Notas del autor: Pido disculpas ya que no hace mucho vi el primer
capitulo que fue publicado en la pagina y note que era difícil de leer, ya
que los diálogos de los personajes estaban todos amontonados, a pesar de
que en el texto original estaban bien separados. Para los futuros
capítulos trataré de que no sea así y agradezco a las personas que leyeron
mi historia a pesar de este detalle.
CAPITULO II: La rival mas poderosa ( Parece titulo de Dragon Ball)
Rina y Gaudy entraban alegremente en la ciudad de Militia y lo que más le llamó la atención fue el alto número de guerreros y talleres de armas que habían en el lugar, parecía que casi la mitad de la población se dedicaba a esa profesión y la otra mitad a la forja de armas.
- Oye Rina tengo hambre.
-¡Por el amor de Díos Gaudy! ¿Sólo piensas en comer? - Un ruido de tripas sonando la interrumpió, las tripas de Rina para ser exacto.
-Sí, después de todo creo que es un buen momento para comer.
-¡Así se habla compañera! - Dijo Gaudy con emoción.
El par caminaba por las transitadas calles en busca de un buen restaurante, aunque de pronto las personas que iban adelante se hicieron rápidamente a un lado. Una chica de la edad de Rina corría como alma que lleva el diablo, mientras un grupo de guerreros la perseguían con las armas en mano. La chica tropezó con Rina y la tiró al suelo, aunque ella continuo corriendo, Gaudy se agachó para ayudar a levantar a su protegida, pero en eso el grupo de guerreros, también les dieron alcance y al igual que la chica tampoco se detuvieron, es más les pasaron por encima. Nuestros maltrechos héroes estaban bastante adoloridos (quien no, después que un grupo de sujetos de enormes pies y peso promedio de 90 kilos te pasan por encima) No hace falta decir que Rina, luego de recuperarse, echaba humo por las orejas y sus ojos irradiaban fuego.
-¡Tras ellos Gaudy!
-¿Vamos a salvar a la chica? - preguntó Gaudy.
-¡Claro que no! Nadie pisotea a Rina Inverse y vive para contarlo - Su cara era realmente demoníaca y Gaudy no se atrevió a replicar.
Los guerreros ya les llevaban mucha ventaja y entre tantas personas ya se habían perdido de vista, aun así Rina no desistía de encontrarlos y bueno... de hacerle cosas no muy gratas a su anatomía. Tuvieron que dar muchas vueltas en diferentes esquinas y recovecos por lo que (y no lo culpen por ello) el atolondrado de Gaudy terminó por: separarse de su compañera, perderse entre las calles de la ciudad y olvidar por cual motivo corría como loco junto a Rina. Decido que lo mejor era sentarse a esperar a que Rina apareciera de un momento a otro y le refrescara la memoria. Al fijar su vista en una calle trasversal a donde él estaba, vio como pasaba corriendo la chica y su grupo de perseguidores, todo vino a su mente y se dispuso a socorrerla. Cuando se aproximó vio que la chica había entrado a un callejón sin salida y que los guerreros la habían rodeado con no muy buenas intenciones.
-¡Aprésenla!- Gritó uno de los guerreros y dos de ellos quisieron hacerlo, pero la chica desenfundó una espada larga, delgada como un estilete, que llevaba consigo y les hizo frente. Gaudy tenía que reconocer que la chica era una experta en el manejo de la espada, pero lamentablemente los guerreros también era muy buenos. Parecía que la chica iba a ser por fin sometida, cuando Gaudy avanzó a gran velocidad entre los guerreros, blandiendo su espada como sólo él puede hacerlo. Los atacantes fueron cayendo como moscas.
