Chapter 6,5: Sesión Gótica
Eloise salió esa noche, arreglada como últimamente, vestida goticamente y maquillada muy a prisa, con sus botines de colegio para estar en una onda más todo terreno. Habría sido estúpido avisarle a su madre que iba a salir siendo más de las 12 así de repente, su madre la mandaría a freir brujas a America.
Sus ojos estaban llenos de nubes, por el sueño pero no era usual. No quería ponerse los anteojos, porque estaba segura que, corriendo así, se caería al suelo, y así ocurrió, y se golpeó la boca contra la raíz
de un gran árbol. Sangraba un poco y se había raspado las rodillas. Con el sueño todo esto pasó sin grandes aspavientos de parte de ella, sólo miró hacia la copa del árbol sus frutos, cuidadosamente.
Ese era el árbol que buscaba, porque sus frutos estaban negros, de alguno de ellos estaría camuflado su señor.
No estaba muy presentable con su peinado totalmente demoronado, la pintura chorreada sobre su faz por la lluvia y las medias ajadas donde ya no cabían más puntos que correrse, porque sólo a ella se le había ocurrido cruzar el bosque de.... en falda.
Su sr. la estaba observando, se debería haber dejado ver, con lo poco que veía ella. Ouch! una manzana golpeó su cabeza, alcanzó a ver apenas a la criatura escamoteando a toda velocidad, segun ella creía dirección norte, no importaba hacia donde fuera, lo único que debia hacer era seguirlo porque si no se perdería.
- Oye, qué te apura, ¿Porqué no te presentas como debe ser y me guías a dónde tengo que ir?
Desepcionado por el rompimiento del encanto sombrío y misterioso de la ocación, bajó y de murciélago se transformó en apariencia humana, pero no dejó de sonreirle a su novia. Le gustaba mucho que fuese así de informal.
Ambos se besaron como saludo. Al filtrarse el viento escarchado por las medias le vino un poco de pudor y cerró disimuladamente su larga chaqueta de cuero negro, pero no alcanzó a tapar esos hoyos.
Caminaron abrazados y desde ese momento no hubo raíz que los interrumpiera. Ahora, después de todo el arrebato le estaban bajando los prejuicios. Apenas llevaban una semana de conocerse. El le había prometido el cielo, bueno, en realidad el infierno, si se aliaba con él. Le había dicho que estaba hecha para ser una reina de las tinieblas, pero ella le respondió que no estaba ni ahí, tenía que encontrar una mejor vocación que andar haciéndole mal constantemente a las personas. Él no se enojó, al contrario. La verdad que, dentro de toda su oscuridad disfrazada por el gótico que alguna vez había sido él, existía un gran amor por Eloise, desde el primer segundo en que la vio. Pero así no podían ambos estar juntos.
Quizá las intensiones de Laufarie eran otras, las mismas de cualquier adolescente necesitado de esta época. De todas maneras, pensó, me da igual, no vamos a poder tener sexo porque me puedo quedar dormida y pasar una verguenza atroz.
Llegaron al cementerio. No había un lugar más inspirador que ese, se excusaba Stefano, ella creía que en realidad, él era poco original.
Ella se sentó en el suelo, se estaba tambaleando de sueño y se caería en cualquier momento.
- Ya, si no me voy a demorar nada
- Eso espero, antes de que me retracte...
- Eso no va a ocurrir, mi amor
Ella cerró sus ojos. ¿Miedo? no, sólo sueño, así no le temería ni al mismísimo Voldemort. Sus sentidos estaban puestos en Stefano que se acercaba lentamente a espaldas de ella. Sólo sintió dos puntos de calor en su cuello antes de ser mordida.
Amaneció enrollada en una frasada con su cabeza apoyada en el regazo de Stefano, mirando las llamas en la chimenea que abrigaban bastante y calentaban el contenido de un caldero que flotaba sobre ellas.
- ¿Cómo dormiste?
- En realidad, si dormí, no me di cuenta- le dijo sin siquiera levantarse- ¿Qué hora es?
- Las 4
- Me debo ir
- Si realmente te preocupara eso no estarías todavía así tapada. No puedes irte
- ¿Porqué no?
