? ¿Era acaso porque sus Creadores eran los Fundadores? ¿Tan poco les importaban ellos a quienes los crearon?"
Cada una de esas preguntas habían pasado por sus cabezas, pero al no tener respuestas, ellos decidieron que seguirían adelante, porque después de todo aún tenían a su Reina... pero el dolor persistiría por siempre.
Una figura hizo su aparición, y junto a ella le siguieron tres más. Al verlas todos jadearon, algunos por la emoción, otros por respeto, y unos pocos por terror.
En medio de toda la gran habitación, su diosa, su ama, la reina de todos ellos, por fin había llegado, y con ella traía a seres más allá de los Protectores de Piso.
Los primeros dos eran los Paladines Dragonoides, ellos estaban en cuanto a estatus por arriba de los Protectores de Piso, pero se encontraban por debajo de los Guardias Reales, los protectores personales de la reina, y creaciones de esta misma.
Sus nombres eran Ransden Sunshield y Norvin Avelane.
Ransden fue creado por Minikui yūrei, y Norvin lo fue por Kirakira, ambos paladines eran muy respetados por todos los habitantes en el castillo, esto por su poder y servicios al ser los guardianes de la criatura más poderosa del castillo, quien superaba incluso a la misma reina. Pensar en ellos como aquellos que detendrían el paso de los invasores y sacrificarían su vida para que su reina pudiera ir con la "bestia", era lo más honorable que jamás hayan escuchado, aún si ningún invasor nunca llegó más allá del piso 9.
Y luego estaba Ella, la criatura que muchos amaban, temían, y adoraban, la nombrada por la reina como El Dragon Lord de Yggdrasil. Ella era la tercera creación de la reina, Laidly, quien con ayuda de todos los Creadores la hicieron, y por ende era un ser de inconmensurable poder, es por eso mismo que era temida, más al nunca salir de la Tesorería debido a lo que los NPC entendieron como "Un tratado con los Desarrolladores".
Debido a que Laidly era tan poderosa en conjunto con Zesshi, en especial por una habilidad que compartían ellas, los Desarrolladores dieron un ultimátum a través de una de sus notificaciones al gremio.
"El poderío del NPC conocido como Laidly podría romper las reglas del juego, si no se mantiene guardada en un área aislada, nos veremos obligados a eliminarla."
Aunque temerosos por la demanda, ninguno se daría por vencido con Laidly, por lo que lanzaron una propuesta a sus demandantes. Esta consistía en que, Laidly permaneciera en La Tesorería, y solo interactuaría con un enemigo cuando todos los pisos hubieran caído, siendo ella la última línea de defensa del castillo, a quien Zesshi comandaría hasta el final.
Los Desarrolladores aceptaron la propuesta, pero dijeron que estuvieron a punto de rechazarla, solo no lo hicieron por curiosidad, deseaban ver como se desarrollaba Laidly en combate al ser guiada por el Jugador más poderoso de Yggdrasil.
Por supuesto los NPC no tenían idea de todo esto, solo que se realizo un tratado con quienes dieron forma a Yggdrasil, por lo que, al enterarse de que las mismas "Deidades de Yggdrasil" querían eliminar a la Dragona por miedo a su poder. Entonces su miedo no era infundado, temerle era correcto, y debieron haberla matado hace muchos años, eso si no fuera tan leal a su creadora.
Laidly era tan leal, que según escuchó de la propia reina, ella llamaba Mamá o Mami a la reina, cosa que ni siquiera Sariel o Haniel se atreverían a hacer. Algunos creían que ella era la favorita de la reina, pero al nunca haberlas visto interactuar les era imposible de saber, tampoco sabían muy bien como era, solo que era de la especie Dragon.
Y entonces, ¿cómo fue que la reconocieron de inmediato a penas verla? Esto porque ella era el único ser en todo el castillo con tales características, su cuernos, su cola, sus alas, y esos afilados ojos. Aunque lo que no se esperaron es que fuera una niña pequeña, esto explicaría, el porque se refería a la reina como su madre.
- Mis queridos súbditos, hoy en este día para celebrar, me gustaría presentarles a alguien muy importante. Tal vez ya hayan oído de ella, pero hasta ahora no había podido salir de la Tesorería por, digamos, un contrato con los Desarrolladores. -
- (Así que era cierto, parece que Sumiye-san tenía razón después de todo. Como se esperaría de la Protectora de Piso más inteligente del castillo.) -
Una sonrisa se formo en el bello rostro de Niji, la Protectora de los pisos 1 y 2, sus grandes alas del Hada revolotearon animadas, el conocer a una nueva persona siempre la alegraba, y más si esa persona era una lindura como Laidly.
