CAPITULO IV: El ritual
Con los componentes en mano y faltando un día para la próxima luna llena, el grupo decidió ponerse en marcha y subir la montaña para estar a tiempo de realizar el ritual. No hace falta decir que Amelia ya estaba totalmente al tanto de lo que hacían Rina, Gaudy y Zelgadys en aquella ciudad y que por supuesto decidió acompañarlos.
Todos caminaban por el angosto sendero que conducía a la cima, mientras charlaban animadamente. El paisaje era hermoso y Rina lo hubiera disfrutado de no ser por dos pequeños detalles: primero, Milian se había empeñado en acompañarlos y todo el camino lo había hecho colgada al brazo del espadachín y para su disgusto a él parecía no molestarle, al contrario sonreía de oreja a oreja mientras la escuchaba y segundo Alan, quien estaba al lado de Rina, había hecho todo el trayecto hablando hasta por los codos tratando de convencerla de que comprara alguno de los armatostes que vendía en su herrería.
- Como te venía diciendo, la hoz motorizada es toda una maravilla, con ella puedes sesgar todo un campo de trigo sin mover un solo músculo. Por tratarse de ti, podría darte un buen descuento y... - Rina dio un suspiro, no importaba cuantas veces le había dicho que no estaba interesada, Alan simplemente hablaba, hablaba y hablaba sin parar. Volvió a mirar al espadachín he hizo una mueca de amargura.
- ¡Maldita sea! ¡No veo la hora en que lleguemos a esa condenada cumbre! - Gritó, Rina llena de frustración, mientras continuaba arrastrando los pies.
- Pobre Rina, parece que le llegó un dura competencia - Amelia le comentó con pesar a Zelgadys. Ella observando la actitud de la hechicera lo había adivinado todo.
- Todo eso me parece un tontería - Dijo Zelgadys con indiferencia.
- ¿Que hay de malo en sentir celos cuando alguien se interpone entre nosotros y nuestra persona amada? - Si, lo sé, sonó horriblemente cursi, pero aceptémoslo se trata de Amelia. Zelgadys la miró con una enorme gota de sudor y algo sacado de onda por esa pregunta.
- No tiene nada de malo, lo que yo digo es que, si a Rina le gusta tanto Gaudy ¿Por qué no se deja de rodeos y se lo confiesa de un vez? Es más que obvio que son algo más que compañeros de viaje, además de otro modo no veo como ese tonto se de cuenta de lo que ella siente por él.
Amelia estaba asombrada de esa forma de pensar de Zelgadys, nunca lo había escuchado hablar de esa fora y fue por ello que se atrevió a preguntarle.
- ¿A ti te gustaría?
- ¿Que?
- Que si una chica está enamorada de ti, te lo confesara abiertamente.
-Bueno... no... yo no... pierdo el tiempo en esas cosas románticas, mi única preocupación es mi cura, además que chica pudiera interesarse en una aberración como yo.
-¡YO, IDIOTA! - Eso fue lo que a la princesa le hubiera gustado haberle dicho, pero se conformó con decirle.
-¿Sabes Zelgadys? si pasaras menos tiempo compadeciéndote de ti mismo y miraras más a tu alrededor, te darías cuenta de muchas cosas - Y con estas palabras dejó a una confundida quimera y se adelantó hasta alcanzar a Rina y comenzó a charlar con ella.
Había casi oscurecido cuando un nutrido grupo de fuertes guerreros y siniestros hechiceros encabezados por un anciano de rostro enjuto y mirada maquiavélica les cerraron el paso.
-¡Baldur! - Exclamó Alan.
- Vaya, vaya, pero si es Cross y sus amigos hechiceros. Me han causados demasiados problemas y estoy aquí para ajustar cuentas.
- Anciano si no quieres salir lastimado, regrésate por donde haz venido - Le ordenó Rina.
- Tu debes ser Rina Inverse, tengo que reconocer que tú y tus amigos son muy fuertes, es por ello que he contratado a poderosos mercenarios - Dijo el anciano señalando a los hombres detrás de él, quienes eran enormes guerreros armados con armas mágicas del interior de la antigua barrera, además de hechiceros provenientes del mismo lugar.
