Capítulo 2: Todavía me acuerdo de ti
Uh, uh, uh yeahy yeah yeahy yeah...
(Creaste en mí una nueva ilusión
Me recordaste que existe que el amor
Y aunque perdida estuvo mi alma
No volverás junto a mí)
Hermione no podía creer lo que en ese momento había sentido en su corazón, ese momento de casi cuatro años atrás, mientras había contado las estrellas junto a Draco Malfoy. Cuando Draco la había interrumpido, mientras estaban sumidos al conteo, le había dicho todas esas cosas, Hermione se había sentido diferente.
Habían ya pasado la centena de estrellas, cuando Draco en un momento en el que Hermione estaba totalmente perdida en sus pensamientos y en el conteo, le había interrumpido.
- Ciento diez, ciento once, ciento doce, ciento trece... – murmuraba Hermione señalando cada estrella.
- ¿Hermione?
- Ciento dieciseis... ¿uh?
- ¿Cómo te diste cuenta de que estabas enamorada? – dijo Draco mirándole a los ojos.
- ¿Qué?
- De Weasley.
- Ah, bueno... no lo sé, de un momento a otro me di cuenta que la estima que le tenía había cambiado del todo. Había algo más que amistad... algo que diferenciaba de la estima que le tenía a Harry, por ejemplo. Era un sentimiento nuevo en mí.
- ¿Osea que nunca sentiste una estima diferente hacia Potter?
- Sí. En quinto. Pero no era muy intenso mi amor hacia él... porque él amaba a otra – dijo Hermione viendo a la cara de Malfoy.
- ¿Cómo puedes saberlo?
- Bueno, no estoy segura. Tal vez sí lo amaba. Pero verás, el dolor de que no pudiera corresponderme era más grande del amor.
- ¿No es lo mismo que con Weasley? – dijo Draco viendo el lago.
- No. La cosa es que Ron no tenía a otra, ni estaba interesado en nadie. Creo que esa era la diferencia... – Hermione miraba la luna que en sus ojos se reflejaba como en el lago.
- Ah...
- ¿A qué se debe esa pregunta? – preguntó Hermione ahora viendo el lago.
- No por nada.
- Bueno sigamos contando – dijo Hermione ahora buscando la última estrella que había contado. Pero Draco la interrumpió de nuevo.
- Y... dime una cosa.
- ¿Qué?
- ¿Aún me tienes lástima? – Hermione lo miró pasmada por esa pregunta.
- No... creo que ya no.
- ¿Me tienes alguna estima? – preguntó Draco ahora viéndola a los ojos muy intensamente. Hermione se ruborizó. ¿Pero por qué? – Sé que de seguro no es como la que tienes por Potter... – prosiguió Draco viendo que Hermione no respondía, y enrojeciéndose – Nah, olvídalo – y volvió a ver el cielo como si nada.
- No, no – dijo Hermione suspirando y posando una mano en su hombro. – Verás... ni yo mísma lo sé – Draco ahora le miraba a los ojos – pero verás... te considero una buena persona, a pesar de todo lo que me has hecho y dicho...
- ¿Aún tienes presente eso? – Hermione sonrió y negó con la cabeza. Draco sonrió un poco, mirándola a los ojos. Hermione se sonrojó, esa mirada era muy diferente a todas, era como más... ¿cariñosa?
- ¿Q-qué? – balbuceó. Draco volvió a ver a las estrellas.
- Nada – dijo Draco – Nada que pueda decirte.
- Sabes, has cambiado muchísimo – dijo Hermione de repente. Draco la miró.
- ¿Por qué lo crees?
- Te has vuelto más cariñoso, más tolerante... ¿que no te habías dado cuenta?
- Simplemente nunca creí que llegaría a serlo.
- Ya veo.
Por media hora más contaron las estrellas, hasta que una campana proveniente del castillo sonó. Era la hora de irse.
- Bueno, fue muy lindo contar las estrellas – dijo Hermione, parándose – gracias.
- Gracias a ti – dijo Draco, parándose también. Por alguna razón, se quedaron mirando a los ojos, sin moverse, como si algo les impidiera regresar al castillo.
- Bueno... adiós – dijo Hermione encaminándose, cuando había sentido la mano de Draco en su muñeca, y los ojos en los suyos al voltearse. Su expresión era demasiado dulce, y también misteriosa.
- Sólo espero que algún día me llegues a estimar más que a Potter y Weasley – dijo, haciendo que Hermione ensanchara los ojos, y se quedara como petrificada. Se acercó a ella, le dio un beso en la mejilla, y como si tuviera miedo de lo que Hermione podría decir, salió corriendo hacia el castillo. Hermione se puso una mano en la mejilla besada, ¿qué había sido eso?
Hermione no creía como desde aquel momento su visión hacia Draco había cambiado. Primero que todo, ¿qué había querido decir con eso de "estimar más que a Potter y a Weasley"? Su mirada había sido tan extraña, la había mirado demasiado dulcemente, muy imposible de creer en un Malfoy. Y ese beso en la mejilla, jamás le había besado, ¿por qué había empezado entonces?
