Capítulo 2: Dolor simultaneo

Después de varios días, el 24 había llegado inesperadamente. Las pocas personas que se habían quedado, jugaban afuera con la brillante nieve, y parecían estar más alegres que nunca. Los más grandes, no hacían nada en especial, sino que preparar regalos para el amigo o para el enamorado. Pero las cosas entre Harry y Hermione no habían madurado del todo.

Hubieron varias veces en las que los dos tuvieron el impulso de pedir disculpas, pero siempre eran interrumpidos por situaciones incómodas, o por simples personas. Y aún esa tarde no hallaban el modo de disculparse.

Hermione en ese momento se encontraba en la Biblioteca. Muchos hubieran pensado que estaba adelantando tareas, pero en verdad ella estaba terminando de leer el dichoso libro. Sabía muy bien qué tipo de regalo tocaría a Harry, pero no sabía si le gustaría en serio, pues no siempre los libros decían la verdad.

Leyó la última palabra y cerró el libro, restregándose los ojos. Toda esa situación la tenía mal, y la mayor parte del tiempo estaba cansada. Se puso en posición de descanso y volvió a llorar.

Harry se encontraba en el campo de Quidditch descargando toda su energía bateando una bludger. Aunque ese no fuera su trabajo, las veces que tenía un tiempo libre y se sentía enojado, agarraba las bludger y un bate y empezaba a entrenar sus brazos, para desahogarse, cosa que le había desarrollado algo de músculos en los brazos. Una bludger se le acercó por la derecha y Harry la bateó con toda su fuerza, pensando en Malfoy. La otra le vino por enfrente, y Harry le dio aún más fuerte, pensando en la tontería que había hecho a Hermione. Se puso a pensar entonces en que sería una lástima pasar la primera Navidad de novios enojados entre sí, y que hubiera sido mejor evitarlo. Aunque, evitando una bludger que venía por la izquierda, razonó de que aún estaba en tiempo.

*

Faltaba ya media hora a las doce, que Hermione aún estaba en la Biblioteca terminando el regalo para Harry. Madame Pince estaba durmiendo en su silla, murmurando algo entre sueños sobre "castañas marchitas", con un libro en las manos. Hermione había saltado la cena para poder terminar de 'hacer' el regalo para Harry. Había decidido perdonarlo, porque no soportaba más la idea de estar enojada con él, en fin de cuentas lo amaba ardientemente, y no quería seguir con esa situación en una fiesta tan importante.

De repente Madame Pince despertó de su sueño, y miró desoladamente por todos lados. Parpadeó muchas veces, y notó que la única que seguía en su biblioteca era Hermione, cociendo quién sabe que cosa rara.

- Hermione, niña... yawn... hace horas que deberías haberte ido – bostezó madame Pince, escribiendo algo en el registro de la biblioteca. Hermione la miró con ojos cansados pero suplicantes.

- Oh no, por favor madame Pince, deme quince minutos más, estoy apunto de terminar – suplicó Hermione, viendo como madame Pince apagaba unas velas. La señora se acercó a Hermione.

- Mi niña, hoy es Nochebuena – dijo con una sonrisa en los labios – deberías estar con tus amigos celebrando e intercambiándose regalos.

- Por eso madame Pince, de seguro andan festejando y yo no he terminado un regalo, ¡por favor! – dijo Hermione con lágrimas a los ojos. Madame Pince se conmovió.

- No debería hacer esto, pero... – la señora sacó unas llaves de su bolsillo y las puso sobre la mesa, que estaba llena de cintas, algodón y sobretodo hilos – por esta noche te dejaré que estés un poco más, para que termines tu regalo. Ya sabes, cierra todo antes de irte – a Hermione le deslizaron las lágrimas, con una sonrisa en la cara.

- Muchas gracias, señora.

*

Aunque en ese último mes Harry se hubiera peleado con Hermione, de todos modos nunca le había pasado por la mente el no comprarle un regalo. El último fin de semana en Hogsmeade antes de que iniciaran las vacaciones, Harry le compró una linda pulsera plateada con peloticas de plástico, y la tuvo siempre guardada en su baúl. Esa misma tarde, Harry la había encontrado buscando unas medias, y se había recordado que para ella sí tenía un regalo. Había pensado que sería la mejor excusa para pedirle disculpas, y después de la cena se la hubiera dado. Pero en el Gran Comedor la chica no se había hecho ni ver, y cuando Harry había regresado a la casa, no la había notado en la sala común. Por un momento, Harry pensó que Hermione se había encerrado en su habitación, y no había osado revisar, pero luego por parte de Ginny había sabido que no estaba ahí. Y en ese momento, las una y media, se encontraba casi cayendose del sueño, en la sala común, esperando a su amada muy preocupado.

- ¿Dónde pudo haber ido? – se preguntaba una y otra vez Harry, caminando de arriba a abajo para no sentarse en el sofá y quedarse dormido – Digo, no estuvo en la cena, no se vio en la tarde, no está en su cuarto, ¿dónde puede estar a estas horas? – la cosa non concordaba, la cabeza de Harry se estaba sobrecalentando de tantas preguntas sin respuesta, y la caja con la pulsera parecía gritar cada vez más ¡Ábreme, ábreme! desde la mesa enfrente de la chimenea.

