Unidos por la sangre

Por Nochedeinvierno13


Disclaimer: Todo el universo de Canción de Hielo y Fuego es propiedad de George R. R. Martin.

Esta historia participa en el Drabblectober de "[Multifandom] Casa de Blanco y Negro 3.0" del Foro "Alas Negras, Palabras Negras".

Prompt: Imprudente.


IV

A ti no te apetece en absoluto participar del banquete de bienvenida para complacer a tu regio padre. Ustedes no existen para él; él no existe para ti. Pero Helaena está tan entusiasmada que no puede decirle que no —como siempre que se trata de ella— y te engalanas y llegas al salón de su brazo porque Aegon ya está bebiendo, aunque la cena todavía no haya comenzado.

Helaena se sienta a su lado porque debe; tú te mantienes cerca porque quieres. La música que ameniza la velada, ahoga los saludos y cortesías que intercambian con los comensales.

Los criados sirven la comida. Ponen un cerdo asado con una manzana caramelizada en la boca. Lucerys Velaryon se ríe al verlo, el ojo que tienes sano lo fulmina.

—¿Te sirvo vino, hermano?

Tapas la copa con la mano. «Todavía no es hora de brindar», piensas. Aegon tropieza y derrama parte de la bebida sobre tu traje. Te seca con una servilleta el vino, pero no es más que una excusa para tocarte la entrepierna.

—Lo has hecho a propósito —murmuras.

—Supongo que he bebido de más —susurra en tu oído. Luego, te da un apretón amistoso en el hombro.

Es imprudente hacerlo allí, con todos presentes, pero así es Aegon, sin temor a lo prohibido.

Desde aquella vez que lo tomaste contra la pared de su habitación, él no persiste en su intento de que vuelva a repetirse. Te busca, te toca, te provoca. Pero tú no vas a caer nuevamente. Podría decírselo a Helaena y si ella lo sabe, ¿qué va a pensar de ti? ¿Cómo va a mirarte?

Lo ignoras.

Le ofrece el plato de quesos a Helaena, quien lo rechaza con amabilidad. ¿En qué momento dejó de gustarle? Antes lo devoraba como si fuera un ratón. «Cuestión de gustos», piensas.

Jacaerys Velaryon se acerca a la parte de la mesa donde están situados.

—¿Me permites este baile? —le pregunta a Helaena.

Ella sonríe emocionada por esa mano que la invita a bailar, que la lleva a la improvisada pista de baile. El laúd y la flauta combinan sus sonidos para dar inicio a la danza.

Helaena luce tan feliz, tan radiante. Si hubieras sabido que un insignificante baile podía hacerla tan feliz, le habrías buscado a los mejores músicos para sus cenas compartidas a la luz de las velas. En la intimidad de tu habitación, ¿quién los habría detenido de danzar hasta el amanecer?

Jacaerys la sujeta por la cintura, la hace virar en el aire y ella ríe como Jaehaera nunca lo ha hecho. Sabes que no hay maldad o perversión en aquel acto, pero despierta algo animal en ti.

Puedes lidiar con el hecho que Helaena sea la esposa de Aegon porque sabes que no hay amor entre ellos, pero ¿tolerar que Jacaerys "Velaryon" la haga feliz?

No.

De ninguna forma.

Aegon es tu hermano, estás unido a él por la misma sangre, pero el Strong no es nadie.

—Es hora de hacer el brindis —proclamas.