PARTE 9
- ¡Primero acaba con los Santos! – ordenó Ares con furia.
- ¡Burning Mandala!
Las esferas de fuego avanzaron y se dividieron, como si tuvieran vida propia, y fueron directas a cada uno de los cuatro santos restantes. Seiya, Shiryu, Hyoga y Shun fueron derribados al instante.
Saori y Usagi estaban solas.
- Ahora, mata a la princesita...
Usagi trató de encender el poder del Cristal, pero ya no podía. En cuanto a Saori, había usado casi todo su cosmos para distraer a Ares. Estaba agotada. Selene seguía inconsciente, al igual que las seis senshis restantes. La diosa y la princesa se aterraron al ver que Rei se dirigía a ellas.
- Rei, por favor, reacciona, no dejes que Ares te controle – le suplicó Usagi a su amiga, casi al borde del llanto – Despierta, no pierdas tu voluntad Rei, despierta...
- Olvídalo, Usagi – murmuró Atenea – Ella está controlada por su dios creador, no puede luchar.
El aura de fuego de la Senshi creció a niveles bárbaros, asustando a ambas chicas.
- ¡Fire Soul Bird!
El ave de fuego fue directa a la diosa y la princesa, quienes solo pudieron cerrar los ojos y esperar el ataque, pero...
- ¡Shabon Spray Freezing!
Una niebla helada cubrió toda la sala del maestro, impidiendo la visibilidad por varios minutos. Saori y Usagi sintieron que alguien les jalaba de la mano y las alejaba de la zona de la niebla. Al mismo tiempo, la niebla abrazó y sofocó el ataque de fuego de Rei. Felices, la diosa y la princesa descubrieron que se trataba de Ami.
- Me alegra haber llegado a tiempo – murmuró la Senshi de Mercurio, sonriéndoles de forma aliviada.
- ¡Ami! – exclamó Usagi, abrazando a la chica.
- Mi princesa... me alegra tanto que esté bien – dijo, correspondiendo el abrazo – Debo protegerlas de Rei, estoy segura de que podré hacer algo contra ella.
- Ami... Rei está siendo controlada por Ares, no debes pelear. Ella no tiene la culpa de nada.
- Lo sé, pero si no hago algo, va a lastimarlas.
- Pero...
- Déjemelo todo a mí, mi princesa, sé lo que hago. Voy a necesitar algo de mi señora Atenea para poder pelear.
- ¿Qué es, Ami, dímelo?
- Sólo tome mi mano.
- Bien.
La joven diosa aceptó la petición y tomó la mano de la guerrera. De pronto, la aura de Ami brilló de forma cegadora. Cuando la diosa y la princesa lograron enfocar a la senshi, ésta lucía un gesto muy extraño en el rostro, bastante parecido al que tenía Rei en esos momentos.
Ahora, Ami era totalmente controlada por la voluntad de Atenea, y ésta lo sabía.
- ¡Ami, has lo que puedas contra Ares! – exclamó Saori, mientras la niebla era repelida por una enfurecida Rei.
Ares pareció muy divertido al ver a Ami encarar a su guerrera.
- ¡Excelente idea, Atenea! – rió el dios – Enfrentar a nuestras guerreras... me agrada. Quiero ver si tu pequeña y patética Ami puede contra Rei.
- ¡Ella ganará Ares, tenlo por seguro!
- Eso tengo que verlo... ¡Rei, acaba con esa basura!
La senshi de Marte se lanzó sobre Ami, mientras ésta hacía crecer más su aura azulada.
- ¡Fire Soul!
- ¡Shabon Spray!
Una bola de fuego y una aglomeración de burbujas heladas chocaron en medio de la sala, creando una tremenda explosión de vapor. Pero no se detuvieron... Cuando el vapor desapareció, se pudo apreciar que ambas peleaban con sus puños.
Pero era Rei quien más golpes lanzaba. Ami se limitaba a la defensa. Lo que los espectadores no podían apreciar, era que los puños de Rei ardían al rojo vivo, y que todo el cuerpo de Ami parecía ser un duro muro de hielo.
- ¡Shabon Spray Freezing!
