BLANCO Y NEGRO

CAPÍTULO 4: Sólo nieve y oscuridad

Unos pajaritos se perseguían de un lado a otro del jardín dejando sus pequeñas huellas en la nieve. Ginny se preguntó cómo no se morían de frío. Si ella fuera un pájaro, volaría lejos cada verano. Volar lejos, fingiendo obligación, sólo por el placer de huir. Huir de la última semana.

Se cubrió los ojos con la mano para protegerlos del mortecino pero crudo sol de enero. Nadie había despertado aún. Toda la Madriguera estaba silenciosa, incluida la habitación de Fred y George. Por lo cual se deducía que era realmente temprano. Era día siete ya... mañana tendrían que volver a la escuela.

Se arrebujó mejor con la manta y cerró la ventana. Se sentó otra vez en la cama. La pequeña habitación estaba en su ordenado desorden habitual. Ordenado desorden, así era como su madre lo llamaba. Todo estaba en su sitio, pero nada estaba recogido debidamente. Por ejemplo, la ropa de invierno estaba toda en el baúl (no se había molestado en dejarla en el armario porque tenía que volver a Hogwarts enseguida), pero estaba toda revuelta. Todos los libros estaban encima del escritorio en precarios montones que se mantenían en pie casi por milagro. Encima de una de ellas, una cajita abierta guardaba un revoltijo de collares y pulseras de baratija. Entre ellas, una pulsera había caído encima de la portada y era perfectamente visible desde la cama: la pulsera de Malfoy.

Ginny apretó la mandíbula y apartó la mirada hacia el armario abierto que dejaba ver pilas de ropa de verano, la vieja capa de terciopelo, tres pares de zapatillas deportivas y botas... y marcando diferencias, colgando majestuosamente de la percha en la puerta, todavía impecable, el vestido de fiesta que llevó al baile de Fin de Año.

*-*-*-*-*

Ginny estaba histérica. A su izquierda, Nille se alisaba por decimoquinta vez la túnica azul. Casi en el último momento, Johan había plantado a Hannah y la pobre chica había aceptado ir con Neville. A la derecha, las puertas abiertas del Gran Salón mostraban una inmensa pista de baile decorada con nieve templada que no se deshacía y miles de pequeñas hadas que volaban de un lado a otro como luciérnagas azules.

Se apartó un rizo rojo de los ojos. Hannah llegó en un vestido realmente bonito, verde oscuro y turquesa, pero todavía con el pelo recogido en sus dos largas trenzas, que le daban un aspecto infantil. Se cogió del brazo a Neville y se pusieron a hablar amigablemente. Ginny no los escuchó. Estaba esperando a Harry.

Desde la escalera de la zona este llegó Johan Pratchett, el que había plantado a Hannah, con una chica muy guapa que no se sabía cómo había conseguido entrar en un brillante, descaradamente ajustado y muy escotado vestido dorado con lentejuelas. Al verlos más de cerca, descubrió que ella era Moss. ¿Cómo podía haberlo dudado? Sólo Moss era capaz de llevar un vestido en el que el corte de la falda llegaba casi hasta la cintura.

Justo en ese momento, por el otro lado aparecieron Ron (con su traje azul marino de seda) y Mione, que había conseguido alisarse el pelo con algo (Ginny no conocía los detalles... todavía) y llevaba un vestido de terciopelo de color albaricoque. Cuando las dos parejas se cruzaron, Mione puso cara de reprobación por el vestido de Moss, Ron se puso colorado, Moss les guiñó un ojo con provocación y Johan simplemente no se enteró de nada. Estaba demasiado ocupado intentando no mirar TAN descaradamente el escote de su pareja.

Cuando desaparecieron entre la multitud que entraba al gran salón, Ginny se fijó en otras parejas: Colin y Honey, Candy con un chico de Hufflepuff, Parvati y Dean (Parvati la miró con desdén al pasar, estaba muy ofendida porque ella, Ginny, 'se había permitido el lujo de rechazar al chico más sexy del curso'. Hablaba de Malfoy, claro), la chica Slytherin del pelo champiñón (ooooh... ¡cómo odiaba ese peinado!) con Bole, Eloïse y Herbert (¡tortolitos!), Pansy, buscando a su pareja...

