PARTE 10 (Final)
Todos estaban alrededor del casi fantasmal cuerpo de Selene. Era Usagi quien la sostenía y hacía lo posible por evitar que desapareciera. Las senshis, a excepción de Ami, estaban sin sentido. Los santos y Atenea lucían muy preocupados.
- Ami, ¿qué es lo que pasa? – preguntó Saori a su guerrera, no sin antes notar cierto mareo y cansancio en ésta.
- Mi señora Selene va a desaparecer por que no tiene un cuerpo mortal – explicó entre jadeos, amenazando con desmayarse de un momento a otro.
- ¿Y qué es lo que tienen las chicas? – le cuestionó enseguida Usagi.
- Sin la presencia de sus dioses creadores, pueden sufrir un daño cerebral – dijo, casi llorando – Gracias a mi señora Atenea sigo en pie, pero no sé cuánto tiempo estaré así. Si nuestra diosa Selene desaparece, incluso podríamos morir.
- ¡No, no quiero que pase eso!
- ¡Debe haber algo que podamos hacer! – exclamó Saori.
- Lo siento, pero no se puede hacer nada... a menos que logren encontrarle un cuerpo a mi señora Selene...
Se quedaron callados. Lo único que se escuchaba eran los sollozos de Usagi.
De pronto, Ami se quedó mirando fijamente a su princesa, quien sostenía a Selene fuertemente entre sus brazos.
- Mi princesa...
- ¿Qué pasa, Ami?
- Usted... usted puede ayudarle... – dijo con tono esperanzador.
- ¿En serio?... ¿Cómo?
Ami sonrió y tomó a Usagi por los hombros.
- Mi princesa... su corazón es muy grande... – murmuró con dulzura – ¿Cree poder tener un pequeño espacio para mi señora Selene?
Todos comprendieron lo que Ami quiso decir. Usagi iba a ser el cuerpo terrenal de Selene...
- Ami...
Usagi asintió, sonriendo. Ami imitó su gesto y le soltó.
- ¿Qué tengo que hacer?
- Sólo abra su corazón y déjela entrar.
- De acuerdo...
Recostó a Selene en el suelo y se concentró. Sus ropas de Eternal Sailor Moon cambiaron por su vestido de princesa. El signo de su frente brilló de forma maravillosa.
Atenea y los Santos miraban la escena, maravillados hasta el éxtasis. Era una escena muy hermosa...
La luz del signo de luna cubrió la fantasmal presencia de Selene. La diosa de la Luna comenzó a transformarse en pequeñas lucecillas que flotaban y penetraban al cuerpo de la princesa. La operación duró varios minutos, minutos en los que nadie se atrevió a abrir la boca o siquiera hacer ruido con su respiración.
Conforme Selene y Usagi se integraban, las guerreras iban recuperando la consciencia.
En cuanto terminó, Usagi brilló de forma deslumbrante antes de salir de esa especie de trance. Todos estaban expectantes.
Usagi miró a su amiga de cabello azul, sonriente.
- Lo logré, Ami... lo he logrado... Selene y yo ahora somos una sola...
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Juuban, Japón
Algunas semanas después
- ¡AAAAAHHHHHHHH, TARDE OTRA VEZ, LAS CHICAS VAN A MATARME!
Para no romper su costumbre, Usagi de nuevo llegaba tarde a una de las juntas en el Templo Hikawa. Corría a más no poder, mientras su corazón rebosaba con un doble latido de alegría.
"¿Siempre has sido así, Serenity?" le preguntó una dulce voz en su interior.
"No es a propósito... snif... pero nunca logro salir a tiempo, Selene" respondió mentalmente, mientras lloriqueaba inconsolablemente.
"Yo me encargaré de que ya no llegues tarde"
Ahora, Usagi contaría con la compañía de Selene por el resto de su vida.
Estaban juntas y eso les tenía muy felices, además, compartirían por toda la eternidad su más preciado tesoro... sus amigas...
"¿Y Rei sigue teniendo ese mal genio?"
"Sí... es muy mala conmigo"
"¿Y Haruka y Michiru siguen juntas?"
"¡Claro!"
En la carrera seguían conversando animadamente, mientras estaban seguras que una feliz vida les esperaba en el futuro.
"¿Cómo dices que se llama tu futuro esposo?"
"Es mi querido Mamoru, la reencarnación del príncipe Endymion..."
"No lo sabía..."
"Prometo contarte todo, si tu me cuentas cómo eran las chicas cuando estaban contigo"
"De acuerdo"
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Atenas
- ¿Recibiste una carta de Ami, Saori? – preguntó Seiya, contento.
- Sí, me llegó hoy – respondió la diosa, igualmente sonriente.
- ¿Y qué dice? – continuó un curioso Shun.
- Que Usagi se a acoplado muy bien a Selene. Y Selene parece estar muy feliz de estar unida a Usagi – explicó, releyendo rápidamente la carta – Y ellas han conservado sus poderes, sus armaduras y sus recuerdos. Me alegra mucho saber eso.
Una sonrisa apareció en sus bocas.
- Mi hermano tiene ganas de enfrentarse de nuevo a Rei – comentó Shun, riendo con ligereza.
- Y no es el único que quiere pelear de nuevo con ellas – murmuró Hyoga.
- Yo no – bromeó Seiya – Me conformo con tenerlas de amigas.
- Concuerdo contigo, Seiya – continuó Shiryu.
Las suaves risas de Saori interrumpieron la conversación de los santos.
- Yo estoy muy bien con la alianza que tengo con Sailor Moon – dijo – Y me sorprende saber que estaremos a su lado en el reino de Tokio de Cristal...
Lanzó un suspiro de contento y dirigió su mirada a un ventanal, desde donde podía verse una preciosa luna llena.
- Auguro que tendremos una larga y tranquila vida, amigos...
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- Ni siquiera con nuestra diosa Selene, la tonta de Usagi puede llegar temprano – murmuraba la sacerdotisa con inmenso enfado.
Una fina risa a su lado le hizo sonreír.
- Pensé que ya estarías acostumbrada, Rei – dijo Ami entre risas.
- Ya deja de defenderla – musitó con su fingido enfado.
- Lo haré cuando dejes de molestarla.
- Lo haré cuando deje de comportarse como una niñita...
Coincidieron en una mirada y se sonrieron. Permanecieron calladas un par de segundos, hasta que Ami se sentó en las escaleras del templo.
- Recuérdame no volver a pelear contra ti, Rei – suspiró Ami, mirando de forma graciosa las banditas adhesivas y las vendas que tenía en algunas partes de su cuerpo.
- Lo siento.
- Olvídalo, ya pasó... pero aún me duele un poco...
- Tú también pegas duro, así que estamos a mano.
- Pero tú dejaste las vendas hace una semana...
Rei comenzó a reír y abrazó a su amiga brevemente.
- Algún día terminaremos esa pelea... ¿qué dices?
- Bien.
- De acuerdo.
No tardaron en divisar una nube de polvo a lo lejos. Ambas suspiraron... ya sabían que se trataba de Usagi...
- ¡NO LLEGO!... ¡REI AHORA SÍ VA A MATARME!
FIN