A Niji le fascinaban las cosas lindas, a tal punto que se emocionaba de más y terminaba rompiéndolas, pero valía la pena porque siempre era satisfecha. Aunque en esta ocasión debía ser diferente, no importaba cuanto deseara corromper esa inocencia en el rostro de la niña, cuanto quisiera tirarla sobre su cama y quebrar cada hueso, cortar su carne, beber su sangre, y hacerla suya una y otra vez hasta que este demasiado rota e irreconocible.
No, ella nunca podría hacerlo, primero porque era una compañera, una aliada del castillo, y su mayor y última defensa. Segundo, porque si lo intentara su cabeza sería cercenada en al momento, y si no fuera por la misma Laidly, lo haría cualquiera de sus compañeros, los paladines, o la mismísima reina, y ella no quería eso.
Por esto mismo Niji se guardaría sus deseos, luego podría y a descargarse con los ayudantes de Gōmon-sha, su mejor amigo, y con quien compartía ese amor por torturar a otros, solo que Gōmon-sha era muy superior a ella, él vivía de la tortura y para la tortura. A veces Niji se preguntaba, si lo que sentía en su pecho por él era solo admiración o en realidad era amor, tal vez su creador lo supiera, pero él ya no estaba y debía descubrirlo por sí misma.
- (Creo que voy a pedirle a Gōmon-sha que hagamos eso que los Creadores llamaron "Tener una cita", solo espero que ese tonto no me rechace por ser tan tímido.) -
Niji sacudió su cabeza con un leve movimiento y regreso su atención a su reina, aunque no se había perdido nada debido a que su proceso de pensamiento era bastante alto por su especie y nivel, claro, jamás se compararía a la veloz mente de Sumiye, pero al menos era algo de lo que presumir a las sirvientas.
- Ella es Laidly, la Protectora de la Tesorería, la máxima defensa del Gran Castillo de Dowr, y mi querida hija, trátenla muy bien, ¿sí? -
Sus últimas palabras se escucharon más suaves, como una madre feliz de poder hablar de su pequeño orgullo, lo que sucedía en este caso.
Todos a excepción de nadie, se conmovieron por el actuar de su ama, y vieron con otros ojos a esa pequeña criaturita, ¿quién siquiera pensaría en temerle? ¿A caso no ven que es una preciosura que jamás lastimaría a alguien? Esos eran algunos de los pensamientos de la gran mayoría de los presentes, habría quienes discreparían, claro, pero no podían negar que nunca lo pensaron, porque de ser así se estarían mintiendo a sí mismos.
- Antes de que comencemos de manera oficial la celebración, quisiera que todos pudieran escuchar el informe de Haniel. Él tiene datos muy importantes sobre este "Nuevo Mundo". Haniel, puedes hablar. -
- Como usted ordene, Zesshi-sama. -
Haniel, quien se encontraba a un lado de su hermana viendo a la pequeña Laidly en los brazos de su reina, y que a su vez un molesto sentimiento de envidia lo invadía, regresó a la realidad al ser llamado por su señora. Caminó hasta estar a unos metros de ella, y sintió a todos los ojos observándolo.
- Comenzare, el área alrededor del castillo es llana en su gran mayoría, aunque pude ver el comienzo de un bosque, y algunas colinas a lo lejos. En cuanto a vida inteligente, no encontramos nada a excepción de la vida silvestre común. Eso es todo lo que tengo para reportar, Zesshi-sama. -
- Lo haz hecho perfecto, Haniel, digno de ser mi creación. -
Un leve sonrojo se formo en el rostro del incubo, y cuando él vio a su hermana, pudo verla sonriéndole y levantando su pulgar orgullosa. En cuanto al resto de los presentes, algunos estaban un tanto celosos del incubo, pero jamás lo dejarían notar.
- Con respecto a los planes, después los discutiremos entre Chishi y yo. Haremos una reunión con los Protectores y las Valquirias Elementales, ahí podrán dar sus opiniones al respecto. ¿Entendido? -
Todos y cada uno de los presentes asintieron en comprensión, y en sus mentes estaban agradecidos de tener una ama tan amable como para escuchar sus pensamientos, sin dudas una gran reina.
Zesshi dio un rápido pero audible aplauso y sonrió.