Desde aquel momento Hermione había empezado a ver a Draco muy constantemente, observaba cada cosa de él, su forma de ser ya no era la misma cuando Draco estaba cerca. Todo era ya muy diferente, comparado a su nueva amistad en el sexto año, y ese último año que apenas empezaba le reservaría sorpresas por doquier. Sorpresas muy inesperadas para ella...
En tan sólo unos cuatro meses, llegando a Febrero, Hermione había logrado olvidar gran parte de su amor por Ron. Era increíble, como cada día menos veces pensaba en él, cosa que ella creía jamás sucedería. Y lo que más le impresionaba... era que la estima por Draco cada vez aumentaba.
No sabía como explicarlo. Si no lograba verlo por mucho tiempo le preocupaba; si sonreía sentía algo en el corazón; si preguntaba por ella se enrojecía; si soñaba con él estaba de buen humor; todo estaba cambiando muy rápidamente. Pero el recuerdo de Ron le hacía ver de que aún no estaba preparada para volver a amar. Aún no estaba lista para admirar las cualidades y los defectos de alguien más; aún no podía derretirse por la mirada de Draco. Aún no podía hacer latir su corazón por él; aún no podía meterselo en los sueños. Y era una cosa que la confundía completamente.
Pero era inevitable, Draco no sólo se le estaba empezando a meter más y más en la cabeza, sino también en el corazón. No podía más que pensar en él, no había más nada que él, él y él. Pero se sentía un tanto frustrada, pues lo más probable era que Draco no la quería, ¿cómo podía un sangre limpia amar a una sangre sucia? Eso era algo que el destino había marcado, ella nunca tendría posibilidad con él, nunca llegarían a ser más que amigos. Como había sucedido con Ron...
Y las cosas para ella no habían mejorado cuando aquella noche de Abril, mientras estaban en vacaciones de Pascua, inesperadamente uno de sus tantos sueños se habían hecho realidad.
Hermione se encontraba en la biblioteca, en su mesa preferida al fondo del lugar, cuando había visto a Draco entrar por la puerta, cargado con unos cuantos libros; al parecer tenía que hacer aún unos cuantos deberes.
- ¡Draco! ¡Epa! ¡Por aquí! – exclamó Hermione con una sonrisa, agitando una mano. Draco la miró y subió las cejas, sin expresión alguna, mientras se dirigía a ella. Por suerte madame Pince había salido un momento, y no le había podido reprochar nada a la gritería de Hermione.
- ¿Estudiando como siempre? – preguntó sentándose a su lado.
- Chistoso – dijo Hermione haciendo espacio en la mesa para que Draco pusiera sus libros – ¿Qué tareas te faltan?
- Cuidado de las Creaturas Mágicas y Pociones – dijo Draco fastidiado y agarrando el libro de la primera materia. – ¿Y tú?
- Idem – dijo Hermione también agarrando su libro y el cuaderno de apuntes.
- ¿Y madame Pince?
- No sé, dijo que iba a algún lugar... no le hice mucho caso – Hermione de repente se percató de que en verdad estaban solos: ella y él, nada más.
- Bueno, equis, así es mejor – dijo Draco abriendo el libro en cualquier página. – ¿Qué teníamos que hacer?
- Eh... ah, sí – Hermione agarró un pergamino y leyó. – "Hacer un tema de un metro y medio sobre los unicornios que hablen de sus características y demás, muy detalladamente". Uff, este trabajo ya nos lo mandó, el año pasado. Lástima que lo haya dejado en casa.
- Bueno, ¿en qué página están los bichos esos?
- Bueno, sobre los unicornios creo que se hable en la página 253 – dijo Hermione abriendo el libro, Draco que la imitaba.
Al encontrar la página, se sumieron en el trabajo muy silenciosamente, hablándose nada más para preguntar cosas que no entendían. En una hora y media, done madame Pince iba y venía quien sabía porqué, terminaron todos los deberes.
- Uff, listo. Snape nos la pagará por habernos dado tanto trabajo – suspiró Hermione, escribiendo la última palabra. Draco también soltó la pluma a un lado, y con la varita retiró las manchas que había hecho. Luego vio que Hermione no hacía el hechizo.
- ¿Y tú? ¿Por qué no quitas las...? – antes de que puediese decir más, Hermione le mostró sus pergaminos impecables de manchas. Draco arqueó una ceja.
- ¿Por qué será que pensé que la Sabelotodo Granger podría tener manchas en sus trabajos? – dijo pícaro. Hermione rió levemente. Después los dos guardaron sus cosas, que Draco se estaba dirigiendo ya hacia la puerta.
- ¡Espérame! No me dejes aquí – dijo Hermione guardando sus cosas apresuradamente y poniéndose el bulto al hombro.