Podría decir que la batalla que se sucedió entre Rina y compañía contra los hombres de Baldur fue increíble y de proporciones épicas... pero no sería la verdad. La triste realidad era que a pesar de superarlos en número, los hombres de Baldur no eran rivales para nuestros héroes, por lo que todo acabó con un gran número de hombres mal heridos huyendo aterrorizados de una Rina, quien para desahogar sus frustraciones los perseguía cual maniática homicida arrojando cuanto hechizo de ataque había en su repertorio. Amelia, Zelgadys y Gaudy fueron mucho más misericordiosos y derrotaron en forma rápida y sin mucho dolor a los hombres contra quienes pelearon. Los tres veían con sendas gotas a Rina, quien aún perseguían a los maltrechos hombres, mientras les gritaba consignas de violencia extrema.
Entre los hombres de Badur, había un guerrero que si bien no era el más fuerte, era bastante astuto por lo que cuando vio la batalla perdida se deslizó por detrás de Milian y le puso la hoja de la espada en el cuello. Gaudy viendo a su pupila en peligro se le encaró al sujeto y Milian aprovechando un descuido de su captor le golpeó el estomago y se libró de él. El guerrero temeroso al ver que Gaudy le atacaría al no tener ya su escudo humano, decidió aprovechar la ventaja de su arma mágica y a una orden suya ésta se volvió incandescente y una aureola de fuego cubrió su hoja. Al chocar los aceros de las espadas, la de Gaudy se derritió como mantequilla (era un arma ordinaria). Éste la soltó de inmediato y comenzó a quejarse y a soplar su manos quemadas. Alan no se lo pensó dos veces y le arrojó su propia espada al rubio, con ella Gaudy no sólo le hizo frente al guerrero de la espada de fuego, sino que lo venció con facilidad.
- ¡Guao! Esto si que es una espada - Comentó Gaudy, observando la espada de Alan.
- ¿Verdad que sí? La hice yo mismo - Dijo Alan inflando el pecho de orgullo.
- Sólo espero que ese sujeto llamado Xetrac, tenga también armas poderosas.
- Cuando compruebes el poder de las armas de Xetrac, tu antigua Gornova, te parecerá de juguete - Dijo Alan con mucho más orgullo.
Detrás de una roca, Zelgadys encontró al propio Baldur temblando a más no poder.
-Us...us...ustedes son de...demonios - Dijo a punto de orinarse en los pantalones.
- ¡Piérdete vejete! - Le ordenó Rina de no muy buena manera. Para ser una anciano había que reconocer que el anciano corría montaña abajo como si apenas tuviera veinte años.
Como era de noche cuando por fin alcanzaron la cima, decidieron instalar un pequeño campamento y se fueron a dormir de inmediato, aunque nadie pudo dormir con el recital de ronquidos de Gaudy y Rina.
A la mañana del día siguiente y después de un buen desayuno, Alan se dispuso a preparar todo lo necesario para la realizar el ritual de la noche, Zelgadys le servia como ayudante. Milian y Gaudy continuaron con sus lecciones de esgrima y Amelia junto con Rina se sentaron en unas rocas y hablaban de esas cosas de las que hablan las mujeres cuando están solas y de las que yo no tengo ni la más mínima idea.
- Dime Rina ¿Son ideas mías o estas de peor humor que de costumbre?
- Claro que son ideas tuyas estoy igual que siempre.
-¿Estás segura?
- Bueno, tengo que reconocer que toda esta espera ya me tiene fastidiada, sabes que lo mío son los viajes en búsqueda de tesoros y ese tipos de cosas.
- Si claro, por eso es que cada vez que miras en dirección de Gaudy y Milian pones cara de querer asesinar a alguien - Le contesto Amelia con sarcasmo.
-¿Insinúas que estoy celosa?
- Que conste que lo dijiste tú y no yo.
- Por favor Amelia deja de imaginarte cosas ¿qué podría yo ver en ese cabeza hueca?
- No hay peor ciego que él que no quiere ver,
-¿Estas sorda? Te dije que ese idiota no me interesa y mucho menos me interesa con quien a él le de la gana de perder su tiempo.
-Solo una cosa te diré, un día de estos, no muy lejano, te despertaras y no encontraras a Gaudy en la habitación de al lado y cuando eso pase, te arrepentirás de no haber reconocido a tiempo lo que sientes por él.
