Inmediatamente después de postear este capítulo, prometo ponerme pilas en cuanto a introducción y desarrollo de personajes, ya que hay mucho que quisiera poner y hay potencial...pero poco tiempo xD

Disclaimer: Touhou Project NO me pertenece. Es propiedad de su creador ZUN. Está historia está hecha por mero entretenimiento sin fines lucrativos.


Sentía que tenía una fuerza sobrehumana, muy desproporcionada a la de su cuerpo. – Red Dragon…a esto te referías con prestarme tu poder? – se preguntaba. Acto seguido, cansado de tener que lidiar con los intentos de escape de la criatura púrpura, lo tomó con ambas garras desde abajo, y dando un fuerte grito, lo mandó volando, alzandola sobre su cabeza y provocando que esta última cayera al suelo. Nuevamente desvío la atención hacia lo que tenía encima suyo. – Pero cómo es posible que podamos hacer esto? –. Seguía con muchas dudas. – ¿Es una especie de posesión? –.

Se equivoca, es una invocación. Por eso nos llaman Summon Cards, porque puede emplear nuestro espíritu en batalla – hablo de pronto la cabeza que se erigía encima suyo. Notando que estaba nervioso por tener otra cabeza encima de él cubriéndolo, también decidió aclararle otro detalle – No se preocupe, esto es temporal hasta que vuelva a mi forma original. Piense en mis alas y garras como si fueran suyos –.

El monstruo frente a él trataba de incorporarse nuevamente, lanzando unos pocos quejidos de dolor. – Esto lo pagarás caro, maldito! – rugió la cabeza de serpiente. – Es hora de terminar con esto de una vez – sugirió la cabeza del león. Al tiempo que el suelo temblaba, una enorme carga de energía mágica emanaba de la criatura, seguida de un fuerte rugido.

Al tiempo en que las cosas se intensificaron de nuevo, Reimu y Marisa decidieron incorporarse al lado de Lib, listas para asistir en la batalla venidera. – No se como lo hiciste, pero ese dragón es genial si puede contener a esa cosa! – dijo Marisa halagando la invocación del chico. – Cuenta con que no lo dejaremos acercarse, así que trata de seguirnos el ritmo está vez –. Su mini-hakkero estaba listo para lanzar otra potente carga de calor y luz.

– No se como ni porqué, pero no permitiré que sigan amenazando este templo con su presencia! – sentenció Reimu. – Lib, tendrás que ayudarnos en esto. Te ves lo suficientemente capaz de hacerle frente, así que trata de concentrarte –. A su vez, la Miko del santuario Hakurei se puso en guardia, llevándose los pocos ofudas que le quedaban y cargando sus orbes Ying-Yang con mucha energía.

Ahora, con ambas expertas en youkai a su lado, Lib estaba inspirado para seguir luchando, usando su invocación para resistir y ganar la batalla. Marisa y Reimu, con sus respectivas herramientas, estaban listas también para atacar al mismo tiempo. – ¡Muy bien…cuento con ustedes! – les dijo con ánimos.

Nuevamente, y ya sobre sus cuatro patas, la criatura púrpura comenzó a levantar su cola de escorpión, mientras dos de las cabezas cargaban rayos de energía igual de potentes que en anteriores intentos de eliminarlos. – ¡Aquí viene! – advirtió la sacerdotisa, provocando que los otros dos se pusieran en guardia.

–¡ALTO! –. Como si de un interruptor de apagado se tratara, las otras dos cabezas dejaron de cargar energía,y la cola de escorpión bajó al nivel del suelo después de escuchar esa súplica. – ¡Detengan su ataque! – grito la cabeza del águila. – Qué rayos te pasa? ¿Acaso no vez que podría convertir en polvo a nuestros enemigos? – respondió la cabeza de serpiente. – Si, estás arruinando toda la idea de ser una quimera de una sola mente con tu individualismo estupido – regaño el león; para su mala suerte, al ser la cabeza más cercana, recibió un tremendo picotazo del águila. – IDIOTAS! Si les digo que se detengan es porque no tienen la vista cazadora que tengo yo para notar los detalles más chiquitos! – grito el águila furiosa.

Los tres chicos bajaron la guardia. Ahora podían identificar a la criatura como una quimera; pero, ¿por qué estaba discutiendo consigo mismo?

– ¿No lo ven? ¿Notan algo en el chico frente a nosotros? – dijo el águila. Las tres cabezas cruzaron miradas con Lib, como si quisieran ver más allá de su alma o algo parecido. – Hm, puede poseer grandes poderes de invocador pero no sé parece en nada a quien nosotros…espera! Oh no… - dijo sorprendido el león. – Estaba aquí todo el tiempo…¡no es posible…! – exclamó a continuación la serpiente. Los tres humanos estaban confundidos por la repentina actitud de la quimera que ferozmente los atacaba desde hace un momento.

Las tres cabezas hicieron una pausa para finalmente gritar incrédulas y sorprendidas.

– ¡ES EL JEFE! –

– JEFE!? –. Eso fue una revelación que dejó boquiabiertos a los tres humanos presentes.


TOUHOU: Scattered Mind in Wild Card

Capítulo 2: La reunión de los youkai

A la distancia de todo, cerca de que cayera el atardecer, los mechones rubios de un par de youkais revoloteaban con el viento, expectantes de lo que sucedía en el templo Hakurei; mientras una se refugiaba de los últimos rayos del sol del ocaso con una sombrilla, la otra permanecía inmóvil, sentada en un trono de piedra que flotaba, mientras llamas de distintos colores revoloteaban detrás. Una figura con cabello rosado envuelto en un par de adornos para el cabello y portando un vestido de color verde las acompañaba; su brazo derecho estaba completamente vendado. Las tres estuvieron al tanto de lo que pasó en el momento en que el cielo se iluminó. – Tardaron más de lo que esperaba. Reimu recibirá un terrible sermón de mi parte por ser tan débil! – sentenció la mujer del vestido verde.

– Pero lo importante es que estuvieron a la altura. Incluso ese tipo parecía saber cómo lidiar con la situación, aunque se nota ignorante – decía la mujer de vestido naranja aún sentada en su trono volador.

– Aún así, Okina, esto no me da buena espina –. Kazen Ibaraki, una de los sabios youkais de Gensokyo, había decidido ser la mentora de Reimu Hakurei para ayudarla a ganar control sobre sus poderes divinos, ya que aún le hacía falta entender muchas cosas sobre el templo Hakurei, pese a sus increíbles dones naturales para la canalización, el exorcismo y la batalla contra los youkais de ese mundo. Tenía altas esperanzas en qué algún día lograría la paz entre youkais y humanos. Claro que, como con todo youkai, esta ermitaña y la miko del santuario Hakurei se conocieron de la forma menos amena posible, poniendo incluso la vida de Reimu al borde de la muerte en una ocasión.