- Apúrate mujer – dijo Draco ya en la puerta. Madame Pince había vuelto a la biblioteca otra vez.
- Buenas señor Malfoy, señorita Granger – dijo madame Pince casi robóticamente, mientras Hermione salía de la biblioteca con Draco.
- Bueno, con esto ya terminé todo – dijo Hermione con alivio.
- Me too – dijo Draco.
- ¿Qué vas a hacer ahora? Yo pensaba ir a pasear al lago – dijo Hermione, cuando su corazón confundido pretendía que él la acompañara.
- Entrenar un poco, no sé – dijo Draco sin importancia. Hermione miraba al piso mientras caminaban.
- ¿Recuerdas aquella vez que me dijiste que te llegara a estimar como a Harry o Ron algún día? – Draco pareció volverse nervioso ante eso. Siempre había evitado poner ese tema.
- ¿Ajá...?
- Bueno... no que llegué a "quererte" como a ellos, pero sí que mi estima ha aumentado un poco... – Hermione se detuvo y subió su cabeza para ver a Draco a los ojos, pero no tuvo tiempo de hacerlo que Draco le había besado en los labios.
No tenía idea de qué sentía en ese momento. No sabía si debía preocuparse por lo que estaba sucediendo, o por el beso que estaba recibiendo. De repente Draco se separó de ella, la miró un poco avergonzado a los ojos, y sin más que decir se dirigió escaleras abajo, sin rumbo alguno.
Hermione se quedó pasmada, ante ese beso. ¿Qué demonios había sido? ¿Qué estaba haciendo ese Draco Malfoy con ella? La estaba transformando, la estaba cambiando... la estaba enamorando.
Por todos los días que habían seguido a el día del beso, Hermione se sintió tristisima y sola, y hasta Harry que siempre andaba en las nubes, se había dado cuenta de su estado de ánimo. Draco había evitado hablarle, había evitado mirarle a los ojos, la había apartado de él quién sabía porqué. Hermione la única razón por la cual pensaba que Draco se había alejado de ella era por aquel beso, que los había puesto en una situación muy compleja. Pero le dolía tanto, el no poder sentirse libre como siempre estando a su lado, el no poder entender que estaba enamorándose de él, el no poder sentirse confundida por ese cariño tan extraño...
Cuando había derrotado a Voldemort junto a Harry finalmente, ya la confusión de que amaba a Draco se había ido. Porque por todo ese tiempo que no le había hablado se había dado cuenta que sólo se sentía confundida, porque en cierto modo Draco le recordaba a Ron... en sus risas irónicas, en sus comentarios, por eso había sentido algo hacia Draco. O almenos así pensaba...
Había logrado vengar la muerte de Ron, había logrado exterminar a Voldemort en nombre de la persona que tanto había amado. Y cuando había salido de aquel lugar, toda triunfante, junto a Harry, y había visto la sonriente cara de Draco... no había podido más que llorar de alegría y decir "¡Lo logré! ¡Vengué a Ron!" y abrazar a Draco con todas sus fuerzas... que estimaba con todo su corazón...
Pero en los días antes del último Hermione había vuelto a sonreir, como no hacía cuando no había hablado más con Draco. Una chispa se le había prendido otra vez en el corazón, ¿qué había sido?, ella no tenía idea, sólo había sabido que el poder hablar con Draco le había hecho sentir muy feliz, se podía decir que hasta le había hecho llegar a las nubes... y ella se confundía, confundía ese sentimiento de cariño por amor otra vez, se sentía de nuevo con el agua hasta el cuello, harta de tanta confusión... pero temía de que para Draco debía existir otra que se adaptara más a él, que no fuera una sangre sucia...
Tu mirada no me engañará más
Tus besos ya no saben igual
Otra mujer te roba el sueño ya
No eres mío, pero te quiero igual...
Pero se había dado cuenta muy tarde que había estado equivocada todo ese tiempo, cuando se habían dirigido a la estación de Hogsmeade. Por varios minutos había pensado constantemente en Draco, y todo lo que en esos dos años habían pasado juntos. ¿Qué era lo que había hecho Draco para enamorarla? Nada, ella había sido la que se había enamorado de él. Todo había sido por el simple hecho de contar estrellas juntos solamente dos veces, dos veces en las que sus miradas se habían cruzado por mucho, dos veces en la que escalofríos desconocidos habían recorrido su cuerpo, dos veces en que sus mentes habían refleccionado y madurado sobre tantas cosas de la vida. Dos veces en las que Hermione no había entendido nada de los sentimientos de Draco...
Pero la chica había tenido que admitir que no todo había sido tan fácil de averiguar, ella se había dado cuenta que Draco la había observado constantemente siempre, quién sabía porqué... y que su mirada la mataba cada vez que la encontraba, ¿por qué había tenido que sentirse de esa manera? Por todas esas cosas Hermione se había confundido, pensaba que no iba a amar a alguien más aparte de Ron en eterno, pero se había equivocado del todo, había fallado...
