Sigue mi voz

- ¡Shikamaru, ahí estás!, siempre te escondes cuando nos toca hacer estas cosas- Demonios, Naruto me había encontrado de nuevo – Vamos Shikamaru, debemos de organizar este evento, es turno de nuestra facultad.

- ¡Qué fastidio! ¿Por qué debemos adornar nuestro edificio? – dije molesto.

-Es lo que nos tocó y debemos hacerlo- me respondió Naruto con un puchero- A mí tampoco me gusta, pero no tenemos alternativa, debemos hacer estas actividades.

-Es una estupidez- contesté molesto.

-Shikamaru ¿de verdad estás bien? - me preguntó preocupado- hace tiempo que estás raro, pareces angustiado, has faltado mucho a clase, parece que siempre estás enojado o temeroso. Si pasa algo puedes contar conmigo, puedo ayudarte, ¡de veras!

Sonreí de lado – No es nada, solo estoy un poco preocupado, pero pronto pasará, es algo sin importancia- lo abracé por los hombros- Bueno, vamos a hacer esa estúpida decoración. Él sonrió y empezamos a caminar. Claro que me pasaba algo, pero no se lo iba a decir, me tomaría por loco.

Desde que soy un niño tengo una habilidad un tanto rara, escucho una voz que los demás no escuchan, es suave, pausada, melódica y tétrica, al principio la ignoraba por el miedo que me causaba, pero poco a poco me di cuenta de que se ponía triste cuando hacia eso, me di cuenta de que era una niña de mi edad, a veces me dejaba verla, siempre por el rabillo del ojo, por un espejo o reflejo, pero siempre de forma fugaz. Por alguna razón no habla con nadie más, no deja que nadie la vea, aunque si le gustaba hacer bromas a los demás, por ejemplo, su favorita era pasar muy rápido junto a alguien para que se le erizara la piel, se ríe mucho al ver las expresiones que la gente pone al sentirla momentáneamente.

A pesar de que soy la única persona con quien habla, siempre está callada cuando estoy con otras personas, dice que no me habla para no distraerme, pero eso no quiere decir que me deje solo, sé que está ahí, puedo sentir su presencia y verla en algunos momentos.

Desde hace mucho tiempo que hablamos, claro, siempre y cuando este solo, la conozco, sé lo que le gusta y disgusta, reconozco su voz siempre, a donde quiera que vaya, ella está conmigo, me he acostumbrado tanto a su presencia que me resulta incómodo cuando no está, justamente es ahí donde empieza el problema. Hace un tiempo está más silenciosa de lo habitual y a veces no siento su presencia, desde hace algún tiempo desaparece, al principio eran días, después fueron semanas y luego meses, hoy es uno de esos días y me pone ansioso no saber de ella.

Cuando terminamos de decorar el edificio me fui directamente a mi casa, por ser 31 de octubre la universidad haría un evento del terror, obviamente no quería ir y hui lo antes posible, cuando cruce la puerta pude sentir un momento su presencia.

- ¿Temari? ¿Estás ahí? – corrí a mi habitación, la había adecuado con detalles sutiles para que ella se comunicara más fácilmente conmigo – No te escondas, no hay nadie, ¿Qué pasa? ¿Por qué te vas por tanto tiempo? – No obtuve respuesta y no sentía su presencia por ningún lado, se había ido de nuevo. Me puse a realizar mi rutina, pronto aparecería de nuevo, estaba seguro. Me bañé, comí y me fui a dormir, sin ella el día era bastante aburrido.

-Shi – Ka – Ma -Ruuuu- la voz de Temari me susurro al oído, me levanté al escucharlo, no solo por la emoción de que regresara, también por el hecho de que, a pesar de estar acostumbrado, seguía dándome un poco de miedo.

- ¡Temari! ¡Regresaste! ¿Por qué te has ido? ¿Qué es lo que pasa? - no pude contener las preguntas, todas salieron al mismo tiempo. Ella también estaba inquieta, se movía de un lado a otro, pero había algo diferente, su energía era más fuerte, podía escuchar cómo se movían las cosas a su lado.

-Shikamaru, ya no podré estar más a tu lado, llego el momento de irme- escuchaba su susurro y la sentía detrás de mí.

- ¿Por qué debes irte? - No sé si el nerviosismo era por lo que me decía o por su cercanía, sentía su aliento y por un momento pude ver su mano.

- No puedo decirte, pero ven conmigo, no me puedes dejar, ¡tenemos que estar juntos! Si no me acompañas estaré sola – La escuche sollozar, ¿ahora se reía? Un escalofrío recorrió mi cuerpo ¿Qué era ella? Después de todo este tiempo era la primera vez que me lo preguntaba con tanta seriedad, siempre estuve cómodo con su presencia y hasta ahora me daba cuenta de que no sabía exactamente que era, todo se ponía muy confuso en mi mente. Era muy tarde, tal vez pasaba de medianoche, la luz era escasa y ahora podía percibir cosas que normalmente no podía.

- ¿Qué pasa si voy contigo? – Estaba temeroso de su respuesta, ¿realmente que era seguirla?