Por su parte, Okina Matara era otra de los sabios youkais que, por meros mitos y leyendas, se cree que ayudó en la formación de la Gran Barrera Hakurei, junto con las otras dos acompañantes. Una Diosa oculta de las estaciones, que no hace honor a su título de "diosa oculta"; gusta mucho de mostrar su poder a aquellos que la admiren y respeten, y desatar su furia sobre los que la insulten o falten el respeto. Su gran manejo sobre las estaciones (directa e indirectamente), así como el uso de su habilidad para crear puertas traseras que potencian a los demás, la hace una de las veladoras más importantes de todo Gensokyo, y un enemigo de temer también. – Normalmente le dejaríamos la responsabilidad completamente a las manos competentes de Reimu. Pero siendo algo que ocurrió a gran escala, primero debiamos ponerlos a prueba – mencionó. – Esa bestia de tres cabezas sólo tenía un objetivo en mente, y al guiarlo hasta el santuario, les dimos la prueba perfecta y a ese monstruo lo que quería. Supieron reaccionar casi a tiempo, y además controlar esa cosa. A mí parecer diría que están listos –.

Kazen solo se cruzó de brazos. – Pues no estoy contenta con el resultado. Yukari, dile! No podemos dejar las cosas así, debemos intervenir –.

Un abanico salía sostenido por una mano desde dentro de un pequeño portal, proporcionando la frescura del aire a su rostro. – ¿La poderosa ermitaña está dudando de sus capacidades ahora como para evitar intervenir en una crisis? Esto no me lo puedo creer – decía sarcásticamente, con un ligero toque de veneno en sus palabras para enojo de la mujer pelirosa. – Por supuesto que vamos a intervenir, pero todo a su debido tiempo. Primero, necesitamos saber que estarán a la altura –.

– Y después qué? El fin de Gensokyo? – advirtió Okina.

– Como ya mencioné, todo a su tiempo. Además, para eso existimos, para evitar que este lugar sagrado entre lo fantástico y lo lógico se extinga. Pero no tiene nada de malo dar paso a manos mejor capacitadas –. Yukari Yakumo era, sin lugar a dudas, uno de los seres más enigmáticos de la Tierra. Conocida como la Youkai de los bordes, y una de los sabios Youkai, tenía la capacidad de romper los límites entre lo que fuera: una distancia, una capacidad, un tiempo, una muerte, el espacio mismo; y esos bordes se podían extender o hacer más pequeños, según la conveniencia del usuario. Al igual que sus acompañantes, si quisiera podría hacer desaparecer Gensokyo en un abrir y cerrar de ojos, pero le parecía aburrida la idea de ver un lugar tan bello convertirse en nada. Gracias a ella, las reglas en Gensokyo sobre el uso de danmaku para las batallas se volvieron ley, para tratar de apaciguar los instintos más extremos e impuros de los distintos seres de esa tierra. - Aún les falta una prueba más, mis niños... - dijo en voz baja. De pronto, miró su reloj de bolsillo, adornado por una cadena de plata por la que colgaba. – Ya va siendo hora. Ran! Chen! – llamó.

Un par de Youkai aparecieron arrodillándose, ambas de distinto tamaño. Mientras que una tenía la apariencia de una kitsune, con orejas y colas de zorro, la otra era pequeña y recordaba a un gato negro. – Sí, señora! – respondió la mayor.

– Preparen todo. Estaremos por comenzar. Ya saben qué hacer –. Y tronando sus dedos, un portal lleno de ojos se tragó a las dos obedientes sirvientas, sin inmutarse.

– Parece que llegó la hora – se decía Kazen, con una tétrica mirada.

– Así es…–. Okina se acomodó en su asiento, de manera que las llamas revoloteando alrededor de ellas se encendieron más grandes y vivaces que antes. – Es hora de emitir el juicio –.

Con una carta en su mano como evidencia, las tres entraron al mismo portal por dónde Ran y Chen se habían retirado. La sonrisa de la Youkai de vestido morado y blanco se volvió amenazante, y por primera vez en mucho tiempo estaba emocionada. - La reunión de los youkai más influyentes está por iniciar –.


Tres cabezas cabizbajas se sentían avergonzadas, tratando de no poner la mirada sobre uno de los tres humanos, a los cuales se arrepentirán de atacar. – ¡Lo sentimos, jefecito! – pidió la quimera.

Reimu aún estaba algo molesta por la destrucción que había dejado su lucha anterior. Era obvio que alguien tenía que pagarle por los daños, y por la forma en que la bestia tri-cabeza se dirigía, su rabia ya tenía un destinatario. – Así que ya conocías a esta cosa y no dijiste nada – recriminó al pobre chico.

– No no no, te equivocas! – trató de excusarse Lib. – Juro que no conozco a ninguna de esas cabezas! – añadió dejando incrédulas a dichas criaturas.

Marisa, mientras tanto, analizaba de pies a cabezas por todos los ángulos posibles a la criatura, ahora más controlada. – Nunca había visto una quimera de verdad – se decía fascinada. – Increíble! Partes del cuerpo de animales diferentes! Hasta una cola de escorpio tiene! Cómo es qué… espera, esto no dolerá –. Acto seguido, le arrancó una de sus plumas a la quimera, la cuál además de hacer que se quejara del dolor le dirigiera una mirada asesina. – Qué? Uno nunca sabe cuándo tendré otra oportunidad de obtener materiales de una quimera –dijo encogiéndose de hombros.

– Si sigues así, verás que no habrá otra en esta vida! – regañó el león. Luego se volvió a dirigir a su presunto dueño. – Tendrás qué disculparnos, jefe. Nuestra intención no era atacar de esa manera cuando vinimos a búscalo por aquí –.

– Pero yo no recuerdo haberlos visto en ningún lado – explicó Lib. – En realidad…no recuerdo absolutamente nada. Excepto unos vagos recuerdos –.

– No se culpe, nosotros tampoco recordamos ni cómo llegamos – aclaró la serpiente.

...

Una carta sale volando con la leyenda Assault Chimera..

...

–...bueno, sí nos acordamos. Más o menos – exclamó de nuevo la cabeza de reptil.

– Y qué hay de la peligrosa hechicera que lo tenía cautivo? – preguntó el águila.