- No sé como agradecerle su ayuda, señor - Dijo la chica bastante aliviada de haber salido del aprieto sin mayores consecuencias, pero al ver al rubio espadachín creyó que su sueño del "Príncipe Azul" por fin se había hecho realidad. Sus ojos tomaron la apariencia de dos corazones y los latidos de su pecho podían escucharse a cincuenta metros de distancia. (¿Bastante cursi verdad? Quizás sea familia de Martina)
- No tienes nada que agradecer yo sólo...- Al parecer la chica encontró una forma como agradecerle, ya que le plantó un beso en la boca. El pobre Gaudy quedó bastante aturdido, aunque más aturdida quedó Rina que en ese momento llegaba al callejón.
"Destrucción masiva" fueron las palabras que inmediatamente vinieron a la mente de la hechicera, comenzó a conjurar al Drag-Slave, pero tal era su estado mental, ya saben ira, tristeza, desolación ( todo junto y muy revuelto) que no pudo recitar las palabras correctamente y en lugar de la acostumbrada bola roja de energía sus manos arrojaron un espeso humo negro que olía de forma peculiar (a huevos podridos). No se pude negar que Gaudy, la chica y la ciudad de Militia entera, corrieron con suerte de que por primera vez Rina no pudiera recitar en forma correcta un hechizo, sin embargo y no podía ser de otra forma, Gaudy recibió una muy buena paliza, de esas que dejan huellas, tantos física como espiritualmente. Luego de muchas aclaraciones de la chica, cuyo nombre era Milian, (ya que Gaudy no quedó en condiciones de hablar) Rina logró calmarse, miró con disgusto a la hermosa chica de cabello y ojos azules. Lo que más le molestaba era su infartantemente curvilínea figura y el hecho de que estaba muy interesada en Gaudy y al contrario de Shilfild era muy directa a la hora de demostrarlo.
- Lamento mucho haber besado a su novio.
- ¿¿¿QUÉ TE HACE PENSAR QUE ESA COSA ES ALGO MIO???
- Bueno, por la forma en que se comportó yo pensé que...
- ¡No pienses nada! Ahora dime por qué esos sujetos te perseguían y ¡hazlo rápido!
-Verá Esos hombres son empleados de un importante comerciante de armas llamado Baldur e intentaban secuestrarme para obligar a mi padre a que le entregara un antiguo medallón, del cual él es el guardián.
-¿Por qué es tan importante ese medallón?
- Según dicen, muestra la forma de encontrar a Xetrac.
- ¿¿¿A Xetrac??? - Dijo muy sorprendida Rina.
-¿Quién es ese? - Preguntó Gaudy que recién salía del coma profundo.
-Tarado, ese es el leyendario forjador que estamos buscando.
- Así que ustedes también creen en ese viejo mito.
- No estamos seguros, pero como mi amigo Gaudy necesita una arma mágica, no perdemos nada con intentar... - Rina fue interrumpida por Milian.
-¿Tu te eres Gaudy, Gaudy Gabriev? - Dijo ella visiblemente emocionada y examinado al rubio desde todos los ángulos posibles y luego agregó.
- Ahora me doy cuenta que coincides con su descripción.
-Sí, ese soy yo.
-¡Ah! ¡no lo puedo creer! Desde que cayó la barrera y escuché de ti y de tu habilidad insuperable con la espada soy tu admiradora numero uno - Dijo ella abrazándolo con tanta fuerza que le cortaba la respiración.
- Tienes que ser mi maestro Gaudy sama, por favor - Dijo esto plantada a sus pies y haciendo reverencias.
- Ya dejen de hacer payasadas y llévanos con tu papá - Dijo Rina muy molesta.
- Un momento si él es Gaudy Gabriev, tu debes ser Rina Inverse...
- Así es muchacha, yo soy la más talentosa hechicera de todo el mundo.
- ¿Es verdad eso que dicen de ti de que eres una asesin...- por suerte, está vez Gaudy tuvo la suficiente sensatez y reflejos para taparle la boca a Milian antes de que soltara todos los títulos y sobrenombres que Rina a pulso se había ganado y cuya sola mención tenia la cualidad de hacerla rabiar.
- Por que mejor no nos llevas con tu padre - Propuso el espadachín algo nervioso.