- Te llevaré a mi hogar y serás como yo- lo dijo con mucha tranquilidad, pero ¿Qué es ser como ella?

- Si voy ¿podré verte? – no sé por qué no pregunté que era ella exactamente, algo dentro de mí me lo impidió.

- Claro, donde iremos no habrá limitaciones, me podrás ver, nos podremos abrazar, ¿eso es lo que has querido todo este tiempo, no es verdad? – podía sentirla, se alejaba y se acercaba a mí con rapidez.

- ¿Y si no voy contigo? – No sé si quería escuchar la respuesta, pero algo dentro de mí no me dejaba controlar mi lengua.

- Ya no nos veremos nunca más – Al decir esto desapareció sin dejar ningún rastro.

- ¿Temari? – No obtuve respuesta, de pronto algo me empujo al piso, sentí como se me oprimía el pecho, como si algo pesado estuviera sobre mí y cada vez ejerciera más presión, me costaba respirar y la desesperación me empezaba a consumir, no podía moverme, no podía gritar, la adrenalina fluía, pero me mantenía petrificado, pronto escuché un susurro - ¡Temari! - solo pude pensar en su nombre, el sonido era muy lejano, no podía comprenderlo. De un momento a otro todo volvió a la normalidad, el cambio brusco me hizo vomitar, quedé tumbado en el suelo, temblando y abrazando mis rodillas. Una vez más sentí su aliento en mi oído.

- Esa será tu vida sin mí – escuché otra vez ese ruido, ¿sollozaba o se reía? Mi cerebro seguía confundido. Me quedé en el suelo un rato más, no le contesté, lo único que sabía era que no quería volver a vivir eso y tampoco quería que ella se fuera.

- ¡Iré contigo! – le dije aún tumbado en el piso. Había pasado toda mi vida con ella, no quería perderla, también quería conocerla por completo. No sabía de donde venían esos pensamientos, pero los seguiría sin dudar. Ella no hablo, solo se quedó a mi lado, cuando por fin pude incorporarme volvió a hablar.

- Te voy a guiar, solo tengo una condición, no escuches ninguna otra voz que no sea la mía, si le haces caso a alguien más no podrás seguirme – Acepte sin dudarlo, ya no había vuelta atrás y algo dentro de mí tampoco me permitía negarme, iría hasta el final.

- Toma el carro y ve hacia la universidad – Nunca me había ordenado nada, tampoco mi cuerpo me hacía caso, quise preguntar, pero no pude, solo busqué las llaves, salí de la casa y me dirigí al carro.

- ¿Shikamaru? ¿Qué haces? ¿Estás bien? – era mi madre la que preguntaba, supongo que se despertó al escucharme buscar las llaves.

-No le hagas caso, solo entra y vámonos – de nuevo no pude decir nada, ni a ella, ni a mi madre, quité el seguro y abrí la puerta.

- Shikamaru, ¿no le responderás a tu madre? – ahora era papá quien me hablaba, parecía seguro, pero podría escuchar un poco de temor en sus palabras, quise hablar, pero de nuevo no pude, algo me lo impedía ¿no podré despedirme de mis padres?

- Los vendrás a ver, no te preocupes, solo vámonos – Temari contestó a mi pensamiento, sentí temor, pero ya no podía hacer nada, trate de sonreír para tranquilizar a mis padres, pero solo pude ver como sus caras se llenaban de miedo, ya nada tenía sentido, tenía que irme o Temari se molestaría, subí al auto y emprendí el viaje. La noche era muy fría, la neblina era baja y con mucho trabajo podía distinguir la carretera.

-Más rápido Shikamaru, tenemos que llegar lo antes posible – su voz sonaba un poco molesta, la busque estaba en el asiento trasero, podía ver su sombra en el retrovisor – pronto podrás verme, por ahora solo date prisa.

Seguí conduciendo guiado por su voz, no sabía que estaba haciendo realmente, pero algo me obligaba a cumplir lo que ella me ordenaba, llegamos al campus, justo a donde estaba la decoración que había hecho esa tarde, ahora en la madrugada se veía bastante real, era como si hubiésemos llegado a un pueblo antiguo y la montaña de calabazas con cara fuera a cobrar vida en cualquier momento.

- ¿Shikamaru? ¿Qué haces aquí? ¿Viniste por alguien? – Naruto apareció al lado del auto junto a Hinata.

-No le contestes, solo baja y ve al terreno abandonado, te guiaré hasta la entrada – Temari estaba más ansiosa de lo normal, jamás la había escuchado así. De nuevo le hice caso, bajé del auto sin hablar, intenté sonreír para calmar a Naruto, pero de nuevo vi como el miedo se sembraba en sus rostros, empecé a caminar, Naruto quería detenerme, pero vi como Hinata lo detuvo, estoy seguro de que ella vio a Temari, por eso no quería que Naruto se acercara, tal vez por eso Temari estaba tan ansiosa, siempre que Hinata estaba cerca se ponía así, decía que sus ojos eran los únicos que podían verla y desafiarla.

Seguí caminado, en algún momento empecé a correr y solo seguía sus órdenes, no sabía conde estaba y era complicado ver, el camino no era nada sencillo.