Los tres humanos se miraron confundidos. Llevar a Lib dentro de la seguridad del templo fue una decisión que Reimu y Marisa habían decidido, además de que el humano no se encontraba ahí contra su voluntad. En ningún momento decidieron que se convertiría en una especie de prisionero de guerra, pues no había una "guerra" qué pelear. Y eso que dijeron; bruja? – La única bruja aquí es Marisa – respondió Reimu. – Y encontramos a Lib en el bosque inconsciente, así que decidimos atenderlo aquí hasta que despertara –.

– Vaya, eso aclara el malentendido sobre lo que la mujer de la silla voladora nos dijo – comentó la serpiente. – A propósito, no recuerdo que su nombre fuera Lib – añadió.

Esto le dió una pista al chico de cabello rojizo. – ¿Quiere decir que…ustedes saben algo de mi nombre? ¿Saben quién soy? –.

Las tres cabezas se miraron con tristeza. – Lo siento, jefazo. Lamentablemente sabemos tanto como usted de su vida antes de venir a este lugar – dijo finalmente el águila. – Aunque, tal vez de esta manera puedas recordar algo –.

Dicho esto, la criatura comenzó a desvanecerse, hasta volverse una carta. Muy parecida al acabado que tenía la carta de Red Dragon, pero está tenía un nombre y una imagen diferente.

– Oigan! Mi pluma de quimera! – exigió la rubia, al notar que la pluma púrpura que sostenía entre manos desapareció.

Los tres se acercaron entonces a ver la carta. Lib la tomó entre sus manos y miro su nombre. – Assault Chimera…–. Nuevamente un distante recuerdo se agolpó en su cabeza…

Lo siento, ****, espero que puedas entenderlo. No fue nuestra decisión pero…lo que hiciste fue algo que no podemos pasar por alto. Estarás bien por tu cuenta… –.

Por alguna razón, ese recuerdo le trajo un puñado de emociones que no pensó que podría sentir en ese momento. Esas palabras sonaban en su mente como un montón de estática, y en su corazón parecían sierras rasgandolo en pedazos. No se explicaba por qué sentía tanta tristeza, furia y decepción al mismo tiempo.

De pronto sintió que una vara extraña apuntaba hacia su cabeza, haciendo que despertara de su visión. Reimu, cansada ya de lo que había pasado, sostenía su gohei en alto apuntando al extraño muchacho, muy seriamente. – No has respondido mi pregunta. ¿Cómo es que esa cosa te reconoce como su amo? Y por qué vino aquí en primer lugar? –. Iba a sacarle las respuestas de una forma u otra

– N-no lo sé, de verdad! – exclamó asustado. – ¡Sé lo mismo que tú en este caso! –.

– No me vengas con eso ahora. Acabas de usar el poder de una de estas cosas con una gran facilidad, sin mencionar que la anterior vino únicamente a buscarte a ti – recalcó, acercando más su vara al chico. – Vas a decirme lo que sabes o yo misma tendré que exterminarte, aunque no seas un Youkai! –.

Marisa, a sabiendas del mal humor que poseía su rival algunas veces, decidió intervenir. Con una mano tocó su hombro, y con la otra desviaba la punta del gohei a otro lado. – Reimu, nosotras no hacemos esto con humanos. Te puedes relajar? –.

La miko del templo Hakurei trataba de seguir amenazadora e imperturbable, pero algo en sus adentros le aseguraba que, pese a lo sospechoso del asunto, no tenía ningún buen argumento para amenazar con borrar a alguien del mapa. Debía admitir no solo que Marisa tenía razón, sino también que el recién bautizado como Lib había hecho un buen trabajo, evitando que se provocaran más desastres alrededor de su hogar. Eso la frustraba, era obvio; pero no podía hacer nada frente a las pruebas que ella misma había visto. Finalmente bajó su gohei. – Algunas veces odio que interfieras, en serio… – terminó diciendo, frustrada.

– Ze~ — exclamó triunfante.

Un poco nervioso aún, y ya conociendo un poco del poder que la humana de rojo poseía, Lib decidió hablar. – Esto…la quimera mencionó una mujer en una silla voladora. ¿Saben a qué se refiere? –.

Haciendo memoria, las chicas sabían que una descripción como esa sólo encajaba con un solo ser. Para su mala suerte, no era la clase de Diosa con quién se pudiera jugar. Luego de pensarlo un poco, la pelinegra sacó sus conclusiones. – Creo que la quimera fue engañada por alguien, diciéndole a propósito que te teníamos atrapado o aprisionado aquí – dijo con una mano en su mentón.

– Okina Matara. Definitivamente ella es la única que haría algo como esto para llamar la atención – agregó Marisa. – La pregunta es, ¿por qué enviar algo que no conocemos por naturaleza a destruirnos? –.

– Tal vez yo pueda explicarlo un poco –. Una mujer con un elegante vestido violeta, una cofia rosada en su cabeza y un paraguas que parecía servir más como adorno que para los rayos solares, apareció repentinamente detrás del muchacho.

Siendo tomada por sorpresa, Reumi rápidamente retrocedió un par de pasos antes de distinguir quién era. – Yukari Yakumo! – exclamó sorprendida.

– No me digas que tú tienes que ver con esto también? – preguntó Marisa, lista para ponerse a luchar de nuevo.

La mujer sacó un abanico de un pequeño portal, mismo que usó para refrescarse un poco. – Me gustaría decirles todo lo que sé – dijo tomando por el brazo al chico. – Sin embargo, sería mejor si nos acompañan…–

Y justo antes de poder reaccionar, todos estaban siendo succionados por un portal lleno de extraños ojos, producto de la recién llegada. Pese a sus intentos de volar lejos del peligro y alcanzar a sus amigos, Reimu fue rápidamente retenida por una figura familiar, que la arrastró hasta el fondo del portal. Al notar quién era, no pudo evitar sentir confusión. – Kazen!? –. Por supuesto, ya era tarde y junto con Marisa y Lib, que hacían un esfuerzo sobrehumano para intentar zafarse del agarre del portal, terminaron siendo arrastrados.


Sólo había oscuridad. No podía acostumbrarse a ella, ni tampoco saber qué había frente a él, a sus costados o encima de él. Se inspeccionó a sí mismo rápidamente, para ver si algo le había pasado. Estaba sentado, de eso sí se dió cuenta. Por fortuna todas sus partes del cuerpo estaban donde debían estar, sus ropajes lo cubrían donde debían cubrirlo y para su alivio, su caja de cartas estaba aún con él. Confundido, y algo asustado, decidió llamar por señales de vida después de unos segundos que pasaron. – Hola? Hay alguien? – llamó. Naturalmente no hubo respuesta. – En dónde rayos me habrán metido ahora? –.

