PARTE 7

Usagi miraba el pequeño dulce, aún indecisa a comerlo o no... Ami esperaba pacientemente, pero, si ella no se decidía, tendría que dársela a la fuerza. No deseaba hacerlo, pero sería necesario.

- No quiero olvidarlas – murmuró Usagi, triste – Prefiero saber que ustedes están felices al lado de Selene y viviendo tranquilas.

Ami asintió, aliviada por que ella había tomado una buena decisión.

- Bien... será mejor que me vaya, mi princesa, las chicas me esperan.

- De acuerdo, Ami, vete.

La Senshi del Agua estaba por hacer una reverencia, cuando un mal presentimiento le perturbó los pensamientos. Se mareó un poco y estuvo a punto de perder el equilibrio, pero se recuperó a tiempo. La chica estaba asustada, cosa que Usagi notó de inmediato.

- Ami, ¿qué pasa? – le preguntó la princesa, preocupada.

- Hay... una... extraña presencia... en el Templo de Selene... – explicó con algo de trabajo – ¡Tengo que irme ahora!

Ami se teletransportó de inmediato, mientras Usagi, después de quedar inmóvil unos segundos, corría a avisarle a Atenea de la situación.

- ¡Saori!

- ¿Qué sucede, Usagi?... ¿Dónde está Ami?

- ¡Tuvo que regresar con Selene, parece que hay un enemigo allá!

- ¡¿Un enemigo?!

Eso sí que era una sorpresa... Concentró su cosmos y pronto sintió otro no muy lejos de ahí. Le asustó ya no percibir el cosmos de Selene por ningún lado, en cambio, el extraño se hacía más fuerte. Tenía la sensación de que ese cosmos extraño ya lo había sentido antes...

Rápidamente hizo memoria y quedó anonadada al recordar de quién era ese cosmos...

Se trataba del cosmos de Ares, el dios de la Guerra y quien poseyera a Saga de Géminis en un principio... (N de A: no se ve en al anime, pero sí en el manga. Es Ares quien posee a Saga y lo obliga a ser el malo de la primera serie de Saint Seiya)

¿Qué diablos hacía Ares ahí?

Sacudió su cabeza y convocó a todos sus santos. Tenía un mal presentimiento, sabía que algo malo iba a ocurrir y no podía perder el tiempo pensando.

En minutos, todos los santos se reunieron en la sala de maestro. Estaban todos... Santos de Oro, Plata, Bronce, Amazonas y algunos discípulos. Saori sabía que Ares estaba tras ella y quería venganza de su derrota. Debía preparar sus fuerzas contra él.

Tuvo miedo de ya no sentir el cosmos de Selene. Rezaba por que nada malo le hubiera pasado.

Usagi, sintiéndose algo inútil, se transformó en Eternal Sailor Moon y esperó a ver en qué podía ayudar. Si Selene estaba en peligro, entonces sus amigas también... no quería que les pasara nada malo ni a ellas ni a Selene. Usaría todo su poder de ser necesario.

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En tanto, en el Templo de Selene, el cuerpo de Ami se desplomaba sobre el suelo. Estaba bañada en sangre, golpeada hasta el alma y con su armadura rota.

Había intentado liberar a sus amigas del influjo de Ares, pero sólo logró una golpiza por parte del dios. A Ares no le interesaba Ami, no cuando ella había sido creada por quien más odiaba. No necesitaba a la Senshi de Mercurio.

Le dejó ahí tirada, miró al resto de las guerreras y se teletransportó junto con ellas a la entrada de las Doce Casas del Zodiaco. Quería que las Senshis acabaran lenta y dolorosamente con cada uno de los Santos de Atenea.

Aunque Mina era la líder del grupo, Rei iba al frente de todas; detrás de Ares, por supuesto, y luciendo en su rostro una influencia más fuerte que la de sus amigas. Por ser Ares su creador, era normal que éste sintiera más predilección por ella.

A mitad del ascenso de las Casas, un grupo de cuatro Santos Dorados, conformado por: Mu de Aries, Aldebarán de Tauro, Ayoria de Leo y Shaka de Virgo; les enfrentó primero.

- ¡Por aquí no pasarás, Ares! – exclamó Ayoria, colocándose al frente del grupo.

- Eso díselo a mis guerreras... – murmuró el dios.

- ¡Ellas son la guerreras de Selene, maldito! – alegó Aldebarán.

- Creo que ellas no opinan lo mismo, ¿cierto chicas?