- No te preocupes, estás a punto de llegar – su voz era más clara, de repente el suelo llano se terminó, empecé a resbalar en algún tipo de barranca, traté desesperadamente de sujetarme a algo, pero era imposible y de un momento a otro caí estrepitosamente en algún agujero, no podía ver nada. Me quedé en el suelo un momento, después sentí su presencia abrumadora, sentía mucho miedo y me volví a paralizar.

- Tranquilo, pronto te acostumbrarás a mi verdadera presencia, solo sigue mi voz, estás a punto de conocerme – a pesar del miedo, seguí caminando por lo que parecía una cueva, no sé cuánto tiempo caminé, perdí la noción del tiempo y el espacio al estar en ese lugar oscuro.

Después de un rato más, un pequeño destello se asomaba al fondo del camino, sentí la necesidad de llegar, así que empecé a correr, cada vez la luz se veía más clara, parecía una cascada, corrí aún más y pude ver un trono enorme ¿ella estaría ahí? Fui frenando mi paso.

- ¿Por qué te detienes? ¿No quieres verme? – Su voz era muy clara, como jamás la había escuchado, pero el miedo me paralizó, ¿lo que estaba sentado en ese trono era Temari? – Exacto, soy yo, acércate más.

Mis pensamientos ya no estaban a salvo, de nuevo mi cuerpo se movió solo, me acerqué más a ella, el miedo no me dejaba pensar, era un demonio, una reina y ese era su reino del mal, cuando llegué a sus pies ella bajó del trono y se puso frente a mi cara, sonrió burlona.

- ¿Así que aún no recuerdas? – No sabía a qué se refería – No te preocupes, querido mío, yo te haré recordar – con sus manos agarro mi cara de forma brusca, sentí como sus largas uñas se clavaban en mis mejillas, ella sonrió una vez más antes de besarme, un tornado de imágenes me invadió, ella siendo humana, yo siendo un demonio, la utilice, la volví bruja, la quemaron viva, me arrepentí, use mi poder para dárselo, morí y ella prometió venir por mí a restituir mi trono. – Te esperé mucho tiempo, ¡bienvenido a tu reino! – dijo con una carcajada espantosa, ella era mi destino, no había duda de eso, jamás me separaría de ella.

Sonreí con las pocas fuerzas que tenía, ahora recordaba todo - Regresé - le contesté antes de desmayarme.

Tsunade estaba leyendo atentamente el informe que habían colocado hace unos minutos en su escritorio.

- ¿Así que tenemos un nuevo paciente? – le pregunto a su asistente, sin despegar la vista del papel.

- Es correcto doctora, lo trajeron esta mañana de emergencia, es un caso bastante grave, sus amigos y familiares ya habían notado comportamientos anormales, pero esta madrugada tuvo un episodio muy fuerte, huyo de casa, lo buscaron por mucho tiempo y lo encontraron inconsciente - contestó Shizune.

- Shikamaru Nara – empezó a leer con voz firme – 20 años, el mejor de su clase, probablemente el mejor de su generación, bastante listo, tanto para ocultar su enfermedad tantos años, es el peor caso de esquizofrenia que he visto en mucho tiempo.

- Shi – ka – ma – ruuuuu

- ¿Dónde estás? No puedo verte

- Shi – ka – ma – ruuuuu

- Por favor, dime donde estás, ¿Por qué no estás aquí?

- Shi – ka – ma – ruuuuu

- ¿Dónde estás? – Shikamaru no paraba de gritar y buscar, la voz de Temari lo atormentaba y por más que buscaba solo podía ver un cuarto vacío y sin fin.

Tsunade lo veía desde el otro lado del cristal de la habitación, el chico no había dejado de alucinar desde que despertó, al principio parecía normal, sabía bien como ocultar el hecho de estar escuchando voces, pero poco a poco sus alucinaciones fueron aumentando hasta que perdió el control por completo y empezó a gritar desesperadamente.

Tsunade no le quitaba los ojos de encima - llevaba varios minutos así, si no se calmaba tendré que entrar a sedarlo – pensó

De pronto, Shikamaru dejó de gritar y se detuvo de espaldas al cristal, parecía como si hubiese escuchado su pensamiento, eso hizo que sus nervios se alteraran. Shikamaru empezó a moverse muy lentamente hasta quedar de frente al cristal, tenía los ojos hinchados y con lágrimas, su cara era de confusión, pero poco a poco empezó a distorsionarla en una sonrisa escalofriante.

-Te encontré- dijo con una voz entrecortada mirando al cristal, Tsunade se alteró un poco, un miedo incontrolable la acechaba.

-Te dije que estarías a mi lado – Tsunade escuchó una voz sin vida al oído - ¡la voz era real! - pensó. La adrenalina empezó a correr por su cuerpo, pero no pudo moverse, solo sus ojos se abrieron con terror, al mirar como Shikamaru se acercaba poco a poco al cristal, ensanchando más y más esa sonrisa espantosa y manteniendo la mirada fija tras ella.

-Encontramos a la doctora, está muy herida, pero aún con vida, no hay rastros del paciente que le hizo esto.