Al fin, Harry llegó.

- Estás preciosa.

Y así, sin más, pasaron dos horas. Bailaron, comieron y rieron. Parecía que toda la inseguridad que sentía Ginny con él se deshacía lentamente. Como las cosquillas en la boca del estómago y los escalofríos. Poco a poco, todo eso iba dando paso a otra cosa. Pero no le dio tiempo a identificar qué era.

*-*-*-*-*

Ahora sí lo sabía. Es extraño cómo las cosas que salen mal nos enseñan más que las que sí salen bien. Pese a todo, aun ahora no se arrepentía de mucho de lo que había pasado... Aunque, por supuesto, sí de algunas cosas.

- ¿Ginny?- Ron sacó la cabeza por la puerta de la habitación, despeinado y con los ojos dormidos.- ¿Estás bien?

Ginny asintió, sin decir nada.

- Es muy temprano- continuó Ron, adivinando la mentira.- ¿Vienes a la cocina? Creo que queda mousse de caramelo.

Ginny se levantó silenciosamente y lo siguió abajo. Saltaron el escalón que gemía y se sentaron uno al lado del otro en la mesa de la cocina frente dos tazas de té humeante y dos platos con los restos de la mousse y algunas golosinas que le quedaban a Ron.

Ron empezó a comer poco a poco, lo cual ya era raro, y encima le cedió dos plumas de caramelo que clavó con un gesto simpático en la mousse todavía sin tocar de Ginny.

- Últimamente estás raro.

- Han pasado cosas raras- dijo él antes de enchufarse otra cucharada de mousse en la boca.

- ¿Estás preocupado por ella?

- Claro.- Ron bajó la vista a su plato a medio acabar. El silencio reinó un rato mientras ella empezaba a comer y él se miraba las manos.- ¿Crees que estará bien?

- Sí. Es muy fuerte. Enseguida estará como nueva.

- Sé que no es cierto, pero tengo la sensación de que fue mi culpa.

- No lo fue.

- ¿Qué sucedió?- preguntó él.

Ella se estremeció.

*-*-*-*-*

Hacía mucho rato que no lo había visto tampoco, y por eso recogió la capa de terciopelo y siguió a Harry y Hermione al exterior después de que los fantasmas aseguraran que Ron no estaba en el castillo.

Estaba nevando otra vez, y esta nieve, a diferencia de la de dentro, les empapó el pelo pero no las capas, que para algo eran mágicas. Aunque ya hacía rato que era oscuro, a simple vista vieron que Ron no estaba en el patio delantero.

- Yo voy a buscar al lago y a la cabaña de Hagrid- dijo Hermione.

Ginny asintió.

- Daré la vuelta al castillo.

- Yo voy al límite del bosque- agregó Harry-. Id con cuidado.

Hermione se giró y echó a andar deprisa, preocupada. Harry se marchó hacia el otro lado, con los hombros encogidos por el frío. Ginny se quedó quieta un momento, añorando el calor de la sala Común, y después de un pequeño suspiro de resignación, se cubrió la cabeza con la capucha de gala y echó a andar, palpando la pared húmeda con su mano entumecida mientras andaba. Como Ron estuviera dentro, lo mataría.

No estaba oscuro del todo, porque se había adornado los árboles desnudos de alrededor del castillo con pequeñas lucecitas que semejaban estrellas. Hubieran podido usar más hadas, pero se hubieran resfriado. Y todo el mundo sabe que las luces de adorno pierden gracia si estornudan.

Se le estaba empapando la falda de nieve cuando llegó a la primera torre redondeada que había que rodear. Fuera quien fuera el que le envió el vestido, no tuvo en cuenta que era crudo invierno. Y entonces, un poco más allá, apoyado en el muro y mirando hacia el linde del bosque, estaba él.