-¡Bah! ¡Eres solo una tonta que no sabes nada! No pretendas saber lo que siento, porque no me conoces lo suficiente ¡no sabes nada! ¡no sabes nada! - Rina se puso en pie furiosa y dejó a Amelia sola. Ésta suspiro al verla irse.
- Por lo menos no me arrojó un Dragslave - Reconoció para si misma la sacerdotisa.
El tiempo pasó volando y ya faltaba poco para la hora del ritual, Rina estaba sentada justo al lado de un pequeño pozo que estaba algo alejado del campamento. Ella hundida en sus pensamientos arrojaba piedras al pozo y veía las ondas que formaban en su superficie. De pronto sintió una mano que le tocaba el hombro, al voltear se encontró con el rostro del espadachín.
- Con que aquí estabas, te busque por todos lados y al no encontrarte me comencé a preocupar - Le dijo Gaudy con cierto tono de reproche.
- ¿Preocupado? Últimamente pareces muy ocupado como para preocuparte por algo.
-¡Que cosas dices Rinita! Yo siempre me preocupo por ti y tú lo sabes - Rina se sonrojó.
- ¿Para que me buscabas? - Preguntó ella tratando de cambiar el tema.
- Pues... en verdad... creo que ya lo olvide - Dijo el llevándose una mano a la nuca.
- ¡Tonto! cuando encontremos a Xetrac le diré que te recete algo para la memoria.
- ¡Ah cierto, ahora recuerdo! Quería que me contaras de nuevo la historia de Xetrac.
- ¡Ay Gaudy!, si te la he contado como un millón de veces.
- Pero se me olvida ¿cuéntamela si? y no omitas ningún detalle.
- No sé para que, si de todas maneras lo vas olvidar.... bueno pero si tanto te interesa... Se dice que en tiempos de las guerras entre dioses y demonios, antes de que los Dark lords con su poder sellaran un trozo del continente, había un humano, de nombre Xetrac, que servia como forjador de armas mágicas para los grandes sacerdotes humanos y elfos que peleaban al lado de los dioses. Al terminar la guerra él quedó aislado de sus camaradas por la barrera hecha por los demonios, por lo que se retiró a esta montaña, en donde sigue estando hasta el día de hoy.
- Esas guerras sucedieron, si mal no recuerdo, (y siempre lo hago) hace un montón de años, el debe ser todo un abuelito.
- No seas tonto Gaudy, ningún humano puede vivir tantos años, se dice que él se transformó así mismo en un quimera por lo que no envejece a un ritmo normal.
- ¿Una quimera? ¿así como Zelgadys?
- Algo así, es por eso que Zelgadys tiene tantas esperanzas que él pueda ayudarlo a encontrar su cura.
- Ya veo - Gaudy se quedó pensativo algunos momentos atando cabos gracias a la historia que acaba de escuchar (¿suena extraño verdad?)
- ¿Gaudy?
- Hmm
- ¿Alguna vez piensas en el futuro?
- ¿Te refieres a la cena? - Rina cayó de espaldas
- ¡Idiota! me refiero a tu futuro lejano ¿Dónde crees que estarás dentro de diez años?
- No lo sé, tu siempre decides los lugares a donde vamos ¿en donde crees tú, que estaremos dentro de diez años?
- ¿Piensas que dentro de diez años seguiremos juntos?
- Claro... bueno eso si tu quieres que yo siga siendo tu compañero de viajes.
- ¡Si, claro que si!... es decir no tengo ningún problema con que me acompañes.
- Entonces siempre estaré contigo... ¿Hueles eso? La comida ya está lista, vamos antes que nos quedemos sin nada - Con el corazón más tranquilo Rina siguió al rubio.
La luna llena brillaba enorme en el cielo oscuro y ya todo estaba dispuesto para el ritual.
- Hagan un circulo y tómense de las manos - Ordenó Alan y cuando todos lo obedecieron él agregó.
- Ahora cantemos y bailemos todos ? A la rueda de san Miguel...? - Todos estaban bastante asombrados y abochornados de ver al enorme hombre cantando y bailando.
-¿Qué están esperando, acaso no quieren ver a Xetrac? - Le preguntó Alan y todos entre quejas y sonrojos se le unieron en su baile. Pasaron más o menos media hora inmersos en un surtido de bailes y canciones infantiles.