Súbitamente, una luz parecida a la de un reflector lo estaba iluminando. Esto le provocó entrecerrar los ojos, en señal de molestia por la repentina iluminación. Sin embargo, pronto se dió cuenta que no estaba solo; distintas personas con rasgos particulares estaban alrededor de él. Una niña con alas de murciélago y ojos rojos como la sangre era acompañada de una sirvienta de plateados cabellos. Una mujer mayor de vestido azul y hermosos cabellos rosas venía acompañada de una chica de cabello corto y un par de katanas, además de ver espectros en formas ovoides volando alrededor de ellas. De igual manera, una niña con un extraño sombrero y ropas de color purpura y blanco venía acompañada de un par de mujeres; mientras la primera tenía un característico color de pelo verde y vestimentas blancas parecidas a las de su recién conocida amiga miko, la otra era una mujer madura con una mirada amenazante, vestimentas de color rojo y un adorno en el pecho que recordaba a un espejo. Pudo ver también a la mujer de vestido extravagante que los llamó a ella y a sus amigas, acompañada de otro par de personas; una chica con colas y orejas de zorro, y otra con orejas y colas de gato, ambas de una estatura muy diferente de la otra. Había varias personas, todas con apariencia femenina. Se dio cuenta que estaba sentado sobre una mesa de piedra, dónde todas las criaturas se habían juntado a su alrededor.

Sin embargo, lo que llamó más la atención fue ver a Reimu en uno de esos espacios, acompañada de Marisa. Ambas se veían bastante nerviosas. Finalmente, una voz que nunca había oído hasta ahora hacia acto de presencia. – Muy bien – dijo una mujer en una silla flotante de piedra. La descripción que le hizo Assault Chimera era precisamente la que concordaba con esa mujer. – Es hora de comenzar este juicio. El acusado ha sido llamado a esta asamblea para determinar sus intenciones por haber violado la gran Barrera Hakurei y provocar un incidente a gran escala –. Acto seguido, se levantó de su silla para que el resto de la audiencia pudiera notar mejor su presencia. –Satono, Mai! Presenten la evidencia – ordenó.

Lib notó que detrás de ella, dos chicas que parecían bastante normales salieron sosteniendo una carta cada una. Mientras una llevaba cargando un trozo de bambú y vestimentas verdes, la otra gustaba de llevar una rama de Myoga y vestimenta rosa. Cuando hicieron llevar el par de cartas a la mesa, el muchacho pudo notar que eran idénticas a las que usaba. – Son…mis cartas? Cómo es que las obtuvi–

No pudo terminar de formular esa pregunta, siendo interrumpido por un fuerte golpe a la mesa que bloqueaba la vista de dichos objetos. – Antes que se te ocurra decir o hacer cualquier cosa, debes responder las preguntas que NOSOTRAS te hagamos. Aquí tú no tienes voz ni voto – sentenció con fiereza la youkai. – Ahora, por lo que puedo notar… – siguió – …veo que puedes reconocer estas cartas como tú propiedad. Pero a pesar de rebosar de poder mágico, puedo notar que tú no tienes ninguno. Me parece difícil entender que alguien sin capacidades mágicas pueda manejar objetos con la misma naturaleza –. Luego le dirigió una fría y sanguinaria mirada. – ¿A qué estás jugando? ¿Planeas destruir a Gensokyo sin que subamos la guardia? –.

Lib se puso bastante nervioso ante las acusaciones, pero también un atisbo de molestia se notaba en su rostro. Apenas había cruzado a un mundo desconocido sin recordar nada de sí mismo, y se había hecho de un poder que ni siquiera él mismo sabía que manejaba. Cómo es que ahora lo estaban acusando de terrorismo intencional? – ¡No, para nada! Vera, uhmmm ... señorita? – trató de dirigirse a la youkai.

– ¡No soy ninguna señorita! – gritó ferozmente. – Soy la Diosa Oculta de las Estaciones, Okina Matara. Será mejor que te dirijas a mí con más respeto o morirás en este mismo juicio –.

– Para ser honesta, se ve como un humano corriente – soltó del otro lado de la mesa la youkai de alas de murciélago. – Yo, Remilia Scarlet, sugiero que nos lo quedemos en nuestra mansión como fuente de alimento. Dependiendo de su tipo de sangre, podría tenerlo bien conservado o ayudaría a alimentar a mi hermana pequeña – dijo con maleza, pero honestamente, provocando el horror en Lib.

– El templo Myouren no puede permitir que un humano, inocente o no, sea simple comida para quien desee reclamarlo – habló ahora una mujer de extraños cabellos violeta y de puntas castaña. Llevaba un extraño adorno a su alrededor de colores arcoiris, que parecían letras de algún tipo de idioma que Lib no conocía. – Yo, Byakuren Hijiri, no concuerdo con el hecho de lastimarlo. Sin embargo, sí debemos castigarlo por provocar un desastre anti-natural entre humanos y youkais locales –.

– Lo mejor será que se ponga al servicio del templo Moriya! – gritó una peliverde, vestida con un atuendo blanco de sacerdotisa.

– ¡Sanae! – la regañó la mujer de rojo a su lado.

– No hables en mi lugar, por favor – dijo amablemente la pequeña de sombrero con ojos.

Muy avergonzada, se limitó a hacer una reverencia. – L-lo lamento! ¡Me dejé llevar, Suwako-sama! –

– Sin embargo, el hecho de tener otras manos ayudando en el templo Moriya no vendría de más – dijo nuevamente la aparente infante. – Como antigua Diosa a cargo del templo, yo, Suwako Moriya, quiero que ese niño trabaje por el resto de su miserable vida en la Montaña Youkai, por haber provocado que se desatara el caos en mi territorio –.

Ya no sabía si estaba siendo enjuiciado por un crimen no cometido, o simplemente estaban discutiendo quién tenía la mejor idea para castigarlo. Por sus comentarios siendo tratado como simple aperitivo, esclavo, y otras cosas más subidas de tono, el muchacho ya no sabía si sentirse ofendido o asustado por todo lo que se decía a su alrededor.