Tenía los brazos cruzados en su típica posición indolente, y a Ginny le pareció desconcertantemente fuera de lugar. Estaba allí, de pie, como quien está dentro observando a las parejas que bailan, y sin embargo allí no había nadie ni nada. Sólo nieve y oscuridad. Y Ginny.

Durante unas décimas de segundo, estuvo a punto de girarse y echar a correr en dirección contraria. Pero él giró la cara y la miró. Con inseguridad, ella se acercó paso a paso. Cuando estuvo a dos metros, él volvió la vista a la oscuridad. Ella se paró.

- Está nevando- hizo constar ella, todavía sorprendida de verle allí.

- Mejor la nieve que eso.

Ginny no entendió a qué se refería y se quedó quieta, mirándolo sin saber qué decirle o si callar y seguir buscando a Ron. No había visto a Draco desde la pelea en la nieve.

Él la volvió a mirar, de arriba a abajo, lo cual resultó irritante y le provocó unas ganas irresistibles de morderle. ¿De morderle? Ay Dios.

- Estás destrozando el vestido- observó él, enarcando una ceja.

- Tú también- contestó ella.

- Pero el mío no es un regalo.

- ¿Cómo sabes...?- Oh. Había sido él.- ¿Fuiste tú?

Él cruzó los brazos y apartó la vista, indiferente.

Definitivamente, había sido él. ¿Y ahora qué?

- Pensaba que irías con Moss al baile.

Él sacudió la cabeza, todavía con los brazos cruzados, pero se quedó en silencio.

- La envié con Pratchett-, contestó al cabo de un rato- pero no se lo digas a Nille.

Ella entornó los ojos. Claro. La jugada perfecta: Moss entretiene a Pratchett, Hannah queda libre y destrozada y Neville puede pedírselo sin riesgos.

-¿Ahora le llamas Nille?- preguntó ella, esperando una respuesta ácida o una de aquellas constataciones sarcásticas tan Malfoy. Pero él sólo se encogió de hombros, como si nada le importara en el mundo.

Ahora que se fijaba, estaba muy pálido, más que de costumbre. Y eso era definitivamente Muy blanco.

-¿Te encuentras bien? ¿Por qué no entras?

-¿Quieres dejar de hacer preguntas estúpidas?- saltó él, furioso.- ¡Cállate!

Ginny levantó el mentón y echó a andar, dolida. No estaba dispuesta a que nadie la tratara así, y menos un idiota como Malfoy. Pero no había dado diez pasos que él la alcanzó y la sujetó de un brazo.

- No te vayas.

- Hace frío- siseó ella, tratando de soltarse. El tono de su voz la estaba asustando.

- Por favor.

La petición sonó muy extraña viniendo de él. A Draco también tuvo que parecérselo, porque de pronto la soltó y se sujetó a la pared. Ginny aprovechó para irse. Pero antes de girar en la esquina se giró para decirle:

- Gracias por el vestido.

Él no la miró. Desde lejos no se veía muy bien, pero durante un segundo, pareció que estaba llorando.

Sin saber qué pensar, ella retrocedió. Draco no estaba llorando. Sólo temblaba y apretaba los puños, mirando un punto fijo en la nieve. Con suavidad y sobretodo con mucho cuidado, Ginny posó su mano en su hombro. Repentinamente, él empezó a hablar.

-¿Tú también crees que soy uno de ellos, no? ¿Uno como cualquier otro, como mi padre, como la estúpida de mi madre, como todos?- dijo él- ¿Como mi hermano?

-¿Qué?- preguntó Ginny, desconcertada. Malfoy había cogido su mano entre las suyas como si fuera a calentársela, pero sus manos estaban más frías que las de ella. No la estaba mirando.

