Capitulo XX: Un mal periodo.
Lo cierto es que la semana siguiente, nadie vio mucho a Ron, ni siquiera Harry lo hizo. Y las sucesivas, tampoco. No hablaba, apenas comía, y apenas terminaban las clases (estaba yéndole pésimo, y aunque nunca había sobresalido, bajó de golpe todas sus calificaciones), subía al dormitorio y no se movía de allí. Aunque Harry trataba de hablar con él, este no escuchaba. Se pasaba los días semi recostado en su cama, con todas las cortinas corridas.
-Hermione, ¿Por qué no le creíste?- le preguntó Harry, al borde de la furia- Lo decía en serio, ¡Mira como está!
-¡Ay!, No debí tratarlo así, pero es que yo creía que se reía de mí porque.eh, ya sabes.¡Se me hace tarde, debo irme a Aritmancia!
-¡Hermione! ¡Rayos, se marchó!
Marzo trajo los primeros atisbos de primavera y días algo más cálidos. Harry intentaba preparar al equipo de Quidditch para el próximo partido: Gryffindor contra Hufflepuff.
En los entrenamientos, tuvo la oportunidad de ver en acción a los nuevos jugadores. (El resto del equipo, en realidad) Las cazadoras resultaron imbatibles, los hermanos Creevey, habilísimos y Ron, muy malo.
-Habitualmente, juega muy bien- comentó Ginny a Harry, luego de una sesión de entrenamiento.- Se ve que esto le ha afectado muchísimo.
A Ron le pasaban las quaffle por el lado y ni siquiera se daba por aludido. Harry intentó reanimarlo dejándose ganar al ajedrez, pero ni eso le hacía efecto; Ron ni siquiera quiso jugar. Harry sentía que su amigo iba cayendo en un pozo sin fondo, del que difícilmente saldría.
-Llega a deprimirme a mí- le contó a Ginny- No sé que hacer para ayudarle.
-Creo que deberías hablar con Hermione, Harry.
-Lo intenté, pero ella no me escucha.
-¡Pues insiste! ¡Detesto ver así a mi hermano!
Harry se había propuesto no hablar más con Hermione hasta que la cosa cambiara, pero había llegado el momento de tomar medidas drásticas. Ron llevaba casi un mes en ese estado.
-Hermione, tengo que hablar contigo.- le dijo muy serio, atajándola antes de que escapara como la vez anterior.
-Tú dirás.- dijo, poniéndose nerviosa. Cada vez se ponía más nerviosa si Harry la miraba a los ojos.
-¿Has visto a Ron?- Inquirió Harry. Sabía la respuesta, sólo quería saber si le iba a contestar lo que él pensaba.
-No. ¿Está muy mal?
-¿Y tú que crees? Vas a tener que ir a verlo, claro que está mal.
Hermione se mordió un labio. No quería ir, pensaba que si lo hacía, le remordería la conciencia a tal punto, que acabaría deprimiéndose igual que Ron. Pero no podía negarse, tampoco.
-Vale, iré, pero sólo porque tú me lo pides.
La verdad, Hermione no quería hablar con Ron porque tenía miedo de que este comenzara a recriminarle por la manera en que le había tratado. Pero se convenció a sí misma de que, mal como estaba, no podría decirle nada.
-Ron, ¿Estás ahí?
Ron no respondió. Seguía tirado sobre la colcha, de cara a la pared.
-Quisiera.disculparme contigo.
-Te burlas de mí.- dijo después de mucho rato.
-¡No! No pienses así de mí. Admito que me equivoqué.
-¿Hermione Granger admitiendo un error? Eso tendría que verlo- replicó sarcásticamente, volviéndose hacia Hermione. A ella la respuesta la tomó de sorpresa.
-Oye, espera, hablo en serio.- afirmó, comenzando a exasperarse un poco. ¡Ron no le creía!
-Mira, si es una broma, no está tan mal, tendrías que practicar más, mis hermanos te pueden ayudar con eso. Ahora, si es en serio, mi respuesta es no. Ahora, déjame tranquilo.
-Bueno, si tú lo pides.
Hermione salió de la habitación dando un portazo, aparentando estar enojada, aunque se sentía muy triste. Tenía miles de preguntas en la cabeza. La primera era ¿Por qué la había tratado así? De todas maneras, ella había intentado tener mucha paciencia, y haciendo caso omiso de su orgullo (que era bastante considerable), irle a pedir disculpas, explicarle que quería que siguieran siendo amigos, que todo volviera a ser como antes. Se encaminó desanimadamente a la habitación, intentando encontrar la causa por la cual, las cosas habían llegado ya hasta tal extremo de que Ron no quisiera verla nunca más.
Capitulo XXI: Gryffindor versus Hufflepuff
El caso es que, extrañamente, Ron mejoró bastante los siguientes días. Incluso comenzó a concentrarse mejor en clases, y en los entrenamientos de Quidditch, aunque no hablaba tanto como antes. Y así, llegó el día del partido.
-Muy bien, chicos- empezó Harry. Estaba muy nervioso, pues era su primer partido como entrenador.- Sólo recuerden los entrenamientos, las estrategias que practicamos y ganaremos. Ahora ¡Todos a la cancha!
El equipo salió luciendo sus túnicas escarlata. Harry estaba cada vez más nervioso. Sacudió la cabeza, convenciéndose a sí mismo que lo harían excelente y se asombró bastante al ver que el capitán del equipo contrario era Justin Finch-fletchey.
-Hola- dijo este al verlo
-Hola- contestó Harry. Ninguno de los dos sabía que más agregar.
-Capitanes, dense la mano- dijo Madame Hooch.
Harry y Justin se dieron la mano. Harry se fijó que Justin tenía una Nimbus 2003. Si era así, le daría bastante problema. Había visto a Justin en los entrenamientos, y volaba muy bien.
-Que gane el mejor-dijo él.
Madame Hooch hizo sonar el silbato. Ambos equipos patearon y catorce jugadores se elevaron en el aire.
-Empieza el partido- exclamó Dean, quien era el comentarista en reemplazo de Lee Jordan.- Gryffindor de inmediato coge la pelota, la lleva Ginny Weasley, se la pasa a Karla Winslet, oh, no, ¡Ayúdala Dennis! Bien, buena jugada del batidor de Gryffindor, Karla hace un nuevo pase, la tiene nuevamente Ginny Weasley, Ernie Mc Millan va a pararla, lo va aconseguir, oh no, esperen ¡Tanto para Gryffindor! ¡Gryffindor a la cabeza, por diez a cero! Se reanuda el partido, no hay señales de la Snitch. Hannah Abbot coge la Quaffle, se dirige a los postes, Mary Collins intenta quitársela, no lo logra, ¡ay eso debió doler! Una bludger casi la tira de su escoba, Collins recoge la Quaffle, el guardian de Hufflepuff la va a parar, ya casi, ¡Vamos Mary! No, no pudo anotar. Susan Bones, cazadora de Hufflepuff la coge, va derecho a los postes, va a anotar, ¡Justo a tiempo logra pararla el Guardián de Gryffindor!
Harry sobrevolaba la cancha, buscando la snitch. Mirando a la vez el partido, pensaba que ese año, Justin había mejorado mucho el equipo. Tomando en cuenta que casi todos los jugadores de hace dos años ya habían salido, los nuevos jugaban bastante bien; Y al parecer, debía confiarse de la habilidad de su equipo. y la suya. Ese partido estaba yendo demasiado igualado.
-¡Tiempo muerto!- exclamó, y todos bajaron.
-¿Qué pasa, Harry?
-Cambio de táctica, muchachos.- dijo apresuradamente-Las cazadoras, en formación cabeza de halcón, los batidores, a los laterales; y tú Ron, atento por favor.
-Cálmate Harry. Lo vamos a hacer bien.- dijo Mary
-Cierto, estás muy nervioso- la secundó Ginny- vamos, no te acomplejes, amor.
-¿Ya?- preguntó Madame Hooch, acercándose.
-Ya vamos.
Madame Hooch hizo sonar el silbato y todos remontaron en el aire. Harry comenzó a planear en círculos, como un halcón en busca de su presa, en este caso, la snitch. Mientras, escuchaba los comentarios de Dean, que hablaba tan rápido como si se le fuera la vida en ello.
-¡Gryffindor a la cabeza, por setenta a veinte! ¡Si Harry atrapa ahora la snitch, podrían pasar a las finales!
Dio un par de vueltas a la cancha, mientras el resto del equipo seguía jugando. Justin lo seguía de cerca, marcándolo e imitando sus movimientos. No había aún señales de la snitch por ninguna parte. De repente, vio un reflejo dorado, a unos veinte metros de Justin. ¡La snitch! Espoleó a la saeta de fuego, Justin se dio cuenta, y aceleró su Nimbus 2003. Mientras, Mary Collins lograba pasar la Quaffle por uno de los aros, Harry y Justin iban codo a codo, pero Harry logró pasarlo y atrapó la snitch por muy poco.
-¡Finaliza el partido!- exclamó Dean, eufórico-¡Luego de una actuación espectacular, Potter logró atrapar la snitch! ¡Gryffindor ha vencido por 230 a cincuenta! ¡Los de Hufflepuff quedan eliminados de la copa, mejor váyanse a casa muchachos! ¡No tienen nada que hacer contra Gryffindor y su nuevo capitán!
-¡Thomas! ¡Le advierto! ¡Sólo nos faltaba otro Jordan, Dios mío!
-Lo siento, profesora. ¡Luego de una espectacular actuación, en la que seguramente dieron todo lo que pudieron, los de Hufflepuff fueron vencidos por "muy poco" por el equipo de Gryffindor!
La celebración se extendió hasta la noche en la torre de Gryffindor, era casi como si hubiesen ganado la copa. Ron también participó de la agitación colectiva; de su anterior depresión, nada. Pero no le hablaba a Hermione, y eso le preocupaba a Harry. La cosa guardaba una gran similitud con el tercer año.
Capítulo XXI: El Hechizo de los tres poderes
La cosa iba de mal en peor. Harry se sentaba entre ellos, forzando la conversación y ellos respondían usando a Harry.
-Dile a Ron que si no madura de una vez.
-Ron, Hermione dice que.
-Dile a Hermione que se meta en sus propios asuntos.
Harry decidió hablar con Ron. Lo había intentado con Hermione, con resultados desastrosos. Ella le gritó (y toda la Sala Común se enteró del problema) que no pensaba ir detrás de Ron para ver si maduraba. (Algo que a Harry le pareció familiar) Y luego, bastante afectada, le explicó lo que le había dicho Ron esa vez que intentó disculparse.
-Ron, por favor, ya paren esto.- rogó Harry- Es bastante desagradable ver como no se hablan. Y Hermione.
-¡A la porra con Hermione!- lo cortó Ron, que se molestó nada más oír el nombre.
-Vamos, sé que la extrañas.
-Aunque así fuera, a ella no le importaría.
-Si que le importaría. Está mal, ¿sabes?
-Oh, genial. Y yo estoy perfectamente, ¿sabes Harry?-contestó Ron, con ironía- No quiero volver a saber nada más de Hermione.
-¡Ron, te estás muriendo de ganas de ir y charlar con ella un rato!- exclamó Harry, a punto de perder la paciencia.
-Déjame en paz, Harry. Esta discusión no tiene sentido, ni ella quiere verme, ni yo a ella.- lo cortó Ron, dando punto final a la discusión.
Abril llegó con sus cantos de pájaros, sus flores abiertas, climas aún más espléndidos, y por supuesto, el romance que flotaba en el aire.
Todo el curso estaba agrupado en parejas: Harry con Ginny, Dean con Padma, Seamus con Parvati, e, increíblemente, Neville con Lavender.
Los chicos estaban conversando en clase de Encantamientos. Dean le había preguntado a Neville como había conseguido que Lavender aceptara ser su novia, siendo que era tan cabezota. (esto último no lo dijo)
-No, creo que no les diré- contestó este.
-Vamos, Neville- apremió Seamus.
-Le pedí que fuera conmigo al baile- dijo Neville, sonrojándose- Nunca creí que aceptaría. Y luego.-no pudo continuar la frase, le daba vergüenza que supieran que ella, tomando la iniciativa, le había besado.
Los chicos rieron y continuaron la clase. El profesor Flitwick no se había dado cuenta de que no estaban prestando atención al hechizo de los Tres Poderes.
-Agrúpense de tres en tres- indicó Flitwick, pasándole unos enormes frascos transparentes.- apunten con la varita a los frascos y pronuncien el siguiente hechizo: ¡Triptium!
De la varita del Prof. Flitwick salieron unas cuantas chispas, pero nada más sucedió. Los alumnos se quedaron decepcionados.
-Vamos, chicos- repuso el Prof.- ¿por qué creen que se llama hechizo de los Tres Poderes? Yo solo no puedo, ahora bien si la Srta. Granger y alguien más me acompañaran.
-¿Para qué sirve, profesor?
-Thomas, creo que no estabas prestando atención, ¿verdad?
-En realidad, no. Nadie.- murmuró Seamus por lo bajo.
-Lo dije al inicio de la clase.- dijo el Prof. Flitwick, entornando los ojos.- Es un hechizo muy difícil, recuerden que este año tienen los Timos y que deberán esforzarse más que nunca. Usualmente, este hechizo no se aprende hasta séptimo curso, pero el Prof. Dumbledore cree que necesitan aprenderlo este año, debido a los acontecimientos recientes, y.
-Eh, bueno. ¿Pero para qué sirve?- interrumpió Dean.
El profesor se sentó en el escritorio, apoyó la cabeza entre las manos y se le oyó murmurar "¿Por qué, Dios mío? Estos muchachos.están en la edad en que no prestan atención a nada"
-Profesor, ¿Qué era lo que teníamos que hacer?- preguntó Hermione.
-¡Ah, sí! Acércate tú y también Potter.
Harry se levantó de la mesa, extrañado. Flitwick le indicó por señas que se acercara.