Los estómagos de Rina y Gaudy gruyeron al unísono.
- Parecen tener hambre, le preparé algo de comida a mi padre y se la llevaba en esta cesta, pero creo que ustedes la necesitan más - Hechicera y espadachín saltaron sobre la comida y la devoraron en cuestión de segundos.
- Esto es lo más delicioso que he probado en mi vida - Dijo Gaudy con lagrimas en los ojos.
- Es una gran honor para mí que le agrade mi comida Gaudy-sama - Rina arrugó el ceño, la chica en cuestión era muy hermosa y curvilínea, compartía la pasión de Gaudy por la espada y además era su admiradora número uno (como no, si era la unica). No tenía ningún tipo de reparo en demostrar su afecto por él y para rematar era una excelente cocinera. Estaba decidida de borrar el nombre de Naga del primer lugar en su lista de las rivales de cuidado y colocar a Milián.
No tardaron en llegar a la herrería del padre de Milian, al entrar vieron algo bastante extraño para tratarse de una herrería: había una tarima y debajo de la tarima butacas para que las personas pudieran ver, como si de una sala de teatro se tratara. Rina y Gaudy tomaron asiento y las luces se apagaron, unas reflectores, salidos de quien sabe donde (en especial en mundo medieval) se encendieron y alumbraron el centro de la tarima. Un hombre grande y barbudo, de gran barriga y musculosos brazos apareció.
-Bienvenidos damas y caballeros a la grandiosa herrería Cross, atendida por su propio dueño Alan Cross, es decir yo. Deléitese con las piezas de calidad inigualable que aquí encontraran. Como por ejemplo los fabulosos cuchillos filosos, no hay nada que no puedan cortar, observen...- El hombre hizo una inverosímil demostración al estilo del canal de compras, donde en lugar de simples cuchillos parecen las espadas láser de los Jedis
-Estos fabulosos cuchillos pueden ser suyo por un módico precio y si se los lleva ya, le damos completamente gratis, el increíble sartén resbalante que evita que sus alimentos se peguen y le da un mejor sabor a su comida, pero eso no es todo también le daremos un juego de herraduras del confort, les aseguro que su caballo se lo agradecerá.
-¡Quiero dos! - gritó Gaudy muy entusiasmado. Rina le golpeó la cabeza.
-Cállate... no vinimos aquí por cuchillos.
-Entonces quizá les interesen mis irrompibles aros para barriles o las hoces inoxidables, quizás mis martillos de doble efecto o mis tijeras de seguridad o tal vez... - Cada nuevo articulo que nombraba lo iba poniendo en las manos de Rina, a la final la chica terminó cargando una montaña de armatostes y por el peso se fue de espaldas.
- ¡No quiero nada eso! - Gritó ya harta.
- ¿Entonces que podría ofrecerles? - Dijo Alan con la típica cara de los que viven para cerrar un buen negocio.
- Su medallón - Dijo Rina con una sonrisa algo siniestra. Alan se llevó la mano al medallón que colgaba de su cuello y estaba oculto por su ropa.
- ¿Mi medallón? Quiero decir ¿cuál medallón? - preguntó asustado.
Todas las personas observaban mudos y asombrados a las dos personas que había aparecido de la nada en el techo de la casa, que quedaba justo al frente de la herrería de Alan. Una de las personas era un muchacho que vestía de una forma que ellos nunca habían visto y la otra era una hermosa chica rubia que no vestía nada.
- Y dices que estos son los humanos que han derrotado a varios de tus mazokus más poderosos - Dijo el chico con duda y una enorme gota de sudor en la frente.
- Así es, Ar - Respondió L-sama.
- ¿Cuando llegarán los otros?
-Muy pronto.
-Sé que me voy arrepentir más tarde de haberte dicho esto, pero deberías usar algo de ropa (pero no mucha) ¿no te da miedo coger una gripe?
-No.