- Yo tenía un hermano. Nueve años mayor que yo. Se llamaba Angel. Era un buen hermano, un buen hijo para mi padre, un buen estudiante, un buen prefecto, un buen Slytherin, un buen Capitán de Quidditch, un buen mago, amigo de sus amigos y el peor enemigo de sus enemigos. No está mal, ¿eh?

Mi padre... estaba más orgulloso de él de lo que nunca lo ha estado de mí, hiciera lo que yo hiciera. Angel solía pasar mucho tiempo conmigo cuando estaba en casa, y sólo yo sabía lo que le costaba ser el mejor en todo. Pero lo hacía. En cambio yo, por más que me esforzara, nunca conseguí que mi padre me sonriera.

Una Navidad, hace nueve años, mi padre organizó una fiesta de caballeros de la muerte en el castillo para celebrar la iniciación de Angel. Recuerdo que fueron pocos, pero daban miedo. Estas fiestas duran diez días, y se hacen muchos ritos y pruebas a los iniciados. Angel me lo contó, pues yo no podía asistir y me quedé jugando con Dobby.

Todas las pruebas me parecieron terroríficas y admiré a mi hermano mucho tiempo por ellas. Pero nunca me contó la última, la prueba número trece. Ni siquiera la mencionó. Aunque creo que sé qué pasó.

Habían secuestrado a unos muggles. Lo sé porque el hechizo silenciador de las mazmorras se rompió una noche y los oí gritar pidiendo socorro. Eran dos o tres. Siempre recordaré la voz de la chica. Gritó, gritó y gritó, y estoy seguro de que siguió gritando cuando volvieron a hacer el hechizo hasta que se quedó afónica. Los torturaron, creo, durante toda la mañana siguiente. Y los mataron. Obligaron a Angel a intervenir. Cuando salieron, mi padre estaba orgulloso, sus amigos, contentos, y Angel, muy pálido. Mi padre dijo que sólo le faltaba la Marca del Señor Oscuro para ser un auténtico Caballero de la Muerte y le dio la pulsera de la familia que encontraste. Angel no se la quitó nunca, pero tampoco volvió a sonreír más. Dos semanas después, lo encontraron muerto por envenenamiento en su habitación de prefecto.

Ahora, Draco la miró y le clavó los ojos a fondo. Sólo añadió una cosa más:

- Lo enterraron con su pulsera. Con ésta pulsera.

*-*-*-*-*

Por descontado, no le iba a contar eso a Ron.

- Sabes que no es tu culpa.

- ¿Y si lo fuera?

- Ron, escúchame.- Ginny le cogió el brazo para reclamar su atención. Ron frunció el ceño de una manera tan encantadora y tan infantil que ella tuvo la sensación de haber retrocedido diez años en el tiempo. Pero la miró.- Sólo fue culpa de... de lo que fuera que le hiciese eso.

- Debería haber estado allí, entonces.

Ginny le ofreció el nougat de Honeydukes. Ron, que estaba mal pero no tanto, lo tomó y le clavó una gran dentellada.

- ¿Dónde estabas?

*-*-*-*-*

Hermione estaba empezando a asustarse. ¿Dónde se había metido Ron? Cómo se hubiera escondido para hacerle una broma lo iba a estrangular, o quizás a cortarlo a pedacitos y luego lanzarlos como alpiste para el gran calamar del lago. Ya había dado la vuelta a su alrededor. La luz de la cabaña de Hagrid estaba apagada. Podía ver el hechizo Lumos de Harry alejándose del linde del bosque hacia el castillo. Seguro que Ginny ya los estaría esperando en la puerta. Con Ron, seguramente. Decidió volver. Pero entonces oyó unos cuchicheos un poco más allá, a su espalda. En el bosque.

Se enfadó. Como prefecta, sabía perfectamente sus obligaciones y una de ellas era sacar puntos a quien fuera que estuviera en el bosque sabiendo que era peligroso. Sólo esperaba que no fuesen Gryffindors.