-Ahora chicos, apunten con la varita hacia el tarro. A la cuenta de tres. Uno.dos.tres ¡Triptium!
El tarro se llenó con una sustancia extraña, entre liquida y gaseosa, que se arremolinaba dentro cambiando de rojo-dorado a azul-transparentoso o a totalmente plateado. Flitwick se apresuró a cerrarlo y luego se dirigió a Dean.
-Si te interesa, Thomas, puedes encerrar tres poderes de la naturaleza en el frasco, como antes lo hicieran los Anillos Élficos, que ya no existen en el mundo. Estos son: Agua, aire y fuego. Cada uno de los tres magos que realicen el conjuro, deberá elegir uno de los elementos y podrá manejarlo a voluntad. Aunque, claro, deben ser magos muy poderosos. De lo contrario, no le obedecerán y terminarán escapando aunque hayan logrado encerrarlos en el frasco.
Los chicos salieron de la clase bastante animados, todos comentaban la clase e interpretaban de manera diferente las palabras del profesor:
-¿Hasta dónde llegará el control sobre el elemento?
-Obviamente, Ron, se refería a que.sabes, no lo sé. Puede tener muchas interpretaciones.- dijo Hermione pensativa.
-Hermione, ¿te sientes bien? Porque para que no sepas algo.- le dijo Ron riendo. Para sorpresa de Harry, Hermione se rió también.
-Hey, ¿No que ustedes no se hablaban?- ("¿Se habrán puesto de acuerdo y yo no me he enterado?")
Ron se encogió de hombros. Hermione también lo hizo. Al verse, volvieron a reír y siguieron conversando.
-¿Qué serán los Anillos Élficos?
Hermione se sobresaltó y Harry inmediatamente deseó no haberlo dicho, porque esta exclamó horrorizada:
-¡¡Dios Mío!! ¡Estamos a tercero de abril y no he hecho nada con lo de la P.E.D.D.O! ¡Tengo que ir a la biblioteca!
-Vamos Hermione, deja ya de una vez ese viejo rollo. Es hora de cenar.
-No, ¿Cómo se te ocurre? Como si no supieras que más de cien elfos no poseen condiciones laborales dignas.
Ron la cogió de la manga, y disimulando lo mejor que pudo su exasperación, le dijo:
-Yo en persona te acompañaré a las cocinas, pero, por favor, ven con nosotros a cenar, cálmate un poco y luego veremos ¿Sí?
Harry se sorprendió. Esta era una actitud totalmente nueva en su amigo. Hace un año, lo más probable es que se hubiera burlado de ella. Hace dos años, posiblemente le hubiera gritado que no pensaba acompañarla (aunque Hermione no se lo hubiera pedido) y la cosa habría terminado en pelea.
-Harry, ¿Vienes o no?
-¿Eh? Si, ya voy.
Luego de cenar, bajaron a las cocinas, donde Hermione intentó una vez más convencer a los elfos de que debían tener los mismos derechos de los magos. Dos vocecitas agudas vinieron corriendo de un extremo a otro hasta ellos: Eran Dobby y Winky.
-¡Harry Potter, señor!- exclamó Dobby- Dobby esperó y esperó a Harry Potter, pero él no venía nunca.-terminó triste.
-¡Harry Potter!- exclamó Winky- ¡por fin ha venido, señor! ¿Desea una taza de té?
Pero Winky estaba muy diferente de lo que antes era. Ya no llevaba sucia la ropa, mostraba entusiasmo y estaba completamente sobria. Cuando Harry le preguntó a Dobby el motivo de ese cambio, éste le contestó en tono confidencial:
-¿Harry Potter no lo sabía?- inquirió, abriendo mucho los enormes ojos- Cuando muere el último miembro de la familia a la que un elfo sirve, éste tiene la obligación de olvidarlo completamente y buscar otra familia. (Un elfo tiene la obligación de trabajar pase lo que pase) Winky está así desde el último otoño. Incluso ha aceptado la paga que le ha ofrecido el Prof. Dumbledore- esto último lo dijo en un tono tan bajo, que Harry tuvo que ponerse en cuclillas para escucharlo.
-¡Que bien, Winky!- exclamó Hermione, que lo había oído.
-Gracias señorita- contestó Winky.- ¿Una taza de té?- Hermione desistió y aceptó el té.
En los desayunos, ocurrían bastantes cosas. Hermione estaba suscripta al Profeta, y los artículos eran cada vez más macabros:
-¿Que dicen los titulares de hoy? Los dementores han atacado una casa donde vivían varias brujas contrarias a Ya Sabes Quien. Y les.dieron el beso. Que terrible.
-Miren esta noticia: En redadas de Mortífagos, caen tres Aurores y un muggle que pasaba por allí. ¿Un muggle?
-Esta mañana, en un duelo entre Aurores y Mortífagos dejó cinco muertos y siete heridos, cuatro de ellos magos de ascendencia muggle. Los culpables huyeron.
A pesar de todo, Hogwarts era un lugar tan seguro, que todo parecía pasar en un mundo aparte. Hasta que una mañana.
-Chicos, escuchen esto: "Se observa la Marca Tenebrosa sobre la casa de ¡¿Samuel y Elspeth Finnigan?!" Oh, no.
Seamus escupió sin querer parte de su café sobre el mantel, le arrancó la página de las manos a Hermione, y la miró con los ojos desorbitados. Cuando terminó de leer el artículo, se le empañaron los ojos y subió corriendo a la habitación de los chicos.
-"Elspeth Finnigan, treinta y seis años, una bruja de la sede irlandesa del Ministerio de Magia, y su esposo Samuel Finnigan, un Muggle de treinta y siete años; fueron encontrados muertos esta madrugada en su casa de Castlebar; señalada con la marca tenebrosa. Las investigaciones del Ministerio indican que fue por negarse a dar información sobre los planes destinados a contrarrestar a los crímenes cometidos por Mortífagos. Los Aurores están en la pista de los asesinos."
-¡Pobre Seam!- exclamó Dean, levantándose de la mesa y corriendo detrás de Seamus.
Seamus no volvió a clase ese día, y Dean tampoco, acompañándolo. Y tampoco volvió los siguientes cuatro días. La mañana del cuarto día, cuando volvió a la hora del desayuno, nadie supo que decir. Supieron por Dean que se había ausentado para asistir al funeral de sus padres.
El domingo, día usualmente más tranquilo, Harry recibió lechuza de Sirius al desayuno:
Querido Harry:
Están pasando cosas muy desagradables últimamente. Me preocupa tu seguridad y quisiera tenerte cerca. ¿Puedes venirte para las vacaciones de Semana Santa? El ambiente estará menos tenso acá, el Valle es bastante seguro y podrás descansar unos días; yo iría a buscarte. Contesta.
Sirius.
PD: Remus te envía saludos.
-¿Al Valle? ¿Sirius quiere que vayas para allá?
-Dice que el ambiente estará menos tenso. Y le encuentro razón. Creo que aceptaré.
-¿Podríamos ir nosotros?- preguntó Ron, con la esperanza de viajar a un lugar más tranquilo.
-Ron, creo que la invitación era solo para Harry.-contestó Hermione.
-Le preguntaré. ¿Tienen una pluma?
-Yo tengo una- contestó Hermione.
Sirius:
Iré para allá. Las vacaciones comienzan este fin de semana. No he tenido ni sueños extraños, ni problemas de ningún tipo (tu dijiste que te mantuviera informado) Sólo las noticias son cada vez más preocupantes, pero no parece haber nada en contra mía.
Dale saludos a Remus y a Buckbeack.
Harry.
PD: Me gustaría preguntarte si pueden venir Ron y Hermione.
Hedwig salió volando con la carta atada a su pata. Harry no habría tenido nada que hacer, de no ser por la enorme cantidad de tareas que les habían mandado, preparatorias para el TIMO. Pasaron la tarde en la biblioteca, con Ron rezongando por el exceso de trabajo:
-Creo que nunca en mi vida había estado tanto rato aquí.salvo, claro, el año pasado cuando ayudamos a Harry con la segunda prueba. Es una lata.
-Ron, deja de quejarte- le dijo Hermione, sumida en un enorme libro titulado "Historia de la Tierra Media y su legado, Tomo tres, tercera edad del mundo: La Guerra del anillo."- cuesta concentrarse y trato de buscar algo sobre los Elfos.
-¿No te has hartado del peddo?- preguntó Harry.
-No, y no se llama peddo.- contestó Hermione.-Busco algo sobre la antigua raza de los Altos Elfos, de la que nos hablaron Fleur y Flitwick.
Dieron las seis de la tarde. Harry se levantó de la mesa, exhausto. La tarea de transformaciones le había dado mucho problema. (Explicar las dificultades en la transformación de híbridos a especies extintas, tres pergaminos) Recordó que había quedado con Ginny a esa hora y salió del castillo hacia el lago.
Ella fue corriendo hacia él cuando le vio. Luego de besarle le preguntó:
-¿Dónde te habías metido? Te extrañé.
-Lo siento- susurró Harry en su oído.- exceso de trabajo. Yo también te extrañé mucho.
Estuvieron allí un momento, abrazados, mirando la puesta de sol, y literalmente en las nubes, hasta que llegó Ron a interrumpirlos.
-Eh, chicos. Hay que cenar, ya son las siete.- informó Ron, sacudiéndole el hombro a Ginny. Esta se enojó bastante con Ron, y parecía dispuesta a golpearlo.
-Espera Ginny. yo hablaré con Ron, ya te alcanzo.- la calmó Harry. Harry encaró a Ron, pidiéndole una explicación, pero en lugar de eso, éste comentó en tono de broma:
-Cuida a mi hermana Harry. Mira que los he estado mirando.
-¿Qué? ¿Nos estabas espiando?- inquirió Harry, comenzando a enfadarse
-No chico, es una broma.
-Tienes una relación muy curiosa con Ginny. Haces como si no te importara, pero la sobreproteges.
Ron se encogió de hombros. Y comentó como quien no quiere la cosa:
-Hace frío.mejor entremos a comer.
El resto de la semana pasó muy rápido. Un día antes del inicio de vacaciones, Sirius mandó la contestación a la carta que Harry había enviado.
Harry:
No tengo ningún problema en que vengan los chicos, pero por favor, nadie más. Ya ves que la casa de Remus no es muy grande, tampoco. Hasta mañana.
Sirius.
-¡Genial!- exclamó Ron- ¡Hacer las maletas, muchachos!
-¡Cuéntanos más del valle, Harry! Había oído que Hogsmeade era la única población de Gran Bretaña enteramente no- muggle, pero parece que no es así.
-Bueno.creo que también viven algunos muggles habituados a la magia; como padres de magos, squibs, y cosas así pero no estoy muy segura.- contestó Ginny.
-Ginny, ¿No te enseñaron a no entrometerte en conversaciones ajenas?- preguntó Ron, molesto.
-Bueno, Hermione estaba preguntando.- contestó Ginny.- Harry, ¿Puedo ir con ustedes?
-Creo que no, Ginny- contestó Harry con tristeza- Sirius dijo que no podría venir nadie más.
-Ah. Bueno, si él dice.
Al día siguiente, en la estación de Hogsmeade, estaban todos esperando el expreso con un solo baúl para los tres. Ginny vino corriendo del castillo, para alcanzar a despedirse de cada uno. Al final, luego de besar a Harry, le guiñó un ojo y le dijo:
-¡Alégrate! Vas a irte de vacaciones, no a un funeral. Y quizá me veas antes de lo que te imaginas.
Capítulo XXII: Regreso al Valle
Fueron jugando Gobstones y naipes explosivos todo el trayecto. Sirius los esperaba en la estación King's Cross. Venía sin Remus.
Los hizo subir a toda prisa al tren del andén 7 2/3 y tomar el tren, para poder hablar con tranquilidad. Los muggles de la estación comenzaban a mirarlos debido a los extraños (para ellos) atuendos que llevaban: Los tres chicos con la túnica de Hogwarts, Sirius con una color azul oscuro; la jaula de Hedwig y el baúl.
-Hola chicos- saludó una vez que entraron al andén.
-Hola Sirius.
-¿Cómo va la cosa? Por acá, en el valle bastante bien.
-Bueno. últimamente las cosas están bastante agitadas.
-Harry, yo también leo El Profeta. Por eso quería que vinieran. Aunque Hogwarts es el lugar más seguro del mundo, a uno lo pone de nervios cuando pasan estas cosas: hay demasiada gente.
El tren estaba vacío, salvo por ellos. Fueron conversando todo el viaje, hasta que Ron se quedó dormido en el asiento, al lado de Hermione.
-¿Y que has hecho últimamente?
-Bueno, me he dedicado a buscar a Colagusano. Tuve noticias de él hace un par de meses. Lo habían visto cerca de Brighton, pero no pude cazarlo esta vez. No puedo salir de aquí muy seguido.
-Sirius, quisiera pedirte un favor- dijo Harry, teniendo una idea repentina.
-Claro. ¿Qué sería?
-Quisiera que me enseñaras a ser un animago. He pensado. que es muy útil, en ciertas ocasiones.
-¡Por supuesto que sí! Pero no es automático. Quizá tenga tiempo de enseñarte cuando estemos aquí.
Ron despertó sobresaltado cuando, cerca de la medianoche, un largo pitido anunció que el tren llegaba a la estación de Hummel.
-Bueno chicos, a bajarse.-dijo Sirius- ya lo verán, en mi opinión Hummel es un pueblo muy. ¿¡Qué demonios sucedió aquí?!
La estación en ruinas se veía rodeada de gente que intentaba salir del pueblo, que estaba devastado. Era un espectáculo sobrecogedor ver como brujos adultos apartaban a niños y mujeres en los desesperados intentos para subirse al tren y escapar de esa locura.
-¡Oh, no! Creo que han atacado el pueblo. pero no puede ser. mejor vámonos a casa chicos.
Salieron corriendo de la estación y se alejaron de las pocas luces que quedaban de la ciudad, en sentido opuesto, caminando por el páramo. La casa estaba vacía.