- ¿Señor Cross, es esto necesario para el ritual? - Dijo Zelgadys, mientras intentaba seguir inútilmente el ritmo de la canción.
- No en realidad, me lo acabo de inventar - Rina le golpeó tan duro la cabeza que lo enterró en el piso.
- ¿Estas diciendo que no haz hecho bailar y cantar como tontos sólo para divertirte?
- Mira lo que me gano por querer amenizar un poco el ritual.
- ya déjese de payasadas y realice el ritual de una vez - Le gritó Zelgadys
- Esta bien, tómense de las manos...- Todo lo miraron con desconfianza:
-Esta vez es en serio - Todos a regañadientes obedecieron.
- Oh medallón, libera tu poder y abre el portal que nos llevará con el gran Xetrac - Estas palabras fueron suficiente para abrir un gran portal. Todo el grupo entró por él.
El otro lado del portal conducía al interior de un enorme castillo que flotaba en el vacio. El lugar tenia un aspecto de opulencia aunque muy descuidado.
- Al parecer el gran Xetrac no era muy aficionado a la limpieza - Se quejó Amelia al ver las telarañas de los techos tan grandes como una red de pescar.
- No culpen a Xetrac, hace mucho tiempo que no visita este lugar.
- Dijiste que aquí encontraríamos a Xetrac, ahora no nos venga con que no está - Le gritaba Rina, mientras lo ahorcaba.
-Descuide señorita Rina, él acaba de llegar.
-¿Usted como lo sabe? - Preguntó Zelgadys.
- ¡Por favor muchachos! ¿No me digas que no se han dado cuenta que Alan y Xetrac son la misma persona? - Todos, incluyendo a Alan o debo decir Xetrac, miraron con asombro al espadachín.
FIN DE CAPITULO.
Notas de Autor: Este capitulo me quedó algo largo y un poco romántico, vaya sorpresa no sabia que tenia esa vena romántica en mí... en fin para el próximo capitulo Gaudy nos dirá como sabia que Alan era Xetrac, además habrán otras sorpresitas.
Con los componentes en mano y faltando un día para la próxima luna llena, el grupo decidió ponerse en marcha y subir la montaña para estar a tiempo de realizar el ritual. No hace falta decir que Amelia ya estaba totalmente al tanto de lo que hacían Rina, Gaudy y Zelgadys en aquella ciudad y que por supuesto decidió acompañarlos.
Todos caminaban por el angosto sendero que conducía a la cima, mientras charlaban animadamente. El paisaje era hermoso y Rina lo hubiera disfrutado de no ser por dos pequeños detalles: primero, Milian se había empeñado en acompañarlos y todo el camino lo había hecho colgada al brazo del espadachín y para su disgusto a él parecía no molestarle, al contrario sonreía de oreja a oreja mientras la escuchaba y segundo Alan, quien estaba al lado de Rina, había hecho todo el trayecto hablando hasta por los codos tratando de convencerla de que comprara alguno de los armatostes que vendía en su herrería.
- Como te venía diciendo, la hoz motorizada es toda una maravilla, con ella puedes sesgar todo un campo de trigo sin mover un solo músculo. Por tratarse de ti, podría darte un buen descuento y... - Rina dio un suspiro, no importaba cuantas veces le había dicho que no estaba interesada, Alan simplemente hablaba, hablaba y hablaba sin parar. Volvió a mirar al espadachín he hizo una mueca de amargura.
- ¡Maldita sea! ¡No veo la hora en que lleguemos a esa condenada cumbre! - Gritó, Rina llena de frustración, mientras continuaba arrastrando los pies.
- Pobre Rina, parece que le llegó un dura competencia - Amelia le comentó con pesar a Zelgadys. Ella observando la actitud de la hechicera lo había adivinado todo.
- Todo eso me parece un tontería - Dijo Zelgadys con indiferencia.
- ¿Que hay de malo en sentir celos cuando alguien se interpone entre nosotros y nuestra persona amada? - Si, lo sé, sonó horriblemente cursi, pero aceptémoslo se trata de Amelia. Zelgadys la miró con una enorme gota de sudor y algo sacado de onda por esa pregunta.