– El muchacho ya está en jurisdicción del santuario Hakurei –. Una voz muy familiar se alzó, interrumpiendo las discusiones que estaban escalando. Reimu tenía suficiente de esta situación, y ahora que tenía la atención de los presentes, por fin podía hablar con claridad. – Marisa y yo lo encontramos detrás del templo. Y les recuerdo a los presentes que la jurisdicción de problemas de humanos se me encomendó a mí y a mis antecesores –. Se levantó de donde estaba sentada y prosiguió. – Si no hubiéramos llegado a tiempo tal vez no estaría aquí para ser enjuiciado. Mucho menos para defender mi hogar del peligro que estas cosas representaban. No es así, Lib? –. Terminando su sentencia, le hizo una mueca con la boca, señal de que le siguiera la corriente; el de cabello naranja lo entendió.

– Uhmm, sí bueno, ellas estuvieron cuidando de mí cuando desperté…– dijo un poco más calmado de que alguien estuviera de su lado.

– Hmm, entonces lo que debemos suponer es que estás de lado del humano – dijo maliciosamente Yukari, desde otro punto de la mesa, guiñandole el ojo a la Miko.

– No pongas palabras en mi boca, Youkai! – amenazó de vuelta.

– Es lo más obvio – agregó Okina. – Al estar del lado de los humanos y siendo experta en exterminar youkai, seguramente llamó a alguien más poderoso desde afuera para exterminar a todos aquí. Lo que nos dice que están a favor de la destrucción de Gensokyo –.

Reimu no podía creer lo que estaba pasando. Todas en la sala estaban dando por entendido que sus intenciones eran todo lo contrario a proteger este mundo.

– Seguramente fueron cómplices desde el principio o mucho antes – agregó Suwako.

– Esto puede considerarse como una traición hacia todo Gensokyo, así que lo mejor será deshacernos de los traidores primero – dijo Kazen Ibaraki desde las sombras. No podía ser que, incluso su maestra, estaba a favor de su eliminación.

Lib estaba confuso. Ahora la culpa recaía en Reimu por haberlo ayudado. No le parecía nada justo que la trataran de esa manera, no después de haberlo apoyado tanto. Pero no estaba seguro de si alzar la voz o tomar acciones de inmediato; estaba casi seguro que cada palabra que dijera sería contradecida, y cada acción sería tomada como un acto de violencia hacia las presentes. Se sentía inmóvil; paralizado. Por su parte, Reimu sintió que fue arrastrada directamente a una trampa sin previo aviso. Ya estaban planeando todo desde el inicio? Yukari Yakumo solía hacer esta clase de planes maquiavélicos cada vez que estaba aburrida, así que no se sorprendió de que las primeras acusaciones fueran a salir de su boca en primer lugar. Peor aún, se trataba de los 3 sabios youkai de Gensokyo. Prácticamente lo que dijeran era ley.

– Bien, entonces, primero debemos de castigar a la miko del templo Hakurei por su traición – concluyó la youkai de los bordes.

Acto seguido, llamas de todos los colores salieron alrededor de Okina, siendo disparadas en dirección de la Miko, que muy tarde se había puesto en guarda cuando dichos disparos ya iban en su dirección.


Definitivamente quemaba. No eran llamas comunes y corrientes, pero al menos pudo llegar a tiempo a parar los proyectiles dirigidos a su amiga. Usando el poder de Red Dawn Dragon, pudo usar sus garras en ambos brazos para neutralizar la mayor parte de las llamas producidas por la Diosa Oculta de las estaciones; aunque unos pocos no golpearon al objetivo que se interpuso entre Reimu, no causaron ninguna lesión o baja adicional.

Se sacudió el resto de llamas que quemaban, y muy enfadado se dirigió al resto de youkais en la sala. – YA BASTA! ESTO ES COMPLETAMENTE INJUSTO! –. Los presentes en la sala lo miraban, algunos atónitos, otros con seriedad, y otros no reaccionaban.

– Vas a ayudar a quien está a favor de exterminar a los youkai? – preguntó Okina.

– No estoy a favor del exterminio de nadie! – contestó el fuertemente. – Pero esa muchacha me ha ayudado mucho desde que llegué a este lugar. Ni siquiera yo mismo sé por qué hace lo que hace a pesar de ser un trabajo tan peligroso; es más, no tengo ni la más remota idea de quién soy o qué hago aquí! –. Este último dato hizo que algunos otros youkai tomaran más interés en lo que decía. – Tampoco sé qué es este poder proveniente de mis cartas. Pero si puedo usarlo para proteger a quienes me tienden su mano, o yo mismo puedo usarlo para dar la mía, entonces voy a hacerlo. No es justo que por ayudar a una persona desamparada se deban perder vidas! –.

Hubo una larga pausa antes de que el poder de Red Dawn Dragon se desvaneciera de vuelta en una carta. – Entiendes que este desastre fue provocado probablemente por ti. No es así? – preguntó Yukari con seriedad.

– No estoy consciente de la magnitud del problema. Pero si lo provoqué yo…– dijo firmemente frente a todo el congregado de youkai –... entonces me comprometo a terminar con esto! Si eso me devuelve mi memoria y al lugar de donde vengo! Y prometo que usaré este poder para evitar una tragedia! –.

Las miradas de la mayoría cambiaron. Ahora algunas miraban al chico con interés, incluso algunas le daban una honesta sonrisa. Otras seguían sin reaccionar. Reimu estaba algo sorprendida, pues no pensó ver una actitud así de alguien que apenas sabía en dónde estaba parado, mucho menos que supiera quién era y a lo que se enfrentaba. Pero verlo seguro ahí, parado frente a una audiencia que lo condenaba, le hizo sentir la suficiente confianza para darle su apoyo.– Bien hecho, Lib – pensó ella.

Luego de otra pausa, un par de palmadas llamaron la atención. – Muy bien, ya lo dije antes de comenzar a todas nosotras – agregaba Yukari, con entusiasmo y una sonrisa poco características de ella. – Con esto podemos dar por sentado que Lib, como ha sido bautizado aquí en Gensokyo, no es una amenaza para nuestra tierra, y ha pasado la segunda prueba para determinar que es alguien de confianza –.

Reimu y Lib voltearon a ver incrédulos. No sabían que estaban en una prueba, mucho menos que la habían pasado. De pronto las cosas pasaron de un juicio con todas las de perder a una prueba de confianza? – Un momento! – alzó la voz la Miko, claramente frustrada. – Nos arrastraron aquí solo para eso!? Por qué no se nos explicó antes!? –.

– Porque era más divertido saber cómo iban a reaccionar si no les decíamos lo que pasaba – contestó soltando una inocente risa. Esto dejaba más confundidos a los humanos.

– Y tú por qué no ayudaste? – se dirigió ahora a Marisa, detrás de ella.