- Yawn... – bostezó Harry, cansado de estar parado todo el tiempo y dejándose caer en el sillón. Apoyó los codos a las piernas y se restregó los ojos, con cuidado de no hacerse daño con los lentes de contactos. Bostezó de nuevo y de repente oyó que el retrato se movía, y unos pasos veloces.

- No, no, no, no, Dios, Dios, Dios – murmuró Hermione, llevándose atrás su morral y en una mano una bolsa – Dios mio, que tarde, ay no, ay no... – de repente subió la mirada y notó que Harry estaba sentado en el sillón más grande de la sala.

A la chica se le cayó el morral del hombro derecho, con un ligero ruido. Harry se había parado del sillón, viendo a Hermione que lo miraba como desconcertada, y cogió la cajita, para acercarse poco a poco hacia ella. La chica fue avanzando hacia él rápidamente, con lágrimas en los ojos.

- Hermione, yo-

- ¡Harry! – exclamó Hermione, abrazando a Harry fuertemente, aún con la pequeña bolsa en la mano – ¡Discúlpame Harry! ¡No tienes idea de como me sentí mal en estas últimas semanas, sufrí mucho! ¡¡Lo siento!! – la chica se separó de Harry, y abrió la bolsa que tenía en la mano izquierda. De ahí extrajo un osito de color azul marino, con unos ojos verde esmeralda y un sombrerito de Navidad en la cabeza.

- Yo... ¡estuve haciéndolo todo el día sólo por ti! ¡Porque yo aún te amo! – exclamó Hermione, con el oso entre las manos, y las lágrimas que le caían por las dulces mejillas. Harry, que no había tenido oportunidad de hablar, puso su mano izquierda en las manos de Hermione que sostenían el osito, y luego la otra la puso en su mejilla.

- Gracias... Hermione – la nombrada apretó aún más la mano de Harry en el osito, y con la derecha sacó una cinta de su bolsillo, mostrándosela a Harry. Era de color blanco.

- Se dice que... si uno le amarra un lazo al oso... el día en que se le amarra es su cumpleaños – amarró con cuidado el lazo al cuello del peluche mientras Harry lo sostenía. Luego la Gryffindor miró al chico a los ojos – y que si se le pone el nombre de la persona que lo hizo... esa y la persona que lo recibe se amarán reciprocamente... – Harry acarició la mejilla izquierda de Hermione con su mano derecha.

- Entonces lo llamaré como tú... Hermione... – dijo secándole las lágrimas. Con la otra mano sacó de su bolsillo una pequeña caja blanca con un lazo encima. Agarró el osito de las manos de Hermione, apoyándolo en el piso, y puso la caja en las manos de la sorprendida Hermione.

- ¿Qué...? – murmuró Hermione y Harry la miró directamente a los ojos, con una expresión tierna.

- Este regalo lo compré en el último viaje a Hogsmeade, antes de que sucediera... todo lo que pasó – dijo rápidamente para no recordar lo sucedido. – Sabía muy bien que te gustaban... así que te la compré... – Hermione abrió la caja lentamente y cuando vio aquella pulsera plateada los ojos le brillaron como hace tanto tiempo no le brillaban.

- Harry... yo... ¡muchas gracias, Harry! ¡¡Te amo!! – exclamó Hermione, abrazándolo con todas las ganas de su alma.

- Hermione... perdóname... me dejé llevar por el momento... no fue mi intención... – dijo Harry abrazando también a Hermione. La chica negó con la cabeza, aún abrazándolo muy fuerte.

- No importa ya... todo ha pasado... – y besó a Harry en la boca con una dulzura incomparable en otra muchacha.

Nota de la autora:

Holaaaaaaaa!!!!!! Cómo les va??? ^-^

Espero q este segundo cap les haya gustado. Que broma, me salió el final como Card Captor Sakura!!! Disculpen, es que en estos días he releído el manga que tenía hace tanto tiempo y bueno se me kedó metido en la cabeza. Y hablando de final, desean que continue esta historia o la dejo así? Es que no sé, dos caps son muy poco... bah, que dicen?! Eso si, mi continuación sería un tantito vulgar -_^. Bueno, sus comentarios sobre este cap y/o ganas de una continuación, y también críticas, DEBERÁN DEJARLOS EN UN REVIEW!!! Y que sea rápido si quieren q lo siga, porq si no me tardo en la continuación y ya nadie quiere saber más de este fic. Bueno!!! *-* nos vemos, ok? En la posible continuación o en cualkier otro fanfiction.

*§*_KaroLynA SiLveR dE FeLTon –La FAniManGa!_*§*

pd: este cap va dedicado a las lokas de mis nuevas amigas Adry (o Agatha_NecroPrincess), la lokis^^ de Mary (o Lilyth), y la loka de Medy (o Akira Akizuki) q si fuese x ella se cogería a Draco en este momento XD! Y también (en especial) a Maria José (o Hermione_Iris), q mañana (3 de diciembre) es su cumpleaños. FELICIDADES, loka!!!! ^^