- No tiene nada de malo, lo que yo digo es que, si a Rina le gusta tanto Gaudy ¿Por qué no se deja de rodeos y se lo confiesa de un vez? Es más que obvio que son algo más que compañeros de viaje, además de otro modo no veo como ese tonto se de cuenta de lo que ella siente por él.
Amelia estaba asombrada de esa forma de pensar de Zelgadys, nunca lo había escuchado hablar de esa fora y fue por ello que se atrevió a preguntarle.
- ¿A ti te gustaría?
- ¿Que?
- Que si una chica está enamorada de ti, te lo confesara abiertamente.
-Bueno... no... yo no... pierdo el tiempo en esas cosas románticas, mi única preocupación es mi cura, además que chica pudiera interesarse en una aberración como yo.
-¡YO, IDIOTA! - Eso fue lo que a la princesa le hubiera gustado haberle dicho, pero se conformó con decirle.
-¿Sabes Zelgadys? si pasaras menos tiempo compadeciéndote de ti mismo y miraras más a tu alrededor, te darías cuenta de muchas cosas - Y con estas palabras dejó a una confundida quimera y se adelantó hasta alcanzar a Rina y comenzó a charlar con ella.
Había casi oscurecido cuando un nutrido grupo de fuertes guerreros y siniestros hechiceros encabezados por un anciano de rostro enjuto y mirada maquiavélica les cerraron el paso.
-¡Baldur! - Exclamó Alan.
- Vaya, vaya, pero si es Cross y sus amigos hechiceros. Me han causados demasiados problemas y estoy aquí para ajustar cuentas.
- Anciano si no quieres salir lastimado, regrésate por donde haz venido - Le ordenó Rina.
- Tu debes ser Rina Inverse, tengo que reconocer que tú y tus amigos son muy fuertes, es por ello que he contratado a poderosos mercenarios - Dijo el anciano señalando a los hombres detrás de él, quienes eran enormes guerreros armados con armas mágicas del interior de la antigua barrera, además de hechiceros provenientes del mismo lugar.
Podría decir que la batalla que se sucedió entre Rina y compañía contra los hombres de Baldur fue increíble y de proporciones épicas... pero no sería la verdad. La triste realidad era que a pesar de superarlos en número, los hombres de Baldur no eran rivales para nuestros héroes, por lo que todo acabó con un gran número de hombres mal heridos huyendo aterrorizados de una Rina, quien para desahogar sus frustraciones los perseguía cual maniática homicida arrojando cuanto hechizo de ataque había en su repertorio. Amelia, Zelgadys y Gaudy fueron mucho más misericordiosos y derrotaron en forma rápida y sin mucho dolor a los hombres contra quienes pelearon. Los tres veían con sendas gotas a Rina, quien aún perseguían a los maltrechos hombres, mientras les gritaba consignas de violencia extrema.
Entre los hombres de Badur, había un guerrero que si bien no era el más fuerte, era bastante astuto por lo que cuando vio la batalla perdida se deslizó por detrás de Milian y le puso la hoja de la espada en el cuello. Gaudy viendo a su pupila en peligro se le encaró al sujeto y Milian aprovechando un descuido de su captor le golpeó el estomago y se libró de él. El guerrero temeroso al ver que Gaudy le atacaría al no tener ya su escudo humano, decidió aprovechar la ventaja de su arma mágica y a una orden suya ésta se volvió incandescente y una aureola de fuego cubrió su hoja. Al chocar los aceros de las espadas, la de Gaudy se derritió como mantequilla (era un arma ordinaria). Éste la soltó de inmediato y comenzó a quejarse y a soplar su manos quemadas. Alan no se lo pensó dos veces y le arrojó su propia espada al rubio, con ella Gaudy no sólo le hizo frente al guerrero de la espada de fuego, sino que lo venció con facilidad.
- ¡Guao! Esto si que es una espada - Comentó Gaudy, observando la espada de Alan.
- ¿Verdad que sí? La hice yo mismo - Dijo Alan inflando el pecho de orgullo.
- Sólo espero que ese sujeto llamado Xetrac, tenga también armas poderosas.
- Cuando compruebes el poder de las armas de Xetrac, tu antigua Gornova, te parecerá de juguete - Dijo Alan con mucho más orgullo.