Se acercó silenciosamente, pensando en los gemelos Weasley, en ella misma cuando se había atrevido a entrar en el bosque con Harry y Ron, en el castigo de primero, en los hombres lobo y las arañas gigantes que sus mejores amigos aseguraban haber visto en segundo. Tenía miedo. Pero ser valiente no es no tener miedo, sino superarlo. Y por eso siguió adelante aun cuando se dio cuenta de que los susurros estaban bastante más adentro de lo que había creído en el silencio de la noche.

Aunque cuando vio la escena casi gritó, ellos no la oyeron. Él estaba demasiado ocupado mordiendo el cuello de ella, y, por su parte, ella le susurraba algo al oído mientras le despeinaba el pelo rojo.

Se mordió el labio inferior para no llorar (nunca creyó que llorar ayudara en nada) y se fue hacia al castillo para avisar a Harry y Ginny de que no hacía falta que siguieran buscando a Ron.

Entonces la puerta de la cabaña de Hagrid se abrió y alguien la empujó dentro.

*-*-*-*-*

- Dando una vuelta- contestó Ron, coloradísimo. Ginny no le creyó.- ¿Y tú?- preguntó él.

*-*-*-*-*

Ginny bajó la vista hasta la mano extendida entre ellos de Draco, donde descansaba la pulsera con brillo inocente. Le estaba costando asimilarlo todo. Sobretodo, que Malfoy le hubiera contado algo como esto, tan personal.

- Pero... puede que no fuera la suya.

La mirada de Draco era decidida, y ella se encontró con que había dejado de observar a la pulsera para observarlo a él. Los pómulos marcados y los mechones del cuidado cabello parecían dibujados con tiza por la luz lejana de la luna. Y los ojos de gato...

- Es la suya. Mi padre nunca me regaló una a mí, y a la de mi padre le falta una esmeralda pequeña. La de mi abuelo estaba rota. La de mi bisab...

- Vale, vale. Ya lo entiendo. ¿Pero qué hacía en nuestra sala común?- lo interrogó ella, y él se encogió de hombros.- ¿Y por qué me lo cuentas a mí?

Medio segundo después de haberlo preguntado se arrepintió.

Draco se cerró como una ostra: plop. La mirada se hizo gélida una vez más, los dedos volvieron a sus posiciones, encerrando la pulsera en la palma y después dejándola caer en el bolsillo. Draco se giró y echó a andar.

Ginny tardó sus cinco segundos en reaccionar.

- ¡Espera! Draco. Por favor.

Corrió tras él, que se había detenido. Ginny tomó nota mental de que el chico no debía estar acostumbrado a que le pidieran cosas por favor. Casi tan poco como a pedirlas.

- No confías en mí, ¿verdad?

Ginny trató de encararlo hacia ella, pero él no se dejó mover. Así que se puso ella delante de él. Lo miró fijamente.

- Sí que confío en ti.

Una pequeña sonrisa casi tierna apareció en los labios de Draco. Suavemente, repasó con el índice la bajada que era la nariz pequeña, chata y pecosa de Ginny, pasó por los labios gorditos y acabó en la barbilla.

- Pues eres la única.

Ginny, sin saber por qué (hay que ver las tonterías que estaba haciendo en una noche), pasó los brazos alrededor de su cintura y recostó la cabeza contra su hombro. Era casi media cabeza más baja que él. Draco la sujetó protectivamente.

- Estás temblando- susurró él, y ella se vio obligada a confesar:

- Me estoy muriendo de frío.

Él la separó (le costó un poco, porque ella estaba enganchada como una lapa) y le ofreció un brazo galantemente. Ella rió, pero lo tomó, y él la llevó hasta la puerta de Hogwarts.

Donde encontraron a Harry.

En cuanto lo vio (y él la vio a ella también, con cara de alucinado), soltó a Draco y literalmente lo empujó a un lado. Otra cosa de la que arrepintió al instante. Lentamente, se volteó y miró a Draco.