Después de tocar las manos de Draco antes de que el tren partiera, ¿qué había sido eso? Había sentido las manos frías de Draco entre las suyas, pero que de repente al roce de sus manos se habían vuelto más cálidas.
Y la había dejado ir, había dejado ir la última y única oportunidad de decirle "¡Draco! ¡Te amo!" cambiando esas palabras por esos estúpidos consejos, que ni ella misma había seguido, porque otra vez se había quedado con sus sentimientos guardados en el corazón, no había dicho que lo amaba, lo había echado todo a perder.
Y se había puesto a llorar, no había aguantado el dolor y la rabieta consigo mísma, no podía más que lamentarse, pues no lo volvería a ver.
- ¡Hermione! ¡Hermione! ¿Por qué lloras? ¿Qué te pasa? – le preguntó Harry preocupado, al ver a Hermione que regresaba su cabeza hacia dentro del tren, bañada en lágrimas.
- Draco... – sollozó Hermione tapándose la cara.
- ¿Qué te dijo ese imbécil? – le preguntó Harry queriendo detener el tren y bajar para darle un puño en la cara a Malfoy.
- Él no dijo nada... ni yo tampoco – dijo Hermione secándose las lágrimas inútilmente, pues otras salían de sus ojos.
- ¡¿Qué fue lo que no dijiste?! – Hermione lo miró a los ojos, muy triste.
- No le dije que me gustaba, Harry. No le dije que lo adoraba. No le dije que estaba perdidamente enamorada de él. ¡No le dije que lo amaba! – exclamó Hermione volviendo a taparse la cara. Harry no supo qué decir.
- ¿Cómo es eso posible, Hermione...?
- No sé que me pasó Harry, fue en estos últimos meses, me enamoré de él, no podía sacarmelo de la mente, no podía no suspirar cuando me lo recordaba, no podía no sentirme mal si no lo veía, no podía no dejar de verlo cuando estaba cerca, no podía no sentirme atraída a él... lo amo Harry, pero ya no lo volveré a ver...
- Hermione, cálmate, ven, llora si quieres, y trata de quitarte ese dolor – dijo Harry abrazando a Hermione. La chica sabía que por más que llorase, no podría irse todo aquel dolor, de haber cometido el mismo error dos veces.
No vuelvas a mí aunque te quiero
No vuelvas a mí aunque te extraño
Te necesito aquí
Pero tu amor ya no es para mí
*
Hermione miraba las estrellas, los ojos le brillaban mientras contemplaba el firmamento, lleno de preciosos diamantes estelares y una grande perla que iluminaba la oscura noche. Estaba recordando esa noche que había contado las estrellas con Draco por última vez, antes de que todo eso del beso sucediera, estaba recordando lo desubicada que se había sentido ante esa frase "Espero que algún día me llegues a estimar más que a Potter y Weasley". Tal vez esas palabras significaban "Ojalá algún día llegues a amarme"; pero Hermione no estaba segura, lo único que tenía cierto era que aún después de tres años seguían amándolo perdidamente...
Hermione se sobresaltó cuando de repente oyó el teléfono sonar dentro de la casa, ya que ella estaba asomada al balcón observando el cielo: entró, y como el teléfono era inalámbrico, apenas lo agarró volvió a salir al balcón.
- ¿Aló?
- Hasta que por fin te encuentro, Herms – dijo la voz de Harry al teléfono.
- Ah, ¡hola Harry! ¿Cómo va todo?
- Bien, gracias, ¿y tú?
- Bien, chévere.
- Adivina qué.
- ¿Qué, qué? ¡Cuenta, dime! – exclamó Hermione. Ellos dos siempre se mantenían en contacto, y se consultaban cuando querían desahogarse o demás.
- ¡Fui aceptado al equipo nacional de Quidditch de Inglaterra! – exclamó Harry al teléfono.
- ¡Oh Harry, es magnífico! ¡¡Qué alegría!! – exclamó Hermione toda contenta, haciendo sobresaltar a Croockshanks que estaba durmiendo ahí cerca – Sorry Croockie.
- Pero aún debo pasar una prueba – dijo Harry – será este viernes.
- Buena suerte entonces. ¿Cómo van las cosas entre tú y Hannah?
- A la perfección, y por cierto te tengo otra noticia – dijo Harry con voz que inculcaba curiosidad.
- ¿Qué, qué? – dijo Hermione quitándose el pelo de la oreja para poder oir bien a Harry en la vocina.
- Es posible que nos cacemos – dijo alfin con expresión de triunfo. A Hermione le brillaron los ojos.
- ¡¿En serio?! ¡¡WUUUAAAAA, HARRY, FELICIDADES!! – exclamó Hermione como si la que se casara fuera ella.
- Gracias ^^. ¿Y cómo te va a ti con la vida amorosa? – a Hermione se le medio borró la sonrisa del rostro.
- Bueno, en verdad no muy bien. Ando libre como una paloma – dijo Hermione alfin.