– Bueno, dicen que las paredes hablan, así que…–

– Lo sabías, ¿Verdad? – preguntó ella casi segura, a lo que su amiga le devolvió la respuesta con una sonrisa y guiñando el ojo. Reimu sentía un incontrolable deseo de ahorcarla en ese momento.

– Bueno, en parte es correcto – dijo Kazen Ibaraki. – Queríamos estar seguras de que este muchacho era un humano de confianza para contar con su apoyo. Además, supimos que podía manejar estás extrañas cartas a voluntad, pese a que él mismo no sabía nada hasta ese momento –.

– Eso no explica por qué los youkai más importantes estan reunidos aquí – se preguntó Reimu. – Quiero suponer que debíamos discutir algo más aparte de ponerlo a una simple prueba –.

– Estás en lo correcto – respondió Okina. – Muchacho, necesito que me muestres una de esas cartas tuyas –.

Esto tomó a Lib desprevenido, pero viendo que no había nada más qué temer, obedeció. Sacando la primera carta de su caja, la cuál era Assault Chimera, la mostró a la Diosa quién la tomó en sus manos.

– Quizás muchos presentes aquí lo hayan notado ya, pero varios de estos objetos fueron repartidos por todo el territorio cuando ocurrió el incidente de la gran explosión de luz. Hasta donde sabemos, algunas de estas "cartas" no causaron problema alguno, sin embargo, podemos asumir que hubo otras que provocaron estragos en las cercanías y quién sabe en dónde más – decía Okina. – Por desgracia, se han reportado varias criaturas nunca vistas y poco familiares en los alrededores de Gensokyo; además de diversos incidentes que provocaron el caos. Te dicen Lib, cierto? Podrías decirme cuántas cartas tenías en tu poder? –.

– Bueno, vagamente recuerdo que eran 60 en total, uhmm, su Excelencia? – respondió nervioso, provocando una pequeña risa en Okina. – No tengo demasiados recuerdos, pero sí he comprobado que hay tres tipos diferentes de cartas. Están estas, las cuales llamo Summon Cards, de las cuales salen diferentes criaturas – dijo esto levantando la carta de Assault Chimera. – También existen las Spell Cards y las Restriction Cards, que tienen una función diferente, pero no llaman criaturas ni parecido – terminó de explicar.

– Entonces – interrumpió la youkai de los bordes – es correcto asumir que las criaturas que han estado merodeando por Gensokyo son producto de estas Summon Cards. Quiere decir que las Spell y Restriction Cards son potencialmente menos peligrosas –.

Tragó saliva, a sabiendas de lo que era el poder de estas, ya que lo experimentó en carne propia. – Yo…no estaría tan seguro. Pero es un poder que sí puede ser controlado –.

– Lo que tratas de decir es que, las Spell y Restriction Cards tienen un poder mágico que se debe activar a voluntad para que funcionen, pero el otro tipo de cartas se "encarnan" en criaturas diferentes... – se preguntó Kazen, dando a entender que el incidente en el templo Hakurei pudiera darse por esas mismas razones.

– Hay un detalle que no me queda claro aún – dijo el chico, llamando la atención de las tres sabios. – No estoy muy seguro de ello, pero cuando las cartas salieron volando, también se borraron la gran mayoría de mis memorias –.

– Eso se puede explicar – mencionó Okina. Todos los presentes pusieron atención ahora a lo que decía, incluidas Reimu y Marisa, que pasaron por alto este detalle antes. – Las cartas poseen un poder mágico poco natural para los habitantes de esta tierra, pero para alimentar ese poder tuvieron que tomar una fuente de energía. Al no tener un nivel siquiera mínimo de poder mágico, tomaron tus recuerdos –. Lib estaba confundido; lo que decía la Diosa no tenía ningún sentido. – Sé que no me crees – le dijo, tomándolo por sorpresa. Luego, una de sus ayudantes, pasó a dejarle una nueva carta; específicamente una Restriction Card: Magical Mirror. – Entonces, por qué no lo probamos ahora? – le sugirió.

Aún indeciso, Lib se dispuso a tocar esa carta, y así lo hizo, entrando en un doloroso recuerdo que lo dejó congelado al sostenerla.

Al mirarse al espejo, notó que sus ojeras estaban en aumento, sin mencionar que el cansancio se estaba apoderando del resto de su cuerpo y era muy notable en su rostro.

Cómo dejé que esto pasara…–

Acto seguido, luego de unas cuantas lágrimas derramadas y apretar el puño, hizo algo que jamás se hubiera permitido estando de mejor humor.

Al golpear el espejo con tal fuerza, varios cristales se quedaron incrustados en su puño, aún cerrado. Quiso acabar con la imagen que el espejo le devolvía, sólo para terminar lastimado como la última vez. Frustrado, no pudo evitar odiarse a sí mismo por hacerse daño, ni maldecir al espejo por haberle hecho lo que le hizo

Reimu estaba a punto de subir a ver qué pasaba por la mente de su amigo, sin embargo, fue detenida por su mentora, Kazen. Lo que veía era algo que, por alguna razón, le hacía sentir como si el pecho se le encogiera. Sentía un enorme compromiso por consolarlo en lo que sea que pensara. – Por qué…? –

– Debe pasar solo por esto, Reimu – respondió la ermitaña.


No sentía que el pecho le hubiera dolido tanto como esta vez en su vida. Total, no recordaba si alguna vez sintió algo así. Su cabeza comenzó a dar vueltas envuelta en irá y frustración, mientras las lágrimas le hacían ver su impotencia. Estaba llorando.

Okina y Yukari se miraron seriamente; esto comprobaba que la hipótesis que plantearon era real. Luego de un largo suspiro, Yukari se levantó para hablar. – Creo que con esto quedan aclaradas dos cosas. La primera es que los poderes de estos objetos son independientes del dueño, mientras se trate de una Summon Card – explicó levantando otra carta diferente en su poder. – La segunda es que se trata de algo muy personal; al haber llegado a Gensokyo y atravesado la Gran Barrera Hakurei, las cartas tomaron los recuerdos de Lib como una fuente de energía mágica –. Luego de esto, súbitamente abrió un portal que la transportó encima de la mesa donde el chico fue juzgado anteriormente. Procuró hacer que corrigiera su compostura, dándole una palmada en la espalda. – La razón principal por la que nos reunimos aquí es sencilla. Una propuesta. Para evitar que más de estas cosas sigan sueltas y se les de un mal uso, les propongo encontrar estás cartas y regresarla a su dueño. Será la única forma de entender su poder al cien por ciento y determinaremos si son una amenaza real o podremos sacar provecho del asunto. Quién sabe, incluso podremos ganar un poderoso aliado en potencia –.