Estaba lívido, y la miraba con expresión de odio. Pero ella sabía que no era eso. Era peor- se sentía dolido, ofendido, despreciado, abandonado, desilusionado. Se giró y echó a correr hacia la oscuridad.

Ginny miró a Harry, que le devolvió la mirada con preocupación bajo la luz amarilla y cálida que venía del vestíbulo.

-¿Te ha hecho algo?

Ginny se volteó y echó a andar todo lo aprisa que podía hacia Draco (con el maldito vestido no podía correr), pero no lo vio. En cambio, sí vio algo que había caído al suelo: la pulsera. La recogió, pero no tenía bolsillos, así que se la puso, tratando de no pensar que, con toda probabilidad y sin ninguna lógica, era con la que habían enterrado a Ángel.

Volvió con la cabeza gacha hacia Harry.

-¿Estás bien?- volvió a preguntar él.

- Sí- suspiró ella.

- Hermione todavía no ha vuelto. Me estoy empezando a preocupar.

A Ginny se le contagió la cara de preocupación.

-¿Habéis visto a Hannah?- preguntó Nille, que iba hacia ellos desde el Gran Salón.

- No...- contestó Harry; Ginny sacudió la cabeza.

- Ha ido hace un rato al lavabo y no ha vuelto- explicó Neville.

Los tres se miraron, ahora realmente confusos.

Y se oyó un grito en la oscuridad.

Los tres echaron a correr. El grito seguía y seguía. Entonces se convirtió en un sollozo descontrolado. Ginny corrió todo lo que su vestido le dejó, pero llegó bastante más tarde que los otros dos.

En la nieve, justo delante de la puerta de la cabaña de Hagrid, Hermione yacía envuelta por un gran charco de sangre carmesí. Arrodillada a su lado, ahora recuperada parcialmente del shock, Hannah le sujetaba la cabeza sobre sus rodillas, lloraba, cubierta también se sangre.

*-*-*-*-*

N/A: Soy muy mala, lo sé. Iba a poner el beso Draco/Ginny en este capítulo, pero quedaba muy forzado. Además, es algo más corto que el capítulo tres. ¡Pero no os quejaréis de que no es suculento! Bueno, da igual, estoy muy contenta con este capitulín, y ya está. Espero que vosotras también, porque, si no, no me dejaréis review, que ya os conozco. ^^

Por cierto, estoy simplemente en las nubes por el montón de reviews que me dejasteis, y también por los ánimos y toda esa gente que me añadió a su messenger de hotmail para perseguirme y hacerme acabar este capítulo. Las que no lo hayan hecho pero también quieran añadirme, adelante, chicas! Por cierto, quiero la dirección de Cali-chan y Favila para poderos acosar yo a vosotras. ^_~ Como siempre, aquí está la lista de mis reviewers (que se está conviertiendo en una tradición en la sección de español- ¿no es fantástico ver el último capítulo de un fic que leíste y que te den gracias por el review? A mí siempre me pone de buen humor):

Favila: La primera, eh? Mwahahaha... qué útil me será saber que dices tacos mientras conduces! Te haré chantaje si no me dejas otro review tan simpático como ése. ^_~

Jade: ¡Ya está! ¿Contenta? Temo que no, porque al final no pasa nada. Y con lo que voy a tartdar a poner el próximo... Me gustó mucho Señorita Malfoy... por cierto... *sonrisa maquiavélica* ¿Draco se depila? ;) ¡Nos vemos en el msn!

Xellas: ooh, ¿te estoy convenciendo? No te preocupes, Harry ya encontrará a alguien. (yo me ocupo de eso) ^_^

shakirafanovpr: ¿no entendí nada?

windywolf: oh... vaya, ¿no se entiende quién habla? Esta vez he ido con más cuidado. ^^ Muchas gracias! Espero que te haya gustado éste.

cali-chan: primero, decir que me encantan tus reviews. ^^ después: Draco no tiene nada planeado, más bien está bastante perdido. R/H ha quedado un poco cojo ahora, no? Pero no veo manera de poner H/H por ahora. De hecho, tengo una idea MUCHO mejor... ^_^ ¡Vamos a echarle salsa al asunto! Te liaste un poco, no fue Nhoa quien dijo que Draco era gay. Fue otra, y Nhoa casi se le tira encima. ^O^ ¿Y creíste que iba a dejar a mi Nillie sin pareja?