- Chama, ¿y qué pasó con Sean? – preguntó Harry con voz impresionada.
- No, él no valía la pena. Fue todo un juego.
- ¿Te engañó con otra?
- No, con otro.
- O_O Ya veo – dijo Harry. – Pero mija, si sigues así, te vas a quedar solterona para toda la vida.
- Ay, si apenas tengo veinte añitos – dijo Hermione reprochándole como una niña.
- Y dentro de poco veintiuno ^^'.
- Bueno, déjame vivir la vida en paz. u_u
- Bueno, bueno. Pero no estarás pensando en él... ¿o sí?
- ¿En Sean? No no, nada que ver.
- Hablo de Malfoy... – a Hermione le latió fuerte el corazón al oir su nombre – Hace meses me dijiste que seguías pensando en él.
- ¿Te digo una cosa, Harry?
- ¿Umh?
- Todavía me acuerdo de él – dijo con una sonrisa triste en los labios – y aún lo amo.
- ¿Lo amas?
- Fue el único que me hizo volver a creer en el amor y me regresó todas las posibilidades de volver a amar – dijo Hermione – debo mis sonrisas a él.
Todavía me acuerdo de ti
Todavía siento que estás junto a mí
Ni el tiempo, ni el espacio
Podrán borrar lo que me hiciste soñar
Creaste en mí una nueva ilusión
Me recordaste que existe el amor
Y aunque perdida estuvo mi alma (mi alma)...
Ya no estarás más junto a mí
- Te entiendo.
- Me alegra mucho.
- Bueno... ahora creo que debo irme... Hannah me llama.
- Bye Harry, salúdame a Hannah.
- De pana que lo haré (click).
Del otro lado de la vocina, Harry colgó el teléfono. Hannah se le acercó y le abrazó por detrás.
- ¿Qué dice Hermione? ¿Cómo le va?
- Malfoy – Hannah lo miró impresionada.
- °_° ¿Malfoy? ¿Qué tiene que ver él?
- Hermione aún ama a Malfoy. No se lo ha sacado de la mente, a pesar de tener muchos chicos por detrás. Aunque bueno – Harry pensó en Sean – ya lo creo si sólo recibió desilusiones.
- ¿Su novio era gay? – le preguntó Hannah divertida. Harry la miró extraño.
- ô_O ¿Cómo lo sabes?
- Fui yo a consolarla cuando ella lo supo – dijo Hannah dándole un beso en la mejilla a Harry.
- Bueno el hecho es que la chama sigue enamorada de Malfoy. Creo que no se lo olvidará fácilmente.
- ¿Posible no hay modo de contactarlo? – dijo Hannah. Harry la miró a los ojos.
- Por eso eres mi chica – dijo, y sin que Hannah entendiera papa de lo que decía, la besó en los labios.
Hermione cerró el telefono, y una lágrima se deslizó por su mejilla, de un color cristalino iluminado por la luna. Cada vez que le tocaba hablar de Draco se ponía así... tan sentimental, y se ponía a llorar, mucho o poco, dependiendo de la situación. Por más que quería no podía olvidarse de él, no podía quitárselo de la mente, él ya se había instalado ahí.
La ex-Gryffindor sólo podía vivir con los recuerdos de él y ella a orillas del lago, paseando por los jardínes, charlando tranquilamente, diciendo tonterías. Ella daría todo lo que fuese para volver a esos tiempos, cuando Draco la hacía suspirar, cuando Draco la hacía sentir sobre las nubes, cuando Draco la había besado... regresaría a esa situación, a ese momento, no le importaría si no podría regresar al presente, si fuese por ella dentendría el tiempo en su último año en Hogwarts. El año en que había podido descubrir que amaba desesperadamente a esa persona que jamás había pensado que llegaría a hacerle sentir tan especial...
- Prr – ronroneó Croockshanks subiendo sobre las piernas de Hermione, que se había sentado en la silla del balcón.
- Sí, Croockie. Dejé ir mi última oportunidad, como una gafa. No pude decirle que lo amaba – el gato ronroneaba feliz por ser acariciado tan dulcemente por Hermione.
- Mau.
- Me duele el corazón porque me mantengo este sentimiento y lo cierro cada vez más. Por mí regresaría a contar las estrellas con él... – Hermione se paró haciendo que Croockshanks saltara al suelo. Se dirigió hacia la baranda del balcón y miró hacia el cielo.
- Sólo espero, Draco, que en cualquier parte del mundo en que estés... – dijo Hermione, sonriendo a la luna y las estrellas – seas muy feliz con esa persona y que sigas contando las estrellas conmigo.
Ratos felices contigo pasé
Después de eso olvidarte no podré
Y aunque mi corazón te anhela
Dice que con otra tú eres feliz
Hermione abrió un ojo a mala gana, cuando los rayos matutinos del sol le iluminaron la recamara. No quería despertar, quería seguir soñando... quería seguir soñando con Draco, seguir soñando esos momentos felices de su último año en Hogwarts. Pero no sólo el sol le molestaba el dulce soñar, sino que también había sonado la hora de levantarse.