Detrás de una roca, Zelgadys encontró al propio Baldur temblando a más no poder.
-Us...us...ustedes son de...demonios - Dijo a punto de orinarse en los pantalones.
- ¡Piérdete vejete! - Le ordenó Rina de no muy buena manera. Para ser una anciano había que reconocer que el anciano corría montaña abajo como si apenas tuviera veinte años.
Como era de noche cuando por fin alcanzaron la cima, decidieron instalar un pequeño campamento y se fueron a dormir de inmediato, aunque nadie pudo dormir con el recital de ronquidos de Gaudy y Rina.
A la mañana del día siguiente y después de un buen desayuno, Alan se dispuso a preparar todo lo necesario para la realizar el ritual de la noche, Zelgadys le servia como ayudante. Milian y Gaudy continuaron con sus lecciones de esgrima y Amelia junto con Rina se sentaron en unas rocas y hablaban de esas cosas de las que hablan las mujeres cuando están solas y de las que yo no tengo ni la más mínima idea.
- Dime Rina ¿Son ideas mías o estas de peor humor que de costumbre?
- Claro que son ideas tuyas estoy igual que siempre.
-¿Estás segura?
- Bueno, tengo que reconocer que toda esta espera ya me tiene fastidiada, sabes que lo mío son los viajes en búsqueda de tesoros y ese tipos de cosas.
- Si claro, por eso es que cada vez que miras en dirección de Gaudy y Milian pones cara de querer asesinar a alguien - Le contesto Amelia con sarcasmo.
-¿Insinúas que estoy celosa?
- Que conste que lo dijiste tú y no yo.
- Por favor Amelia deja de imaginarte cosas ¿qué podría yo ver en ese cabeza hueca?
- No hay peor ciego que él que no quiere ver,
-¿Estas sorda? Te dije que ese idiota no me interesa y mucho menos me interesa con quien a él le de la gana de perder su tiempo.
-Solo una cosa te diré, un día de estos, no muy lejano, te despertaras y no encontraras a Gaudy en la habitación de al lado y cuando eso pase, te arrepentirás de no haber reconocido a tiempo lo que sientes por él.
-¡Bah! ¡Eres solo una tonta que no sabes nada! No pretendas saber lo que siento, porque no me conoces lo suficiente ¡no sabes nada! ¡no sabes nada! - Rina se puso en pie furiosa y dejó a Amelia sola. Ésta suspiro al verla irse.
- Por lo menos no me arrojó un Dragslave - Reconoció para si misma la sacerdotisa.
El tiempo pasó volando y ya faltaba poco para la hora del ritual, Rina estaba sentada justo al lado de un pequeño pozo que estaba algo alejado del campamento. Ella hundida en sus pensamientos arrojaba piedras al pozo y veía las ondas que formaban en su superficie. De pronto sintió una mano que le tocaba el hombro, al voltear se encontró con el rostro del espadachín.
- Con que aquí estabas, te busque por todos lados y al no encontrarte me comencé a preocupar - Le dijo Gaudy con cierto tono de reproche.
- ¿Preocupado? Últimamente pareces muy ocupado como para preocuparte por algo.
-¡Que cosas dices Rinita! Yo siempre me preocupo por ti y tú lo sabes - Rina se sonrojó.
- ¿Para que me buscabas? - Preguntó ella tratando de cambiar el tema.
- Pues... en verdad... creo que ya lo olvide - Dijo el llevándose una mano a la nuca.
- ¡Tonto! cuando encontremos a Xetrac le diré que te recete algo para la memoria.
- ¡Ah cierto, ahora recuerdo! Quería que me contaras de nuevo la historia de Xetrac.
- ¡Ay Gaudy!, si te la he contado como un millón de veces.
- Pero se me olvida ¿cuéntamela si? y no omitas ningún detalle.
- No sé para que, si de todas maneras lo vas olvidar.... bueno pero si tanto te interesa... Se dice que en tiempos de las guerras entre dioses y demonios, antes de que los Dark lords con su poder sellaran un trozo del continente, había un humano, de nombre Xetrac, que servia como forjador de armas mágicas para los grandes sacerdotes humanos y elfos que peleaban al lado de los dioses. Al terminar la guerra él quedó aislado de sus camaradas por la barrera hecha por los demonios, por lo que se retiró a esta montaña, en donde sigue estando hasta el día de hoy.
