La maldición

Al día siguiente todos los de la fiesta estaban asombrados por todo lo ocurrido menos Harry, el problema era que todo el colegio lo miraba como si fuera un tío con buena  suerte al tener a esa chicas tan guapas de protectoras suyas. Parvati y Lavender no fanfarroneaban mucho sobre lo ocurrido (y eso era muy raro en ellas, por que las gusta mucho el chismorreo), ya que ellas estaban desmayadas no daban crédito a las palabras de los demás, pero cada vez que alguien se acercaba y alas preguntaba si ellas habían estado presentes decían que si y lo contaban todo al pie de la letra, ya que los demás les habían contado la historia unas 4 o 5 veces.

Cuando a los varios días la gente se cansó  de la historia se centraron en unas nuevas chucherías que habían sacado a vender la nueva cafetería del patio del colegio, eran pipas normales y corrientes, en el sabor, pero tenían algo especial, regalaban un muñequito al que el dueño de la tienda llamaba grefusito. El grefusito era muy popular entre la gente, lo que no sabían era por que era tan especial.

Al cabo de unos días todos los alumnos que tenían grefusitos, es decir, todo el colegio, se sentían muy cansados, y no sabían la razón. Era tal el cansancio de los alumnos que hasta los profesores comenzaron a preocuparse. Ya no se veía a casi nadie coger los apuntes de las clases, aunque les regañaban no reaccionaban y Hermione ya no levantaba la mano para contestar a las preguntas del profesor.

Los profesores al ver tal reacción, decidieron darles la tarde del viernes libre para poder reunirse.

            - ¡esto no puede seguir así! –decía la profesora McGonagall.- hasta Hermione Granger no atiende en clase.

            - ya lo se Minerva, ya lo se, a mi me pasa lo mismo que a ti, pero lo peor esta en que se les acercan los exámenes del TIMO y no van a haber aprendido nada. Por alguna razón los estudiantes están como sin fuerzas, me gustaría saber por que...-contribuyo el profesor Flitwick.

            - Es culpa suya no tener fuerzas –dijo el profesor Snape-. Seguramente ese Potter les habrá dicho que pasen de estudiar y...

            - Severus, eso no tiene ningún sentido – dijo Dumbledore- y...¿por cierto Severus, por que has pensado en Harry antes que ningún otro alumno?  

            - Pues señor verá, en este curso he oído rumores sobre Potter de que si le ha ocurrido algo con ciertas personas...

            - Eso no tiene nada que ver Severus –le cortó Dumbledore-. Además, esas personas son de fiar y Harry no tiene nada que ver con esto.

PAM, PAM...

La puerta de la sala de profesores tembló al volver a ser golpeada...Dumbledore se levantó de la silla y fue a abrir la puerta:

            - Hola Ray, ¿qué se te ofrece?- dijo Dumbledore sonriente.

            - Profesor, los alumnos, mire los alumnos...

Al momento todos los profesores estaban asomados  a la ventana. Algo extraño les estaba ocurriendo a todos los alumnos.

            - Oh!! Van directos al agua, ¡ Mira Dumbledore, alguien encapuchado les está esperando al otro lado del agua! ¡ está buscando a alguien!- Chilló desesperada la profesora McGonagall.

            - oh!, claro, ya sabía yo que esto iba a pasar, la bola de cristal me lo dijo, solo que se equivocó un poco, no era en un partido de Quidditch era en el lago, creo que tengo que cambiar de gafas, cada vez veo menos.- dijo la profesora Trelawney.

Las hermanas Minako, miraron a Dumbledore, y él asintió con la cabeza, ellas se marcharon con un bolígrafo cada una.

            - pero, lo mas raro es que vosotras –Snape se dio la vuelta para ver a las Minako, pero ya no estaban-. Dumbledore, ¿do... donde están?.

            - las he dicho que se fueran, esto es la sala de profesores, no la sala común de su casa.

Al momento las guerreros del cielo estaban manteniendo a los alumnos para que no pasaran al lago, iban directos hacia el señor encapuchado. 

Las cuatro guerreros solas no podían con todo, así que decidieron volver a llamar a las otras guerreros, en poco tiempo las otras cuatro aparecieron y parecían saber lo que tenían que hacer sin hablar con las otras cuatro para que se lo explicaran.

            - Snape, ¿es esto a lo que te refieres de que está metido Harry? ¿No crees, que esta metido todo el colegio? – Dijo Sirius.

            - Black, no estoy hablando contigo, yo me estaba refiriendo al profesor Dumbledore.-dijo Snape.

            - Sirius, Severus, ¿no podéis dejar de discutir por un momento?- dijo la profesora McGonagall-. Estamos en un momento algo tenso como  para que vosotros dos os pongáis a discutir sobre algo.

            - Minerva tiene razón –opinó Dumbledore-. Tenéis que olvidaros del pasado, aunque sea por unos momentos solo ¿vale?

Mas dispersas de la discusión que había en la sala de profesores, las guerreros tenían problemas para poder soportar a toda la mole de estudiantes que cada vez se iban acercando mas al encapuchado.

            - no vamos a resistir mucho tiempo.-dijo la guerrero Saturno.

            - no te rindas Saturno, pero tienes razón, nosotras solas no podemos, además necesitamos a alguien que ataque a ese encapuchado, pero ¿quién?-apoyó Júpiter. 

            - a la Reina no la vamos a llamar, se lo prometimos ¿verdad? Dijimos que solo la llamaríamos si Harry Potter estaba en verdadero peligro.-dijo Urano.

            - pues entonces que tal si llamamos a la Pequeña Dama-.sugirió Mercurio. Que en vez de ayudar a las otras guerreros con la barrera que hacían estaba con un mini ordenador examinado que podía haber provocado esto.

            - pero, la Pequeña Dama, ¿qué podría hacer ella?- dijo Plutón.

            - podría atacar al encapuchado con el Cristal de Plata -.dijo Venus.

            - pero ella es muy pequeña para usar el Cristal de Plata ella sola, nunca lo ha usado. –corroboró Marte.

            - no tenemos otra salida que...-iba diciendo Neptuno.

            - ¡¡Chicas, ya lo tengo, es una simple maldición, es la maldición del Objeto!! Solo queda adivinar que objeto tienen en común todos los alumnos y que nosotras no. –dijo Mercurio.

            - ¡¡Ya lo tengo, los Grefusitos!!-dijo Saturno.