- ¡Biip! ¡Biiip! ¡Biiiiiip! – sonó el despertador de Hermione. La chica le dio un golpe y el sonido paró.
- Ñaum... déjame dormir, ma'... – dijo Hermione en el duermevela, pero pronto hubo otra molestia, cuando Croockshanks se le montó encima cansado, con su gordo cuerpo.
- Crook, porfa, no fastidies... – Croockshanks ronroneó – ya estás muy viejo para estas cosas... – al final Hermione se rindió. Con ojos entrecerrados miró su reloj. Eran apenas las nueve y media.
- Bitácora de casos irregulares: me levanté a las nueve y media un Domingo... Genial... – se paró de la cama finalmente y se dirigió al baño para iniciar un nuevo día.
Mientras se peinaba, Hermione recordaba el sueño que había tenido esa noche: había sido con Draco, obviamente. Cada vez que se ponía a contar las estrellas y se quedaba hasta muy tarde, siempre le sucedía que después toda la noche soñaba con ratos felices que había pasado con Draco en Hogwarts. Y a ella le encantaba eso, porque de ese modo podía mantener vivos los recuerdos de Hogwarts y Draco en su mente y corazón. La mayoría de las veces soñaba con el beso que le había dado Draco, ese beso que ella trataba de definir "real"...
Abrió las cortinas para dar el bienvenido a un nuevo día. En el borde de la ventana podía ver la foto de todos los integrantes del sexto año, tomada en Enero de aquel año. Ella aparecía entre Ron y Draco, junto a Harry agachado enfrente de ella, más todos los demás alumnos de ese año. Con un hechizo había podido copiarla y luego agrandarla, para luego cortar ese pedazo donde salían los cuatro juntos, y ponerla en un marco aparte. La mirada de Draco aún seguía siendo vacía y en la foto no sonreía, más bien tenía los brazos cruzados, mientras que Harry tenía las manos en signo de victoria, con una sonrisa pícara, al igual que Ron. La foto no se movía lamentablemente, no se había hecho el hechizo para volverla mágica. Pero a Hermione le daba igual, con tal de poder guardar el recuerdo en esa foto, se sentía feliz.
El verano había pasado muy rápidamente, que ya habían llegado las primeras semanas de Septiembre. Harry había pasado al máximo la última prueba para entrar al equipo nacional de Quidditch de Inglaterra, y tenía planes para Navidad de casarse con Hannah. Hermione estaba muy feliz por él, finalmente Harry podría realizar su sueño.
A veces Hermione se preguntaba cómo había logrado mantener ese amor hacia Draco por cuatro largos años, intacto. Aún cuando había estado con Sean, lo había tenido siempre en la mente. Y más aún su amor por Draco había como aumentado, después de aquella decepción que había recibido de parte de Sean. Se había sentido tan mal, con aquella noticia... había hecho de todo para olvidar a Draco... pero el amor que le tenía en vez de disminuir, había completamente aumentado, más el dolor de no tenerlo cerca.
Su cumpleaños había llegado rápidamente, que Hermione no había tenido ni tiempo de preparar una fiestecita o algo por el estilo. Así que optó nada más por llamar a sus padres, a Hannah y a Harry y hacer una pequeña torta.
Eran ya las seis de la tarde, que los padres de Hermione habían ya llegado. Hermione estaba muy emocionada, no había podido ir a visitar a sus padres en meses.
- Hermilí, que linda está tu casa – dijo la madre de Hermione, viendo la linda decoración de la casa y el orden que había – ¿Cómo haces a mantenerla tan limpia y ordenada?
- Magia – dijo Hermione pícara agitando la varita y haciendo que el té se sirviera por sí solo en las tazas, y que luego fuera flotando hasta la mesita de la sala.
- Qué suerte que tienes, Hermione – dijo el padre de la susodicha, mientras se sentaba en el sofá – lo que hubieramos dado tu madre y yo para tener ese privilegio.
- ¿Y de qué les hubiera servido? – dijo Hermione sentándose junto a sus padres. – ¿No les basta que su hija sea una linda brujita?
- Ja ja, no cambias Hermione – dijo la señora Granger tomando un poco de té – ¿Quiénes más vienen?
- Harry y su novia Hannah – dijo Hermione, también tomando un poco de té y comiendo una galleta.
- Umh, ¿y cómo está? – preguntó el señor Granger.
- Bien, ya es un jugador profesional de Quidditch.
- ¿De qué? – preguntó la señora Granger. Hermione se echó a reir.
- Ja ja ja si hubieran estado en todas las conversaciones que Ron y Harry hacían de ese deporte – Hermione se maravillaba consigo mísma que después de tantos años no hubiera hablado de Quidditch a sus padres. La única vez que había mencionado ese deporte había sido a inicios de cuarto, para la Copa del Mundo Quidditch, pero sus padres como que se habían olvidado.