- Con todo ya dicho, ¡es hora de celebrar! ¡No se llega a un nuevo mundo todos los días! ¡Sirvientas, traigan las bebidas! -
De ahí en adelante todo fue comidas, charlas entre compañeros, bebidas, bebidas, y más bebidas, aunque la mayoría de estas fueron de parte de Zesshi, quien para esta alegré ocasión deshabilito su protección contra alteraciones de estado, lo que la llevó a estar en el estado actual.
- ¿Sa... sabes que, Chishi? Lo primero que haga al salir del castillo será patearle el trasero a PDL, tengo tantas ganas de un reto en este momento... -
- Onee-chan, ¿no estas demasiado ebria? Creo que deberías irte a la cama. -
- ¡¿Ebria?! ¡Yo no estoy... hip ... ebria! -
- Si, estas muy ebria. -
- Ja, ja, mami se comporta extraño cuando bebe. -
- Zesshi-sama, ¿desea que elimine los efectos del alcohol? -
- Sariel, creo que Zesshi-sama desea seguir en ese estado, ¿no ves como se esta divirtiendo? -
- Aún así... -
El preocupado ángel observó como su creadora se tambaleaba de un lado a otro, apenas y podía mantenerse de pie, la hermosa piel blanca de su rostro ahora era decorada con el rojo en sus mejillas, y había estado hablando cosas extrañas desde hace un tiempo. Algo como querer hablar con la Zesshi del Nuevo Mundo, o si debería transformarse en una tal Renner y mostrarle a Climb como era en realidad.
Todas estas palabras eran cosas que Sariel no llegaba a comprender del todo, pero tal vez al igual que su reina supo lo del Dragon Lord, puede que tuviera más conocimiento de este mundo, cosa que ella creía muy probable, después de todo ella ha probado que es un ser superior con gran sabiduría. O al menos esos eran los humildes pensamiento de una fiel sierva.
- Sariel, acércate un momento. -
La muy alcoholizada Zesshi hizo un ademan con su mano al ángel, y esta gustosa se acercó a ella.
- Que desea, Zesshi-sama. -
Una sonrisa un tanto pervertida se formo en el rostro la semi-elfa, Chishi lo notó, y antes de que Zesshi pudiera decir algo, habló.
- Sariel, Haniel, ¿podrían acompañar a mi onee-chan a la cama? En serio creo que ya bebió mucho. -
Los nombrados miraron a su ama en espera de una negativa, pero esta nunca llegó, Zesshi aún seguía con la misma sonrisa y su mirada perdida en Sariel.
- Zesshi-sama, tome mi mano por favor. -
- La mía también, Zesshi-sama. -
Los gemelos se posicionaron a cada lado de su ama y la sostuvieron muy firme de las manos, y en caso de caer de espaldas, ambos colocaron sus alas emplumadas para evitar la caída. Ahora Zesshi estaba segura entre ellos dos.
- Con su permiso, Chishi-sei nen'eki-sama, nos retiramos. -
- Con Chishi esta bien. -
- Claro, Chishi-sama. -
- ¡Haniel, Sariel! ¡Cuiden bien a mamá! -
La pequeña dragón miró con ojos penetrantes a la dupla de hermanos, y aunque temblorosos, ambos dieron una cálida sonrisa a su hermanita menor.
- Así será, Laidly-sama. -
- ¡Con Laidly-chan es suficiente! -
- ¡Nos vemos, Laidly-chan! -
Y con la despedida del ángel, el trío se teletransportó fuera del Área de Diversión, y llegó cerca de las habitaciones personales de los Creadores.
- Sigamos, Zesshi-sama. -
Continuaron caminando por un minuto entero, y justo cuando Zesshi estaba por dormirse, fue despertada por las palabras de Haniel.
- Ya hemos llegado a su habitación, Zesshi-sama. -
- ¿Desea que la acompañemos adentro? -
- ¡Sariel, eso es...! -
Zesshi lo detuvo.
- No, esta bien, pueden pasar. -
Ambos asintieron, tragaron saliva y siguieron a Zesshi adentro de la habitación.
El lugar era hermoso, nada de lo que hubiera tenido en su mundo original o la Tierra de Overlord se lo habría comparado, Zesshi esta extasiada.
Sin pensarlo dos veces se tiró sobre su lujosa cama y con cada parte de su cuerpo disfruto la suavidad de esta.
- Ah... Necesito desvestirme. -
- Permítame, Zesshi-sama. -
Lo usual sería que nunca permitiera a alguien desvestirla, y menos verla desnuda, pero Zesshi estaba demasiado ebria como para pensar de forma lógica, por lo que aceptó.