– Un minuto! – repentinamente exclamó una pequeña mujer con curiosas orejas de gato desde otro ángulo de la mesa. Sus vestimentas eran muy allegadas a los de alguien que fuera de la realeza. – Nos estás pidiendo que resolvamos algo de lo que no sabemos nada, más aún, que no es parte de nuestra jurisdicción y mucho menos nuestro problema –.

– Pueden negarse, claro – agregó Yukari. – Pero nada nos asegura que no haya peligro de que las cosas puedan escalar a un grado mayor –.

– Sobre todo si pensamos en que, a estas alturas, más de una youkai aquí presente ya tiene una o más de esas cartas en su poder – sentenció Okina, provocando miradas muy variadas entre todos los presentes. Los murmullos no se hicieron esperar alrededor de la sala. – Yo misma logré recolectar un par, al igual que Yukari y Kazen que encontraron una. Qué me dice eso de los demás youkai, siendo criaturas curiosas por naturaleza? –. Las miradas se cruzaban acusadoras por toda la sala. Nuevamente, la tensión que se sentía alcanzaba niveles bastante altos.

– Oye Reimu…– preguntó Marisa a su amiga Miko. –...no soy demasiado experta en el tema, pero estoy muy seguro que había otro tipo de carta. Por qué Lib no la mencionó? –

La pelinegra no estaba segura de qué contestar. Sus dudas no se despejaban del todo aún con la información recibida. – La carta blanca, cierto? – respondió.

– Será que también la habrá olvidado? – teorizó la rubia en voz baja. Pronto fueron alcanzadas por una voz que se alzaba por encima de las otras.

– Cómo protectores de humanos y youkais, el templo Myouren no puede dejar desamparado a un humano en apuros; menos a alguien que puede ser clave para evitar un problema más grande – se levantó Byakuren Hijiri. – El Templo Myouren apoya al humano en su búsqueda, y proporcionará lo que pueda en cuanto a información y estos objetos – terminó, levantando un pulgar. – Oh, por cierto, no creas que lo del castigo era en serio – agregó riendo nerviosamente.

– La Mansión Scarlet Devil no prestará su apoyo para esta causa. No somos un equipo de búsqueda, y menos mandaderos – mencionó la vampira peliceleste, con un pulgar abajo. – Sin embargo, no me molestaría echarle un vistazo a esas preciadas cartas tuyas, muchacho – concluyó burlonamente.

Con un pulgar abajo, la siguiente en hablar fue Suwako Moriya. – El templo Moriya rechaza ayudar en esta tarea. Sin embargo, si las cosas llegan a escalar a un nivel mayor, no nos vendría mal una alianza. Para todo lo demás…bueno, ahí tienen a Kanako –.

– S-Señora Suwako! – exclamó avergonzada la mujer de rojo a su lado.

Así continuaron dando aprobaciones y negaciones en la sala. Toyosatomimi no Miko, la chica de orejas de gato, se opuso rotundamente a ayudar, debido a que no era jurisdicción ni problema del Gran Mausoleo del Salón de los Sueños. Lo mismo con Seiga Kaku, youkai que llevaba un vestido celeste, acompañada de una peculiar youkai parecida a un zombi. También se negó Satori Komeji, una extraña youkai pelirosa con un extraño ojo flotante, siendo que en el bajo mundo no había visto ningún objeto similar, pero prometió decir algo si había alguna oista.

Kazen Ibaraki, la maestra de Reimu y una de los sabios de Gensokyo, dio su apoyo para terminar con esta crisis. Lo mismo por parte de Okina Matara, quién tenía sus razones para intervenir. Por su parte, Yukari Yakumo también se comprometió con la causa, puesto que lo único que necesitaba era algo con qué desaburrirse. Podría terminar el problema eliminando cualquier rastro del chico y esas cartas, pero no quedaría nada nuevo por aprender, ni una experiencia de la cuál llevarse un beneficio.

– Yuyuko-sama...– dijo en voz baja la youkai de doble katana. – Usted qué dice? –

– Que naturalmente debemos negarnos por ahora – respondió tranquila la reina de los fantasmas de Hyakugokuro con un pulgar abajo.

– Naturalmente, el Templo Hakurei apoya y se involucra en esta causa también – se alzó Reimu con un pulgar en alto. – No tengo mucha información al respecto, pero este chico ha demostrado ser más que capaz de ayudarnos a manejar la situación. Por tanto, tiene todo mi apoyo y protección –.

– Lib – se dirigió Yukari al muchacho. – Debes entender que, aún a pesar de que los youkai somos seres peligrosos, Gensokyo es el único espacio que tenemos para existir. Y a pesar de las diferencias entre nosotros, nos comprometemos a mantener a salvo este lugar de cualquier crisis. Sin embargo, no hemos escuchado tus comentarios. ¿Qué vas a hacer? –

No estaba seguro aún de por qué, pero todo el apoyo que estas personas tan extrañas le estaban dando directa o indirectamente lo motivaba. Era un simple humano, eso ya lo sabía. Y aún siendo así, se sintió capaz de enfrentarse a algo desconocido, incluso para el mundo donde se encontraba. El deseo de proteger a quienes cuidaron de él y el hecho de poder hacer más que eso lo mantenía cuerdo y fijo en un solo objetivo. A pesar del dolor que seguía sintiendo y no entendía, sabía lo que tenía qué hacer. – Yo…no sé qué está pasando del todo, o la situación fuera de esta sala. Pero…– dijo llevando su mano cerrada al pecho –...yo, quién fue llamado Lib, aceptó terminar esta crisis junto a ustedes. Reuniré todas las cartas y evitaré que Gensokyo sea destruído! –. Su decisión dibujó una sonrisa en algunas presentes.

– Y dónde comenzarás a buscar? ¿Tienes alguna idea de la geografía de este lugar? – preguntó Okina.

Muy avergonzado, el chico se puso firme y su cara se pintó del color de un tomate – Uhmm, bueno…no, nadita –

Pequeñas risas se escuchaban al fondo, provenientes de diferentes lugares. Era obvio que la ignorancia de Lib le hizo gracia a más de una youkai. – Gensokyo tiene sus reglas y lugares a los que un humano puede y no puede ir – contestó Kazen, serena. – Debes saber alguna que otra cosa sobre la ubicación de ciertas áreas, además de tomar en cuenta tus propias limitaciones. Para eso te apoyarás en Reimu y en el resto de nosotras, en caso de ser necesario –. Luego de un momento, continuó. – Debes saber también que las batallas Danmaku se pueden volver algo de cada día, por lo que te recomiendo entrenar en ese aspecto. Tienes los recursos, sólo te falta la práctica –. Dicho esto, le entregó otra carta a Lib para añadir a su repertorio. Con esta serían 6 cartas más, siendo esta su segunda Spell Card: Secret Trickster 's Box.

