Capitulo I: Militia es el destino
En lo mas profundo del Mar del Caos todo era una oscuridad inmutable, sin embargo este estado no duró mucho tiempo, pues un vortice de luz apareció de la nada y de él un hombre joven emergió. Aparentaba rondar los veinte años, era alto, de complexión delgada, pero atlética, cabello corto y de color verde oscuro, tez morena y brillantes ojos como esmeraldas. Vestía una franela blanca estampada con la frase "Ar Rules", unos jeans algo desgastados y zapatos deportivos.
-¿Hey L-sama estás despierta? - todo el mar del caos se estremeció y una voz atronadora tan poderosa como para destruir un mundo entero, habló desde todas partes y de ninguna en particular, la voz le respondió con cierto tono de reproche.
"Gracias a ti, ahora sí.
-¡Hay que ver! debería darte vergüenza ser tan perezosa.
-¡Ya déjame en paz! ¿y cuál es el motivo de tu visita?
-Sólo pasaba a saludar y... ¡oye! percibo sentimientos de desconfianza ¿acaso no me crees?
-Pues, si mal no recuerdo (y nunca lo hago) la ultima vez que me visitaste, todo acabó en la creación de las cuatro dimensiones - El muchacho se llevó una mano a la nunca y rió a carcajadas.
-Lo siento, pero esa vez cuando llegue aquí y te vi tan profundamente dormida no pude evitar introducirme en tus sueños.
-Tuve pesadillas por Eones.
-En lugar de quejarte deberías agradecerme ya que por eso descubriste las maravillas de la creación... ¿podrías tomar alguna forma visible? es bastante incomodo hablarle a la nada - Una hermosa mujer de largo cabello rubio, envuelta en un halo dorado y bastante... desnuda apareció delante del chico. Él la miró muy sonrojado y casi babeando.
-¡Vaya que cuerpecito te has fabricado! ¿Podría quedarte quieta un ínstate? - L-sama accedió y el chico tronó sus dedos, una cámara fotográfica apareció de la nada. Tomó fotos a sus anchas e incluso hizo que la ingenua L-sama posara.
-¿Para que es todo eso? - Preguntó L-sama curiosa.
-Nada importante... y tienes razón, no vine solo a visitarte, aunque de ahora en adelante. vendré más seguido - Dijo admirando aún su desnudez y luego prosiguió.
-Vine a ver como progresan tus humanos.
-Bastante bien, supongo.
-Eso espero, porque necesitare tomar a alguno, claro si no te importa.
-Claro que no, escoge al que más te convenga.
-Bien, entonces bajare al plano material para observarlos de cerca.
-Yo iré contigo.
-¡Vaya! no sabia que fueras tan buena anfitriona.
-No es eso, es sólo que no quiero que causes demasiados destrozos - Al chico le salió una gota de sudor.
En un delgado y sinuoso sendero que cruzaba un olvidado bosque, dos personas algo peculiares conversaban animadamente... para ser sincero una de ellas le gritaba a la otra.
-¡Gaudy cabeza de molusco! ¿Cuanto veces tengo que repetírtelo?
-Lo siento Rinita es sólo que lo olvide - Rina dio un enorme suspiro.
-Bien te lo diré una sola vez más, vamos a la ciudad de Militia a buscar una sustituta para tu espada de luz.
-Eso ya lo sé Rinita, lo que no entiendo es porque vamos justamente a ese lugar, sería más fácil encontrar un arma mágica en el interior de la antigua barrera.
-Me sorprende que tu solo hayas llegado a esa conclusión, pero si no te hubieras quedado dormido cuando yo hablaba con esa anciana sabrías que en esa ciudad existe una leyenda sobre un legendario forjador de armas. Quizás sea sólo un cuento de viejas, pero no perdemos nada con ir a cerciorarnos.
-Ya veo, pero aunque existiera ese sujeto, será difícil que pueda crear un arma que supere a mi antigua espada de la luz, no te olvides que fue hecha por la estrella oscura.
-Aquí el único que olvida las cosas eres tú y si no podemos encontrar una espada tan poderosa como la gor-nova te aguantas, ya que nadie te mandó a regalarla.
-Yo no la regale, sólo la devolví.
-Como sea... ¿Por qué te detienes de repente?
-No estamos solos - Respondió Gaudy, mientras desenvainaba.
-¿Qué? - De entre los arbustos un nutrido grupo de forajidos fueron apareciendo y rápidamente los rodearon.
-¡Bandidos! - Dijo Rina con una emoción casi infantil, luego agregó.
-Y yo que pensaba que este día iba a ser aburrido.
-Chicos cooperen con mis muchachos entregándole todas sus pertenencias y no saldrán heridos - Dijo el que, presumiblemente, era el líder de los bandidos.