El tiempo paso y para cuando se dio cuenta, ella ya estaba en ropa interior frente a dos personas, Haniel y Sariel respiraban agitados, el primero era el más afectado, la visión de su ama en ropa interior incitaba todo su ser. Las alas de ambos se agitaban con notable emoción, y esto Zesshi lo notó.
- Hay algo que tengo que decirles. -
- Claro, ¿qué es, Zesshi-sama? -
La respiración de Zesshi se aceleró, su pecho latía con fuerza, y su rubor no hacía más que crecer. Miró directo a los ojos al dúo, y respondió.
- Estoy tan excitada ahora mismo, ¿quieren hacerlo? -
- ... -
- ... -
Por un momento nadie dijo nada, estaban demasiado conmocionados por la pregunta, y cuando Zesshi creyó que se equivoco al juzgar su amor y lealtad, una sonrisa pervertida apareció en el rostro de los hermanos, aunque era más acentuada en el incubo.
- ¡¿Lo dice en serio, Zesshi-sama?! -
- Claro. -
- ¡Haniel, desvístete rápido! ¡¿O acaso desea que estemos vestidos?! ¡Puedo encargarle a una sirvienta homúnculo que traiga mis Prendas Especiales! -
- (Es cierto, olvide que la hice un poco pervertida, pensé que sería divertido, por eso le pedí a Shukumei que hiciera esas ropas para ella. Lo siento, Shukumei, sabía que no te gustaban las cosas pervertidas y aún así...) -
Zesshi solo se recostó su cabeza sobre ambas manos y miró a los ansiosos gemelos.
- Quítense todo, quiero ver sus cuerpos. -
- ¡Como ordene, Zesshi-sama! -
Y así, con suma rapidez y cuidado, los gemelos se quitaron sus vestimentas y la guardaron en su inventario personal. Ahora tanto el ángel como el demonio se encontraban como habían venido al mundo, o al menos así sería si en Yggdrasil no se castigara el contenido para adultos.
- Son tan hermosos y apetecibles. -
Los sentimiento de lujuria y amor que estaban sintiendo por su ama no tenia comparación, tanto el miembro de Haniel como la zona intima de Sariel estaba al tope de su excitación, ya no podían contenerse.
- Supongo que es mi turno. -
De forma lenta y dificultosa, Zesshi retiró tanto su sujetador como sus pantis, fijó su mirada en su entrepierna y pensó en algo.
- (Tal vez esto funcione...) -
Donde antes se encontraba su órgano reproductor femenino, ahora arriba de este y cubriéndolo, yacía un miembro del mismo tamaño y grosor que el de su dotado incubo.
- Ahora ya no tenemos que preocuparnos porque uno se quede sin disfrutar. -
El ángel y el demonio babearon sedientos de Zesshi.
La noche había pasado, y ahora la semi-elfa se encontraba despertándose, su cabeza dolía.
- Mierda, ¿bebi tanto anoche? Apenas recuerdo que sucedió... ¿Eh? ¿Por qué siento algo dentro de...? ¿Y por qué parece como si estuviera dentro de...? -
Entonces Zesshi se dio cuenta, estaba en su cama, desnuda, y delante de ella estaba Sariel siendo abrazada por sus brazos, mientras que, por otra parte, Haniel la estaba abrazando por detrás. Parecían estar durmiendo, aunque se suponía que no lo necesitaban por sus especies.
- ... No me digas que... -
Cuando levanto la manta que los cubría, su rostro se tornó pálido, sus orejas bajaron asustadas, y el sudor asolo su cuerpo, entre tanto su mente era una mezcolanza de emociones.
- (Mierda, mierda, mierda, mierda...) -
El ahora nuevo miembro reproductor masculino de Zesshi, descansaba muy tranquilo en el interior de Sariel, y, por otro lado, el miembro de Haniel lo hacia en el interior de Zesshi, solo que, en vez de ser por su entrepierna, era por su otro agujero...
- (No puedo creer que me corrí dentro de ella, también siento dentro de mi algo espeso, de seguro Haniel no se contuvo... ¡¿Y si quedamos embarazadas por esto?! ¡No estoy preparada para ser madre aún!) -
El estado de ánimo de la semi-elfa iba decayendo cada vez más, y no veía un fondo posible.
- (¡Espera! ¡¿Cómo mierda es que tengo "eso" en primer lugar?! ¿Acaso será un hechizo de Sariel o...?) -
Un recuerdo vino a la mente de Zesshi, el de una habilidad que había obtenido con la clase de trabajo Dios del Caos.