En respuesta, Minako hizo un extraño gesto y cuatro de las Senshis: Júpiter, Urano, Neptuno y Saturno; dieron unos pasos al frente. Ellas cuatro enfrentarían a esos Santos.

- ¡Acaben con ellos rápido y después nos alcanzan! – ordenó Ares y continuó su camino con las otras tres.

- ¡Ya te dije que por aquí no pasas! – le gritó Ayoria – Primero enfréntate a no... ¡AGGGGGH!

Un rodillazo de Makoto en su estómago le interrumpió... Aunque las rodillas de la Senshi estaban desnudas, eso no minó en lo absoluto el daño en el Santo.

Los santos restantes trataron de evitar el paso de Ares, pero fueron interceptados primero por las otras senshis.

- ¡Coconut Cyclone! – gritó Makoto, lanzándole una enorme bola de espesa electricidad.

- ¡Lightning Plasma! – contraatacó Ayoria con un poder similar, después de recuperarse milagrosamente del rodillazo de la Senshi de Júpiter.

Ambos ataques chocaron, pero el de Makoto pronto ganó espacio y se tragó la técnica de Ayoria en segundos.

El Santo de Leo logró esquivar el ataque de Makoto, pero inmediatamente le mandó otro similar.

- ¡Lo siento, linda, pero un mismo ataque hecho dos veces contra un santo ya no sirve!... ¡Lightning Bolt!

- ¡Supreme Thunder!

La Senshi evitó ese ataque y alcanzó a mandarle otro... el que tiró definitivamente al santo.

- ¡Great Horn!

Aldebarán fue directo contra Haruka para embestirla, pero la Senshi mostró su enorme fortaleza y habilidad deteniendo al Santo con sus brazos y haciendo un increíble movimiento que usó la misma fuerza del mismo Aldebarán para mandarlo a volar.

El gigantesco Santo fue a dar fuertemente al suelo. Cosa que Haruka aprovechó de inmediato.

- ¡Space Sword Blaster!

El ataque chocó en el cuerpo de Aldebarán y de nuevo le mandó a volar, dejándole ésta vez fuera de combate. Haruka se situó al lado de Makoto, mientras veían a las otras dos senshis encargarse de los santos restantes.

- ¡Submarine Reflection!

- ¡Starlight Extinction!

El azulado reflejo del espejo de Michiru y la explosión de luz de Mu fueron suficientes como para crear un breve temblor en todo el Santuario. Si bien Mu era un Santo muy tranquilo y pacífico, demostraba tener un inmenso y mortal poder

No obstante, su poder escondido no fue de gran efecto contra la Senshi, pronto la marea azulada se llevó su ataque y de pasó a él. Michiru le remató con su otro ataque...

- ¡Deep Submerge!

Otra marea, cual furiosas olas marinas, se estrellaron en el cuerpo de Mu y le dejaron muy mal herido.

- ¡Tenbu Horin!

(N de A: es el famoso "Tesoro del Cielo")

- ¡Death Reborn Revolution!

Por primera vez, Shaka encontraba un poder equiparable al suyo. El ataque de la jovencita fue suficiente para repeler y botar su Tenbu Horin y aún tener potencia como para seguir adelante. Shaka, en un desesperado intento de repeler el ataque de la Senshi, abrió los ojos y usó su otro mortal ataque...

- ¡Riku Dorin Ne!

Pero, con todo y sus ojos abiertos, no pudo detener el ataque de la Senshi de la Muerte y cayó bajo el Death Reborn Revolution. Sin morir, claro, pero muy mal herido.

- Vámonos – dijo Haruka con simpleza y todas se pusieron en marcha a alcanzar a Ares.

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- ¡La primera defensa ha caído! – exclamó Jabu completamente sorprendido – Ares ha venido junto con las Senshis... ¡Las tiene bajo su control!

Los oyentes de tal noticia supieron que Mu, Ayoria, Shaka y Aldebarán había caído. Afortunadamente no estaban muertos. Pero les aterró más saber que las Senshis estaban con Ares.

Usagi escuchó la noticia y se sintió desmayar. ¿Acaso ese dios estaba usando a sus amigas?... No podía permitir tal cosa. Salvaría a las chicas así se le fuera la vida en el intento.

¿Qué había pasado con Selene?

Sólo esperaba que nada malo... también temía por ella.

- Jabu, ¿quién está en la segunda defensa? – le preguntó Saori, preocupada.

- Milo, las amazonas y mis compañeros de bronce – respondió – ¡Me uniré a ellos enseguida!

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- ¡Chronos Cyclone!