De nuevo, una niebla fría impidió la visibilidad por algunos momentos. Lograron escucharse algunos sonidos de fuertes impactos, como de rocas que se rompían. La pelea seguramente era terrible. Para cuando la niebla desapareció, descubrieron que Rei tenía a Ami bajo una fuerte y dolorosa llave... Ami trataba de escapar, pero Rei era físicamente más poderosa que Ami, así que sus esfuerzos eran en vano.
Rei lanzó a Ami contra una pared, después de estar a punto de romperle el cuello, y juntó sus manos...
- ¡Fire Soul Bird!
La Senshi de Mercurio, que aún no se recuperaba por completo, no pudo esquivar el ataque y lo recibió de frente.
- ¡AAAAHHHHH!
- ¡Buen trabajo, Rei!
- ¡Ami!
Usagi quiso intervenir, pero Saori le tomó por los hombros, deteniéndola.
- ¡No vayas, puedes salir herida! – exclamó la diosa.
- ¡Pero Ami va a morir, no la dejaré sola! – respondió la rubia, llorando.
- ¡Te he dicho que no!
- ¡Tengo que ir!
- ¡¿Acaso no confías en ella?! – le preguntó, ahora enfadada
La princesa detuvo su forcejeo en seco, mientras soltaba más lágrimas amargas. Saori, comprensiva, abrazó a la chica y le acarició el cabello.
- Te comprendo, Usagi, te entiendo a la perfección – le susurró – pero, yo, de no haber confiado en mis amigos en batallas anteriores, no estaríamos vivos ahora... ¿lo entiendes?
Usagi asintió, sin dejar de llorar.
- Confía en ella si en verdad la aprecias como guerrera y amiga. También confía en Rei...
- Entiendo, Saori, prometo confiar más en ellas.
- Bien... ¡Ami, levántate, aún puedes luchar más!
La senshi de Mercurio abrió los ojos ante el llamado de su diosa creadora. Al reaccionar, vio que Rei se disponía a darle un puñetazo en la cara, pero alcanzó a detener el golpe con su mano derecha y; aprovechando la fuerza de impulso que tenía Rei, la estrelló contra la pared con un sencillo movimiento.
Ami se puso de pie al mismo tiempo que Rei. Se encararon y miraron fijamente, hasta que la paciencia de Rei se acabó.
- ¡Fire Soul Bird!
- ¡Shine Aqua Illusion!
De nuevo, sus ataques chocaron y produjeron una neblina que impidió la visibilidad por varios segundos. Al desaparecer la cortina de vapor, se descubrió que ambas senshis medían sus fuerzas mano a mano en medio de la sala.
- ¡Gánale, Rei, esa basura no es nada a tu lado!
- ¡Ami, no te rindas!
El piso a los pies de las guerreras se resquebrajó en millones de astillas gracias a la presión que ejercían una a la otra. Su fuerza era tanta, que sus cuerpos casi se juntaban. Sus auras se mezclaban y chocaban de forma increíble, lo que hacía pensar que cualquiera podría ganar el duelo. De pronto, Atenea y Usagi, al parecer Ares no, notaron que Ami le decía algo inaudible a Rei al oído. Después de eso, Rei jaló a Ami, aprovechando el empuje de ésta y le dio un rodillazo en el estómago, antes de patearle la cara y mandarle a volar contra una pared.
Ares comenzó a reír, mientras contemplaba a la maltrecha guerrera de Atenea y a su guerrera con gesto triunfante. Miró de reojo a la diosa de la sabiduría y sonrió con cinismo.
- ¡¿Lo has visto, Atenea?!... ¡Tú guerrera es una inútil!
- ¡No lo es!... ¡Sólo mírala!
Ares volvió su vista a las guerreras y vio que Ami se ponía de pie de nuevo. Ciertamente no pudo ocultar la sorpresa en su rostro. Atenea lucía sonriente.
- ¡Rei, termina todo esto con tu mejor ataque!
- ¡Tú has lo mismo, Ami!
Las ordenes fueran claras y ambas senshis se encararon, mientras hacían crecer sus auras a niveles bárbaros. Ami, aunque maltrecha por los golpes que le propinara su compañera, no lucía agotada ni nada por el estilo. Rei parecía estar desesperada y molesta.
- ¡Mars Snake Fire!
- ¡Mercury Aqua Mirage!
Justo antes de que ambos ataques chocaran, las senshis aumentaron la intensidad de estos, de pronto...
- ¡¿Lista, Rei?! – gritó Ami, sonriente.
