La clase de Pociones

Harry en la vuelta al castillo le dijo a Ron que el llegaría algo mas tarde a clase de Adivinación, por que tenía que ir a avisar a la gente de que no se asustaran de Sirius. Llego al aula donde daba clase Sirius, y esperó a que apareciera Lupin con el perro grande y negro. Se dio cuenta de que esta vez tocaba dar clase a la clase de Cho, todos iban pasando poco a poco a la clase mirando a Harry con miedo. Cuando Cho apareció delante de Harry, esta le dijo Hola tímidamente y entró a clase con el resto de sus compañeras. De repente apareció Lupin con el perro y entró a clase con Harry detrás. Todos los que habían visto a Harry en la entrada de  la puerta se quedaron algo sobrecogidos al ver que el entraba detrás de Lupin:

            - buenos días -saludó Lupin.

            - hola profesor...-empezó a decir uno de los alumnos de la clase de Ravenclaw.

            - bueno, me marcho, adiós. Adiós Harry

            - pero...¿quién nos va a dar clase? Potter no puede ser.- dijo una chica del grupito de amigas de Cho.

            - Harry os lo explica ahora. Adiós.

Toda la clase se sumió en murmullos, Harry empezó a hablar para explicarles que no chillaran, pero nadie le hacía el menor caso, excepto Cho. Cuando Harry se calló, por que ya estaba harto de hablar sin que le hicieran caso e iba a desatar su furia contra la clase, Cho se levantó y dijo a toda la clase.

            - ¡callaos ya! Harry nos tiene que decir algo.

La clase se sumió en el silencio, y una voz fría salió desde el final de la clase:

            - ¿desde  cuando esas confianzas con Potter, Chang?

Hubo sendas carcajadas sueltas, Harry no aguantó mas y dijo, ya sin el menor sentido de la educación:

            -¡¡SILENCIO!!¡No chilléis!

La clase se sumió en el silencio otra vez, el perro se levantó a dos patas sobre la mesa y se iba a transformar cuando la misma voz que le había dicho ese comentario a Cho le dijo:

            - ¿por qué te tenemos que hacer caso Potter?

Sonó un estruendo y el perro se convirtió en Sirius; la clase estaba tan acobardada que nadie se atrevió a decir nada.

            - ¡¡POR QUE, POR QUE, ¿quieres saber por que?, por que con mi ahijado nadie se mete, y con sus amigos tampoco!!¡¡¡¡¡ENTENDIDO!!!!!

Harry vio que el chico estaba pálido del susto, Harry recuperó la serenidad y se dirigió a la clase que estaba asustada.

            - este es mi padrino, Sirius Black, todo el mundo dice que el me quiere matar, pero el es bueno, el no me hizo nada, cuando yo creía que el era culpable de la muerte de mis padres, pero en realidad el no es el causante, a si que solo quiero que no le tengáis miedo, lo que tampoco quiere es que le llaméis profesor ni señor ni le digáis usted, bueno, tengo que volver a mi clase. Adiós Sirius.

Y salió por la puerta dejando al la clase desconcertada. Cuando estaba a punto de dar la vuelta a la esquina para dirigirse a la torre norte, sonó una voz de detrás de el:

            - ¡Harry, Harry! Espera- era Sirius

            - dime

            - esta imbécil, quiere decirte una cosa, Harry.

            - si??

            - pues,... pues... que siento mucho lo que ha pasado hace 5 minutos en clase.

            - vale ya Sirius, deja de obligarle a que me pida perdón si el no quiere. No le pongas en ridículo delante de su clase. ¿vale?

            - por que me lo pides tu.-Gruñó Sirius.

Mientras la clase se iba metiendo hacía el aula, Cho se acercó a Harry y le dijo:

            - Harry, ¿es verdad que...es bueno?

            - por supuesto que si, ¿o tu también desconfías de el?

            - ¡no!, pero, es que parece tan malo, por lo que le ha hecho pasar a Antón.

            - no, es que Sirius pensó que se estaba pasando bastante.

            - ah!, bueno, pues adiós.

Harry  se despidió de Sirius y de Cho, y salió corriendo hacía la clase de adivinación. Cuando llegó a Adivinación, la profesora les estaba explicando, como se lee la mente de otra persona, y aseguraba que ella podía leer la mente de una persona que ni siquiera estaba en el mismo país que ella. Lavender y Parvati se quedaron asombradas cuando esta dijo esto, pero el resto de la clase que no prestaba la menor atención seguía igualmente anonada como siempre en las clases de la profesora Trelawney.

Cuando Harry entró en la clase, toda la clase dio un brinco:

            - buenos días querido mío, siéntate, y que te explique tu compañero, como es el arte sutil de la adivinación de la mente.

            - ¿qué ha ocurrido?- preguntó Harry viendo que toda la clase lo miraba.

            - pues, que la bruja esta, ha decidido adivinar lo que pensaba en su interior la bola de cristal y pensaba, en...bueno...en...

            - ¿en que?

            - pues en que, en el próximo partido de quidditch te vas a caer y te vas a matar.

            - ¿cómo?

            - pues eso, que dice que estaba pensando en que tu muerte estaba próxima con el partido de quidditch.

            - ¿y, eso se supone que lo estaba pensando la bola?

            - si.

            - bueno, da igual, nunca ha pasado lo que esta insecto predice.

            - eso es verdad – dijo Ron aguantándose la risa.

Pasaron el resto de la clase haciendo el tonto en la clase y tocándose las narices. Les tocaba ir a la clase de Pociones. Además de que Harry odiaba esa clase por que tenía que soportar al "asqueroso del pelo grasiento"(como lo llamaba Sirius), tenía que soportar a Malfoy y a su grupo de Slytherin.

Llegaron a la clase, y Snape estaba allí esperando y Harry pudo ver que debajo de esos finos labios que se le enturbiaba una fina gota de desilusión por lo que Harry supuso, este, esperaba que llegara tarde, como a la clase de la profesora Trelawney, para castigarle y hacerle perder puntos a Griffindor.

            - siéntate Potter, al final de la clase quiero hablar contigo.

Harry se sentó y se quedó con la duda sobre lo que querría Snape. Al final de la clase, le había quitado 15 puntos a Griffindor y haber dado a Slytherin 5 por las "maravillosas" pociones realizadas por Malfoy.

Al salir de la clase, Snape llamó a Harry.

            - Potter, ven.

Ron se fue a acercar con Harry a la mesa del profesor. Pero Snape dijo antes.

            - Potter solo, Weasley.

            - ¿que quiere profesor?

            - muy fácil Potter, solo quiero que no se confíe por que tenga aquí a ese personaje que usted sabe.

            - yo no me voy a confiar señor.

            - bueno, que no te vea, no creas que no se lo de la clase de Ravenclaw

            - eso no fue culpa mía señor, aquel chico, Antón, se metió conmigo y con una de las chicas de su clase y eso mi padrino no lo puede soportar.-a Harry le entraron ganas de decir "o eso no ha sido dicho en la sala de profesores", pero se aguantó, no quería hacer perder puntos a Griffindor por culpa de Snape.

            - está bien Potter, no quiero decirte nada mas.

Harry salió de la clase, se le había hecho tarde para la cena, pero eso no le preocupó, lo único que sabía era que había logrado aguantar hablar a solas con Snape sin que le hubieran quitado ningún punto a Griffindor. Después de cenar subió al dormitorio, donde se quedó dormido pensando, a que clase debería asistir al día siguiente para advertirla de que Sirius no es malo.