- (La habilidad activa, Cambio de Forma, así que era eso. Como no la utilizaba mucho en Yggdrasil me olvide por completo de ella, es la misma habilidad que el anterior Dios del Caos uso conmigo en su pelea.) -
Zesshi contempló su protuberancia masculina, se concentró un poco y entonces está se fundió con su cuerpo hasta desaparecer.
- Eso fue raro, por un momento pensé que mi destino era ser una Futanari por siempre. Tampoco me molestaría, solo sería un poco raro. -
Un leve movimiento se produjo frente a Zesshi, era Sariel, ella ya se había despertado y la observaba con una sonrisa tranquila, sus ojos dorados la miraban con amor.
- Buenos días, Zesshi-sama, ¿cómo se siente hoy? ¿Se encuentra mejor? -
Un fuerte sonrojo se elevó por el rostro de Zesshi, el ver a Sariel hizo que su pecho palpitara con fuerza, y una parte muy dentro de ella deseaba volver a unirse al ángel.
- Bu... buenos días, Sariel. Si, me siento mucho mejor. -
- Me alegra escuchar eso. -
La sonrisa pura del ángel cautivo aún más el corazón de la semi-elfa, y su deseo de estar unidas creció.
- Por cierto... Anoche nosotros tres... ¿Cómo estuve? -
Una mirada de desconcierto se mostró en la cara del ángel, pero como si llegara a una compresión, su rostro volvió a su sonrisa habitual.
- Fantástica, fue la experiencia que jamás he tenido en toda mi existencia. -
- Me... alegro de que te gustara. -
- Aunque no creí que Zesshi-sama era virgen, como es tan hermosa, pensé que, ya lo había hecho con alguien. -
- No, no, jamás encontré a la persona indicada. Al menos no hasta ahora. -
- Zesshi-sama, ¿qué...? ¿Qué quiere decir con eso? -
Ahora era el turno del ángel de sonrojarse.
- Sariel, yo te amo, estoy enamorada de ti. Y aunque lo acabo de descubrir hace poco, sé con certeza que quiero pasar el resto de mis días a tu lado. -
- Mi reina... -
Aun con los brazos de Haniel abrazándola por la espalda, y con su miembro dentro de ella, Zesshi se acercó más al ahora tímido ángel, la tomó de las manos y tocó el anillo en su dedo anular.
- Sariel, ¿serias mi esposa? -
- Zesshi-sama, eso es... ¡Acepto! -
Y sin previo aviso, Sariel se lanzó hacia su ama y beso sus labios con fuerza, a lo que Zesshi correspondió con más besos y un cariñoso abrazo.
- La amo, Zesshi-sama. -
- Yo también te amo, Sariel. -
Ambas continuaron sumergidas en su amor profundo por la otra, sin notar como el dormido demonio comenzaba a despertarse.
- ¿Eh...? ¿Ya es de día? -
Al observarlas, Haniel se dio cuenta de que se había perdido algo importante.
- ¿Zesshi-sama, Sariel? ¿Lo vamos a hacer otra vez? -
Su cuerpo y mentes estaban renovados, su felicidad ahora estaba en su tope, y su corazón era más cálido que nunca.
Zesshi yacía sentada en su cama, y frente a ella estaba su hermano, quien tenía un rostro estupefacto, como si algo lo hubiera sorprendido de sobremanera.
- ¿Q... Qué dijiste, Onee-chan? -
- Me voy a casar con Sariel, ya estamos preparando el escenario para la boda, la haremos en el piso 3. -
- Pero... es tan repentino, ¿estas segura de que entiende lo que significa? No la obligaste a aceptar, ¿verdad? -
- ¡Jamás la obligaría a algo así! ¡Ella es mi preciosa prometida! Hoy, después de haber hecho el amor, le pedí matrimonio en la cama, y ella aceptó con una gran sonrisa. Fue hermoso... -
- ¡¿Te acostaste con Sariel?! -
- Con Sariel y Haniel, estaba muy ebria por lo de anoche, ¿bien? Ni siquiera recuerdo la mitad de las cosas. -
- Dios... ¿Al menos utilizaron algún anticonceptivo o algo? -
- ¿Lo olvidaste? No existían en Yggdrasil, por eso del +18 y demás. Lo hicimos al natural. -
- ¡¿Y si quedaste embarazada por Haniel?! ¡¿Qué vas a hacer?! -
- Tranquilo, ya pensé en eso, le pediré a Sumiye que fabrique una maquina creadora de píldoras anticonceptivas. -
- ¿No me digas que para eso me pediste colocarle la clase de trabajo Fabricadora Tecnológica? -
- ¡Acertaste! Iba a usarlo para cuando me acostara con Albedo, pero ella ya no me importa, ¡ahora estoy comprometida! -
Chishi colocó sus manos sobre su cara y miró hacia el suelo.