- ¡Cuando digas! – respondió la aludida, luciendo un gesto similar al de su compañera.
- ¡Ahora!
El "Mars Snake Fire" de Rei y el "Mercury Aqua Mirage" de Ami cambiaron de dirección instantes antes de chocar, yendo directos contra Ares.
El sorprendido dios no tuvo tiempo de esquivar aquellos ataques de agua y fuego. Logró poner sus brazos en defensa, pero no lograba repeler las descargas. Miró a su guerrera con inmensa sorpresa y no comprendía cómo pudo escapar de su influencia.
Rei notó el asombrado gesto de su dios y le sonrió.
- Perdóneme, mi señor Ares, pero no puedo lastimar a mi señora Selene ni a mis amigas – dijo, con fiero rostro – Mucho menos a mi princesa.
- Pero... ¿cómo pudiste liberarte de mi poder?
- Es fácil cuando tengo un brazalete hecho por mi mejor amiga – respondió, señalando con la vista el brazalete rojo que tenía en una de sus muñecas.
- Lo hice para que repeliera y liberara a Rei de la energía que le tenía en mal estado ayer... y esa energía era suya – intervino Ami.
Ambas aumentaron la intensidad de sus ataques y miraron a la diosa y a la princesa. Se sonrieron entre sí.
- ¡Sabía que ustedes lo lograrían, chicas! – exclamó Usagi, llorando.
Saori sólo lucía una sonrisa repleta de felicidad.
- Buen trabajo, Ami – murmuró la diosa, mirando a su guerrera con orgullo.
En ese momento, Seiya y sus amigos comenzaron a incorporarse poco a poco. Aunque fuera de combate por eternos minutos, pudieron apreciar toda la batalla. Seiya se acercó a la diosa y a la princesa, casi enseguida, el resto de los santos se le unieron.
- No debemos perder el tiempo – dijo Saori – Chicos, ellas ya tienen a Ares distraído, ustedes atáquenlo con todo.
- ¡A la orden!
- ¡Yo iré a ver a Selene! – exclamó Usagi, corriendo hacia donde sus amigas y la diosa de la Luna estaban tiradas.
Pensaba darle un poco de la energía del Cristal de Plata a la diosa para que pudiera reaccionar. Y, si Selene despertaba, también lo harían el resto de sus amigas. Mientras, los santos encendían sus cosmos para terminar con el malvado dios de la guerra.
- ¡Voy a matarte, Rei! – gritaba un enfurecido Ares – ¡Y también a la guerrera de Atenea!
- ¡Lo dudo mucho, mi señor! – respondió la senshi con burla, aumentado la intensidad de su ataque al mismo tiempo que Ami.
- Estoy de acuerdo – murmuró Ami.
En eso, ambas sintieron que una energía más se les unía...
- ¡Excalibur!
Era Shiryu, encendiendo su cosmos tanto como podía. El dios resintió el ataque y retrocedió un par de pasos. Pronto, fueron Ikki y Shun los que siguieron...
- ¡Hoyoku Ten Sho!
- ¡Nebula Storm!
Con esa tormenta, el dios quedó totalmente paralizado...
- ¡Malditos, nunca se los perdonaré! – gritó el dios.
- ¡Eso lo veremos!... ¡Aurora Execution!
Con todos esos ataques en su contra, el dios simplemente no pudo hacer nada. Estaba débil por haberle dado la mayoría de su cosmos a Rei durante la pelea con Ami. Trataba de repeler los ataques, mas no lograba nada.
- ¡Falto yo en la fiesta! – exclamó la traviesa y decidida voz de Seiya.
El Santo de Sagitario apareció su arco y flecha de oro, concentrando su cosmos dorado en la afilada punta de la saeta.
- ¡Malditos sean, me las pagarán!
- ¡Calla! – exclamó Seiya, lanzando la poderosa flecha directa al pecho del dios.
- ¡ARGGGGHHHHHH!
Dio en el blanco.
- ¡ATENEAAAAA... !
El cuerpo del dios no tardó en desaparecer.
Por fin había acabado la batalla...
Los combatientes cayeron al suelo, rendidos. Pero, para susto de todos, Rei se desvaneció por completo al lado de Ami. Tenía ahora el mismo aspecto pálido que sus compañeras y la diosa.
- ¡Selene está desapareciendo! – gritó Usagi, aterrada.