Ambos desaparecieron tan repentinamente como habían aparecido. Las personas que los habían visto juzgaron que todo fue demasiado absurdo como para ser real por lo que lo olvidaron inmediatamente y siguieron en sus asuntos como si nada.
CAPITULO II: La rival mas poderosa ( Parece titulo de Dragon Ball)
Rina y Gaudy entraban alegremente en la ciudad de Militia y lo que más le llamó la atención fue el alto número de guerreros y talleres de armas que habían en el lugar, parecía que casi la mitad de la población se dedicaba a esa profesión y la otra mitad a la forja de armas.
- Oye Rina tengo hambre.
-¡Por el amor de Díos Gaudy! ¿Sólo piensas en comer? - Un ruido de tripas sonando la interrumpió, las tripas de Rina para ser exacto.
-Sí, después de todo creo que es un buen momento para comer.
-¡Así se habla compañera! - Dijo Gaudy con emoción.
El par caminaba por las transitadas calles en busca de un buen restaurante, aunque de pronto las personas que iban adelante se hicieron rápidamente a un lado. Una chica de la edad de Rina corría como alma que lleva el diablo, mientras un grupo de guerreros la perseguían con las armas en mano. La chica tropezó con Rina y la tiró al suelo, aunque ella continuo corriendo, Gaudy se agachó para ayudar a levantar a su protegida, pero en eso el grupo de guerreros, también les dieron alcance y al igual que la chica tampoco se detuvieron, es más les pasaron por encima. Nuestros maltrechos héroes estaban bastante adoloridos (quien no, después que un grupo de sujetos de enormes pies y peso promedio de 90 kilos te pasan por encima) No hace falta decir que Rina, luego de recuperarse, echaba humo por las orejas y sus ojos irradiaban fuego.
-¡Tras ellos Gaudy!
-¿Vamos a salvar a la chica? - preguntó Gaudy.
-¡Claro que no! Nadie pisotea a Rina Inverse y vive para contarlo - Su cara era realmente demoníaca y Gaudy no se atrevió a replicar.
Los guerreros ya les llevaban mucha ventaja y entre tantas personas ya se habían perdido de vista, aun así Rina no desistía de encontrarlos y bueno... de hacerle cosas no muy gratas a su anatomía. Tuvieron que dar muchas vueltas en diferentes esquinas y recovecos por lo que (y no lo culpen por ello) el atolondrado de Gaudy terminó por: separarse de su compañera, perderse entre las calles de la ciudad y olvidar por cual motivo corría como loco junto a Rina. Decido que lo mejor era sentarse a esperar a que Rina apareciera de un momento a otro y le refrescara la memoria. Al fijar su vista en una calle trasversal a donde él estaba, vio como pasaba corriendo la chica y su grupo de perseguidores, todo vino a su mente y se dispuso a socorrerla. Cuando se aproximó vio que la chica había entrado a un callejón sin salida y que los guerreros la habían rodeado con no muy buenas intenciones.
-¡Aprésenla!- Gritó uno de los guerreros y dos de ellos quisieron hacerlo, pero la chica desenfundó una espada larga, delgada como un estilete, que llevaba consigo y les hizo frente. Gaudy tenía que reconocer que la chica era una experta en el manejo de la espada, pero lamentablemente los guerreros también era muy buenos. Parecía que la chica iba a ser por fin sometida, cuando Gaudy avanzó a gran velocidad entre los guerreros, blandiendo su espada como sólo él puede hacerlo. Los atacantes fueron cayendo como moscas.
- No sé como agradecerle su ayuda, señor - Dijo la chica bastante aliviada de haber salido del aprieto sin mayores consecuencias, pero al ver al rubio espadachín creyó que su sueño del "Príncipe Azul" por fin se había hecho realidad. Sus ojos tomaron la apariencia de dos corazones y los latidos de su pecho podían escucharse a cincuenta metros de distancia. (¿Bastante cursi verdad? Quizás sea familia de Martina)
- No tienes nada que agradecer yo sólo...- Al parecer la chica encontró una forma como agradecerle, ya que le plantó un beso en la boca. El pobre Gaudy quedó bastante aturdido, aunque más aturdida quedó Rina que en ese momento llegaba al callejón.