Otro recuerdo llegó a la mente del chico de repente

Oye, tú, quieres ver un truco de magia? –

De vuelta a la realidad, concluyó que ese recuerdo era bastante menos perturbador y realista que los otros que había tenido anteriormente. Y mucho más breve en realidad. Aunque como era obvio, no reconoció a la persona que estaba invitándolo.

– Bueno, creo que debemos terminar esta sesión aquí. Muchas gracias y lamento haber traído a algunas a la fuerza – concluyó Yukari con una pequeña risa burlona. Al tiempo que todas las demás youkai se retiraban, por los portales llenos de ojos que se habían abierto, más murmullos se escuchaban desde distintos puntos.


– Sakuya – llamó la vampiresa a su mucama, quién escuchaba atenta. – Creo que tenemos algo qué hacer en la mansión –.

– Respecto al nuevo inquilino, mi señora? – preguntó la maid de cabello plateado.

– Al menos ya sabemos que su origen es muy distinto del que pensábamos…servirá como un buen guardaespaldas – susurró, con una maquiavélica sonrisa.


– Pobre muchacho, no tenía idea de que fuera amnésico – se lamentó Byakuren.

– Está segura de querer lidiar con esto, señora Byakuren? – le dijo una figura con extrañas prendas azules, que recordaban a los monjes budistas.

– Amamos a los seres humanos y a los youkai por igual, Ichirin. Y estoy segura de que él podría llegar a ser un gran aliado para nuestra causa…con el convencimiento adecuado –.


La mujer de largo vestido rojo y la Miko de cabello verde iban en silencio detrás de la pequeña youkai rana. – Están muy calladas. Pasa algo? – preguntó seriamente, pues no era normal que sus subordinadas se quedarán tan tranquilas, sobre todo Sanae.

– Gran Suwako-sama – respondió la chica de verde, algo nerviosa. – Si rechazamos ayudar en esto, qué haremos con…ese problema? –

– Es verdad, señora. Lo que sea que merodee por la montaña Youkai no es ni youkai ni humano. Ni siquiera la raza tengu ha podido dar con el paradero de esa criatura – agregó Kanako.

– Estoy conciente de ello. Pero – agregó – todo termina siempre siguiendo su curso. Eventualmente, un milagro llegará a nuestro santuario –. Luego les dió una sonrisa sincera. – Ustedes síganme el juego –.


Toyosatomimi no Miko iba en silencio junto con Seiga y su acompañante.

– Sé lo que piensas, sabes? – le dijo su acompañante de azul.

La Miko de orejas gatunas solo chasqueo sus labios en señal de enojo.


Mientras le daba indicaciones de entrar por el extraño portal con miles de ojos decorándolo, Reimu, Marisa y Lib se quedaban atrás, mirando cómo uno a uno los youkai de diferentes sitios dejaban la sala; llegó un momento en el que sólo las sabias y ellos quedaron.

– Por el hecho de que no dejaron esta sala como los demás, quiero suponer que aún tienen sus dudas – adivinó la youkai de los bordes.

– Primero que nada, por qué ayudarnos? No es tu estilo meter las manos en los asuntos de Gensokyo – contestó Reimu.

– Además aquí hicieron falta algunas otras personas – agregó la bruja rubia. – Dónde está la gente del Eientei y la Diosa del Comercio? Por la naturaleza de estas cartas es a quien mejor deberíamos tener vigilada ahora mismo –.

– Vaya, pero si habló la ladrona de medio tiempo – se burló de vuelta Yukari, provocando el enojo de la bruja, el cuál fue detenido por su amiga Miko. – La respuesta a qué no estuvieran presentes ellas dos es simple – explicó. – Primero, Chimata Tenkyuu está demasiado ocupada con el asunto de los mercados negros, y se rehusó a intervenir desde antes de esta reunión. Claro que, por su forma de expresarse, realmente estaba muy inmersa en sus asuntos –.

– Esa mujer no se cansa de buscar seguidores en todo? – se preguntó Marisa

– Y…qué hay de Eientei? – preguntó nuevamente la guardiana del templo Hakurei. – Qué pasa con Eirin y Kaguya? –

Las expresiones y el tono de voz de Yukari se volvió mucho más serio que de costumbre, algo que alarmó a Reimu y compañía. – Kaguya…dijo que rechazaba apoyar en esta situación, y que de ser necesario, encontraría la manera de acabar ella misma con este problema y con quien interfiera –.


Ok, prometo que voy a usar más el uso del guión largo. No sabía cómo ponerlo, pero aprendí. No prometo que voy a mejorar mi léxico y vocabulario, pero haré lo mejor que pueda para entregar una historia a mi gusto y al suyo. Espero que el siguiente capítulo sea más largo xD así que esperen un mes a lo mucho para el siguiente. Igual, si encuentran inconsistencias, haganmelas saber por favor

PREVIEW:

L: No puedo creerlo. Los youkai son muy diferentes de lo que contaban!

MK: te sorprende? Jajaja, y aún no has visto nada. Hay un sin fin de criaturas por los alrededores que te darán una buena revolcada!

L: lo haces sonar peor!

MK: júntate conmigo, verás que no es para tanto.

L: crees?

MK: A propósito. Qué se supone que son esas cartas que tienes?

L: ah sobre eso, aquí va un pequeño secreto

*CLAP*

Las cartas de Lib están basadas en un popular juego de cartas del mundo real. Si conocen del tema sabran que algunas están basadas en cartas originales de esa franquicia tan conocida.

L: Aunque claro, siguen siendo miles en comparación a las 60 que yo tengo

MK: Wow, miles de cartas más? Eso no es peligroso?

L: Bueno, allá no puedes invocar bestias como aquí en Gensokyo

MK: Imaginas que se pudiera? La gente saldría despavorida a refugiarse, sería muy gracioso! Jajaja!

L: Realmente eres malvada o algo así?

MK: exageras!~

L & MK: Próximo capítulo! Peligros del exterior y el interior!

MK: Por cierto, tomaré esta carta prestada, adiós!~

L: EEEEEH!?