-Les propongo algo mejor ustedes me dan todo su dinero y yo no los lastimare, no demasiado - Contestó Rina con la sonrisa de quien no quiebra un plato.
-¡Ja ja ja ja! - Todos los bandidos rieron al unísono. Gaudy sentía pena por los pobres diablos y deseaba advertirles del lió en que se estaban metiendo para que huyeran mientras pudieran, pero eso equivaldría a privar a Rina de su principal hobby... y eso equivaldría a que Rina se frustrara... y eso equivaldría a que Rina se desquitara con él... y eso equivaldría a lesiones múltiples por todo su cuerpo y no había que ser un genio, y Gaudy estaba muy lejos de serlo, para saber que lo mejor era hacerse a un lado y esperar que la ira de la pelirroja no le alcanzara.
-Si que eres chistoso niñito, tú lastimarlos a nosotros - Dijo uno de los bandidos casi revolcándose en el suelo por el ataque de risa y confundiendo a la delgada hechicera con un muchacho.
El que le dijeran niñito, a Rina no le causó ninguna gracia, se acercó al sujeto y lo pateó como si de un balón de futbol se tratara.
-Para que se enteren, sarta de imbeciles, yo soy Rina Inverse la más grande hechicera de todo el mundo - Dijo con toda pompa y sacando el pecho o lo poco que tenia.
-¿La asesina de ladrones? - Dijo uno.
- ¿La mujer demonio? - Dijo otro.
-¿La que causa destrucción y desolación a donde quiera que va? - Dijo un tercero.
-¿La sanguinaria de pecho plano y ojos demenciales? - Con cada frase la vena de la frente de Rina se hinchaban a niveles inimaginables y la gota la puso Gaudy cuando dijo con su voz ingenua y una sonrisa pintada en los labios.
-Estos sujetos si que te conocen Rinita, es que te describieron tal cual eres - La furia de la hechicera hizo erupción como un volcán y por medio de bolas de fuego incineró al insensato espadachín, al nutrido grupo de bandidos y a medio kilómetro de bosque incluido.
Tiempo después podemos ver a una sonriente Rina balanceando una bolsa de monedas en su manos, mientras caminaba. Rina era seguida de cerca por un Gaudy vendado en diversas partes de su cuerpo y apoyándose en una muleta.
En lo mas profundo del Mar del Caos todo era una oscuridad inmutable, sin embargo este estado no duró mucho tiempo, pues un vortice de luz apareció de la nada y de él un hombre joven emergió. Aparentaba rondar los veinte años, era alto, de complexión delgada, pero atlética, cabello corto y de color verde oscuro, tez morena y brillantes ojos como esmeraldas. Vestía una franela blanca estampada con la frase "Ar Rules", unos jeans algo desgastados y zapatos deportivos.
-¿Hey L-sama estás despierta? - todo el mar del caos se estremeció y una voz atronadora tan poderosa como para destruir un mundo entero, habló desde todas partes y de ninguna en particular, la voz le respondió con cierto tono de reproche.
"Gracias a ti, ahora sí.
-¡Hay que ver! debería darte vergüenza ser tan perezosa.
-¡Ya déjame en paz! ¿y cuál es el motivo de tu visita?
-Sólo pasaba a saludar y... ¡oye! percibo sentimientos de desconfianza ¿acaso no me crees?
-Pues, si mal no recuerdo (y nunca lo hago) la ultima vez que me visitaste, todo acabó en la creación de las cuatro dimensiones - El muchacho se llevó una mano a la nunca y rió a carcajadas.
-Lo siento, pero esa vez cuando llegue aquí y te vi tan profundamente dormida no pude evitar introducirme en tus sueños.
-Tuve pesadillas por Eones.
-En lugar de quejarte deberías agradecerme ya que por eso descubriste las maravillas de la creación... ¿podrías tomar alguna forma visible? es bastante incomodo hablarle a la nada - Una hermosa mujer de largo cabello rubio, envuelta en un halo dorado y bastante... desnuda apareció delante del chico. Él la miró muy sonrojado y casi babeando.
-¡Vaya que cuerpecito te has fabricado! ¿Podría quedarte quieta un ínstate? - L-sama accedió y el chico tronó sus dedos, una cámara fotográfica apareció de la nada. Tomó fotos a sus anchas e incluso hizo que la ingenua L-sama posara.
-¿Para que es todo eso? - Preguntó L-sama curiosa.
-Nada importante... y tienes razón, no vine solo a visitarte, aunque de ahora en adelante. vendré más seguido - Dijo admirando aún su desnudez y luego prosiguió.