-¿Y Remus? ¿Dónde esta Remus?
-¡Esto es un desastre!- estalló Sirius- Nos iremos a dormir y mañana.mañana averiguaremos que ha pasado aquí. Y tú Harry.sé cuanto te pareces a tu padre, pobre de ti si llego a saber que has estado fuera sin mi permiso, porque.
-Buenas Noches, entonces.- le cortó Harry.
-Buenas noches. Harry, tu conoces la casa. Lleva a Ron y a Hermione a las habitaciones.
Se despidieron, y Harry los llevó subiendo las escaleras a los cuartos de arriba.
La casa de Remus y Sirius no era grande, pero tampoco era pequeña. Tenía cuatro habitaciones en la planta alta: La de Remus, la de Sirius, un dormitorio para visitas con dos camas y un cuarto de estar. Y en la planta baja, una cocina- comedor; un pequeño recibidor, el fregadero y el baño. Estaba rodeada por un extenso patio un poco descuidado. El Río Anduin pasaba cerca y se alcanzaba a oír el murmullo de su corriente.
-Bueno, yo dormiré aquí- dijo Hermione señalando la cama plegable que había en el armario del cuarto de estar.
-¿No preferirías dormir en una cama de verdad?- sugirió Ron.- Yo puedo dormir en la plegable. O Harry.
-¿Y compartir habitación con alguno de ustedes dos? Creo que no, chicos. Aquí está bien para mí.-dijo en tono terminante.
-Si tú lo dices.
Harry se pasó buena parte de la noche en vela, pensando en todas las cosas que habían ocurrido ese día. Recordó especialmente lo que Ginny le dijo: "Quizá me veas antes de lo que imaginas". Él le había aconsejado que no viniera, aunque no sabía que el Valle estaba en esas condiciones. "Ojalá no venga con todo este tumulto" pensó Harry.
Capítulo XXIII: Los refugiados
Al día siguiente, Sirius levantó temprano a los chicos. Les dijo que luego de desayunar, irían a buscar a Remus a la Poza.
-¿Remus conoce la existencia de la poza?
-Claro. De hecho, él me ayudó a encontrarla.
El camino estaba igual que siempre, salvo por que gran parte del Páramo Sin Nombre estaba destruido. Pero nada había dañado al Bosque, pues este era tal vez demasiado mágico como para ser destruido.
Atravesaron en el más completo silencio la enredadera que ocultaba el camino. Incluso Hermione, que se moría por saber más del lugar, estaba callada. Nadie se daba el animo de decir nada.
Harry se fijó en que el sendero estaba más ancho que la última vez, y que también parecía más transitado. Se lo preguntó a Sirius:
-Sirius, el sendero se ve mucho más transitado que la vez anterior ¿Qué habrá pasado?
-Mmm, no lo sé.-contestó Sirius examinando el sendero con el ceño fruncido.- yo no he venido desde el mes pasado.
Siguieron avanzando y vislumbraron la poza. Pero no estaba sola: había cerca de 150 personas, de todas las edades acampando alrededor. Alguien agarró a Harry de la ropa, gritando entusiasmada:
-¡Harry, estás de vuelta!
Era Pat. Poco a poco fue fijándose en todas las personas que estaban acampando en la poza: eran todos los alumnos de la escuela Humstall.
-¡Pat!
-Eh.¿Quién es, Harry?- preguntó Ron
-Una amiga de Humstall. ¿Qué fue lo que ocurrió en el pueblo?- le preguntó a Pat.
-Verás, hace como dos días, llegó una banda de partidarios a Ya Sabes Quien, entre ellos, tres gigantes, un enorme ejercito de dementores y montones de mortífagos.- contestó hablando rápidamente.- Y saquearon la ciudad, asesinando a mucha gente, destruyéndolo todo.ya sabes, lo habitual.- agregó con gesto de fastidio.- Luego que llega Remus Lupin al castillo y nos avisa lo que está pasando por allá y convierte una piedra enorme en traslador y aparecemos todos aquí, ¡Este lugar es genial!
-¡Vaya!- exclamó Hermione- y hace cuanto que.
-Chicos.- interrumpe un hombre
-¡Remus!- exclaman a coro
-¿Dónde te habías metido, grandísimo cabeza hueca?- exclama Sirius, dividido entre el enojo y la alegría.-¿Sabes cuanto me había preocupado? ¡Además, esto está tan lleno como un camping muggle en pleno verano!
-He estado aquí desde que te fuiste anteayer, Sirius.-contestó lacónicamente.-Por cierto, Dumbledore acaba de comunicarse con nosotros. Creo que iréis todos a Hogwarts, para terminar el año y dar los TIMOS.-le dijo a Pat.
-¿A Hogwarts?- preguntó Pat, con interés- Cuando iba a entrar a clase, intenté quedar en Hogwarts, pero mis padres prefirieron que viniera aquí. ¡Dijeron que era más tranquilo!- exclamó riendo, fingiendo que estaba escandalizada.
-¿De donde eres, Pat?- preguntó Hermione.
-De la India, pero vivimos aquí. No quiero hablar de eso-agregó rápidamente.- ¿No saben dónde estamos?- preguntó para cambiar el tema.
-La verdad, no.
-Creo que cerca de Cornualles, no estoy segura porque no me ubico demasiado bien con mapas muggle ¿Pero qué hacemos hablando de mapas y muggles? ¡Vengan a conocer al resto del clan!- exclamó tironeándoles la ropa.
Pat les presentó a Ron y a Hermione a los otros chicos, del quinto curso de Humstall. Luego, los invitó alegremente a comer a su tienda. Por fuera parecía una de esas sencillas de 2 por 2 metros, pero por dentro, era un amplio departamento de un sólo dormitorio, con una cocina, un living- comedor y un baño.
-¡Exactamente igual al que pienso tener cuando me harte de la vida en familia! Que es bastante aburrida, por lo demás- exclamó Pat dando un salto- Claro, tengo que terminar la escuela antes. Pero tengo pensado tomarme un año sabático y recorrer Gran Bretaña en bici.
-¿En Bici? ¿Eres de familia muggle?
-No. Mi mamá trabaja en el Departamento de Seguridad Mágica del Ministerio, maneja la información sobre.- se detuvo, como si pensara que había hablado demasiado; y cambió el tema- Pero mi padrastro es muggle, es abogado.
-¿Abo.que?- preguntó Ron
Luego de que Hermione le explicase lo que era un abogado, la conversación continuó. Sirius asomó la cabeza por la entrada de la tienda:
-Disculpa por entrar así.¿cómo te llamas?
-Eh. - vaciló ella un momento- Pat. Pat Henderson.
-Muy bien, Pat. Necesito llevarme a los chicos un rato, ¿Te molesta?
-No, para nada. Tú eres Sirius Black, ¿no? Genial. Pero espera a que terminemos de comer.
-¡Cocinas muy bien!- la felicitó Hermione
-Gracias. Prefiero hacer yo las cosas, no me acostumbro aún a cocinar con magia. ¿Quieres comer algo Sirius? Perdón, puedo llamarte Sirius, ¿No?
Sirius aceptó y se quedaron a comer. Iban saliendo, cuando una mujer a la que no conocían le tapó los ojos por detrás a Sirius y exclamó:
-¡Adivina quien soy!
-No lo sé- contestó este, extrañado.
La mujer lo volteó, sin dejar de cubrirle los ojos y lo besó. Luego se los destapó y Sirius casi se cae de la impresión:
-¡¿Ana. Anabel?!- tartamudeó
-Aja.-contestó la mujer.- Llevo dos años buscándote Sirius. Siempre, siempre supe que lograrías salir de ese espantoso lugar.
-Eh, disculpe, lamento interrumpir, pero ¿Quién es usted?-preguntó Harry.
-Oh, lo siento, no me pres.- contestó la mujer volteando. Vio a Harry de arriba abajo y exclamó-¡Harry! ¡La última vez que te vi, eras un bebé! ¡Y eres igual a Jim!
-Ahora sí que no entiendo nada- comentó Ron.
-¡Yo tampoco!- exclamó Hermione.
-Ella es Anabel Patch- contestó Sirius.-La mejor amiga de tu madre, Harry. Y también el amor de mi vida- agregó bajando un poquito la voz, y ruborizándose, algo que Harry nunca le había visto hacer.
-Oh si- corroboró Anabel- cuando querían meter a Sirius en Azkaban, intenté impedirlo, pero él tenía todas las pruebas en su contra.
-Y por poco la encierran a ella también- agregó Sirius- la creyeron confabulada conmigo, ya conociste el año pasado la clase de "justicia" que aplicaba Crouch.-concluyó con una nota de enojo en la voz.
Esa noche, salió de la nada una carpa que era por dentro igual a la casa del páramo. Cuando Sirius (sin poderlo aún creer) le preguntó a Anabel sonde iba a alojar, ella le contestó que había traído su propia carpa.
-No te preocupes por mí.-le dijo, guiñando un ojo- he traído una carpa para mí.- y le besó.- buenas noches, amor.
-Buenas noches Any.
Sirius entró a la carpa, y los chicos le acribillaron a preguntas. Para eludirlas, dijo que estaba cansado y se fue a dormir.
Capítulo XXIV: Más sorpresas
Ginny estaba bastante sorprendida, parada en la estación de Hummel. Un camarero bastante amable le había traído su mochila lo más rápidamente que pudo. "Definitivamente, quienes decían que este lugar era tranquilo, estaban locos." Pensó al mirar la actividad en que estaba sumida la estación, exactamente igual (o peor) a como la había visto Harry el día anterior. Avanzó por el pueblo, y preguntó por la hostería que le habían recomendado en Hogwarts, se llamaba "Valle Dorado". Una chica extraña le dijo que había sido destruida por la invasión y eso la dejó aún más confundida. "¿Qué invasión? ¿Hubo una invasión?"
-Pero puedes irte al Páramo- le informó la chica- Es un lugar donde siempre hay espacio para acampar. Y no le ha pasado nada grave.
Ginny, con su mochila al hombro, tomó esa dirección. Estaba completamente sola, y era nueva en el lugar. Así que no tardó mucho en perderse. Vagando la cogió el atardecer, y comenzaba a hacer mucho frío.
Luego de mucho caminar, llegó a la casa de Remus. Tocó y nadie le contestaba. Decidió entrar por la puerta trasera, que estaba abierta.
Recorrió la casa. Un rápido vistazo a la planta alta le informó donde se encontraba: vio el baúl de los chicos en una habitación.
Había pensado en quedarse a esperarlos en ese lugar, a que volvieran. Y allí estuvo, muchas horas esperando en vano. Ni Harry ni ninguno de los otros volvía y ya era muy tarde, su reloj le informó que eran las diez y media. Sintió un escalofrío. Decidió quedarse a pasar la noche en la casa, no tenía tienda de acampar y era demasiado tarde como para ponerse a buscar alojamiento en otro lugar. ¿Por qué no habrá hecho caso a Harry, cuando le aconsejó al despedirse que no viniera?
Sacó unas mantas de la mochila y se tendió en el sofá. "Mañana será otro día" pensó. Se arropó entre las mantas, pensando en todo lo que había pasado ese año. Desde que la capturaron los mortífagos en la Madriguera. "Vamos- se dijo enojada consigo misma- es muy tarde como para pensar en eso" Pero no podía. Como le habían dado con la Cruciatus, hasta que se cansaron, aparentemente por diversión. Claro, no la mataron, porque la necesitaban para atraer a Harry. Uno de los mortífagos había querido hasta violarla. pero otro lo impidió. Luego, como Harry no llegaba, se habían olvidado de ella, y aprovechó para escapar, deambulando sin rumbo por el bosque. Había logrado llegar hasta una ciudad muggle, a un basural de las afueras y se había desplomado inconsciente; incapaz de despertar por sus medios.había tenido unos sueños muy extraños.
Un hombre bajo, delgado y calvo al que no conocía le hablaba en susurros a otro, un poco más alto y de contextura media. Éste le indicaba los pasos a seguir para atraer y matar definitivamente a Harry:
-"Mc Callan, es muy arriesgado."
-"Lo sé, Colagusano. Pero son órdenes del maestro. ¿Qué puedo hacer yo contra eso?"
-"Pero te irás allí sólo con un Ojo de Dragón. Dumbledore es muy inteligente, puede descubrirte, y entonces."
-"Bah, no te preocupes, lo usaré en un pendiente. Nadie lo notará y puedo llevarlo todo el tiempo."
-"Si tú lo dices."
"Que sueños más locos" pensó. Luego, claro, le habían dado la poción de lagrimas de fénix. Sonrió al recordar el sabor: dulce y suave. Como caramelo líquido, tibio y fresco a la vez. Y había ido a Hogwarts antes de tiempo, con los chicos. Y allí la volvieron a coger, usando una imperius muy fuerte. Prácticamente, no se acordaba de haber recorrido todo ese camino desde la habitación de las chicas hasta el claro en el bosque; el momento en que más consciente estuvo, fue cuando le gritó a Harry que no se preocupara por ella, que escapara. "¡Cómo lo amo!"Pensó. Y ahora estaba en ese embrollo, sola en el Valle de Godric, y sólo por venir a verlo.
Ginny terminó durmiéndose tarde. Durmió sin sueños, hasta que la aurora clareó en el Valle. Al ver que ni Harry ni ninguno de los otros llegaban aún, decidió buscarlos por su cuenta. Metió todo de vuelta en la mochila y salió de la casa.
Caminó yendo en dirección oeste. Por ahí, el páramo estaba intacto. Vio su reloj; eran las dos de la tarde. Se dijo a sí misma que se detendría a almorzar en el primer sitio apropiado que viera, aún le quedaban un par de sandwiches. Llegó hasta las ruinas de una casa, que en su época debió haber sido muy bonita. Se detuvo allí y luego, una vez saciada su hambre, se activó su curiosidad y entró.