- Onee-chan, eres de lo peor... -
- Por eso soy tu Onee-chan, je, je. -
Quitando las manos de su rostro, Chishi regresó la mirada hacia arriba, en el este caso a su hermana.
- Entonces, ¿solo para esto me llamaste? -
Con esa pregunta, la actitud de Zesshi cambió y se tornó un poco más seria.
- No, necesitamos hablar sobre lo que debemos hacer a continuación. -
- Pero yo no sé mucho más que tú de este mundo, ¿para que necesitas mi ayuda? -
- Solo quiero tu opinión e ideas, lo mismo haré después con los Protectores de Piso. ¿No lo dije ayer? -
- Lo hiciste. Ahora, cuéntame que tienes en mente. -
Una sonrisa divertida emergió del rostro de Zesshi.
- Ni te lo imaginas. -
- Los hemos reunido aquí para discutir nuestro próximo curso de acción, pero antes Sariel y yo tenemos algo que informar. -
El ángel caminó hasta estar a unos centímetro del trono de su amada, esta la tomó de la mano y sonrieron a los confundidos Defensores de Piso.
- Estamos comprometidas, en unos días no vamos a casar. Solo queríamos que ustedes lo supieran primero, luego lo sabrán todos en el castillo. -
- ¡Viva! ¡Mami y Sariel-chan se van a casar! ¡Tendré nuevos hermanitos! -
- ¡Laidly! Aún es muy pronto para eso.
Una avergonzada Zesshi intervino a la pequeña de seguir hablando de más, pero el daño ya estaba hecho, la noticia de la boda y los posibles herederos, emocionó a más de uno de los Protectores de Piso presentes.
- ¿Tendremos un príncipe, Aisuru? -
- Parece ser que sí, estoy muy emocionado, ¿y tú, Kōfuku? -
- ¡También! -
Los pequeños Kitsunes comenzaron a reír de la alegría, pero por otro lado...
- Mi pecho se siente tan cálido, la boda de un siervo y su amo, que acontecimiento más maravilloso. Siento mis bocas babear de la emoción, que día más precioso. -
- Maestra, más que feliz pareces... -
- ... excitada. -
La ofendida Maestra Paladina Elemental, observó con molestia a sus jóvenes alumnas, y susurró por la bajo.
- ¡¿Pero qué cosas están diciendo de su maestra?! Estas niñas... -
Las adolescentes no hicieron más que reírse, una vez más su maestra había caído en sus bromas, bueno, tampoco era que estuvieran mintiendo del todo. Su maestra tenía una personalidad peculiar, al parecer su apodo de "Paladina Caliente" no era solo por su manejo del elemento fuego.
Hiyoshi suspiró ante el grupo de adolescentes, las seis niñas que los poderosos Creadores habían dejado bajo su mando, y a quienes, a pesar de sus constantes bromas, ella amaba como lo haría una madre.
Primero estaba Kūtori, su niña intrépida, un ser libre que adora a sus amigas tanto como molestar a quienes la rodean, siempre y cuando tengan la confianza suficiente entre sí. Ella era un heteromorfo de la especie Kaichō, quien pertenecía a la clase valquiria y utilizaba la lanza al igual que el resto de sus amigas, solo que ella era una Elementalista de Aire.
Segundo se encontraba Kogāru, una Tako on'na, creación de la fallecida Creadora Kyūban, ella solía ser una chica muy alegre, pero desde el fallecimiento de quien consideraba su madre no a sido la misma, su único consuelo es su hermana menor. Su clase es la de Elementalista de Agua.
Tercero, Kaihyō, una demi-humana de la especie Kuragehatto. Parte humana y medusa, ella era la segunda y última creación de Kyūban, y hermana menor de Kogāru, quien al contrario de su hermana aún tenía la fuerza para resistir el dolor. Desde el día de la muerte de su creadora, ella se prometió a si misma velar por la felicidad de su hermana, siempre tratando de que no cayera del todo en el abismo de la tristeza, pero nunca logrando devolverla a la superficie. Ella es una Elementalista de Hielo.
En Cuarto lugar, Nadira, heteromorfo miembro de la especie Umancornio. Es una chica traviesa que junto a su mejor amiga Kūtori aman las bromas, en especial las bromas a su maestra. Posee la rara clase de Elementalista de la Gravedad.