Spacey: Muchas gracias. Lo pensé, pero es tan difícil buscar novia a Crabbe y Goyle que los dejé completamente de lado. La idea es tentadora, igualmente... Mmm... lo consideraré un reto. ^_~

Umi Natsuko: Buáaaaaa!!!! ¿Por qué todo el mundo se confunde en mis diálogos? Aunque hay que decir que en el del final del cap 3 lo hice a posta. Lo siento si te confundí demasiado.

Minaro: Ups! Hiciste tarde. Ya cambié H/R, lo tenía planeado desde el principio. Lo siento. Eso sí, tienes D/G para muchos capítulos. Gracias por el review en mayúsculas. ;)

Wilbur: Qué ilu, un review tuya! :) Y qué se ha hecho de los dibujos de H y H intercambiando tangas??? Yo quiero verlos!!! ¬¬ Gracias por decir que D/G tiene sentido aquí, es lo peorcito de todo (peor que Moss, que nunca sabe lo que quiere y tengo que ir rectificando cada dos por tres).

Hermione12: Muchísimas gracias por el review. :) Y por el segundo también! :D

Ariadna: Uy... a ver si os ponéis de acuerdo entre todas... cada cuál me dice que el mejor es uno distinto. Pero, ay, muchas gracias. Oooh... y me has dejado tu visión de los personajes! *la abraza* ¡Qué bien! ¡Todo como quería!!! Menos lo de H/R... lo siento. Lo tenía planeado hace tiempo... no va a haber H/R.

Veronik: Peazo review me has dejado! Oooh! Laaaaaaarga! :) No te preocupes, este final no será triste como el otro. :) Como mínimo, Neville acabará bien (por una vez) y no será el único. No será un final feliz de peli disney pero sí, acabará bien. Harry... me tiene un poco harta el niño ese que siempre le pasa todo al pobre! Pues aquí no es el prota, ya era hora de que le tocara a Draco, Neville y Ginny, ¿no?

Lina Saotome: Pues lo siento, yo siempre tardo muchísimo. ;) Pero llego antes que el quinto libro siempre! Gracias por los ánimos.

Patty*Potter: (¿Bebiste o algo? ;) Tu review me fue genial) ¡Harry no va de autosuficiente! Lo tengo un poco apartado, pero es un poco a posta. Igualmente le tengo mucho cariño, así que cuidado con quién te metes. ;) No, que es broma. Me alegro de que te guste mi Draco, ¿no es sexy? ;) Y también de encontrar a alguien que no esperaba un H/R.

silvia: Oooh, muchas gracias. Si te suena raro D/G, esta web está saturada de ellos.

Cata^^: Esto... ¿te encuentras bien? Creo que no dijiste una frase coherente en todo el review, pero claro, eso es normal en ti. ;) Mwahahah, qué bueno es que tus amigas se lean tus fics y encima les gusten. Pero, Sssh, quieta pará. Draco es MÍO. (con alguna concesión Tom Felton a Jade ;) )

Danyliz: ¿Tu personaje favorito es Mione? Pues vaya. La he dejado un poco mal parada. Ehem-ehem. *esquiva la torta* prometo que saldrá de esta, como asegura Ginny, y volverá a estar tan fresca. :)

Gracias a Anton y Usako que se me colaron en el msn y me 'obligaron' a escribir esto porque me prometieron leerlo. Gracias, chicas. :)

Llevo media hora escribiendo contestaciones. :) Me encanta.

Y ya está, sólo añadir que no he empezado a escribir el último capítulo de 'Buscándote' *Nimph esquiva los tomatazos* ¡Calma! Estoy en ello.

Besos a todos