Lo primero que vio fue un living muy dañado. Se veían huellas de que hubiese estado incendiado, pero no de un fuego común y corriente. Eran unas manchas verdosas. Allí, a la izquierda, se veían unos sillones que probablemente fueron en su tiempo color verde. Ahora estaban tan embarrados, que era casi imposible detectar algún color definido. Frente a los sillones, una chimenea calcinada con fuego verde. A la izquierda de ésta, se veía un armario de puertas de vidrio que debió haber contenido platos y copas. Estaba todo quebrado. Avanzó entre cristales rotos y encontró una escalera, que crujía al pisarla.
Subió al segundo piso, que tenía tres habitaciones. Dos de ellas estaban tan destruidas que era imposible pensar que alguien usó alguna vez una de ellas. En los restos de una, se veía una cama grande, con una pata rota, un armario tumbado en el suelo y un montón de barro sobre la alfombra. Curiosamente, también tenía esas manchas de quemadura verde que había visto abajo. La otra debió haber sido un estudio, pero le fue imposible entrar, debido al desorden que había dentro: miles de libros deshojados en el suelo impedían abrir la puerta. Entró a la tercera, y se llevó una sorpresa: Estaba intacta. En ella había una cuna con varios juguetes de bebé, peluches y un pequeño armario con ropa. Al lado izquierdo de la cama había una mesita de noche en excelentes condiciones (todavía se podía abrir, contenía un biberón vacío y un libro de cuentos) Sobre esta mesita de noche, una pequeña fotografía (tanto, que casi parecía de un relicario) sin marco.una mujer de cabellos rojos y un hombre de anteojos sonreían abrazando a un bebé. "Esos ojos verdes"- pensó mirando la foto- "¡No puede ser! ¡Yo no debería estar aquí!". De inmediato, una sensación de creciente incomodidad la invadió. Salió corriendo de la casa, cogió la mochila y se puso a correr en dirección opuesta.
Siguiendo el curso del río, llegó hasta el Bosque. Vio multitud de huellas más o menos frescas, como hace dos días. Resolvió seguirlas y se encontró en un amplio sendero, que serpenteaba el bosque más admirable que había visto. Las coníferas creían altas y rectas, con musgo, hiedra y helechos por todos lados. Pisaba un suelo de tierra y hojas muertas que crujía a su paso. Se escuchaban trinos de pájaros y un murmullo como de agua, como de pequeña cascada. En verdad era un lugar hermoso, aunque Ginny no pensaba en eso cuando caminaba a paso rápido buscando a los otros. Y mientras más se acercaba al lugar de donde provenía el murmullo de agua, iba escuchando voces humanas.
-¡Ginny!
-¿Harry?
Harry venía corriendo hacia ella.
Capítulo XXV: El recuerdo
Harry la abrazó, mientras hacía como que la regañaba, en broma:
-¡Chica terca!- exclamó riendo- ¡Te dije que no vinieras! ¡Mira como está este lugar!
-No importa, para mí está bien- exclamó Ginny, riendo también.
-Me hacías falta- le dijo Harry, una vez tranquilo.
-Y tú a mí. Imagínate que llevo dos días buscándote por todos lados.
-¿Te muestro el lugar?
-Vale.
Ginny se encontró con los otros y se llevó una regañina de Ron. Congenió inmediatamente con Pat. Se fueron los cinco a un lugar donde hubiera menos gente, para conversar tranquilos. Ginny contó su "aventura", más no mencionó nada de la casa. Miraba detenidamente a Harry, confirmando sus suposiciones. Era exactamente igual al hombre de la foto.
-¡Cuéntanos ahora de ti, Pat!-dijo intentando pensar en otra cosa
-Eh, yo preferiría que no.-contestó.
-¿Por qué?
-No lo entenderían. Se reirían de mí. Además, no le he dicho a nadie en años. y apenas los estoy conociendo.
-Nadie aquí sería capaz de reírse, y somos todos de confianza- replicó Ron- vamos, ¿Cómo llegaste a este colegio, siendo que vienes de tan lejos?
-Bueno.verán, allá en la India, las chicas no tienen derecho a aprender magia. Y los chicos tampoco si no pertenecen a la casta Brahmánica.
-¿La queeeé?
-Castas, Ron- explicó Hermione- es un sistema de clases sociales, asociado a la religión Hindú. Nadie puede ascender de casta en esa "Vida" Tiene mucho que ver con la reencarnación. ¿Me equivoco?
-Para nada- contestó Pat, con una sonrisa- bueno, yo pertenecía a la casta "kshatriya", una por debajo de la necesaria, y encima, era chica. Diré que es un país.hermoso, pero muy machista. Mi madre sabía que tenía aptitud para la magia e intentó por todos los medios de hacerme quedar en alguna escuela, pero no pudo. Lo prohibía la ley.
-Es bastante injusto.
-Mucho. Imagina lo que significa tener que cortarte el pelo, fingir que eres un chico y que perteneces a una casta superior a la tuya. Es lo que hacen muchas chicas, hasta que la situación se hace insostenible para ellas. Para mí duró un año. Estudié primer año en el Instituto Ganesha de Magia y Hechicería. Por suerte, a esa edad aún no se nota demasiado la diferencia entre un chico y una chica.- se detuvo, y esbozó una sonrisa, quizá evocando un poco esa época.
-¿Y como saliste de ese lugar?- preguntó Harry, sorprendido. Mientras él estuvo en Humstall, Pat había sido su única amiga, pero ella nunca había dicho una palabra sobre eso.
-Mi madre era viuda. Se casó con un muggle británico llamado Mark Henderson, mi padrastro, ya saben. Me cambié el nombre, para pasar inadvertida y entré a Humstall.
-¿Cómo te llamabas?
-Djilah.- respondió. Luego, vio la cara de los demás- ¡Pero pueden decirme Dil, si quieren! ¡Para ustedes es impronunciable!- exclamó, recuperando su habitual buen humor. Había estado terriblemente seria durante todo el relato, pero ahora había entrado en confianza con los chicos.- Antes de irnos... les rogaría que no le dijesen a nadie. Prefiero contarlo yo, y a quien yo decida. No tengo nada contra el resto de la tropa, pero está, por ejemplo Franz Sellers que es un chico insoportable, cínico, detestable y estúpido. -se detuvo, como si pensara que había dicho demasiado- Y también Jean, que no haría nada contra las normas aunque su vida dependiera de ello.
-¿Y tu prefieres Dil, o Pat?
-¡No lo sé! ¡Lo que ustedes elijan!
Se levantaron todos y volvieron al campamento. Pero Ron detuvo a Ginny y le dijo:
-Cuando nos contaste lo que te había pasado, me di cuenta que ocultaste algo. Lo supe al verte los ojos. No te preguntaré que es, pero si es algo que concierne a Harry, yo que tú le diría.
Ginny se quedó muy sorprendida. Ron le sonrió para calmarla y le dijo:
-¡Vamos, relájate!
Se rieron y volvieron a reunirse con los demás. Luego de comer, Lupin les señaló una piedra enorme, que casi parecía una colina y les dijo a los chicos que en la noche, irían a Hogwarts usándola de traslador.
-¿Quieren ver algo interesante?-preguntó Pat a los chicos. Estos se encogieron de hombros. Y asintieron- síganme.
Pat los guió por un sendero que no era sendero, era una huella, y un poco más adentrados en el bosque, pudieron ver a Remus y Laura besándose amorosamente sentados en una roca.
-Vaya, parece que se pusieron de buenas- susurró Harry. Los demás lo quedaron mirando.
-¿Qué dijiste, Harry?
-Oh, es una historia larguísima. Quizá otro día.- contestó Harry.- Vamos, o interrumpiremos.
Salieron de la huella, y volvieron al campamento. Hermione, Ron y Pat se quedaron conversando algo alejados, y Ginny decidió que ese era el mejor momento para decirle a Harry lo de la casa:
-Harry, tengo que decirte algo.-comenzó Ginny.
Harry comenzó a preocuparse: Cuando Ginny empezaba con esas palabras, era que se trataba de un asunto muy serio. Le preguntó, como siempre:
-¿Que es?
-Bueno... yo venía buscándolos a ustedes y me perdí en el páramo. Caminé por mucho rato, y me detuve a almorzar cerca de las ruinas de una casa. Esa casa estaba abierta. Luego de comer, entré a recorrerla. Estaba destruida en gran parte, salvo... una habitación del segundo piso: Era un cuarto de bebé. Estaba intacto, y vi una fotografía sobre la mesita de noche. Mostraba a una pareja con su bebé. Y ese bebé.
-¿Sí?- la apremió Harry. Comenzaba a comprender que importancia podría tener para él esa casa.
-Eras tú Harry. Creo que era tu casa.
-¿Me. podrías llevar para allá?
-Claro, ¿Quieres ir ahora?
-Sí. Vamos, llama a los chicos.
En un minuto, Ron, Hermione y Pat, que acababa de unirse al grupo, iban atravesando el sendero. Ginny los guiaba:
-Veamos. el Anduin fluye desde este punto.debemos seguirlo hasta los rápidos, y luego torcer hacia la derecha.
Caminaron por cerca de dos horas. Siguiendo el trayecto que marcaba Ginny adelante, avistaron la casa a la que se refería.
Al llegar al pórtico de entrada, a Harry le comenzó a doler muchísimo la cicatriz y escuchó nuevamente las voces de sus padres, como hacía dos años, con los dementores. Pero esta vez era diferente: No sólo escuchaba las voces, veía también las imágenes, desde la perspectiva de un niño que está en brazos:
-"¡Lily, coge a Harry y vete! ¡Es él! ¡Yo lo detendré! ¡Corre!- oyó Harry gritar a su padre. Veía las mantas. se movió un poco, ahora si podía verlo. Escuchó una risa fría y aguda, que no le hizo doler la cicatriz porque en ese entonces no la tenía, pero le heló la sangre. Su yo bebé comenzó a llorar.
-"Ahora, acabaré con los últimos descendientes de Godric Gryffindor. ¡Pelea si eres un hombre!"- retó a James a un duelo.
-"¡Lily, corre!"-gritó James. Lo siguiente que Harry notó fue mucho movimiento. Su madre subía las escaleras con él en brazos. Se detuvo, mirando por entre los escalones: Lily también comenzó a llorar, le habían echado la Avada Kedabra a James. Lily, intentando contener las lagrimas, se encerró en una habitación, que tenía una cuna. Oyó pasos en la escalera, y luego un hechizo: Alohomora. La puerta se abrió y Lily comenzó a suplicar:
-"A Harry no, por favor. A Harry no."
-"Apártate, estúpida"
-"¡A Harry no! ¡A Harry no! Por favor.haré cualquier cosa.
-"A un lado.Hazte a un lado, muchacha"
-"A Harry no, te lo ruego, no. Tómame a mí. Mátame a mí en su lugar"
-"Quítate del medio, muchacha estúpida."
-"A Harry no, por favor. Ten piedad, te lo ruego, ten piedad."
-"¡Avada Kedabra!"
La situación se volvió confusa. borrosa. Harry vio y sintió como su madre lo abrazaba, interponiéndose entre él y la maldición. Luego, ella se desplomó en el suelo, a su lado. Una figura alta, delgada y oscura avanzaba hacia él. Voldemort levantó la varita, murmuró la misma maldición con que había matado a sus padres y sintió un dolor quemante, casi corrosivo en la frente. Luego un grito ahogado: Voldemort, que estaba siendo despojado de su cuerpo. Luego sintió frío.mucho frío. Por unos minutos todo se volvió negro, silencioso y vacío. Luego, el sonido retornó, y escuchó un estruendo similar al de un motor gigantesco, sintió que alguien lo cogía, con suma delicadeza.
Ese alguien subía con él a una enorme motocicleta voladora. Lo invadía un sopor.se había quedado dormido.
-¿Harry, estás bien?
Despertó boca arriba, tendido en el suelo, justo frente a la casa. Sus amigos lo rodeaban, preocupados. Ni siquiera preguntó lo que había pasado, era evidente que se había desmayado. Hermione le había echado agua fría con la varita, para reanimarlo. Ginny se había arrodillado al lado de él y, sin decir nada, lo abrazó.
-¿Qué te había sucedido, chico? De repente viste la casa y te dio un soponcio y caíste y no querías despertar.- Le preguntó Pat, intentando mantener su habitual buen humor, aunque se notaba muy pálida.
-Luego.-la cortó Harry. No había visto más imágenes de sus padres que las fotos, y el año pasado, cuando salieron de la varita de Voldemort. Cuando aún no se había enterado de que era un mago, sólo podía recordar la luz verde. En primero, había visto sus imágenes en el espejo de Erised. En tercero, oído sus voces. Pero ahora. Ahora recordaba todo lo que había pasado a la perfección. Y no quería olvidarlo, tampoco.
-¿Qué te ocurrió?- insistió Ron.- porque si es por la casa.será mejor que no entres a ella
Una vez más, Ron había adivinado lo que pasaba. Harry decidió que no tenía sentido ocultarle lo que había visto a los demás. Al escucharlo, los otros se quedaron de piedra.
-Pero.-comenzó Pat- No es posible que te hayan venido esas visiones al ver la casa, ¿no?
-No eran visiones- contestó Harry, pensativo.- eran recuerdos. Esta casa.me trae muchos recuerdos.
En ese instante, Sirius se materializó al lado de ellos. Venía sumamente preocupado:
-¿Dónde se habían meti.? ¡Dios mío! ¡La casa de Lily y James! ¡Pensé que sólo quedaba de ella un montón de escombros!
-Casi- explicó Ginny- por dentro es un desastre. Queríamos venir aquí, para que Harry la viera, pero no pudo acercarse.
-¿De verdad? Bueno, si es así, es mejor que no entre.- respondió Sirius.- Tenemos que irnos, Remus está que se va sin ustedes.
-Espera un poco. creo que tengo que ir a sacar algo de allá adentro, se me quedó de la mañana.- dijo Ginny.
Entró a la casa y en menos de cinco minutos, volvía con algo en la mano. No dejó que los otros lo vieran, lo metió en la mochila y se fue con Sirius y los chicos.