-Vine a ver como progresan tus humanos.
-Bastante bien, supongo.
-Eso espero, porque necesitare tomar a alguno, claro si no te importa.
-Claro que no, escoge al que más te convenga.
-Bien, entonces bajare al plano material para observarlos de cerca.
-Yo iré contigo.
-¡Vaya! no sabia que fueras tan buena anfitriona.
-No es eso, es sólo que no quiero que causes demasiados destrozos - Al chico le salió una gota de sudor.
En un delgado y sinuoso sendero que cruzaba un olvidado bosque, dos personas algo peculiares conversaban animadamente... para ser sincero una de ellas le gritaba a la otra.
-¡Gaudy cabeza de molusco! ¿Cuanto veces tengo que repetírtelo?
-Lo siento Rinita es sólo que lo olvide - Rina dio un enorme suspiro.
-Bien te lo diré una sola vez más, vamos a la ciudad de Militia a buscar una sustituta para tu espada de luz.
-Eso ya lo sé Rinita, lo que no entiendo es porque vamos justamente a ese lugar, sería más fácil encontrar un arma mágica en el interior de la antigua barrera.
-Me sorprende que tu solo hayas llegado a esa conclusión, pero si no te hubieras quedado dormido cuando yo hablaba con esa anciana sabrías que en esa ciudad existe una leyenda sobre un legendario forjador de armas. Quizás sea sólo un cuento de viejas, pero no perdemos nada con ir a cerciorarnos.
-Ya veo, pero aunque existiera ese sujeto, será difícil que pueda crear un arma que supere a mi antigua espada de la luz, no te olvides que fue hecha por la estrella oscura.
-Aquí el único que olvida las cosas eres tú y si no podemos encontrar una espada tan poderosa como la gor-nova te aguantas, ya que nadie te mandó a regalarla.
-Yo no la regale, sólo la devolví.
-Como sea... ¿Por qué te detienes de repente?
-No estamos solos - Respondió Gaudy, mientras desenvainaba.
-¿Qué? - De entre los arbustos un nutrido grupo de forajidos fueron apareciendo y rápidamente los rodearon.
-¡Bandidos! - Dijo Rina con una emoción casi infantil, luego agregó.
-Y yo que pensaba que este día iba a ser aburrido.
-Chicos cooperen con mis muchachos entregándole todas sus pertenencias y no saldrán heridos - Dijo el que, presumiblemente, era el líder de los bandidos.
-Les propongo algo mejor ustedes me dan todo su dinero y yo no los lastimare, no demasiado - Contestó Rina con la sonrisa de quien no quiebra un plato.
-¡Ja ja ja ja! - Todos los bandidos rieron al unísono. Gaudy sentía pena por los pobres diablos y deseaba advertirles del lió en que se estaban metiendo para que huyeran mientras pudieran, pero eso equivaldría a privar a Rina de su principal hobby... y eso equivaldría a que Rina se frustrara... y eso equivaldría a que Rina se desquitara con él... y eso equivaldría a lesiones múltiples por todo su cuerpo y no había que ser un genio, y Gaudy estaba muy lejos de serlo, para saber que lo mejor era hacerse a un lado y esperar que la ira de la pelirroja no le alcanzara.
-Si que eres chistoso niñito, tú lastimarlos a nosotros - Dijo uno de los bandidos casi revolcándose en el suelo por el ataque de risa y confundiendo a la delgada hechicera con un muchacho.
El que le dijeran niñito, a Rina no le causó ninguna gracia, se acercó al sujeto y lo pateó como si de un balón de futbol se tratara.
-Para que se enteren, sarta de imbeciles, yo soy Rina Inverse la más grande hechicera de todo el mundo - Dijo con toda pompa y sacando el pecho o lo poco que tenia.
-¿La asesina de ladrones? - Dijo uno.
- ¿La mujer demonio? - Dijo otro.
-¿La que causa destrucción y desolación a donde quiera que va? - Dijo un tercero.
-¿La sanguinaria de pecho plano y ojos demenciales? - Con cada frase la vena de la frente de Rina se hinchaban a niveles inimaginables y la gota la puso Gaudy cuando dijo con su voz ingenua y una sonrisa pintada en los labios.
-Estos sujetos si que te conocen Rinita, es que te describieron tal cual eres - La furia de la hechicera hizo erupción como un volcán y por medio de bolas de fuego incineró al insensato espadachín, al nutrido grupo de bandidos y a medio kilómetro de bosque incluido.
Tiempo después podemos ver a una sonriente Rina balanceando una bolsa de monedas en su manos, mientras caminaba. Rina era seguida de cerca por un Gaudy vendado en diversas partes de su cuerpo y apoyándose en una muleta.