- ¡Eagle Toe Flash! (N de A: ataque de Marín del Águila)

- ¡Marvel Tripper! (ataque de Shaina)

La técnica de Setsuna sirvió para despacharse a ambas amazonas en unos instantes. Ya se había hecho cargo de Milo de Escorpio y de los Santos de Bronce; incluido un chico de cabello castaño claro que llegó al final.

Ares ya se había adelantado junto con Minako y Rei.

Setsuna volteó al escuchar unos pasos. Se trataba de sus amigas que se habían quedado a pelear más atrás. Pronto, las cinco alcanzaron a su dios y a sus dos amigas. No tardaron en unirse a ellos y seguir su camino a la cámara del maestro.

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Pronto supieron que la segunda defensa había caído. Sólo quedaba un último muro de Santos de Plata, pero era obvio que no resistiría el ataque de las Senshis.

Con Atenea sólo quedaban sus cuatro fieles Santos y la Princesa Serenity. Igualmente dudaban que pudieran ofrecer pelea a las guerreras de la Luna, más aún con los cuatro santos apenas recuperados de su último encuentro con ellas.

Atenea estaba muy preocupada, pero mostrarlo sólo pondría más nerviosos a sus santos y asustaría a la Princesa.

- Ares absorbió a Selene y por eso pudo hacerse del control de las guerreras – dijo Atenea después de un largo rato de estar estudiando el, cada vez más cercano, cosmos del dios de la guerra.

- ¿Absorbió a Selene? – preguntó Usagi de nuevo, algo confundida.

La Princesa meditó la idea algunos segundos y pronto se mostró contenta.

- ¡Saori, lo tengo! – exclamó – Podría sacar a Selene del cuerpo de Ares con ayuda de mi Cristal de Plata... estoy segura de que servirá.

- ¡Es cierto! – dijo Seiya, con el ánimo levantado – Así, las Senshis saldrían del control de Ares y podríamos derrotarlo como lo hicimos hace años.

- Pero... ¿ese cristal podrá hacer tal cosa? – preguntó el Santo de Acuario, un tanto incrédulo – La verdad no lo creo.

- Éste cristal se encargó de expulsar al Caos del cuerpo de una de las sailor más poderosas que ha habido, Sailor Galaxia... Me atrevería a decir que ella tenía la fuerza de un dios... Además, éste Cristal lo hizo la misma Selene, y podrá darle suficiente energía para liberarse.

- Entonces haremos lo que podamos, Usagi – dijo Shiryu – Trataremos de entretener a las Senshis mientras tú concentras el poder del Cristal.

- Yo te ayudaré con Ares – continuó Saori – Mi poder quizá ayude a mantenerlo quieto mientras tú te concentras.

- ¡De acuerdo!

Los seis tenían los ánimos recobrados y confiaban en tener una pequeña oportunidad para sacar a Selene del cuerpo de Ares. Y, con las senshis libres del influjo, derrotarían al dios sin muchos problemas.

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Ami abrió los ojos después de varios minutos de estar inconsciente...

- Dioses... – murmuró, incorporándose con ciertos problemas.

De pronto recordó todo lo que había pasado y se alarmó.

- ¡Por Atenea!... ¡Mis amigas y mi señora Selene están atrapadas por Ares!... ¡Tengo que hacer algo!

Ya sabía que el dios de la guerra estaba en el Santuario peleando contra Atenea. Ares no tuvo influjo sobre ella, gracias a la cercanía de su diosa creadora, en cambio, sus amigas, y en especial Rei, estaban completamente bajo las órdenes del dios.

Al llegar, se encontró con una violenta bienvenida por parte de Michiru, quien no parecía conocerla.

Reconoció a Ares en segundos y trató de pelear contra él para recuperar la esencia de Selene, pero el dios le dio una paliza antes de que ella lograra siquiera acercarse.

Por fin supo que quien despertó a Selene no fue el curso normal de las reencarnaciones divinas, sino el poder de ese dios derrotado. Todo lo tenía planeado desde un principio. La joven guerrera se llenó de rabia combinada con temor. Temor por la Princesa, que se encontraba en el Santuario y que también sería víctima de la furia de Ares.

- Mejor me apuro... – murmuró la senshi, encaminándose con dificultad al Santuario.

Aún no recuperaba sus energías y no podía hacer la teletransportación.

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- ¡Hemos llegado, Atenea! – rugió la voz del dios al penetrar con las siete senshis al salón del maestro.

- Te esperábamos, Ares – respondió la aludida con calma y tranquilidad.

A su lado estaba la Princesa Serenity y frente a ellas los cuatro santos restantes...