Lo cierto es que la semana siguiente, nadie vio mucho a Ron, ni siquiera Harry lo hizo. Y las sucesivas, tampoco. No hablaba, apenas comía, y apenas terminaban las clases (estaba yéndole pésimo, y aunque nunca había sobresalido, bajó de golpe todas sus calificaciones), subía al dormitorio y no se movía de allí. Aunque Harry trataba de hablar con él, este no escuchaba. Se pasaba los días semi recostado en su cama, con todas las cortinas corridas.
-Hermione, ¿Por qué no le creíste?- le preguntó Harry, al borde de la furia- Lo decía en serio, ¡Mira como está!
-¡Ay!, No debí tratarlo así, pero es que yo creía que se reía de mí porque.eh, ya sabes.¡Se me hace tarde, debo irme a Aritmancia!
-¡Hermione! ¡Rayos, se marchó!
Marzo trajo los primeros atisbos de primavera y días algo más cálidos. Harry intentaba preparar al equipo de Quidditch para el próximo partido: Gryffindor contra Hufflepuff.
En los entrenamientos, tuvo la oportunidad de ver en acción a los nuevos jugadores. (El resto del equipo, en realidad) Las cazadoras resultaron imbatibles, los hermanos Creevey, habilísimos y Ron, muy malo.
-Habitualmente, juega muy bien- comentó Ginny a Harry, luego de una sesión de entrenamiento.- Se ve que esto le ha afectado muchísimo.
A Ron le pasaban las quaffle por el lado y ni siquiera se daba por aludido. Harry intentó reanimarlo dejándose ganar al ajedrez, pero ni eso le hacía efecto; Ron ni siquiera quiso jugar. Harry sentía que su amigo iba cayendo en un pozo sin fondo, del que difícilmente saldría.
-Llega a deprimirme a mí- le contó a Ginny- No sé que hacer para ayudarle.
-Creo que deberías hablar con Hermione, Harry.
-Lo intenté, pero ella no me escucha.
-¡Pues insiste! ¡Detesto ver así a mi hermano!
Harry se había propuesto no hablar más con Hermione hasta que la cosa cambiara, pero había llegado el momento de tomar medidas drásticas. Ron llevaba casi un mes en ese estado.
-Hermione, tengo que hablar contigo.- le dijo muy serio, atajándola antes de que escapara como la vez anterior.
-Tú dirás.- dijo, poniéndose nerviosa. Cada vez se ponía más nerviosa si Harry la miraba a los ojos.
-¿Has visto a Ron?- Inquirió Harry. Sabía la respuesta, sólo quería saber si le iba a contestar lo que él pensaba.
-No. ¿Está muy mal?
-¿Y tú que crees? Vas a tener que ir a verlo, claro que está mal.
Hermione se mordió un labio. No quería ir, pensaba que si lo hacía, le remordería la conciencia a tal punto, que acabaría deprimiéndose igual que Ron. Pero no podía negarse, tampoco.
-Vale, iré, pero sólo porque tú me lo pides.
La verdad, Hermione no quería hablar con Ron porque tenía miedo de que este comenzara a recriminarle por la manera en que le había tratado. Pero se convenció a sí misma de que, mal como estaba, no podría decirle nada.
-Ron, ¿Estás ahí?
Ron no respondió. Seguía tirado sobre la colcha, de cara a la pared.
-Quisiera.disculparme contigo.
-Te burlas de mí.- dijo después de mucho rato.
-¡No! No pienses así de mí. Admito que me equivoqué.
-¿Hermione Granger admitiendo un error? Eso tendría que verlo- replicó sarcásticamente, volviéndose hacia Hermione. A ella la respuesta la tomó de sorpresa.
-Oye, espera, hablo en serio.- afirmó, comenzando a exasperarse un poco. ¡Ron no le creía!
-Mira, si es una broma, no está tan mal, tendrías que practicar más, mis hermanos te pueden ayudar con eso. Ahora, si es en serio, mi respuesta es no. Ahora, déjame tranquilo.
-Bueno, si tú lo pides.
Hermione salió de la habitación dando un portazo, aparentando estar enojada, aunque se sentía muy triste. Tenía miles de preguntas en la cabeza. La primera era ¿Por qué la había tratado así? De todas maneras, ella había intentado tener mucha paciencia, y haciendo caso omiso de su orgullo (que era bastante considerable), irle a pedir disculpas, explicarle que quería que siguieran siendo amigos, que todo volviera a ser como antes. Se encaminó desanimadamente a la habitación, intentando encontrar la causa por la cual, las cosas habían llegado ya hasta tal extremo de que Ron no quisiera verla nunca más.
Capitulo XXI: Gryffindor versus Hufflepuff
El caso es que, extrañamente, Ron mejoró bastante los siguientes días. Incluso comenzó a concentrarse mejor en clases, y en los entrenamientos de Quidditch, aunque no hablaba tanto como antes. Y así, llegó el día del partido.
-Muy bien, chicos- empezó Harry. Estaba muy nervioso, pues era su primer partido como entrenador.- Sólo recuerden los entrenamientos, las estrategias que practicamos y ganaremos. Ahora ¡Todos a la cancha!
El equipo salió luciendo sus túnicas escarlata. Harry estaba cada vez más nervioso. Sacudió la cabeza, convenciéndose a sí mismo que lo harían excelente y se asombró bastante al ver que el capitán del equipo contrario era Justin Finch-fletchey.
-Hola- dijo este al verlo
-Hola- contestó Harry. Ninguno de los dos sabía que más agregar.
-Capitanes, dense la mano- dijo Madame Hooch.
Harry y Justin se dieron la mano. Harry se fijó que Justin tenía una Nimbus 2003. Si era así, le daría bastante problema. Había visto a Justin en los entrenamientos, y volaba muy bien.
-Que gane el mejor-dijo él.
Madame Hooch hizo sonar el silbato. Ambos equipos patearon y catorce jugadores se elevaron en el aire.
-Empieza el partido- exclamó Dean, quien era el comentarista en reemplazo de Lee Jordan.- Gryffindor de inmediato coge la pelota, la lleva Ginny Weasley, se la pasa a Karla Winslet, oh, no, ¡Ayúdala Dennis! Bien, buena jugada del batidor de Gryffindor, Karla hace un nuevo pase, la tiene nuevamente Ginny Weasley, Ernie Mc Millan va a pararla, lo va aconseguir, oh no, esperen ¡Tanto para Gryffindor! ¡Gryffindor a la cabeza, por diez a cero! Se reanuda el partido, no hay señales de la Snitch. Hannah Abbot coge la Quaffle, se dirige a los postes, Mary Collins intenta quitársela, no lo logra, ¡ay eso debió doler! Una bludger casi la tira de su escoba, Collins recoge la Quaffle, el guardian de Hufflepuff la va a parar, ya casi, ¡Vamos Mary! No, no pudo anotar. Susan Bones, cazadora de Hufflepuff la coge, va derecho a los postes, va a anotar, ¡Justo a tiempo logra pararla el Guardián de Gryffindor!
Harry sobrevolaba la cancha, buscando la snitch. Mirando a la vez el partido, pensaba que ese año, Justin había mejorado mucho el equipo. Tomando en cuenta que casi todos los jugadores de hace dos años ya habían salido, los nuevos jugaban bastante bien; Y al parecer, debía confiarse de la habilidad de su equipo. y la suya. Ese partido estaba yendo demasiado igualado.
-¡Tiempo muerto!- exclamó, y todos bajaron.
-¿Qué pasa, Harry?
-Cambio de táctica, muchachos.- dijo apresuradamente-Las cazadoras, en formación cabeza de halcón, los batidores, a los laterales; y tú Ron, atento por favor.
-Cálmate Harry. Lo vamos a hacer bien.- dijo Mary
-Cierto, estás muy nervioso- la secundó Ginny- vamos, no te acomplejes, amor.
-¿Ya?- preguntó Madame Hooch, acercándose.
-Ya vamos.
Madame Hooch hizo sonar el silbato y todos remontaron en el aire. Harry comenzó a planear en círculos, como un halcón en busca de su presa, en este caso, la snitch. Mientras, escuchaba los comentarios de Dean, que hablaba tan rápido como si se le fuera la vida en ello.
-¡Gryffindor a la cabeza, por setenta a veinte! ¡Si Harry atrapa ahora la snitch, podrían pasar a las finales!
Dio un par de vueltas a la cancha, mientras el resto del equipo seguía jugando. Justin lo seguía de cerca, marcándolo e imitando sus movimientos. No había aún señales de la snitch por ninguna parte. De repente, vio un reflejo dorado, a unos veinte metros de Justin. ¡La snitch! Espoleó a la saeta de fuego, Justin se dio cuenta, y aceleró su Nimbus 2003. Mientras, Mary Collins lograba pasar la Quaffle por uno de los aros, Harry y Justin iban codo a codo, pero Harry logró pasarlo y atrapó la snitch por muy poco.
-¡Finaliza el partido!- exclamó Dean, eufórico-¡Luego de una actuación espectacular, Potter logró atrapar la snitch! ¡Gryffindor ha vencido por 230 a cincuenta! ¡Los de Hufflepuff quedan eliminados de la copa, mejor váyanse a casa muchachos! ¡No tienen nada que hacer contra Gryffindor y su nuevo capitán!
-¡Thomas! ¡Le advierto! ¡Sólo nos faltaba otro Jordan, Dios mío!
-Lo siento, profesora. ¡Luego de una espectacular actuación, en la que seguramente dieron todo lo que pudieron, los de Hufflepuff fueron vencidos por "muy poco" por el equipo de Gryffindor!
La celebración se extendió hasta la noche en la torre de Gryffindor, era casi como si hubiesen ganado la copa. Ron también participó de la agitación colectiva; de su anterior depresión, nada. Pero no le hablaba a Hermione, y eso le preocupaba a Harry. La cosa guardaba una gran similitud con el tercer año.
Capítulo XXI: El Hechizo de los tres poderes
La cosa iba de mal en peor. Harry se sentaba entre ellos, forzando la conversación y ellos respondían usando a Harry.
-Dile a Ron que si no madura de una vez.
-Ron, Hermione dice que.
-Dile a Hermione que se meta en sus propios asuntos.
Harry decidió hablar con Ron. Lo había intentado con Hermione, con resultados desastrosos. Ella le gritó (y toda la Sala Común se enteró del problema) que no pensaba ir detrás de Ron para ver si maduraba. (Algo que a Harry le pareció familiar) Y luego, bastante afectada, le explicó lo que le había dicho Ron esa vez que intentó disculparse.
-Ron, por favor, ya paren esto.- rogó Harry- Es bastante desagradable ver como no se hablan. Y Hermione.
-¡A la porra con Hermione!- lo cortó Ron, que se molestó nada más oír el nombre.
-Vamos, sé que la extrañas.
-Aunque así fuera, a ella no le importaría.
-Si que le importaría. Está mal, ¿sabes?
-Oh, genial. Y yo estoy perfectamente, ¿sabes Harry?-contestó Ron, con ironía- No quiero volver a saber nada más de Hermione.
-¡Ron, te estás muriendo de ganas de ir y charlar con ella un rato!- exclamó Harry, a punto de perder la paciencia.
-Déjame en paz, Harry. Esta discusión no tiene sentido, ni ella quiere verme, ni yo a ella.- lo cortó Ron, dando punto final a la discusión.
Abril llegó con sus cantos de pájaros, sus flores abiertas, climas aún más espléndidos, y por supuesto, el romance que flotaba en el aire.
Todo el curso estaba agrupado en parejas: Harry con Ginny, Dean con Padma, Seamus con Parvati, e, increíblemente, Neville con Lavender.
Los chicos estaban conversando en clase de Encantamientos. Dean le había preguntado a Neville como había conseguido que Lavender aceptara ser su novia, siendo que era tan cabezota. (esto último no lo dijo)
-No, creo que no les diré- contestó este.
-Vamos, Neville- apremió Seamus.
-Le pedí que fuera conmigo al baile- dijo Neville, sonrojándose- Nunca creí que aceptaría. Y luego.-no pudo continuar la frase, le daba vergüenza que supieran que ella, tomando la iniciativa, le había besado.
Los chicos rieron y continuaron la clase. El profesor Flitwick no se había dado cuenta de que no estaban prestando atención al hechizo de los Tres Poderes.
-Agrúpense de tres en tres- indicó Flitwick, pasándole unos enormes frascos transparentes.- apunten con la varita a los frascos y pronuncien el siguiente hechizo: ¡Triptium!
De la varita del Prof. Flitwick salieron unas cuantas chispas, pero nada más sucedió. Los alumnos se quedaron decepcionados.
-Vamos, chicos- repuso el Prof.- ¿por qué creen que se llama hechizo de los Tres Poderes? Yo solo no puedo, ahora bien si la Srta. Granger y alguien más me acompañaran.
-¿Para qué sirve, profesor?
-Thomas, creo que no estabas prestando atención, ¿verdad?
-En realidad, no. Nadie.- murmuró Seamus por lo bajo.
-Lo dije al inicio de la clase.- dijo el Prof. Flitwick, entornando los ojos.- Es un hechizo muy difícil, recuerden que este año tienen los Timos y que deberán esforzarse más que nunca. Usualmente, este hechizo no se aprende hasta séptimo curso, pero el Prof. Dumbledore cree que necesitan aprenderlo este año, debido a los acontecimientos recientes, y.
-Eh, bueno. ¿Pero para qué sirve?- interrumpió Dean.
El profesor se sentó en el escritorio, apoyó la cabeza entre las manos y se le oyó murmurar "¿Por qué, Dios mío? Estos muchachos.están en la edad en que no prestan atención a nada"
-Profesor, ¿Qué era lo que teníamos que hacer?- preguntó Hermione.
-¡Ah, sí! Acércate tú y también Potter.
Harry se levantó de la mesa, extrañado. Flitwick le indicó por señas que se acercara.
-Ahora chicos, apunten con la varita hacia el tarro. A la cuenta de tres. Uno.dos.tres ¡Triptium!