"Destrucción masiva" fueron las palabras que inmediatamente vinieron a la mente de la hechicera, comenzó a conjurar al Drag-Slave, pero tal era su estado mental, ya saben ira, tristeza, desolación ( todo junto y muy revuelto) que no pudo recitar las palabras correctamente y en lugar de la acostumbrada bola roja de energía sus manos arrojaron un espeso humo negro que olía de forma peculiar (a huevos podridos). No se pude negar que Gaudy, la chica y la ciudad de Militia entera, corrieron con suerte de que por primera vez Rina no pudiera recitar en forma correcta un hechizo, sin embargo y no podía ser de otra forma, Gaudy recibió una muy buena paliza, de esas que dejan huellas, tantos física como espiritualmente. Luego de muchas aclaraciones de la chica, cuyo nombre era Milian, (ya que Gaudy no quedó en condiciones de hablar) Rina logró calmarse, miró con disgusto a la hermosa chica de cabello y ojos azules. Lo que más le molestaba era su infartantemente curvilínea figura y el hecho de que estaba muy interesada en Gaudy y al contrario de Shilfild era muy directa a la hora de demostrarlo.
- Lamento mucho haber besado a su novio.
- ¿¿¿QUÉ TE HACE PENSAR QUE ESA COSA ES ALGO MIO???
- Bueno, por la forma en que se comportó yo pensé que...
- ¡No pienses nada! Ahora dime por qué esos sujetos te perseguían y ¡hazlo rápido!
-Verá Esos hombres son empleados de un importante comerciante de armas llamado Baldur e intentaban secuestrarme para obligar a mi padre a que le entregara un antiguo medallón, del cual él es el guardián.
-¿Por qué es tan importante ese medallón?
- Según dicen, muestra la forma de encontrar a Xetrac.
- ¿¿¿A Xetrac??? - Dijo muy sorprendida Rina.
-¿Quién es ese? - Preguntó Gaudy que recién salía del coma profundo.
-Tarado, ese es el leyendario forjador que estamos buscando.
- Así que ustedes también creen en ese viejo mito.
- No estamos seguros, pero como mi amigo Gaudy necesita una arma mágica, no perdemos nada con intentar... - Rina fue interrumpida por Milian.
-¿Tu te eres Gaudy, Gaudy Gabriev? - Dijo ella visiblemente emocionada y examinado al rubio desde todos los ángulos posibles y luego agregó.
- Ahora me doy cuenta que coincides con su descripción.
-Sí, ese soy yo.
-¡Ah! ¡no lo puedo creer! Desde que cayó la barrera y escuché de ti y de tu habilidad insuperable con la espada soy tu admiradora numero uno - Dijo ella abrazándolo con tanta fuerza que le cortaba la respiración.
- Tienes que ser mi maestro Gaudy sama, por favor - Dijo esto plantada a sus pies y haciendo reverencias.
- Ya dejen de hacer payasadas y llévanos con tu papá - Dijo Rina muy molesta.
- Un momento si él es Gaudy Gabriev, tu debes ser Rina Inverse...
- Así es muchacha, yo soy la más talentosa hechicera de todo el mundo.
- ¿Es verdad eso que dicen de ti de que eres una asesin...- por suerte, está vez Gaudy tuvo la suficiente sensatez y reflejos para taparle la boca a Milian antes de que soltara todos los títulos y sobrenombres que Rina a pulso se había ganado y cuya sola mención tenia la cualidad de hacerla rabiar.
- Por que mejor no nos llevas con tu padre - Propuso el espadachín algo nervioso.
Los estómagos de Rina y Gaudy gruyeron al unísono.