- No te hará bien. Los efectos podrían ser desastrozos. Podrías quedar ciega, o lo que les pasa a la mayoría, que no podría volver a ver la luz del día. Créeme, estas bien aquí
- Ah, ya. Que bien, adios- y siguió durmiendo
Eloise salió esa noche, arreglada como últimamente, vestida goticamente y maquillada muy a prisa, con sus botines de colegio para estar en una onda más todo terreno. Habría sido estúpido avisarle a su madre que iba a salir siendo más de las 12 así de repente, su madre la mandaría a freir brujas a America.
Sus ojos estaban llenos de nubes, por el sueño pero no era usual. No quería ponerse los anteojos, porque estaba segura que, corriendo así, se caería al suelo, y así ocurrió, y se golpeó la boca contra la raíz
de un gran árbol. Sangraba un poco y se había raspado las rodillas. Con el sueño todo esto pasó sin grandes aspavientos de parte de ella, sólo miró hacia la copa del árbol sus frutos, cuidadosamente.
Ese era el árbol que buscaba, porque sus frutos estaban negros, de alguno de ellos estaría camuflado su señor.
No estaba muy presentable con su peinado totalmente demoronado, la pintura chorreada sobre su faz por la lluvia y las medias ajadas donde ya no cabían más puntos que correrse, porque sólo a ella se le había ocurrido cruzar el bosque de.... en falda.
Su sr. la estaba observando, se debería haber dejado ver, con lo poco que veía ella. Ouch! una manzana golpeó su cabeza, alcanzó a ver apenas a la criatura escamoteando a toda velocidad, segun ella creía dirección norte, no importaba hacia donde fuera, lo único que debia hacer era seguirlo porque si no se perdería.
- Oye, qué te apura, ¿Porqué no te presentas como debe ser y me guías a dónde tengo que ir?
Desepcionado por el rompimiento del encanto sombrío y misterioso de la ocación, bajó y de murciélago se transformó en apariencia humana, pero no dejó de sonreirle a su novia. Le gustaba mucho que fuese así de informal.
Ambos se besaron como saludo. Al filtrarse el viento escarchado por las medias le vino un poco de pudor y cerró disimuladamente su larga chaqueta de cuero negro, pero no alcanzó a tapar esos hoyos.
Caminaron abrazados y desde ese momento no hubo raíz que los interrumpiera. Ahora, después de todo el arrebato le estaban bajando los prejuicios. Apenas llevaban una semana de conocerse. El le había prometido el cielo, bueno, en realidad el infierno, si se aliaba con él. Le había dicho que estaba hecha para ser una reina de las tinieblas, pero ella le respondió que no estaba ni ahí, tenía que encontrar una mejor vocación que andar haciéndole mal constantemente a las personas. Él no se enojó, al contrario. La verdad que, dentro de toda su oscuridad disfrazada por el gótico que alguna vez había sido él, existía un gran amor por Eloise, desde el primer segundo en que la vio. Pero así no podían ambos estar juntos.
Quizá las intensiones de Laufarie eran otras, las mismas de cualquier adolescente necesitado de esta época. De todas maneras, pensó, me da igual, no vamos a poder tener sexo porque me puedo quedar dormida y pasar una verguenza atroz.
Llegaron al cementerio. No había un lugar más inspirador que ese, se excusaba Stefano, ella creía que en realidad, él era poco original.
Ella se sentó en el suelo, se estaba tambaleando de sueño y se caería en cualquier momento.
- Ya, si no me voy a demorar nada
- Eso espero, antes de que me retracte...
- Eso no va a ocurrir, mi amor
Ella cerró sus ojos. ¿Miedo? no, sólo sueño, así no le temería ni al mismísimo Voldemort. Sus sentidos estaban puestos en Stefano que se acercaba lentamente a espaldas de ella. Sólo sintió dos puntos de calor en su cuello antes de ser mordida.
Amaneció enrollada en una frasada con su cabeza apoyada en el regazo de Stefano, mirando las llamas en la chimenea que abrigaban bastante y calentaban el contenido de un caldero que flotaba sobre ellas.
- ¿Cómo dormiste?
- En realidad, si dormí, no me di cuenta- le dijo sin siquiera levantarse- ¿Qué hora es?
- Las 4
- Me debo ir
- Si realmente te preocupara eso no estarías todavía así tapada. No puedes irte
- ¿Porqué no?
- No te hará bien. Los efectos podrían ser desastrozos. Podrías quedar ciega, o lo que les pasa a la mayoría, que no podría volver a ver la luz del día. Créeme, estas bien aquí
- Ah, ya. Que bien, adios- y siguió durmiendo