El tarro se llenó con una sustancia extraña, entre liquida y gaseosa, que se arremolinaba dentro cambiando de rojo-dorado a azul-transparentoso o a totalmente plateado. Flitwick se apresuró a cerrarlo y luego se dirigió a Dean.
-Si te interesa, Thomas, puedes encerrar tres poderes de la naturaleza en el frasco, como antes lo hicieran los Anillos Élficos, que ya no existen en el mundo. Estos son: Agua, aire y fuego. Cada uno de los tres magos que realicen el conjuro, deberá elegir uno de los elementos y podrá manejarlo a voluntad. Aunque, claro, deben ser magos muy poderosos. De lo contrario, no le obedecerán y terminarán escapando aunque hayan logrado encerrarlos en el frasco.
Los chicos salieron de la clase bastante animados, todos comentaban la clase e interpretaban de manera diferente las palabras del profesor:
-¿Hasta dónde llegará el control sobre el elemento?
-Obviamente, Ron, se refería a que.sabes, no lo sé. Puede tener muchas interpretaciones.- dijo Hermione pensativa.
-Hermione, ¿te sientes bien? Porque para que no sepas algo.- le dijo Ron riendo. Para sorpresa de Harry, Hermione se rió también.
-Hey, ¿No que ustedes no se hablaban?- ("¿Se habrán puesto de acuerdo y yo no me he enterado?")
Ron se encogió de hombros. Hermione también lo hizo. Al verse, volvieron a reír y siguieron conversando.
-¿Qué serán los Anillos Élficos?
Hermione se sobresaltó y Harry inmediatamente deseó no haberlo dicho, porque esta exclamó horrorizada:
-¡¡Dios Mío!! ¡Estamos a tercero de abril y no he hecho nada con lo de la P.E.D.D.O! ¡Tengo que ir a la biblioteca!
-Vamos Hermione, deja ya de una vez ese viejo rollo. Es hora de cenar.
-No, ¿Cómo se te ocurre? Como si no supieras que más de cien elfos no poseen condiciones laborales dignas.
Ron la cogió de la manga, y disimulando lo mejor que pudo su exasperación, le dijo:
-Yo en persona te acompañaré a las cocinas, pero, por favor, ven con nosotros a cenar, cálmate un poco y luego veremos ¿Sí?
Harry se sorprendió. Esta era una actitud totalmente nueva en su amigo. Hace un año, lo más probable es que se hubiera burlado de ella. Hace dos años, posiblemente le hubiera gritado que no pensaba acompañarla (aunque Hermione no se lo hubiera pedido) y la cosa habría terminado en pelea.
-Harry, ¿Vienes o no?
-¿Eh? Si, ya voy.
Luego de cenar, bajaron a las cocinas, donde Hermione intentó una vez más convencer a los elfos de que debían tener los mismos derechos de los magos. Dos vocecitas agudas vinieron corriendo de un extremo a otro hasta ellos: Eran Dobby y Winky.
-¡Harry Potter, señor!- exclamó Dobby- Dobby esperó y esperó a Harry Potter, pero él no venía nunca.-terminó triste.
-¡Harry Potter!- exclamó Winky- ¡por fin ha venido, señor! ¿Desea una taza de té?
Pero Winky estaba muy diferente de lo que antes era. Ya no llevaba sucia la ropa, mostraba entusiasmo y estaba completamente sobria. Cuando Harry le preguntó a Dobby el motivo de ese cambio, éste le contestó en tono confidencial:
-¿Harry Potter no lo sabía?- inquirió, abriendo mucho los enormes ojos- Cuando muere el último miembro de la familia a la que un elfo sirve, éste tiene la obligación de olvidarlo completamente y buscar otra familia. (Un elfo tiene la obligación de trabajar pase lo que pase) Winky está así desde el último otoño. Incluso ha aceptado la paga que le ha ofrecido el Prof. Dumbledore- esto último lo dijo en un tono tan bajo, que Harry tuvo que ponerse en cuclillas para escucharlo.
-¡Que bien, Winky!- exclamó Hermione, que lo había oído.
-Gracias señorita- contestó Winky.- ¿Una taza de té?- Hermione desistió y aceptó el té.
En los desayunos, ocurrían bastantes cosas. Hermione estaba suscripta al Profeta, y los artículos eran cada vez más macabros:
-¿Que dicen los titulares de hoy? Los dementores han atacado una casa donde vivían varias brujas contrarias a Ya Sabes Quien. Y les.dieron el beso. Que terrible.
-Miren esta noticia: En redadas de Mortífagos, caen tres Aurores y un muggle que pasaba por allí. ¿Un muggle?
-Esta mañana, en un duelo entre Aurores y Mortífagos dejó cinco muertos y siete heridos, cuatro de ellos magos de ascendencia muggle. Los culpables huyeron.
A pesar de todo, Hogwarts era un lugar tan seguro, que todo parecía pasar en un mundo aparte. Hasta que una mañana.
-Chicos, escuchen esto: "Se observa la Marca Tenebrosa sobre la casa de ¡¿Samuel y Elspeth Finnigan?!" Oh, no.
Seamus escupió sin querer parte de su café sobre el mantel, le arrancó la página de las manos a Hermione, y la miró con los ojos desorbitados. Cuando terminó de leer el artículo, se le empañaron los ojos y subió corriendo a la habitación de los chicos.
-"Elspeth Finnigan, treinta y seis años, una bruja de la sede irlandesa del Ministerio de Magia, y su esposo Samuel Finnigan, un Muggle de treinta y siete años; fueron encontrados muertos esta madrugada en su casa de Castlebar; señalada con la marca tenebrosa. Las investigaciones del Ministerio indican que fue por negarse a dar información sobre los planes destinados a contrarrestar a los crímenes cometidos por Mortífagos. Los Aurores están en la pista de los asesinos."
-¡Pobre Seam!- exclamó Dean, levantándose de la mesa y corriendo detrás de Seamus.
Seamus no volvió a clase ese día, y Dean tampoco, acompañándolo. Y tampoco volvió los siguientes cuatro días. La mañana del cuarto día, cuando volvió a la hora del desayuno, nadie supo que decir. Supieron por Dean que se había ausentado para asistir al funeral de sus padres.
El domingo, día usualmente más tranquilo, Harry recibió lechuza de Sirius al desayuno:
Querido Harry:
Están pasando cosas muy desagradables últimamente. Me preocupa tu seguridad y quisiera tenerte cerca. ¿Puedes venirte para las vacaciones de Semana Santa? El ambiente estará menos tenso acá, el Valle es bastante seguro y podrás descansar unos días; yo iría a buscarte. Contesta.
Sirius.
PD: Remus te envía saludos.
-¿Al Valle? ¿Sirius quiere que vayas para allá?
-Dice que el ambiente estará menos tenso. Y le encuentro razón. Creo que aceptaré.
-¿Podríamos ir nosotros?- preguntó Ron, con la esperanza de viajar a un lugar más tranquilo.
-Ron, creo que la invitación era solo para Harry.-contestó Hermione.
-Le preguntaré. ¿Tienen una pluma?
-Yo tengo una- contestó Hermione.
Sirius:
Iré para allá. Las vacaciones comienzan este fin de semana. No he tenido ni sueños extraños, ni problemas de ningún tipo (tu dijiste que te mantuviera informado) Sólo las noticias son cada vez más preocupantes, pero no parece haber nada en contra mía.
Dale saludos a Remus y a Buckbeack.
Harry.
PD: Me gustaría preguntarte si pueden venir Ron y Hermione.
Hedwig salió volando con la carta atada a su pata. Harry no habría tenido nada que hacer, de no ser por la enorme cantidad de tareas que les habían mandado, preparatorias para el TIMO. Pasaron la tarde en la biblioteca, con Ron rezongando por el exceso de trabajo:
-Creo que nunca en mi vida había estado tanto rato aquí.salvo, claro, el año pasado cuando ayudamos a Harry con la segunda prueba. Es una lata.
-Ron, deja de quejarte- le dijo Hermione, sumida en un enorme libro titulado "Historia de la Tierra Media y su legado, Tomo tres, tercera edad del mundo: La Guerra del anillo."- cuesta concentrarse y trato de buscar algo sobre los Elfos.
-¿No te has hartado del peddo?- preguntó Harry.
-No, y no se llama peddo.- contestó Hermione.-Busco algo sobre la antigua raza de los Altos Elfos, de la que nos hablaron Fleur y Flitwick.
Dieron las seis de la tarde. Harry se levantó de la mesa, exhausto. La tarea de transformaciones le había dado mucho problema. (Explicar las dificultades en la transformación de híbridos a especies extintas, tres pergaminos) Recordó que había quedado con Ginny a esa hora y salió del castillo hacia el lago.
Ella fue corriendo hacia él cuando le vio. Luego de besarle le preguntó:
-¿Dónde te habías metido? Te extrañé.
-Lo siento- susurró Harry en su oído.- exceso de trabajo. Yo también te extrañé mucho.
Estuvieron allí un momento, abrazados, mirando la puesta de sol, y literalmente en las nubes, hasta que llegó Ron a interrumpirlos.
-Eh, chicos. Hay que cenar, ya son las siete.- informó Ron, sacudiéndole el hombro a Ginny. Esta se enojó bastante con Ron, y parecía dispuesta a golpearlo.
-Espera Ginny. yo hablaré con Ron, ya te alcanzo.- la calmó Harry. Harry encaró a Ron, pidiéndole una explicación, pero en lugar de eso, éste comentó en tono de broma:
-Cuida a mi hermana Harry. Mira que los he estado mirando.
-¿Qué? ¿Nos estabas espiando?- inquirió Harry, comenzando a enfadarse
-No chico, es una broma.
-Tienes una relación muy curiosa con Ginny. Haces como si no te importara, pero la sobreproteges.
Ron se encogió de hombros. Y comentó como quien no quiere la cosa:
-Hace frío.mejor entremos a comer.
El resto de la semana pasó muy rápido. Un día antes del inicio de vacaciones, Sirius mandó la contestación a la carta que Harry había enviado.
Harry:
No tengo ningún problema en que vengan los chicos, pero por favor, nadie más. Ya ves que la casa de Remus no es muy grande, tampoco. Hasta mañana.
Sirius.
-¡Genial!- exclamó Ron- ¡Hacer las maletas, muchachos!
-¡Cuéntanos más del valle, Harry! Había oído que Hogsmeade era la única población de Gran Bretaña enteramente no- muggle, pero parece que no es así.
-Bueno.creo que también viven algunos muggles habituados a la magia; como padres de magos, squibs, y cosas así pero no estoy muy segura.- contestó Ginny.
-Ginny, ¿No te enseñaron a no entrometerte en conversaciones ajenas?- preguntó Ron, molesto.
-Bueno, Hermione estaba preguntando.- contestó Ginny.- Harry, ¿Puedo ir con ustedes?
-Creo que no, Ginny- contestó Harry con tristeza- Sirius dijo que no podría venir nadie más.
-Ah. Bueno, si él dice.
Al día siguiente, en la estación de Hogsmeade, estaban todos esperando el expreso con un solo baúl para los tres. Ginny vino corriendo del castillo, para alcanzar a despedirse de cada uno. Al final, luego de besar a Harry, le guiñó un ojo y le dijo:
-¡Alégrate! Vas a irte de vacaciones, no a un funeral. Y quizá me veas antes de lo que te imaginas.
Capítulo XXII: Regreso al Valle
Fueron jugando Gobstones y naipes explosivos todo el trayecto. Sirius los esperaba en la estación King's Cross. Venía sin Remus.
Los hizo subir a toda prisa al tren del andén 7 2/3 y tomar el tren, para poder hablar con tranquilidad. Los muggles de la estación comenzaban a mirarlos debido a los extraños (para ellos) atuendos que llevaban: Los tres chicos con la túnica de Hogwarts, Sirius con una color azul oscuro; la jaula de Hedwig y el baúl.
-Hola chicos- saludó una vez que entraron al andén.
-Hola Sirius.
-¿Cómo va la cosa? Por acá, en el valle bastante bien.
-Bueno. últimamente las cosas están bastante agitadas.
-Harry, yo también leo El Profeta. Por eso quería que vinieran. Aunque Hogwarts es el lugar más seguro del mundo, a uno lo pone de nervios cuando pasan estas cosas: hay demasiada gente.
El tren estaba vacío, salvo por ellos. Fueron conversando todo el viaje, hasta que Ron se quedó dormido en el asiento, al lado de Hermione.
-¿Y que has hecho últimamente?
-Bueno, me he dedicado a buscar a Colagusano. Tuve noticias de él hace un par de meses. Lo habían visto cerca de Brighton, pero no pude cazarlo esta vez. No puedo salir de aquí muy seguido.
-Sirius, quisiera pedirte un favor- dijo Harry, teniendo una idea repentina.
-Claro. ¿Qué sería?
-Quisiera que me enseñaras a ser un animago. He pensado. que es muy útil, en ciertas ocasiones.
-¡Por supuesto que sí! Pero no es automático. Quizá tenga tiempo de enseñarte cuando estemos aquí.
Ron despertó sobresaltado cuando, cerca de la medianoche, un largo pitido anunció que el tren llegaba a la estación de Hummel.
-Bueno chicos, a bajarse.-dijo Sirius- ya lo verán, en mi opinión Hummel es un pueblo muy. ¿¡Qué demonios sucedió aquí?!
La estación en ruinas se veía rodeada de gente que intentaba salir del pueblo, que estaba devastado. Era un espectáculo sobrecogedor ver como brujos adultos apartaban a niños y mujeres en los desesperados intentos para subirse al tren y escapar de esa locura.
-¡Oh, no! Creo que han atacado el pueblo. pero no puede ser. mejor vámonos a casa chicos.
Salieron corriendo de la estación y se alejaron de las pocas luces que quedaban de la ciudad, en sentido opuesto, caminando por el páramo. La casa estaba vacía.