Después de una rápida explicación, más charlas sobre el trabajo de Hermione, el timbre sonó de nuevo y Harry y Hannah habían llegado.
A los señores Granger, que de hacía tiempo no veían a Harry, les pareció muy divertido el muchacho, más la novia Hannah. No se habían dado cuenta, entre discuciones sobre cosas actuales, burlas, chistes y demás, que ya la noche había llegado y era hora de irse. Los padres de Hermione debían ir a una reunión, mientras que Harry y Hannah debían reunirse en la casa de la hermana de la chica, que también cumplía años. La torta la picaron rápidamente, y llevándose varios pedazos, Hermione volvió a quedar sola en casa.
- ¡Adiós loca, nos vemos! – exclamó Hannah desde el auto, cuando ya se iban, Hermione que estaba en la puerta.
- ¡Adieu! – exclamó Hermione y cerró la puerta con un suspiro.
- Mau, mau – maulló Croockshanks cansado subiendo las escaleras. Hermione rió divertida: tan gordo que se había puesto que ya subir las escaleras era un trabajo duro.
- Croockie, tú no estás para eso – dijo Hermione sacando su varita. – Wingardium Leviosa – Croockshanks se elevó de los escalones, y dirigido por la varita, llegó al piso de arriba. – Bien, ahora la casa – dijo Hermione, arremangandose y con otros toques de varita limpió los platos, la mesa y demás.
Como a eso de una hora y media después, Hermione se encontraba echada en el sillón viendo la televisión, muy aburrida. Siempre sucedía que no encontraba nada bueno que ver por la noche, cuando quería relajarse, y al final siempre terminaba leyéndose un libro. Sinceramente, los libros eran la mejor cosa para matar el tiempo.
Cuando estaba apagando la televisión, de repente oyó el ruido de un auto detenerse enfrente de su casa. Hermione se extrañó. ¿Quién podía ser a esa hora de la noche? Se acercó cautelosamente a la ventana que daba afuera. Subió un poco la persiana; la persona aún no salía del auto. Entonces Hermione decidió hacerle caso omiso y seguir con lo que tenía en mente. Pero de repente algo más la interrumpió de nuevo; el timbre había sonado.
- Tal vez es Harry que se le quedó algo – pensó Hermione, aún sabiendo de que eso era imposible.
Se aseguró de que la varita estuviese en su bolsillo, y giró la manija. Se debía de ser muy cuidadosos aún: los malos tiempos, aún después de cuatro años, no habían cesado del todo.
- Buenas no... – Hermione abrió la puerta y se sorprendió al ver lo que encontró. Un hombre más o menos de su edad, vestido de negro, un tanto más alto que ella, de ojos grises, estaba en la puerta, sonriendo cálidamente. No podía ser. Era imposible que se encontrara ahí. Draco Malfoy había vuelto donde ella.
No vuelvas a mí aunque te quiero
No vuelvas a mí aunque te extraño
Te necesito aquí
Pero tu amor ya no es para mí
Hermione quedó como petrificada. No lo aceptaba. Simplemente no lo creía. De seguro estaba en un sueño; uno de sus tantos sueños con Draco. Estaba soñando de nuevo que algún día lo encontraría. Quería despertar. No quería ilusionarse más.
- Hermione – Draco abrazó a Hermione fuertemente, como si no veía un pariente de hacía tantos años.
- Tú... no es posible... – dijo Hermione aún desconcertada por Draco que la abrazaba fuertemente.
- Hermione – repitió Draco abrazánola más fuerte. Luego se separó y la miró tiernamente a los ojos – ¿Contarías las estrellas conmigo? – a Hermione le resbaló una lágrima. No pudo contenerse. Draco estaba ahí, enfrente de ella, y no era un sueño. Era todo realidad.
- Draco... – dijo Hermione ahora abrazándolo. Draco también la abrazó.
Después de secar lágrimas de alegría, Hermione hizo sentar a Draco en el patio de su casa, para poder ver las estrellas y contarlas, como una vez tantos años atrás. Pero aunque Hermione anhelara hacer el conteo con él, lo que más le importaba era saber qué había sido de la vida de Draco en esos últimos cuatro años.
- Feliz cumpleaños Hermione – dijo Draco con una sonrisa muy amplia. Hermione lo miró y le sonrió a su vez.
- Gracias – dijo Hermione – ¿Dónde estuviste en los otros tres cumpleaños? – preguntó pícara.
- Je je – rió Draco irónico – buena pregunta.
- ¿Qué fue de tu vida desde la última vez que nos vimos?
- En estos cuatro años lo que hice fue buscar un destino a mi vida – empezó Draco. – Después de que terminara el séptimo año, decidí volverme profesor de Vuelo, o trabajar en el Ministerio. Pero el problema era mi padre; aún después de la derrota de Voldemort, todos los Mortífagos estaban pensando en resucitarlo. Y mi padre seguía entre ellos. Quise servir al mundo mágico como Auror, para salvar a mi padre... pero el trabajo era muy duro y pesado. Así que dejé la cosa y me dediqué a otro departamento.