Quinto, Nyxiax, valquiria de la especie Lamia, tranquila y con deseos de ayudar, sus pasatiempos son enroscarse en los arboles del piso 3, observar a sus amigas bromear, y ayudar a entrenar a Kugeki, su hermana de batalla. Su clase esta orientada a Elementalista de Tierra.
Y Sexto, Kugeki, una joven callada de la tenebrosa especie Ente, un tipo de heteromorfo que rara vez podía verse en Yggdrasil, y menos en jugadores. Le gusta leer, escuchar música de los aparatos tecnológicos del piso 9, y pasar tiempo con su amiga y hermana del alma, Nyxiax. Su dominio como Elementalista es la Oscuridad.
Todas ellas conformaban el poderoso y famoso grupo de las Valquirias Elementales, pero un grupo no esta completo sin su poderoso y respetable líder.
Hiyoshi, heteromorfa de la especie Mil Bocas, sus pasatiempos son leer "libros" en la Biblioteca de la Araña, estos en realidad eran mangas coleccionados por varios de los 50 Creadores, entre sus favoritos estaban los mangas yuri y yaoi para adultos.
Ella era una completa amante de ese tipo de relaciones y las apoyaba con orgullo, si te gustaba alguien de tu mismo sexo, Hiyoshi estaría ahí para darte una mano, siempre y cuando le dejaras ver algo del espectáculo al final. Así de pervertida era.
Las seis de ellas poseía el nivel 60, mientras que su maestra el nivel 100, tan grande era la brecha entre maestra y alumna, que Hiyoshi podía vencerlas a todas al mismo tiempo y sin sudar, aunque en realidad debido a su especie ella no puede sudar.
Las valquirias siguieron charlando entre si sobre la noticia del próximo matrimonio, y cuando algunos solo podían saltar de la alegría, algunos de ellos solo se limitaban a asentir, como si estuviera de acuerdo con la situación.
Uno de estos era el Espíritu del Vacío, Void, el mejor hechicero en cuanto respecta a la Magia Arcana, o al menos a excepción de los Creadores. Él a su vez es un NPC de nivel 100, uno de los Protectores de Piso, en su caso el piso 8.
Zesshi levantó la mano y entonces todos en la sala del trono dejaron de hablar.
- Ahora el tema por el que estamos aquí. -
Todos y cada uno de los Protectores de Piso y las Valquirias se pusieron firmes, miraron a su reina y esperaron a que siguiera hablando.
- Con Chishi discutimos esta mañana, y por el momento solo deseamos explorar este mundo, obtener información sobre sus pobladores, reunión de recursos para el futuro, y posibles alianzas. También prevemos el surgimiento de futuros enemigos, por lo que trataremos de ser los más amigables posibles, y creemos que al igual que nosotros otros Jugadores también han llegado. Uno de ellos es Momonga de la Gran Tumba Subterránea de Nazarick, o al menos eso espero, su comunicador no parece estar conectado, por lo que me es imposible contactarlo. Así que tendremos que verlo en persona. ¿Alguna objeción? -
- No, Zesshi-sama. -
Dijeron todos al unisonó, ya arrodillados en una pierna e inclinando la cabeza.
- Perfecto, ahora quiero que aporten sus ideas. -
La primera en hablar por supuesto fue Sumiye.
- Zesshi-sama, si me permite. -
- Adelante, Sumiye, levanta la cabeza. -
La autómata obedeció y miró a su ama, su mente ya estaba prediciendo posibles respuestas.
- Gracias. Estaba pensando que, en caso de haber otros Jugadores, deberíamos ser cautelosos y prepararnos para una ofensiva. No sabemos si ellos llegaron antes que nosotros e influenciaron en la cultura de sus habitantes, tampoco sabemos si el nivel de los locales es inferior o superior al nuestro. A menos que usted ya este enterada, por supuesto. -
- Es como dices, sé con antelación que el nivel de la gran mayoría de la población es inferior al 30, solo unos pocos pueden alcanzar niveles altos, y eso es debido a estos seres llamados Dragon Lord, y a los Jugadores. Algunos de ellos ya han llegado hace más de 600 años antes que nosotros, estamos en desventaja. -
Un jadeo en conjunto se produjo en toda la sala, los NPC estaban impresionados por la previsión de su maestra.
- Entonces ya lo sabía... Zesshi-sama, me disculpo por subestimarla, por favor tenga misericordia de esta tonta sierva. -
- No te preocupes, aunque la ignorancia no es excusa, si incluso tú no pudiste verlo, entonces nadie lo haría. Estas perdonada. -
- Se lo agradezco, mi Reina. -
Sumiye hizo una pequeña reverencia desde su posición, y al ver el poderío e inteligencia de su reina, el corazón artificial de Sumiye comenzó a latir de admiración.