-¿Y Remus? ¿Dónde esta Remus?
-¡Esto es un desastre!- estalló Sirius- Nos iremos a dormir y mañana.mañana averiguaremos que ha pasado aquí. Y tú Harry.sé cuanto te pareces a tu padre, pobre de ti si llego a saber que has estado fuera sin mi permiso, porque.
-Buenas Noches, entonces.- le cortó Harry.
-Buenas noches. Harry, tu conoces la casa. Lleva a Ron y a Hermione a las habitaciones.
Se despidieron, y Harry los llevó subiendo las escaleras a los cuartos de arriba.
La casa de Remus y Sirius no era grande, pero tampoco era pequeña. Tenía cuatro habitaciones en la planta alta: La de Remus, la de Sirius, un dormitorio para visitas con dos camas y un cuarto de estar. Y en la planta baja, una cocina- comedor; un pequeño recibidor, el fregadero y el baño. Estaba rodeada por un extenso patio un poco descuidado. El Río Anduin pasaba cerca y se alcanzaba a oír el murmullo de su corriente.
-Bueno, yo dormiré aquí- dijo Hermione señalando la cama plegable que había en el armario del cuarto de estar.
-¿No preferirías dormir en una cama de verdad?- sugirió Ron.- Yo puedo dormir en la plegable. O Harry.
-¿Y compartir habitación con alguno de ustedes dos? Creo que no, chicos. Aquí está bien para mí.-dijo en tono terminante.
-Si tú lo dices.
Harry se pasó buena parte de la noche en vela, pensando en todas las cosas que habían ocurrido ese día. Recordó especialmente lo que Ginny le dijo: "Quizá me veas antes de lo que imaginas". Él le había aconsejado que no viniera, aunque no sabía que el Valle estaba en esas condiciones. "Ojalá no venga con todo este tumulto" pensó Harry.
Capítulo XXIII: Los refugiados
Al día siguiente, Sirius levantó temprano a los chicos. Les dijo que luego de desayunar, irían a buscar a Remus a la Poza.
-¿Remus conoce la existencia de la poza?
-Claro. De hecho, él me ayudó a encontrarla.
El camino estaba igual que siempre, salvo por que gran parte del Páramo Sin Nombre estaba destruido. Pero nada había dañado al Bosque, pues este era tal vez demasiado mágico como para ser destruido.
Atravesaron en el más completo silencio la enredadera que ocultaba el camino. Incluso Hermione, que se moría por saber más del lugar, estaba callada. Nadie se daba el animo de decir nada.
Harry se fijó en que el sendero estaba más ancho que la última vez, y que también parecía más transitado. Se lo preguntó a Sirius:
-Sirius, el sendero se ve mucho más transitado que la vez anterior ¿Qué habrá pasado?
-Mmm, no lo sé.-contestó Sirius examinando el sendero con el ceño fruncido.- yo no he venido desde el mes pasado.
Siguieron avanzando y vislumbraron la poza. Pero no estaba sola: había cerca de 150 personas, de todas las edades acampando alrededor. Alguien agarró a Harry de la ropa, gritando entusiasmada:
-¡Harry, estás de vuelta!
Era Pat. Poco a poco fue fijándose en todas las personas que estaban acampando en la poza: eran todos los alumnos de la escuela Humstall.
-¡Pat!
-Eh.¿Quién es, Harry?- preguntó Ron
-Una amiga de Humstall. ¿Qué fue lo que ocurrió en el pueblo?- le preguntó a Pat.
-Verás, hace como dos días, llegó una banda de partidarios a Ya Sabes Quien, entre ellos, tres gigantes, un enorme ejercito de dementores y montones de mortífagos.- contestó hablando rápidamente.- Y saquearon la ciudad, asesinando a mucha gente, destruyéndolo todo.ya sabes, lo habitual.- agregó con gesto de fastidio.- Luego que llega Remus Lupin al castillo y nos avisa lo que está pasando por allá y convierte una piedra enorme en traslador y aparecemos todos aquí, ¡Este lugar es genial!
-¡Vaya!- exclamó Hermione- y hace cuanto que.
-Chicos.- interrumpe un hombre
-¡Remus!- exclaman a coro
-¿Dónde te habías metido, grandísimo cabeza hueca?- exclama Sirius, dividido entre el enojo y la alegría.-¿Sabes cuanto me había preocupado? ¡Además, esto está tan lleno como un camping muggle en pleno verano!
-He estado aquí desde que te fuiste anteayer, Sirius.-contestó lacónicamente.-Por cierto, Dumbledore acaba de comunicarse con nosotros. Creo que iréis todos a Hogwarts, para terminar el año y dar los TIMOS.-le dijo a Pat.
-¿A Hogwarts?- preguntó Pat, con interés- Cuando iba a entrar a clase, intenté quedar en Hogwarts, pero mis padres prefirieron que viniera aquí. ¡Dijeron que era más tranquilo!- exclamó riendo, fingiendo que estaba escandalizada.
-¿De donde eres, Pat?- preguntó Hermione.
-De la India, pero vivimos aquí. No quiero hablar de eso-agregó rápidamente.- ¿No saben dónde estamos?- preguntó para cambiar el tema.
-La verdad, no.
-Creo que cerca de Cornualles, no estoy segura porque no me ubico demasiado bien con mapas muggle ¿Pero qué hacemos hablando de mapas y muggles? ¡Vengan a conocer al resto del clan!- exclamó tironeándoles la ropa.
Pat les presentó a Ron y a Hermione a los otros chicos, del quinto curso de Humstall. Luego, los invitó alegremente a comer a su tienda. Por fuera parecía una de esas sencillas de 2 por 2 metros, pero por dentro, era un amplio departamento de un sólo dormitorio, con una cocina, un living- comedor y un baño.
-¡Exactamente igual al que pienso tener cuando me harte de la vida en familia! Que es bastante aburrida, por lo demás- exclamó Pat dando un salto- Claro, tengo que terminar la escuela antes. Pero tengo pensado tomarme un año sabático y recorrer Gran Bretaña en bici.
-¿En Bici? ¿Eres de familia muggle?
-No. Mi mamá trabaja en el Departamento de Seguridad Mágica del Ministerio, maneja la información sobre.- se detuvo, como si pensara que había hablado demasiado; y cambió el tema- Pero mi padrastro es muggle, es abogado.
-¿Abo.que?- preguntó Ron
Luego de que Hermione le explicase lo que era un abogado, la conversación continuó. Sirius asomó la cabeza por la entrada de la tienda:
-Disculpa por entrar así.¿cómo te llamas?
-Eh. - vaciló ella un momento- Pat. Pat Henderson.
-Muy bien, Pat. Necesito llevarme a los chicos un rato, ¿Te molesta?
-No, para nada. Tú eres Sirius Black, ¿no? Genial. Pero espera a que terminemos de comer.
-¡Cocinas muy bien!- la felicitó Hermione
-Gracias. Prefiero hacer yo las cosas, no me acostumbro aún a cocinar con magia. ¿Quieres comer algo Sirius? Perdón, puedo llamarte Sirius, ¿No?
Sirius aceptó y se quedaron a comer. Iban saliendo, cuando una mujer a la que no conocían le tapó los ojos por detrás a Sirius y exclamó:
-¡Adivina quien soy!
-No lo sé- contestó este, extrañado.
La mujer lo volteó, sin dejar de cubrirle los ojos y lo besó. Luego se los destapó y Sirius casi se cae de la impresión:
-¡¿Ana. Anabel?!- tartamudeó
-Aja.-contestó la mujer.- Llevo dos años buscándote Sirius. Siempre, siempre supe que lograrías salir de ese espantoso lugar.
-Eh, disculpe, lamento interrumpir, pero ¿Quién es usted?-preguntó Harry.
-Oh, lo siento, no me pres.- contestó la mujer volteando. Vio a Harry de arriba abajo y exclamó-¡Harry! ¡La última vez que te vi, eras un bebé! ¡Y eres igual a Jim!
-Ahora sí que no entiendo nada- comentó Ron.
-¡Yo tampoco!- exclamó Hermione.
-Ella es Anabel Patch- contestó Sirius.-La mejor amiga de tu madre, Harry. Y también el amor de mi vida- agregó bajando un poquito la voz, y ruborizándose, algo que Harry nunca le había visto hacer.
-Oh si- corroboró Anabel- cuando querían meter a Sirius en Azkaban, intenté impedirlo, pero él tenía todas las pruebas en su contra.
-Y por poco la encierran a ella también- agregó Sirius- la creyeron confabulada conmigo, ya conociste el año pasado la clase de "justicia" que aplicaba Crouch.-concluyó con una nota de enojo en la voz.
Esa noche, salió de la nada una carpa que era por dentro igual a la casa del páramo. Cuando Sirius (sin poderlo aún creer) le preguntó a Anabel sonde iba a alojar, ella le contestó que había traído su propia carpa.
-No te preocupes por mí.-le dijo, guiñando un ojo- he traído una carpa para mí.- y le besó.- buenas noches, amor.
-Buenas noches Any.
Sirius entró a la carpa, y los chicos le acribillaron a preguntas. Para eludirlas, dijo que estaba cansado y se fue a dormir.
Capítulo XXIV: Más sorpresas
Ginny estaba bastante sorprendida, parada en la estación de Hummel. Un camarero bastante amable le había traído su mochila lo más rápidamente que pudo. "Definitivamente, quienes decían que este lugar era tranquilo, estaban locos." Pensó al mirar la actividad en que estaba sumida la estación, exactamente igual (o peor) a como la había visto Harry el día anterior. Avanzó por el pueblo, y preguntó por la hostería que le habían recomendado en Hogwarts, se llamaba "Valle Dorado". Una chica extraña le dijo que había sido destruida por la invasión y eso la dejó aún más confundida. "¿Qué invasión? ¿Hubo una invasión?"
-Pero puedes irte al Páramo- le informó la chica- Es un lugar donde siempre hay espacio para acampar. Y no le ha pasado nada grave.
Ginny, con su mochila al hombro, tomó esa dirección. Estaba completamente sola, y era nueva en el lugar. Así que no tardó mucho en perderse. Vagando la cogió el atardecer, y comenzaba a hacer mucho frío.
Luego de mucho caminar, llegó a la casa de Remus. Tocó y nadie le contestaba. Decidió entrar por la puerta trasera, que estaba abierta.
Recorrió la casa. Un rápido vistazo a la planta alta le informó donde se encontraba: vio el baúl de los chicos en una habitación.
Había pensado en quedarse a esperarlos en ese lugar, a que volvieran. Y allí estuvo, muchas horas esperando en vano. Ni Harry ni ninguno de los otros volvía y ya era muy tarde, su reloj le informó que eran las diez y media. Sintió un escalofrío. Decidió quedarse a pasar la noche en la casa, no tenía tienda de acampar y era demasiado tarde como para ponerse a buscar alojamiento en otro lugar. ¿Por qué no habrá hecho caso a Harry, cuando le aconsejó al despedirse que no viniera?
Sacó unas mantas de la mochila y se tendió en el sofá. "Mañana será otro día" pensó. Se arropó entre las mantas, pensando en todo lo que había pasado ese año. Desde que la capturaron los mortífagos en la Madriguera. "Vamos- se dijo enojada consigo misma- es muy tarde como para pensar en eso" Pero no podía. Como le habían dado con la Cruciatus, hasta que se cansaron, aparentemente por diversión. Claro, no la mataron, porque la necesitaban para atraer a Harry. Uno de los mortífagos había querido hasta violarla. pero otro lo impidió. Luego, como Harry no llegaba, se habían olvidado de ella, y aprovechó para escapar, deambulando sin rumbo por el bosque. Había logrado llegar hasta una ciudad muggle, a un basural de las afueras y se había desplomado inconsciente; incapaz de despertar por sus medios.había tenido unos sueños muy extraños.
Un hombre bajo, delgado y calvo al que no conocía le hablaba en susurros a otro, un poco más alto y de contextura media. Éste le indicaba los pasos a seguir para atraer y matar definitivamente a Harry:
-"Mc Callan, es muy arriesgado."
-"Lo sé, Colagusano. Pero son órdenes del maestro. ¿Qué puedo hacer yo contra eso?"
-"Pero te irás allí sólo con un Ojo de Dragón. Dumbledore es muy inteligente, puede descubrirte, y entonces."
-"Bah, no te preocupes, lo usaré en un pendiente. Nadie lo notará y puedo llevarlo todo el tiempo."
-"Si tú lo dices."
"Que sueños más locos" pensó. Luego, claro, le habían dado la poción de lagrimas de fénix. Sonrió al recordar el sabor: dulce y suave. Como caramelo líquido, tibio y fresco a la vez. Y había ido a Hogwarts antes de tiempo, con los chicos. Y allí la volvieron a coger, usando una imperius muy fuerte. Prácticamente, no se acordaba de haber recorrido todo ese camino desde la habitación de las chicas hasta el claro en el bosque; el momento en que más consciente estuvo, fue cuando le gritó a Harry que no se preocupara por ella, que escapara. "¡Cómo lo amo!"Pensó. Y ahora estaba en ese embrollo, sola en el Valle de Godric, y sólo por venir a verlo.
Ginny terminó durmiéndose tarde. Durmió sin sueños, hasta que la aurora clareó en el Valle. Al ver que ni Harry ni ninguno de los otros llegaban aún, decidió buscarlos por su cuenta. Metió todo de vuelta en la mochila y salió de la casa.
Caminó yendo en dirección oeste. Por ahí, el páramo estaba intacto. Vio su reloj; eran las dos de la tarde. Se dijo a sí misma que se detendría a almorzar en el primer sitio apropiado que viera, aún le quedaban un par de sandwiches. Llegó hasta las ruinas de una casa, que en su época debió haber sido muy bonita. Se detuvo allí y luego, una vez saciada su hambre, se activó su curiosidad y entró.