- ¿Cuál? – preguntó Hermione, atenta a el relato de Draco.
- Tomé el puesto de Ludo Bagman – dijo Draco – pero no me mantuve por mucho tiempo en ese departamento. Así que después de seis meses lo dejé.
- ¿Y dónde vivías?
- Ah, esa era otra cosa; estuve cambiando de casa todo el tiempo. Hasta llegué a vivir entre unos universitarios muggles – Hermione lo miró asombrada.
- ¿Y qué pasó con tu padre?
- Mi padre... los Aurores encontraron el lugar en que él y los demás Mortífagos se reunían... Los enviaron a Azkaban; y ahí murió mi padre...
- ¿Lo visitabas? – preguntó Hermione, sin poder contenerse las preguntas. Draco suspiró, y la miró a los ojos.
- Intenté hacerlo muchas veces... pero no podía no recordar lo que él tenía pensado para mí, apenas Voldemort no pudiese más. Sí, él era sangre de mi sangre... pero él nunca me había estimado, desde mi nacimiento.
- ¿Qué hay de tu madre?
- Ella... la última vez que la vi fue hace un año. Estaba completamente en la ruina; tal vez esté viviendo donde una amiga, no tengo idea – Draco se pasó una mano por el pelo. Luego miró a Hermione a los ojos – ¿Y qué hay de ti?
- Bueno, yo apenas salí de Hogwarts decidí dedicarme otros años al estudio. Me interné en la universidad de Oxford, estudiando literatura. Después de pasar dos años allá, trabajé para una casa editora, de la cual hoy en día soy directora – Draco sonrió.
- Me alegro por ti. Pero pareciera que te hubieras alejado del mundo mágico...
- Exacto.
- ¿Por qué? – preguntó Draco.
- No lo sé... vivir como muggle es mucho más fácil. Además, la magia la utilizo sólo para los quehaceres de la casa – dijo con una sonrisa. – ¿Tú en qué trabajas ahora?
- En el departamento de Defensa Pública – dijo Draco. Hermione se estrechó las piernas hacia sí.
- Sabes, Draco...
- ¿Uh?
- Te he extrañado todo este tiempo, por más que no me creas – dijo Hermione en un suspiro. Luego miró a Draco, y sus miradas se cruzaron.
- ¿Me creerías que yo también? – le dijo Draco sinceramente. Hermione asintió.
- Y... ¿conociste el amor? – preguntó. Draco sonrió levemente.
- Ya decía yo que me harías esa pregunta – dijo. – Sí – Hermione sintió una punzada en el corazón.
- ¿Te corresponde?
- No lo sé...
- ¿Se lo dijiste?
- No – Hermione lo miró muy intensamente.
- ¿Por qué no sigues mi consejo? Dejar ese amor en el olvido y seguir adelante – dijo alfin.
- No lo logro. No puedo. Esa persona me hizo conocer el amor, y no puedo sacarmela de la mente – Hermione le sonrió levemente.
- Te entiendo a la perfección – luego miró al cielo, donde la luna estaba en su mayor esplendor – ¿Contamos las estrellas? – Draco le sonrió.
- Claro – dijo Draco, mientras que Hermione apoyaba su cabeza en el hombro del muchacho, y éste la abrazaba muy dulcemente.
Hermione decidió no decir nada a Draco; prefería no hacer sufrirlo sufrir, así que se quedó con ese dolor para ella mísma. Pero lo que Hermione no sabía era que la persona que contaba las estrellas con ella se sentía de la misma manera, y no se atrevía a revelar sus sentimientos aún por miedo a un posible rechazo.
Todavía me acuerdo de ti
Todavía siento que estás junto a mí
Ni el tiempo, ni el espacio
Podrán borrar lo que me hiciste soñar
Creaste en mí una nueva ilusión
Me recordaste que existe el amor
Y aunque perdida estuvo mi alma
Ya no estarás más junto a mí (junto a mí)...
Nota de la autora:
No sé que me pasó ;_; voy a llorar!! ='( Lo sé, es un final muy triste para este fic, pero no sé, siento que así es mejor, además de que quería hacer algo diferente al típico "Happy End".
La canción creo que todo el mundo la conoce (bueno, almenos en Venezuela ha sonado un millón de veces), se llama "Todavía me acuerdo de ti" y es de La Factoría. Me fue un tanto difícil asimilarla a este cap -_- pero bueno, di lo mejor de mí.
Muchas gracias por sus reviews, sólo pocos me recomendaron canciones ^^' de todos modos gracias y porfa dejen reviews por este cap ^^ sorry es que el final me emocionó muchísimo.
Este capítulo lo dedico a Lucy ^^ sólo espero que no me eche la culpa x andar llorando con este final!
REVIEWS!¡!¡!¡!¡!¡!¡!
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