- Parecen tener hambre, le preparé algo de comida a mi padre y se la llevaba en esta cesta, pero creo que ustedes la necesitan más - Hechicera y espadachín saltaron sobre la comida y la devoraron en cuestión de segundos.
- Esto es lo más delicioso que he probado en mi vida - Dijo Gaudy con lagrimas en los ojos.
- Es una gran honor para mí que le agrade mi comida Gaudy-sama - Rina arrugó el ceño, la chica en cuestión era muy hermosa y curvilínea, compartía la pasión de Gaudy por la espada y además era su admiradora número uno (como no, si era la unica). No tenía ningún tipo de reparo en demostrar su afecto por él y para rematar era una excelente cocinera. Estaba decidida de borrar el nombre de Naga del primer lugar en su lista de las rivales de cuidado y colocar a Milián.
No tardaron en llegar a la herrería del padre de Milian, al entrar vieron algo bastante extraño para tratarse de una herrería: había una tarima y debajo de la tarima butacas para que las personas pudieran ver, como si de una sala de teatro se tratara. Rina y Gaudy tomaron asiento y las luces se apagaron, unas reflectores, salidos de quien sabe donde (en especial en mundo medieval) se encendieron y alumbraron el centro de la tarima. Un hombre grande y barbudo, de gran barriga y musculosos brazos apareció.
-Bienvenidos damas y caballeros a la grandiosa herrería Cross, atendida por su propio dueño Alan Cross, es decir yo. Deléitese con las piezas de calidad inigualable que aquí encontraran. Como por ejemplo los fabulosos cuchillos filosos, no hay nada que no puedan cortar, observen...- El hombre hizo una inverosímil demostración al estilo del canal de compras, donde en lugar de simples cuchillos parecen las espadas láser de los Jedis
-Estos fabulosos cuchillos pueden ser suyo por un módico precio y si se los lleva ya, le damos completamente gratis, el increíble sartén resbalante que evita que sus alimentos se peguen y le da un mejor sabor a su comida, pero eso no es todo también le daremos un juego de herraduras del confort, les aseguro que su caballo se lo agradecerá.
-¡Quiero dos! - gritó Gaudy muy entusiasmado. Rina le golpeó la cabeza.
-Cállate... no vinimos aquí por cuchillos.
-Entonces quizá les interesen mis irrompibles aros para barriles o las hoces inoxidables, quizás mis martillos de doble efecto o mis tijeras de seguridad o tal vez... - Cada nuevo articulo que nombraba lo iba poniendo en las manos de Rina, a la final la chica terminó cargando una montaña de armatostes y por el peso se fue de espaldas.
- ¡No quiero nada eso! - Gritó ya harta.
- ¿Entonces que podría ofrecerles? - Dijo Alan con la típica cara de los que viven para cerrar un buen negocio.
- Su medallón - Dijo Rina con una sonrisa algo siniestra. Alan se llevó la mano al medallón que colgaba de su cuello y estaba oculto por su ropa.
- ¿Mi medallón? Quiero decir ¿cuál medallón? - preguntó asustado.
Todas las personas observaban mudos y asombrados a las dos personas que había aparecido de la nada en el techo de la casa, que quedaba justo al frente de la herrería de Alan. Una de las personas era un muchacho que vestía de una forma que ellos nunca habían visto y la otra era una hermosa chica rubia que no vestía nada.
- Y dices que estos son los humanos que han derrotado a varios de tus mazokus más poderosos - Dijo el chico con duda y una enorme gota de sudor en la frente.
- Así es, Ar - Respondió L-sama.
- ¿Cuando llegarán los otros?
-Muy pronto.
-Sé que me voy arrepentir más tarde de haberte dicho esto, pero deberías usar algo de ropa (pero no mucha) ¿no te da miedo coger una gripe?
-No.
Ambos desaparecieron tan repentinamente como habían aparecido. Las personas que los habían visto juzgaron que todo fue demasiado absurdo como para ser real por lo que lo olvidaron inmediatamente y siguieron en sus asuntos como si nada.