Lo primero que vio fue un living muy dañado. Se veían huellas de que hubiese estado incendiado, pero no de un fuego común y corriente. Eran unas manchas verdosas. Allí, a la izquierda, se veían unos sillones que probablemente fueron en su tiempo color verde. Ahora estaban tan embarrados, que era casi imposible detectar algún color definido. Frente a los sillones, una chimenea calcinada con fuego verde. A la izquierda de ésta, se veía un armario de puertas de vidrio que debió haber contenido platos y copas. Estaba todo quebrado. Avanzó entre cristales rotos y encontró una escalera, que crujía al pisarla.
Subió al segundo piso, que tenía tres habitaciones. Dos de ellas estaban tan destruidas que era imposible pensar que alguien usó alguna vez una de ellas. En los restos de una, se veía una cama grande, con una pata rota, un armario tumbado en el suelo y un montón de barro sobre la alfombra. Curiosamente, también tenía esas manchas de quemadura verde que había visto abajo. La otra debió haber sido un estudio, pero le fue imposible entrar, debido al desorden que había dentro: miles de libros deshojados en el suelo impedían abrir la puerta. Entró a la tercera, y se llevó una sorpresa: Estaba intacta. En ella había una cuna con varios juguetes de bebé, peluches y un pequeño armario con ropa. Al lado izquierdo de la cama había una mesita de noche en excelentes condiciones (todavía se podía abrir, contenía un biberón vacío y un libro de cuentos) Sobre esta mesita de noche, una pequeña fotografía (tanto, que casi parecía de un relicario) sin marco.una mujer de cabellos rojos y un hombre de anteojos sonreían abrazando a un bebé. "Esos ojos verdes"- pensó mirando la foto- "¡No puede ser! ¡Yo no debería estar aquí!". De inmediato, una sensación de creciente incomodidad la invadió. Salió corriendo de la casa, cogió la mochila y se puso a correr en dirección opuesta.
Siguiendo el curso del río, llegó hasta el Bosque. Vio multitud de huellas más o menos frescas, como hace dos días. Resolvió seguirlas y se encontró en un amplio sendero, que serpenteaba el bosque más admirable que había visto. Las coníferas creían altas y rectas, con musgo, hiedra y helechos por todos lados. Pisaba un suelo de tierra y hojas muertas que crujía a su paso. Se escuchaban trinos de pájaros y un murmullo como de agua, como de pequeña cascada. En verdad era un lugar hermoso, aunque Ginny no pensaba en eso cuando caminaba a paso rápido buscando a los otros. Y mientras más se acercaba al lugar de donde provenía el murmullo de agua, iba escuchando voces humanas.
-¡Ginny!
-¿Harry?
Harry venía corriendo hacia ella.
Capítulo XXV: El recuerdo
Harry la abrazó, mientras hacía como que la regañaba, en broma:
-¡Chica terca!- exclamó riendo- ¡Te dije que no vinieras! ¡Mira como está este lugar!
-No importa, para mí está bien- exclamó Ginny, riendo también.
-Me hacías falta- le dijo Harry, una vez tranquilo.
-Y tú a mí. Imagínate que llevo dos días buscándote por todos lados.
-¿Te muestro el lugar?
-Vale.
Ginny se encontró con los otros y se llevó una regañina de Ron. Congenió inmediatamente con Pat. Se fueron los cinco a un lugar donde hubiera menos gente, para conversar tranquilos. Ginny contó su "aventura", más no mencionó nada de la casa. Miraba detenidamente a Harry, confirmando sus suposiciones. Era exactamente igual al hombre de la foto.
-¡Cuéntanos ahora de ti, Pat!-dijo intentando pensar en otra cosa
-Eh, yo preferiría que no.-contestó.
-¿Por qué?
-No lo entenderían. Se reirían de mí. Además, no le he dicho a nadie en años. y apenas los estoy conociendo.
-Nadie aquí sería capaz de reírse, y somos todos de confianza- replicó Ron- vamos, ¿Cómo llegaste a este colegio, siendo que vienes de tan lejos?
-Bueno.verán, allá en la India, las chicas no tienen derecho a aprender magia. Y los chicos tampoco si no pertenecen a la casta Brahmánica.
-¿La queeeé?
-Castas, Ron- explicó Hermione- es un sistema de clases sociales, asociado a la religión Hindú. Nadie puede ascender de casta en esa "Vida" Tiene mucho que ver con la reencarnación. ¿Me equivoco?
-Para nada- contestó Pat, con una sonrisa- bueno, yo pertenecía a la casta "kshatriya", una por debajo de la necesaria, y encima, era chica. Diré que es un país.hermoso, pero muy machista. Mi madre sabía que tenía aptitud para la magia e intentó por todos los medios de hacerme quedar en alguna escuela, pero no pudo. Lo prohibía la ley.
-Es bastante injusto.
-Mucho. Imagina lo que significa tener que cortarte el pelo, fingir que eres un chico y que perteneces a una casta superior a la tuya. Es lo que hacen muchas chicas, hasta que la situación se hace insostenible para ellas. Para mí duró un año. Estudié primer año en el Instituto Ganesha de Magia y Hechicería. Por suerte, a esa edad aún no se nota demasiado la diferencia entre un chico y una chica.- se detuvo, y esbozó una sonrisa, quizá evocando un poco esa época.
-¿Y como saliste de ese lugar?- preguntó Harry, sorprendido. Mientras él estuvo en Humstall, Pat había sido su única amiga, pero ella nunca había dicho una palabra sobre eso.
-Mi madre era viuda. Se casó con un muggle británico llamado Mark Henderson, mi padrastro, ya saben. Me cambié el nombre, para pasar inadvertida y entré a Humstall.
-¿Cómo te llamabas?
-Djilah.- respondió. Luego, vio la cara de los demás- ¡Pero pueden decirme Dil, si quieren! ¡Para ustedes es impronunciable!- exclamó, recuperando su habitual buen humor. Había estado terriblemente seria durante todo el relato, pero ahora había entrado en confianza con los chicos.- Antes de irnos... les rogaría que no le dijesen a nadie. Prefiero contarlo yo, y a quien yo decida. No tengo nada contra el resto de la tropa, pero está, por ejemplo Franz Sellers que es un chico insoportable, cínico, detestable y estúpido. -se detuvo, como si pensara que había dicho demasiado- Y también Jean, que no haría nada contra las normas aunque su vida dependiera de ello.
-¿Y tu prefieres Dil, o Pat?
-¡No lo sé! ¡Lo que ustedes elijan!
Se levantaron todos y volvieron al campamento. Pero Ron detuvo a Ginny y le dijo:
-Cuando nos contaste lo que te había pasado, me di cuenta que ocultaste algo. Lo supe al verte los ojos. No te preguntaré que es, pero si es algo que concierne a Harry, yo que tú le diría.
Ginny se quedó muy sorprendida. Ron le sonrió para calmarla y le dijo:
-¡Vamos, relájate!
Se rieron y volvieron a reunirse con los demás. Luego de comer, Lupin les señaló una piedra enorme, que casi parecía una colina y les dijo a los chicos que en la noche, irían a Hogwarts usándola de traslador.
-¿Quieren ver algo interesante?-preguntó Pat a los chicos. Estos se encogieron de hombros. Y asintieron- síganme.
Pat los guió por un sendero que no era sendero, era una huella, y un poco más adentrados en el bosque, pudieron ver a Remus y Laura besándose amorosamente sentados en una roca.
-Vaya, parece que se pusieron de buenas- susurró Harry. Los demás lo quedaron mirando.
-¿Qué dijiste, Harry?
-Oh, es una historia larguísima. Quizá otro día.- contestó Harry.- Vamos, o interrumpiremos.
Salieron de la huella, y volvieron al campamento. Hermione, Ron y Pat se quedaron conversando algo alejados, y Ginny decidió que ese era el mejor momento para decirle a Harry lo de la casa:
-Harry, tengo que decirte algo.-comenzó Ginny.
Harry comenzó a preocuparse: Cuando Ginny empezaba con esas palabras, era que se trataba de un asunto muy serio. Le preguntó, como siempre:
-¿Que es?
-Bueno... yo venía buscándolos a ustedes y me perdí en el páramo. Caminé por mucho rato, y me detuve a almorzar cerca de las ruinas de una casa. Esa casa estaba abierta. Luego de comer, entré a recorrerla. Estaba destruida en gran parte, salvo... una habitación del segundo piso: Era un cuarto de bebé. Estaba intacto, y vi una fotografía sobre la mesita de noche. Mostraba a una pareja con su bebé. Y ese bebé.
-¿Sí?- la apremió Harry. Comenzaba a comprender que importancia podría tener para él esa casa.
-Eras tú Harry. Creo que era tu casa.
-¿Me. podrías llevar para allá?
-Claro, ¿Quieres ir ahora?
-Sí. Vamos, llama a los chicos.
En un minuto, Ron, Hermione y Pat, que acababa de unirse al grupo, iban atravesando el sendero. Ginny los guiaba:
-Veamos. el Anduin fluye desde este punto.debemos seguirlo hasta los rápidos, y luego torcer hacia la derecha.
Caminaron por cerca de dos horas. Siguiendo el trayecto que marcaba Ginny adelante, avistaron la casa a la que se refería.
Al llegar al pórtico de entrada, a Harry le comenzó a doler muchísimo la cicatriz y escuchó nuevamente las voces de sus padres, como hacía dos años, con los dementores. Pero esta vez era diferente: No sólo escuchaba las voces, veía también las imágenes, desde la perspectiva de un niño que está en brazos:
-"¡Lily, coge a Harry y vete! ¡Es él! ¡Yo lo detendré! ¡Corre!- oyó Harry gritar a su padre. Veía las mantas. se movió un poco, ahora si podía verlo. Escuchó una risa fría y aguda, que no le hizo doler la cicatriz porque en ese entonces no la tenía, pero le heló la sangre. Su yo bebé comenzó a llorar.
-"Ahora, acabaré con los últimos descendientes de Godric Gryffindor. ¡Pelea si eres un hombre!"- retó a James a un duelo.
-"¡Lily, corre!"-gritó James. Lo siguiente que Harry notó fue mucho movimiento. Su madre subía las escaleras con él en brazos. Se detuvo, mirando por entre los escalones: Lily también comenzó a llorar, le habían echado la Avada Kedabra a James. Lily, intentando contener las lagrimas, se encerró en una habitación, que tenía una cuna. Oyó pasos en la escalera, y luego un hechizo: Alohomora. La puerta se abrió y Lily comenzó a suplicar:
-"A Harry no, por favor. A Harry no."
-"Apártate, estúpida"
-"¡A Harry no! ¡A Harry no! Por favor.haré cualquier cosa.
-"A un lado.Hazte a un lado, muchacha"
-"A Harry no, te lo ruego, no. Tómame a mí. Mátame a mí en su lugar"
-"Quítate del medio, muchacha estúpida."
-"A Harry no, por favor. Ten piedad, te lo ruego, ten piedad."
-"¡Avada Kedabra!"
La situación se volvió confusa. borrosa. Harry vio y sintió como su madre lo abrazaba, interponiéndose entre él y la maldición. Luego, ella se desplomó en el suelo, a su lado. Una figura alta, delgada y oscura avanzaba hacia él. Voldemort levantó la varita, murmuró la misma maldición con que había matado a sus padres y sintió un dolor quemante, casi corrosivo en la frente. Luego un grito ahogado: Voldemort, que estaba siendo despojado de su cuerpo. Luego sintió frío.mucho frío. Por unos minutos todo se volvió negro, silencioso y vacío. Luego, el sonido retornó, y escuchó un estruendo similar al de un motor gigantesco, sintió que alguien lo cogía, con suma delicadeza.
Ese alguien subía con él a una enorme motocicleta voladora. Lo invadía un sopor.se había quedado dormido.
-¿Harry, estás bien?
Despertó boca arriba, tendido en el suelo, justo frente a la casa. Sus amigos lo rodeaban, preocupados. Ni siquiera preguntó lo que había pasado, era evidente que se había desmayado. Hermione le había echado agua fría con la varita, para reanimarlo. Ginny se había arrodillado al lado de él y, sin decir nada, lo abrazó.
-¿Qué te había sucedido, chico? De repente viste la casa y te dio un soponcio y caíste y no querías despertar.- Le preguntó Pat, intentando mantener su habitual buen humor, aunque se notaba muy pálida.
-Luego.-la cortó Harry. No había visto más imágenes de sus padres que las fotos, y el año pasado, cuando salieron de la varita de Voldemort. Cuando aún no se había enterado de que era un mago, sólo podía recordar la luz verde. En primero, había visto sus imágenes en el espejo de Erised. En tercero, oído sus voces. Pero ahora. Ahora recordaba todo lo que había pasado a la perfección. Y no quería olvidarlo, tampoco.
-¿Qué te ocurrió?- insistió Ron.- porque si es por la casa.será mejor que no entres a ella
Una vez más, Ron había adivinado lo que pasaba. Harry decidió que no tenía sentido ocultarle lo que había visto a los demás. Al escucharlo, los otros se quedaron de piedra.
-Pero.-comenzó Pat- No es posible que te hayan venido esas visiones al ver la casa, ¿no?
-No eran visiones- contestó Harry, pensativo.- eran recuerdos. Esta casa.me trae muchos recuerdos.
En ese instante, Sirius se materializó al lado de ellos. Venía sumamente preocupado:
-¿Dónde se habían meti.? ¡Dios mío! ¡La casa de Lily y James! ¡Pensé que sólo quedaba de ella un montón de escombros!
-Casi- explicó Ginny- por dentro es un desastre. Queríamos venir aquí, para que Harry la viera, pero no pudo acercarse.
-¿De verdad? Bueno, si es así, es mejor que no entre.- respondió Sirius.- Tenemos que irnos, Remus está que se va sin ustedes.
-Espera un poco. creo que tengo que ir a sacar algo de allá adentro, se me quedó de la mañana.- dijo Ginny.
Entró a la casa y en menos de cinco minutos, volvía con algo en la mano. No dejó que los otros lo vieran, lo metió en la mochila y se fue con Sirius y los chicos.