- Esas guerras sucedieron, si mal no recuerdo, (y siempre lo hago) hace un montón de años, el debe ser todo un abuelito.
- No seas tonto Gaudy, ningún humano puede vivir tantos años, se dice que él se transformó así mismo en un quimera por lo que no envejece a un ritmo normal.
- ¿Una quimera? ¿así como Zelgadys?
- Algo así, es por eso que Zelgadys tiene tantas esperanzas que él pueda ayudarlo a encontrar su cura.
- Ya veo - Gaudy se quedó pensativo algunos momentos atando cabos gracias a la historia que acaba de escuchar (¿suena extraño verdad?)
- ¿Gaudy?
- Hmm
- ¿Alguna vez piensas en el futuro?
- ¿Te refieres a la cena? - Rina cayó de espaldas
- ¡Idiota! me refiero a tu futuro lejano ¿Dónde crees que estarás dentro de diez años?
- No lo sé, tu siempre decides los lugares a donde vamos ¿en donde crees tú, que estaremos dentro de diez años?
- ¿Piensas que dentro de diez años seguiremos juntos?
- Claro... bueno eso si tu quieres que yo siga siendo tu compañero de viajes.
- ¡Si, claro que si!... es decir no tengo ningún problema con que me acompañes.
- Entonces siempre estaré contigo... ¿Hueles eso? La comida ya está lista, vamos antes que nos quedemos sin nada - Con el corazón más tranquilo Rina siguió al rubio.
La luna llena brillaba enorme en el cielo oscuro y ya todo estaba dispuesto para el ritual.
- Hagan un circulo y tómense de las manos - Ordenó Alan y cuando todos lo obedecieron él agregó.
- Ahora cantemos y bailemos todos ? A la rueda de san Miguel...? - Todos estaban bastante asombrados y abochornados de ver al enorme hombre cantando y bailando.
-¿Qué están esperando, acaso no quieren ver a Xetrac? - Le preguntó Alan y todos entre quejas y sonrojos se le unieron en su baile. Pasaron más o menos media hora inmersos en un surtido de bailes y canciones infantiles.
- ¿Señor Cross, es esto necesario para el ritual? - Dijo Zelgadys, mientras intentaba seguir inútilmente el ritmo de la canción.
- No en realidad, me lo acabo de inventar - Rina le golpeó tan duro la cabeza que lo enterró en el piso.
- ¿Estas diciendo que no haz hecho bailar y cantar como tontos sólo para divertirte?
- Mira lo que me gano por querer amenizar un poco el ritual.
- ya déjese de payasadas y realice el ritual de una vez - Le gritó Zelgadys
- Esta bien, tómense de las manos...- Todo lo miraron con desconfianza:
-Esta vez es en serio - Todos a regañadientes obedecieron.
- Oh medallón, libera tu poder y abre el portal que nos llevará con el gran Xetrac - Estas palabras fueron suficiente para abrir un gran portal. Todo el grupo entró por él.
El otro lado del portal conducía al interior de un enorme castillo que flotaba en el vacio. El lugar tenia un aspecto de opulencia aunque muy descuidado.
- Al parecer el gran Xetrac no era muy aficionado a la limpieza - Se quejó Amelia al ver las telarañas de los techos tan grandes como una red de pescar.
- No culpen a Xetrac, hace mucho tiempo que no visita este lugar.
- Dijiste que aquí encontraríamos a Xetrac, ahora no nos venga con que no está - Le gritaba Rina, mientras lo ahorcaba.
-Descuide señorita Rina, él acaba de llegar.
-¿Usted como lo sabe? - Preguntó Zelgadys.
- ¡Por favor muchachos! ¿No me digas que no se han dado cuenta que Alan y Xetrac son la misma persona? - Todos, incluyendo a Alan o debo decir Xetrac, miraron con asombro al espadachín.
FIN DE CAPITULO.
Notas de Autor: Este capitulo me quedó algo largo y un poco romántico, vaya sorpresa no sabia que tenia esa vena romántica en mí... en fin para el próximo capitulo Gaudy nos dirá como sabia que Alan era Xetrac, además habrán otras sorpresitas.