- Con respecto a los jugadores, la mayoría deben estar muertos, en Yggdrasil los seres humanoides estaban en abundancia, por lo que solo los heteromorfos o criaturas como los elfos podrían vivir hasta esta época. Solo tendremos que preocuparnos por los Dragon Lord y por ser rechazados por el mundo, aunque eso no es un problema. -
Una sonrisa se formo en el rostro de Zesshi, su cuerpo comenzó a cambiar, múltiples ojos aparecieron, su piel se tornó carbón, y varias extremidades surgieron. Un aura caótica asolo en las mentes de todos los presentes, esto hizo sus cuerpos estremecerse, o al menos a la mayoría, Laidly seguía sonriendo como siempre.
- Todo aquel que se ponga en mi camino será pisado por mí, quienes se atrevan a impedir mi felicidad y la de mis súbditos, serán destruidos. Solo aquellos que deseen aliarse a nosotros, son los que serán recompensados con nuestra presencia. ¡Puede que no desee conquistar este mundo, pero, un día todos quien soy! ¡Todos recordaran el nombre de Zesshi Zetsumei, la Diosa del Caos! -
El aura explotó en los alrededores, los NPC miraron a su reina y una vez más la admiraron, estaban extasiados, bueno, casi todos, Chishi se encontraba conflictivo.
- (Esto es un acto... ¿verdad?) -
Su cuerpo volvió a su estado anterior, de Estado del Caos a su forma habitual, la Semi-Elfa.
- Solo por ahora nos mantendremos al margen, Chishi y yo actuaremos como hechicero y caballero, iremos a la ciudad o reino más cercano y nos introduciremos en lo que llaman Gremio de Aventureros. Estaremos en eso hasta que hallamos alcanzado el rango máximo que un mortal puede tener, y utilizaremos seudónimos, el mío será Antilene, y el de mi hermano, Hiroshi, así es como lo hemos decidido. ¿Algo que decir? -
- No, Zesshi-sama. -
- Entonces se levanta la reunión, Sumiye, luego quiero hablar contigo sobre futuros planes y un tema en particular. -
- Como ordene, Zesshi-sama. -
- Pueden irse. -
- ¡Si! -
Todos de forma tranquila y gradual se retiraron de la habitación, ahora solo quedaban la reina, sus creaciones, y Chishi.
Zesshi lo miró desde su trono.
- Supongo que tienes preguntas. -
- Supones bien. -
El tono un tanto hostil o molesto de Chishi, hizo que las creaciones fruncieran el ceño.
- No tienes por qué enojarte, Otōto, sigo siendo tu Onee-chan divertida. -
Estas palabras, aunque su significado fuera casi inentendible para otros, calmaron el corazón de Chishi, porque sabía que esa mujer seguía siendo su querida hermana amante de la actuación.
- (Pff... Fui un tonto por preocuparme.) -
Chishi se dio la vuelta, y habló.
- Me retiro, Onee-chan, estaré con Sumiye hasta entonces. -
- Te llamaré cuando debamos salir. -
Con una mano levantada en señal de aceptación, Chishi, caminó hasta las puertas de salida. Y cuando se quedaron solos, la reina habló.
- Chishi jamás se volverá en mi contra, así que no sean tan infantiles y cambien esa expresión. -
Avergonzados, los gemelos y la dragona miraron apenados el suelo.
- (Estos chicos...) -
La Reina soltó la mano de su amada y se levantó de su asiento, estiró su cuerpo y miró hacia arriba, sus ojos estaban llenos de emoción.
- Este mundo, esta repleto de posibilidades, de seres con habilidades desconocidas hasta ahora. Algunos con especial talento para el crecimiento, quiero conocerlos a todos y hacerlos crecer, que sean leales, pero no como súbditos, sino como amigos, compañeros de armas. -
Con entusiasmo, Zesshi levantó sus manos y las cerró sobre sí misma, como si alcanzara algo.
- Deseo en este mundo una vida llena de diversión, emociones fuertes, y de felicidad absoluta. Ese es mi mayor anhelo, uno que se hará realidad. -
La felicidad de el trío se elevó, al igual que su ama deseaban algo en común, la felicidad, pero para ellos, sino para quien siempre estuvo a su lado.
Ellos deseaban la hermosa sonrisa de su creadora, y si fuera posible, estar ahí para presenciarla por toda la eternidad.
